Reclutando || Isabelle Poulain

Reviso los libros sobre mi cabeza, hasta que ubico el que me interesa: "Felinos de todo el mundo". La apariencia de Edward en forma animago es muy curiosa, y quiero saber más sobre las panteras, para ver si puedo encontrar la razón por la que tomó esa forma tan curiosa.

Por el rabillo del ojo, ubico entonces a Isabelle, que pasa a otra estantería distraída. Me sonrío, no hemos hablado mucho desde la reunión en el Club. Pronto deberemos comenzar a preparar los pastelillos, será bueno que hable con ella al respecto. Y también conversarle del otro tema que había olvidado hablar con ella desde la última vez, sobre la posibilidad de incluir Slytherins a la Armada de Dumbledore. Me apresuro hasta ella.

-Hola Isabelle.-

Recorro las estanterías sin prisa, ya con un libro de Alquimia en la mano, realmente tengo que ponerme al corriente con todo y no voy mal. Claro, que debo de empezar a preocuparme por otras cosas como los pastelillos para Halloween y otras cosas. No presto demasiada atención a mi alrededor hasta que la voz de Luna me sorprende.

—¡Luna! ¡Que sorpresa!

Uy, espero que eso no haya sido tan fuerte como para que Pince nos corra, pero parece que ni nos oyó. Bueno... No hay problema.

—Justo pensaba en los pastelillos.

Parpadeo. -¿Por qué sorpresa? Vivimos en el mismo castillo, es normal vernos. Y mínimo todos visitamos la biblioteca una vez al día, más bien es una sorpresa que no nos encontráramos antes.-

Me apoyo a una de las estanterías, con el libro entre mis brazos cruzados. -Si, ahora que sabemos que la fiesta es inminente sería bueno pensar como los colaremos. ¿Crees que un elfo domestico se anime a ponerlo entre los postres del banquete? Aunque me daría mucha pena con el pobre elfo si luego lo culpan a él.-

Le miro con mis ojos grandes en expresión de curiosidad. -¿Ya tienes pareja?-

—Sorpresa porque soy una despistada...

Sí, vivo en el mismo lugar que un montón de estudiantes más, pero nunca espero encontrar a ninguno. Y como soy despistada, suelen encontrarme en los momentos que ando más ida.

—Y estaba ida en lo mío... —me encojo de hombros, enselándole el libro de Alquimia que estaba en la mano—. Llevo días repasando, así que mi mente está llena de formulas por todos lados... —le quito importancia al asunto y me pongo a pensar en lo de los dichosos pasteles—. Ehhhh, de elfos no me hables. Me odian. Siempre y cuando no tenga yo que convencerlos...

No quiero explicar las razones, pero bueno, tienen que ver con Nott. Y peleas. Y huelgas de elfos domésticos en la sala común. Esas cosas. Mejor que Luna no pregunte...

—Sí, iré con Nott.

-¿Te odian? Vaya... Tuviste que hacer algo muy terrible para que te odien; son las criaturas más dulces que conozco. Bueno, supongo que podemos pedírselo Solar o yo...- Mis incursiones en la cocina siempre han terminado con varias cajitas llena de galletas y pasteles. Me siento al borde de una de las mesas adosadas a las estanterías, repasando mi mirada sobre su libro de Alquimia. -Theodore Nott es alguien muy curioso. Aunque jamás me había dirigido la palabra si no era para alguna frase poco cariñosa y desagradable. Hasta hace poco, quiero decir.-

Bajo un poco la voz, acercándome a ella. -Por cierto, ¿eran tus padres o tus abuelos animagos?-

—Sí. Es el resultado de destrozar repetidas veces la sala común, incluyendo todos los floreros y el retrato de Salazar Slytherin... Que por cierto era un hombre muy feo, le hicimos un favor —sonrío como un ángel después de toda la explicación. La verdad es que parece que no he roto ni un plato cuando pongo esa expresión y ya destrocé media vajilla...

¡Bah! La vajilla completa.

—Theodore Nott es... curioso. Sí. Eso... —suspiro porque ni yo misma comprendo esa conclusión. Theodore Nott me saca de mis cabales, es desagradable, un cabrón, un mujeriego, mi mejor amigo, mi compañero de detención, quiero matarlo cada tercer día y no estoy segura de que todo eso quepa en "curioso"—. Iremos sólo como amigos... —"con tensión sexual que ni ellos soportan", agregué en mi mente, pero de todos modos, nada iba a pasar con nosotros.

¿Mis padres? No... creo. Le doy vueltas a su pregunta, curiosa, inquieta por saber a qué demonios viene, no sé si ya se ha enterado de que yo soy animaga...

—Mis abuelos. Los maternos... ehm... sólo mi abuelo. —Creo que mi abuela también, pero ni siquiera lo recuerdo. Puede que mi abuelo sólo lo inventara para poder incluirla en sus maravillosas historias, según él, aburridas a partir de la décima vez, según yo..

-¿Y nunca intentaste decirles que sentías gusto por redecorar? Tal vez no tomarían entonces tan mal que rompieras aquellas cosas, después de todo los artistas son muy temperamentales.- Le digo muy seria con los ojos muy abiertos. -Recuerdo aún una entrevista que hizo mi padre a un pintor al que ya no llamaban tanto para hacer retratos. Parecía muy feliz y al segundo estaba lanzándonos sillas en la cabeza. Quizás fue porque mi padre le dijo que sus cuadros parecían fotografías, y no al reves...-

Escucho su forma dubitativa de referirse a Theodore. -Ah, entonces ¿no es que fuera un idiota con todos los que no fueran Slytherin, sino que también era un idiota con los Slytherin? Aunque tiene sentido, seguramente hay muchas personalidades que chocan en esa casa...-

Sonrío al escucharla hablar. -Vaya. ¿También tenía forma de jaguar? ¿Y por qué tiene que ser negro? El cabello de Ed no es para nada oscuro...-

—Sí, creo que alguna vez lo hicimos, pero ya conoces a Snape, no le hace ni pizca de gracia todo eso… —me encojo de hombros restándole importancia. He pasado mucho tiempo en detención con Snape, que simplemente no podía creer que una de sus mejores alumnas en pociones tuviera el «temperamento de un psicópata», según él. Yo sólo pensaba que el problema es que no me conocía en mis buenos días, cuando Nott no andaba cerca—. Sí, los artistas suelen ser… ¿curiosos?

No sé que decir. No conozco ni a medio, así que hago el comentario porque sí y oigo su opinión sobre Theodore.

—¡No, no es un idiota…! —respondo quizá demasiado rápido y hasta yo misma me extraño, preguntándome de donde viene ese ímpetu por defenderlo—. Bueno, sí que lo es… a veces. Peleamos un montón, pero creo que es un buen amigo o algo así…

Nada como los insoportables de la casa, aquellos que eran aburridos y tenían cara de plasta todo el día, proclamándose superiores a los demás por su linaje de sangre pura, los que odiaban la casa porque los anteriores existían y los que tenían diez mil contactos en el ministerio y no dudaban en presumirlos. Theodore Nott podría ser un cabrón, pero al menos no encajaba en ninguna de las descripciones anteriores, así que no me molestaba.

—Ah… Ed… —sonreí—. No, no era un jaguar, pero sí un felino. —A decir verdad, yo creí que saldría un animal felino, pero bueno—. No recuerdo cual, no era especialmente común. Y ahora que lo mencionas, sí que es raro por el cabello de Ed es claro… —digo, cuando me convertía en un zorro el cabello de color rojo seguía siendo del mismo tono, una marca inconfundible, pero lo de Ed… era más extraño.

-¿Y tú también te conviertes en felino?- Pregunto con interés, antes de volver mi mirada hacia los estantes. Entonces abrí mis ojos un poco más.

-¡Ah, ya recuerdo por qué te buscaba! ¿Recuerdas el grupo secreto que se formó en Cuarto año cuando estaba la profesora Umbridge? Bueno, seguro lo recuerdas, todos se encargaron de saber de ello cuando pasó. La cosa es que en ese entonces ningún Slytherin fue invitado a participar, porque se creía que todos ellos serían los primeros en unirse a Voldemort cuando apareciera; además muchos de ellos como Draco se unieron al grupo de "vigilantes".-

Le sonrío. -La cosa es que ya no hay tanta rivalidad como entonces, y sería genial que algunos Slytherins pudieran unirse también a este grupo. Aún cuando no hay una amenaza sobre nosotros, sería buena idea que todos pudieran aprender y hacerse más fuertes. ¿Crees que algunos se animarían a participar?-

—No, me fue a la familia de los canes. Un zorro rojo —sonreí. El pelaje de mi forma animaga es del mismo color rojo vivo de mi cabello. Así que no me pasa, en ningún caso, lo que a Edward. Es curioso verlo transformarse, como se le oscurece el cabello en cuestión de milésimas de segundo.

Después menciona lo del grupo en quinto. Lo cierto es que después de que se descubriera no paré de oír las tonterías de Malfoy, sus amigos y Pansy. Zabini quizá hizo algún comentario, pero no me molestaba demasiado. Después de todo, cuando había hablado con Theo del tema había expuesto mi postura: ya había pasado tiempo en detención como para enemistarme con Umbridge. Yo no le caía bien, y era obvio, porque cuando ofreció las insignias de la Brigada Inquisitorial no lo hizo a mí y yo hice algunos comentarios desagradables sobre sus grupos de matones mientras ella evaluaba la clase de Snape.

—Sí, recuerdo el grupo. Fue algo muy sonado. También el año pasado... Claro, pero era, diferente. —Tampoco me había acercado entonces; cuando insistí en volver al colegio ese año, a sexto, yo sola, porque Edward no estuvo, mi padre me lo dejo muy claro: "mantén el perfil más bajo que puedas, si es necesario te saco de allí". Cuando quiso hacerlo, cuando mi madre murió, los Carrow no lo dejaron.

No se quien de mi casa se animaría a participar. Malfoy no es tan estúpido, pero quizá no lo acepte. ¿Sullivan y Crawford? Creo que no, tiene ideologías puristas. ¿Astoria? Quizá. ¿Nott? Le diré de todos modos.

—Podría decirle a Nott... Y quizá a algunos chicos... A Astoria. Y a Aria, que seguro le interesa —sugerí—. Aunque sí me aceptan, supongo que estoy muy interesada.

-¡Un zorro! Vaya, eso me gustaría verlo algún día. ¿Me dejarías?- Le digo con una suave sonrisa y brillo de curiosidad en la mirada.

Ser un animago no es cualquier cosa, o al menos eso es lo que he entendido con las lecturas y explicaciones. -Debe representar una libertad asombrosa. Tranquila, tampoco diré a nadie que no estás registrada como animaga.- Lo último lo digo en un susurro, puesto que se que hay gente con malas intenciones, y más si la persona en cuestión es una "serpiente".

-Si, has eso y me avisas, así podré informar al grupo para la próxima reunión. Estoy segura que no se opondrán contigo ni con Aria. No puedo asegurar lo mismo por Nott, pero quizás si. Después de todo pudo lanzarme de la torre de Astronomía si quería y no lo hizo.-

—Por supuesto que puedes verlo algún día, aunque no lo hago muy a menudo... —se supone que debo registrarme, pero ya lo haré en navidad, cuando vuelva a casa. De todos modos no me importa mucho que la gente lo sepa pues no es precisamente un secreto. Mi hermano lo sabe, Aria lo sabe... No estoy segura de que Nott lo sepa, pero sería la primera vez que guardara un secreto—. Eh, en realidad planeo registrarme, pero hasta las vacaciones. Ahora mismo disfruto yendo de incógnito.

Le sonrío, pero sé que me guardará el secreto. Es Luna, después de todo.

—Tampoco yo estoy muy segura de que Nott tenga ganas... —tuerzo un poco el labio, como pensativa, evaluando las opciones. Nott es un misterio en todos los sentidos en lo que respecta a sentimientos, así que no sé si lo de su padre le ha afectado o no—. Pero las chicas seguro se apuntan, o eso creo.

-Estupendo.- Le sonrío, divertida. -Tú habla con ellas; luego te diré donde nos veremos. Aún estamos buscando un salón provisional.-


Doy unos golpecitos a la madera con mis dedos. -Puedes decirle también a Ed. Supongo que estará interesado. Además, así podrían enseñarnos ustedes sobre los animagos. Sería una presentación muy interesante. Siempre pensé que se trataba de algo que aprendías, no que podías nacer con ello.-

—Claro, hablaré con ellas… —sonrío

Casi no he visto a Aria, pero no digo nada. Seguro que encuentro a Astoria por allí y ya conoce a algunas chicas, así que no debe de ser ningún problema que la acepten.

—Claro, le diré a Ed sobre eso… —seguro que está interesado, aunque no sé que tanto—. Y no naces con ello, aunque Ed parezca haberlo hecho. Al menos yo tuve que aprenderlo, me llevó unos años.

Estuve desde quinto metida en libros, aprendiendo a desarrollar esa habilidad, ya que, después de todo, no era un horror con las transformaciones.

-Asombroso.- Termino por decir, ampliando mi sonrisa. Me separo de la estantería. -Bueno, dejaré que sigas con tus estudios. Yo tengo que encontrar como hacer un gusanito para mi vestido en forma de manzana. Te veré luego, seguramente.-

Le hago un gesto de saludo, volviendo con mi andar distraído entre los pasillos, bajo la mirada reprobadora de la biblotecaria.

—Aquí seguiré para cualquier cosa, Luna… —le sonrío cuando la veo irse y me dan ganas de reírse ante la idea de como se disfrazará. Será el disfraz más original de la noche, la verdad, si al final lo hace. Vuelvo al libro que estaba ojeando un poco antes—. ¡Cuando planeen algo me avisas!

No estoy segura de si iré o no si ninguna de las chicas o Nott acepta porque me veré muy fuera de lugar y detesto eso, pero por probar no pasa nada. O eso espero. Como nota, le recuerdo a mi cerebro mantenerse alejado de la barra de postres del baile, por si acaso.

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