Obsessions ☀ Celelia/Libre

Llevo una capa color negro, y me aseguro que, además de ondear tras de mí, también cubra mi rostro perfectamente. Sería un mal momento para que mi identidad quede decubierta por allí. Tanto trabajo en Gringotts para nada, tantos planes tirados a la basura. Pero de todos modos tengo esa necesidad de dedicarle lo que nunca le he dedicado. Dejar ir a la única persona que quise los últimos años y a la que arrastré al infierno porque lo que me dio nunca fue suficiente. Nos casamos un día lluvioso y la gente dijo que daría mala suerte, pero no nos importó. Lo arrastré y lo hice tatuarse una marca, él sólo fue tras de mí. Hoy quiero dedicarle lo que nunca le dediqué, la hoguera funeraria que se merecía, si hubiera encontrado su cuerpo.

Sonrío, sé que Celelia está detrás de mí y que no comprende los motivos por los que hago esto. No es sólo los gritos y el caos, es… la sensación. Ver el fuego arrasar con todo sin nada que lo detenga, despedirse de quien nunca pudiste despedirte. La sensación del fuego comiéndolo todo, engulléndolo todo. Esa sensación que te hace sentirte completa, ese caos en medio del cual todo cobra sentido.

Empieza a oscurecer, y aunque estuve con Celelia a la hora de la comida, en Cabeza de Puerco, bebiendo un poco, llevo horas imaginando aquella escena. No me preocupan los muggles ni lo que crean, porque seguramente lo atribuirán todo a una explosión debido a una fuga de gas. Eso es lo mejor de los muggles, siempre encuentran una razón para justificar lo injustificable, me dan una coartada por si sola.

—Haremos el mejor incendio de la temporada… —ladeo la cabeza, mirando la puerta del lugar, aquel bar donde seguramente sólo entran personas con el suficiente dinero como para pagar sus caros automóviles. Lujoso, pero no tengo dinero, así que apunto al guardia de la puerta con la varita mientras nadie ve—: Confundus —murmuro y entró, subiendo unas escaleras hasta donde están las mesas y la pista de baile donde la mayoría de la gente se pierde entre copas, y pasos de baile. Miro a Celelia, al lado de mí—. ¿Quieres tomar algo? Porque presiento que me voy a divertir hoy.

Decenas de muggles que no saben que estás allí. Para ellos, en ese momento, soy el rostro de la muerte. Vamos a hacer arder Londres… pero de momento, sólo quiero una hoguera fúnebre. Para acabar de despedirme, porque ya pasaron dos años y aún me preguntó que fue lo que pasó. Aun tengo sentimientos al respecto, mi corazón aún recuerda lo que era un beso de sus labios, o en abrazo en sus brazos.

Lo que estoy a punto de hacer es el adiós al marido perdido. Si tan sólo tuviera un cuerpo…

- Decidí vestirme igual a ella, parecía adecuado para la ocasión y dejaba ver un poco lo mimada y caprichosa que podía llegar a ser en momentos... Siempre había echo cosas por debajo de cuerda pero jamas junto a alguien, era un momento único, mientras los colmillos se me brotaban un poco dejando asomar para disfrutar la bestia que se encontraba bajo mi piel oculta a la vista de muchos. Con una sonrisa picara con los colmillos brotados, mostraba la emoción que guiaba mi cuerpo para compartir la sangre y gloria junto a ella.

. Me encontraba detrás de ella mientras me guiaba por calles de Londres, sabia que la mente de Ffion ocultaba muchas cosas perversas y moría de ganas de ver cuanto podía llegar a ser capaz... Claro diferentes razones debía tener pero eso no me importaba, realmente quería ver la sangre de un condenado correr por su cuerpo y bañando el placer que juntas compartimos al momento de luchar.

- ¿Incendio de la temporada? Me gustaba mas dejar los cuerpos mordidos y desmembrados junto con las paredes manchadas, el fuego se lleva la mejor parte pero sera divertido. Sonreí junto con sus palabras - Incendio de la temporada, no puedo esperar que hay detrás de tu sonrisa y tus pensamientos - digo mientras camino de espaldas delante de ella pero sin mirar el rumbo por unos minutos, buscando mirar la oscuridad en su mirada.
Luego de ver el lugar frente al que nos encontramos detenidamente, se me hizo agua la boca de solo pensar en lo que traeria consigo la noche.

-Levante la mirada y vi a a Ffion junto con su varita ¿Confundus?. Me acerque al hombre y lambí una de sus mejillas lentamente mientras llegaba hasta su frente y sonreí a los que se encontraban en la fila del lugar insinuando una noche divertida, luego mire de nuevo a Ffion - Que emoción, no dudo que sera una excelente noche - Las uñas siempre las mantenía bastante afiladas y de un sensual negro o rojo, pase una de ella por debajo de mi labio ala esquina de este mientras dejaba brotar una gota de sangre de mi cuerpo. La mire como una niña curiosa - La bebida que deseo aun no la han servido esta noche - Digo con un ligero puchero y una mirada bastante engañadora como niña que no rompe un plato.

—Un incendio puede ser provocado por casi cualquier cosa… Un explosión, un cerillo, una varita… ¡BUM! —expliqué, aprovechando que la música estaba tan alta que realmente nadie oía lo que decía su interlocutor si no era gritando. La gente se contoneaba cerca de nosotras, en la pista de baile, armonizada por un grupo que apuesto no conocía casi nadie y… realmente no me importaba. Quería darle el último adiós con la estupidez más caótica y desenfrenada que había hecho nunca, pero aun así, aun así…

«Nadie nos puede ver», pensé, «si hay una marca tenebrosa la caza de brujas volverá». No quería eso. Pero recordaba ese mismo día hace dos años, la espera interminable, la última mirada, y luego, la pérdida. Ese «no vayas, será peligroso» de todas las noches y esa determinación a acompañarme hasta el último minuto. ¿Cómo había podido no querer a alguien así? Y después la búsqueda de un cuerpo que nunca apareció.

¿Cómo honras eso? Ladeo la cabeza, guardando la varita en la túnica y acercándome a la barra. Necesito al menos una dosis de alcohol para olvidar que esto va a ser una estupidez y que probablemente, en la resaca, lo recuerde y me maldiga a mí misma. Consigo una copa y la vacío casi de un trago en mi garganta, que arde como nunca.

—Un incendio, Celelia —sigo, acercándome a ella—. Haz lo que quieras, pero como alguien note que somos… nosotras… —hago referencia al «nosotras» que en realidad significa mortífagas y al menos espero que Celelia entienda—, te despellejo viva. No podemos llamar la atención antes de tiempo.

- Mientras me encontraba parada cerca a la barra veo como una chica de piel blanca y ojos claros aproximadamente unos 16 a 19 años hija de papi y mami quizás... Pasa observando mi cuerpo con tal deseo que mi mente se nubla unos momentos, ella camina hacia al fondo a un baño no muy lejos de la barra una gota de saliva baja por mis labios mientras siento el deseo de ir tras ella. Pero las palabras de Ffion logran distraerme de mi cometido, limpiando con el borde de mi manga mis labios continuo - No dudo que así sera Ffion... Solo espero que logres sorprenderme - Digo con una sonrisa maliciosa.

- Luego veo como ella camina hacia la barra en mi esta seguirla pero mi deseo esta completamente en la joven que se encuentra en el baño... Me alejo unos momentos de Ffion mientra me dirijo al baño sedienta de placer y la sed que recorre mi cuerpo, logro tomar una de la copas que se encuentras tiradas en el camino y la sostengo en mi mi mano. Luego de entrar y ver como se maquilla frente al espejo, me mira como si yo fuera quien le dará el placer de esta noche olvidando sus días de mentiras... Me acerco casi a besar sus rojos labios mientras mi mano comienza a ahorcar su frágil cuello mientras la beso con todo el deseo que recorre mi cuerpo.

- Mis manos la arrojan debajo de el lava-manos con el conocimiento de que la música del lugar hacia vibra el suelo y el golpe pasaría de ser percibido mientras ella me mira con la vista perdida y el rostro confundido, aturdida en el suelo observo como una gota de un color escarlata baja por su frente. Mi mano busca mi varita mientras la apunto y susurro - Petrificus Totalum - Un leve resplandor sale por entre las ranuras de la puerta perdiéndose con la luces del lugar, me acerco a su cuerpo petrificado buscando su cuello mientras ligeramente paso mi lengua por todo este... Mis uñas como ya lo había mencionado afiladas se clavan en su cuello dejando este elixir escarlata bajar por su cuerpo, mientras poso mi copa en el lugar donde baja su sangre... Sus ojos me miran confundidos mientras la luz de ellos se va perdiendo entre los míos.

- Mi copa ya se encontraba llena, luego de limpiarla un poco con el vestido rojo que ella levaba abro la puerta como si nada... Observo que Ffion me busca con la mirada ya que había hablado un poco antes de buscarme, cerrando la puerta tras de mi ella alcanza a observar el cuerpo tendido en el suelo con la mirada perdida. Cierro con llave el baño en el que me encontraba mientras camino hacia ella lujuriosa y contenta tomando un sorbo de mi copa escarlata, camino hasta donde se encuentra ella sentándome a su lado con la copa en mis piernas - Decías algo me he perdido dentro del lugar... Pero veo que tu también necesitabas un trago antes de empezar - Digo tomando otro ligero sorbo mientras mis labios rojos saborean el sabor de la sangre que tanto disfrutaba en las noches de luna.

La miro irse y luego regresar como si nada, pero algo en su rostro me hace desviar la mirada empezando a preguntarme qué demonios ha hecho. Me da igual si no ha llamado la atención, planeo que todo quede tan calcinado que no se note que el incendio fue provocado, pero, bueno… Siempre quedará algo, estoy segura, que nos delate y eso será, de nuevo, una caza de brujas. Me acerco un poco a Celelia después de conseguir el segundo trago, y empezar a vaciarlo en mi garganta. No quema tanto como el whisky de fuego, pero ayuda, nubla un poco mi cerebro.

—Que si alguien nota que somos… «nosotras» desearás no haber nacido nunca… —volví a responder cuando me fijo en el contenido de la copa que lleva.

No mentiré, tengo que contener las arcadas. Estoy acostumbrada a ver sangre, pero beberla es para vampiros, no para humanos comunes y corrientes así que el asco se refleja en mi gesto mientras ruedo los ojos. Me pregunto donde estará el cadáver y cuanto se tardará alguien en verlo, porque entonces empezará el caos y en ese momento lo más sensato será salir corriendo a ver el espectáculo en otro lugar.

—Que asco —comento, rodando los ojos—. ¿En dónde quedó la afortunada? —pregunto, refiriéndome al cuerpo.

Mientras tanto, recorro el local con la mirada. Me pregunto dónde está la cocina, porque allí debe de haber gas de sobra para causar una explosión. Me maldigo a mi misma por no aprender a controlar al fuego infernal, porque en ese momento me ayudaría mucho. Pero es de idiotas conjurarlo si no saben controlarlo y no planeo añadir un nombre a la lista de nombres que lo hicieron.

—En fin, haz lo que quieras. Yo necesito gas… y una pequeña chispa. ¿El fuego nunca te ha parecido hermoso? —pregunto, con la mirada perdida, recordando a la persona que me dijo eso varios años atrás. Ya me muevo, tirando la copa en el suelo, porque he divisado la entrada a la cocina.

- Eso, que asco. - Murmuró una voz. Una voz que no sabrian de donde salió o por donde vino o porque simplemente se acercó a ellas. Esa es mi especialidad. Ser tan indiscreta que la gente simplemente me tomaba como una rareza hasta que me conocian. Soy...

La degolladora.

La que sigue los caprichos de La Reina y la dominante ante la Dama de Corazones. La que juega al titiritero cuando se aburre y la que busca una justicia trunca. Porque se lo que es ser obligado a obedecer y ver como le roban la inocencia a tantos otros. Acaso creian que en mi noche de vigilia iba a quedarme ver como mataban a alguien e ignorarlo? Que no reconoceria a dos mortifagas tras lo que me han hecho a mi?

No soy tonta. Antes del discurso murmure un hechizo y deje inconsciente a la asesina. Que asco, demonios. Beber sangre, es una idea repugnante. Mas pensando el como la consiguio.

Asi que aqui estoy, en mi amplio vestido. La gente que ya me tiene conocida de vista se aparta y queda en silencio observandome mientras mis ojos dorados estan centrados en la mujer adulta delante mio. Esperaba que tuviera mas neuronas que su compañera pero irremediable era el hecho que su destino ya estaba escrito.

Celelia cae inconsiente antes de que yo sea capaz de moverme mucho más y me vuelvo para encontrarme con una mujer con máscara blanca y amplio vestido. La gente de aparta y la manera en que dejó fuera de combate a Celelia no es que sea muy... ¿interesante? La verdad, con lo descuidada que a veces puede llegar a ser no me extraña demasiado.

—¿Qué...? —es lo único que sale de mi boca antes de dar un par de pasos hacia atrás. No me parece que sea una buena idea pelearme con nadie en ese momento—. ¿Quién demonios eres?

Me alejo un poco más, sacando la varita de manera preventiva. No apunto, pero estoy lista para defenderme o atacar si la situación lo requiere. Esperaba no tener problemas, pero por lo visto Celelia no fue lo suficientemente discreta. Maldigo en mi mente. En ese momento, si es posible, sólo quiero salir de allí. Peor no parece que vaya a ser tan fácil.

- Soy... Argine, la dama de Trevoles. - Explico abanzando hacia esta mujer, ignorando al perdido y caido cuerpo que será abandonado al final, no nos sirve. Está demasiado putrefacto como para poder hacer un buen experimento. Aunque si no aprovecha esta única oportunidad en el millón para vivir, entonces mejor que se despida de la dulce vida que le ofrecimos.
Las cosas estan demasiado tranquilas cuando saco la varita y la apunto preventivamente.
- Juguemos a las cartas. La Dama de corazones viene en camino y me encantaría que todo esté perfecto para cuando llegue. - Suavizo la situación y le restó importancia mientras se acercaba, el paso decidido.
- Tu amiga es... asquerosa.- Comento de forma amistosa, un brillo dorado tras la máscara que indicaba una idea de violencia sin límites.

—¿Qué carajos...? —doy otro paso hacia atrás—. ¿Quién demonios te llama a meterte donde no te llaman?

Alzo la varita. No hago nada, no quiero precipitarme, pero noto como la gente se sigue apartando y mi mente me dice que estoy haciendo una estupidez, pero a pesar de todo quiero incendiar el local. Quiero prenderle una hoguera funeraria, la que se merecía y nunca pude prenderle.

—¿Asquerosa? Y que lo digas, no sé quien le enseñó a ser vampiro... —espetó—. Ahora, sí me disculpas, no quiero tener problemas, y supongo que tampoco tú quieres tenerlos así que... Aquí yo no he matado a nadie.

De todos modos, no quiero darle la espalda. Quiero un incendio, lo quiero todo, pero... algo en el aura de esa enmascarada me dice que no haga estupideces. No aún.

-hablas como si supieras. - Habla. Pregunta. Dice. Y todo lo que sale de su boca son puras idioteces. - Por tu bien comienza a caminar o sino quedate aqui a que te entierren -
Veo su varita asi que saco la mia de igual forma, señalandola y girando los ojos tras la mascara para que entienda a donde quiero que vaya. Para que camine a la puerta de una vez.
Seria tan facil matar a todos aqui y luego usarlos para que hagan lo que necesito que hasta me da pena. Pero todo a su tiempo. Aun no es el momento. Aun no es tiempo de hacer lo que se necesite para tomar el control. No... pero a cambio de perder a mi compañera ahora necesito reemplazarla y esta mujer puede servirme. Puede ser quien me despierte en medio del infierno. Puedo dominarla y hacerla mia. Solo es cuestion de tiempo.

Lo puedo ver en sus ojos. El miedo que siente. Me gusta el miedo, no me pueden ignorar cuando estan tratando que no los hiera.
- No te iras a ningun lado.

—¿Cómo si supiera qué? —entorno los ojos, la estudio, pero no hay nada en ello que no sea el movimiento del depredador y la mirada de alguien que está buscando a una víctima.

Y me ha encontrado a mí. Aun tengo la varita en la mano, le doy vueltas, sopeso mis opciones. Ya vi lo que hizo con Celelia y aunque Celelia no es muy lista, sé que es capaz de defenderse. Quiero ese incendio, quiero esa hoguera. "Quiero que sea para ti, carajo", pienso, "porque te fuiste sin despedirte y eso fue muy cruel de tu parte. No me dejaste ni una tumba en la que llorar y un día me encontré sola y..."

—Incendio.

Mi voz no es un grito. Sólo una palabra pronunciada sin inflexiones, sin tono, con la varita que apunta hacia atrás de mí y el fuego que empieza a lamer lo que sea que esté atrás. No me importa que pasé allí o quien muera. Hice lo que le debía.

"Una hoguera funeraria. Algo que debí de hacer antes." Honrar a la única persona a la que de verdad quise. Porque en ese momento miro hacia enfrente y veo al depredador y ya no me quedan opciones. Tengo un motor adentro y lo único para lo que quiero usarlo es para estrellarme contra una pared. Choque frontal, donde no quede nadie con vida. No suelto la varita, la aferro con los dedos, pero no apunto hacia delante porque en cuanto lo haga estoy muerta.

Pero ya provoqué el inicio de un incendio y las llamas bailan detrás de mí. Los gritos también, de aquellos a los que alcancé. Ya perdí. Perdí desde el instante que el depredador, la enmascarada, decidió convertirme en su objetivo. Pero aun no la sigo a la salida, me queda ese pequeño orgullo que quiero salvar. Porque lo que nunca quise fue verme vencida.

- Como gustes. - Respondí solo soltando un gesto, la varita en la mano apuntandola, regresando a ella para tomarle del brazo y tirar para que caminara. Me desespera que se quede quieta. Judith habia sido más fácil, era rápida y aprendia rapido como debia comportarse aunque debiera enseñarle una y otra vez esas cosas para complacer mis necesidades.

- Te mantendras quieta. No hablaras. No diras nada. Si te digo que te muevas te mueves, si digo que saltes, entonces saltas. Se entiende o debo explicarlo? - bufo en su oido, esperando a ver si se arriesgara a jugarse la vida mientras la saco del local.

—¿Quién carajos te hace pensar qué voy a hacerte caso? —intento soltarme pero me tiene aferrada, quiero huir, dejar que el fuego lo consuma todo (Celelia incluída, sólo ella es tan tonta como para dejar ese rastro tan inconfundible)—. Además...

Sin embargo oigo sus palabras, es más de lo que creo, es una loca, pero no una loca cualquiera, parece saber que quiere y me arrastra fuera del local.

—No estoy a tus órdenes, maldita... loca...

Ay, Ffion. Deberías dejar de hacer estupideces y preocuparte por tu supervivencia, es lo que piensa la voz de mi consciencia y yo sólo alcanzo a pensar que creía que la había matado hacia ya mucho tiempo.

-Me sirves tanto viva como muerta así que mejor cuida tus palabras. - Aclaro sin molestarme en aclarar cuan muerta me sirve o mejor dicho que forma tiene de servirme contra su voluntad al sacarla hacia un callejón donde la sostengo a punta de varita contra la pared, esperando escuchar la sirena de los carros de policía llegar.

- No estoy por sobre matarte, pero tampoco me importaría torturarte hasta que no puedas pensar mas. Me da igual lo que hagas, nadie creeria una palabra de lo que dijeras aunque supieras mi nombre. Pero hablando de nombres. Habla, quien eres y como llegas te aquí. Que trataban de hacer matando a esa chica?

Le hago una mueca de desagrado. En las manos de quién demonios he venido a caer, Morgana, sálvame. Trago saliva porque mis posibilidades no son muchas

—Ffion Lancaster —respondo a mi nombre—. Yo no quería matar a la chica. De hecho quería... que Celelia se quedara quieta...

Me provoca asco verla beber sangre, pero bueno, tampoco puedo impedirlo. Me pregunto si la consumirá al fuego o no y descubro que no me importa.

—Quería prenderle una hoguera funeraria a alguien. Alguien que lo merecía, así que si dejas de meterte en mis asuntos y te largas... —Esa provocación me va a costar cara, ciertamente.

"Pero nunca podré, lo siento".

Tome de entre mi manga una de esas agujas, tan largas, finas y afiladas que daria miedo a otras personas. Solo que esta vez no es para dar miedo. Es para que lo sienta. Para que lo sienta en profundidad así como esa vez que yo morí en sus manos y me converti en esto tras la crisálida.
- No creas que sera tan fácil... tienes miedo al dolor? Yo ya olvidé lo que es no sentirlo. - No espero para clavarla en su costado apenas percibida a simple vista. Solo una gota de fuego dorado para que sienta lo que es que las venas ardan. No es el dolor que yo sufro a diario, es solo una muestra pero que no dudare en usar una vez mas para que pueda percibir sus entrañas derretirse.
- La chica la verdad que me vale mierda. Solo vine a buscar algo pero lo que encontre es a vos. No sos lo que esperaba pero me serviras para mis objetivos personales.

Miedo al dolor... curioso, pero es algo que nunca te preguntas en la cúspide de la gloria o lo más cercano a ella. Nunca me atreví a preguntármelo mientras estuve en el mandato de terror de Voldemort como una mortífaga más pero después de la derrota... ¿cuánto me tardé en huir? ¿Cuánto me tardé en salir corriendo y acomodarme en una posición que me convenía mientras veía al mundo hundirse y podía salir a recuperar lo que necesitaba?

Tampoco me lo pregunté. No. Estaba a salvo, me aseguré de tener una salida segura, pero ahora... ahora... La aguja se entierra y tampoco me da tiempo de preguntármelo porque el dolor es inmediato. No sé con quien estoy lidiando, o con qué, pero ya no quiero averiguarlo. Sin embargo, el dolor es demasiado para concentrarme en otra cosa, sólo queda eso, fuego en mis entrañas.

¿Le tienes miedo al dolor, Ffion Lancaster?
¿Quién se atrevería a no tenerlo?

YO QUIERO CONTINUAR D: