Emma || Louise Eisenberg

Por una vez estoy incumpliendo las reglas. Es día de semana, no debería estar aquí. Quizás debí quedarme en mi torre, y esperar la respuesta de la lechuza que había enviado a Louise.

Pero mi espíritu está intranquilo, desde el momento que he leído el periódico esta mañana.

No leo el Profeta, siempre exagerando, ocultando información, destacando trivialidades. Si levanté la cabeza esta mañana de mi cereal y me interesé por un ejemplar, fue al escuchar ese apellido en labios de otros. En menos de un minuto descarté el resto de las noticias, aunque lo del asesinato de Marcus Flint se retuvo en mi retina unos instantes. "Corazones rojos", "cabeza cortada". ¿Alicia? Pero dejé de pensar en ello en el momento que leí las palabras que anunciaban el secuestro. Mi Louise, oh mi dulce Louise...

Ahora espero el tren y la lechuza que me indicará donde puedo encontrarla. No puedo simplemente quedarme en el castillo como si nada. Es seguro que me pondrán detención, cuando la profesora Macgonagall se entere. En este momento no importa. Vuelve pronto, lechuza.

La lechuza no regresó, sin embargo llegó el tren de media mañana, de él bajando una figura ya conocida para Luna. La joven Louise, tan conocida por su ropa de fuera del colegio, el vestido corto de cuero aunque con unas calzas y botas acordonadas para cubrirse del frío otoño. El sobretodo de cuero y cordero para abrigarse y el cinto cruzado que tenía sus varias bolsitas expandidas con un montón de objetos dentro.

Llegaba sola. Le dolía dejar a su hija pero sabía que en estos momentos estaba mejor con Mariah que con ella en Hogsmeade, buscando entre la gente a otra chica rubia, también bastante pequeña físicamente si lo pensaba, Louise era poco más baja que Luna en realidad aunque tenía un físico mucho más imponente a pesar de su estatura.

Louise... algunos dirían que era un desastre, pero no lo era del todo. Se veía compuesta a pesar del gesto cansado. Quizá era la naturaleza de su raza el tratar de estar siempre impecable físicamente que no demostraba las ojearas de no dormir.

"¿Luna? ¿Donde estás?" Llamó tratando de ver entre el mar de gente que se asomó, en su hombro descansando la lechuza que había sido enviada a ella para saber donde estaba. La realidad es que los últimos dos días había estado en todos y ningún lugar al mismo tiempo con la desaparición de Emma.

Salen y salen personas de los vagones, y mi mirada se pierde entre tanta ropa de color. Pero escucho su voz, y la reconozco. Incluso si no tuviera la lechuza sobre su hombro, pudiera haber dicho que de repente siento el olor a flores silvestres y a dulce recién horneado. Sólo sé que puedo verla, con su ropa tan apretada, con sus ojos azules, su presencia...

Corro hasta a ella, y la abrazo con fuerza, pasando mis manos por su cabello. -Lou, mi Lou...- Le digo al oído, sólo eso. La suelto con cuidado, intentando ver su expresión. Parece tranquila, sólo esas ojeras. -¿Han dicho algo?-

Lentamente negó con la cabeza, apoyando la frente en el hombro de Luna como un peso muerto.

"Mamá Ulrika no me quiere cerca del caso. Mamá Mylenka me dijo que estaba en Londres, que se hospedaba en el Caldero Chorreante. No sé ni porque estaba en la ciudad la verdad." Trató de explicarse atropellada, acurrucándose contra Luna un momento, dos...

Nada salía bien. Nada, no podría hacer nada, todo iba a contra corriente y ella corría en círculos tratando de encontrar respuestas que no estaban dispuestas a ser encontradas. Era simple... era mejor olvidarse de todo porque en cualquier momento esto se acabaría y ella...

Comenzó a lagrimear. Trató de retenerlo, realmente no le gustaba hacer un espectáculo de si misma, pero donde caía una lágrima caía otra y otra más hasta finalmente deshacerse en un mar de lágrimas descontroladas, sollozos desesperados, ya nada tenía sentido, ni lo que hacía ella ni lo que hacía el resto y ahora Emma se había metido en algo y no sabía exactamente en que era. Aunque presentía el ministerio de por medio.

"Hablé con Tom y me dijo que había alguien del ministerio y no sé... no sé, Luna. Merlin, Morgana y todo el panteón, no sé que está pasando."

¿Has visto alguna vez a una Veela llorar? Siento mi corazón partirse, y curiosamente me parece que el ánimo de todos los viajeros que han llegado con ella se vuelve azul, muchos de ellos salen en medio de lágrimas de la estación. Al final, no hay muchas más personas que ella y yo.

-¿Quién es Tom?- Pregunto curiosa, pasando mi mano por su espalda con movimientos suaves. -¿Saben como desapareció? ¿Quién fue la última en verla?- Me detengo al ver que mi lado Ravenclaw está aflorando, esa necesidad interminable de resolver los misterios y acertijos a mi alrededor.

La llevo poco a poco con cuidado hasta algún asiento cerca, pensando en comprar algo para beber en aquel lugar. En estos momentos es cuando hace falta la señora del carrito de dulces. -No tienes que contestarme sino quieres. ¿Qué necesitas de mi ahora? Seré lo que quieras que sea...-

"Tom... el dueño del Caldero Chorreante." Respondió siendo lo único que podía responder entre las lágrimas, llevandose los puños a los ojos, casi sentía que se veía como una nena chiquita, mejillas rojas y ojos irritados de comenzar a llorar, si no fuera porque era una veela el rojo no retrocedería tan rápido, pero de momento entre llanto y confusión y el hecho de que se rendía...

Louise Madison Eisenberg se rendía.

"Solo abrázame." Pidió desesperada, porque por una vez no tenía palabras para aclarar absolutamente nada, no había forma, no había explicación, no podía con su alma ni con la ajena, no podía con Madison, no podía darle lo que merecía y el mundo giraba a contra reloj.

Lo único seguro, quería a Emma de regreso, pero aun no sabía por donde empezar.

"Debo encontrarla, Luna... no sé donde está pero debo encontrarla..."

La dejo abrazarse a mi, a la vez que la rodeo con mis brazos fuertemente, para ser su apoyo en ese momento. Es difícil no ponerme a llorar yo también, si no lo hago es porque sé que entonces sería ella quién tendría que consolarme a mi y no es esa la idea. No la suelto, y casi la obligo a acurrucarse en aquel asiento, sosteniéndola contra mi pecho.

-Lo haremos, la encontraremos... Primero necesitas desahogarte, y entonces nos pondremos a pensar las dos, ¿si?- Intento transmitirle todo mi calor en ese abrazo, para aliviarle lo poco que puedo aliviar. -Llora todo lo que necesites llorar, o grita también si quieres. Yo estoy aquí, y no te voy a dejar.-

No hizo falta mucha insistencia, el cuerpo de Louise, naturalmente pequeño se acomodó y se acurrucó, prácticamente trepando al regazo de Luna entre llanto y gritos ahogados. Hacía mucho que no lloraba así, hacía demasiado que simplemente no dejaba salir todo eso que sentía, ojos rojos, labios hinchados, lagrimas y desesperación.

Había llorado, lo había hecho, en la soledad de su habitación pequeña mientras acunaba a Madison, desesperada por no saber que hacer por su hija, amargura llenándola por no saber por donde empezar a reconstruir esta vida miserable en la que se había embargado y seguía doliendo, seguía sufriendo. Cuando las penas se alejaban, cuando se sentía ella nuevamente y estaba dispuesta nuevamente a luchar porque sabía que allí fuera había alguien que era su otra mitad perfecta.

Tardó, tardó un buen rato en descargar su miseria en el hombro de Luna en forma de lagrimas que humedecían la ropa de ambas hasta finalmente quedar en nada.

Fue recién entonces que respiró profundo, aun el pecho temblando ante la sensación de que iba a morir por falta de aliento tras tamaña descarga y caer en un hecho. No sabía por donde empezar.

"Luna... lo siento. Solo necesitaba esto." Explicó temblorosa, recargándose completamente en la rubia. Pensar que este era uno de sus dilemas, si Alan decidiera prestarle atención, ¿iría tras él? Amaba a ese chico, pero ¿era capaz de sacrificar esto que tenía por él? ¿Por alguien que convenientemente le daría la espalda porque no se amoldaba a lo que él creía era una adolescencia normal? Mientras gente seguía muriendo fuera y la guerra había terminado pero las batallas continuaban, ¿era capaz de renunciar a alguien que le daba amor puro? Cuando llegara la hora, no sabría que decir.

-Ssssh, está bien. Es algo que puedo dar, de lo poco que puedo dar. Así que no pidas disculpas.- Le respondo, manteniendo ese abrazo y prestando poca atención al hecho de tener el hombro empapado de lágrimas. -¿Te sientes mejor? ¿Más tranquila?-

La miro a los ojos, con mis ojos azules muy abiertos. -¿Crees que si te hago preguntas, podrás responderlas? Aunque si prefieres compramos primero algo de agua para que recuperes lo que lloraste, y no te sientas seca.-

Paso mi mano bajo sus ojos enrojecidos, y le doy un besito en la punta de la nariz. No puedo hacer más, ella me lo ha dicho ya. Hasta que no esté segura de lo que siente, deberé retener las muestras de afecto y cariño. Una amiga primero, ahora y siempre.

Negó con la cabeza, separándose lentamente para poder sentarse en el banco, acurrucándose para abrazar sus rodillas contra el pecho y rebuscar con una mano dentro de su bolsa para encontrar una simple botella de agua de metal. Era una cantimplora que usaba en la casa al no tener para comprar agua embotellada. Había comprado tres y había sido más una inversión que un gasto la verdad porque estas botellas ayudaban a potabilizar el agua de la canilla.

De ella tomó un trago antes de dejarla en medio, tratando de poner en orden todos sus pensamientos.

"Pregúntame, Luna. Pregúntame lo que necesites, ya no sé que más hacer, que pensar, por donde empezar. No sé ni como sigo funcionando ya, pero estoy dispuesta a responder todo lo que pueda lo más honestamente posible." Respondió finalmente acomodándose para verla, el rostro cansado y desarmado ante la constante de malas noticias. Había simplemente ese algo en el aire que le hacía sentir como un imán de los problemas porque hasta ahora entre tanta cosa que está pasando parecía que le tocaba a ella como un doble agente jugando al ajedrez.

Que cruel que parecía todo.

Le aparto el cabello del rostro y le acaricio la mejilla. Creo que mis ojos también están humedecidos, pero necesito mostrarle que puedo ser fuerte por ella, que se puede apoyar en mi.

-De acuerdo. Empieza por el principio. ¿Donde estaba ella y quién fue la última persona en verla? ¿Cuando fue la última vez que hablaste con ella? ¿Te pareció distinta? ¿Te escribió alguna cosa hace poco?- Le sostengo las manos mientras voy haciendo estas preguntas. -Quiero saber también... sobre el suceso de hace seis años. ¿Qué ocurrió entonces?-

¿Eran muchas preguntas al mismo tiempo? Tal vez. Pero tengo paciencia, esperaré que pueda contarme todo lo que pueda, cuanto y cuando pueda.

Trató de sonreír ante la caricia, respirando profundo para tratar de poner orden a los dispersos pensamientos. Tenía que poner orden a las cosas, tenia que comprender las cosas como eran, si ella no podía porque el dolor era muy grande, entonces Luna podría ser su cordura. Esto no podía quedar así.

"Yo no hablaba con ella hace... hace 5 meses. Pero me escribió hace 3 semanas que queria verme. Pero no me había dicho que vendría. Pensé que quizá me avisaría antes. Y... y... no sé." Se acomodó abrazando sus rodillas pensativa, tratando de acomodarse con las rodillas contra el pecho aun más, tratando de poner un poco de distancia para poder pensar sin que se nuble su juicio con el calor de Luna.

"Habíamos quedado solas en casa... Recuerdo que Ailina que tenia 14 estaba en la comunidad y nosotras nos quedamos en la casa comunal que teníamos. Y yo quería helado... la convencí de que fuéramos. No era tan grave y la ciudad es bastante tranquila a menos que sea la hora de salida de la universidad... Y. Bueno, llegamos a la heladería sin problemas." Trataba de recordar, realmente lo hacía pero las imágenes se enredaban y le costaba encontrar los hilos que las unían.

-Hm... Bien.- Sostengo sus manos entre las mías, intentando que mantenga su mirada con la mía. Quiero saber algo más de Emma, pero quiero saber también sobre esta historia anterior. Ailina. -Ailina es... tu otra hermana, ¿cierto? Qué sucedió entonces? ¿Quién estaba en la heladería, o a quién encontraron fuera de ella?-

Mi rostro no deja de tener la misma expresión de ingenua sorpresa, y mi voz sigue pareciendo como si estuviera despertando de un agradable sueño, pero mis ojos reflejan quizás un poco más de fuerza, esa que, según me han asegurado, representa la líder que yo podría ser alguna vez, aunque lo dudo. ¿Quién seguiría a alguien a quién llamaran "Lunática"?

-Sé que las experiencias traumáticas a veces quedan en la memoria, bloqueadas para no recordarlas. ¿Puedes recordar que ocurrió después?-

"No, Ailina... era nuestra prima. Es una historia larga, pero murió dos años después cuando yo estaba entrando en tercero." Aclaró bajando los ojos, desviándolos para que no viera como se encendía ese odio, un resentimiento primigenio, un deseo destructivo de hacer al culpable conocer a sus ancestros. "Era mestiza, mitad veela, su madre de alguna forma era parte de la comunidad y la trajo con ella para protegerla de un padre un poco... celoso."

No era para menos, las historias de las veelas que se cruzaban con humanos eran casi siempre iguales, ese humano perdía el control o la veela lo perdía, eran raras las parejas felices, Apolline era la única que recordaba de historia reciente y quizá es que muchos en su arrogancia no aprendían a aceptar que estaban frente a mujeres que no eran realmente humanas, solo humanoides. Que tenían sus propias costumbres, tradiciones y comunidades como quizá los Hombres Lobo, los Vampiros y los Puffkeins.

"En la heladería había un par de parejas pero salimos rápido igualmente a comer el helado mientras caminábamos de regreso. Pero... no recuerdo el nombre de la calle. Recuerdo el auto... los vidrios eran polarizados, pero allí no era tan raro la verdad. Comenzaron a disparar hechizos y luego fue un caos y no recuerdo. Estaba agarrada de Emma y me la arrancaron y se la llevaron." Trató de explicar dandose cuenta por primera vez que grandes posibilidades era que si todo pasó con un automóvil, quizá no eran sangre pura...

-¿Qué son "vidrios polarizados"?- Pregunto alzando una ceja, antes de hacer un gesto para quitarle importancia. No era ese el punto. -Pero entonces era alguien que sabía de ustedes, y alguien debió haberles avisado que saldrían de casa. ¿Quienes sabían que ustedes saldrían? ¿Qué sucedió entonces? ¿Recibieron lechuzas sobre como proceder? ¿Recuerdas si estaban vestidos de alguna manera? Supongo que llevarían ropa muggle si iban en coche, así que sería muy extraño que llevaran, por ejemplo, una máscara...-

Con rapidez intento conectar los puntos, conocer bien la historia para después comparar con el nuevo secuestro.

"Son... vidrios oscurecidos para que de afuera no se vea al menos a los costados. Siempre el de adelante tiene que ser común para que no moleste la visual." Explicó sonriendo ante al menos una pregunta que consideraba normal en este mundo de locuras. Estudios Muggles contrario que a Luna a Louise se le daba bien y por una vez podía decir que no hablaba a nivel extrictamente académico ya que vivía junto a una comunidad Muggle.

Claro que esto duró demasiado poco, las preguntas flotando en el aire, haciendo que abriera los ojos en desesperación. Ya le habían hecho esas preguntas en algún momento, sabía que debía saber la respuesta a ellas y sin embargo su mente era un pudín desagradable. No había forma en que pudiera hablar sobre el tema sin desvariar aunque fuera en su mente porque todo lo que preguntaba no lo sabía, ese momento de desesperación no tenía explicación.

"No sé... no sé. Teníamos 11 años y yo siempre fui bastante protectora, sabía o creía que podría protegerla y sin embargo... no sé quien sabría que saldríamos... no sé si no estuvieron esperando solamente o... no sé. Solo recuerdo que eran tres, uno conducía y los otros... tenían túnicas oscuras, pero debajo tenían ropa muggle, como si fuera un sobretodo supongo. Y estaban murmurando algo en ruso..." Apretó los ojos tratando de recordar las palabras pero no llegaban a ella, algo estaba bloqueando su memoria.

-Ruso...- Murmuro, con el ceño fruncido. -Bueno, supongo que no es normal ver rusos de donde vienes, ¿o si? ¿Eres de Alemania, cierto?-

Me preocupa verla tan perdida, tan incierta en tantas cosas. Pero supongo que tiene sentido estar así, cuando ocurre algo como eso. -Algo así tuvo que haber llamado la atención del Ministerio de Magia de allá; si lanzaron hechizos frente a muggles. ¿Qué sucedió luego? ¿Como rescataron a Emma en aquel entonces?-

"Cuando fue anunciado aparecieron los vergessenmann (fajesenman) y se borró la memoria de todos los presentes. Algunos dicen que me confundieron y me borraron también, pero recuerdo... no sé..." Tragó dudosa de revelar lo que sabía. "No estoy segura si es por mi habilidad... si es porque lo vi nuevamente o porque no pudieron borrarlo realmente. Solo... solo lo recuerdo. Y... no sé, Emma fue rescatada cuando yo estaba en el colegio. Dicen que ella sola apareció... la encontraron perdida cerca de el Hysteria en Rusia, el nightclub de Mamá Mylenka..."

Parpadeo un instante, hay algo en sus palabras que no comprendo.

-¿A qué te refieres cuando dices que "lo viste de nuevo"? ¿Como un deja vú? Mi padre dice que los deja vú son las segundas oportunidades de un momento que debíamos tomar una decisión pero no fue acertada, y se nos permite intentarlo una vez más. ¿A eso te refieres?-

Intento pensar rápido. Sé que podríamos salir de una vez de aquí si tuviéramos una idea de donde empezar, como la tarde en que viajamos al Ministerio de Magia sólo porque Harry sabía que allí debíamos ir; debe haber alguna pista en la que pueda ayudar para encontrar a Emma. -¿Ella no recordaba tampoco que había pasado? ¿Tenía marcas de haber sido maltratada? ¿Dijo algo alguna vez que te llamara la atención?-

Se tomó la cabeza entre sus manos pensativa y desesperada.

"¿Como saberlo? Casi no la he visto desde entonces... intenté hablar con ella, pero las cosas se vuelven difíciles. Es... es diferente. Es como si me mirara en un espejo de cuando tenía 10 años... y ahora encima ha ido a Durmstrang... Se suponía que ella vendría a Hogwarts y yo iría a Beauxbatons, pero de repente cambió de idea y se fue a Durmstrang después del primer año en que fue sorteada en Slytherin..." Trató de explicar todo lo que no sabía de su hermana. Pero el ‘es difícil’ no terminaba de cubrir todo.

"Se ha vuelto... rebelde. Ella pasa más tiempo con mis mamás... yo en cambio me la pasaba en el Hysteria de Moscú. Luego durante los veranos simplemente no coincidíamos salvo por navidad... y aun así a veces Jesse necesitaba que me quedara con él como en tercer año."

-Y cuando se veían, ¿hablaban?- Pregunto, sintiendo la desesperación que desprende el cuerpo de la veela. Debe ser algo difícil. Aún cuando no lo puedo comprender exactamente, puesto que nunca he dejado de decir algo a alguien, aún cuando no lo quiera oír; ni dejo de hacer preguntas aunque no entiendan por qué las hago. Supongo que debe ser frustrante, tener tantas cosas que decir a alguien que es tu misma sangre, pero no saber como hacérselos entender.

-Si se comunicaban poco, ¿por qué te sorprende que no te haya avisado que vendría aquí? ¿Sabes si conoce a alguien más en esta ciudad? ¿Alguna amiga?- Tomo sus manos entre las mías, y la miro con seriedad. -Podemos tomar un descanso cuando quieras, recuérdalo. Y si prefieres ir a otro sitio, el que sea...-

"No tiene casi amigos en Inglaterra... no sé si tiene uno la verdad. Me extraña porque soy la única que conoce realmente que está aquí. Calcularía que si viene y necesita donde quedarse o si se acerca a la zona me avisaría... quizá desde que pasó eso hace 5 años no seamos tan cercanas, pero es mi hermana y me cuesta hacerme idea de que no confíe en mi o no me quiera ver cuando se acerca..." Se pasó la mano por el cabello pero negó con la cabeza tratando de hacerle entender que aunque necesitara detenerse no lo haría...

Si se detenía ahora no podría seguir hablando y eso era contraproducente. Luna estaba siendo amable y estaba tratando de hacerle preguntas para encontrar algún indicio o algún lugar por donde empezar en esta locura que le rodeaba.

"Ella estaba en Durmstrang la mayor parte del tiempo y a veces... sentía que los roles se habían invertido en algún momento. Ella es la fuerte y yo...yo no sé como ayudarla. Hablaba sobre clases que ni siquiera tenemos en el colegio como Magia Roja... ni sabía que existía la magia roja hasta que ella la mencionó y Duelo... me habían dicho que antes tenían una clase de duelo el año antes de que entrara, pero ahora simplemente no sé... solo no sé."

-De acuerdo, está bien.- Asiento al verla con ánimos de seguir, aún cuando puedo ver que cada segundo más todo aquello la está destrozando por dentro. Ya de por si su mundo ha cambiado tanto en tan poco tiempo, y las columnas que, creí, la ayudaban a sostenerse parecen no ser tan fuerte como pensé alguna vez. Algo por dentro me revuelve al pensar que habría pasado si estuviera realmente sola. ¿Hasta que punto le habría llevado el dolor de descubrir, en tan poco tiempo, que aquello que creías conocer como tu propia hermana, no es lo que imaginas?

Me he decidido a no soltar sus manos, a mirarla de manera comprensiva aún cuando mi rostro no deja de mostrar esos ojos de vivir en el ensueño, entre curiosa y sorprendida por todo lo que me rodea. -Dame un instante. ¿Hay alguna razón por la cual no estaba en clases estos días? Me refiero, ellos deben tener el mismo horario escolar de Hogwarts, supongo. ¿Tenía algún tiempo sin asistir a clases o desapareció de un día a otro?-

"Luna... Madre Ulrika me desheredó. No puedo tener contacto ni con ella ni con Emma y tampoco mamá Mylenka. Pero Mamá Mylenka encontró que puede comunicarse aunque no muy seguido. A veces me escribe desde Rusia, pero no puede hacerlo a menudo para que no la descubra. Apenas pudo avisarme por Flu que Emma estaba desaparecida antes de que me enterara por el periódico." Era una situación precaria, muy precaria.

Las cosas se movían a una velocidad vertiginosa. Era todo confusión, soledad y miedos, casi podría sentir la confusión de Emma calar por su piel, pegarse como fría humedad al sudor de sus pesadillas. Eran gemelas, compartían un vínculo tan íntimo que nadie podría acabar de comprender realmente y aun así los últimos años, especialmente tras la muerte de Ailina, se habían transformado en todo lo que ambas odiaban, todo lo que no deseaban ser, aquello era lo que se sentía estar a solas contra el mundo, era convertirse en tu perfecto opuesto, su perfecta mitad, porque sin Emma no existía Louise y sin Louise ya no habría nadie que conociera a Emma...

Aunque en los últimos 5 años no había sido Emma su compañera, había sido Jesse quien la había acompañado como su perfecta mitad caótica. Eso solo llevaba a más confusión para ella.

"Apenas sé lo necesario sobre el tema. Lo siento, nuevamente soy una inútil... siempre soy la tonta a la que deben salvar pero no puede hacer nada por nadie." Instintivamente levantó las piernas para sostenerlas contra su cuerpo, abrazándolas en busca de confort que no encontraría.

La miro, quizás con más seriedad de la que nunca he usado para mirar a nadie.

-No vamos a ganar nada si te rindes tan pronto.- Sentencio, antes de rodear su cuerpo con mis brazos, y distraídamente beso sus rodillas. Es una posición extraña la que he tomado, inclinada hacia adelante, apretando más sus piernas contra su cuerpo, para que nuestros rostros estén cerca.

Medito, debe haber alguna manera. -Eres buena en pociones, ¿cierto? Debe haber algo que te ayude a recordar, a revelarnos aquello que tu mente ha bloqueado. Desde el colegio quizás no haya mucho que podamos hacer, pero... Bueno, después de todo soy amiga de Harry. Quizás él también nos pueda ayudar.-