El Camino al Infierno... § Abierto

Ha! What case can you possibly present to rip a man from his
family, faith, and friends? Defense?
Listen before you convict,
you see, I never did intend to ruin anything!

"¿Que ha ocurrido? Jamás vi un cuerpo más malogrado..." Comentaba una voz masculina en claro asco solo para ser respondida por otra voz del mismo tono, otro hombre.

"Lucifer volvió a perder el control... ya sabes como es cuando..." El segundo hombre no siguió hablando, cortando la frase solo para girarse detrás de ellos para ver al mencionado, compañero que no era ni más ni menos que una mujer, la cual parecía escuchar música con un aparato digno de muggles, no los veía, no se preocupaba por las manos ensangrentadas, ni siquiera parecía prestarles atención realmente.

Un año entero tomó acostumbrarse a la oficialmente HitWitch, la primera vez que la vieron así distraída, un cono de helado en una mano traído por un elfo, música en los oídos, el tamborilleo del pie mientras el mismo elfo que había traído la recompensa de un buen trabajo realizado se encontraba trabajando, caminando alrededor de su cuerpo, limpiándole con magia, quitando manchas de sangre, aunque para nauseas de sus acompañantes el cono de galleta del helado estaba húmedo, rojo amarronado, galleta que mordía con placer para llegar a las partes más profundas del manjar, lamiendo dedos,

"Moery, termina y vete." Concluyó inclinando la cabeza al elfo que limpio las manos de ella y se inclinó hasta que las orejas tocaran el suelo para luego pararse y desaparecer, los helados ojos del color del mismo hielo se posaron en el cuerpo destrozado... había sido apuñalado unas 10 veces al menos. Y no, no había sido con un cuchillo, simplemente su frustración al ser incapaz de los imperdonables había superado su paciencia y con la misma varita secundaria que le había acompañado en los últimos 3 años, una Gregorovitch original, cola de Thestral, 35cm, Madera de Tejo, rígida, preciosa y efectivamente, con la forma adecuada como para en un momento de ira haber sido clavada en el ojo de su víctima... y posteriormente en otros lugares blandos con una violencia más digna de un rastrero muggle que de la descendiente de dos casas antiguas de Europa del Este.

"Desagradable..." Suspiró, sacando un paño, limpiando la varita con cuidado y lustrándola hasta que escuchó la voz de un tercer sujeto en la escena, finalmente girándose y marchándose con su paso tranquilo fuera de ese depósito ilegal de pociones... aburridos, ya sabía lo que le dirían ‘No puedes descontrolarte’, ‘Tendrás permiso para matar pero se supone que debes evitarlo’, yada yada yada... conocía los discursos de memoria... aparte, era una buena razón por lo que lo hizo, el lord oscuro necesitaba poder y la competencia debía ser eliminada sin importar las razones... el hecho de que pudiera hacerlo legalmente de uno o del otro lado era un extra a su diversión.

Saliendo pasó por una estantería, observando los miles de productos para la manufactura de pociones que había regado, sabía que los muggles tenían algunos de estos males... laboratorios clandestinos, tontos...

Se relamió, observando todo antes de elegir impunemente un frasco: Hojas de Elfo, un buen viaje no le venía mal, la concentración de estas era mayor que las de hojas de marihuana, y siempre podría levantar alguna putita por el callejón para divertirse un rato, no tenía ganas de llenar informes y sentarse para un nuevo estudio psiquiátrico.

Rió por lo bajo, conservando el frasco en el bolsillo de la túnica mientras caminaba hacia afuera, la túnica en lugar de ser reforzada roja solamente tenía los detalles morados que indicaban el status de ‘Escuadrón Especial’ ganado tras los 3 años de entrenamiento para ser Auror, la placa colgaba junto a varias bolsas de cosas que nadie deseaba saber en el cinto que adornaba su cadera para poder transportar utilidades y la ropa era simplemente un corset hecho en cuero reforzado y un short, descarada demostrando las curvas mientras caminaba sin rumbo por los oscuros callejones, esperando encontrar alguien que le divirtiera.

Sabía que eran ansiosa y deseaba todo o nada, hoy día no le importaba quien fuera que le hiciera sentirse viva una vez más, solo que lograra despertar su mente aunque fuera por un instante.

Intent is a guilty conscience's white flag against pride,
so I find you guilty of the crimes.

—No sabemos qué cámara fue —repite el duende a los aurores que están frente a él y yo contengo una sonrisa.

En los últimos diez años la cantidad de idiotas que habían intentado robarle a Gringotts al parecer se habían duplicado. Algunos envalentonados por la hazaña de Harry Potter lo habían intentado con más frecuencia en el último año y habían fracasado brutalmente. Un idiota había quedado encerrado en una cámara y otro más había sucumbido bajo el fuego del dragón. El único vivo iría derecho a Azkaban si los duendes accedían a abrir la cámara, pero en el momento en que me puse la túnica roja oscuro para salir aún seguían escudándose bajo el «no recordamos que cámara era». Apuesto a que sí que lo recordaban…

Los dejé hablando solos después de que me hube encargado de la seguridad y salí por la puerta directo hacia otras ocupaciones. A esa hora en el callejón Knocturn no habría más de dos desubicados, con suerte algún idiota buscando magia oscura y, por supuesto, el señor Borgin, que se había vuelto rico el año anterior y se había salvado de una condena con pura suerte. Pero no iba a verlo a él, pretendía adentrarme más en el callejón. Antes de entrar me aseguro de subirme la capucha y tapar mis cabellos. Antes me sentía más segura con la máscara plateada que cubría mi identidad, me regodeaba del sufrimiento de otros aun cuando no podían ver mi cara, ni mi sonrisa medio curveada hacia arriba, pero podían imaginarla, y, por alguna razón, lo que imaginaban siempre era peor que la realidad.

Sigo caminando, husmeando entre tiendas y escaparates, buscando un indicio de que aquel Callejón puede volver a recuperar el esplendor que tuvo en la guerra cuando, delante de mí me fijo en una túnica con los emblemas de los servicios especiales. «¿Qué hace un maldito auror aquí?», pienso y sin embargo me pica la curiosidad cuando veo la manera en que se muere y se contonea, hasta que la alcanzo y me encuentro con un cabello rubio y una cara que no sé si quiero reconocer o no…

No es que me la haya topado muchas veces, ni es que conozca a todos los que alguna vez encabezaron las filas del Señor Tenebroso, pero su nombre la precede de todos modos. Si a mí la tortura sin motivo no me hacía gracia —siempre quería un motivo, algo, preguntas que hacer, una confesión que arrancar de unos labios moribundos—, ella es… distinta. Parece que la sangre la llama, el caos, el desenfreno.

—Vaya, vaya… —digo, cuando estoy casi por alcanzarla—. Quien diría que la Ley Mágica aun quería a Melody en sus filas…

Esbozo una sonrisa torcida. No sé si me reconozca o sepa quién soy. Pero sí sé quién es ella. Como dije, su nombre y los muertos que parece, no le importa cargar, la preceden.

Los ojos helados se alzaron al notar una mirada oscura en ella. La sonrisa ladina apareciendo con facilidad en los labios al reconocer la otra figura femenina. ¿Quien diría, quien diría? Ah... las curiosidades del destino.

Frunció los labios levemente, no llevaba maquillaje pero tras el helado la circulación se había concentrado en esa parte de su cuerpo dando un tono casi rojo intenso, los dedos quedando también helados y algo rojizos por la diferencia de la temperatura. Toda ella era bastante pecaminosa por el simple hecho de existir, pero en ese momento con la túnica de auror caminando por medio de Diagon Alley era un nuevo nivel de perversión, sabiendo que muchos no se decidían si debían pedir sus favores o temerle por su status...

Las dos cosas estaban íntegramente conectados, si conseguían los favores de la platina dejarían de ser personas a sus ojos, serían solo muñecos de carne y hueso con quienes jugar, disfrutar, maltratar... adoraba cuando se retorcían entre el dolor y el placer bajo sus manos, ¿una aguja? ¿Una pinza? ¿Por quien rogarían los Lancaster si fueran apresados en sus amorosos cuidados? ¿Se venderían mutuamente?

‘Llevate a mi esposa, pero déjame ir, por favor.’ Sonrió por lo bajo. No, él no parecía de ese estilo, quizá fuera valiente y trataría de protegerla a ella, dejándola ver como su cuerpo era torturado a cambio de la libertad de la mujer de apariencia frágil pero mirada afilada.

Lástima que ellos eran de los Come Muerte, por ende no eran juguetes y si jugaba con ellos Aquel-que-se-le-cayó-la-nariz se hubiera enojado... pero él estaba muerto y la mujer venía a ella en Diagon... a veces extrañaba a Bellatrix Lestrange, ella si sabía divertirse.

"No te confundas, querida... la ley mágica quiere un felatio gratis y un culo que follar. Lástima que a cambio ponen peso en lugares donde no deberían. Por cierto, si quieres entrar allí no te lo recomiendo, hubo un gran ‘ups, se los dije’ allí dentro y está un poco bañado de porquerías." Comentó con su sonrisa tranquila, aunque sus ojos brillaban en cálida diversión... no era todos los días que podía ver a sus compañeros shockeados por la masacre que podía causar una varita cuando no estaba siendo usada para magia.

Melody… su reputación la precede ciertamente. Una reputación que hace que la mayoría se mantenga alejada de ella. Formando equipo con Bellatrix Lestrange se convertían en algo temible. Gritos arrancados a punta de varita, sangre que brotaba de demasiadas heridas para contarlas. Un juego que también había aprendido a jugar y a veces me había divertido para arrancar nombres, lugares, gente desesperada por delatar a otros para conseguir una muerte limpia.

En general sólo acababan en las manos de cualquier Lestrange, de Fenrir Greyback o de cualquier otro. Al menos, en eso podía decirse que era una mortífaga al uso.

Sonrío al oír a Melody. Por supuesto. Querían a alguien con la moral perdida, alguien a quien acercarse, un trasero gratis. Aunque conociendo a Melody, sabía que los que conseguían un polvo gratis después conseguirían algo que quizá no los haría gritar de placer.

—Supuse que sería eso, ¿aun causas fascinación? —curvo la sonrisa hacia arriba en una mueca tenebrosa. Ese nunca fue mi estilo. Al principio era casada y luego, después de su desaparición, no corrí a los brazos de todos los imbéciles que se atrevieron a sugerir un consuelo.

Patético. Le era fiel a la única persona que no era de mi familia a la que había querido.

—No entraré a ver el desastre, ciertamente, soy bastante capaz de imaginarlo. Increíble que no sepan lo peligrosa que puedes llegar a ser y aun estés entre sus filas. Supongo que un par de curvas los hipnotizan.

Fascinación... oh, que buena palabra. No, no causaba fascinación, sino algo más profundo y oscuro. Era curiosidad lo que les llamaba de ella. Lo sabía, todos los que la buscaban se imaginaban lo que ocurriría después, sabían que estaban jugando a la ruleta rusa y a alguno le tocaría ser la víctima... pero regresaban por una probada del fruto prohibido, por las sensaciones que podía crear en una mezcla de drogas, alcohol y sexo.

Su cuerpo se estiró, se amoldó, dejando que la sensación del hiriente cuero se amoldara a sus curvas. Había tanto por hacer, tanto por delante que no sabía por donde comenzar a trabajar realmente, los mortífagos estaban perdidos y Voldemort estaba muerto.

"Se puede decir que no es precisamente fascinación... solo ven algo que no deberían poseer pero lo desean y todo lo que desean lo quieren poseer. Un coño apretado, una actitud desenfadada, alguien que esté dispuesta a abrirse de piernas en lugar de salir a trabajar. Y si es algo que suena sucio y prohibido con más razón." Sonrió, buscando en alguno de sus bolsillos por tabaco y una larga pipa de tamaño pequeño que cargar. "Todas las personas son iguales, querida... quieren algo que no deberían, o se niegan algo que les pertenece. Aparte, no soy solo auror..."

Al decir lo último le mostró la placa que le marcaba no solo como Auror sino que como Hitwitch, un permiso especial para matar en caso de emergencia pero suponía que no incluía regar restos de ojos y otras vísceras por la sala.

"Siempre buscan un asesino al que echarle la culpa, este es mi caso. ¿Y tu? Los Goblins dando dolores de cabeza como siempre? Casi extraño los días de entrenamiento... oh, como gruñían... odiaban que les preguntáramos cosas." Recordó con un escalofrío placentero. ¿Interracial? Oh, si... y los goblins que se abandonaban a los placeres más mundanos tenían esas formas tan viscerales que le hacían jadear de solo recordar como torturaban cuerpos, esos dientes puntiagudos que siempre destrozaban piel y músculo...

También había sentido eso… ese «quiero lo que no puedo tener». Lo había visto pintado en los ojos de algún imbécil y me había divertido con él, aunque no precisamente al uso. Su cuerpo había quedado abandonado en una zanja, marcando la única vez que había torturado por el gusto de arrancar los gritos lentamente, a punta de varita, hacer un espectáculo de sangre. No, siempre había sido diferente. Algo extraño entre hombres acostumbrados a conseguir lo que querían o tomarlo por la fuerza… No, estaba casada y, contrario a lo que quizá Bellatrix Lestrange hacía, honraba mis votos matrimoniales.

Total… para sólo haberlo querido a él en la vida. Ya era algo.

—Hitwitch, con permiso para matar… —entorno los ojos al ver el emblema—. Supongo que necesitan a alguien que les haga el trabajo sucio y con quien echar unos polvos de vez en cuando. No es mi estilo, al menos lo segundo.

Me quedo mirando la placa un momento. Cuántos no darían por tener una. En mi caso, simplemente mato porque quiero, cuando quiero. Tomo lo que quiero y dejo lo demás. Más sano, y también más peligroso. Se siente esa adrenalida de no saber si te agarrarán está vez. Y ahora que los mortífagos están desperdigados y el Señor tenebroso muerto, las cosas son diferentes. El mundo se estremece ante cada acto malvado, aunque intentan convencerse, por dentro, de que todo está bien. Se lo repiten tanto que van a acabar por creérselo y no se van a dar cuenta de que seguimos aquí, dispuestos a plantar cara en el momento menos pensando. Aquí estamos, reconstruyéndonos, armándonos de nueva cuenta…

—Los goblins son sólo goblins —respondo—. Respetan mi trabajo aun cuando los magos impiden que avance. No me ven como la escoria, y a cambio yo los trato decentemente. Es un buen trato, claro… sobre todo desde que, gracias a Harry Potter —casi escupo el nombre, todavía sin poder creer que un idiota de dieciocho años sea capaz de tanta influencia en el mundo— creen que la seguridad de Gringotts es cosa de risa. No… ese trabajo no llena, si es lo que preguntas. Quiero otra cosa y debes saber qué es. Quiero que todos se vuelvan a unir, los que quedan, que el ejército se vuelva a reconstituir ahora que parece que todos viven en su atmósfera de aparente tranquilidad.

- El mencionar acerca de aquel ejercito no dudo en pararse de donde se encontraba, siempre había permanecido callada pues nunca se ha llevado bien con los magos a pesar que los mortifagos le han dado una vida y una razón por la cual vivir... Se levanta rápidamente de su lugar...¿ Acaso podria cumplir mi promesa con esta hermosas mortifagas?.


- ¿Acaso necesitamos mas razones para destruirlos? - dice con gran sonido en la habitación.

Se escuchó el ronroneo de Melody.
Las palabras se mezclaban entre su paladar sus objetivos eran confusos, o al menos deberían serlo si no fuera porque lo único que quería era diversión. Los mortífagos eran diversión.

Inclinó la cabeza al notar que alguien más se sumaba a la charla en la zona más oscura, los labios rojos estirándose en una sonrisa divertida. Oh, si... recordaba esa cabellera. Era una de esas mujeres deliciosas con poca inhibición y mucha diversión por delante. Era considerable este tema ya que incluso los mortífagos en muchos casos eran retraídos a las practicas de placer más amplias, temerosos de lo que pensarían si simplemente se follaban a una sangre impura.

¿A quien le importaba?

Chasqueó la lengua divertida antes de moverse en una suave danza, haciendo espacio para la chica de cabello llamativo.

"Volver a Reunirnos... me parece una idea muy buena. Las Tres escobas, en una semana, pediré una habitación privada para hablar del ‘futuro’. Aun Knokturn Alley tiene oidos en todas partes." Aclaró, dandole una mirada a Celelia y una sonrisa que prometía juegos prohibidos si la dejaba.

Y hablado de los oídos de Knocturn. Cel. No sé por qué no me extraña encontrarla por aquí, si parece que está en todas partes y en ninguna. Es joven, idealista, tiene conceptos parecidos a los de Melody en cuestión de diversión y... No conozco más de ella. no me cae mal, especialmente, pero la considero demasiado joven quizá. Aunque Melody tampoco se queda atrás en cuestión de juventud. Parece que en ese momento soy la única que me estoy acercando peligrosamente a la treintena, aunque en realidad la mayoría de los mortífagos más veteranos deben doblarnos la edad con gusto.

—Bueno, Cel, si quieres buscar razones eres libre de hacerlo —me encojo de hombros con ese gesto de "me da igual"—. Yo ya tengo las mías... —presiento que Melody no tiene ninguna, cosa que me da igual. Si mata igual, es lo mismo.

Chasqueo la lengua.

—Demasiados oídos, lo sé —respondo ignorando la mirada entre las dos mortífagas. Me da igual que clase de cosas hagan, siempre y cuando no acabe yo embarrada con sus juegos sexuales—. Las tres escobas... —repito—. Esperaré ansiosa...

- Mientras se paseaba no podía evitar escuchar las palabras de Ffion ¿Buscar mas razones?... Yo no necesito mas razones quiero acabar con toda la escoria mágica que habita este mundo... ¿RAZONES?.

- Empezó a caminar alrededor de las damas poniendo su mano suavemente en los hombros de Ffion mientras la resbalaba mientras iba caminando - Mi querida Ffion, no necesito mas razones con las que tu me des sera una buena excusa para asesinar esa escoria - dice mientras posa uno de sus dedos en el labio y este lo muerde un poco la mirada se centra completamente en Melody, mientras que en un guiñe de ojo le da su acepción a cual maldad pasara por su mente.

- Mientras se detuvo un momento y lo medito... Pero las miradas de Melody eran una fuerte distracción - ¿Tres escobas?, e escuchado que las cercanías están bastante cuidadas y han llegado nuevos viajeros a acudir el supuesto llamado - Dice mientras suelta una carcajada - Me parece un buen lugar

"Entonces desconcentremonos, dentro de nada saldrán los aurores y las tres tenemos fama, no será un buen resultado que nos vean juntas." Aclaró viendo a su espalda que el negocio seguía cerrado pero que sin lugar a dudas adentro estaban aún sus compañeros.

Sonrió. Si, ella era una mortífaga por capricho, sin embargo de tonta aun no le contaban un pelo, si se quedaban allí las tendrían en la mira durante demasiado tiempo. Y ella tenía droga robada en un bolsillo y Celelia un historial que no quería tener que volver a borrar aunque era raro que llegaran a ella noticias sobre la chica, era claro que podía cuidar su propio trasero perfectamente.

"¿A nombre de quien la habitación?" Preguntó para ver si convenía cambiar los nombres durante ese momento.

—A mí no pueden ficharme por nada… aún…

No, nadie conoce mi marca tenebrosa. Siempre cubierta por mangas largas o guantes. Cel tiene contactos en el ministerio que la pueden salvar de todo y yo tengo una varita peligrosa… por si acaso. Pero las tres juntas, sobre todo por la presencia de Melody, es algo peligroso, no quiero que me vigilen. Quiero libertad.

—Ya nos veremos… —respondo, dando media vuelta, pero vuelvo la cabeza cuando oigo la pregunta—. ¿Nombre? Charlotte White suena a genérico.

Vuelvo a voltearme y sigo caminando sin mirar atrás. Volveré que se vuelvan a reunir. Aunque tenga que trabajar junto a ese tipo de personas. ¿Cel? Soportable. Melody… tener a alguien como ella cerca te obliga a cubrirte las espaldas.

- ¿Ficharnos? hago lo posible en mis manos para ocultar sus sobresalto dice mientras se recuesta junto a una pared del lugar, no podía evitar pensar que el lugar era un lugar de Alerta pero no solía sobresaltarse ante las situaciones, mas si has estado maldita por tanto tiempo...

- Cuando vio que Ffion se alejaba,  le dejo una mirada inquieta y un guiñe de ojo mientras mordía uno de sus labios Bueno, ya nos veremos ''Melody'' - Luego coge el camino por el que va Ffion solo que ella va corriendo y cuando llega hasta ella se voltea y le roba un beso mientras la mira fijamente - No olvides despedirte! .
- Luego de eso continua corriendo entre y saca de su mano su varita - Ascendio - luego en el aire manda un beso y continua corriendo entre los tejados a bastantes pies del suelo hasta perderse en el lugar .

Celelia me roba un beso y frunzo el ceño, antes de que pueda responder se largo. Alzo una ceja, porque más le vale no volverlo a hacer en si vida, pero me marcho. Tengo muchas cosas que hacer, una de ellas, volver a Gringotts a ver si ya resolvieron lo del robo, pero eso lo dejaré para mañana. Quizá vaya a casa temprano. ¿De qué sirve tener una mansión enorme si no la disfruto y sólo yo vivo en ella? Mansión desperdiciada, claro. Mi madre quería nietos, pero nunca me plantee dárselos, estaba muy ocupaba haciendo otras cosas...

Mi padre, no sé si quería nietos. De todos modos, se iba a perder su apellido, aunque por costumbre yo continuaba usando mi apellido de soltera, algo que no había sido visto con buenos ojos en todos lados. Sigo caminando hasta el Caldero Chorreante, donde reconozco al tabernero, Tom y le dedico una sonrisa. Al menos sigo siendo su cliente frecuente. Le dejo unos cuantos sickles porque me deje usar su chimenea, cosa que siempre hace.

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