¿Como borrar su nombre? || Louise Eisenberg

No pudo evitar las risas al notar lo que estaba haciendo Luna. Jamás se le hubiera ocurrido y la verdad que nunca lo había intentado para ver que intentaba, ni recordaba cuando tomaba las notas.

Parecía ingenioso y realmente sonaba a algo que ella diría aunque eso sería mucho pedir y no sabía si en realidad no habría más posibilidades de que a cortas anotara cualquier cosa en realidad. Pero parecía un juego divertido, por lo que se recostó panza abajo en la cama, observando desde arriba como Luna agrupaba los papeles.

Lentamente comenzó a indicarle unos y otros aunque en realidad en el fondo le daba exactamente igual. No recordaba ninguna de las frases, ni las originales ni las resultantes. Realmente no sabía ni que estaba mirando exactamente o lo que esperaba que Luna hiciera con todo esto.

Agitó la cabeza, mirando con una sonrisa como ideas se iban formando a lo largo de los papeles, como se entretejían ideas que eran buenas pero se sentían tan lejanas que apenas y si podía rozarlas. ¿Huevos de hada? ¿El numero aritmántico de Jesse? ¿Abraxan?

"Nunca lo había intentado." Admitió relajándose para observar a Luna desde su posición.

Eventualmente termino en el suelo acostada sobre mi estómago, moviendo y reacomodando los pergaminos, como un caleidoscopio.


-¿De verdad? Pues me ha parecido que tendría mucho sentido, como un mapa secreto. Quizás si pongo todas las notas de cierta manera, aparecerá un conjuro mágico que nos permita abrir un portal a un mundo distinto.-

Extiendo los brazos sobre la madera algo enmohecida, pero no es incómodo. Hasta el olor me resulta agradable. Me doy la vuelta, quedando boca arriba y mirando desde esa perspectiva a Louise. -¿Sabes? Esta sería mi primera fiesta de pijamas. Si no contamos las que pasé con Draco en su casa, pero esas fueron obligadas. Ni la del comedor a principio de curso.-

Rió divertida al ver todas las frases que se iban acomodando, algo de melancolía ante la idea de un hechizo secreto que las llevaría a otro mundo. Realmente desearía que fuera así, que con un conjuro de repente estuviera al otro lado del espejo y que las cosas fueran diferentes. Solo que mejoraran y que no tuviera tantas confusiones emocionales. Que pudiera simplemente amar a Luna y tener a Maddy consigo hasta que fuera grande y le gritara por no dejarla ir a vivir sola.

"Sería entretenido encontrar ese hechizo, ¿quien sabe?" Admitió con una sonrisa tratando de seguir lo que en algún momento fueron sus pensamientos pero ahora eran más el resultado de la mente dispar de Luna Lovegood.

"Espero que te diviertas entonces, aunque admito que últimamente encerrada no soy muy buena compañía, pero mañana si quieres podemos ir a dar un paseo con Madison, estar encerrada tanto tiempo me puede volver loca a mi. ¿No has tenido nunca con quien tener pijamadas? Lástima que no habláramos antes, solía pasar las noches en la torre de Ravenclaw de todas formas... podríamos habernos divertido mucho."

-Hasta ahora está resultando entretenido.- Admito. -Recuerdo algunas de esas fiestas en la Sala Común de mi casa. A veces las chicas me sacaban del cuarto cuando me ponía a hablar sin detenerme porque no tenía sueño, y podía escuchar entonces las risas que intentaban acallar. Aunque nunca entendí de que hablaban, normalmente terminaba quedándome dormida viendo las motas de polvo flotar sobre mi cabeza.-

Inclino mi cabeza un poco más sobre la madera para ver a Lou desde otro ángulo. -No importa que no nos hayamos conocido antes, ¿sabes? Papá dice que hay un tiempo para todo. Quizás de conocernos en aquel entonces Maddy no estaría aquí.-

‘Quizá Maddy no estaría aquí’... susurró una voz en su cabeza de forma ausente. Era su propia voz, una voz que no quería escuchar porque sabía que hacía lo posible, trataba de ser buena madre, de trabajar duro, de tener las comodidades necesarias y trabajar con la gente para poder simplemente seguir adelante. Pero era inevitable el hecho de que una parte, pequeña, estaba resentida con Madison. Una parte que le decía que si no estuviera ella podría seguir estudiando, su madre no la hubiera desheredado, podría estar en paz...

Pero tampoco conocería a Luna que es una persona muy especial en su vida. Tendría quizá, solo quizá a Alan, pero no tendría a Luna... pero ahora no podía tener a ninguno de los dos porque los caminos se habían truncado tanto, tan profundamente que tenía miedo y no podía desprenderse de uno ni del otro. Se habían enredado en su alma a tal punto en que decidió dejarlos ser a ambos pero ella... ella era la que no podía dejar ir, que prefería ver como se alejaban pero no podía cambiar ni renunciar. Al final del día solo se estaba matando a si misma y dañando a dos personas en el proceso y no podía evitar odiarse por ello.

"Puede ser. Extrañaría mucho a Maddy. Supongo que es la causa y la salvación al mismo tiempo de todo lo que me pasa por muy mal que suene. Si no estuviera nada de esto hubiera pasado, pero sin ella ahora no sé que haría."

-Es todo un mundo, ¿cierto?- Le digo al escucharla, mirándola con interés. -Debe serlo. Es curioso como las personas cambian cuando reciben una bendición así. Dicen que uno nunca está preparado para el momento. Pero que cuando ocurre... muchas cosas parecen encajar en su puesto.-

Me incorporo del suelo, y me siento a su lado, mirando hacia la cuna. -¿Me hablarías de ti? Apenas empiezo a conocerte, y hay muchas cosas que no sé.- Tomo su cabello entre mis dedos, y comienzo a trenzarlo. -No tienen que ser las cosas que te dan tristeza... Sólo lo que quieras contarme. Y yo te cuento algo de mi que quieras saber.-

"Calculo que yo solo no cambié lo suficiente." Sonrió, apoyando la mejilla en el brazo doblado, el otro colgado y rozando la nariz de Luna, redibujando sus rasgos lentamente, con paciencia, sintiendo la suave piel en la yema de sus dedos mientras bajaba y...

Y deseaba besarla y aceptar todo lo que le ofrecía, en este momento tan tranquilo solo existían ellas dos y nada de lo que hubiera fuera importaba. Pero sabía que despertar para darse cuenta que eso era mentira no era lo que deseaba sentir. No era lo que quería asumir. Esto era algo que no podría afrontar a la hora de la verdad, porque si bien uno puede enamorarse de dos personas, no le puede dar todo a ambas.

"Pues... nací un 24 de Agosto, soy de virgo y soy tan convencional como todos los Virgo. Me gustan los animales y las plantas, mi peor materia siempre ha sido la Transfiguración porque... bueno, es vergonzoso, luego si quieres te cuento. Crecí en una comunidad de veelas que viven en Heidelberg, la jefa de la comunidad es una de mis mamás, Ulrika Eisenberg. Mi otra mamá se dedica a la música y los clubes nocturnos..." Explicó pensativa, con una leve sonrisa en los labios.

"Soy muy mala con los ritmos pero siempre fui buena para los deportes y el atletismo. Mi sueño es jugar Quidditch profesional, tengo muy pocos amigos, la verdad que los primeros años si no fuera por Samuel y Jesse no sabría que hubiera sido de mi, probablemente hubiera regresado a casa. En tercer año es que me hice amiga de Solar. Y esos son todos mis amigos íntimos... dos están muertos y Solar está desaparecida." Y eso le hacía sentirse sola y aferrarse a los amigos que le quedaban, ¿sería quizá por eso que se aferraba a su amor por Alan?

.... no, decir eso era como asumir que solo lo usaba para tapar su soledad, cosa que sabía que no era cierta, pero a pesar de eso, quería creerlo y así finalmente borrar su nombre aunque tuviera que mentirse a si misma.

"¿Que me puedes decir de ti? ¿Como ha sido tu infancia?"

Cierro los ojos sintiendo la punta del dedo de Louise sobre mi rostro, sin darse cuenta que si lo sigue haciendo me adormilaré.

-Papá me hace así antes de dormir. Pasa sus dedos sobre mi nariz, mis cejas y mis labios, mientras me susurra palabras de cariño, como "liebrecita" o "mi dulce niña.- Le digo con voz amodorrada, sonriendo. -Siempre he sido su niña pequeña. Para él siempre tengo lo que llama su Luna menguante, que es mi sonrisa.- Le sonrío entonces, con suavidad, abriendo los ojos para mirarla, su rostro asomando desde la cama.

-Fue una infancia feliz. Quizás para algunos sería algo solitaria: no conocía a niños de mi edad, aunque a veces veía a los Weasley y a Cedric Diggory, pero no era muy a menudo. Jamás me sentí solitaria. Papá y mamá siempre estaban allí. Si no estaba en la cocina ayudando a mi mamá con alguna nueva receta, estaba con mi papá en la editorial. ¿Sabes? El olor de tinta fresca y pergamino, de calor a imprenta y a revelador de fotos es algo que siempre me trae al hogar. Luego mamá murió y mi papá se puso triste. Fue cuando comenzamos a pasar mucho más tiempo juntos, yo iba a todas partes con él. Aprendí a hacer cosas de la casa, a limpiar y cocinar, pero eran muy pocos los momentos que no estábamos juntos. Fue muy duro cuando debí venir a Hogwarts.- Atajo su dedo con el mio, presionando punta con punta. -¿Eres muy unidas a tus mamas?-

Asintió lentamente mientras escuchaba, retirando lentamente la mano mientras la seguía observando así, de cerca, curiosa por los gestos que hacía la otra rubia mientras contaba sobre su vida.

"Algo. Mamá Ulrika es... es lo que quisiera ser cuando sea grande. Pero supongo que chocamos mucho. Me desheredo cuando se enteró lo de Madison, pero supongo que es porque esta preocupada, Maddy es una mestiza y va contra todo lo que le enseñaron. Supongo que salí tan rebelde que hasta superé la rebeldía de mi madre." Rió, estirándose como un felino y moviendo sus pies en el aire pensativa.

"Mamá Mylenka es diferente. No es que sea puro juego, pero es más tranquila y se toma el tiempo de escucharnos. Supongo que tiene más paciencia y no tiene el peso del mundo sobre sus hombros así que nos deja hacer las cosas por nosotros mismos la mayor parte del tiempo. También se dedica a la música y si bien no tengo talento me gusta. No sé, solo... es más tranquila y peleamos menos. Aunque nos vemos menos también." Comentó pensativa, tratando de recordar cuan seguido veía a sus madres.

"¿Y tu que me dices? ¿No tienes otros familiares aparte de tu padre? Porque según sé eres de línea de sangre, ¿no? Entonces no deberías ser prima de algunos de los otros? Aunque sea de forma lejana..."

-Hum... La verdad nunca le he dado mucha importancia a mi árbol familiar. Creo que soy prima tercera de Draco Malfoy, y tía/prima lejana de los Weasley. Supongo que nunca me he puesto a pensar a quién pasarían mi custodia si mi papá muriera. Y ahora que soy mayor de edad, no importa realmente.-

Me pongo las manos sobre el pecho. -Además, incluso entre magos papá y yo somos raros. No es común que nos inviten mucho a salir. Antes de la boda de Bill y Fleur no había ido a otra fiesta en mucho tiempo, aunque siempre nos invitan. Por cortesía, más que todo. No les gusta mucho que papá intente averiguar sus pasados y sus secretos, pero papá no es así. El solo publica la verdad.-

Sigo con el dedo los bordes de la cama, como si dibujara en ellos. -¿Cuando te relacionaste por primera vez con magos? ¿Y con muggles?-

Las relaciones, eso era complicado de explicar ya que vivía en el borde de los dos mundos sin pertenecer a ninguno en realidad.

"No sé donde nací, en realidad fuimos encontradas por nuestras mamás... Vivía en un campamento el borde de Heidelberg, no sé si conoces o has escuchado de Alemania, es una ciudad al pie de montaña, muy importante por su universidad..." Trató de explicar. "No hay lugares mágicos como Diagon y Knockturn, tampoco hay pueblos mágicos como Hogsmeade cerca así que casi todas las compras las hacíamos en las tiendas muggles... de hecho, por mucho que conocía magos o más bien brujas, sea por investigaciones o tratos de negocios con mamá Ulrika, cuando fui a comprar los libros a Berlín es la primera vez que entré en una zona completamente de magos... fue raro, quiero decir, todos sabían lo que eramos y nos miraban raro porque habiamos decidido tener educación mágica como humanas."

Es difícil explicar la sensación de los ojos y el desconcierto en su nuca pero era ciertamente una forma de describir lo que sentía en ese instante cuando caminaba por las calles céntricas de la zona comercial alemana. Luego debió ir por unos libros en particular y el uniforme a otro callejón pero esa vez en Francia y cuando se dio cuenta que no iría a Beauxbatons sino que a Hagwarts debió entonces ir de compras nuevamente pero esta vez a Diagon Alley...

"Oye... ¿conoces otros países? ¿Has visto otros lugares mágicos? Yo he visto algunos, pero no he pasado mucho tiempo en ninguno... dicen que en américa los ingredientes de pociones son de mejor calidad que los que venden aquí..."

-¿No sabes quienes son tus padres?- Pregunto incorporándome para sentarme en el suelo y mirar hacia la cama donde Louise sigue acostada.


-Conozco algunos países, pero no muchos. Antes de empezar quinto año viajamos a Suiza para encontrar a los Snorkack de Cuerno Arrugado, pero no tuvimos mucha suerte. Estuve una vez en Francia, en Lyon y algunos otros pueblos aledaños. Visitamos algunos magos de allí, que mi papá quería entrevistar. También estuve en Portugal, y Noruaega para conocer a un cuidador de Dragones. A America no he ido aún. Sobretodo me interesaría ir a Suramérica: hay muchas criaturas que se esconden a lo largo del Amazonas y sus ríos.-

Se giró en la cama, pensativa e interesada en los lugares no vistos por Luna. Quizá ella también debiera considerar viajar y conocer otros lugares...

"No, la verdad que no los conozco. Bueno, en realidad he de suponer que era una humana mi madre aunque no sé si es que nacemos por cópula común de humanos y en algún momento somos ‘infestadas’ por el espíritu de la veela o somos creadas de entrada así como... no sé, generación espontánea." Era difícil explicar el hecho de que si bien sabía quien era ella misma, sabía lo que era, no estaba segura de COMO se podía llegar a nacer en esas condiciones.

"La verdad que no estoy segura y creo que mis madres tampoco porque nos encontraron con la mamá thestral simplemente. Es raro, porque somos seres sexuales, pero no hay hombres entre nosotras y si nos reproducimos con ellos como habrás notado no es una ‘veela’ lo que sale." Se tomó un momento antes de sonreír y estirarse nuevamente en la cama, bostezando de forma ausente y cerrando los ojos, al fin y al cabo habían dicho de descansar y ella ciertamente necesitaba hacerlo tras el caos con la bebé.

-¿De verdad? ¿Te crió una thestral?- Pregunto abriendo mis ojos mucho más, aunque luego lo relajo al ver que Louise comienza a parecer cansada. Estoy segura que ha sido un día agotador, sino una semana agotadora...

-Sería bueno que durmieras un rato, ¿sabes? Y si Madison despierta, la puedo cuidar para que duermas un poco más. Seguro que has tenido horarios extraños con ella.- Alzo mi mano para pasarla por uno de sus flequillos, despeinándola un poco y luego reacomodando sus rizos, repitiendo aquellos movimientos suaves.

El ronroneo suave escapó de sus labios, agradeciendo las atenciones de Luna, que ciertamente le daban un toque especial a este cuerpo tan cansado que tenía últimamente.

"No deberías preocuparte... pero lo agradecería." Admitió tras un momento de meditarlo. Era algo incómodo admitir que no podía con todo sola. "Madison por suerte duerme de noche, se despierta pero no está toda la noche y con los cólicos que le agarró el otro día me ha tenido en vela aunque durmiera, tenía miedo que se pusiera a llorar y le doliera..." Suspiró apretando los ojos y decidiendo que dejarlos cerrados era lo más sano para todos, así podría aunque sea engañarse con que estaba dormida.

"No fui criada por una thestral, o mejor dicho, no sé como fui criada hasta los 2 años... no me puedo acordar, solo sé lo que me dijeron que fue que estaba siendo protegida con mi hermana por una thestral. Tranquilamente puede ser que nos habían abandonado y la yegua nos encontró y nos ‘adoptó’."

-Hum, pues eso tendría más sentido, la verdad.- Admito con sonrisa suave. -Aunque hubiera sido asombroso ser criada por un thestral. Como la leyenda de Rómulo y Remo, que fueron criados por una loba... ¿o era una mujer loba?-

La verdad, no recuerdo como va la historia. Deslizo mis dedos por su cabello un poco más, acercándome más a la cama. -Al menos ya sabes como tratar los cólicos, ¿no? Después de llevarla a San Mungos para que te explicaran...-

"Una loba..." Murmuró bajito, quedándose dormida lentamente hasta que ya no dio más y la fuerza le falló, los dedos se sentían tan relajantes contra su frente, entre su cabello, estirando con suavidad los rizos y dejándolos regresar a su estado natural...

Es así como era lentamente arrastrada a la oscuridad, el sueño dominando al saber que Madison no podría estar en mejores manos.

Por un momento quiso decirle ‘Te quiero’ a Luna, que era la que a pesar de la oscuridad había traído una gota de luz en una habitación completamente negra, era más de lo que ella esperaba en esta descendencia a la absoluta decadencia que venía inclinando hacía rato.