Estudiando a los mensajeros de la muerte (Niniel)

Cuando abrió el cuarto sello,
oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira.
Miré, y he aquí un caballo blanco,
y el que lo montaba tenía por nombre Muerte,
y el Infierno le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra,
para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra.

Apo.6.8.

Nota: Mikes esta usando una poción multijugos al estar consciente de que se mueve por los terrenos de Hogwartz,  tomando la apariencia de un albino de cabello corto tendiente a rapado y facciones finas de tipo rusas, con una nariz afilada de tipo italiana. Ojos color grises y labios carnosos. Cuya estatura no supera el metro setenta. y aparenta tener treinta y cinco años de edad. Este alter ego es Andrei Korvavoff, investigador en artes ocultas

Uno de los pocos lugares donde puede sentir paz consigo mismo son los bosques,
por una extraña razón, desde niño siempre ha sentido un grado de afinidad al mundo silvestre
asociado a lo nocturno. Recordando que desde una temprana edad siempre disfrutó al contemplar
como aquellos árboles mirados desde abajo parecieran desear devorar la luz del sol,
a tal punto que lograban crear una suerte de oscuridad  algo quebradiza o distorsionada
semejante a los colores e imágenes que pueden observarse en un caleidoscopio.

Mikes como es de costumbre va vestido con sus túnicas carmesí con runas inscritas
en los bordes de color negro. Además de notarse una segunda túnica que termina abotonándose
del mismo color que las runas, pero más viscoso y con decoraciones de gris opaco que aluden
a la forma de una telaraña. Como es de costumbre llevando brazaletes de cuero remachados
como también protecciones de piernas debido a su naturaleza combativa, cosa que ha llevado
en algunas ocasiones agregar otro tipo de partes como brazaletes o protecciones menores de cuero
debido a su dote para combatir cuerpo a cuerpo en caso de no tener su varita a mano. Como también
ese característico cinturón de cuero donde lleva de manera colgante algunas pociones multijugos

Como si se tratara de una sombra se desplaza por el lugar, con pasos silenciosos a pesar del morral
de cuero negro que lleva donde se encuentran sus libros como también algunos implementos
como su daga o  hojas para hacer algunas de sus anotaciones.

Mikes sabe claramente porque esta ahí, los ha visto desde que tiene uso de razón,
porque nació de la muerte y la ha podido comprender en muchos de sus sentidos al punto
de desvincularla como materia asociada a la magia y la ha centrado en un carácter doctrinario
como ocurrió alguna vez con los Thuggs en la India. Pero él pretende llevarlo a un nivel superior
y no es coincidencia que su varita este hecha del cabello de una de esas criaturas que están vinculadas
a la muerte. Porque solo se hacen presente ante quienes han tenido una experiencia con ella
sea como víctimas o ejecutores de ella.

Las puedo escuchar...y no es raro que incluso el libro de Apocalipsis haga una referencia a ella
en cierto modo indirecto.

Los puede escuchar, esos cascos pesados y acompañado de un chirrido equino,
sabe que se encuentra cerca. Tomando la decisión de moverse con mayor cautela
para no parecer un agente amenazante al entorno de estas criaturas que son consideradas
peligrosas solo porque los académicos no han logrado comprenderlas del todo.

A pesar de escuchar los sonidos de las hojas crujir
y estar consciente que no son resultado de sus pasos
pero desde un comienzo ha estado en estado de alerta
debido a que puede encontrarse con criaturas salvajes
como osos o otros seres quiméricos que pueden verlo
más bien al equivalente de pernil listo a ser devorado.

Se había agazapado luego de avanzar diez metros,
observando a lo lejos, un total de setenta pasos,
unas siluetas oscuras que brindan pequeños saltos 
mientras mueven sus alas. Criaturas equinas de aspecto
esquelético de un color gris azulado que poseen ese porte
salvaje y a la vez nostálgico, solitario y sin embargo,
no deja de ser criaturas dignas. Son cuatro Thestrales
acompañados de una pequeña cría que intenta dar pequeños saltos de vuelo, lo que hace sonreír inconscientemente a Mikes por encontrarlos al fin.

Recuerda que lleva unas manzanas, que puede darles
como gesto de ofrecimiento y también tiene en cuenta
que no tendría problema alguno en cazar algunos conejos en caso de que estos seres disfrutaran de manera más amena
la carne. Pero esa es una de las posibilidades menores.

Por suerte no traje a mi halcón, de seguro ya se lo habrían servido


Piensa con cierta gracia mientras se apoya en uno de los árboles, quedando a una distancia de veinte y siete pasos.
Apoyando el lado izquierdo de su cuerpo mientras deja caer la rodilla del mismo lado para poder acomodarse, depositando en el suelo su morral y observando de manera atenta como aquellas criaturas se desenvuelven en su ambiente natural. Recordando que él puede verlos solo porque tuvo y sigue teniendo un fuerte contacto con la muerte, siendo esta una de las causas principales de su interés en investigar a los Thestrales.


Poco a poco aparece un viento cerrado, moviendo las hojas de los árboles, llevando a que aquellos caballos esqueléticos demuestren estar alertas por unos segundos, solo unos cuentos.  Y aun así, puede sentirse como el frió del bosque comienza a aparecer junto a la luz que poco a poco se va volviendo tenue. Donde la curiosidad y el interés del mago crece al creer que podría estar con aquellas criaturas toda una noche.

De apoco es que un frio viento comienza a acariciar mi rostro ahí mientras camino, moviendo levemente las hojas caídas en mis pies y elevando levemente esos largos trazos de mi claro cabello. El contraste entre mi cuerpo abrigado por las túnicas y el insipiente frio en mis mejillas creo que me hace sonrojarme de una forma casi imperceptible, mientras sigo avanzando sin control hasta estar ante la misma orilla del bosque prohibido.

Y es que era extraño, seguía siendo extraño. Yo sabía que probamente no debía estar ahí, que ese lugar era peligroso además de supuestamente prohibido para mí; pero es que no sabía cómo o porque, pero de alguna forma quería mirar más, casi como si me gustara; como si de pronto e inesperadamente estuviese descubriendo un nuevo gusto en mi por un lugar solitario y apartado como ese. Era cierto que por un lado todo venia de la sensación de sentirme alejada, alejada de todo lo que habían sido ellos; de aquellos recuerdos, torturas, sensaciones y tocaciones que aún me perseguían a cada momento en que me descuidaba un poco o… ¿Es que había algo más? ¿Y si realmente algo de ello me había empezado a gustar?

No veía a nadie, ni nada; desde donde yo estaba parada no podía ver a nadie allá en lo poco más al fondo que alcanzaba a ver entre esos árboles que parecían cegar toda luz, o al menos para mis ojos no había nadie más en ese lugar, ninguna persona ni ninguna criatura. Solo diez pasos, prométete que solo serán 10 pasos Niniel… Me obligo a jurar mientras aprieto los puños antes de comenzar a dar tensa aquellos 10 pasos dentro de ese bosque supuestamente prohibido.

1… 2… 3… 4…

5… 6…

Ya me había adentrado en ese bosque, ahí; bajo esos enormes árboles que lo parecían cubrir todo como si nada realmente importase y es que eso era bueno ¿Cierto? Mi corazón golpea fuerte mi pecho, siento la humedad de la tensión, mis uñas clavarse un poco en mis manos empuñadas; y todo, todo acompañado por esos rígidos movimientos míos con los cuales temerosa avanzo por una decisión personal… una de las pocas que había logrado tener desde que vivía así.

7… 8…

Y es que, ¿Qué era mejor realmente? Seguir viviendo así como lo estoy haciendo ¿O lanzarme de una vez para ser devorada por el bosque? ¿Como me sentiria mejor? Siendo esta muñeca abandonada, consiente de que ya casi no puede sentirse humana; o una que rota ya simplemente no puede sentir. Y es que a veces lo sentía, sentía que quería dejar de existir para dejar de recordarlo todo de una vez; aunque después de todo, creo que después de todo jamás podría tomar una decisión así; pues tenía miedo, aun ahí seguía teniendo miedo.

9… 10…

Y diez, ya eran diez. ¡Ya basta! ¡Ya bas…ta¡ Una presión me aflige en mi garganta, sacudo mi cabeza como negando; de pronto quiero irme, pero no muevo mis piernas. Por un instante algo me despercude, ¿Alguien que escribe?... No estoy segura, empuño una mano en mi pecho y sin aviso alguno, me lanzo a correr hacia atrás para salir dejar de una vez ese lugar, dejar de una vez ese lugar para volver, para sacarme esos pensamientos, esa sensación de peligro; y para volver a ser esa muñeca sumisa de todos los días, por  mucho que doliera.

Un sonido, una voz altero completamente el ambiente,
el quiebre de algunas pequeñas ramas que se encuentran
depositadas en el suelo lo llevan a estar en un estado de alerta que para desventura de la joven mago, los sentidos
del Durmstrang son bastante agudos, especialmente su olfato y su oído. 

Para su buena suerte, los Thestrales no han mostrado sentirse amenazados por la aparición de ese estimulo. En ese momento no duda mucho en pensarlo y se levanta, dejando caer tanto su cuaderno de anotaciones investigativas como la pluma que almacena la tinta. Poco a poco observa una figura a lo lejos que va escapando del lugar.

No puede interrumpir completamente la investigación.


En ese momento, una negrura comienza a apoderarse de él, como si emergiera una mezcla de oscuridad acompañadas de una niebla negra que va desvaneciendo poco a poco su cuerpo hasta convertirlo en una suerte de entidad sombría deforme  que se va desintegrando a gran velocidad. Encaminándose rápidamente donde se encuentra ella, es el efecto de la aparición que él posee de acuerdo a su esencia.

Apenas pasaron unos segundos, tal vez cinco o diez, debido a la distancia existente entre ambos. De repente, a cinco pasos de la joven mago, se desmaterializa desde la bruma negra  la figura del investigador de criaturas mágicas. Donde puede apreciarse su estatura media y el primer gesto que realiza ante aquella jovencita es extender la mano izquierda de manera recta en gesto que ella detenga sus pasos. Para luego llevar el dedo indice a la altura de sus labios para que guarde silencio en ese momento.

Detén tus pasos y silencia tus palabras.

De pronto ya no pensaba, quería salir de ahí y solo corría para hacerlo; corro, corro y corro, pequeñas ramas se quebraban con mis pisadas sin mirada, las hojas de los arbustos rosan mis ropas y rostro, casi como si de pronto me pudiesen enredar desde mis cabellos para detenerme. Temía caer, tropezar con algo y caer; pero no pasaba al menos no esa vez; la salida estaba cerca, a mi alcance; un silencioso zumbido escucho pasar a mi lado, dudo por un tiempo que no se puede contar; pero sigo pensando en que si era algo me alejaría de el cómo de ese mismo lugar.

De pronto ciento algo, una figura se forma al frente de mí, casi tocandome cuando yo intento detenerme con todas las fuerzas que tengo, para caer sentada y abrupta al piso por intentar hacerlo. ¡No! De pronto comienzo a temblar, ¿Venian por mi?, ¡¿Venian a tomarme de nuevo?! Me dan ganas de manotearlo, de levantar mis brazos y arañarlo para que supiera aunque sea un poco de lo que sufría con ellos; para intentar alejarlo y llorar antes de que me encerrara de nuevo; pero no podía, mis brazos no se movían.

El me da una orden, y me retuerzo como tocada por electricidad. Me cuesta respirar, alcanzo a mover una pierna, doblo la rodilla encogiéndola hacia mi; abro mi boca para intentar desesperada tomar más aire; mi pecho me arde, mi garganta se cierra y me asfixia, lo miro, no puedo dejar de mirarlo; no lo reconozco, pero al mismo tiempo casi que puedo ver ese rostro, ese rostro mugroso que disfruta con migo y la siento a la vez que no,... esa única lagrima que se escapa del borde de mis ojos.

La lógica de Korvavoff es de alguien preocupado por el entorno, más cuidadoso en el trato con las personas y siempre con ese ingenio agudo de alguien dedicado a los estudios académicos. Al ver que aquella chica cae sentada en un ataque de angustia, se arrodilla apoyando la rodilla derecha y flexionando la izquierda para poder mirarla a los ojos mientras extiende su mano.

-Lo ...lo lamento, no era mi intención asustarte. Y ser algo brusco...-.

Al ver el ataque de desesperación, realiza el gesto con ambas manos de que se calme, abriendo más sus ojos y arqueando más las cejas como un gesto atento, a la vez de alguien que se muestra preocupado y culpable.

Demonios...apégate al personaje, eres Korvavoff el tímido académico..

Muestra una sonrisa un tanto torpe pero agradable, manteniendo esa distancia al estar consciente de que ella necesita espacio para poder respirar.


-Mira mira...por favor cálmate cálmate, puedo ayudarte a calmar tus emociones...acompañarte en la respiración...-.

Su tono de voz es suave, acogedor y contenedor, a la vez directivo de alguien que muestra fuerte preocupación por los demás. Un acento de europa oriental, característico en ellos con marcaciones en letrascomo la k o la r al momento de ser pronunciadas. Sus ojos son expresivos y se dan a conocer sentimientos que para ese momento son nobles.

-Mirame...inhala un poco de aire  y lleva tu mano al vientre, otra al corazón...respira tomando un poco de aire..-.

Dice mientras gesticula los gestos indicativos mencionados.

-Podemos respirar juntos, déje...déjame ayudarte-.

Me duele, mi pecho me duele. Trato de respirar, apenas puedo, apenas puedo votar el aire; me presiona, me da una palabra de perdón, no le creo, fuerzo mis manos en el piso; el juega con migo, estoy rendida, ¡Mi pecho no me deja! !Yo lo sé¡ Me va a golpear, me complace para tomarme; me duele más, no puedo votar, me duele, no puedo votar; su cara ya me mira, sus manos ya me tocan, !!!ya me van a tocar...¡¡¡

!Aaaaaaaaaaaaaaa¡

Grito, grito, cierro mis ojos; quiero dejar de existir, no quiero que pase, no quiero que pase; y no pasa... La voz se vuelve más suave, ya no me invade, ya no me toca. Vomito el aire que tenia quemándome por dentro, me retuerzo hacia adelante; toso, toso... pero ya no lo veo a él, veo a otro, a uno que me ofrece respirar con migo. Le hago caso, mi mano derecha en mi vientre, mi mano izquierda en el corazón, respiro un poco y duele menos, de apoco finalmente duele menos.

......        .....        .....        .....        .....

Puedo respirar, me cuesta, soy lenta; pero puedo respirar. No le hablo, aun no me recupero; tiemblo entera, mis manos, mis brazos, mis piernas; trato de desencorvarme, lo logro; quedo derecha, con las piernas encogidas y lo miro, simplemente lo miro deseando que no vuelva a convertirse en él.

Shhhh shhhh, tranquila. Todo va a estar bien

Dice en un tono suave y conciliador mientras sigue 
demostrando ante la joven desconocida como poder respirar,
aun manteniendo la mano derecha en su pecho y la izquierda
a  la altura de su vientre , expandiendo el diafragma luego de tomar aire por tres segundos y retenerlo durante cinco segundos. Para luego exhalarlo por la nariz otros tres segundos más.

No estas sola en esta respiración, te estoy acompañando, cierra los ojos. Estoy contigo para ayudarte..

Vuelve a decir en ese tono gentil, mientras la observa detenidamente a los ojos. Dando un alto a sus acciones directivas y concentrando esta vez u energía en la voz para poder brindarle contención, mientras calcula los tiempos para así cumplir con el objetivo presente en aquel bosque.

Cierra los ojos, poco a poco te acostumbraras, no te dejaré hasta asegurarme que estés tranquila..¿vale?

Dice en ese tono tan gentil , solo una máscara de su alter ego como el histérico y a la vez tímido académico de la academia Durmstrang  que se dedica a la investigación de criaturas. Pero solo es uno de los tantos disfraces que ha creado para ocultar su verdadera identidad, como ha dictaminado el principio del laberinto de la Gran Araña "su mente debe ser un laberinto tenebroso".

Su voz es suave, me relaja; respiro, respiro y sigo respirando. Mantengo aquella mano derecha en mi vientre, y aquella izquierda en mi pecho; el aire comienza a entrar tranquilo, me fijo en él; trato de seguir su forma de respirar y poco a poco voy volviendo a ser consciente de mi. El pasto en donde habia caido, mis claros cabellos humedecidos, los restos de hojas en mis ropas y el entumecimiento que aun recorre mi piel.

El me pide cerrar mis ojos, pero yo niego lenta con mi cabeza; cerrándolos solo por un diminuto instante antes de volver a despejarlos para mirarlo a él. Eso no lo iba a hacer, tenía que estar alerta; si uno de ellos llegaba para tomarme al menos quería verlo venir, por mucho que en realidad no pudiese hacer nada. De pronto relajo mis hombros, los dejo caer por su propio peso sacando mis brazos de aquellos lugares de mi; probando a respirar en ese estado como una ultima comprobación de que al menos no me iba a ahogar.

Lo siento, lo siento por caer así. Le pido como parte de un instinto con mi voz decaída; como pidiéndole disculpas a eso hombre que no era lo que yo creía era, por haber sido una muñeca tan torpe y haber caído así ante él para ahogarme.

No presta atención a las palabras de ella, observa ese sentido de terror y alerta que puede entender en cierta manera, pero a la vez muchas experiencias las reserva como también métodos conductuales más efectivos que implican una suerte de anulación de los afectos como del deseo gratificante.

-Mírame a los ojos  y enfoca tu atención en mis palabras-.

La mira manteniendo esa distancia prudente entre ambos cuerpos mientras la sigue observando, estudiando las emociones centradas en el pánico por angustia y una pena que al parecer esta presente en ella.

-Imagina cada parte de cuerpo, relaja de a poco tus hombros mientras inhalas y exhalas como te he enseñado. A través de ese aire que dejas fluir en tu cuerpo esta el calor, esa energía que solo te pertenece a ti y existe para protegerte, contenerte...recordar quien eres-.

Su voz cada vez resulta más melodiosa, acompañada del sonido estruendoso de los vientos acompañados de aquellas hojas al caer desde los árboles, como una suerte de manto melancólico y maternal que pretende brindar cobijo a ambos magos. Andrei, preocupado ahora de poder protegerla y dar paz a sus emociones en ese momento, mientras el tono suave de su voz se torna cada vez más y más directivo.

-Cuando estés consciente de esa energía , te repetirás en voz alta o mentalmente "yo tengo control de mi cuerpo, estoy en paz"...vamos, que no es difícil-.

El me pide que lo mire y escuche, y yo lo hago como una dócil muñeca que obedece, clavando mis ojos en los de el mientras sigo respirando y respirando. El me mira a mí con los suyos, como si me estudiara; eso me molesta, se me clava en mí como si me trajera algo que molesta; pero a la vez se vuelve menos terrible de lo que mi cuerpo me hace sentir. Es extraño, me pide imaginar, imaginar mi propio cuerpo; nadie me había pedido eso antes y no sé si obligada por la obediencia o tentada por lo desconocido es que lo comienzo a hacer.

Trato de seguir la respiración, de relajar esos hombros míos, de pensar en mi misma como me pide; pero después me pide llamar al calor, a una energía que menciona como mía. Cuando lo escucho me detengo, vuelvo a una respiración un poco más tensa; lo intento, pero me cuesta, me cuesta demasiado como para hacerlo con naturalidad, aunque aún así creo que hay algo, creo que aun así algo cálido logro crear para protegerme; pero lo otro, es que yo no quería recordar quien era, en que me habían convertido en ese lugar; ya me bastaba con vivirlo, como para además querer recordarlo; y es que eso lo hacía sola, lo hacía sola y tanto era que lo que dolía.

Me pide repetir unas palabras, "Yo tengo control de mi cuerpo, estoy en paz" pero es que es mentira, allá no tenía el control de nada; ¿Porque de pronto se me aparecía el, un desconocido de aspecto confiable a hacer como si todo estuviese bien? ¿Quién era? ¿Era real? ¿O acaso era uno de ellos jugando a darme esperanza? Maldición, no lo sabía, estaba dominada como siempre; sin saber qué hacer con esa mentira que solo más dolor me traería si hacia como si falsamente fuese real.

Si lo es... yo creo que no sé cómo hacer eso. Me quejo decaída desviando mi mirada hacia otro lado, aunque aún así lo hago tras un instante. Yo tengo control de mi cuerpo, estoy en paz. Repito, pero lo hago como una verdadera muñeca, sin alma y ningún atisbo de convicción en ello; haciéndolo desganada, apretada como si solo lo hiciera porque me lo habían pedido.

Esta incómoda, debo mantener mi postura de contención.

La observa con atención, consciente de que ella esta captando y accediendo a las indicaciones brindadas por él solo porque es tomada como una orden, al punto de dejar esa impresión de generar  con cierta inconsciencia esa suerte de relación semejante a la de un amo y una esclava. Si bien, los susúrros pertenecientes a "La Última Realidad" lo llevan desear tomar la mano de ella y descender en el camino del abismo.

-Estaré a tu lado hasta que te encuentres bien-.

En ese momento, deja de realizar el ejercicio y con cierto respeto mantiene la mirada en ella, esta vez, relajando más los hombros  y manteniendo esa actitud de alguien acogedor.  A pesar de observar la postura defensiva de ella, manteniendo ese tono de voz directivo pero a la vez calmo.

-Puedes hacerlo...a tu debido tiempo. Pero si no lo deseas, lo entenderé pero no me apartaré de tu lado hasta que te encuentres bien-.

Dice tomando asiento y adquiriendo esa postura de loto, dejando reposar los brazos y apoyando las muñecas en las rodillas. Observando atento tanto a ella como al entorno, así estar seguro que no hay peligro alguno.

El me mira, no sé si me cree; pero era lo único que podía hacer, tenía que deshacerme de esa petición, tenía que deshacerme de esa cumpliendo como con todas. El sigue queriendo estar con migo, me lo dice; y yo ya no puedo hacer nada mas, estoy atrapada de nuevo; a su lado, hasta "Que me encuentre bien."

Me llevo las manos a las piernas, encojo mis rodillas, me las pego a mí abrazándolas con mis brazos mientras espero, mientras dejo que él me observe mientras yo hago un poco lo mismo con él. Algunas hojas caían sobre mi cabello y sobre mis ropas, pegándose a mí como pequeños papeles o dejándose ir por el viento; todo ahí, en ese pasto algo húmedo en donde estoy yo con mi cabeza sobre aquellas rodillas encogidas sobre mí.

El de pronto se sienta, cruza sus piernas, se pone enfrente de mí y el tiempo pasa; primero segundos, después minutos; varios minutos en los cuales yo estoy ahí, mirando un poco hacia mis lados, mirándolo a él y preguntándome cuando llegara el momento en que me pueda ir, si es que ese momento iba a llegar.

¿Cuando "estaré bien"? Me decido a preguntarle al final, dando un tal ves triste suspiro antes de dejar salir mi voz; ahí en ese lugar que de apoco me empezaba a helar y entumir.

La observó por cuanto tiempo, ¿diez minutos? ¿veinte minutos? o en realidad  ¿fue tan sólo durante dos minutos que avanzaron en un ritmo extremadamente lento para ambos?. La curiosidad hacia aquella pequeña criatura frágil y temerosa.

Demonios, espero que la investigación no esté del todo perdida.

La observa con cortesía, mientras siente como las hojas van cayendo desde los árboles como una suerte de manto.  Elevando un poco su mentón solo para resaltar el carácter meditativo y juicioso en su mirada.

-Eso depende de si ya sientes que tu ansía esta disminuyendo-.

Deja asomar una pequeña sonrisa, y aparta sus ojos de ella para observar hacia esa nada que poco a poco se vuelve brumosa.

-Sabes, cuando estamos ansiosos tendemos a afectar el entorno-.

Vuelve a mirarla a los ojos de manera atenta, llevando su mano izquierda luego de levantar el brazo. Rascándose un poco la cabeza con cierto gesto de pereza y aparente tranquilidad.

-Hay unas criaturas que estaba observando, y pueden ser sensibles ante cambios bruscos en el ambiente. Más cuando están protegiendo a sus retoños-.

Entrecierra los ojos y baja un poco la mirada sin cambiar esa postura de aparente torpeza.

-¿Conoces a los Thestrales?-.

¿Cuando "estaré bien"? Él no me dice cuando será, dejándome ahí; apretada a mis piernas, con ese rostro sobre mis rodillas mirándolo cansada, con el frio en la tierra debajo de mí y los trazos de este que poco a poco acarician mi rostro con el viento. Lo escucho, sigo su mirada cuando mira a la nada y después la devuelvo donde estaba cuando él hace lo mismo; prestando atención, tratando de entender tal vez, tratando de entender tal vez lo que decía.

Ya podía respirar bien si a eso se refería, pero ahora no sabía que hacer; que hacer sin que él me lo dijera o me liberara; lo escucho incrédula, ¿Cambiar el entorno?; eso sonaba bueno, pero yo no podía entender realmente como alguien podría hacer eso, pues desde hace tanto tiempo que nunca me habían dejado hacerlo; nunca me habían dejado cambiar nada, nada de lo que quisieran que fuera o nada de lo que querían que sintiera.

No, ¿A ellos no los conozco? Respondo presionando el mentón sobre mis rodillas ahí cerca de mis manos, mirándolo a él con esos ojos que se pegaban desanimados a mis parpados de arriba para tratar de mirar su rostro. ¿Quiénes son? Pregunto como si entendiera de pronto que el queria contarme de ellos, que tal vez era para eso, para lo que aún me tenía sentada ahí.

-Son criaturas pertenecientes al mundo mágico, son caballos de aspecto esquelético  y un poco escalofriante-.

La observa mientras relata la historia, atento tanto a Niniel como a los Thestrales, manteniendo esa expresión un tanto tímida pero también cálida en su rostro.

-Se supone que son considerados peligrosos porque sólo pueden ser vistos por quienes han tenido una experiencia traumática con la muerte-.

Entrecierra los ojos, como si de una manera sus ojos expresaran un cierto toque mágico de un duende que esta relatando un cuento para calmar los terrores de los niños y niñas. Para que puedan tener el valor de ir a dormir y confiar que al día siguiente despertarán.

-Pero hay carencia de información seria y es mi razón de investigarlos. Pocas veces he tenido la oportunidad de encontrarlos en mi camino y lo que he visto hasta ahora es más bien su carácter noble. Son protectores y cálidos cuando uno les brinda respeto-.

La observa dando pausa a sus palabras, a la espera de la reacción que puede dar a conocer ella. Y de repente, se da cuenta de un golpe iluminador. A la vez que en su tono de voz se hace notar una pasión profunda a la investigación de aquellas criaturas.

Esta será la mejor forma de calmarla, conversar con ella.

Lo escucho, me quedo ahí; en esa posición, escuchándolo con mi rostro decaído sobre las rodillas y mis manos abrasadas a estas. El me explica, sus palabras son extrañas, pues son como si quisiera que supiera algo; eso me entume, un pequeño espasmo se nota en mis hombros como el de alguien que siente algo totalmente nuevo; pues es como si me contara un cuento de una forma demasiado cercana en vez de darme mis órdenes de muñeca.

No estoy acostumbrada, es como en las aulas, me cuesta entender al comienzo; las sensaciones me interrumpen, siento como si me fueran a tomar y a tocar de nuevo, las voces, la inmovilidad; y aun así después se pasa un poco, aun así se pasa un poco cuando logro mirarlo a el y tratar de escuchar lo que me dice para seguir a su deseo.

¿Una experiencia traumática con la muerte? Yo no sé qué significa eso, de alguna forma aquellas palabras atraen mis ojos pero no las puedo entender. ¿Tu los puedes ver?... Yo no sé si pueda. ¿Son como criaturas? ¿Diferentes a las personas? Si dices que son esqueletos ¿Es porque han sufrido algo que los dejo así?

Pregunto con mi rostro en esa posición desganada, pero con un diminuto atisbo de calidez en mis ojos; haciendo eso en parte porque es lo para lo que me tienen ahí; pero de alguna forma, de alguna forma porque me hacer sentir más cálida y más tranquila al cambiar las sensaciones por aquellas palabras.

La observa más tranquila, eso ya resulta un paso para él y a estas alturas puede dar por sentado que su investigación académica deberá de suspenderse en pos de un bien más noble que nunca espero encontrarse en el bosque.

-Si-.

Sentencia con cierto dejo de seriedad pero manteniendo esa sonrisa cálida tan presente en su rostro. Hace una pausa, entrecerrando los ojos como si desease olvidar algo, no un trauma importante para él sino el fanatismo de su sendero por unos segundos. Darse tregua debido al personaje que esta interpretando e inconscientemente porque esta preocupado por el bienestar de aquella chica.

-Son criaturas mágicas, caballos esqueléticos con alas parecidas a los murciélagos. Has hecho una pregunta que ningún académico ha sido capaz de responder y has dado en un punto importante-.

Comenta mientras ve que Niniel da a conocer un poco de tranquilidad en su postura y más expresividad en sus ojos. Pero no debe mencionarlo para no disparar las alertas de ella y que esa confianza como tranquilidad vaya construyéndose poco a poco con naturalidad.

-Estas criaturas tienen mitos, uno de ellos es que son amenazantes, agresivas. Pero creo que eso esta injustificado hasta creo que ha sido inventado porque el mito que gira alrededor de estas criaturas llena los bolsillos académicos. Personalmente, pienso que el temor está en que se desconoce su origen-.

Sonríe cerrando los ojos como gesto de confianza hacia ella, correspondiendo más a esa calidez que no ha de mencionar verbalmente de a momento.

-La muerte es una sensación desconocida, nos genera terror al no ser algo familiar  y por eso mismo terminamos prejuiciando a estas criaturas. Como te he mencionado, las pocas veces que he tratado con ellas han dado a entender un carácter tímido, noble y frágil, aunque eso no quita que puedan defenderse-.

Un extenso suspiro sale de mi cuando lo comienzo escuchar, sintiendo de apoco como un cosquilleo ¿Cálido? comienza a subir por mi interior; pasando por mi vientre, mi pecho, mis hombros, mi cuello y finalmente mis mejillas; las cuales de pronto siento cálidas o acidas como si tuvieran algo; sonrojándome tal vez en ellas. Era como estar en una burbuja mientras lo escuchaba, como la muñeca que está protegida en su propia esfera de cristal del mundo y es que se sentía mejor, ser usada para esto en vez de lo otro.

No entiendo, ¿Porque inventan eso? ¿Porque siempre desean algo de otro? Pregunto poniendo mis manos entre esa cabeza cansada y mis rodillas, apoyando el mentón en ellas y mirándolo a él por un diminuto instante cuando hago la pregunta; como no dejando del todo claro si él está incluido en esos otros que desean de otros o no. Deben ser extraños si son como dices y tal vez me darían un poco de miedo si los viera, o tal vez no; pues son los hombres quienes me toman, no ellos.

Aunque, si son tímidos tal vez es que solo están tan asustados como una después de todo, asustados del mundo que los puede tomar. ¿Porque así son? ¿Hay algunos que van para usarlos cierto? No sabía que me pasaba, ¿Me sentia a mi en el relato que me daba de ellos?; acaso de pronto me sentía como aquellas criaturas que eran miradas sin tomar en cuenta lo que sentían; como habían hecho ellos con esta muñeca...

-Parte de las relaciones entre criaturas tiene que ver con la búsqueda de deseo y este puede ser colmado solo a través de un otro-.

Su sonrisa se vuelve algo nostálgica y que brinda una expresión pensativa a sus facciones al cerrar un poco sus párpados y fruncir el entrecejo.

-Esos deseos son variados, pueden traer bendiciones a la vida de alguien como también mucho daño. Pero no podemos culpar a algo que es más bien una energía que permite el funcionamiento de la relación entre especies y sociedades...sea por sus momentos gratos como ingratos-.

Al escuchar el segundo comentario de ella, deja escapar una risa suave torciendo su labio un poco en una expresión de sonrisa que suaviza más su rostro y brinda un aspecto más acogedor, al punto de parecer el semblante de un duende salido de un cuento de hadas.

-Eso dependerá de las impresiones que tengas de ellos y como te acerques, me acuerdo que la primera vez que vi a uno termine arrancando como si hubiese visto el diablo-.

De repente se muerde un poco el labio inferior de manera infantil por unos segundos para así proseguir con la historia.

-Pero ya avanzado treinta pasos, creyendo que me estaría persiguiendo por el temor que generó en mí, me di cuenta que aquella criatura termino arrancando y escondiéndose entre los matorrales. En ese momento me sentí como un idiota por mis prejuicios-.

Deja escapar una pequeña risa llevando su mano izquierda para poder taparse los labios.

-Debí de verme en un espejo en ese entonces la expresión que pudo tomar mi rostro...seria algo digno para la risa-.

Pero ante el último comentario, su expresión se torna seria no de una manera severa, sino revelando el carácter académico de acuerdo a su profesión como estudiosos de la magia.

-Y has acertado, por lo que sé, en Hogwartz los usan para tirar las carrozas que llevan a los estudiantes al colegio. Muchos de los jóvenes creen que son conducidos por medio de la magia, pero no es así...cosa que no encuentro absolutamente justo y causa la paradoja que acabas de comentar-.

Sus palabras son aprobatorias a lo que ha mencionado Niniel, considerando en ese momento que la conversación a desarrollar esta resultando más interesante que su investigación de a momento a pesar del costo que ha de implicar por ese día.

Escucho sus palabras, mirándolo silenciosa con mi cabeza ahí sobre mis manos; primero le pongo atención, a la vez que el frio de la casi cernida noche empieza a helar mis manos, cabello y rostro; metiéndoseme ahí por entre mis ropas como un enlucimiento que de apoco pasa de ser un cosquilleo a algo que me hace apretarme en busca de calor. Lo escucho, pero es cuando avanza que dejo de respirar por un casi imperceptible instante, cambiando aquel frio exterior por algo que parece silenciar mis sentidos.

Y es que él, el me lo estaba diciendo; me estaba diciendo que estaba bien, que no debía culpar por ese deseo; como si lo que me hicieron hubiese sido natural o normal; como si mi sufrimiento realmente solo hubiese sido parte de una energía o algo normal.  

Bajo mis ojos, cierro mis labios y me quedo en silencio; por un lado casi que lo aceptaba de esa forma como la muñeca que era; pero por el otro lloraba, lloraba tanto por dentro; y es que había sufrido, me dolió durante tanto tiempo allá adentro, mi mente grito tanto por un descanso mientras mi cuerpo era abusado; que no, algo en mi solo quería llorar, algo con lo cual siempre peleaba mientras sentía; un algo que me hacia querer gritar por el hecho de a ver sido yo. Y es que si era así porque fue a mí, porque a las demás no las convirtieron en muñecas también.

No logro escuchar bien lo que sigue, ese pensamiento me abstrae, me marea al traerme el abuso sobre mis brazos; haciéndome esconder mi cabeza por un momento apoyando ahí la frente sobre mis manos. En ese momento me sentí como un idiota por mis prejuicios-. Esas son las palabras que al final acabo escuchando, volviendo a atender un poco mas mis oídos de nuevo, pero esperando ahí entumida a que termine, a que siga y que termine.

¿Porque dices que está bien? ¿Que está bien que se desee algo del otro? Entiendo que se pueda dar para que se desee; pero es que también duele tanto, no puede estar bien algo que duele. Y... y tú mismo dijiste que no era justo para ellos que se les use, tu lo dijiste...

-Si el costo de complacer a otro es el sufrimiento de uno, entonces ahí no existe reciprocidad en el deseo.Pensar solo en el interés personal a costa del dolor ajeno es cruel a mi parecer-.

La observa con detenimiento, de manera pensativa al apreciar que dicho tema resulta importante para ella a primera vista, más aun las dudas comienzan a emerger y un brillo triste pero a la vez paternal se hace presente en los ojos del albino.

¿Que paso contigo en la guerra pequeña?

Deseaba preguntarlo, pero al verla tan descompensada emocionalmente, decidió brindarle el espacio a través de la conversación que estaban manteniendo. Ahora pensando como poder cambiar el tema para así poder ayudarla a calmar esas emociones.

-Yo...emmm, uno de mis proyectos es luchar por la liberación de estas criaturas, no me gustó que se creara esa suerte de fantasía de los carruajes al costo de la invisibilización y el posible abuso a los Thestrales. Puede ser iluso lo que estoy diciendo, pero...creo que eso es malo y para cualquier ser viviente que sea expuesto a algo así, que sea expuesto a un deseo egoísta que generé dolor-.

Un discurso un tanto infantil, pero ahora debe ver como poder desviar esas emociones en ella para así ayudarla a calmar ese corazón agitado que da a conocer en ese momento.

-Sobre el punto que planteas, cuando el sufrimiento aparece, existe un choque de deseos..se genera resistencia entre las partes y bueno..heridas. Pero no todos los deseos deben ser dolorosos porque el abanico de emociones que pueden evocar es muy amplio. Pueden evocarnos felicidad, rabia, tristeza, vergüenza, esperanza como también su contraparte,miedo y valor, etc etc etc-.

La observa detenidamente y sonríe, mientras mueve un poco sus dedos como si estuviese tocando un piano, a la vez que aprieta  y estira los dedos de los pies.

-Por ejemplo, mi deseo en un momento fue estudiar los Thestrales, pero ahora es más importante para mí asegurarme que estés bien y a la vez...bueno, disfruto un poco esta conversación contigo-.

Sonríe con cierta expresión infantil, mientras escucha el galopeo distante de los Thestrales como también el lento silencio de las hojas al caer.

-Mira...tengo curiosidad pero si no deseas responder, respetaré tu silencio-.

Se muerde los labios por unos segundos relajando más su mandíbula como también dejando de apretar los dedos de sus pies.

-¿Puedo saber cual es tu deseo en este momento?-.