Strong Again § Abierto

Había huído como la cobarde que era nuevamente. O no, quizá no escapó o no lo suficientemente rápido, pero es que las rodillas no resistirían mucho más su peso. No por débiles, sino que temblaban incontroladas por los espasmos. Comenzó a reir. Reía descontrolada porque ya no podía pensar. Los ojos violeta tratando de mirar el cielo mientras caminaba en un intento de llegar a la puerta que le separaba de Hogsmeade. No había caballos para ella y claramente no tenía escoba para volar, ya que había tenido que venderla.

Era extraño sentirse tan mal y tan libre al mismo tiempo, era como si la ninfa en ella se hubiera liberado al fin de esa cadena que la tenía esclava de emociones ajenas. Era por fin... por fin libre y sabía que si lo volvía a ver sería terrible para ambos. Porque él sería su debilidad aunque estuviera en otros brazos y eso implicaría que fuera parte de esta guerra que aun seguía furiosa bajo las miradas de espectadores que preferían hacer la vista gorda y no enterarse de que es lo que estaba ocurriendo en el mundo exterior.

Pobres locos... pobres locos... aunque... ¿quien está loco realmente?

Ah, complicada pregunta, complicada respuesta. Quizá podría quedarse aquí a meditarlo un rato. Si, un rato... no era tan malo. Sonaba a una fantástica idea en el momento que encontró un árbol al borde del camino y decidió acurrucarse bajo él, cerrar los ojos y dejarse llevar por el arrullo de las aves. Risas leves se escapaban de sus labios mientras trataba de acomodarse lo mejor que podía... le dolía la columna, le dolían los costados, de hecho, le dolía todo como si hubiera padecido un cruciatus tras otro hacía menos de diez minutos, pero no tenía pociones para los calambres o para el dolor en este instante así que solo se tapó con su propio cabello al borde del camino y descansó.

Salía de Hogwarts para ir a ver a mi madre, que me había enviado varias cartas la última semana, diciendo que me extrañaban en casa, que si había visto las noticias de un asesinato, que si en Hogwarts estaba todo tranquilo y diez mil cosas más. Realmente sólo era una visita fugaz, pero hacía tiempo que no la veía y aunque le enviaba cartas no era lo mismo.

Caminaba pensando en lo mío, esperando llegar al borde del hechizo anti aparición para desaparecerme rumbo a casa, aunque la sensación de mareo que involucraba aquello y el miedo a dejar una parte de mi cuerpo atrás no se apagaba del todo, pero era un buen método para ir de un lugar a otro. Distinguí a la figura a lo lejos, tirada al borde del camino, con el cabello rubio desordenado, así que corrí hasta allá, preguntándome si había sido un accidente o si simplemente había caído desmayada.

La reconozco justo al verle la cara. La vi en la sala común varias veces, los años anteriores, pues iba dos… ¿o uno? Cursos por debajo. Realmente nunca me relacioné con ella, pero todo el mundo en Hufflepuff la conocía. Tenía inhibidores para veelas allí a donde iba, llamaba la atención y solía jugar al Quidditch… creo. En realidad nunca le presté demasiada atención, pero sé cómo se llama.

—¡¿Louise?!

Quizá mi exclamación es demasiado fuerte o demasiado alarmada para algo que parece ser un simple desmayo, pero parece ser que la paranoia de la guerra se va a quedar en mi cuerpo un tiempo más.

El grito la despertó, un despertar torpe y doloroso de hecho. Su cuerpo se tensó y se arqueó tratando de contener el dolor que los grandes ojos violeta expresaban. Incluso, no eran solo sus ojos violeta, sino que sus labios rojos separados en un sutil gesto de dolor.

Como odiaba esto, los mareos y el cansancio repentino y esa mirada perdida que sus ojos expresaban, esta sensación de haber sido atacada por un hechizo de tortura, los dedos temblandole como siempre en las últimas 6 semanas desde que comenzaron los experimentos.

‘No quiero estar sola...’ hacía eco en su mente con su propia voz sin saber si se trataba de algo que había dicho en el pasado o era algo que diría o quizá era de esta chica que se le acercaba con el cabello en llamas, la sensación de que en algún momento tuvieron alguna charla de más de dos segundos, algo que incluía vestidos, helado y grageas de fresa. Algo... ¿que era ese algo que olvidaba?

Así que sonrió con esa sonrisa tensa de dolor pero brillante en su tranquila armonía que solo podía alcanzarse con un ser blanco como la nieve. ¿Por que tenía la sensación de que algo en esa descripción seguía estando mal? ¿Por que recordaba un cabello tan rojo como el de la chica que gritaba y no entendía nada, no entendia el porque o la razón?

¿Por que gritaba?

"¿Hola?" Preguntó apenas consciente de si era realmente a ella que le hablaba o quizá es que había alguien más presente que debía llamarse Louise. Pero es que como se dirigía a ella... ella era Louise.

Oh... oh, agradable, eso era lo único que pudo pensar al sentir que el sol pegaba en la pálida piel y le hacía vibrar como las flores que necesitan de la energía solar para hacer fotosíntesis. Por alguna razón esa temperatura agradable le reconfortaba y aliviaba el dolor que tenía en sus articulaciones y en el costado donde la acariciaba, ayudando que girara la cabeza en un intento salvaje de ver quien era que se acercaba una vez levantó la cabeza.

Bien, realmente esperaba qué fuera algo sin importancia, pero bueno... Veo el dolor en sus ojos, en su mueca, en lo que tarda en reaccionar y tengo la certeza de que no le está yendo bien, la última vez que la vi fue en Honeydukes y parecía tener la misma vitalidad de siempre, que en poco más de dos meses... ¿O menos? ¿Por qué a veces soy tan despistada?... Bueno, parece haberse esfumado, y no parece que esté bien, en ningún sentido.

—Soy yo, Lou, Susan... Susan Bones... —intento sonreír, pero lo cierto es que la sonrisa sale forzada de mis labios. Todo parecía tan pacífico, tan tranquilo y de repente esto... Me doy cuenta de que por más que lo intente siempre habrá problemas allá afuera—. ¿Qué ocurrió? Estabas dormida aquí... creí... que te habías desmayado o algo...

La examino, pero además del dolor que parece sentir y que no sé de donde demonios viene, parece estar entera, aunque tiene los ojos de un color extraño y la expresión perdida completamente, como si estuviera en otro mundo.

Me arrodilló al lado de ella, intentando tenderle una mano, viendo lo forzado de sus movimientos, y el esfuerzo si quiera que tenía que hacer para moverse.

—¿Estás bien? —Aunque la respuesta es obvia: No.

"Susan... Bones..." Repitió lentamente como quien prueba las palabras antes de sonreír ampliamente, todo de repente le parecía haber caído de regreso a tierra. Si, claro... Susan Bones...
Bueno, no, en realidad no la recordaba, pero había momentos que le costaba recordar cosas por lo que asumiría que simplemente era un pequeño Lapsus mental que solía tener... solía tener. ¿cuan seguido ocurría esto? Ah... esperaba que no mucho.

"Disculpa. Yo... estaba cansada de repente, últimamente no estoy muy bien." Admitió sin querer dar demasiada información pero sin poder negarla tampoco. El cuerpo de la veela estaba cansado, se sentía agarrotado, derrotado. Por alguna razón sentía un hueco en su pecho, como si algo se hubiera roto por dentro y estuviera sangrando lentamente, cada movimiento hacía que una nueva gota de rojo pasión se derramara haciéndole daño.

Por extraño que pareciera una parte de si misma estaba convencida de que debía dejarlo sangrar así cuando estuviera vacío podría desprenderse de él con mayor facilidad. ¿Por que desearía deshacerse de su corazón?

"Quizá debo regresar a casa..." Comentó con esa sonrisa fácil, buscando de que agarrarse para ponerse de pie. Había que mantener cara, sino sabía que iría a parar al a enfermería de nuevo. No importaba cuanto el cuerpo de una veela se adaptara, sabía que si Madame Pomfrey se enterara de los colapsos le encerraría en la enfermería hasta saber la razón. "¿Sales del colegio?" Pregunto curiosa al notar que Bones iba camino a las puertas de los cerdos alados.

Pongo cara de desconcierto ante la reacción de Lou, parece tardar en recordar quién soy, o simplemente en ubicarme. Su mirada parece perdida, lejana, como si realmente no estuviera concentrada en mí y aun estuviera en el sueño, perdida y yo no pudiera alcanzarla. La había visto vagar por el colegio después de haberlo dejado, pero realmente nunca con la atención debida. Sin embargo, en ese momento era notorio que estaba mal, que tenía problemas y que quizá el consejo debió de haberle permitido seguir con las clases.

—Lou, ¿hay algo que… te esté ocurriendo? —mi pregunta va dirigida con tacto, pero no sé si la responda. Tengo la mejor de las intenciones pero, como solía decir mi tía Amelia, la mejor de las intenciones no basta en lo absoluto, hay demasiadas variables que influyen en la vida.

Demasiadas, y al mirar a la rubia me pregunto qué demonios está pasando. ¿No tenía una hija? ¿Qué hace entonces allí, tirada en el camino, arriesgándose a que cualquiera la encuentre? No puedo juzgarla porque no conozco su caso, pero aun así me suena extraño encontrarla en ese estado tan precario, con esa mirada que trasluce muchas cosas que no dice. Como, por ejemplo, que parece perdida.

—Lou, no estás bien, quizá deba llevarte a la enfermería… —sugiero, no demasiado segura, casi ignorando su pregunta deliberadamente. Ni siquiera sé dónde vive, pero, por su estado, parece que no dará dos pasos y sólo se está poniendo en peligro.

"No te preocupes, Susy... solo es un poco de cansancio y la posición no era la mejor. No he dormido bien..." ‘No he dormido en absoluto.’ Agregó mentalmente, no recordaba haber dormido...

¿Que recordaba?

Recordaba haber estado en Hog’s Head, haber pasado allí la noche, recordaba que la misma Reina había entrado a las 12 de la noche a la habitación junto a su compañera... Recordaba que le habían hecho tomar una posición enredada donde ambas estaban abrazadas y luego como todas las agujas habían penetrado su piel a los bulbos al mismo tiempo y el dolor, los gritos...

Recordaba haber sido forzada a revivir cada segundo de lo que pasó allí, entonces, hacía 3 años, una y otra... y otra vez más hasta que su mente se quebró y la dejó desorientada, el desaliento, las pesadillas manteniendola despierta para no seguir recordando porque cada vez que parpadeaba o cerraba los ojos volvían a ella en mares de desagradables sensaciones. Recordaba como al quitarse las agujas se había girado para vomitar y regresar porque su compañera no estaba mucho mejor.

Luego había ido allí a hablar con él solo para terminar con la locura y al final del día parecía que solo había quedado amarrada a más de ella. Ni si, ni no... pero...

¿Quien es él?

"¿Quien era con quien hablé?" murmuró para si misma tratando de recordar exactamente antes de regresar al tema. "No, no... si llego a Hogshead Mr. Dumbledore estoy segura que me pasará por la red Flu a casa donde podré descansar. Solo estoy cansada." Agregó con una sonrisa brillante, los ojos lila brillando con la luz del sol. "¿Donde ibas? Creía que era un día de colegio..." ¿O acaso era fin de semana?

—Ya… ya… —frunzo el ceño, ¿«sólo un poco de cansancio»? Con sólo un poco de cansancio no sé queda uno dormido en el piso en una posición extraña, además de Louise parecía demasiado desorientada al verme, como si no supiera donde estaba—. Parece algo más que sólo cansancio, la verdad. Pareciera como si vivieras agotada.

No la acabo de creer y eso se nota de lejos. No sé que haré, pero si ella no quiere no puedo arrastrarla hasta una de las camas de Madame Pomfrey. Después de todo, es una veela. Quizá deba dejarla marcharse, pero no estoy segura de que llegue sana y salva a su destino.

—No puedes irte tú sola en este estado —le digo, firmemente—. Prefiero que te vea la señora Pomfrey, pero tampoco te voy a obligar.

¿O es que no quiere ver a la señora Pomfrey por alguna razón en específico? No tengo ni la más remota idea. Aunque leer a las personas a veces me es fácil, en ese momento Lou es todo un enigma. Lo único que percibo es el dolor en sus facciones y el desconcierto y eso me hace pensar que dejarla marchar sola es un peligro, más para ella que para cualquier otra persona.


—Te puedo acompañar hasta casa, si quieres y hasta que me asegure que estás sana y salva —digo finalmente.

"Puedo llegar a un compromiso si me acompañas a Hogshead." Contestó sonriente.

No podía llevarla a la casa y no podía regresar a la enfermería. ¿Y si la enfermera descubría lo que escondían sus ropas? ¿que haría? No quería que la viera una enfermera o una medimaga... quizá si la Reina la revisaba estaría mejor, esta noche habían ambas tenido una reacción muy negativa a los componentes, lo cual es curioso porque no solían compartir síntomas considerando que una trataba de dejar de ser lo que la otra deseaba ser. Por lo general eran opuestas...

Mientras ella afilaba peligrosamente su memoria, Louise por el contrario olvidaba con tal facilidad que era un milagro que recordara su propio nombre... de hecho, a veces no lo recordaba y solo respondía al ‘otro’ nombre.

"Creo que quedé dura por la posición..." Comentó tras un momento antes de respirar profundo y comenzar a caminar a paso lento y cuidadoso. "¿Día de descanso?" Insistió, decidida a saber en que clase de día estaba o cuando era esto... necesitaba saber si estaba viviendo el aquí y ahora o era uno de tantos sueños esparcidos por su mente.

—A Cabeza de Puerco, por lo menos —accedo, porque tengo la idea de que no lograré nada más—. Pero me aseguraré de que te quedes a salvo —le advierto.

Le tiendo la mano para que se coja de mí por si quiere que la ayude a caminar, o simplemente para apoyarse. No sé si la acepte y no me importa, pero parece ya un cadáver y su rostro desorientado me causa un poco de lástima. Me pregunto por qué está pasando, pero… no lo sé. No quiero preguntarlo, porque si se ha negado a que la acompañe hasta su casa quizá tenga algo que esconder, o algo que no quiera contarme.

—Sí, iba a ver a mi madre. Supongo que no pasará nada si me retraso un rato —suspiro. Las relaciones con mi madre siempre han sido cosa extraña, tirantes, como si intuyera que en secreto prefiero a mi padre, por lo que algunas veces se esfuerza por agradar y otras me lo reclama. Al menos podemos decir que somos una familia normal, con peleas normales y malentendidos completamente normales—. No me costará nada acompañarte hasta Cabeza de puerco.

UPS :

Sacudió la cabeza, tratando de despejarse y asintió con una sonrisa relajada mientras caminaba a un paso lento y cómodo, temiendo marearse. Estaba bien, solo estaba algo mareada, no era algo que pasara a menudo. El corazón latía fuerte aunque parecía estar más bien arrastrando cristales a cada bombeo que hacía. Esto era terrible, terrible.

Y ni sabía porque era tan terrible, solo su mente estaba en blanco, tenía sueño, quería regresar a casa, se sentía desgastada, era como si alguien... alguien hubiera arrancado algo de su pecho y lo hubiera quebrado y ella estuviera caminando, caminando paso a paso como un juguete, como una sombra que solo sabe imitar movimientos ajenos, movimientos como los de Susan Bones que caminaba con ella.

"No deberías atrasarte si es por ver a tu madre... a mi me gustaría poder ir a ver a la mía si tan solo me dejara verla." Comentó con una leve sonrisa en los labios.

Extrañaba a Mamá Ulrika, ella siempre la trataba como a una niña pero la quería y la cuidaba aunque le gritara y fuera estricta. Ella quería a sus mamás de regreso y a Emma, ¿por que estaba tan sola nuevamente?

Off:

—No me desviaré mucho —aseguro, extendiéndole la mano para ayudarla a levantarse, no está bien y no puedo dejarla allí en ese estado, al menos si llega bien a Cabeza de Puerco me sentiré satisfecha.

No puedo ayudar a la gente que no quiere dejarse ayudar y sospecho que Louise está en la lista, por la manera en la que intenta desembarazarse de mí desesperadamente. Tengo que llevarla a algún lago, para que no se quede allí, a campo abierto, perdida y en la nada.

—¿Tu madre no te deja verla? —preguntó, frunciendo el ceño. Quizá por eso haya perdido el rumbo, pero no quiero preguntar más de lo necesario, así sólo conseguiré que se cierre más en si misma.