Chudley vs Puddlemere (Aria)

El miembro 'Aria D'Angelo' ha efectuado la acción siguiente: Tiradas

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Eh... Los dados quieren que Aria me vea sin camisa XD:

Tenía que admitirlo: la chica tenía talento para eso. No le iría mal como Cazadora, quizás incluso podía apuntarse a Buscadora. Varias veces intentó sobrepasarla, sobretodo al llegar a nivel de los aros, pero una y otra vez terminaba detrás de ella. Y tampoco es que le molestara mucho quedarse tras ella, mirando como el cabello se le soltaba de su precario moño y revoloteaba con el viento helado que le pegaba de frente. Ya al final ni lo intentó, mientras la veía llegar hasta el área de Slytherin.

-Oye, dime la verdad: esa escoba es realmente una Saeta pero la hechizaste para que se viera como una vieja barredora, ¿no?- Le dijo a tono bromista, dando unos aplausos. -¿Hacemos dos de tres? No creerás que cederé tan rápido mi remera, ¿verdad?-

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Soltó una carcajada. -¿No te apiadas de que hace frío? Vale, vale, ganaste justamente.-

Haciendo equilibrio se quitó la remera, dejando al desnudo el torso y la ancha espalda que había desarrollado haciendo de Guardian y en todo ese año entre carreras, escapando de mortífagos y carroñeros. Le colocó el objeto en la mano estirada, pero no la soltó tan rápido. -¿Una escoba nueva? Vas a necesitar una si quieres entrar al equipo. ¿Que dices?-

Seguía con la mano sobre la de ella, mirandola a los ojos con una sonrisa retadora.

"Y así fue como una escuálida niña con el cabello recogido, un libro de encantamientos entre sus brazos y unos enormes ojos azules se levantó del frío suelo tratando de no perder el equilibrio. Abrió de una patada la puerta de su celda mientras reproducía alguna que otra risita risueña, empezando a percatarse de que recuperaba el control sobre su delgado cuerpo. Subió la mirada hacia la enorme pila de escaleras que se presentaba ante ella y comenzó a avanzar dando saltos, unos 764 saltitos exactamante para subir cada uno de los peldaños de la torre; con un movimiento de su mano conjuró un enorme batido de tres sabores con trocitos de almendras, entró en la habitación en la que me encontraba y, mientras daba un sorbo a su delicioso manjar, estiró sus delgados dedos alcanzando mi melena, enredándose en ella mientras disfrutaba del sabor de su bebida y su tan próxima venganza. Sin ningún tipo de miramientos tiró, tiró con una fuerza digna de un hipogrifo dorado, provocando que me llevara las manos a la cabeza mientras caía de rodillas. La pequeña, divertida y satisfecha, habló:

-Púdrete con tu madurez-se subió al 'trono de la cordura' y comenzó a dar golpecitos con sus talones a la parte baja del asiento mientras meneaba su cabeza de un lado a otro feliz.

Maldita sea, aquella piel desnuda estaba acabando con el  esfuerzo de años anteriores. La doceañera había vencido en la batalla, pero más me valía ganar la guerra"


-Te...te...te la puedes quedar mientras, no busco que enfermes-parpadeé mientras dejaba la remera en su mano y llevaba la mía a la escoba-¿Dos de tres?-tragué saliva tratando de que el nudo de mi garganta causado por su torso desnudo bajara, permitiéndome hablar con normalidad y no como si estuviera practicando mi sireno-Por una escoba nueva entonces-asentí mientras tensaba mis manos alrededor del palo echando miradas furtivas a las formas definidas de su espalda.

-Muy amable de tu parte, D'Angelo.- Sonrió el pelirrojo, antes de tomar la remera. Pero en vez de colocársela de nuevo, dudó un momento con ella en la mano y al final la ató a la escoba. Tenía que admitir que el clima estaba muy agradable, y aún cuando se estuviera exponiendo a terminar enfermo, sabía que terminaría sudando con las carreras.

-¿Mismo recorrido? Pero esta vez dando una vuelta entera a cada aro.- Dijo divertido. -Por cierto, que no me entere que intentarás usar mi remera de banderín si vuelves a ganar, ¿eh? O que intentes quemarla... Seguro te queda mejor como bata para dormir.- Terminó en una carcajada.

-¿Lista?-

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Esta vez se lanzó con verdadero ánimo detrás de la chica águila, al principio pegado a su cola pero luego colocándose a su lado, haciéndole guiños entre risas. Sobrevolaba sobre ella, se adelantaba un par de metros y luego volvía a estar a su espalda, como los juegos de cazadores que se montaban en casa de vez en cuando. Si tan sólo tuvieran una quaffle en ese momento...

Cruzó como una flecha uno de los aros, esquivando con habilidad los bordes, girando casi que a la misma velocidad que ella. Varias veces estuvo seguro que le dejaría atrás, pero su conocimiento del campo le ayudaba a volver a tomar la delantera. Extendió la mano para rozar los estandartes de las distintas casas, excepto la de Slytherin y se detuvo al mismo instante que la Ravenclaw, esta vez en carcajadas.

-Empate, Aria. ¿Otra vuelta más? ¿O cambiamos el trato y me dejas la remera a cambio de la escoba?-

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La sonrisa se le expandió al ver como la chica se animaba una vez más al ataque, y de nuevo se lanzó tras ella. En segundos ya le había dado alcance, pero no fue hasta que faltaban unos pocos metros para llegar a la meta que se adelantó a gran velocidad, dejándola atrás. La esperó en el lugar, con brazos cruzados.

-Uno a uno, más un empate. Creo que me toca pedir trofeo a mi.- Le hizo un guiño. -Tu sueter.-

Extendió la mano de la misma manera que había hecho ella al principio, reclamando su premio.

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-De eso no tienes que preocuparte, pienso recuperar mi remera... Sólo que se me ha ocurrido que se te verá muy bien puesta.- Sonrió divertido, con brillo en la mirada. El vuelo, la competencia, lo hacía más atrevido en cuanto a ideas, ganando el valor que casi siempre le faltaba. Era la mezcla de euforia y adrenalina, que resultaba tan efectivo como un trago de la poción Felix Felicis. Se sentía invencible, esa clase de sensación que lo hacía sentir capaz de volar sin escoba, o de realizar cualquier proeza sin que nada, absolutamente nada, pudiera salir mal.

-Vamos a jugarnos el desempate: si gano, me quedo con tu sueter y tu corbata azul, y harás la danza de la victoria en medio del campo usando mi remera, antes de devolvermela.- Le sonrió divertido, a la espera de que pediría ella en caso de ganar.

-Es un trato.- Dijo el pelirrojo, intentando no pensar en lo ridículo que se vería si perdía. Estaban ambos lado a lado, con los ojos fijos en el recorrido, y una sonrisa de campeones cada uno, a su manera. Le lanzó una par de miradas fugacez.

-Tres...- La sonrisa se le fue expandiendo. -Dos...- Miró a Aria por el rabillo del ojo. -Uno...-

Se inclinó en la escoba haciendo equilibrio, apoyando su mano sobre el mango de la escoba de la Ravenclaw, e intentó darle un beso en la mejilla... con tal suerte que ella se giró en el mismo instante, de manera que el beso no fue exactamente en la mejilla. Pudo sentir un intenso calor en sus labios posados en los de ella, quizás más intenso que el de sus orejas al colorarse. Tardó mas de treinta segundos en separarse, y cuando lo hizo fue con un jadeo, entre nervioso y envalentonado. -Ehm... ¿vamos?-

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Se sonrojó más aún a las palabras de ella con una sonrisa, antes de verla salir volando. Comenzó a volar de nuevo tras ella, pero estaba tan distraído por lo que acababa de ocurrir que varias veces estuvo de chocar contra los aros. En parte tenía que admitir que le había gustado aquello, aún cuando no lo había planeado. Por otra parte, se suponía que tenía a otra castaña en mente... Varias veces levantó la mirada hacia las gradas pensando que vería a Hermione mirándolo con odio desde alguna de las sillas. No vio a Hermione, claro, pero si se despistó lo suficiente como para chocar contra uno de los paneles de madera, quedando en completa desventaja mientras se obligaba a aterrizar antes de estrellarse al suelo en picada. Miró hacia arriba, donde la Ravenclaw había llegado a la meta sin problemas. Se rió, aplaudiendo.

Con la escoba al hombro se fue encaminando hacia donde ella aterrizaría, negando con la cabeza con una sonrisa. -Vale, merezco haber perdido.- Dijo. -Venga, dejemos las escobas en el armario para cumplir con el trato.-

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