Breathe Me § Abierto

-Ah.- Ah, esas sirenas. -Vale, esas no suenan tan encantadoras...-

Seguí recostado en la hierba, cruzando mis brazos detrás de la cabeza. La miré con sonrisa divertido. -Básicamente me estás diciendo que eres una criatura come-hombres, deslumbrante por fuera y sanguinaria por dentro, ¿no?-

Comencé a reír a carcajadas. Me era difícil imaginar a Louise de repente con boca llena de filosos dientes como una sanguijuela, comiéndose mi brazo. Era más fácil imaginarla con esos ojos y labios seductores, comiéndose... otra cosa. Y posiblemente ese era el mismo pensamientos de los marineros de los cuales me estaba hablando, y el final de ellos no es muy alentador que digamos.

-Si es así, debes ser una artista callejera de la ostia, tendrás a todo el público encantado. ¿Te ponen muchos números de teléfonos entre los sickles que te lanzan?-

No pudo evitar girar los ojos. Vaya con este chico que parecía no considerar los detalles...

Así que se concentró en todas las peleas, las peleas con Ulrika eran realmente las únicas que le traían ese enojo.... no, recordaba cuando registraron a Maddy y eso fue suficiente, como se atrevían a tocar a su hija y tratarla como un ser inferior solo porque su madre no era una maga común y corriente? ¿Como se atrevían a poner en riesgo la seguridad de la niña que apenas había visto la luz fuera del cuerpo de su madre? ¡Malditos Bastardos! ¡Que va! ¡Podría empezar con el hijo de puta de Gaspard, deseándola preñada por egoísta!

Era difícil habitualmente para ella encontrar la furia para el cambio pero en un segundo frente a él pasó de ser la tranquila rubia a una criatura humanoide. Seguía siendo ella, el cuerpo lo demostraba, sin embargo bajo el cabello rubio como una cresta se alzaban dos lineas de plumas blancas y brillantes que bajaban por su cuello y se extendían en los hombros a ambos lados, las manos ya no poseían las frágiles uñas del humano sino que eran apenas más largas y recordaban a los talones de las aves de presa además que los ojos azules parecían tener una pupila vertical muy dilatada.

No era una visión horrenda, por el contrario, era fascinante, como una arpía de plumaje blanco e impoluto.

Claro, sin una razón real presente para la furia se quedó quieta tratando de mantenerla y darle tiempo a Samuel de estudiarla.

-¡¿What the f....?!- Logré decir mientras veía el repentino cambio. Si no fuera porque ya estaba acostado me hubiera caído de culo. Pero no era de susto, sino de la impresión de tener a una persona al lado y dos segundo después verla transformada en... Un pájaro humanoide muy, muy grande.

Superada la fase de "¿Que carajos está pasando?", resultaba una imagen sorprendente. El nacimiento de las alas, las manos engarfiadas en feroces garras y la mitad de su rostro transformado en un pico, a la vez que sus ojos tenían un aspecto salvaje. -Ok, lo admito, sigues estando guapa así. ¿Puedes volar? Sin escoba, digo.-

Con cuidado cerró los ojos, extendiendo los brazos a los lados para que se abrieran las alas y se expandieran.

Sin embargo, eso respondía la pregunta de él en si misma. Las alas poseían grandes plumas de blanco impoluto que reflejaban la luz en miles de colores, sin embargo eran cortas, nacían sobre sus hombros y caían hacia atrás como si de capas se trataran que cubrían su espalda, expandiéndolas quizá llegaba a parecer que podrían cubrir sus brazos, pero al igual que las arpías estas alas eran pequeñas y difícilmente podría sostener el peso de su cuerpo aunque este fuera tanto más ligero, poseyendo al igual que varias aves algunos huesos huecos.

Hizo un sonido, la mirada de un ave feroz observándolo con grandes ojos que poseían la inocencia de Louise, cosa que quebró su agarre a la furia ciega que la alimentaba y simplemente se deshizo, todo se deshizo, perdiendo el agarre y regresando a su cuerpo completamente humano, los brazos estirándose a ambos lados para no perder el equilibrio y el mareo de perder de repente la transformación.

"Woah... es difícil mantener esa forma cuando no tienes motivos para tenerla... en general somos humanas o algo parecido, esa forma solo la tenemos cuando enfurecemos... toma, yo suelo usarlas para escribir, me ahorra un buen par de sickles." Hablaba mientras buscaba entre sus cosas a ver donde se había metido el cuchillo, encontrando finalmente el karambit que solía acompañarla para sacarle punta a una pluma blanca y solitaria, "No podemos volar... aunque si estamos cayendo supongo que ayudaría a que no nos hagamos mucho daño pero en general son solo decoración las plumas. A veces me siento un Faisan Blanco." Explicó con una media sonrisa y bajando los ojos para tratar de borrar los recuerdos de porque estaba allí fuera y no aquí dentro.

Miré todo el proceso hasta la transformación de vuelta, extendiendo los brazos para ayudarla a recuperar el equilibrio. Y por alguna razón extraña me sentí avergonzado por haberlo hecho, cuando era evidente que ella podía defenderse sola y que no era algo frágil. Así que volví a guardar mis manos en el bolsillo.

-¿Entonces son solo veelas? ¿No hay veelos o algo así? Como los tritones para las sirenas, digo yo.- Le pregunté mientras la veía sacar aquel cuchillo con el cual le daba forma a la punta de la pluma. -Debemos parecerte unos extraterrestres entonces, jajaja...- Le dije con una carcajada.

Con el mareo encima agradeció recargándose en el chico y agarrándose la cabeza.

"Tengo tantos inhibidores encima que transformarme es como luchar contra una bandita elástica. Bajo presión se estira pero cuando aflojas en seguida trata de regresar a su posición original." Trató de explicar el mareo antes de aplastar su trasero de regreso al pasto aun con la pluma y el cuchillo en las manos. "Si, solo veelas... no hay machos ni similares... el único con el que creo que nos podemos reproducir es con el humano de forma... ya sabes, sexual. Aunque a veces tengo mis dudas, ya que así como el hombre humano nos puede impregnar y podemos tener mestizas, quizá los..."

Lo que iba a decir se silencio para girar la mirada al bosque prohibido.

Realmente nunca había considerado las otras posibles reproducciones que podría tener la veela... entre ellas estaban los Centauros cuyas crías eran afamadas por ser forzadas en humanas. No debía ser agradable...

Prefirió borrar esa idea de la mente mientras terminaba la pluma y buscaba entre una cartuchera con crayones una chapa metálica que apretó para proteger la punta de la blanca pluma, tendiéndosela a la espera de que la aceptara. Probablemente todo el que la viera la distinguiría como una pluma de veela aunque no veía nada de malo con que el chico tuviera una... la mayoría solía olvidar que las cosas provenientes de veela eran tan mágicas como las que venían de un thestral o una acromantula o siquiera un dragón.

-Ah, ya...- Respondí, y en seguida me di cuenta que me había puesto nervioso por la connotación del tema, para nada planeado. Carraspeé, tratando de alejar la mente de lo que sería la "reproducción" con una veela, más aún si era mientras llevaba sus alas; y quizás las extendiera cuando... Vale, me guardo las imágenes para la noche, o voy a cometer alguna tontería en este momento, como aprovechar lo cerca que está de mi para.. Respira y devuélvele su espacio personal, Sam...

-¿Entonces tienes algún tipo de restricciones mágicas para poder transformarte? ¿Cómo un encantamiento o algo así?- Dije, cambiando mi mirada también hacia el Bosque Oscuro. -Pero son mamíferas, ¿no? No ponen huevos...-

La risa lo invadió todo ante la ultima pregunta, sonaba tan extraño que le preguntaran ese tipo de cosas.

"Si, somos mamíferas. Parimos y amamantamos a nuestras hijas. Aunque lo del parto es un tema complicado tenemos hasta 7 meses de gestación y el parto duele como la... puta madre que lo pario." Dijo buscando la palabra justa hasta resignarse a un insulto fácil y mordaz. Recordaba el parto de Maddy, sentía que se estaba partiendo al medio y eso que ella tenía la extraña resistencia de una veela y esos huesos huecos en parte del cuerpo para amortiguar su impacto al correr.

"En realidad para transformarnos es solo cuando estamos furiosas. No necesitamos encantamiento, es más como perder el control de nuestro cuerpo y entrar en un loco frenesí de fuego y furia y atacar a todos. Podemos controlarlo apenas... quiero decir, intencionalmente puedo pensar en cosas para enfurecerme y tomar la forma esa, pero como dije, si no tengo razones para estar furiosa es difícil mantenerla." Explicar como se convertía en un pajarraco, que cosa rara.

"Supongo que habiendo tantos inhibidores para estas cosas debe haber alguno que evite la transformación por completo, pero nunca me puse a investigarlo la verdad."

-Ah, bien. Ya voy entendiendo entonces.- Comenté sonriendo. Bueno, al menos no podrán decir que no he aprendido nada en cuanto a biología de Criaturas Mágicas. La miro con verdadero interés, de nuevo apoyándome al suelo y poniendo la palma de mi mano sobre mi mejilla, con el ceño fruncido.

-¿Pero por qué querrías hacer desaparecer esa habilidad? Más bien es algo increíble, fantástico. Podrías usarlo como un truco de magia si te cansas de hacer el show de contorsionismo; hasta pudieras intentar actuar en las Vegas. Allá es genial, aunque la vida es algo frenética. Y hace un calor insoportable.-

Los labios de la veela tomaron un tono tenso y algo amargo aunque no era realmente un reproche o un gesto completamente resentido era evidente que fuera lo que fuera eso la tenía mal.

"Hay leyes limitantes para criaturas y estoy en una situación complicada en este momento. Antes al menos tenía la protección del colegio pero en la calle no es tan fácil como aquí... supongo que nunca me han enseñado como sobrevivir completamente sola allí fuera, siempre tuve a mi hermana o a mis madres, incluso a... Gaspard." El nombre lo pronunció como si hubiera sido escupido, un insulto en si mismo.

"Si fuera humana las cosas serían más sencillas... no fáciles, pero si más simples. A pesar de estar inhibida durante años pasee por este colegio con chicas que me veían celosas, chicos que me veían deseosos y casi sin poder hacer amigos porque me sentía inadecuada, y los pocos amigos que tenía más bien eran mis guardaespaldas. Lo he pasado genial, pero solo las cosas hubieran sido mejor para ellos si tan solo no tuviera el encanto de una veela... aun cuando estoy inhibida." Suspiró, alzando la cabeza al cielo un momento para tratar de evitar explicar los detalles.

Odiaba que le tuvieran compasión o sintieran lástima pero incluso ella misma no tenía más opción que sentir lástima por las que eran como ella, las que trataban de vivir como humanos, vivir con humanos, sentir como humanos. Era horrible pensar ese tipo de cosas. Pero era inevitable. Solo no estaba cortada para vivir en este mundo o al menos en Gran Bretaña con todos esos magos que la miraban dandole la sensación de que pertenecía a un zoológico.

En Alemania la miraban, la trataban con demasiado fanatismo, sin embargo su aspecto de rubia de ojos azul celeste no destacaba particularmente como entre estos pasillos donde las rubias platinadas se reducían a dos... Luna y ella.

La escucho con ese toque amargo en su voz. ¿Que se puede decir al respecto? Supongo que lo cliché...

-No eres sólo encanto de Veela, o una cara bonita.- Dije sonriéndole. No le voy a admitir en voz alta que la primera vez que la vi hice exactamente lo que ella acaba de criticar de los chicos de este colegio: mirarla con ganas de... bueno, de todo menos ser santo. Excepto si hablamos de "misionero"... Carraspeé e intenté mirar a otro lado. -Mi padre es un hombre lobo.- Le confesé en voz muy baja. No sabía por qué se lo estaba diciendo; quizás porque creía que ella no me vería como algo distinto, extraño. Peligroso.

Se giró a verle curiosa ante esa afirmación. Solo podía quedarse con la duda de que era lo que le amargaba de ese hecho. Los hombres lobo solo se convertían una vez al mes o quizá tres, nunca había detenido a preguntarle mucho a Solar y en el bosque donde la acompañaba realmente no pasaban demasiado tiempo, más bien acababan jugando y persiguiéndose como ninfas del bosque.

Pero esa afirmación le dejó un gusto amargo en los labios. Lara tenía terror a las criaturas que infectaban por mordida.

"No sé que decir, no sé como lo veas, por lo general la criatura no afecta a la forma de ser del portador de la enfermedad. Pero por lo que dices eso no es un gran consuelo." Comentó observándole curiosa, acomodándose para estar directamente frente a él. "Supongo que habrá una historia detrás..."

-¿Quieres la versión corta o la larga?- Le dije, con una sonrisa que resultaba un poco amarga.

-Veamos... Me enteré que mi padre es hombre lobo hace menos de un par de meses, el mismo día que descubrí que él era la razón por la que nunca estuvimos en una ciudad por más de unas semanas, nunca más de un mes, y nunca un mismo sitio. No pensé que era una huida permanente, sino que mi madre le gustaba viajar. Y la verdad, no me preguntaba quién había sido mi padre; nunca hizo realmente falta.-

Le miré, aún sorprendido de mi propia confesión a esa chica, algo que me había dicho que no haría. Odiaría que sintiera pena por mi luego de eso. Pero algo me decía que no lo haría. -Nos dio alcance, y quiso vengarse del escape de su "presa", o eso fue lo que pude entender. Hizo un hechizo contra mi, pero salió mal; paralizándome solo medio cuerpo. Pero fue lo suficiente para dejarme fuera de combate antes que saltara sobre mi madre...- Le miré, sin saber que esperar. ¿Horror, miedo, comprensión, desinterés? -La ayuda apareció antes que se enseñara más con mi madre. Nos enviaron aquí, dicen que San Mungos es el mejor lugar para tratar las heridas que sufrió ella. Y así llegué a este país.-

Se pasó una mano por la cabeza pensativa, alzando un poco los ojos nuevamente y volviendo a bajarlos para mirarlo. Era una charla incómoda y no sabía como ayudar, aunque quería ayudar... pero suponía que no había una solución para el pasado, ella lo sabía, la había buscado pero salvo por olvidar el pasado no tiene solución.

"Bueno, también hay un hospital muy bueno en Rusia, pero supongo que el de aquí es mucho más cercano y se entenderían mejor. Las pocas veces que tuve heridas graves igual fui a hospital Muggle, pero... supongo que en San Mungo tiene mejores posibilidades." Respondió sin saber que decirle para levantar el ánimo, su propio rostro apesadumbrado ante la noticia.

Aunque al final se le iluminó.

"¡Ya sé! Podemos recoger flores especiales, hay algunas que tienen olores relajantes y suaves que evitan malos sueños y ayudan a la recuperación... no diré que es algo mágico pero quizá sirva si le llevas un ramo, ¿no?" Trató de levantar el ánimo con dos aplausos y los ojos brillando agradecida de haber conseguido algo en lo que quizá pudiera ayudar a su nuevo... amigo. Si, podría ser un nuevo amigo, parecía agradable poder hablar con alguien nuevamente sin la tensión de la lujuria o el miedo de decir lo incorrecto.

Me había puesto a arrancar la hierba con los dedos mientras la escuchaba. Al final, ante aquel estallido repentino, tuve que reír.

-Suena genial. Estoy seguro que le gustará.- Dije. -Le gustan esas cosas hippies. Ya sabes, inciensos y cosas así. Pero las flores será mejor, quizás inicie un incendio si me pongo a poner incienso en la habitación.-

No he podido ver aún la habitación en donde está, pero espero que tenga ventanas. Que entre el aire fresco. -¿Sabes donde encontrar estas flores?-

Con una mano alzó y señaló hacia atrás, el bosque que se extendía a sus espaldas y recorría los bordes lindantes de Hogwarts.

"No deberías preocuparte, crecen por lo general a la sombra de los árboles de los bordes, necesitan luz pero no tanta. Son agradables para tener en la casa cerca de ventanas que dan al norte." Explicó, los ojos brillando por primera vez en mucho tiempo, casi tenía ganas de llorar por el simple hecho que desde que regresó no había podido hacer lo que amaba de todo corazón que era cuidar de las plantas. No era por nada que Herbología era su fuerte, era lo que entendía, la vida de las plantas, la vida de los animales, le eran familiares y el respeto que sentía por ambas formas de vida era innegable.

"Solo debemos armar un pequeño ramillete. Ya la próxima vez que vayas te ayudo a armar uno mejor y con tiempo." Aclaró moviendo el cuerpo para ponerse de pie.

Miré hacia atrás, al lugar señalado. El Bosque. No me he acercado en todo el tiempo que llevo aquí. No le tengo miedo a los bosques, ni mucho menos. Muchas veces nos tocó acampar. Claro, eso fue antes de...

-Claro, es muy buena idea.- Dije, poniéndome de pie junto a ella. -Vamos, me gustaría verlas.- Le sonreí, antes de lanzar una carcajada. -Y no, no soy gay.-

Le tomó de la mano, como cuando niña que jugaba con sus amigos y amigas de la comunidad allí en Heidelberg, caminando y tirando un poco de él para que no se quede atrás.

"Azahar, Lavanda, pasiflora, Verbena y Vara de Oro." Numeró pensando en lo que estaban buscando. "No te preocupes, creo que hay un árbol de limones de cuatro estaciones en plena floración así que tendremos bastantes flores de Azahar. Y si tenemos suerte encontraremos menta silvestre para que le hagas un té si deseas... siempre es agradable y relajante."

Una mueca entre incrédulo y divertido debió aparecer en mi rostro, al ver como ella toma mi mano como una niña pequeña que quiere llevar a alguien a ver las cosas que ha hecho, o alguna curiosidad que ha visto. Pero me dejé llevar, algo divertido, tomado de la mano con ella. Es... curioso.

-¿Hay algo de lo que no sepas, chica linda?- Le pregunté con verdadero interés y un punto de diversión.

"¡Transfiguración!" Respondió entre risas, dando unos saltitos divertidos y agitando el brazo libre al cielo, dando una vuelta por debajo de su brazo como si estuviera bailando, regresando a tirar un poco y caminar por delante para que la acompañara, los ojos celestes brillando de una forma que se notaba no era del todo humana.

"Odio la transfiguración y los encantamientos no son mi especialidad, pero no se me dan tan mal... soy de las personas que tienen que hacer las cosas por si misma. Estoy acostumbrada ya que vivía cerca de muggles... no tengo idea de como hacer hechizos del hogar y si lavo la ropa de la forma muggle... no querrías dejarme la ropa para que la lavara yo, te lo aseguro." Alzó la cabeza y luego la giró un poco a él para poder verlo. "Se puede resumir en que soy demasiado física, necesito hacer las cosas con mis propias manos."

-Ya, que lo he notado cuando has ido a por la Bludger.- Le contesté firmemente, divertido. Me sigue pareciendo curioso la manera en que andamos de la mano. ¡Toma! Si nos ven así comenzarán a correr nuevos rumores... Bah, que corran. Los rumores y la fama van de la mano, y eventualmente alcanzaré la fama. Cuando haya resuelto los asuntos personales.

-Te queda. Lo de ser activa y que te gusten las manualidades. Lo que hace un poco raro imaginarte cuidando plantas y recogiendo flores; aunque muy bien te puedo imaginar arrancándolas de sus materos...-

No pudo evitar la risa cristalina de buena gana. Era una risa ventral que resonaba mientras se acercaban a los árboles finalmente, ella bajando la cabeza para poder ver las plantas que nacían bajo los árboles y entre las raíces. Si no se equivocaba la manzanilla silvestre estaba por aquí.

"Para tu información... estoy perfectamente capacitada para cortar flores y mover plantas además de que sé bastante de todo el tiempo que viví en los bosques que rodean a Heidelberg y las montañas alemanas..." Aclaró divertida, sacándole la lengua y siguiendo caminando sin soltarle.

Esperaba que no se lo tomara a mal, cuando decía que era física lo decía en serio. No era algo que deseara una relación y por eso lo tomaba de la mano sino que era como una nena chiquita emocionada de poder hacer lo que sabía mejor y quería demostrarlo.

-Y no lo pongo en duda, bonita.- Le respondí entre risas, mientras la veía caminar muy animada entre las flores. Que chica tan... curiosa. Si no fuera porque tiene cuerpo de femme fatal en envase pequeño, juraría que estoy acompañando a la hija pequeña de alguna "nueva amiga" de mamá.

¡Casi pareciera menor que yo!

-Entonces mucho bosque. Detestarás ciertas ciudades americanas entonces. Al sur es más campo, y Las Vegas es un desierto multicolor. Si quieres bosque, te recomiendo Vermont.- Casi por instinto, me le acerqué un poco más. Un bosque silencioso da apertura a tantas cosas... ¿Qué pasará si le robo un beso en este momento, entre los árboles?

Le soltó un momento la mano, viendo un árbol, las flores blancas del azahar adornándolo mientras ella se acercaba y buscaba como rodear el tronco con sus brazos, buscando de donde agarrarse antes de poner sus pies y comenzar a trepar lentamente por las ramas de árbol, completamente ignorante de los pensamientos de su nuevo amigo mientras subía, ascendiendo, usando la ligereza de su cuerpo para trepar y seguir hasta llegar a la primer rama, estirando un brazo para tomarse de esta y quedar colgada, mirando hacia abajo al chico entre risas, balanceandose y buscando impulso para poder subir el resto de su cuerpo.

"Se puede decir que el bosque es lo que conozco aunque me gustaría conocer grandes ciudades no sé si seria capaz de permanecer en ellas durante demasiado tiempo."

Era rara la posición, por suerte llevaba calzas como siempre bajo la ropa sino hubiera sido todo un espectáculo, moviéndose por sobre la cabeza del castaño y mirandolo desde lo alto.

Más que soltarla, la sentí desligarse de mi mano antes de verla ascender como un mono por los árboles. -Oye, ¿seguro que eres un ave y no alguna especie de criatura trepadora?- Le grité desde abajo, con las manos en el bolsillo. Yyyyyyy... no, no le veo las bragas. Bueh... no perdía nada con intentarlo.

Sacudí la cabeza ante sus palabras, con una sonrisa. ¿Así que no estaría mucho tiempo en un mismo lugar? Me suena tan familiar... Ostia, ¿ahora va a resultar que encuentro mi alma gemela en esta chica que no es humana? -¿Te doy una mano?-