Charla de serpientes [Astoria]

Yo nunca había hablado demasiado con Astoria Greengrass. Sabía pocas cosas de ella y de su hermana, como, por ejemplo, que eran puristas y provenían de una familia rica. Ahora, intentaban ayudar a limpiar el manchado nombre de los Malfoy prometiendo a su hija menor con Draco y yo no estaba segura de que aquella fuera la mejor manera de hacerlo. Para empezar, Astoria casi mataba a aquel que osaba preguntarle sobre el asunto. Y la relación entre los dos, según había visto era tirante. De repente se hablan y de repente la atmósfera en la que estaban era más fría que un hielo.

Yo había evitado el tema todo el tiempo posible, porque Astoria y yo no nos llevábamos... nada. Ella sabía de mi atracción por Zabuini y yo que odiaba su compromiso y, al parecer ahora, a las porristas también. Nunca habíamos hablado mucho y dudaba que nos fuéramos a hacer grandes amigas, pero por intentarlo... bueno. Éramos la dos únicas Slytherins por el colegio, no estaba mal ir a dar una vuelta a Hogasmeade, sobre todo cuando McGonagall se mostraba tan permisiva.

Fuimos a la sala común y ella aprovecho para cambiarse de ropa, igual que yo. No tenía mucha ropa colorida últimamente y mi madre, tan fanática del verde, se había encargado de llenar mis baúles con eso. Y morado. Joder, que el morado me quedaba pésimo, ¿pero que la mujer nunca notó que mi cabello pelirrojo era terrible con ese color? Al final me puse un sensillo vestido verde que debía de llevar allí guardado años y baje, para encontrame con Astoria.

Nos dirigimos a Hogsmeade, como muchos otros alumnos que ansiaban huir del polvo, la reeconstrucción o los recuerdos. Como todos.

Isabelle Poulain...¿Qué sabía yo de esa chica?
Me sacaba uno o dos años, no estaba muy segura. Las pocas veces que la vi en los años pasados siempre parecía algo esquiva, no iba con ningún grupo de Slytherin ni de ninguna casa, no parecía que el contacto humano le gustara en especial...supongo.
Nunca la ví con Pansy, mi hermana, las Carrow...a veces me sorprendía mirándola y preguntándome si podríamos ser amigas, a mi tampoco me hacía mucha gracia ir con ese grupo de víboras que no paraban de hablar de chicos, de como Pansy se moría por Draco, de como me trataban como si fuera una enana, a pesar de ser mucho más astuta que ellas. Fue hace pocos meses cuando comenzamos a hablarnos, al compartir habitación.
Ella sabía mi compromiso con Draco, yo sabía su atracción por Zabinni (y su supuesto "tilin" por Dante").
Sabíamos poco de la otra, pero había algo que nos unía, no eramos amigas si no..confidentes?
Sería genial ser amigas...creo que las dos nos sentimos solas y al parecer somos las únicas slytherins que hay en el colegio...las dos únicas serpientes.

Llegamos a las tres escobas, que extrañamente estaba bastante vacío.
Nos sentamos en una mesa cercana a la ventana y se acercó una camarera a preguntarnos que tomar.

-Yo quiero un té de almendras-Dije con media sonrisa, después de la guerra, el compromiso, la reconstrucción, las miradas indiscretas...había dejado de comer, simplemente mi cuerpo no quería saber nada de comida y el mero hecho de intentar comer algo me revolvía el estomago. Me mantenía algo "viva" con té, que relajaba y me hacía sentir llena...pero sabía que si seguía así me iba a dar algo. Mientras mi rostro no mostrara los estragos de no comer...

La observé un instante, la admiraba...era fuerte después de lo ocurrido. Aunque una parte de mi la odiaba por ser tan...ácida con Draco.

-Isabelle...esto...-Busqué algo para hablar-¿Como estás?Ya sabes...despues de todo...-Soy estúpida.

—¿Tienes hidromiel? —le pregunto a Rosmerta, que me mira con una cara, como examinándome. Antes de que se pueda quejar, agrego la siguiente frase—. Tengo diecisiete.

Se encoge de hombros y me pone una copa enfrente, como si no le importara. La verdad es que no sé cuándo empezó a gustarme el Hidromiel. Quizá cuando los chicos mayores de Slytherin metían alcohol a escondidas al colegio e intentaban emborrachar chicas. Bastante patético, la verdad, pero no dudo que haya un par de ese tipo en cada casa.

Astoria me pregunta como estoy. ¿El luto no es suficiente? ¿Te lo ejemplifico? Aun así, sé que hay gente peor que yo. Pero la idea de Amycus Carrow diciéndome que mi madre había muerto por traidora y pasándome la foto del resultado aún me produce arcadas. Es en ese momento en el que me molesto en comprender a Malfoy, que se volvió mortífago para evitar eso.

—Pues… como todos, supongo —esbozo una sonrisa triste—. La guerra deja sus huellas… —señalo mi túnica—. ¿Y tú? Pareces algo más… demacrada.

Observo como pide hidromiel, quizás también tenga malos recuerdos de beber chupitos de eso en slytherin, cuando los mayores traían al colegio. Al principio era gracioso, pero luego...se trataba solo de liarse con alguna tía emborrachando al personal.

Quizás pareció algo incomoda...la pregunta de ¿Como estás? estaba sonando mucho por Hogwarts, aunque a la mayoría, la respuesta le daba igual.
Yo quería saber como estaba esa chica vestida de negro, cuyo rostro expresaba un dolor incomprendido.
-Ya...-¿Qué se supone que debo decirle a una chica cuya madre murió mientras que mis padres, en la misma situación en la que estuvo la madre de Isabelle, siguen vivos? "Eh Isabelle, siento la muerte de tu madre" Eso es ser una idiota-Puede que suene mal...pero si necesitas cualquier cosa...puedes hablar conmigo...a veces necesitamos hablar con alguien...no se-Soy idiota, e Isabelle lo debe de sospechar.
-¿Yo?-Sabía que se notaba que...algo me pasaba-No se, despues de todo lo que ha pasado...en parte me siento como que no tengo derecho a quejarme...¿Sabes? He sido bastante afortunada...Pero el compromiso, lo que odio a mi familia, lo que nos odia la gente...al final pasa factura.
Miro mis manos, intentando distraerme de todo.

-Supongo que también el estado de la Casa nos está afectando...todos nos odiamos entre nosotros...además de que todos nos odian...-Bebí un sorbo de té

Le doy un trago al hidromiel. Siempre me ha gustado. Tiene un sabor dulce, suave. En grandes cantidades suele poner a todos perdidos, pero es mucho más suave que el whisky de fuego, que quema la garganta.

Me dirijo hasta una mesa cerca de la barra mientras oigo lo que me dice Astoria. La verdad, se nota que todo le pasa factura igual que a mí. Estoy más delgada, pero empiezo a recuperarme. Las largas noches sin dormir se han ido, pero parece que a Astoria aun le quedan muchas noches largas.

—Bueno, pues... supongo que ya sabes lo que me pasa... —empiezo a hablar—. Supongo que el día que nos enojamos todos nuestras tensiones salieron a flote, pero... fuera de eso, al menos no todo el mundo nos odia. —Sonrío—. Digo, Luna es pecualiar, pero no odia a nadie, y la chica-jirafa es rara, pero no tiene nada contra nosotros. Supongo que esto se trata de encontrar a la gente correcta.

Me siento con Isabelle, con la taza de té entre las manos observando el vaho que sale de ella.

-Si, la sala común fue un descontrol...¿Me pasé con Dante?-La miré a los ojos-Te juro que iba a arrancarle los ojos...será idiota...-Clavé las uñas en la mesa-Supongo que todos estábamos hartos de todos, y al final nos tiramos trastos los unos a los otros...pero es triste que esto ocurra en nuestra propia casa-Suspiré-Y que lo digas...ninguna es mala chica, todas somos algo diferentes pero...no nos odiamos.

Sonreí un poco.
-¿Tienes ganas de dejar Hogwarts?-Bebí un sorbo de té-Supongo que...no se...querrás olvidar.

Le doy un trago al hidromiel, tiene una textura dulce y me baja por la garganta con extrema facilidad. Ese regusto a alcohol tan leve que tiene hace que me guste mucho más que el fuerto whisky de fuego, que quema.

—Pues pasarte, un poco —respondí, finalmente—. Pero se lo merecía también. Tiene razón en algunas cosas pero acusa a todos con una facilidad pasmosa y nos odia. —Me encojo de hombros—. Diría que siento haberme pasado con Draco, pero la verdad es que una bocanada de realidad no le viene mal de vez en cuando.

Oigo lo que me pregunta. ¿Dejar Hogwarts?

—No lo sé... —respondo finalmente. Es cierto, ni idea de que responder, ni yo sé lo que quiero—. Sólo quiero los ÉXTASIS por ahora, y si las tensiones bajan, quizá todo mejore...

El quizá. Una posibilidad tan remota y tan lejana que ni siquiera nos molestamos en analizarla.

Negué con la cabeza.

-No te preocupes...supongo que las cosas es mejor decirlas que enterrarlas hasta que se transforman en arboles de odio-Dije mirándola-Creo que después de ese día, la cosa está más calmada...y eso es bueno ¿No?-
Intenté esbozar una sonrisa, sin mucho resultado.


Asentí un poco.
-Bueno...a mi me queda un año y estoy asustada...no se que voy a hacer cuando salga de Hogwarts.-Suspiré un poco-Espero que casarme no sea una de las opciones.

Miré la taza, intentando ahogar mis pensamientos en el té caliente.

La sonrisa de Astoria desconcierta un poco, parece nerviosa, extraña. Pero tiene razón, después de la gran pelea la cosa ya está mucho más calmada, ya no peleamos a toda hora. Me gusta más el ambiente así. Quizá, después de un tiempo podamos perdonarnos todos los errores que cometimos.

—Sí, sin duda, esta mejor el ambiente así... —respondí—, me gusta más.

Le doy un trago más al hidróxido y me doy cuenta de que se acaba. No sé sí aros era me quiera servir más, y si lo hace, probablemente sea con el ceño fruncido. Sí..., mejor no tentar a la suerte.

—Yo probablemente me dedique a las pociones. Deberías buscar algo que hacer saliendo de aquí, antes de que casarte sea la única opción que te dejen.

Asentí un par de veces.

-Aha, por lo menos me alegro de que no llegáramos a sacar las varitas...parecía que la cosa se iba a poner...difícil!-Dije

Removí un par de veces el té, observándola intentando no parecer indiscreta ni maleducada.

-Si...la verdad es que no me apetece nada quedarme de brazos cruzados...Me gustaría trabajar en el Ministerio de Magia, sabes?-Suspiré-Es un sueño imposible, desde que...todo esto ocurrió...aquellos que somos Sangre Pura y/o hemos tenido algo roce con Voldemort no podemos ni soñar con tener un cargo público. ¿Se creen que vamos a esclavizar el mundo mágico? ¿Acaso somos todos unos malditos monstruos?-Dije clavando las uñas en la mesa.
Suspiré y volví a mirarla.
-Perdona, pero es que...tienes razón con lo de que pagamos "justos" por pecadores...-Dije-Es todo muy complicado...

La verdad, al menos no sacamos las varitas y Dante desapareció después de aquello. No lo volvimos a ver. A lo mejor era cierto que no tenía ni ganas de compartir el aire con los demás slytherins. Pues él se lo perdía, la verdad. Yo ya estaba harta de que nos denigraran por ser algo que no éramos todos, aunque aceptaba que Malfoy se estaba esforzando por dar buena imagen. Pero tener dieciocho años y un apellido que limpiar no debe ser tarea fácil.

—¿Ministerio de magia? —la verdad, Astoria lo tiene mucho más difícil que yo—. Bueno, sé que tu familia es purista, pero si no tuvieron nada que ver con quién-tú-sabes, a la mejor no es tan complicado… —sin embargo, no todo es tan fácil—. Mi padre trabaja en el ministerio —agrego después de un momento—, hace tiempo que no hablamos de verdad, pero creo que las cosas si están complicadas.

Él quería que siguiera su carrera y por eso acepté tomar Aritmancia. Mi madre había dicho, hacía ya tantos años que ni me acordaba, que en Transformaciones siempre me iría bien, pero al final yo había resultado tener un talento innato para las pociones.

—Supongo que yo lo tengo más fácil: quiero ser pocionista —respondo—. Podría abrir una tienda o un local en algún lugar… —Sonrío—. No es el típico trabajo de alguien de nuestra casa, pero qué importa. Me divertiré.

Asentí un par de veces.

-Todos los empleos ahora son difíciles, pero el ministerio...mi familia era y es purista, mis padres eran mortifagos pero no entraron a combate cuando Voldemort les llamó...pasamos unos meses terribles de miedo...pensábamos que nos atacarían pero...nada.-Dije suspirando-Pensé que despues de eso se les pasaría la maldita fiebre purista, pero ya ves. Aquí estoy, prometida y con un futuro inalcanzable.

La miré sorprendida.
-¿Pocionista? Sabía que eras muy buena en pociones, pero no sabía que querías trabajar de ello-Sonreí-Seguro que lo harás muy bien, tienes vocación para ello.

Sonreí de nuevo.
-¿Qué tal te va con Damien?-Dije, vale...era demasiado indiscreta.

Le sonreí, intentando darle apoyo, porque se veía que la necesitaba, la verdad.

—Aun te queda un poco en el colegio, quizá en este tiempo las cosas mejoren y, si demuestras saber algo, no te pongan un no en la cara —me encojo de hombros, detesto los prejuicios, pero no me queda otra que aguantarlos—. Mi padre trabaja en el ministerio.

Lo dejo caer como sí nada, realmente casi nadie lo sabe. El trabajo de mi padre no era algo que tuviera que comentarse en ningún lado.

—Sí, pocionista, es lo que mejor se me da.

No es tan extraño. Destaque en esa materia en el segundo que pise Hogwarts porque tenía sentido común e intuición para mezclar los ingredientes. Snape me amaba, al ser de su propia casa.

—¿Damien? Digamos que consigue ponerme estúpidamente nerviosa. ¿No te pasa eso con ningún chico? —preguntó—. No digo que con Draco, porque parece que te atrae lo mismo que un troll...

Agradecí la muestra de apoyo de Bella.

-Tranquila, a mi no me va a detener nadie, no he nacido para que alguien me diga que hacer.-Reí un poco-Y tu padre...está teniendo algún problema en el ministerio?

Sonreí un poco.

-Si alguna vez hay una reunión de alumnos de Hogwarts...estoy segura de que estaremos orgullosas de lo que hemos conseguido.-Sonreí más.

Escuche lo que me había dicho sobre Damien.

-Yo creo que si te gusta, hacéis muy buena pareja-Sonreí pensativa-Bueno...hay un chico..pero no se...-Sonreí-Draco es una buena persona, pero le veo como...un amigo.

La determinación de Astoria no me sorprende. En el fondo estamos hechas de la misma madera, con la misma determinación para conseguir lo que queremos sin importar el precio. Dicen que la cualidad de un Slytherin es la astucia, y bueno, aquí estamos.

—Seguro que harás lo que quieras —sonrío. No la conozco mucho, pero reconozco los rasgos en común—. ¿Mi padre? No... Mi madre se dedicaba a pasar información a la Orden del Fénix o eso... Así que la verdad es que lo apoyan o algo así.


¿Reunión? No dudo que harán alguna para restregar todos sus logros, siempre lo hacen.

—La habrá, no lo dudes. Seguro aparecen todos los héores de guerra con sus logros, pero yo me conformo con mi tienda de pociones. Una que todos los magos respetables conozcan.

¿Damien y yo? Buena pareja. Sí... claro. Evidentemente que sí. Damien derrocha sensualidad y... pero aun no hemos hablado. Ya lo haremos, y me aseguraré de tenerlo bajo mis pies... si no me pongo del color de un tomate antes.

—¿Un chico? —alzo las cejas—. Vaya que eso es nuevo... ¿Cómo se llama el evidente afortunado?

La miro sorprendida cuando dice eso de su padre
-Tus padres han sido muy valientes para pasar la información-Dije-Es muy valeroso.
Sonrío un poco mirándola, mientras doy otro sorbo de té.
-En el caso en el que haya una reunión, no me extrañaría ver a gente vestida extravagante con medallas y otras chorradas, orgullosos e hinchados como pavos.-Sonreí

Me pareció que se sonrojaba cuando habló de Damien y sonreí un poco.
-Ya verás que acabareis juntos, estoy segura-Dije, para después sonreír un poco-Se llama Samuel, es de Gryffindor...solo que no se exactamente que somos-Dije-Es...genial conmigo, pero no se cuales son mis sentimientos...sabes?

—Mi madre fue la que lo hizo... Mi padre opinaba que era muy peligroso y no pudo más que verlo en vivo cuando bueno... Mataron a mi madre —aun me cuesta hablar del tema y se nota, pero es que odio recordarlo o imaginarlo, porque yo estaba en Hogwarts cuando todo ocurrió.

Le doy el último trago al Hidromiel y sonrío con lo que dice. Merlín, conociendo a algunos, no dudo ni un segundo que eso pase en una hipotética reunión de estudiantes.

—¿Damien y yo? Sí bueno... —evito el tema, porque de que me hace ponerme del color del tomate completamente—. ¿Un Gryffindor? No me suena nada el nombre... ¿Y cómo es? —pregunto, con evidente interés.

Bajo la cabeza cuando veo que su voz se toma por hablar de su madre, no debería haber hablado de eso.
-Yo...lo siento-Dije-Siento lo que le ocurrió a tu madre, de veras. Y siento que estemos hablando de ello.

Suspiro y doy otro sorbo al té, que se ha quedado frío.
Vuelvo a sonreír cuando ella se pone roja al hablar de Damien, se nota que está colada hasta los huesos por él, tendré que interrogar a Damien por sus sentimientos, aunque no me lo quiera contar.

-Ya...-Sonrío-Bueno, es moreno, ojos bonitos, sonriente, bromista, insoportable cuando quiere...-Sonrío algo sonrojada, ¿Qué siento exactamente por él?-Es difícil...¿sabes?-Suspiro-Creo que de alguna forma, una parte pequeña de mi quiere a Draco-Suspiro-Pero...no se, creo que me estoy volviendo loca-Sonrío y vuelvo a dar otro sorbito.
-El amor es una locura ¿Verdad?-Digo mirándola.

—No hay problema...

Mi madre era mi persona favorita en la familia. Centrada, elegante, nos había criado bien a Edward y a mi y yo era la que más había seguido sus pasos. Nos había educado en la creencia purista si, pero nunca se metió con los hijos de Muggles u otras personas. Vivía bajo el "vive y deja vivir", y así lo hizo hasta el final, defendiendo lo que creía.

Me relajó más cuando la plática se vuelve hacia el chico que le agrada a Astoria, aunque parece no tener ni idea de lo que siente. No es raro, sí te prometen con un chico a tus espaldas o contra tu voluntad a esa edad.

—Bueno, quizá lo que sientes por Draco es aprecio. Después de todo, se conocen de varios años. Deberías probar con el chico, Samuel. A la mejor hasta resulta bien para ti.

Río un poco, recordando como eramos hace unos años.

-Dios, Draco fue un cabrón conmigo-Sonrío-Me llamaba enana y "Mini Greengrass", nunca me trató mal ya que sabía quien era mi familia, pero era bastante "graciosillo"-Digo riendo-Yo no se que hice todos esos años en el grupo de Pansy, no soportaba sus grititos de histeria ni sus ataques de diva, mi hermana tampoco los aguantaba, pero...era mas mayor.

Niego con la cabeza un par de veces.
-No, no es aprecio. Es más que eso-Suspiro-Es extraño.
La miro a los ojos y muerdo mi labio inferior.
-Se besó con Granger, ¿Sabías?-Dije-El otro día nos chocamos ella y yo en la biblioteca...no pude evitar sacar el tema.-Dije con los ojos entrecerrados-Parecía..parecía como si lo hubiera fingido.

—Draco era un cabrón con todo el mundo —no puedo evitar sonreír—, menos con Theodore, pero Theodore se lleva el premio al más cabrón de la casa...

Si. En realidad no había nadie que me cayera especialmente mal en la casa (excepto Sforza, pero había tenido el buen detalle de desaparecer), ni siquiera Parkinson, pero tenía piques con Nott a cada rato que acababan con uno de los dos en el suelo, o los dos. Zabini solía decir que el día menos pensado protagonizaríamos un video porno, pero curiosamente, nunca pensé así de Nott.

—Bueno, Pansy es como es —respondí—. No diré que es mi persona favorita, pero...

Entiendo que quiere a Draco, no para casarse con él quizá, pero lo quiere. Como una hermana o una amiga muy cercana. Quizá algo que se convierta en amor con el paso de los años si al final los obligan a casarse. Sin embargo, mis ojos se abren demasiado cuando Astoria dice que de beso con Granger. ¿Pelo de arbusto? ¿En serio? No es que Granger que caiga mal... No, no voy a mentir, si lo hace. Tiene un tono de voz inaguantable y será muy inteligente, pero lo que tiene de inteligente lo tenía también de prejuiciosa para con los Slytherin. Tenía, porque parece que se le pasó

—Astoria, repite eso... —alzó una ceja por la sorpresa—. Me parece que oí que Draco beso a Granger. ¿Esto no es una broma pesada?

Asiento un par de veces.
-Si Belle, se han besado, y sospecho que han llegado más lejos-Suspiro-No lo entiendo.
Bebo otro trago de té, intentando arrastrar los pensamientos que me atrapan.
-No lo entiendo, se odiaban, siempre se han odiado, y ahora...ahora esto-Suspiro y la miro preocupada, a punto de volcar mi dolor sobre ella.
-Belle, si me caso con él...¿Cómo voy a soportarlo? No...no queremos casarnos, pero si lo hacemos...-Suspiré-Deberemos soportar que...no solo no nos queremos, si no que a lo mejor amamos a otras personas-Suspiré y miré hacia abajo-Deberemos tener hijos, un hogar...todo-Suspiré-Tengo miedo.
La miro y vuelvo a dar otro trago de té.

Mis ojos siguen abiertos de par en par y no puedo creer lo que estoy oyendo, pero... es tan cierto. Si los casan, porque dudo que se casen por voluntad propia, tendrán que soportar que en un momento amaron a alguien más o lo siguen amando y estoy segura de que eso los va a destrozar de alguna manera.

—Es increíble... —repito—. Malfoy... y Granger... Parece una broma. Una terrible y mala broma, pero te creo. —Miro a Astoria a los ojos y me mata su sinceridad.

Y yo... yo nunca he sabido dar consejos en el amor. Vale, nunca. Con mayúsculas, si quieren. Cuando intento dar consejos acabo pareciéndome al torpe de Nott o al tímido de mi hermano. No funciona. Pero por una vez lo intento.

—No te cases con él. Pelea por casarte por alguien a quien si quieras, Astoria... Te hará mejor.

Asentí un par de veces.
-No...no es que parezca una broma-Dije-Si se sabe por el colegio...no tardaré en ser una "cornuda"-Dije-El otro día me enfrenté a Granger en la biblioteca...y ahora me siento estúpida-Dije
Apoyé mi rostro en la palma de la mano, suspirando.
-Mis padres no atenderán a razones, les da igual todo-Dije-Pero estoy segura de que no voy a rendirme si pelear. Nunca-Dije.
Miré a Belle con una pequeña sonrisa.
-Y algo me dice que tu tampoco te rendirías de algo que no permitirías sin luchar, Belle-Dije guiñándole un ojo-En el caso en el que me case, creo que tu serías mi dama de honor.

—¿No puedes ser "cornuda" o sí? —empiezo a hablar sin pensar mucho las cosas, típico de mí cuando no analizo del todo las situaciones—. Digooo... él es tu prometido, sí, ya lo sé... —"todo el mundo lo sabe", me corrijo, los Malfoy lo anunciaron con bombo y platillo y, ¿adivinan qué? Exacto, la reputación no mejoró en la más absoluto. A veces hasta me dan lástima... A veces.

Luego recuerdo que el padre era mortífago, que los rumores dicen que obligó a Draco a serlo, aunque la realidad es que creo que Draco lo hizo para salvarle el pellejo, y al final...

—¡Están prometidos a la fuerza! ¡Dudo que te haya besado! —entorno los ojos, quizá me entere de algún otro chisme—. ¿Te ha besado? —Dejo el tema por la paz y sonrío—. Siempre y cuando jures que te casarás con quien te de la gana. Así acepto ser la dama.