Breathe Me § Abierto

Help, I have done it again
I have been here many times before
Hurt myself again today
And the worst part is there's no-one else to blame

Tomó el bate. Había extrañado esto, aunque se sentía mal, el permiso que había conseguido para viajar dentro y fuera del colegio era para intentar asistir a las materias cuando tenía tiempo, sin embargo lo estaba usando para esto, para tomar ese bate con tanta fuerza que la madera parecía crujir bajo sus dedos, tomando una bludger y soltándola.

Recordaba una situación similar, incluyendo un Raven de su edad y una bludger loca... la diferencia es que no necesitaba escapar esta vez, no había daño real que pudiera tener en su cuerpo ya que el embarazo había acabado y ella regresaba a ser la veela sana y fuerte de siempre.

‘¿Como esperas que pueda sostener a mi hija con estas manos?’ Había preguntado desesperada. ‘¿No ves? ¿No ves que están rojas? No puedo, no puedo mancillarla, por favor, no me hagas esto?’

Había quebrado, había dejado que su mente se debilitara, no podía volver a permitirlo, la Reina necesitaba gente que supiera lo que hacía, no débiles niñitas. Debía crecer por Madison, debía seguir adelante.

‘¡Es tu hija! ¡Te necesita! ¡Necesita que la cuides y no solo que la protejas! ¡No puedes seguir huyendo de tu responsabilidad, no puedes negarte a ver que te necesita ella a ti también.’

Sabía que las cosas iban a mejorar, pero ¿por que todo iba tan mal en este momento?

Chasqueó la lengua, apretó el vientre y tensó el brazo sintiendo como la bludger golpeaba su hombro, se sentía agradable poder pensar con claridad aunque fuera por un rato, un rato en el que giró el bate y golpeó la pelota antes de comenzar un juego de persecución Bludger Vs Louise.

Be my friend, hold me
Wrap me up, un-fold me
I am small, and needy
Warm me up, and breathe me

Quidditch. Mi madre se había asegurado de enseñarme a volar apenas tuvo la primera oportunidad. No es por ser pedante, pero tengo una gran destreza en el vuelo de escoba; cada vez que encontrábamos alguna zona donde pudiéramos practicar fuera de la vista de muggles, lo hacíamos. Ya fuera en campo abierto, o más comúnmente entre árboles, donde si no estaba atento podía ser lanzado al suelo por una rama. Así que este curioso deporte no me resultaba completamente desconocido, aunque era la primera vez que veía a alguien jugar tan de cerca. Y debí parpadear sorprendido al reconocer en la aguerrida jugadora a la chica rubia del despacho de la profesora de Historia.

Aunque tampoco me dio mucho tiempo para admirarla, cuando la vi pasar demasiado cerca sobre mi cabeza. Al segundo siguiente tuve que volver a esquivar, esta vez para evitar que la pesada bola voladora me rompiera la cara, persiguiendo a la rubia. -¡Ha! Fallaste.- Grité ufano a la bola. Y esta pareció entenderme, al cambiar su curso y volar hacia mi. -Oh, mierda.- Comencé a correr por el terreno, deseando con todas mis ganas tener una escoba en ese momento, y riendo de pura adrenalina, sabiendo que la bludger estaba demasiado cerca.

Fue un momento lo que tardó en girar a toda velocidad al notar que algo no estaba bien, ese algo siendo que precisamente la bola que se suponía debía estar siguiendole el rastro no lo estaba haciendo...

Se giró para ver a Samuel, un Gryffindor corriendo como si de eso dependiera su vida, tratando de no ser alcanzado por la bludger entre risas y no pudo evitar sonreirse, recordando a otro Samuel en una situación no tan diferente, era todo tan confuso, pero a su vez...

El recuerdo más antiguo borro el más reciente del escape con Alan, simplemente los recuerdos de Samuel eran más fuertes y pesados, podía sentir como se colaban en su mente, era uno de sus mejores amigos después de todo, aunque ya nunca más lo vería era agradable conservar esas memorias celosamente escondidas. Pensar que dentro de poco cumpliría los 17...

‘¡Sam! ¡Cuidado con la pelota!’
‘¿Lou? ¿Que...? ¡WAH! ¡¿De donde salió esa Bludger?!’
‘¡Del campo de Práctica!’
‘Abajo, locura! ¡Patitas para que las quiero!’
‘No es momento de bromas, sube a la escoba!’

Rió ella también, acelerando para ponerse a la par de Samuel, el otro chico de Griffindor compartiendo ese ánimo.

"Samuel! Aquí!" Gritó antes de arrojarle el bate para que pudiera defenderse.

La voz de la rubia me llegó de repente, y pude ver como me lanzaba un objeto, que atajé en el aire. ¿Un bate? Me di la vuelta un instante, rodando por el suelo al esquivar la bludger, que se alejó por unos microsegundos antes de volver a darse la vuelta.

"El pitcher lanza la bola, Samuel se prepara para el bateo..."

El miembro 'Samuel Broddick' ha efectuado la acción siguiente: Tiradas

'Tirada de Ataque' :

Resultados :

"¡...y la bola sale despedida fuera del campo!"

-¡HOMERUN!- Grité con una euforia alocada. Había logrado enviar la bludger lo suficientemente lejos como para darme unos segundos de respiro, que aproveché para reír a carcajadas. -¡Gracias, Louise!-

Miré a mi alrededor, por algún sitio debía haber alguna escoba. O podía recordar que soy un mago y dejar de ser un bruto troll por unos minutos. -¡Accio escoba!-

La Cometa 180 de segunda mano que me regaló mi madre llegó en pocos segundos, y al momento estaba en el aire. Aunque no era tan rápida como la de la rubia, me ayudaría a mantenerme lejos de la bludger, por el momento.

El giro no fue sutil, cortesía de su entrenamiento como acróbata/gimnasta... por el contrario, se dejó caer de su escoba hasta quedar colgada de un brazo, observando la altura a la que estaba antes de caer de golpe, observando a la distancia donde había ido la Bludger, corriendo y atrapando la propia una vez sobre el suelo para alcanzar a Samuel.

"¿Vienes a jugar o solo por error?" Preguntó alzando los ojos celestes con una leve sonrisa en los labios para poder verlo. "Si quieres evitar que te golpee mantente a tres metros de altura para que pueda pararla..." Ofreció reconciderando todo un momento.

-Con honestidad, vine por error. Pero siempre me ha llamado la atención el juego. Y cuando me enteré que había un campo aquí, no pude evitarlo. ¡Golpear la bludger ha sido impresionante! ¿Siempre hay tanta adrenalina?-

Intentaba firmemente mantener los ojos fijos en los de ellas, sin bajar a sus labios, a su cintura.. y que bien le queda el uniforme... no recordaba que estuviera tan buena... esteeeeeeeeem..

-Me gustaría probar entrar al equipo, pero no sé en que posición me iría bien. ¿Tu que dices? ¿Sobreviviría como golpeador?-

La sonrisa de la platina fue leve, estirando el brazo para darle dos palmaditas a la escoba de él con cierta gracia. Recordaba a otro Samuel que hacía unos años le había preguntado algo similar, aunque ya sabía sobre el juego hasta que ella había hecho la prueba para bateadora jamás se le había ocurrido la idea de ser miembro del equipo.

"Creo que se te daría bien, especialmente con esta escoba, La escoba más rápida de ser posible debe estar en manos del Buscador, es quien la necesitará para alcanzar la snitch y esquivar lo que tenga en el camino. Luego están las del cazador y los guardianes que necesitan si bien no velocidad, si bastante potencia para tramos cortos... finalmente los bateadores no necesitan tanto de esas cosas aunque la potencia les es buena para casos de ataque contra el equipo, lo que necesitan son escobas firmes que les permitan golpear con mayor fuerza sin desestabilizar... las Barredoras son buenas para esto en realidad.... estoy desvariando, ¿verdad?" Preguntó echando un ojo en la dirección que se había ido la bludger.

-Un poco.- Admití muy serio, antes de sonreírle. -Más porque entiendo muy poco de escobas. Pero por lo que estoy entendiendo, tengo posibilidades como bateador, ¿cierto?-

Según tengo entendido, los golpeadores son usualmente los que se llevan los golpes más brutales en los partidos, ya que tienen que atraer a las bludger hacia ellos, defendiendo a los otros miembros del equipo. Y como acababa de ver, aquella bola era capaz de hacer un daño que podía representar como mínimo unos cuantos huesos rotos. Pero no podía negar la adrenalina que había sentido al intentar escapar de aquella esfera. Si, me gustaba, me encantaba la idea de ser golpeador. De repente miré a la rubia con el ceño fruncido. -Espera, ¿tú eres bateadora?-

"Me lo supongo." Comentó entre risas bajas al notar que era como si le estuviera hablando en chino complejo con diferentes tonos del mandarín al cantones. Era realmente entretenido verle. Quizá era su imaginación o quizá era que se llamaban igual... no, Samuel se apellidaba Rifkian, no se parecían... aunque al verlo a los ojos esa excitación ante la idea de una aventura poco habitual y potencialmente peligrosa era realmente algo que podría ver a su Samuel haciendo, quizá había esperanza para el chico.

Cuando lo observó los ojos brillaban con una picardía que pocos sabrían que poseía ya que todos a lo largo de su vida en este colegio la habían descartado como la pobre y poco inteligente Hufflepuff, la cual vibraba con emoción y vida cada vez que hacía un nuevo descubrimiento o la dejaban al aire libre, donde podía estar en contacto con las plantas, el cielo y la tierra. Era como alimentarse del aire... bueno, ella era vegana, pero era un detalle menor.

"Claro que tienes posibilidades como bateador, aunque... quizá se te de mejor nadar con el calamar gigante o participar en las corridas de Aethonan, ¿quien sabe? Todo es posible..."

Dejé escapar una carcajada.

-Seguro, aunque no tengo idea de qué son las corridas de Aethonan.- Le digo alzando una ceja divertido. -Pero si se parece a montar a un toro mecánico en Texas, me apunto.-

¿Adicto a las emociones fuertes? Un poco. Cuando te acostumbras a vivir de ciudad en ciudad, sin una idea fija de lo que harás con tu vida, intentas vivirla de todas las maneras que encuentres. De repente un sonido silbante me hizo voltear para ver de nuevo a la bola camino a nosotros. Intercambié una mirada de un segundo con Louise, preparándome para reiniciar la carrera; aunque me moría de curiosidad por ver a la rubia enfrentarse a la bola.

"Caballos... voladores." Aclaró lentamente, observándole fijamente como si lo que dijera fuera evidente. "¿No sabes nada de deportes?" Preguntó finalmente acercándose un paso aunque el zumbido le hizo despertar de su ensueño, optando por girarse y alejarse de Samuel para que no lo atacara, finalmente esperando que la esfera le pegara para poder reducirla.

Claro, no había considerado que le pegara en el esternón y quedarse sin aliento o el hecho de que sus senos seguían extra sensibles por amamantar, causando un gesto de dolor antes de poder tomarla entre brazos intentando que no se escapara.

El momento resultó algo surrealista. Louise se alejó, la Bludger la persiguió, ella la atajó y puso una cara de haber recibido un golpe más duro de lo que pensaba. Y yo tardé unos segundos de más intentando entender que carajos había pasado.

-....... ¡Ostia!- Me acerqué hasta ella, intentado ayudarla a sostener la bludger y devolverla a su caja. -Joder...- Bufé, mientras lograba cerrar la caja con bastante dificultad. Pero al fin el sonido del "click" me dijo que las pelotas estaban seguras. Volteé a mirar a la rubia con preocupación. -¿Eh, Lou, te encuentras bien?-

Tras atrapar la Bludger con la ayuda de Samuel se apartó y cayó sentada, acariciandose el pecho con una mano y suspirando ante la sensación de que se había partido en trocitos aunque sabía que era solo la sensación y que se amorataría con el tiempo. Por eso es que solo se quedó allí, suspirando y bufando en un intento de abrir su pecho para respirar.

"Si, solo un golpecito, los gajes de ser bateador... uno se acostumbra a los huesos rotos y esas cosas." Jadeó levemente antes de tratar de acomodarse. "Si no sabes nada de deportes... ¿a que te dedicas?" Preguntó curiosa con el tema.

-Pues, en general, a tocar la guitarra y componer canciones. Aunque si sigo deportes, pero de muggles. ¿Sabes de baseball?- Le dije, dejándome caer junto a ella mientras la veía tomar aire. Woaaaaaoo, era tan... Joder. Carraspeé, pensando, muy acertadamente, en baseball.

-Es un deporte muy popular en Estados Unidos, más que el soccer. O futbol, como le dicen aquí. Y se parece un poco a lo que hace el bateador, pero sin escoba, y la pelota no te persigue cuando la golpeas. Simplemente vuela hasta el otro lado del campa y el otro equipo intenta atajarla para "ponchar" al jugador.. Hum, ponchar es cuando sacas del juego a un jugador por no haber llegado a tocar las bases antes de atrapar la pelota.-

Comenzó a reir de buena gana, una risa expresiva y ciertamente algo cómica, pataleando en el pasto.

"¡Sé sobre deportes muggles!" Le paró antes de que se atropellara más, se imaginaba como trataría de explicar lo que era el Tennis o el Polo, la verdad que le pagaría para que siguiera explicando cosas así ya que si bien en si resumía el deporte lo hacía de tal forma que a pesar de ser simple, sonaba torpe y con cierto dejo de sin sentido como tratar de explicarle que es un televisor a un mago.

Probablemente sería interesante escuchar sobre cosas que no entendería o sobre cosas que entendía pero necesitaba explicar igual. "Vivo en una comunidad Muggle. Bueno, cerca de una comunidad muggle al menos, paso la mayor parte allí. ¿De donde vienes exactamente?"

Louise tenía una risa contagiosa, incluso cuando sabía que se estaba burlando de mi. Pero no me importó, sino que me reí a carcajadas con ella. Tiene algo de mágico esta chica, creo que es capaz de hacer perder la voluntad a quién ella quiera enloquecer... ¿Quién sería el suertudo escogido?

-Perfecto entonces, ya me estaba taladrando la cabeza en pesar como explicarte lo que es el poker.- Le respondí, divertido. -Soy canadiense, pero sólo en nacimiento. América es mi dominio y territorio, por decirlo de alguna manera. Te puedo hablar de todos los estados y de sus historias internas, pero más que todo de la vida de las carreteras interminables entre un estado y otro.-

La miré como pude sin querer levantarme de la hierba. Tiene un perfil de ensueño, esta chica. -Tampoco eres inglesa, ¿verdad? Tus dientes son muy perfectos...-

Se había tranquilizado, lo juraba. Sin embargo no pudo evitar comenzar a reír nuevamente con lo que él dijo sobre sus dientes, era realmente gracioso, sonaba tan fuera de lugar y adecuado al mismo tiempo que no sabría como explicarle que si, sus dientes eran parejos pero no era porque no fuera de Inglaterra o las islas Británicas, sino que era por su raza.

"Creo que tiene más que ver con que soy una veela que con mi nacionalidad... Soy alemana, nací en Bremen pero me crié cerca de Heidelberg junto a otras de mi especie. Y si quieres un dato extra, aun no entiendo ni la mitad de inglés, se suponía que iría a Beauxbatons pero no hay caso. Realmente necesito ponerme a estudiar porque siempre me rechazan los exámenes por no estar en el idioma ‘adecuado’" Suspiró frustrada de tal forma que sonaba gracioso y exagerado. "Aunque también viví mucho en movimiento... cuéntame sobre los estados de América. Quiero conocer algún día." Comentó girándose para verle, la enorme sonrisa en los labios que evidenciaba de que no era solo parte de la imaginación, realmente los dientes eran perfectos como todo lo que la hacía ella... los gajes de ser una criatura.

Varias cosas de las que dijo en sucesión me sonaron a chino. Y por un momento me tardó en taladrar lo de "especie"-

-Woah, para el carro. ¿Especie?- Había dicho Veela. -Tendrás que tener algo de paciencia conmigo, hasta ahora sólo sé de hombres lobos como "otra especie", aunque siguen siendo humanos mordidos. Ah, y gigantes. Hay una comunidad de ellos en el Gran Cañón.-

La miro con mayor interés, los ojos algo entrecerrados. -Y tú tienes pinta de humana... Una humana hija de supermodelos de ropa interior, pero humana. ¿Cómo que una Veela?-

Inconscientemente, me pasé la lengua por los labios al verla voltear hacia mi en la hierba, y su aliento me llegó como un olor picante y excitante. Sacudí un poco la cabeza, tratando de centrarme, aunque me estaba gustando aquella sensación. -En América consigues todo lo que quieras, a un precio. Tienes playa, tienes hielo, tienes montañas y desiertos, tienes miles de idiomas para escoger... El Paraíso de todo, y también el Infierno si te dejas convencer por sus luces cegadoras.-

"¿Es que no prestas atención en clases?" Preguntó con sincera curiosidad, parpadeando para tratar de despejar su mente antes de regresar al tema entre manos.

"Actualmente estoy inhibida, pero no soy ‘completamente humana’, no sé si conoces las leyendas de las sirenas o de las wilas. Es una leyenda Eslava, somos algo así como arpías endemoniadamente atractivas que pueden cautivar a los hombres con nuestras danzas y cantos. Nada personal al respecto..." Tras decir eso hizo lo que solía hacer con su Samuel, prender una llamita de fuego en la puta de su dedo y arrojarla por sobre él sin hacerle daño pero lo suficientemente cerca como para que sintiera el calor y lo despertara del trance parcial que su presencia le podía llegar a causar.

"No trates de analizar mi aspecto o te perderás, Samuel." Dijo en ligero reproche, nuevamente haciendo eco de un lejano recuerdo. Pensar que Sam estaría en 7mo año ya... ¿quien lo diría?

"Algunos dicen que controlamos las tormentas... personalmente yo aun no me entero de eso. Pero si podemos generar fuego en nuestras manos mucho más controlable que con una varita la verdad pero no lo suficiente como para hacer grandes llamaradas y... creo que es todo lo que hay que saber sin ponerme con detalles innecesarios." Concluyó pensativa, los ojos celestes brillando. Se sentía agradable que para variar alguien simplemente estuviera atraído por su apariencia aunque Samuel era para ella prácticamente un desconocido más del montón.

"¿El paraíso de todo? Pues... no sé... aquí y el resto de Europa tenemos un montón de cosas también, no? Incluso desiertos..."

La llama repentina me sacó del extraño ensueño que es Louise Eisenberg. Ostia. A partir de allí me fue más sencillo seguir lo que decía, aunque estoy seguro que aún tenía mi sonrisa de bobo en la cara.

- Ehm... Aún no he visto la primera clases de Criaturas. Y es mi primera vez en un colegio, así que creo que hay muchas cosas a las que no pude haber prestado atención. Creo que no olvidaría una clase sobre "sirenas".- Le dije sonriendo. Volví a dejarme caer, apoyando la cabeza sobre mi brazo mirando el cielo gris. -Vale, pero para eso tienes que ir a un país o a otro, pasar aduanas en los límites de países y esas cosas. Estados Unidos lo tienes todo sin tanto lío. Te puedes ir con un bus desde Miami hasta Alaska sin que te pongas peros, a menos que tu piel sea oscura o tengas rasgos latinos.- Hice una mueca. El racismo es algo que aún no ha desaparecido de Norteamérica, por mucho que pretendan que si. -Puedes conseguir comida, aunque sea chatarra, por uno o dos dólares solamente, y sobrevivir de las calles con una guitarra y un puñado de canciones.-

Sin peros a menos que la piel fuera más oscura. Lo miró incrédula, está bien que no fuera tan grave con el registro de criaturas mágicas, pero decir que simplemente los discriminaban por el color de piel, por ser diferentes, simplemente no era como encajaba en su mente.

Por supuesto que todo tenía cierto razonamiento, a nivel técnico las veelas eran capaces de encantar a la gente con sus bailes y hacer que dejen de comer, de beber e incluso de vivir solo para seguir mirándolas. También el hecho de que lanzaran fuego y fueran arpías violentas cuando se enojaban ayudaba a los votos en contra. Pero era realmente algo un poco exagerado pensar en esas cosas a nivel raza humana.

"¿Conoces las leyendas de las sirenas aunque sea? Digo... las mujeres mitad peces que llamaban a los marineros con su canto." Se explicó. "Y yo vivo de hacer malabares callejeros aquí... aunque supongo que allí será un poco más fácil, ¿no?"

Me reí a su comentario.

-Si, las sirenas si. Me he visto la película de la "sirenita" de Disney, con Ariel, o como sea que se llame la princesita pelirroja. La teníamos en VHS.-

Fue una de las primeras adquisiciones de mi madre apenas hubo oportunidad, el equipo reproductor de cintas VHS. Alquilábamos las películas en los BlockBusters de los distintos estados, y así nos pasábamos buena parte de la noche.

-El cuento original es más tétrico y menos "Final Feliz", pero sigue mostrando a los humanos como los villanos, no a las sirenas.-

"No esas sirenas, las Griegas!" Giró los ojos divertida. Definitivamente este chico le recordaba a su Samuel en varios aspectos y aunque no lo fuera realmente era reconfortante charlar con alguien tan relajado aunque algo tonto a veces.

Si bien siempre tenía memorias de Jesse, Samuel Coy era una de las personas más significativas en su vida. Había sido el que la abrazó en su confusión cuando se enteró que estaba embarazada y la defendió de Jesse cuando este llegó hecho una furia tras enterarse a pesar de que ella sabía nunca le haría daño en ese momento tuvo miedo de Jesse, que no sabía si ir a matar al auror o quedarse a tratar de consolar a la rubia mientras le reclamaba que si tan solo le hubiera hecho caso ÉL le hubiera cuidado y no le hubiera hecho eso.

No importaba cuanto le intentaba recordar Louise que él no se sentía atraído por ella y tras el primer encuentro y cuatro días en la enfermería ella tampoco por él.

Samuel era contra quien se disputaban siempre los partidos de Quidditch amistosos ya que Samuel era bateador también pero solo servía de suplente en reemplazo de los Gemelos... y los Gemelos nunca se perdían un partido. También era con quien cometía las más atroces bromas y siempre les tocaba detención juntos, AUN cuando no habían hecho nada en complicidad.

Samuel era... era por quien vibraba como el mismo sol, si Samuel hubiera dicho que debía saltar de un risco Louise lo haría porque sabía que él no planeaba hacerle nada en comparación a Jesse con quien era más cómplice, tan cómplice que realmente si le decía que saltara sabría que era una mala idea.

Se incorporó y se sentó con las piernas cruzadas como indio para mirarlo.

"Encantaban con sus voces a los marinos y los hacían encallar en sus costas... algunos dicen que para luego devorarlos."