[Mansión Winmüller] Pretty Reckless (Celelia) -+18-

La mansión no era tan grande, pero era lo suficientemente apartada como para aun poder escuchar el eco del deseo que caminó por esos pasillos. Era parte de quien era, era parte de sus necesidades, los gemidos, el placer, el deseo de diversión, sangre, no había algo que pudiera moverla mientras tuviera algo que hacer, un nuevo límite que explorar... y ahora tenía alguien que quería explorar.

Sonrió, dejando la chimenea abierta conectada a la Red Flu para poder dar acceso al interior de su casa a la otra mujer. ¿Le dejaría jugar? Estaba tan aburrida.

Gimoteó, quitándose la túnica, arrojandolo a un lado del pasillo mientras desamarraba los cordones que sostenían el corset contra su sensible piel al igual que el resto de la ropa que le siguió antes de sentarse en el sillón frente a la chimenea para disfrutar del calor sobre la piel desnuda... tan agradable.

¿De que hablarían? ¿Gritaría para ella si se lo pedía? ¿Cuales serían sus miedos?

- La casa despertaba un placer lujurioso que hacia que todo su ser pensara con un mismo musculo, al mirar sus alrededores no pudo evitar tornar una sonrisa macabra y algo picara que resaltaba en todo su rostro, mientras subía las escaleras hacia la entra de donde ya había entrado Melody. Fue dejando caer su chaqueta de cuero la cual había caído posada e uno de los arbustos del frente y una camiseta que la adornaba la retiro antes de entrar a la puerta... Luego de quedar semi-desnuda con un brasier de encaje bastante trasparente.

-Luego de caminar por el pasillo viendo la ropa caída y frágil de Melody, retiro su ultima prenda que cubría sus pechos desnudos por una capa de delicada piel que en su ser se veía lo erizada y en el estado que se encontraba. Tomo la bata de ella y la poso sobre su desnudo torso.

-Al llegar y ver el sillón frente a la chimenea tan acosante y presencial podía ver las piernas desnudas de melody que jugaban entre ellas para consentirse, con su mano rodeo todo el adornado de aquel sillón consintiendo todo su esplendor cual bestia jugaba con su presa. Puedo ver como melody se encontraba desnuda con una figura tan delicada y unas curvas que no eran muy voluminosas pero pedían a gritos ser tomadas... ¿Seras tu quien logre llenar mi oscuro y perverso ser?.

-Se sentó a los pies del sillón dejando una vista perfecta a aquel manjar de dioses que ningún hombre, viles cobardes podía entregarle y hacerla gritar hasta que los dioses del Olimpo mismo se cansaran de su jugarreta - Que es lo que querías contarme o para que me has traído - dice mientras llevaba una sonrisa picara y un brillo en sus ojos, estaba ella a merced suya ?, pues se encontraba a los pies de ella.

La risa era como el ronroneo de un felino, observando la ofrenda de la chica ante ella. Había cosas que no le agradaban de ella, pero había tantas otras que aprobaba que simplemente no podía negarse a un felino tan coqueto. Pero debería aprender que Mylene no era amable, no era una suave amante y quería que le hiciera cosas que no haría a otras personas, quería saber cuales eran los límites y explotarlos.

Fue por eso que se abrió de piernas, colocando las rodillas sobre los hombros de la chica de cabello corto, atrayendola a su cuerpo, dejando que la cabeza de esta descanzara en su bajo vientre sobre la piel sensible que allí ardía como siempre.

"Te traje porque estba aburrida, querida. No me gusta estar aburrida, no escucho gemidos, se siente todo tan silencioso y tengo frío. Hazme sentir viva de nuevo, este cuerpo no está hecho para estar en solitario." Ronroneó, bajando lentamente una pierna, los dedos del pie suavemente apretando el pezón de la mujer y tirando para exaltar la sensación, relamiendose ante la promesa de diversión. "Si te portas bien quizá podamos hablar sobre la futura asociación para reunir a los mortifagos que quedaron para terminar los trabajos que nos quedaron pendientes... Dime, Celelia, ¿cuales son tus sueños?"

La sonrisa era relajada, era evidente que estaba jugando un poco, sus razones tendría, o siendo Melody, el simple hecho de jugar era razón suficiente para ella en este caso.

- Sentía el calor del fuego en su espalda, que le erizaba toda la piel haciendo que ciertos poros empezaran a brotar ligeras gotas que salían de su piel, haciendo impredecible el momento... ¿Momentos?... momentos..momen. Yo solo vivo de momentos mi ausencia es vil y mi almas debes estar quebrada en pequeños pedazos con las vidas que he arrancado.

- Como un ser tan a su altura, con una hermosura tan admirable puede estar descuida - Menos mal no soy una basura de hombre o si no no podria darle todo lo que se merece por ser tan buena chica, - Parece que hay un olor peculiar, uno que entra y llena todo mi ser hace que logre ver mis garras sin siquiera estar así, por que se encuentra tan húmedo... Tan diferente ninguna otra chica con la que había estado le producía eso, ¿Acaso seria ella quien pueda sacar mi sed?.

-Luego poso su brazo en su pierna mientras recorría toda su piel desnuda consintiendo con una delicada sonrisa...Pero sus ojos no demostraban eso, sus pupilas se partían a la mitad y se veía una hambre agobiante, en su brazo se posaba la marca del señor tenebroso, la cual había perdido fuerza y no se veía tan presencial como en sus tiempos de miedo y terror.

-Bajo su cabeza a aquel vientre desnudo que le había ofrecido con tanta ligereza - ''Viva'' Realmente cuando esto acabe te cuestionaras entre la vida y lo que siente - dejo salir un suspiro - Se encontraba tan caliente, fácilmente podía decirse que quiere que la tome, pero no me puedo contener. Bajo su cabeza dejándola descansar en aquel cálido lugar mientras su legua recorrida inquieta aquel húmedo y cálido lugar, su saliva que era tan pedida por las pociones que lograban caían a aquel sillón fusionado con el elixir que ella le otorgaba. Un leve gemido salio imprudente de sus ser, no se esperaba que algo jugaba con su pecho no era dolor, era placer que solo se le subía a la cabeza.

-Se detuvo un momento ante las palabras de ella, levantando su rostro con una sonrisa macabra llena de aquellos ilustres jugos que salían del vientre desnudo, mientras escurría todo por su boca saco su lengua limpiándose un poco para poder hablar - ¿Mis sueños? Acabar con toda la escoria mágica y los tuyos? - dice mientras no le quitaba la mirada a ella pero si se iba acercando a su lugar donde caía aquel manjar

Jadeó sintiendo el placer de la lengua recorrerle, el escalofrío del contraste, un frío interior que se expande y se arraiga en su alma sin emoción alguna. Pero su vientre se contraía, deseando sentir más, deseando obligarla a morder, tirar... uff. Mejor hacía algo diferente.

Si, porque esta chica debía aprender un par de cosas sobre tratar una chica necesitada. Así que Melody fue quien tomó el control, empujándola contra el suelo boca arriba y afirmándola con el peso de su cuerpo y una mano en el hombro, el fuego de la chimenea estaba cerca, tan cerca que la piel ardía. No suficiente para quemar, pero lo suficiente como para que no fuera cómodo.

"Interesante sueño, querida... habrá que intentar hacerlo posible." Comentó con suavidad, comenzando a lamer la comisura de sus labios, saboreando su propia esencia mientras los dedos descendían por el vientre, dibujando el borde de las costillas, la suave forma de su vientre, bajando con cuidado por el monte venusino hasta rozar el nacimiento de los labios. "No te muevas querida, si lo haces puedo llegar a enojarme mucho." Aclaró sin mucha vuelta, buscando la entrada para penetrarle con dos dedos sin lubricarla siquiera, aunque sabía que ya estaba lista, lo podía ver en la respiración agitada y el deseo, la mano causando fricción a lo largo, buscando cada uno de sus puntos sensibles, una mano conocedora que ha disfrutado del cuerpo de tantas otras mujeres.

"¿Acaso crees poder jugar conmigo? ¿Que puedes ofrecerme?" Ronroneó sabiendo que provocaría su cuerpo a nuevos extremos, le haría experimentar lo más bajo del infierno y lo más alto del cielo, no deseaba que articulara palabra, no era el objetivo, cada pregunta era una prueba para conocer en que momento quebraría, los labios capturando el pezón de esta y mordiendo de momento suave pero con promesa de más.

- Fue en un instante de improvisto que sintió como su cuerpo decendia hacia el suelo, dejando que una de sus manos rozara el fuego haciendo que de este se levara un chispeo interesante. poso una de sus manos por encima de su cabeza era una joven sumisa que quería ser saciada por fin. El calor se adueñaba de mi entre la incertidumbre si me estaba quemando o aquella extraña y sedienta figura que se posaba sobre mi causaba todo ese calor en mi.

- Al escuchar aquellas palabras de su boca, poso su mano ligeramente mientras la subía hasta llegar a su cuello este lo tomo con cierta ligereza pero lo acerco con cierta fuerza hasta su rostro antes de que bajara mas abajo de su vientre y susurro junto ha su oído - Y enojada que es lo que me puedes hacer - dejo esas palabras mientras recorría su lengua por toda su mejilla luego la soltó como una niña sumisa haciéndole caso a su padre.

- Todo de mi se encontraba húmedo casi resbalando por mi pierna, mojando aquella falda y medias que aun llevaba puestas, aquella cavidad en mi vientre que eran como las puertas que solo pocas mujeres habían llegado a tocar pero jamas había podido llegar a ser saciada. Ya que en su intento habían llegado hasta a morir, no puedo negar que mi excitación muchas veces no es la mas normal...

- Sentir como dos individuos entran en mi ser... Produce un gran orgasmo en mi que retumba sobre toda la habitación eran aquellos gemidos que no podía sostener en su ser y se escapaban ante el movimiento que sucedía en mi vientre... Ella se posaba en mi pecho quebrando cada sentido que poseía dándome cuenta que aquel fuego que casi podía quemar mi piel era saciado por aquellos labios húmedos que se posaban en mi pecho y dejaba que mis ojos se perdieran en el lugar.

La observó desarmarse, derramarse sobre su mano ante el más leve toque. Era gracioso, realmente gracioso ver que con tan poco quedaba a la merced de la amable Melody Winmüller.

"¿Que no puedo hacer enojada? O la mejor pregunta es, ¿me puedo enojar de verdad?" Eso nunca había pasado, Melody simplemente no tenía emoción alguna que pudiera ayudarle a sentir enojo, contento, molestia, tristeza o miedo. Esas cosas eran para aquellos que aun creían que el mundo era un lugar bueno con altibajos. No, para ella el mundo era simplemente un paseo de juegos, siempre había algo nuevo que explorar, una nueva prohibición que quebrar... oh, si tan solo pudiera tener al muñeco de su padre aquí haría que le diera mientras mordía la tierna piel de Celelia.

No pudo contener el ronroneo de solo imaginarlo. Es triste que él simplemente tuviera que cumplir con su trabajo en esos vagos intentos de huir de su alcance. No se imaginaba que Melody pudiera aprovechar ese momento para explorar otros horizontes, probar y dañar otros cuerpos como en este momento que limpiaba los dedos con la lengua y movía una pierna de la mujer sobre la suya para que sintiera el roce de las pelvis, la mezcla de humedad entre ellas, el cuerpo estirándose para cubrir el de Celelia, pechos rozándose, frotándose entre ellas antes de estirar arriba el brazo, buscando algo tirado en el piso, un frasco pequeño, oreja de elfo.

Con un codo se sostuvo sobre el hombro de la chica, descorchando el frasco con los dientes antes de arrojarlo al fuego así como estaba. Las hojas generando un humo suave y aromático. Tan suave que casi no se notaba hasta que los efectos relajantes tan parecidos a la marihuana pero con una dosis de estimulante y afrodisíaco. Sabía que se lo había robado por algo, siempre le gustó el efecto de esta hierva cuando era usada en concentración.

Comenzó a moverse contra ella, la fricción entre ambas estimulando sus sentidos y mezclándose con el placentero aroma de las hierbas en el hogar.

- Sus palabras me sacaron por unos momentos de éxtasis que me llevaba y me traía del lugar dejándome en un coma de sentidos que solían bajar por mi frente, mi mano se movió por si sola tomándola de una manera bastante agresiva por su cabello mientras la acercaba con una mirada encendida en calor - Vamos!, no me digas que piensas tratarme como una princesa o un amante... Acaso vas a decepcionarme mi querida Melody o realmente quieres saber el punto en que mi cuerpo puede llegar.

-Cuando la solté un roce suave pero bastante prendido en calor empezó a posarse sobre mi cuerpo de una manera impredecible haciendo que la temperatura de mi cuerpo se elevara. Sentía como su pelvis rosaba contra la mía dejando bajar por mi cuerpo aquella humedad que se funcionaba con la mía bajando por mis piernas, mientras el calor del fuego casi que quemaba mi piel y mi mano hacia de las suyas clavando mis uñas en la madera del lugar.

-Un aroma inundo la habitación ¿elfo? quizás, hacia que los sentido se elevaran elevando mi calor y éxtasis muy alto mientras la humedad que segregaba mi vientre se extendía por mi cuerpo y este se contraía en miles de movimientos musculares de los cuales quizás muchos no tengan idea... Mi ojos se volteaban mientras mi pelvis se elevaba del suelo frotándome contra su cuerpo... Un lujurioso gemido se escapa de mi dándole permiso de poseer mi cuerpo .

Mal movimiento, MUY mal movimiento.

Para Melody no existían emociones, salvo la ira y esa estaba reservada para casos muy particulares, por lo que el resto se reducía a comandos, unos comandos muy fuertes que si no eran respetados a la perfección no sería nada lindo lo que resultara.

Se soltó del agarre con fuerza repentina, una mano en lo bajo del cuello de la chica loca, aunque, ¿quien estaba más loca de las dos? Ambas opciones eran una eternidad de posibilidades, realmente la locura era algo que jamás se planteaba porque si la analizaba se ponía de mal humor, como ahora que la chica no puede mantener el simple comando de ¡QUIETA!

"¡¿Quien te dijo que te movieras?!" Comandó estirando la mano y en un movimiento limpio recogiendo el frasco humeante y presionándolo contra el costado de Celelia con fuerza, su mano ardiendo en dolor que sabía ella compartiría, en un movimiento brusco comenzando a frotarse de regreso, entregarle el placer que pedía y estirándose para ahogar el dolor de su mano en una salvaje mordida sobre el seno de Celelia.

Este movimiento, entre el dolor compartido y el olor causó que soltara un gemido contra su piel marcada, pequeñas gotas de sangre bajo su piel, sé que dejé al menos un moretón de importante tamaño además de la quemadura, pero se lo merecía, las niñas malas sufren y si es una niña demasiado mala destrozaré su cuerpo para hacerlo mío, la destruiré si se atreve a desobedecer cuando tiene una orden. Por estas cosas es que los mortífagos han fallado en el ataque al colegio Hogwarts.

- En un momento de pasión veo como con su mirada mis palabras la llenan y esta se convierte en un odio emocionante que cambiara la situación tornándola como nunca lo había visto y luego sus palabras logran calentar mi alma y un éxtasis se apodera de mi mente lue... Pero una ardiente dolor se poso sobre uno de mis costados, sacándome de todo pensamiento alguno dejando salir un grito agudo de mi ser luego de recuperar mi esencia otro dolor se poso sobre mi.

- Mi pecho se encontraba adolorido quizás sangraba un poco donde se encontraba mi seno, quizás ella estaba mas trastornada que yo pero realmente no me importara, no me importaba que pasara conmigo si ella podía llenarme y saciar mi sed era suficiente... Y realmente me excitaba el echo de que se enfureciera o quizás era como una niña mimada jugando ha ser ruda... Era inevitable levante mi cabeza del suelo y con un guiñe de ojo y enviándole un beso - Que rudeza, ¿así es como tratas a tu fiel princesa? - digo mientras tomaba su mano que acaba de quemarme llevando uno de sus dedos a mi boca lamiéndolo de una manera bastante sensual e inquietante mientras mi mirada tentadora se posa sobre ella... ¿Vamos eso es todo lo que tienes para mi?.

-Mientras sus gritos entraban dentro de mi dejando que mi vientre se contrajera por si solo en un juego de pensamientos de no saber como reaccionar ante el placer y jugársela con el dolor pero siento como ese calor que recorre mi cuerpo en un momento de éxtasis humecta de una manera imprescindible mi vientre dejándola jugar conmigo por mas maniática que sea... Si puedes llenar mi cuerpo como nadie lo ha echo no cuestionare la manera... Pero no me digas que me amas en una noche solo quiero vivir tu dolor y llenarlo con mi placer.

Amor. ¿Que es esa cosa? Nadie la quiere, todos la desperdician, dicen amar y destrozan las mentes de las personas que les rodean, ofrecen amor, protección y son los primeros en causar el daño irreparable porque cada vez que confían te dan una llave a sus más profundos miedos sin decirte que encontrarás y cuando la usas es inevitable pisar los sueños de la gente.

El ser humano esta hecho para destruir, para confundir, destrozar y cuando todo se acaba finalmente consumir. Es lo único que sabe, incluso para los que comparten amor sincero o lo que creen que es amor sincero, siempre acaban dañándose tarde o temprano. Aunque viniendo de alguien que simplemente no puede sentir amor alguno, que esas emociones son tan extrañas que solo desea destruirlas para que todo vuelva a ser normal. Todo debe regresar a la normalidad.

Pero esta chica parece no aprender, pareciera que la chica Celelia no hubiera aprendido la primera vez que le azotó por no obedecer, cree tener los mismos derechos que sus juguetes, pero los juguetes de Melody son diferentes, son suaves y sumisos, dejan sus pieles dispuestas a ser quemadas y azotadas, se ofrecen de buena voluntad para conocer los límites psicológicos y físicos de ellos, quebrarlos al punto que el mal y el bien perdían definición.

Con alguien que cree que sabe mejor no era divertido, la gracia era dejarle ser y ver la cantidad de veces que era demostrado equivocado y el tiempo que tardaba en notar ese hecho.

Pero de momento, Celelia estaba en su casa y se estaba comportando como una perra, la mano, el dedo que fue succionado, limpiando esa mezcla de humedad y calor ardiente por el frasco fue observada con curiosa fascinación, abriendo y cerrando la mano en un instante que todo se detuvo antes de golpearla con el reverso de la mano antes de tomarla del cuello haciendo presión para cortar el riego de oxigeno al cerebro.

"¿Vas a seguir portandote mal?" Preguntó suave, esa sonrisa fácil que era engañada en la frialdad de su mirada que parecía inamovible.

- Sus manos me levantaron del suelo el éxtasis y la excitación que recorría mi cuerpo llenaban mi ser, realmente era alguien difícil con quien tratar... Parece que por ahora solo te voy a dejar divertirte con la ilusión que después sacies mi pobre cuerpo que nunca terminan de llenarlo. Sus palabras era fuerte acaso estaba logrando sacar de casilla a quien siempre permanece sin sus emociones?

- Mientras me encontraba sostenida por sus manos tendida en el aire subí mis manos apretando ligeramente mis pechos desnudos mientras los consentía por un momento cuando comenzaba a faltar el aíre sonreí subiendo mis piernas rápidamente hasta sus hombros dando una ligera vuelta hacia atrás y tomando un respiro mientras caíamos al suelo de nuevo dejando saltar la bruma del fuego, que salia con aquella la esencia de aquel afrodisíaco que ella había usado antes... Mientras quedaba ella aun encima mio y con sus manos sobre mi cuello, subí las mías casi simulando unas cadenas posandolas por encima de mi cabeza - Bueno, seré una buena niña - digo abriendo un poco mi piernas para entregarme a sus jugarretas con todo mi cuerpo.

"¿Acaso crees ahora que te creeré?" Mencionó con esa frialdad divertida, suavemente moviéndose y atrapando el frasco con un dedo. La temperatura del vidrio era agradable, habiendo enfriado rápidamente por ser vidrio.

Pero aun así, con el calor fue suficiente como para presionarlo en el recorrido que marcaba con repentino calor al bulbo de placer y descendiendo por los labios hasta llegar a la entrada, forzando la parte ancha, la parte trasera de la botella para con el pulgar comenzar a estimularla aprovechando la sensibilizarnos del cambio de temperaturas.

"Realmente te has perdido en el camino... si no puedo confiar la primera ni la segunda vez, ¿que te hace pensar que te daré una tercer posibilidad de hacer lo que quieras?" Preguntó estirando la mano para atrapar la varita que había dejado no tan lejos. "Aunque podemos jugar a algo si te apetece, muñeca. ¿Sabes lo que es la suspensión?" Preguntó obligandola a recostarse boca abajo, la mano aun en el coño para que no pierda la sensación de la sumisión.

- Entre gritos y gemidos que venían muy desde el fondo de mi ser... Me entregaba poco a poco a que hiciera mi cuerpo llegar a un limite guiado por el éxtasis y excitación de mi cuerpo - Yo solo soy una niña buena - fueron las únicas palabras que llegaron ami en estos momentos mi ojos se volteaban ligeramente mientras levantaba la pelvis del suelo con toda la excitación de este.

- Sentía como el vidrio ni muy cálido ni muy frió que milagrosamente no se había estallado con el fuego, ahora era yo quien lo calentaba con mi cuerpo como... Era placentero sentir como forzaba mi cuerpo para entregarse, en un momento sentí un dolor que hizo salir un grito tan fuerte que quizás los vecinos pudieran escuchar. Pero eso no importaba, poco a poco ese dolor se convirtió en placer; un placer tan grande que los gemidos y humedad aumentaban lubricando aquel frasco con mi esencia.

- Sin moverme un solo poco deje salir las palabras que llegaron a mi mente era un rol que mi cuerpo y excitación estaba asumiendo por si solo - Si he sido una niña mala debes castigarme - dije con una sonrisa angelical y una voz casi infantil que asumía mi cuerpo en estos momentos. Luego sentí como mi cuerpo se posaba contra el suelo, mis pechos eran espichados por mi cuerpo y mis pezones tan erizados eran rozados por el suelo... Pero aquella mano seguía en mi interior mientras generaba esa satisfacción en mi cuerpo y se hundía en mi mientras me giraba - ¿ No que es? - mientras levantaba un poco la cabeza para poder responder.

"No te preocupes por el que es... esto te va a doler... posiblemente mucho." Comentó sosteniéndole por la nuca para evitar que se levantara del suelo, un Accio siendo usado para traer algo que se escuchaba a miles de objetos metálicos en una caja de madera para el relajo de la rubia.

Había poco que decir al respecto realmente, tan poco que agregar que realmente lo que siguió no era de extrañarse. Era Melody, no iba a avisar, ya le dijo que dolería de todas formas cuando el primer engarse traspasó la piel en la espalda de la chica, Primero a un lado, luego al otro... eran grandes los metales sobresaliendo solo para ser doblados hacia fuera.

"No te preocupes, no es nada grave y quedarás como nueva... luego. Es algo liberador si sabes..." Al decir esto descendió la mano lentamente para rozar los muslos de la joven mujer, nuevamente usando metal para atravesarla como si se tratara de algo cotidiano. Ni siquiera estaba tomando recaudo, no le importaba lo suficiente lo que pudiera pasar.

- Al escuchar sus palabras cada musculo de mi cuerpo se contrae y los músculos de mi vientre hacen unos ligeros roces a su mano que se encuentra dentro de mi, la humedad es algo que abunda dentro de mi y mi boca muerde mi labio inferior preparándose para lo que cruce por su perversa mente... Y sin moverme un solo poco solo escuchando el movimiento de algo que ce acercaba mientras una gota de sudor bajaba por mi frente - No he de preocuparme sera un placer por el contrario - digo con la voz bastante segura.

- Luego dejando salir unos gritos que se desprendían de mi ser, producto del dolor combinado con el placer que experimentaba mi cuerpo frente aquel metal que lo atravesaba. Tome un gran respiro mientras me retorcía un poco... Pero no paso mucho tiempo antes de que este se dolor terminara y se convirtiera en un placer que tornaba mi rostro cálido y placentero. Sonreí al escuchar sus palabras mientras tenia los ojos cerrados - No dudo que así sera... Pero te lo a merito no dejas de sorprenderme .

- No paso mucho antes de que en la posición que me encontraba llegara un dolor aun mas grande en mis piernas, este se llevaba el premio mayor... Pero no debía adelantarme ¿Esto apenas comienza?. Grite de nuevo con la esperanza que mis gritos de dolor llenara su cuerpo y sintiera el placer que me carcomía, la sangre empezaba a brotar de mi piel... Sangre que había sido testiga de muchos encuentros y actos por sobrevivir .

Ignoró las palabras, dando leves ronroneos. Ni que fuera tanto, solo eran varillas de metal atravezando piel y sobresaliendo de esta ...

Bueno, esto probablemente si le doliera que era otro tema.

Se acomodó, buscando las cuatro varillas con los ojos antes de ir una por una, con dos dedos comenzando a torcer el metal, unirlo en las puntas y fusionarlos hasta que quedaban argollas encarnadas en crudo entre la piel y el músculo, firmes y tensas. Luego observó el techo, ese armazón metálico que era la araña, más bien era un adorno rústico que recordaba los tiempos de las cacerías de brujas con sus remaches en todas direcciones, gruesos y algo oxidados... o quizá no era exactamente óxido lo que tenía allí.

Relajada tomo la varita, apuntando hacia arriba y haciendo que se moviera hasta dejar caer cuatro cadenas con ganchos al final, ganchos que colocó en las nuevas argollas/piercings de Celelia antes de comenzar a tirar de una quinta, comenzando a tirar como si las cadenas quisieran arrangar dichas argollas, sin embargo el cuerpo tras poner resistencia comenzaba a elevarse, dañándose con el peso de su propio cuerpo, la sangre si bien no abundante comenzando a emanar en pequeños hilos rojos de la espalda de Celelia.