Sweet Lullaby § Niniel

Paso mi dedo por la comisura de sus labios algunas veces, sintiendo la piel de mi dedo electrificarse con cualquier cambio en su forma, electrificarse pero sintiendo su textura entre eso; esa suavidad especial que tenia la princesa, esa suavidad que se marcaba como una mancha luminosa en mi mano; aunque en un instante, en un instante me detengo, haciéndome ahogar mi respiración al verla tan quieta en ese momento, tan quieta... como una muñeca.

Pienso en soltarme, me aterra verla así, como estaba yo para que me apretaran los dedos ásperos; ella está igual, creo que es malo, que ella está igual que yo pero no... Trato de que no; trato de que no llevando mi brazo más hacia ella, quitando los ojos de su rostro para ponerlos en mi mano ahora en su nuca; echándome hacia adelante para hacerlo, sintiendo como mi vestido se estira un poco en mi vientre. Esta bien, ella es buena también y yo, yo no me quejare, nunca lo hare contigo...

Siento de pronto su cabello; un cabello demasiado suave también, frio y liso como algo bueno; algo bueno que comienzo a acariciar con la punta de mis dedos primero, para después acabar con mi mano metida entre este, llevada por algo que me hace enredar mis dedos en él y es que era mejor, era mejor así; no recordaba cuando había podido hacer algo así, hacer algo yo respecto a otro; pudiendo elegir yo lo que quería sentir y lo que no, no como cuando me obligaban...

Tu cabello se siente suave, y tu... ¿Al final nunca viniste a peinar el mío? ¿Te parece malo? Como dijiste esa vez para que esta pudiera dibujarte... Yo me hecho hacia tras aquella pregunta, alejándome un poco de ella; pasando apenas mi mano por su brazo hasta tomar su mano y quedarme ahí; con su mano tomada por la mía sobre sus piernas... mirando hacia otro lado un segundo, suspirando; tratando de reconocer lo bueno que tenía que ser esto, pero no pudiendo hacerlo del todo, no pudiendo hacerlo del todo sin pensar en lo del otro lugar, o en lo que tanto necesitaba son saber... ahí, paseando mis dedos entre los de ella como una pequeña cosquilla.

"Hagamos algo... comamos el postre y antes de dormir te peino... hay que ver, ¿no?" Comentó pensativa, dando unas palmaditas sobre la mano de Niniel, apretando suavemente sus dedos para darle la bienvenida al contacto antes de soltarla con unos pequeños golpeteos de los dedos, suaves y apenas perceptibles pero dejando el calor de su piel como testigo del gesto relajante antes de sonreír y ponerse de pie sin siquiera apoyar las manos en el suelo, como si la misma fuerza de sus piernas fuera suficiente para amoldar el cuerpo y dirigirlo a hacer lo que deseaba hacer. Cosa que no estaba tan lejos de la realidad, no por nada había sido considerada una de las más prometedoras atletas de pequeña...

Era una contradicción andante. Había sido una promesa deportiva pero sin su hermana había abandonado todo eso para dedicarse a estudiar día y noche para mantener unas notas que no debían pertenecerle, se había encerrado con el profesor Snape que le tenía si bien en buena estima como una resignada compañía ya que ella se había negado a alejarse de él por mucho tiempo con el objetivo de seguir aprendiendo, seguir absorbiendo conocimiento que le costaba horrores racionalizar. Porque ella no era un ser racional, todo lo contrario, era pasional...

Su vida pasaba por sus emociones las cuales tenía fríamente controladas pero eran suyas, eran sus alegrías y sus penas y poseía un corazón que latía para dar vida, para soñar aun cuando sus sueños fueran una y otra vez rotos o robados.

Jamás tendría una primera vez amorosa o como mínimo deseada, o podría planificar una familia con alguien a quien amara, no podría correr a sus amigos para decirles que Madison dio sus primeros pasos ni tendría un hombro en el que recargarse ante el miedo de las primeras experiencias como madre. Era una veela asustada enfrentando el mundo con lo que tenía que era su propio cuerpo y la frágil cordura que cada día se escapaba entre sus dedos como granos de arena.

Con cuidado buscó dos pequeños potes, indagando por una cuchara que fue extendida por la elfina antes de servir el arroz, murmurando un hechizo para dejarlo apenas tibio al tacto, agradable y dulce antes de traerlo, pero en lugar de sentarse frente a Niniel sentándose a su lado, el cuerpo apenas en contacto, solo lo suficiente como para ambas poder sentir el calor de la otra presencia.

Mi mano esta tan temblorosa cuando ella mueve sus dedos, no mala; si no que asustada de pronto, como no sabiendo que hacer; igual que cuando alguna de las otras me la tomaba, cuando sentía que no podría respirar mas encerrada en ese lugar, cuando me había intentando acercar a alguien o una se había acercado a mi; ahí, sintiendo ese contacto frio, seco, pero buscado también; temblando, recibiéndolo en silencio como si intentase que fuera la caricia de una madre o una hermana; ahí, con todo el desamparo del mundo al ver que eso sería lo único parecido a una calidez que podría tener, no pudiendo hablar en esa triste complicidad de ambas al estar guardadas ahí.

La sensación se me queda un instante, o tal vez demasiado tiempo cuando ella me la deja; y es que la sensación insistía pues sus dedos se sienten más suaves que los míos, o los de las otras, y no se; tal vez aun así teníamos una complicidad parecida a la de allá, no lo sé pero tal vez siento algo parecido, aquí cuando la miro y ella me mira a mí. Tal vez como la princesa que puede ir con su muñeca cuando esta sola; o tal vez.... o tal vez como una que intenta ser una niña y otra que ya sabe cómo es serlo.

Y es que todo pasa sin más voces para nosotras después, solo alcanzo a dejar una asentimiento de cabeza; para estar ahí cuando ella recibe una cuchara de la pequeña gris que la ayuda, vertiendo ese arroz en los platos y tras un murmuro ponerse a mi lado, no tocándome pero yo casi sintiéndola como una anticipación en mi piel; quedándome con mi plato, sintiéndome tan apaciguada por su calidez de pronto, pegándolo contra mi pecho para sentir ese leve calor a través del plato como si fuese algo totalmente nuevo para mi, manteniéndolo ahí hasta que mi piel se cansa para después probar.

Esto... ¿Cómo lo haces? Se siente tan bien... Yo tengo una cucharada del arroz en mi boca ya, sintiendo su dulce adentro de mi; no como allá que recordaba haberlo sentido en algo que se pegaba a mis labios cuando me lo untaban, escociendo sin que me lo pudiese sacar o tragar; siendo ahí algo que a mí no me gustaba, pero que  de esta forma aquí se sentía tan distinto y bien. Yo no sé hacer cosas así, a esta nunca le enseñaron; pero, pero... convierte las cosas malas en buenas ¿A ti enseñaron? ¿O aprendiste por ti?. Ya me he llevado una segunda cucharada, sintiendo mi rostro tan placido de pronto; tan placido y libre mientras la miro pudiendo hablarle en ese momento.

‘Convierte las cosas malas en buenas’.

No sabía si eso era bueno o malo. Realmente desearía poder convertir las cosas malas en buenas con algo tan simple como un plato de arroz dulce con leche. Querría de todo corazón hacer que esto desapareciera tan rápido como lo había creado, porque hasta ahora nadie le dejaba crear cosas buenas, lo único bueno que había creado era a Madison y no sabía cuan bueno era bueno ya que no la había creado sola y por supuesto no había tenido elección.

Bueno, si, una elección habría tenido, podría haber sido de Jesse... no hubiera sido la hija de una pareja amorosa pero podría haber sido el resultado de la mayor muestra de amor que podría haberle dado a su mejor amigo. Podría aun tener esos ojos castaños con ella y el amor de una persona a la que adoraba en lugar del recuerdo de un auror que trataba de apoderarse y dominar su vida como si ella fuera un juguete del destino...

Juguete en el que tras escapar, tratar de huir, tratar de merecer algo más cercano a la luz, tras tres años luchando contra el destino, tras tratar una y otra vez e alejarse de la oscuridad que rodeaba y parecía condenar la vida de casi todas las veelas que eran juguetes de adultos, el deseo morboso de los hombre que quedaban encandilados con las sangre pura pero con las mestizas nacía algo mucho más violento, el deseo de posesión.

A veces creía que las mestizas no se daban cuenta realmente el porque las madres estaban tan traumadas, ella estaba aterrada por Madison y la niña no tenía aun un año de vida.

"Aprendí sola... mi hermana es mucho mejor cocinando y haciendo cosas hogareñas... bueno, es mejor en general. Suele tener la posibilidad de hacer muchas más cosas y esto lo aprendimos a hacer solas porque nuestras mamás solían trabajar. Mamá Ulrika en la comunidad de veelas como representante y Mamá Mylenka tiene un nightclub aunque dijo que para el año nuevo abrirá otro en esta zona..." Lo último lo dijo en forma dudosa. No sabía porque Mamá Mylenka quería poner un nightclub en las Islas Británicas, probablemente tuviera algo que ver con que ahora tendría una nieta, o con el hecho de ayudarla a protegerse del Wizengammot...

La cuestión es que la mitad de su vida habían sido Emma y ella solas. Y más luego de lo ocurrido en el invierno de 1995.

Era como si Mamá Ulrika no pudiera verle a la cara tras la muerte de Ailina.

"Si puedo te enseñaré la próxima vez que nos veamos." Aclaró con una sonrisa, esperando que Niniel acabara de comer para ordenar así Winky luego limpiaría.

Tu… ¿Tienes dos mamas? Pregunto cuando solo quedan algunos granos de arroz sueltos en mi plato, no pudiendo tomar la cuchara para terminar de pronto; y es que yo.., yo no.., yo no.....

No sé qué me pasa, siento mucho a mi corazón, tengo que respirar más rápida, me empiezan a temblar los brazos y es que dos mamas, ella tenía dos y yo quería llamarla, ¿Mama dónde estás?, ¿Mama porque no recuerdo como eras?, ¿Mama porque no fuiste a sacarme de ahí? No cierro mis ojos, no quiero cerrarlos porque siento que podría llorar. Yo ya sé cómo es, no quiero que la princesa cambie como con mi última lagrima.

Ahora la miro a ella, después aquel oso que me entrego antes; ahí tan quieto mientras los movimientos de la pequeña se sienten, con ella comiendo; pero yo.., yo quería.., quería poder verla como tuvo que haber sido antes de que las manos de ellos me sostuvieran en esa calle para llevarme ahí y es que porque, porque yo que gritaba por alguien como ella; porque no pude estar cuando ellos rompían mi ropa para tenerme.

Y el vestido... veo que ahora tengo uno, no sé cómo era lo que rompieron pero creo que antes, que alguna vez antes lleve uno parecido... tal vez ante esa pared de las flores blancas que había logrado dibujar...,

Ella me sonríe, de pronto me para cuando habla, siento la tela que es fresca en ese instante, paseando mi pulgar por el borde de la falda mientras bajo mi mirada. ¿Puedes contarle un poco más a esta?, ¿Cómo es tener una mama? Pregunto parándome con mi plato, notándome temblorosa mientras me quedo ahí, esperando a que ella diga sin saber donde llevarlo...

"Supongo que no es tan diferente a tener una mamá y un papá..." Comentó lentamente recogiendo los platos y parándose para dejarlos al alcance de la elfina que los desapareció con un chasquido de su mano mientras la veela sacaba una varita de madera blanca y brillante, señalándola a las habitaciones para susurrar un ‘Accio Peine’, dicho objeto flotando por la sala común hasta caer en la mano estirada de la platina.

"Mamá Ulrika siempre fue demasiado estricta... pero era buena. Nos cuidó a mi hermana y a mi aunque no tenía porque. Siempre fue un poco masculina y es una feminista reconocida en casa. Yo aunque no lo quiera admitir, salí como una copia de ella cuando era chica. Supongo que nunca fuimos demasiado cercanas hasta..." Hasta que aquel desastre había ocurrido... "Hasta hace tres años. Nunca le gustó la idea de que nos cruzáramos con humanos así que a mi hermana y a mi siempre nos tuvo estrictamente vigiladas de que no nos mezcláramos demasiado con humanos." Trató de explicar observando por sobre su hombro la silla donde descansaba Madison... el resultado de dicha cruza.

"Aunque Mamá Mylenka compensaba en ese sentido..." Agregó sentándose tras ella para comenzar a desenredar su cabello de las puntas hacia arriba para no tirar, los dedos suavemente separando los mechones de cabello para ver como caían. "Mamá Mylenka es más suave y comprensiva conmigo y mi hermana... aunque ahora... supongo que ya no tengo ninguna mamá. Mamá Ulrika no quiere que regrese a casa después de haber tenido a Madison."

¿Porque no quería te estuvieras con humanos? Escucho como aquella pregunta me sale como si  solo quisiera saber el porqué de algo, aunque yo sentía cual sería mi porque si pudiera pensarlo; y es que lo sentía a la vez que me enfrió para no tenerlo más, lo que hacían con una, lo que hacían con migo; el decidir hacerte vivir encerrada solo porque te quieren tener, solo porque te quieren como algo que tomar... Y aun así trato, trato de que esa respuesta no entre mas en mi, que no se rompa esa mascara con la cual intento sentir como una niña, como esa muñeca que van a peinar como una niña por su madre; ¿O como una muñeca peinada por la niña que la usa?

Un temblor me recorre en toda mi columna cuando la siento en mi cabello, sus manos tocándolo o los pequeños tirones que empieza ha hacer en mi; tirones que son suaves, como un pequeño toque helado y suave que se siente extraño; como una cosquilla ahí, pero tan apacible también. Y es que desde que me dejaron aquí nunca había sentido esto así, aunque parezca que mi cuerpo recuerda un poco aunque yo no pueda hacerlo; así, diferente a cuando ellos lo hacían allá para que "Les gustara mas..."; y es que simplemente es diferente, no sé porque ahora; no quiero saber porque pero ahora se siente tan bien... como una caricia amable, una caricia amable que siento tan agradable, sutil y encantadora en mi.

Aunque yo.., tampoco tengo ninguna mama ahora, ni ningún papa... Digo al final, de pronto solo lo digo cuando el peine llega a tocar mi piel en un momento; con un leve ahogo apretando en mi voz, una lagrima que se quiere salir y lo que duele un poco adentro como cuando quería que me sacara de ahí; ahí mientras la dejo a ella hacer en mi cabeza...

"Porque los humanos son malos con nosotras... solo nos buscan para hacernos daño." Era cruel y no era lo que pensaba realmente. No era lo que sentía o lo que quería sentir ya que sus amigos no le habían hecho daño, al menos no de forma directa. Solo la alejaban de los posibles peligros y le hacían daño al tratar de alejarla de una posible caricia cálida y de la felicidad que una niña de su edad no debería haber sentido.

Era irónico... Jesse, el que más la amó, aquel que había sido su mejor amigo, la había dejado sola y quebrada, ahora era incapaz de acercarse a nadie porque sabía que él desaprobaría. Él no querría que estuviera con alguien que la deseara para lo mismo que esos sujetos. Él no querría que sufriera o entregara su corazón a alguien porque lo quería solo para él... igual que ella, que la Dama de Tréboles. A veces tenía miedo de Argine, temía que se convirtiera en otro Jesse, o peor, que comenzara a emular a Gaspard.

"Mi raza es deseada, es... encantadora, atrae a los hombres y los hombres desean poseernos... como si fuéramos juguetes, juguetes para los depravados y perversos." Murmuró para si misma, los ojos duros, por un momento deteniendo el movimiento del peine, sintiendo la furia, el fuego que corría por sus venas. "Pero es peor... porque aun las nacidas puras de mujeres vanidosas y frívolas tenemos la defensa del fuego que corre por nuestras venas, pero nuestras hijas... nuestras hijas están expuestas, las leyes las reclaman como aberraciones, los hombres con intensiones desviadas las desean para ellos y no tenemos los medios para defenderlas a veces."

‘¡Eres una idiota! ¡¿Como vas a negociar el entregarte tu a cambio de tu prima?! ¡¿Tienes la idea de lo FURIOSO que estaba cuando mis abuelos me dijeron que tendría que venir a verte al hospital porque... porque...?’ El grito que siguió se transformó en un llanto desconsolado cuando el joven alto y delgado apretó la frente contra la cama donde se encontraba el cuerpo maltratado de la rubia.

Un ojo morado y completamente hinchado, casi no podía abrirlo, los labios partidos, el brazo derecho inmovilizado al igual que las costillas, la pierna había sido penetrada por tornillos para evitar que se movieran los huesos y el respirador estaba cubriendo el pequeño rostro, un ojo azul celeste observando como Jesse se quebraba, el mismo chico que prefería las fiestas y la diversión...

Ese mismo chico parecía una sombra mientras esperaba junto a su cama día y noche. Ni siquiera había peleado con Samuel cuando este entró a visitarla, al menos unas 3 veces en la semana que permaneció allí ya que Sam se encontraba aun en Inglaterra y no podía pasar tanto tiempo allí por lo que se la encargó al castaño. Todos los días él miraba con desconfianza a Emma y esa misma mirada le era devuelta.

‘Perdon. Perdón.’ Susurró una y otra vez aunque sabía que él no le escucharía, demasiado molesto como para responder a esa voz desgarrada, lentamente posando una mano sobre la cabeza de él, los dedos rotos habiendo soldado gracias a su naturaleza. ‘No llores, J. Estoy bien y en un mes regresaremos a Hogwarts y todo estará bien. Ya verás.’

Si tan solo hubiera sabido...

Sonrió ausente, una sonrisa algo melancólica. Recordaba los sucesos de su pasado pero la mayor parte del tiempo se encargaba de borrar su propia memoria respecto a ellos. Era más fácil olvidar que enfrentarse a ellos. Siempre que los enfrentaba era de una forma tan particular que nadie quería entenderlo. Nadie quería entender que ella necesitaba seguir adelante con o sin el consentimiento de ellos. Necesitaba seguir siendo fuerte para poder volver a ser alegre... a ella le gustaba ser alegre, no ese nudo de nervios, no quería recordar esos tres meses posteriores que le costó volver a sentirse ella misma, solo logrando recuperar su vitalidad tras mentirse una y otra, y otra vez.

"Yo puedo ser tu mamá..." Ofreció, lentamente dejando el peine a un lado antes de tomar un mechón a un costado de la cabeza de Niniel, comenzando a trenzar y pegar la trenza a su cabeza, cosiendola con cuidado para que no se moviera mientras tiraba el cabello hacia atrás. "Tengo una bebé y no tengo mucho más que un pequeño departamento en un lugar oscuro pero pronto compraré uan pequeña casa para Maddy y para mi. Nadie debería estar solo... yo... estoy sola ahora y no querría que alguien más lo estuviera." Trató de razonar.

Era tonto, lo sabía, tenían practicamente la misma edad. Pero era una necesidad de poseer, así como el corazón de otras personas. No quería estar sola, no quería sentirse olvidada. No quería sentir que todo se acabaría así, que un día iría contra los monstruos que la acosaban y cuando el mundo terminara ella terminaría con él sin siquiera dejar un vestigio de quien fue en su camino.

¿Esta está bien? Solo tiene 13, ya se ha empezado a formar, es blanda al apretar aunque ya se ha usado por dentro,
Me gusta su cara de niña, la quiero probar,
Esta es una muñeca, puedes llevártela a una de las piezas o hacerlo aquí mismo, con el hechizo apenas podrá gritar,
¿Es sangre sucia?,
Si, así siempre tenemos el derecho…

..........

La.., la escucho decirlo al final; el que a ellas las quieren usar como juguetes también, quedándome en silencio, recuerdo como era esas veces pegando las manos a mi vestido; amarrada ahí como un juguete que ellos veían si compraban o no; aunque los de ese lugar fueran los que más nos sacaran para usarnos. La sigo escuchando, creo que siento el porqué de esa complicidad entre la muñeca y la princesa que tal vez no sea siempre princesa, como allá... con las otras que también eran sus juguetes.

Aunque ella, ella parece sentir un poco mejor... no sé si esta siempre fría como mis brazos o abusada por lo que siempre vuelvo a vivir aunque no quiero, aunque ni allá quería; y es que ella… ella puede hacer cosas, me hiso algo dulce para comer, me hace sentir lo lindo en mi cabello, me ayuda a dormir sin pesadillas y me permite sentirme como una niña, como aun niña de nuevo aquí con mi vestido y aun así; estoy tan callada… hablamos pero estamos calladas igual, como si no quisiéramos, como si ninguna realmente quisiera saber...

..........

"Yo puedo ser tu mamá..."

¿Qué? ¿Qué me dice? ¿Qué le dice a esta? Que puede ser mi mama, ¿Que puede ser mi mama? Yo, yo no entiendo; siento como mi cabello deja de tirar para ser tomado sin moverme, desapareciendo, no entiendo pero exploto por dentro, temblando por eso, por eso que me ofrece y empiezo a querer, a querer tanto como una niña dejada demasiado tiempo lejos de casa... Aunque yo, a mí me tienen aquí, no sé si me dejen irme, aunque ella podría pedirlo; tal vez ella pueda pedirlo... Aunque también está el, el que quiere que sea su Alicia en el baile; y lo siento, lo siento en mi espalda, ese líquido que se mescla cuando debo hacer y lo que me rasparía si esta lo abandonara a el antes de eso; aunque, aunque después, después de ese baile yo me dejaría, yo me dejaría estar con una mama.

¿Quieres? ¿Quieres ser la mama de esta? Yo... quiero, yo quiero intentar estar con alguien así de nuevo; pues ahora estoy muy mal... aquí estoy muy mal.

No importa el lugar o lo solas que estemos mientras pueda estar un poco mejor, como cuando dormimos.., o ahora; aunque yo.., yo no sé si pueda irme; los demás me tienen aquí y debo ser algo para otra persona en el baile, aunque después...

Después yo quiero, no puedo terminar de decirlo pero creo que quiero, que la muñeca quiere algo aunque en realidad no sepa; porque se siente mejor con ella, porque es su cómplice aunque aún no le sepa y una madre que la hace sentir mejor como si estuviera un poco más como antes; aunque yo... yo no sé si pueda, si deba o si pueda respirar bien sin hacerlo; sin decirle como fue estar ahí porque ellos querían, lo que se sentía estar como un juguete...

Sonrió por lo bajo conocedora.

"Como tu mamá también me aseguraría de que tuvieras los estudios al día... durante el verano y las vacaciones de invierno vivirías conmigo y en los días de colegio siempre que pueda pasaré a verte, pero debes estudiar... debes aprovechar que lo tienes... yo no tengo esa posibilidad. Me encantaría poder quedarme siempre aquí, vivir aquí y seguir estudiando... pero debo adelantar mis exámenes y los adultos no me quieren dentro del colegio porque dicen que Madison no debe estar en él... y tienen razón, pero Hogwarts era el último hogar que me quedaba."

El último lugar al que regresar. Cuando todo fallaba era donde podría encontrar refugio siempre, sin lugar a dudas era donde podría estar entre amigos, sean amigos íntimos o simples amigos a la distancia. Eran gente que conocía y un lugar que sentía seguro, donde los que hacían daño no podían tener acceso realmente. Donde podría dormir sin necesidad de mantener un ojo abierto y sabiendo que no debería proteger a nadie realmente porque cada quien estaba aquí para aprender igual que el resto.

No que no hubiera peleas en los pasillos, pero en ningún momento se intentó matar a nadie de los alumnos si no se trataba de mortífagos en primer lugar. Era algo inevitable.

"¿Querrías conocer otros países? Conozco bien Alemania que es de donde vengo y Rusia que es el país de donde viene mamá Mylenka... También sé hablar Francés, siempre creí que iría al colegio Beauxbatons... es lindo allí, al sur hay playas y sol agradable."

Lentamente la trenza fue sujeta y siguió del otro lado para poder unirlas y hacer una gran trenza en la parte trasera de la cabeza.

Pero a mí no me gusta, ¿Qué pasa si a esta no le gusta?... Aquí no me puedo sentir bien, los otros siempre están mirando, escociendo en todos lados mientras yo estoy sin poder sentirme bien.., sin saber cómo hablarles o intentar ser como ellos; tan fría siempre, tan fría sin que me hagan sentir mejor; en los pasillos obscuros donde yo no quiero estar y es que... prometo ser buena si es eso, buena si necesitas que haga algo...

Por un momento quiero girarme pero me detengo cuando siento a mi pelo a tirar, con lagrimas escociendo mis mejillas de pronto aunque no gimo, aunque aun no sollozo para que no se dé cuenta a mi espalda; ahí porque me hacia querer, me hacia decir yo quiero en vez de escuchar un "se" y ahora me dice que no podrá ser tal cual como había podido querer; tal vez en una lugar como el que a veces intentaba dibujar sin poder recordar, en una calle; con alguien que me haga estar un poco mejor, sin llorar tanto o recordar todo en estos pasillos que me dejaban sola; viendo a todos vivir de esa forma que yo no puedo ser, siendo siempre la muñeca fría que solo quiere desaparecer porque le duele.....

Y no sé, no sé como son o podrían ser... Logro parar de llorar, siento como sostiene mi sostuviera mi cabello con este mismo a lo largo de mi cabeza, como una suave presión a ese lado que se siente buena; no sé si sintiendo algo, no sé si sintiendo algo pero parando porque no entiendo, porque yo al final no la puedo entender; tal vez estando ahí solo como la que esta.., pero.., pero pudiendo sentir que soy una niña tal ves...

Como era antes de levantarme ese día de mi cama, antes de caminar esa calle, llegar a la esquina escuchar un ruido y de pronto no poder moverme para ser llevada ahí y es que ¿Qué?... ¿Que era ese lugar que se me venía ahora? ¿Como había sido esa cama acaso?....

"Tranquila, Niniel... a veces no tiene que gustarnos, pero... aprendemos. Y si este lugar es muy oscuro, puedo pedir la tutoría legal y el año que viene llevarte a Beauxbatons... es en Francia y el sol brilla cerca del mar Mediterráneo. Tiene unas playas privadas donde los alumnos toman sol por las tardes mientras hacen las tareas y las sirenas y los tritones se acercan a visitar."

No sabía si podría cumplir, aunque... era una de las gemelas Eisenberg, no se rendían sin intentar primero, era esa la ley bajo la que vivía. Cuando nadie comprendía que pasaba o como hacía las cosas, cuando todos esperaban algo predecible o le decían que añoraba imposible, era en esos momentos en que el ‘pajarraco super desarrollado’ sacudía sus plumas, y seguía adelante, probablemente eso incluyera algunos picotazos si se enfrentaba a personas especialmente estúpidas... pero nada personal.

"Pero debes aprender, Niniel... no quieres acabar como yo. No importa las notas que he tenido en los últimos 5 años, este año entre el embarazo, la confusión, la guerra... el año pasado no pude asistir a clase la mitad del año, mis amigos tuvieron que evacuarme porque no podían dejarme con los otros alumnos, así que perdí tiempo, debí estudiar en casa pero no era lo mismo con otras 5 personas como yo rondándome siempre para no perderme de vista y luego regresar para la guerra, debí mentir a Mamá Mylenka para poder venir cuando fue el ataque... y aun así me ha cobrado a todos los que sostenía en mi corazón salvo por Solar..." Hablaba lentamente, una parte encerrada en esas memorias de los acontecimientos pasados, sacando la varita de su portador de cuero que mantenía contra su muslo, una costumbre nacida de la paranoia en el anterior año donde no sabía cuando necesitaría defenderse.

En realidad el porta varita estaba invisible, no le extrañaría que muchos hicieran lo mismo la verdad, ¿cuantos habían dormido con un ojo abierto durante la guerra? Esperando el inminente ataque, la amenaza contra sus vidas...

Aun así, sostuvo la trenza con una mano, mientras la otra murmuraba algo mientras señalaba la punta de la varita al final del cabello, una cinta siendo conjurada, probablemente uno de los pocos hechizos de transfiguración de los que era capaz sin joderla de camino.

"Ya está, ¿quieres ir a cambiarte para ir a la cama mientras le doy de comer a Maddy? Ya es casi su hora de la leche." Comentó alzando la vista para ver el reloj sobre la chimenea.

¿Yo debo...? Siento que me tenso, apenas me limpio las mejillas temblorosas para que no vea que lloro, cuando la escucho hablar de su ultimo año; y yo... En el mío estuve encerrada.., por ellos; eso ya lo sé mucho y no sé; yo no puedo saber cómo fue eso malo de lo que hablan aquí, pero siento que lo hubiese preferido... que lo hubiese preferido a estar tenida allá; despertando en esa pieza las pocas veces que lograba dormir algo para ver que uno de ellos había venido por una o aun amarrada a una de sus camas con uno de ellos esperándome, tal vez habiendo dormido solo porque ellos me lo forzaron; viéndome sin poder mover ante ese rostro que me quiere tener tras solo volver a sentir en ese colchon, aunque... aunque...

¿Solar?... Yo no sé quién es, yo casi nunca recuerdo nombres ya; aunque... Yo tampoco tengo a casi nadie, habían algunas con migo antes; pero yo... Esta les dejo de hablar.. y no sé si ahora quieran saber algo de mí, pues yo... soy una muñeca tonta. Una tonta que dejo de hablarles a las que habían vivido igual que ella, solo porque fue envidiosa tras ver que alguien las encontró... aunque ahí, ahí silenciaba; estar ahí sin nada viendo a otras que al menos recuperaban algo apagaba demasiado.

Aunque yo... ¿Crees que algún día puedas tenerme como ellos en tu corazón? Aunque a veces sea tonta. No sabía lo que hacía, realmente lo sentía, que ya no sabía nada; que aunque fantaseaba con que era una niña seguía siendo una muñeca, una muñeca que no sabía cómo vivir, que no sabía tal vez lo que significaba estar en el corazón de alguien aunque en su pecho doliera tanto, que casi nunca sabia como hablarle a otro siquiera... Y que no sabía realmente el significado de lo que preguntaba, ahí; sintiéndome tan fría y perdida. Con mi pelo siendo tomado por ella tan suave al otro lado de mi cabeza, llevándomelo hacia atrás, ahí tan cálida...

¡Aa!... Se me escapa un diminuto gritito, ahí cuando siento de pronto algo tirar de mi cabello atrás como si me lo amarrara, volteándome, llevándome una mano hacia ahi para saber que tenia; sintiendo algo suave, algo que parece una suave amarra simplemente; una suave amarra que sostenía lo que ella hiso con mi cabello. Lo siento... me asuste, y está bien, si me lo pides supongo que me quedare hasta que pueda ir; aunque ahora... ahora yo estoy bien así, se siente mejor con este que con las otras ropas; así que yo... ¿Podría quedarme aquí? Quiero mirarla un poco a ella. ¿A mi hermana?

Pregunto al final, quedándome quieta, volteada pero mirando hacia un lado bajando mis ojos, juntando con dedos inquietos las manos sobre mis rodillas, con algo molestando; con algo que me decaída al entender que no podría ir con ella siempre, que tendría que seguir aquí, recordando tanto sin saber qué hacer.... Y ahora además acosada, tan acosada por algo sutil en mi cuerpo al intentar no aceptar; como algo que quiere apagarme mientras yo trato de seguir fantaseando con que soy esa niña y es que...

La cinta de mi cabello se siente suave, el vestido lo sigue siendo y mi cabello tomado por ella me hace soñar.

"Claro, no te preocupes, Niniel." Asintió con la cabeza, dándole un beso en la frente sin siquiera detenerse a pensar si le molestaría. Tal vez Niniel aun no entendiera lo importante que eran las muestras de afecto para alguien como Louise que había sido avasallada con ellas tanto por Mamá Mylenka como por su hermana y posteriormente por sus amigos y por supuesto, ella misma dotaba a su hija (¿O acaso eran hijas?) con esas mismas.

"Vale, nos podemos quedar un rato más hasta que Mini Maddy esté lista para noniar." Comentó mientras caminaba en busca de la niña que dichosa movía los brasitos tratando de atrapar unos juguetes que flotaban a su alrededor reclamando su atención a pesar de que su madre se acercaba. Reía y movía las piernitas como tratando de patear algo invisible entre risas hasta que la elfa dejó de jugar con ella a la espera de que la madre la recogiera.

Fue entonces cuando se dio cuenta que con la chaqueta el objetivo se le hacía imposible, sonriendo antes de dejar el abrigo de cuero en una silla y tomar a la niña entre brazos.

"Aquí está mi gorda... mira esos ojitos, ya tiene hambre y sueño." Le hablaba a la niña en un tono infantil, sonriendo ante las reacciones de esta que trataba de llevarse la cola del dragón a la boca y lo mordía con sus encías carentes de diente alguno, con un brazo la cargó y con el otro tomó el oso que le había dado antes a Niniel para volver a entregárselo. Finalmente tras el movimiento se sentó con la niña en brazos en el sillón, bajando el cierre de su vestido para exponer su piel blanca.

Era gracioso ver a Maddy porque reconocía ese movimiento perfectamente, su pequeña boca abriéndose y cerrando para la gracia de su madre quien con cuidado liberó su seno derecho con algo de incomodidad ya que se sentía sensible. Por suerte la niña no parecía necesitar insentivo para saber que era lo que tenía que hacer, atrapandola con sus labios, succionando con grandes ojos curiosos y causando curiosidad en su madre que no entendía como podía tener tanta energía... y comer tanto como ella.

"Ahora entiendo como se sentía Mamá Mylenka cuando le tocaba darme el pecho a mi." Suspiró divertida y resignada a que estaría así un buen rato, mejor consideraba a mitad de camino cambiarla de pecho porque luego sino le dolería.

No la veo, siento como me empiezo a ablandar desde dentro con en ese calor extraño, quiero que pase; que pase para no decaerme ahora o dejar de sentir, pero yo... no puedo hacer nada, nunca puedo hacer nada cuando pasa; mis ojos quieren nublarse un poco, ya no se si me muevo o no en mis uniones y... y...

De pronto siento algo en mi frente, algo frio y suave que no percibo venir; levanto mis ojos para mirar y esta ella con sus labios en mi; y yo... yo no reacciono a nada, vuelvo a sentir en un respiro todo pero no me muevo y esos labios suaves se marcan en mí, lo percibo todo; como se sienten levemente húmedos y tan.., tan recordables. Y es que desde entonces que he estado así, no sé que mas pudieron hacerme, pero mi cuerpo deja sentir desde atras cuando me piden "ser"; por tan pocas respiraciones, pero sintiéndolo todo de forma tan intensa cuando vuelvo, esas cosas malas que solo lo hacían peor; pero ahora una buena, una sensación tan buena y sorpresiva que no entiendo, que no entiendo pero que me vuelve cálida entera; humedeciendo mis ojos porque es bueno, pero debido a lo torpe que me siento de haber estado ahí apagada de pronto.

Yo tenía las manos en el piso para sostenerme delante de mí, con mis piernas dobladas hacia atrás por mis lados; llevándolas hacia adelante para sentarme sobre estas de nuevo cuando me doy cuenta y es que no esperaba que me pasara así, la muñeca no esperaba que le pasara así con la princesa; aunque ya había pasado, ya había pasado y me pongo de pie, dudando con cada pasito que daba hacia ellas.

¿Duele?... Dejo de mirarlas, saco mis ojos de ellas cuando la veo destaparse el pecho; no queriendo ver, no sé porque no queriendo verla así; girando mi cabeza un poco para ver si me atrevo pero volviendo, como una niña curiosa ante algo que no sabe si observar o no; y es que no se, se demasiado como somos descubiertas y aun así no quiero, pero a la vez intento mirar... y es que ella, ella puede usar su cuerpo para alguien que si quiere....

"Un poco... Maddy tiene una mandíbula fuerte y no quiere soltarse luego." Admitió algo sonrojada, dandole unas palmaditas al trasero de la niña que estaba vestida y con unos pañales que ya comenzaban a parecer de su talle finalmente.

Los ojos de la niña eran grandes y azules y observaban a la madre con intensidad como si fuera un ángel caído del cielo solo para estar allí para ella. Era algo que le incomodaba, le incomodaba mucho... no podía con si vida y tenía que pensar en la de Madison, ¿como podría hacerlo? ¿Como podría cuidar de ella cuando todo el mundo parecía enfocado a sacarla de sus brazos? Ella misma no sabía que hacer con su vida o si podría adelantar los NEWTs para conseguir un empleo adecuado o si podrían rechazar esa Ley...

No podía hacer esto, no estaba cortada para ser madre, estaba aterrada, no sabía si estaba tomando las decisiones correctas y a veces solo quería correr, pero no podría nunca correr de la niña, ella era su responsabilidad, su hija. Uno no es madre solo un rato, lo es para siempre, aun cuando ya no estuviera.

"No te preocupes, no me molesta si miras. Sería incómodo si fueras hombre, pero... es normal cuando le das el pecho a un niño, creo que ya me acostumbré, le da hambre en los lugares más escandalosos." Admitió con una media sonrisa recordando cuando estaba en medio de Diagon Alley comprando verduras y de repente la niña se le puso a llorar delante de todos. Suerte que la mujer le ofreció una manta para taparse, porque no le gustaba esas miradas intensas expectantes de ver como se exponía.

"El oso es suave... ¿O no te gustan los animales de felpa?" Preguntó al notar que no le prestaba atención al muñeco... era preocupante, toda niña necesitaba su oso de felpa. Ella tenía el suyo, desgastado por el uso, pero alejaba aun sus demonios y evitaba que se sintiera sola por la noche.

¿El oso?...

Me quedo en silencio un instante cuando escucho, viendo hacia donde está el oso que no se mueve y es que de verdad me había olvidado de él; tal vez porque me sentí dormida o porque no se qué hacer con él o que debería hacer una como yo con uno así. Yo sabía que era un juguete para niñas, pero yo... creo que no quería, que no quería pensar en juguetes o muñecos, simplemente no quería... Pero ahora voy hacia el, mis diminutos pasitos me llevan hacia allá; acercándome al lugar donde estaba para arrodillarme ante sus ojos obscuros y quedarme ahí, mirándolo un instante, mirándolo un instante...

Tu... ¿Quieres estar con esta? Le pregunto extendiendo una mano hacia la de él, casi segura de que no me puede responder, pero haciéndolo igual; tocando su textura extraña con suavidad a través de mis dedos en esa manita, queriendo sentir como es de pronto, de apoco para ver si no le dolía como a mí; intentando querer algo nuevo como no me dejaron por tanto.

Yo... no sé si me gustan o si yo le gusto a él, pero supongo que después.., esta lo sabrá; ¿Aunque a ti, te gustan? ¿Y... crees que lo puedo tratar bien? Le pregunto a ella, dejándome caer sobre mis piernas dobladas de nuevo ahí ante el oso de felpa, volteándome para mirar un poco esta vez hacia ella; viéndome de pronto golpeada por su imagen descubierta, comenzando a cerrar mis ojos para lograr detenerme y volverlos a abrir para mirar, sin saber que si quiero realmente ver aun.

Y es que podía ser como mirar a un espejo, como mirar un espejo para encontrarme ahí a una que se parece a la que reconozco como la que tuvo que estar con ellos mientras la usaban; y yo no quiero, no quiero reconocer ahora lo que era en ese lugar; aunque ahí, ahí esta la pequeña también y ella no es mala, la princesa la cuida porque quiere y yo... quiero tanto a veces que pudiese empezar de nuevo, que pudiese ser como aquella pequeña de nuevo...

"Claro que lo puedes tratar bien." Respondió con una risa como si fuera evidente. Estaba pensativa, evidentemente Niniel necesitaba que se le explicaran algunas cosas, pero como a las niñas, como a todas esas sobrinas, hijas de primas que tenía ella que les explicaban las cosas como podían cuando aun no estaban preparadas para la verdad.

"Pero el Oso no está para que lo cuides tu a él... él está para cuidarte a ti. Dicen las leyendas que los osos de felpa cuando dormimos cobran vida para pelear contra nuestras pesadillas, por eso es bueno dormir con uno de ellos siempre. También sirven los atrapa-pesadillas o atrapa sueños, pero siempre preferí mi oso de felpa. Claro que desde que Enoch vino a casa ha ganado unos parches extra..." Se quedó pensativa antes de girar la cabeza para buscar a la elfina que estaba armando viandas con la comida para dejarle a Luna y llevarse a casa, y limpiando el espacio de la bebé.

"Winky, ¿puedes bajarme a Enoch y a Greeny?" Pidió ya que con la niña en brazos aun no era capaz de realizar hechizos para traerlos o para subir, bajando los ojos para notar la mirada adormilada de Madison... la cual no parecía querer desprenderse en ningún momento pronto, sin embargo la obligó a soltarse aunque fuera para cambiar de pecho, sintiendo algo de alivio al darse cuenta que ya no pesaba tanto.

Con una sonrisa esperó a que la elfina desapareciera y volviera con una canasta y un oso de felpa que poca felpa le quedaba porque tras varios destrozos había acabado con parches de diferentes colores en varias partes del cuerpo.

"Greeny es mi oso, me lo regaló mamá Mylenka... y Enoch..." Indicó la canasta desde la cual una naricilla rosada se asomaba seguida de unos ojos rojos y un montón de espinas multicolores.

Enoch era un erizo normal blanco, sin embargo había sido su proyecto de quinto año... transfiguración se le daba tan mal que cuando debía convertirlo en un cenicero acabó por hacerlo multicolor... y haciéndolo crecer al tamaño de un perro pequeño. Ahora era su responsabilidad porque ni la profesora sabía como regresarlo a la normalidad y prefirió como castigo hacerlo su responsabilidad.

Y según esas leyendas… ¿Por qué los osos de felpa nos cuidan a nosotras?... Las pesadillas pueden ser malas, muy malas... Le pregunto moviéndome hacia el oso, poniéndome así de rodillas a su lado; tocando mi hombro un poco con el de él, ahí; sintiendo ese contacto suave, extraño y cálido en mi hombro descubierto por el vestido; quedándome ahí con eso, mirándome un poco ahí las flores de mi tela; tal vez queriendo mirarme un poco en un espejo esta vez como nunca quiero, tal vez para ver si me parecía a una niña, a una niña o no en ese momento…

Pensar que él podría alejarlos a ellos cuando viniera no se sentía malo, que podría estar ahí para hacerlos desaparecer, defendiéndome para que no me tomen, no teniendo que cubrirme a mí misma bajo las sabanas para que no me vean y vengan a destaparme; mi mama me lo dice, que el los alejaría; que tal vez no dejaría que me toquen, y es que eso sería tan bueno, que realmente fuera así, que realmente pueda dormir con el cuidándome, acariciándolo sin recordar nada de eso, como si me pudiese limpiar para no tener que reconocerme como la que usaron ellos nunca mas...

Y es que encerrada no tenía un oso de felpa que abrasar, no podían entrar y ahora sé porque no dejaban que tuviésemos uno, pues si era como mama dice el oso los hubiera arañado a ellos cuando venían, y yo no quiero ser arañada; nadie debe quererlo y ellos supongo que tampoco, aunque yo... yo hubiese querido tener un oso de felpa ahí si es como dice, uno que abrazar mientras estaba ahí al menos.

Estoy acariciando al oso con mi mano, levantando un poco mi brazo, doblando mi hombro para tocarlo ahí mientras veo a la pequeña gris subir; esperando en silencio mientras me atrevo a mirarla a ella cambiar a la pequeña de lugar, tal vez preguntándome si yo podría llegar a hacer algún día con una pequeña, el cómo se sentiría de una como ella cuando regresa la gris con una canasta, otro oso en ella y "alguien" que me muestra una naricita rosada.

Aunque el.., ¿El lo ayuda para que no tenga que hacerlo solo? Me llevo una manga a la boca para limpiármela como si tuviera que estar bonita para ese extraño compañero, dejando caer mi cabeza un poco sobre el cuello de mi oso para sentirlo en mi mejilla...  Ahí con un fragmento de ilusión, un melancólico fragmento de ilusión para mi…

"Enoch es un erizo... no es realmente mi mascota, simplemente que no sabían que hacer con él y era una demostración de lo que no se debe hacer en transfiguración por lo que me lo dieron para que lo cuidara y no me lo reclamaron nunca más." Admitió algo sonrojada, moviéndose para sostener bien a Maddy con un brazo antes de meter la mano en la canasta y con algo de fuerza levantar al animalito para que saliera agarrándolo desde la suave pancita de este.

Por supuesto, el animalito en cuanto salió comenzó a oler todo y a caminar por todos lados, incluso acercándose con su fría y húmeda naricilla a la pierna de Niniel y seguir camino hasta encontrar un lugar oscuro bajo el sillón de Louise.

"Porque los osos los hemos creado para cuidarnos... o mejor dicho, por lo general los osos solían hacerlos las madres, decían que los hilos se hilaban con amor y paciencia, eso nutría al oso con el amor de los padres que solo desean proteger a sus hijos y a cambio los osos los protegen para que ninguna pesadilla les haga daño." Explicó con una sonrisa.

Ya hoy día era raro el momento en que un padre se ponía a coser y tejer un oso para sus hijos... no imposible, pero era raro. Ella por tradición le había hecho uno a Maddy cuando nació, pero solía conservarlo en la casa para que no se perdiera. Aunque pensándolo era algo tonto si se tiene en cuenta que posee la cualidad para proteger a la niña por medio de magia realmente. No eran protecciones como los hechizos escudo o cosas similares, sino que eran para que sintiera la protección y el cuidado de su madre...

Quizá a Niniel le agradaría una de esas mantitas o un osito de ese estilo. Estos eran bonitos, suaves y agradables, pero no había nada como esos ositos que ayudaban a establecer vínculo de un hijo con su madre... aunque, ella misma no sabía que estaba haciendo, tenían la misma edad, pero... Niniel se había visto tan desesperada por esa conexión que parecía que sin siquiera esforzarse ella misma se había sumado a ese tren, un nuevo tren de locura y desconcierto.

"Si puedo hoy te haré un oso de felpa especial... creo que tengo todo en mi bolso y Winky estoy segura de que me podrá traer plumas para rellenarlo." Comentó tras un momento, observando a la criatura que chasqueó los dedos y desapareció en busca de lo que indirectamente había pedido.

¿Y el... vive contigo? Le pregunto al comienzo, sintiéndome tan extraña con la textura de aquel osito en mi mejilla, soltando de apoco mi cuello para dejar que la felpa se hundiera un poco en mi rostro y es que era diferente; sentir la textura de la felpa, la suavidad de las sabanas de aquí o su abrigo cuando estaban bien arropadas. Aun sintiendo como esa muñeca creo que puedo, que aunque son tan pocos los momentos en que lo logro a veces puedo; preciar la suavidad de una sabana en mi cara, la inocencia de hundir mi cara en la almohada o el poder moverme en mi cama cubierta por lo que abriga de todo; por mucho que siempre acabe llorando al pensar en lo que sentía cuando no lo tenía, ahí en lo duro y frio; con tanto miedo de ellos antes de que esa pesadilla en donde no podía ser una niña volviera...

Pero al menos ahora estaba con mi mama, y eso no podía pasar ¿Cierto? Porque las madres pueden hacer que las niñas no tengan pesadillas, hacerlas sentir un poco como niñas aunque hayan sido usadas como otra cosa; las mamas pueden hacer eso ¿Cierto? Yo tal vez lo recuerdo así o quisiera recordarlo así...

La veo sacar a la pequeña criatura que acompaña a los osos del canasto, la veo caminar desde ahí, tal ves como una niña semi dormida junto a su oso de felpa; usando mis ojos para seguirla en silencio hasta que se acerca a mí, hasta que se acerca a una de mis piernas, tocándome con su naricita y de pronto naciéndome sonreírle un poco; tan diminuta y melancólica por todo, pero siendo una mueca como sonrisa después de todo; viéndome de pronto tan contrastada cuando ella habla con una también.

.....

Si lo necesitas te puedo ayudar, yo... creo que se cocer también, lo hago en algunas noches para intentar dormir... Ella sabía que esta cocía en las noches, estuve haciéndolo con ella la primera vez que me encontró pero igual se lo digo sin saber porque... tal vez porque las niñas le decían lo que sabían hacer a sus mamas y yo... yo quería tanto intentar sentir como una en ese momento, con los colores del pequeño que se había escondido y la gris que se iba a ayudar a mama de nuevo; queriendo tanto que siempre sea así, que no vuelvan, que no me tenga que ver como esa que fue llevada de nuevo....

Sonrió suavemente y asintió.

"Si, Enoch se quedó conmigo, no creo que a MacGonagall le moleste mucho, realmente no sabía que hacer con él cuando me lo dejó." Comentó mientras la elfina traía una caja de costura que se había encontrado entre sus cosas y una tela suave, afelpada aunque no era de pelo largo, era suave al tacto, de la misma tela que le hizo el oso lila a Madison, sin embargo también comenzó a sacar otras telas, más cortas, apenas retazos, de cuando hacía la ropa para la pequeña (había costado demasiado aprender a coser en su caso, no era su fuerte).

"¿Sabes sobre la intensión detrás de la magia?" Preguntó con una sonrisa, estirando la tela sobre su regazo antes de tomar una tijera para cortar las formas sin siquiera dibujarlas. Como siempre, perfeccionista como era, antes de hacer el oso de Madison había practicado la parte de costura, los que salieron bien los vendió luego, la tela que quedaba se convertía en estos retazos y los que no servían para nada... bueno... se convirtieron en retazos también. Pero eso no quitaba que ahora tuviera suficiente para hacer un oso grande como para Niniel abrace.

"Es algo que pocos estudian, si bien algunos logran un control elevado de magia sin varita o sin habla, la mayoría apenas podemos hacer flotar una pluma que es lo que se enseña... solo dedicación e intensión es lo que ayuda a estos." Trató de explicar... era un milagro, nadie más estaba para escucharla, sino nuevamente sería clasificada de loca... bueno, no que estuviera muy cuerda de entrada y ERA una sabelotodo aunque siempre algo le fallara a mitad de camino.

"Hay otros tipos de magia sin embargo... no son muy practicadas y la verdad que no tienen una reacción evidente. No hay fuego ni brillo, solo dedicación y voluntad. Por eso cosí el osito de Madison a mano aunque la verdad, no soy buena en esto... no me sale natural." Admitió, rebuscando entre la bolsa antes de sacar un trozo de madera, revisandolo y volviendo a meterlo antes de sacar otro.

"Serbal... para la vida y la magia." Comentó para que la chica no se sienta dejada de lado mientras buscaba aun. "Espino, para pureza y justicia..." Agregó al sacar otra madera. "Vid de la alegría..." Indicó la ultima antes de llamarla con la mano para que las tome. "Ponlas en la chimenea para que quemen, ¿puedes?" Preguntó mientras seguía separando los trozos de la tela para dar forma a brazos, lo que sería hocico en el futuro de un color más oscuro.

Si, mama....

Le digo estando cerca de ella, con una calidez tan extraña en mi rostro, en mis mejillas porque siento a mi pecho golpear como algo ajeno de mi.., estando segura por algo de que me vería sonrojada si me viera; esperando con mi respiración silenciosa a pesar de todo; y es que eso... haber dicho eso. Si, mama.... Si, mama.... Tiemblo por dentro de solo decirlo, de solo pensarlo; aprieto mis labios por si voy a llorar, tengo una mama ahí al frente pero estoy a punto de llorar; Si, mama... yo tuve que haber dicho alguna vez, en una casa, yo lo siento; siento tanto que fue una realidad imposible por mucho, una realidad imposible para mí por mucho en obscuridad.

No aguanto más, me agacho; tomo las dos maderas y me volteo para llevarlas, para que no me vea llorar porque ya lo estoy haciendo, con tantas lagrimas que se escapan a mis mejillas. Yo me pare cuando ella me contaba de su magia, no pude entender mucho; pero era tan cálido estar ahí, escuchándola sin nada; solo tratando de comprender o imaginar algo de ello en ese momento, con mi rostro tan libre, con las manos juntas entorno a mis piernas antes de pararme, pasando de verla a ella a verme con mi vestido cuando quería; estando como en una casa buena tal vez... como una casa buena donde podía escuchar a mama.

"Espino, para pureza y justicia...
Y vid de la alegría..."

Los pongo en el fuego, pongo los maderos en el fuego; de pronto saco mi mano de golpe porque me quemo un poco, aunque no digo nada, solo la apretó a mi pecho contra la otra y no digo nada; secándome las lagrimas con mi muñeca ante ese fuego que siento como si se marcara en mi piel con los restos de estas. Si, mama... yo quería, y es que yo había necesitado tanto poder decir algo de eso ahí donde no acababa, cuando aun recordaba al comienzo; con los dedos de mis manos apenas pasando entre los tablones de la ventana mientras intentaba ver aunque sea algo por esa pequeña rendija al comienzo; pidiendo tanto a una mama cuando me llevaban haciéndome lo que con una mama no me hacían, lo que con una mama que te abraza no me hacían....

Y es que porque, ¿Porque no podía tener una mama que me abrasara en vez de ellos haciéndome eso? ¿Porque me decían que estaba bien así?... Me volteo suave, la miro ahí mientras hace eso que creo es para mí, me limpio la cara de nuevo y me acerco me empiezo acercar queriendo algo, queriendo tan temblorosa y desesperada algo de pronto.... ¿Puedes parar un poco? Yo... yo quiero hacer algo.... Le digo, le digo comenzando a llorar frente a ella, abrasándola, poniéndome de rodillas para abrasarla ahí donde está sentada, con mis brazos pasando por los suyos; hundiendo tanto mi rostro en sus ropas de pronto...Por todo, por todo lo que me hicieron como esa niña que hicieron muñeca por dejarla sin una mama.....

La primer reacción fue sorpresa. No es posible no sorprenderse cuando de repente tienes a alguien llorando abrazado a ti cuando hacía solo momentos parecía estar bien.

Suspiró y sonrió, ¿que podía hacer? Apenas se podía ayudar a si misma, no sabía como ayudarla a ella. A veces tenía ganas de llorar también, de llorar... y llorar... y seguir llorando hasta purgar ese corazón de culpas y penas, de recuerdos grises y dolores que nacían y morían en madrigueras oscuras, esas madrigueras a las que había sido empujada y sostenida para no poder volver a salir.

Debió separar un poco a Niniel para sacar las telas y agujas de su regazo antes de volver a abrazarla, acariciando su cabello y murmurando una canción de cuna en un intento de tranquilizarla, de darle espacio y tiempo para desahogarse mientras ella solo esperaba, porque era lo único que podía hacer. Darle tiempo, dejarla llorar y abrazarla. No le molestaría si tratara de subirse a su regazo realmente, quizá hasta sería más cómodo.

Yo me aferro, estoy llorando y no puedo parar; los ojos me duelen, no me sale la voz y estoy llena de lagrimas, me salen lagrimas; y es que mama... mama yo te necesitaba, yo necesitaba una mama; una mama que me dijera que estaría bien, que me abrasara, que acariciara mi cabello, que me hiciera dormir en las noches con su mano; y es que no paro, no puedo; tiemblo, me aferro a esa mama, me aferro a sus brazos y sollozo, sollozo y sollozo con mi rostro hundido en ella; quiero decirle todo, olvidar todo, dejar que me aferre ella y me consuele, que me haga sentir mejor como una mama que va a la pieza de su hija cuando esta no puede parar de llorar; a la pieza de una hija a la que le dolió tanto, de una hija a la que tuvieron desaparecida por tanto mientras la hacían querer desaparecer, querer desaparecer tanto porque todo lo que escogían para ella le hacía mal....

Mama.... Mama yo te extrañaba, extraño tanto a una que pueda ser mi mama;.... Estoy sola, ellos me encerraron y allá no había ninguna mama; me la desaparecieron y es que ¿Porque? ¿Porque no pudo haber una como tu allá donde no podía salir? Una que me sacara de ahí, que me fuera a buscar para abrasarla; para poder abrasarla y no verlos a ellos... no verlos a ellos nunca más... Mis ojos se me aprietan y no puedo levantarlos, apenas los logro abrir porque me arden y es que mama... Allá dolía, no me dejaban ver el sol, no podía salir nunca y me iban a buscar..., me iba a buscar para hacerme cosas que no quería.... Y es que me necesitaba quejar tanto, necesitaba tanto que mama intentara aliviarme pero no le puedo decir, no lo puedo decir todo porque ella no puede saber, no puede saber que fueron esas cosas que su hija no puede decir; aunque...

Mama, ¿Cómo puedo dejar de llorar? ¿Cómo se hace para dejar de llorar? Logro respirar un poco, me contorsiono; ella mueve algo que escose en mi vientre, yo no sé que va pasar... no sé que ve a pasar y me abraza, me abraza de nuevo, yo tiemblo y apenas puedo respirar, apenas puedo respirar... Su mano pasa por mi cabello, la logro sentir y yo no sé qué hacer, yo no sé qué hacer; pero sigue pasando, sigue pasando fría en mi cabello y logro respirar, ver un poco y respirar; ver un poco y respirar mientras lloro tanto, mientras creo que escucho ahí una canción, una canción de mama...

Una canción de mi mama como creo que me cantaban antes de que me pusieran ahí, en algún lugar, en alguna cama y con alguna mama creo que las escuchaba, que alguien me las cantaba y que tenia cajitas que las hacían sonar....