Sweet Lullaby § Niniel

Era de noche, había llegado a lo último realmente. Era muy tarde, pero aun tenía que comer algo y hacer que Madison no se despertara a la mitad de la noche. Era tarde, lo suficiente como para que los niños de primero siguieran en sus camas y los más grandes estuvieran como mínimo en sus habitaciones.

Suspiró al dar los pasos por primera vez ese mes para poder ver que había, una despensa y unos calderos para las prácticas de pociones a un lado. Fue suerte que realmente apareciera Winky, trayendo la sillita para la niña e indicando que había almohadas extra en la habitación de primer año de Niniel. Sería un desastre sin la cuna, pero al menos no se lastimaría suponía.

Fue así como con algo de ruego y varios pucheros de la rubia (ayudada por los ojotes azules de su hija de solo 3 semanas) consiguió los materiales necesarios para lo que tenía planeado. Azucar, arroz, banana, canela, lentajas, tomate... había montones de cosas sobre la mesa de la sala común y tres calderos en linea tras mucha discusión con la elfina que no quería que cocinara y finalmente debió desistir ante la testaruda veela, prefiriendo quedarse cerca para asegurarse que nada explotara.

Lou había aprendido a hacer milagros, milagros de los buenos, porque con dos cosas tenía que hacer una comida, en el caso de Hogwarts podría pedir un elfo que le hiciera algo, pero con su dieta especial siempre tenía discusiones, por lo que el guiso de lentejas en un caldero a fuego bajo y un arroz con leche, canela, miel y banana en el otro, ella paciente revolviendo, haciendo algo muy clásico de Louise: pensar fuera del molde.

Después de todo, los calderos son para cocinar!

Por lo bajo, mientras la comida burbujeaba, ella cantaba por lo bajo para mantener tranquila a Maddy en su sillita alta, observando los calderos también y moviendo los bracitos en indicación de que quiere ver.

Si las personas vuelven a nacer algún día,
Si yo vuelvo a nacer algún día,
¿Seré una niña de nuevo, podre ser una niña algún día?
¿Podrá tocarme esa fantasia en vez de esta?
¿Podría?... ¿Cuándo acaso?

.....................

El vestido..., ya casi había terminado de hacerlo, solo debía cocer el borde de la falda; era... liso, tal vez un poco como el que usaría una niña; lo había hecho con una tela semi blanca, una adornada de flores que alguien dejo abandonada en este lugar alguna vez, una que la muñeca encontró una noche y que había convertido en ese simple vestido de cuello ancho, tirantes delgados sobre los hombros y falda en una sola pieza. Yo veía el fino hilo adornar la delgada tela en el borde, mientras suave pasaba la aguja entre mis dedos para terminar de hilar; sentada sobre la cabecera de la cama, con aquella prenda extendida delante de mí y su falda sobre mis piernas, sola con los latidos de mi pecho.

Respiro, de pronto cierro mis ojos y respiro mucho aire entumiéndome por dentro; moviendo mis piezas, lentas, temerosas y frías como eran para pararme, dejar el vestido ahí y pararme. La muñeca ya había terminado lo que debía ser de la princesa; subiéndose descalza a un mueble de ese lugar donde la tenían para mirar hacia el exterior por una de las ventanas; apenas alcanzando a poner mis brazos sobre el marco para mirar con mis ojos.

No temblaba, pero sentía como si lo hiciera llena de espasmos; de pronto tenia frio, contrallándome sobre mi misma donde estaba encerrada; a veces pensaba en sentir algo distinto a lo que era estar tirada ahí, pero es que no había nada mas... no había nada más que la suciedad, la madera astillada del piso raspándome, la obscuridad, mi piel lastimada y mi respiración... la insignificante respiración de mi pecho que no servía de nada...

..........

Una puerta suena al abrirse, no era la de allá, la de cuando venían a mancillarme; si no que la de acá, la que si quería escuchar tal vez. La que me diría de la princesa, pues ella había dicho que vendría cuando estuve afuera; y yo la llevaba esperando desde entonces, y es que tal vez... tal vez esta noche dormiría sin que me doliera, como aquella vez.

Me voy a bajar, voy a ir a verla, a llevarle el vestido si es ella; pero lo veo, me quedo mirándolo sobre mi cama de pronto; me hacía sentir algo, algo que me llenaba, que me hacia querer un poco mientras mi corazón latía solitario de nuevo. Me bajo, toco la suave tela con una mano; creo que se debería sentir bien en una, pero yo... no debería, no me quiero a atrever a usarlo como una niña que no soy para que después me lo arranquen  y lo rompan, pero... pero... ella todavía estaba abajo, no me vería usándolo; y yo... yo podría sentir algo suave, aunque fuese un momento en esta ensoñación.

Lo hago con mis ojos cerrados, me desvisto de lo que me hacían usar aquí; y me pongo lo que la muñeca había hecho, sintiendo lo fresco que era, la fantasía a la que me lleva su forma, la falda, mis delgados brazos descubiertos, la ligereza en mi pecho y el reflejo, mi reflejo iluminado en esa ventana por la luna.

De pronto alguien entra, mi cuerpo se exalta; me voy a la esquina más lejana de la habitación para que no me vean y es que no, no tenia que verme a mí; a la insignificante muñeca que respiraba sin nada con el vestido, no debía; no debía, pero no es ella quien entra... Es alguien bajito, un elfo bajito que simplemente toma unos cojines antes de irse de con ellos y yo... me quedo ahí, en esa fantasía de niña que me había creado; fascinada por ella, pero tan angustiada por dentro; por el momento en que se acabaría, para volver a vivir con lo que me había pasado.

.........

Ella está en la sala grande..., con los calderos; ahora la miro desde la escalera a la habitación, apretada contra la pared para que no me vea, aun con el vestido que debía ser de ella. Yo no sabía qué hacer, no entendía, no quería sacármelo, me había sentido tan libre con el por ese instante; pero también quería acercarme a ellas aunque fuera en silencio y yo... y yo lo hago, la tonta muñeca que fantasea al estar vestida de niña lo hace, entrando sin hablar para sentarse en uno de los sillones del lugar, con sus manos sobre las rodillas y unos ojos tan arrepentidos, como ensoñados y aterrados.

Varios aromas se arremolinaban en la sala común, tonos dulces con el suave burbujeo del tomate y las lentejas, la niña cada vez más inquieta queriendo probar la comida de mamá, quien rindiéndose buscó una cucharilla y tomó un poco de leche del arroz con leche y soplo un ratito aun sentada, observando con cuidado antes de pararse e ir a Maddy, colocando el dulce contra los labios de este que movió los labios para sorber la leche de la cucharilla.

Fue recién entonces que notó la presencia de Niniel con un lindo vestido blanco bordado. El que parece era el que le había mostrado a ella antes.

"¿Ves? Te dije que te quedaría mejor a ti que a mi." Comentó indicando que se acercara para ver los calderos con comida. "¿Quieres probar? No sé si te gusta el guisado de lentejas, pero el arroz con leche es dulce." Ofreció para que dijera cual prefería probar. Después de todo, ambas eran buenas opciones pero el guisado era vegetariano con verdura natural y nada de magia para ayudar dada su dieta.

La niña habiendo probado el arroz con leche ya frío comenzó a reír y moverse golpeando su mesita como quien pide más.

"Sabía que te parecerías a mi, Maddy... pero en serio, no creía que heredarías mi apetito. ¡Merlín nos proteja!"

Una niña que quería un secreto,
que había hecho algo que creía no deber,
huía por el camino golpeando los arbustos con una rama al pasar,
alejándose de casa, desapareciendo mientras su madre descubría lo que había hecho,
ese secreto que quería sin saberlo.

Yo la miraba a ella esquiva con mis ojos abajo, yéndome al obscurecido piso cuando la notaba fijarse en mi..., nerviosa, con mi cuerpo humedeciéndose por ello. Era la princesa, no me iba a desaparecer de nuevo a ese lugar; pero yo había hecho algo malo, se sentía bien; pero no debía... La muñeca no debía usar lo que le había hecho a la princesa para fantasearse a sí misma, él como vivio no había sido así.

La tela me envolvía las piernas hasta mis rodillas, hundiéndose como un surco entre esas piernas mías; mientras que se pegaba a mi vientre, moviéndose en mis ligeros pechos cada vez que respiraba. Un aroma dulce toca mi rostro y uno más ocre también se me aparece en mi nariz; aromas que se me mesclan con el burbujeo de los calderos y los movimientos de la que era pequeña.

.....

Ella me ve, me habla; yo hundo los codos que tenía sobre esas piernas un poco en mi abdomen, se da cuenta; se da cuenta de que lo tenía yo... No, este era para ti, yo..., te lo entregare. Me paro, paso los tirantes del vestido por mis brazos para sacarlos, sosteniéndolo indecisa a mi pecho con las manos cruzadas ahora; suspirando por un instante sin atreverme aun a pasarlo por mi cabeza para sacarlo mientras descubría un poco mi espalda al caerse.

Y yo..., no sé; si tú quieres puedo probar. Puede ser cualquiera, yo estaría bien con los dos; el dulce se me pega a los labios, pero eso no importa...

Lo dulce... tener mis labios dulces, eso no sabía si era bueno o malo; pero lo sentía como si me recordara algo que mi cuerpo no quería y que ahora con ellas no quería dejar pasar.

"Tonterías, dejatelo puesto, te queda bien y yo tengo ropa de sobra. Si te tranquiliza luego puedes hacer un vestido para Maddy, la niña crece a pasos agigantados. ¡Por fortuna! No heredó mi estatura... Por desgracia creo que cuando tenga un año no voy a poder cargarla." Hablaba mirando más a Maddy tratando de tranquilizarle el mini estallido de energía que había demostrado claramente que tenía no solo el apetito sino que la digestión de Louise, causando pequeños estallidos de magia.

Suspirando cuando logró que se estuviera quieta por un ratito buscó su varita y comenzó a hacer formas en el aire que alrededor de la bebé tomó la forma de pequeñas mariposas, copos de nieve y el patronus charm, lo miró curiosa, no era el mismo de siempre, no era un ornitorrinco que volaba, sino un pequeño cachorro, aparentemente un lobo o un perro muy peludo y de grandes patas cargado con sus emociones positivas daba vueltas por Maddy distrayéndole mientras regresaba a Niniel.

"No te quedes allí, prometo que Madison no tomará tu cabello nuevamente." Le avisó mientras se giraba buscando una cuchara más grande, una de sopa, para pasar por el arroz con leche y soplar también, enfriandolo para que fuera probado sin quemarse, girándose con la cuchara y un objetivo claro cuando caminó hasta Niniel, poniéndose a su altura y haciendo señas como a los bebés para que abriera la boca para probar.

En realidad no entendía porque lo hacía, pero considerando que se veía catatónica siempre y no sabía exactamente como relacionarse con ella a veces, quizá el único acercamiento que había aprendido además del directo serviría y ese era el del bebé. Darle de comer en la boca no parecía una dificultad realmente si tan solo se dejaba y Louise como todo el mundo sabía era una persona física principalmente, necesitaba hacer todo por sus propios medios, usar su cuerpo, tocar, presentir hacer. Era normal esperar ese tipo de acciones.

Claro, con Niniel (ni con nadie más tras la guerra) no tenía la relación que tenía con Solar, de quien se sentaba en su regazo, le hacía caras y la besaba solo por el confort de estar una pegada a la otra.

Yo tal vez hubiera dejado caer el vestido un poco mas descubriendo mi pecho si no es por  las palabras repentinas de la princesa que me hacen afirmar mis manos para sostenerlo. ¿Que me queda bien? ¿En qué? Yo no sé, pero si me dijera, creo que quiero que me diga; así podría usarlo si para ella me queda bien... Aunque como podría hacer la muñeca para que se lo dijera, debía, ¿Podía..?....

De apoco veo luces, tengo que respirar apretándome pues mi cuerpo se tensa, ¿Era la magia? o algo de eso alcanzo a pensar cuando ya veo unas mariposas revoloteando entorno a la pequeña, y ¿Nieve? ¿Un lobo? El aire me comienza a entrar más calmo, e incluso ya fantaseaba con tenerlas tocando mi rostro, posándose y agitando sus alitas; como otra fantasía que no me pertenecía, que nunca me iba a atrever de vivir para que no me la quiten.

Yo solo logro mirar hacia un lado tratando de encogerme por todo cuando me habla de nuevo, hasta verme un poco presionada por ella al ponerse cerca de mi; acercando aquella cuchara de algo caliente a mis labios. Inflo mi ligero pecho una, dos o tres veces al tenerla tan cerca y de frente, no de espalda como aquella vez; abriendo mi boca para que me deje eso ahí mientras yo le miro a la nariz.

Es de lo dulce, lo siento de inmediato en mis labios; aquello se mescla con cada partícula de mi boca cuando me entra, haciéndome de pronto mas cálida mientras los pequeños granos se notan en mi lengua, tragando tras esperar uno o dos instantes por mi garganta. Se me cae, reacciono a decir subiendo una de mis manos para limpiar un hilo de leche que avanzaba por mi mentón.

Y... esta cálido…; aunque... ¿Que debería hacer entonces? Si no quieres que me quede aquí. Termino pasando mis brazos de vuelta por los tirantes, dudando aun; pero usando mis dedos para moverlos sin querer fijarme mucho. ¿Me hablaras?

"Siempre preguntas tonterías." Comentó con algo de risa, tomando una tela para limpiarle la boca antes de darse vuelta, girar en torno a ella para ajustar el vestido, los breteles de este y asegurarse de que lo tuviera bien puesto antes de tomarla de la mano como si también fuera una niña chiquita, indicando que se sentara en el sillón que estaba frente a los calderos y junto a la silla alta de Madison que cada tanto soltaba una risita baja.

"Claro que te hablaré. Sabes que no puedo estarme en silencio mucho tiempo. Apuesto que la última vez que dormirmos te desperté hablando dormida." Comentó mientras tomaba asiento en el suelo observando los calderos burbujear. "Aparte... aun no hemos cenado y prometí a Luna preparar para llevarle mañana a ella también así que debo asegurarme que todo esté rico y bien hecho, ¿no?" Sonrió de buena gana mientras revisaba la llama en los calderos.

"No te preocupes, igual falta poco. Ha sido una semana larga la verdad. Aunque a veces me da miedo estar fuera, aquí es mucho más cálido. Me gustaría poder criar a Maddy en un lugar cálido como este. Los niños merecen más de lo que yo puedo ofrecer en verdad." Suspiró con algo de resignación sabiendo que estaba hablando de más, pero ¿que podría decir Niniel? No era que ella tampoco tuviera donde ir, así que estaba Louise, habiendo renunciado a todo y viviendo en una pocilga que a duras penas podía pagar.

Lo que alguien como ella podía hacer por el dinero era variado y en todas las situaciones era humillante, degradante, sentía en su cuerpo los golpes de la tortura a la que era sujeta para poder experimentar en ella. ¿Cual era el límite de la cordura humana? ¿Quedaba eso llamado cordura en su cuerpo?

¡Aaa! Alcanzo emitir un corto gritito que me tapo sin poder controlarme cuando me toma de una mano, dejándome llevar como si me tirara a ese sillón; y es que de pronto se había convertido en un torbellino que se movía a mi alrededor, me puso un paño en la boca, giro entorno a mí tomando las piezas de mi vestido para acomodarlas bien a mi cuerpo; y se sentía, yo lo sentía; me tiraba un poco los brazos mientras hacía eso, pero al final simplemente me había dejado en el sillón, aquí; lugar donde trato de contener lo que sintió mi piel aun.

No.... Me quejo de pronto. Tu eres como una princesa, eres buena con nosotras; tocas un poco mucho pero nunca me haces algo malo, y yo... aquí me siento mejor, con tigo me siento mejor... para ella debe ser así también y; me gustaría que nunca te fueras. Suspiro, y es que me sentía tan rara... era como si por un momento nada de lo malo hubiese pasado; aunque yo sintiera que después volvería, ahí; creo... creo que sentía un poco, aunque sea un poco como antes; como cuando me podía llamar... niña; niña sin que una voz me obligara a ser una muñeca en mi oído; y es que no me estaba doliendo, al menos esta vez me estaba doliendo menos.

Sí, tiene que estar bien para ella... Me paro del sillón donde me dejo, estoy temblorosa; siento una lagrima salir del borde de mi ojo y es que estaba bien; pero temblaba tanto sintiendo como se podría acabar que incluso ahí; caminando con ese vestido infantil hacia el caldero, esperando a que me pasara una de los cucharones.

Al escuchar que tocaba mucho no pudo evitar reírse de buena gana, aun podía recordar en el fondo de su mente el nudo de brazos y piernas que hacía con el larguirucho de Jesse o la cantidad de veces que había besado a Samuel para que supiera que siempre sería su amiga... o a Solar, sobre la que se acurrucaba la mitad del tiempo como si fuera una bebé para ser mimada por la otra rubia o a la inversa.

"Soy una persona física, cualquiera lo sabe... no puedo creer en nada que no pueda tocar. Los abrazos son reconfortantes y me dan calor y los besos son amor de una forma que nadie comprende. Todos creen que por ser una veela lo mío pasa obligatoriamente por algo sexual, todos pensaban que nos habíamos montado un trío con Jesse y Samuel, pero simplemente los quería tanto que no podía evitar querer sentirlos..." Trató de explicar, buscando en una bolsa pequeña pero que cabía un brazo entero dos muñecos de felpa, uno un dragón que se movía solo, el otro era un simple oso marrón con un moño pero de textura suave.

"Si quieres ayudar, Winky dejó sobre la mesa del rincón unos platos y cubiertos, si los traes podemos servir para comer ahora la comida y luego el arroz con leche, creo que dejó unos pocillos para eso también ahí." Hablaba mientras se movía sacando cosas.

Por un lado puso al lado de Madison el dragón, pero el otro tomó las manos de Niniel y las apartó para ponerlo entre sus brazos, obligandola a abrazarla cuando notó la lágrima.

"Ay, no... Niniel, ¿que pasa?" Preguntó preocupada, buscando un pañuelo que desde la llegada de Maddy cargaba a todos lados dado lo propenso de los niños pequeños a ensuciarse o ensiciar a uno mismo. Con cuidado le secó la mejilla, viendo que estaba parada lista para ayudarle con los calderos.

Nada, no importa; no importa… Apenas logro hablar por el lado de su rostro cuando me deja abrasada, temblando; temblando demasiado al sentirme entre sus brazos, y es que ella lo debe notar, que apenas puedo mantenerme en pie mientras mi cuerpo se me entume entero queriendo estrujarse cuando la percibo envolviéndome bajo mis brazos colgantes; yo queriendo, tratando de no hacerlo pero no pudiendo ante esa reacción de mi piel que simplemente no puedo controlar; estando ahí en esa mescla húmeda de mis convulsiones y esa placidez que aun así sentía en mi pecho.

Ella me suelta, no sé cuánto tiempo me tuvo ahí realmente; tal vez demasiado o solo un instante; pero siento como mis músculos aún siguen temblando endebles como cuando me dejaban allá; acercándome algo lenta a los platos. A mi… a mí no me gusta, lo físico o que me toquen; no es que tú me hagas mal pero no me gusta; hace que tiemble, y eso me duele aunque nunca se lo diga a nadie. Tomo uno de los platos con mis dos manos, moviéndome con él hasta el caldero donde estaban las lentejas y el olor del tomate, poniéndolo un poco sobre este para que ella vierta la comida.

Y es que, lo siento; pero me hace recordar cosas que no quiero… Aquello que me cuenta no me gusta escucharlo, lo de sus amigos me hace pensar un poco en lo que no tuve esos años; pero lo peor es aquello que pensaban de lo sexual y es que lo entendía, tal vez yo no podría contarlo con palabras pero sabía a qué se refería y es que yo odiaba eso, me había afligido tanto esa sensación incontrolable de cuando me tocaban, o se metían dentro de mí; y es que no, yo no quería eso… era perturbador, invasivo, escabroso, yo no debía sentir eso; lo trataba de omitir para no sentir nada de eso, pero siempre me quedaba algo, siempre.

La voz de la pequeña cuando ve el dragón me despercude, me logra sacar de todo eso como ya había hecho en el campo una vez; dejándome regocijarme con el simple vapor caliente que salía del caldero en mi rostro como una mera curiosidad, recordando que cerca de mi había quedado aquel oso que debía recoger y que aún tenía el vestido que me hacía ser una niña.

¿Ella no come de esto? ¿Cierto?...

"No, no come. Maddy aun amamanta. Luego de comer nosotras le toca a ella." Aclaró mientras se movía como un torbellino, sirviendo el primer plato con cuidado. No había realmente un cucharón pero había una cuchara grande y profunda que quizá daba un poco más de trabajo servir pero aun no era imposible sino que lo hacía más lento.

Indicó con un dedo que lo fuera poniendo en la mesa baja para que estuvieran cómodas mientras extinguia finalmente el fuego de los calderos.

"Eso es complicado... y si quieres a alguien ¿como le dices? O... si ves a alguien herido y quieres ayudarle. Hay muchas instancias en las que debemos acercarnos físicamente a la gente. Quiero decir... Maddy es una bebé y necesita desarrollar su percepción física. Toca, siente... incluso para alimentarse..." Se quedó pensativa en lo que la chica iba por otro plato y lo traía de regreso.

"¿Jamás te dieron curiosidad las texturas? Quiero decir... lo que se siente cada cosa, el como se puede uno relacionar con otras personas..." Se quedó pensativa antes de llamar a Niniel para que se apartaran ambas a un lado una vez estuvieran los platos servidos y el fuego extinto ya que parecía igualmente estaría demasiado caliente para comer por unos momentos. "Hagamos algo... en lugar de yo tocarte a ti, me quedaré quieta aquí. ¿Quieres intentar? A mi no me lastima y prometo que no te tocaré de regreso."

Ella me llama para que la siga hacia a un lado apartado, yo había dejado ya los dos platos sobre la mesa que es baja mientras miraba a la pequeña moverse, mirando a la pequeña moverse mientras intentaba solo sentir mi vestido de niña, mi fantasía que tal vez se apretaba un poco por lo que esas palabras de antes me hacían sentir...

......

Pero cuando me pide eso ahí, cuando me hace seguirla para pedirme eso algo toca mi piel, son como irreales agujas que me tejen aunque son invisibles; haciéndome sentir un poco la humedad que mi cuerpo vota mientras mi pecho golpea y yo la miro, ahí; con eso que me tira imperceptible desde adentro. ¿Las palabras no sirven?... ¿O lo que se mira con los ojos? Pues yo... no hablo mucho tampoco.  

Pregunto cuando solo me atrevo a mover un poco mi mano hacia la suya, mirando los tirantes de mi vestido por sobre mi hombro como si fueran lo único que me podría aliviar de ese momento; acercándola un poco mas, haciéndolo solo porque es ella; porque con ella me siente mejor, un poco como una niña en este momento. ¿Vas a cumplir la promesa cierto? Por favor dile a esta que si...

......

Tomo su mano, primero sus dedos entre los míos, después su palma con la mía y mis dedos ahora sobre el dorso. Esta suave, su piel es demasiado suave; un espasmo incontrolable recorre mi mano cuando empieza, mi brazo también; y es.... y la siento; es diferente a las manos agrias que tenían ellos, no es tan malo pero me duele un poco igual, me aprieta con los temblores pero creo que puedo aguantar, creo que puedo aguantar... y es que soy la que intenta sentir, no una que hacen sentir en todos lados sin que pueda pensar.

Acabo sujetando su mano con algo más de firmeza, la miro a los ojos, cómplice; llevo mi mano a su muñeca, recorro su brazo suave cerrando mis ojos, imaginando su forma en ese instante, solo imaginándola sin verla; su hombro, su cuello, su mentón y su mejilla, su húmeda y suave mejilla en donde mi mano parece pegarse....

Rodó los ojos como si eso fuera evidente, cerrando los ojos y quedándose quieta.

"Claro, no es como si debiera moverme mucho. No me molesta quedarme quieta aunque tiendo a vibrar un poco, pero no te preocupes, es solo el exceso de energía de los inhibidores." Comentó quedándose quieta, dejando el recorrido de Niniel ser libre, sin mucha curiosidad, solo dejándola hacer el recorrido que quisiera, cada tanto como una leve vibración del cuerpo al respirar pero sin moverse en absoluto de su posición, ni siquiera abriendo los ojos, el cabello largo tirado hacia atrás de los hombros como las únicas hebras que se movían en la vibración suave del cuerpo.

No sé qué hago, su piel es suave, húmeda; siento como mi mano parece pegarse a ella en ese momento porque sudo, con mi brazo temblando y apenas sosteniéndose, pero de pronto intentando estirar mis dedos para sentir más; y es que me perturba, me perturba como algo agradable que quiero y que me es amigable; una caricia que yo hago, algo frio, suave...

Yo subo un poco mi mano acercándola a su ojos cerrados, paso mi pulgar por sus parpados; de pronto es como si vibrara, yo quiero seguir sintiendo lo agradable... y yo... y yo...

.......

De pronto saco mi mano con un movimiento brusco, me la llevo al vientre tomándomela con la otra; respirando agitada y es que, ¿Que era esto? Acariciar no era malo, era agradable; pero acaso por eso es que ellos me tocaban mi, por lo que quería y estaba haciendo ahora... Me siento mal, como una muñeca empujada; ella solo esta ahí, con sus ojos cerrados pero yo de pronto había invertido la sensación hacia mí con las manos que me palpaban... y es que lo veía, ella tan quieta ahí mientras la tocaba; era como verme a mí misma estando allá.

Yo... lo siento, esta no quiere hacer eso. Miro hacia un lado tomándome mi mano; aunque, ¿Que debía hacer? Yo no entiendo, yo no se... Es que, es que...me duele, me apretaba como hacían las manos al verlo, tal vez arrepentida por dentro de no intentar esa caricia un poco mejor por ello, pero quedándome igual derrumbada ahí contra esa pared; pegando mi rostro al tirante de mi vestido como intentando rescatar de eso un poco de la sensación....

"Está bien, no te preocupes." Respondió con la sonrisa relajada de siempre antes de que volviera a llenarse de energía nuevamente. Realmente no parecía enterarse o importarle demasiado que había dicho que no sabía o no entendía, el no desear habcer algo que es para muchos natural como una caricia sobre la piel, no dañina, sin invasión alguna del espacio personal salvo por un segundo.

"Vamos a comer así podemos hablar tranquilas." Explicó indicando que se movieran al suelo, la mesa de café frente al fuego, sentándose con la espalda al fuego, acostumbrada al calor que corría por sus propias venas. "No es que tengas que hacer nada. Cuando se hace con buenas intenciones es agradable. Cuando es con otras depende de la situación, pero hay veces que es algo... negativo. Que se convierte en algo doloroso... esas situaciones son las que se deben evitar."

Recordaba aun esa primera vez por voluntad propia, como se había entregado a alguien que realmente solo babeaba y deseaba su cuerpo, como esas caricias se habían hecho dolorosas, como cada vez que se erizaba su piel deseaba arrancársela y vomitar aunque no era capaz de hacerlo. Había sido por voluntad pero también como si se prostituyera a cambio de la vida de alguien más. Había sido doloroso y humillante aunque el recuerdo lo había tapado en miles de capas.

Jesse era quien lo sabía, por eso era que la había convencido de que todos deseaban el cuerpo nada más. Porque había sido herida, quizá solo por un mes, porque Louise no se rendía fácil, pero ese mes que le siguió había sido aterrador para su amigo, visitandola en el hospital y tratando de que no se sintiera sola.

Si, definitivamente las heridas podrían causar daños irreparables.

¿Y si a una no la dejan?

Podría preguntar la muñeca tal vez, pensándolo, ahí mientras veía a la princesa acomodarse después de que la hiciera sentir eso; alguno de esos momentos en que ellos..., de los primeros tal vez o de los últimos. Entendía que ella no podría querer eso, me lo decía pero pasaba; saber cómo había sido, como tomaban mi brazo para tirarme, como los suyos me sostenían desde atrás antes de meterme la magia; como después los sentía tocándome, palpándome, probando mi forma mientras me recorrían o apretaban...

¿Y si a una no la dejan? Volvía a pensar en preguntarle, pero no, ella no tenía por qué saber; yo necesito algo, no sé qué, pero sé que ella no sabrá; lo percibo, como esos intentos desesperados de que pregunte para poder decir pasan en vano; y es que eso... eso era lo que yo sentía, es a mí a quien no la dejaron, ¿No a ella cierto? ¿No tiene por qué preguntar? Y la muñeca, yo; aunque a veces quiero votar todo eso no debo, ahora no debo y yo....

Lo siento, lo siento por no poder ser como los demás; yo sé que a veces solo se estar callada, sin poder hablar como ustedes; aunque sí... duele, a veces duele. Tal vez esas últimas palabras son un último pataleo para que pregunte, pero yo trato de seguir como si fueran algo que solo debía pasar; tomando con cuidado el dragón de la pequeña para levantárselo a esta por un instante, esperando a que lo mire y mueva sus bracitos antes de dejarlo a su lado y sentarme sobre mis talones, frente a la princesa y aquel fuego.

¿No te molesta? ¿Lo que hago? Pregunto finalmente y es que era cierto, lo veía, lo dibujaba y lo sentía sobre todo; lo diferente que era de los demás en este lugar, el como ellos simplemente estaban, se movían y estaban mientras yo caminaba fría, con lo que me entumió y sin nada por ahí...

"No veo porque debería molestarme." Respondió parpadeando dos veces e indicando los cubiertos antes de tomar una cuchara, solo por costumbre tomándose el largo y tedioso trabajo de pisar las legumbres y las verduras para ir convirtiéndolas en una pasta que iba mezclando con el jugo del tomate, asegurándose de que nada se escapara del plato mientras tomaba un trozo de papa y la aplastaba en el fondo con varias lentejas.

"Yo te estoy dando permiso y confío que no me harás daño y como confío que no harás daño es agradable, ¿no?" Preguntó curiosa, alzando un momento los ojos del plato para posarlos en los de Niniel antes de regresar al lento proceso de destruir la comida en una espesa pasta que parecía más bien un puré de verdura y lentejas. "Conozco también los otros tipos de caricias, se sienten incorrectas, pero son diferentes porque uno no las quiere y lo puede decir, la cuestión es cuando no hacen caso de eso y uno debe aceptarlas."

‘Louise, ¡fuiste violada! ¡No sé como quieres que te lo dibuje! ¡Deberíamos llevarlo a la maldita carcel!’
‘¡No fue violación! ¡Le di mi consentimiento! ¡¿Por que no quieres entenderlo?!’
‘¡Porque soy tu hermana gemela y casi no podía reconocer tu cuerpo cuando te sacaron de ese lugar!’

A veces cuando hacía memoria tratando de recordar esas cosas que por su propio bien había olvidado comenzaba a creer que en realidad ella no era la chica dura sino que Emma era realmente la resistente de las dos y ella solo un renacuajo con esperanza de vida. Si, definitivamente Emma era la más inteligente, la más capaz y fuerte. Louise solo era una sombra de la grandeza de su hermana.

Yo tomo mi plato, comenzando ha hacer lo mismo de ella con la cuchara; mirándola un instante para ver como hacía, para después bajar mi mirada; escuchándola mientras comenzaba a moler mis propias legumbres. Sus palabras al comienzo son lo que espero, una evasión de esas palabras en donde yo decía que dolía con lo que ella decía de las caricias buenas; pero después... después habla de las malas, de cómo son; de como son esas tocaciones que te mancillan la piel y... y creo que ella lo sabe, lo oigo; dejo de aplastar la comida, me llevo una cucharada a la boca; apenas la puedo tragar antes de volver a aplastar en el plato....

¿Pero qué haces?, ¿Qué haces cuando las únicas caricias que has sentido durante mucho tiempo son de las malas? ¿De las que te obligan a sentir? Pregunto finalmente, sin a atreverme a mirarla; conteniendo en aquel movimiento con la cuchara un posible llanto de la muñeca, temblando un poco; no sé si por lo acido de sentir lo que me hacían o arrepentida de molestar a la princesa con lo que sentía.

¿Porque estaba bien que nos tuvieran así? ¿Acaso es porque somos mujeres? ¿Porque nos llaman lindas? Recordaba haberle hecho esas preguntas a la mujer del cabello blanco que me escuchaba, pero no podía; me quejaba al pensarlo pero no podía hacerlas aquí, con ella; y es que no, no se lo merecía, yo no debía hacerlo; no sin saber mas...

¿Tu sabes? ¿Qué puede hacer una muñeca asi?

"Buscar..." Respondió con sencillez. Eso era lo único que tenía, era lo único que conocía, cuando algo no alcanzaba, cuando el dolor abundaba, solo quedaba ponerse de pie y buscar una solución u otra respuesta, porque si se rendía al miedo y la depresión solo desperdiciaría su vida y la vida de aquellos que la habían amado y aquellos que aun podría amar. Desperdiciaría toda la lucha que había hecho para llegar al lugar donde estaba y toda la fuerza que tenía para seguir viviendo.

Louise no era tan fuerte, no era tan valiente y no tenía el genio de su hermana que era una superdotada. No tenía quizá la astucia de gente como Trix o el carisma de alguien como Alan. Louise era una Veela, probablemente la única veela algo torpe que tenía amigos varones que no pretendían tocarla de forma impura. Una veela que vivía inhibida para poder pasar desapercibida. Demasiado aniñada y desbordante de energía. Pecaba en su arrogancia a veces y era posesiva con lo que quería. Era alguien que mientras más cerca se tuviera más daño era capaz de hacer.

Era alguien tan particular en sus movimientos que siempre se supo era un tanto violenta cuando realmente se le cruzaba, pero en el colegio nadie nunca logró quebrarla de esa forma, ni siquiera los Slytherins en los peores días lograron hacer que Louise Eisenberg perdiera el control, cosa que pasaba a menudo en Alemania cada vez que veía el riesgo en las otras veelas. Alguien debía ser la protectora, así como su madre ella prefirió aprender a dar unos cuantos tumbos a quienes lo ameritaban.

"... Buscar, y seguir buscando. Nunca hay una sola respuesta, nunca hay una forma de hacer las cosas y yo busqué quien me acariciara y me cuidara, quien me mimara y me arropara, que me diera todo lo que otro pretendió quitarme. Uno aprende, supera, sigue adelante. Porque si te detienes significa que estás muerto y yo no quiero morir." Declaró con firmeza, un gesto que casi parecía seriedad si no fuera porque rápido cambio a una sonrisa antes de volver a su plato y comenzar a comer con paciencia, esperando a ver el juicio de Niniel sobre la comida. Bueno, era una veela y casi ni comía carne, era un pájaro sobredesarrollado que comía legumbres y semillas, todo apto para humano, pero eso no quitaba que seguía siendo un pájaro superdesarrollado.

¿Buscar?... Susurro.
¿Que era buscar?
¿Que podría querer buscar?

Decido quedarme mirándola, intento buscar una respuesta en su rostro mientras me llevo otra cucharada a mi boca; sintiendo lo que entra por mis labios esta vez, el sabor agridulce de esa mescla de legumbres y verduras; esa pasta que siento calentarme un poco mientras sus grumos pasan entre mis dientes pegándose a mi lengua, dejándola estar ahí todo cuanto puedo antes de tragar esta vez. Yo no iba a ser como una niña que se queja de la comida, no esta vez, no esta vez que ella me había dado de la suya; de la misma que usaba ella y no lo que dejaba...

Esta cálido... Y a mí me gusta lo cálido... Le respondo aunque aún sigo buscando aquella respuesta, ¿Que podría querer buscar si todo me dolía? ¿Que podría esta querer? ¿Esta podría querer que alguien la acariciara?... Me sigo preguntado, intentado pensar, mirando mis manos... las manos que se podrían haber dejado tomar a alguien y... ¿Acaso había alguien? No sé, las otras ya no están pues yo no las mire; aun debo escribirles pero no puedo ir para que tomen mis manos sin que me duela... Aunque... ¿Y ella? ¿La que me descubrió afuera?... La que estuvo con nosotras cundo la princesa acepto venir; la que yo no quería que se fuera al final, golpeando la puerta cuando nos despedimos esa vez....y es que acaso era eso....

¿Buscar era eso? ¿Encontrar a alguien que extrañar?...

¿Después podemos intentarlo de nuevo?... ¿Que tu tomes mi mano? Hubo... hubo una persona que lo hiso y yo al final la deje, me dolió mucho pero al final al deja... y cuando se fue; creo que la extrañe.....

"Claro, si eso quieres. Luego de la comida mientras el arroz se enfría un poco." Asintió con una sonrisa mientras seguía comiendo. No era a menudo que alguien podía cocinar en las salas comunes, pero como siempre, estaban hablando de Louise Eisenberg, no tendría demasiada inteligencia pero si tenía suficiente ingenio para inventar cosas nuevas constantemente, para innovar o en su defecto crear algo nuevo y seguir adelante.

Podría hacer lo que se le ocurriera y tratar de escapar de sus propios demonios con alas hechas de hilo y cera de velas... Podría crear un infierno porque una vez más sus plumas se caían y ya no era ella misma, ya no era lo que creía que era y nuevamente pasaba a luchar contra aquel demonio infernal que rasgaba sus venas hasta dejarlas abiertas y sangrantes. Nadie entendía, nadie podía comprender. Todos creían que ella era alegre porque no tenía problemas... no podían ver que ella vivía el infierno en tierra día a día, luchando allí fuera, era alegre no porque no doliera, sino que no daría el gusto a nadie de verla derrotada.

Ya había cometido ese error con una persona, no iba a permitir tales errores nuevamente.

Era orgullo o vanidad, era una veela, no entendía como era que aun podía controlarse y no tratar de hacerle daño o reclamar su atención de formas violentas, a veces dolía porque sabía que no era solo su parte veela que vibraba, una parte de ella, aquella que se creía humana había llorado lágrimas amargas en su interior por años, temiendo que le hicieran algo los chicos o que realmente fuera ella un peligro.

Nuevamente estaba pensando en él, mejor borrarlo, aunque...

Una sonrisa melancólica se dibujó en sus labios antes de ocultarla con el tenedor. Que irónico, sabía que seguir pensandolo le dañaba, pero... alejaba sus demonios de una forma que el silencio y la soledad no podrían nunca. Al menos pensar no era ilegal que supiera. Si, quizá se quedaría sin alas, pero aun le quedaba un sueño.

"No deberías preocuparte, cada quien tiene sus tiempos... yo siempre necesité de otras personas."

Yo… Si quieres hablar… ¿Te puedo hablar de esa persona? Es aquella de afuera, la que estuvo con nosotras cuando había pasto. Yo inflo mi pecho tras hablar de aquello, a propósito creo que lo hago para sentir la tela del vestido contra mi cuerpo, con mi mente yéndose a cada detalle de esa infantilidad por un momento, su suavidad en mi pecho, la ligereza de la tela abierta en mis piernas, el imperceptible escozor de donde se afirma a mi cintura, causado por algún hilo suelto tal vez y la sensación de mi pelo tocando el inicio desnudo de mi espalda entre los tirantes.

Y es que tal vez quería hacerlo, seguir en esa fantasía en donde era como una niña; inflarme para sentir el vestido suave como tal vez nunca me preocupe de hacer antes, o contar de alguien más como la niña que le querría decir sobre una amiga a alguien de su casa; como yo intentaba hacer con la princesa esta vez.

Ella me encontró afuera y me comenzó a hablar, no dejo de seguirme, me preguntaba que era; a mí me agobiaba al comienzo pues quería estar sola, respiro de pronto como una leve convulsión en mi pecho; pero después me caí de la cerca y ella me recogió… yo la deje estar un poco a mi lado y al final… insistió, insistió tanto que la deje tomar mi mano aunque no quisiera.

Me quedo mirando el plato al terminar, siento mi piel ilusoriamente húmeda cosa que se me hace extraña y demasiado familiar al mismo tiempo en mis brazos descubiertos y es que estaba fría; sabía que no contaba todo lo que la muñeca sentía; pero es que yo ya no debía hablar de eso, de lo que ella descubrió cuando intente correr; de lo que me dijo de haber estado encerrada también, lo que realmente me hiso tomar su mano casi como si hubiera sido una de las de que vivió con migo en la pieza obscura.

¿Porque? ¿Por qué crees que insistió tanto con esta?

"Eso es simple... es porque quiere ser tu amiga." Sonrió divertida ante la confusión de la chica. Si, sonaba a algo que Luna haría, después de todo Luna era de emociones puras, esas que se esconden en el puño de la manga y no se pueden ocultar. Y luego te enrieda en ellas, te abraza, te condena a extrañar ese calor que ofrece tan abiertamente, ese calor que solo se apaga cuando las lágrimas adornan sus ojos y siente el miedo y la soledad de los recuerdos, esos recuerdos que Louise daría todo por borrar pero sentía que sería injusto hacerlo, era injusto robar su inocencia cuando no podía ofrecerle más que el calor de su cuerpo y no el de su corazón.

"Luna es una persona especial... puede ver lo mejor de cada persona. Y aunque duele a veces que lo pueda ver, que lo pueda sentir, ella lo hace porque puede y porque sabe que a veces la medicina no tiene rico sabor." Comentó con una gran sonrisa confiada al ver su plato vacío sin siquiera darse cuenta que había terminado hacía ya un minuto entero, tan perdida que estaba en sus pensamientos en este instante.

Así que se limpió los labios que ahora parecían dos suaves fresas por la sangre que los recorría, parándose para poder ir a ver a Madison y asegurarse que estaba bien, besando su frente y ¿por que no? también la frente de Winky que estaba con la niña para asegurarse que no le faltara nada. Y así fue que se movió de regreso a la mesa, sentándose sobre sus talones de frente Niniel... en realidad a su costado para que estuvieran sin la mesa de por medio.

"Cuando dormimos juntas, ¿te dolió?" Preguntó, quieta, dejando que la chica tomara la iniciativa, las manos sobre su regazo mientras la observaba, completamente quieta a la espera.

No..., al final no lo hiso y estuvo bien..., esa vez fue agradable. Apenas puedo sacar esa respuesta cuando un escalofrió me avisa de que ella se ha puesto junto a mí, con mi plato aun medio lleno en la mesa; reaccionando a meterme las cucharadas de aquel caldo como puedo a mi boca, una tras otra tratando de acabar para ella; llenándome para tragar, y chorreando un poco por mis labios en ese momento.

¿Podremos dormir así de nuevo? Le pregunto algo enardecida de pronto, limpiándome los restos de las lentejas y el tomate con mi muñeca descubierta; dándome cuenta después para tomar una servilleta y limpiarme esta; girándome para quedar ante ella.

Estaba sin voz en ese momento pero esperaba una respuesta, por dentro esperaba esa respuesta en que me dejaría con algo de temor, pero también como una necesidad; y es que esa vez había dormido de una forma tan placida con ella, nerviosa al comienzo sí; pero después tranquila, estando ahí, sin pesadillas, sin recordar la obscuridad, sin sentir lo que me hace encogerme; tal ves como la muñeca de ella pero también protegida, tan protegida por que ella estaba ahí; pudiendo verme mis brazos en paz cuando respiraba, descansando de todo; mis brazos descansando de todo al menos una vez, usando mi mano para apaciguar mi mejilla en esa almohada.

¿Me acompañarías de nuevo?..... A mí me cuesta dormir sola. Yo estiro mi mano a su mejilla cuando se queda así tan quieta, paso mi pulgar cerca de su labio como una leve caricia, una leve caricia que paso por su rostro suave; tal vez indecisa, pero menos aterrada que la vez anterior y es que ya no sabía, solo sentía y soñaba un poco sin pesadillas... Que era una niña, una niña con su vestido y alguien que la hace sentir mejor; y es que no sé, no sé si entiende o no lo que yo siento siempre; pero de alguna forma pareciera que sí, que si entiende lo que se siente a ver quedado así....

"Claro que podemos dormir así nuevamente. Aunque te aviso que seremos tres, pero Maddy últimamente está durmiendo bastante bien la noche entera así que no deberás preocuparte." Admitió con una sonrisa antes de quedarse quieta para permitirle que la tocara sin preocuparse porque hiciera nada, solo quedándose allí y permitiendo el recorrido sin miedo.

"No te preocupes, a mi siempre me costó dormir sola también, aunque no se lo digas a nadie." Sonrió tratando de evitar el decir porque precisamente.

Louise nunca había sido querida dentro de Hufflepuff por no ser humana precisamente. Las chicas pertenecientes a la casa de los tejones la veían como un ser extraño, un ser extraño que desafiaba la autoconfianza de muchas aun con los inhibidores activos ya que varios de los chicos eran afectados sin quererlo y más de una había visto desafiado el puesto como novia de algunos de estos aunque Louise estuviera con la mirada en otro lugar y sin siquiera curiosidad por dichos chicos. Ella no se sentía atraída por nadie, mucho menos después de 3er año que sin dudarlo para ella fue el año más complicado de todos.

Por eso no le gustaba la idea de dormir sola y tener que mirar sobre su hombro que no le hicieran nada. Peor aun, la mitad del tiempo la sacaban de la sala común y la dejaban vagando toda la noche, debiendo esconderse en sombras, en miedo de que alguien la descubra... Y luego, cuando ya nada podría salir peor, los años le habían acostumbrado a aceptarlo como una aventura, en su defecto aprendido a colarse a las torres de Gryffindor o de Ravenclaw donde sus amigos dormían para robar un poco de calor humano y una dulce noche de sueño entre sus brazos.

Por eso era tan importante la memoria de ellos para Louise... ellos habían sido su confort y consuelo durante años, la habían protegido sin pedir nada a cambio, nada que ella no pudiera dar. Y si, Jesse era un celoso de porquería que no quería dejarla en manos de nadie, menos aun después de aquel día en que por la Red Flu le habían anunciado que el cuerpo quebrado de Louise se encontraban en el Hospital Universitario de Heidelberg.

"Espero no te moleste. Igual me ha dicho Winky que preparará una Nursery improvisada en la habitación vacía de al lado."