¿Serpientes venenosas? // Theo

Era casi entrada la noche cuando entre al aula abandonada, observando que nadie estuviese cerca. Deje el caldero, el libro de transformaciones y el de pociones, una copa y los ingredientes sobre una de las mesas. Me gustaba trabajar de noche donde no había nadie rondando para molestarme.

Ahora que había podido transformar mi cuerpo de manera parcial quería probar con distintas pociones para ver si conseguía mejores habilidades, sin mencionar que tal vez tuviese que beber algo para relajarme ya que estaba mas irascible que antes. Saque la varita de la cintura de mi pantalón y encendí un pequeño fuego, poniendo el caldero encima.

Mis ojos se pusieron de color ámbar, mientras revisaba el libro de pociones, para comenzar a preparar la poción para relajarme primero. Constantemente escuchaba que nadie se acercara para no delatarme. Volví a apoyar el libro, levantando una pequeña capa de polvo que me hizo estornudar, antes de continuar con la receta.

Escapadas nocturnas! Suena delicioso!
Aunque quizás ir silbando no sea una buena idea, no me gustaría que me volvieran a castigar.
En fin! Camino por el pasillo con las manos en los bolsillos, llevo la varita con el hechizo Lumos en la oreja.
Las mazmorras están congeladas, aunque no siento frío. Después de varios años en Slytherin, el frío acaba siendo parte de ti, tanto que casi no lo notas.

Entonces...un sonido me alerta.
No me molesto en tomar la varita de mi oreja, viene del aula de pociones, tan solo apago el lumos.
Entro silenciosamente en el aula, hay una figura femenina a la luz de un caldero. La oigo estornudar cuando sopla el polvo de un conocido volumen de pociones.
Sonrío en la oscuridad y me acerco a ella en silencio, me coloco detrás suyo y la agarro por los brazos.
-Buenas noches pocionista nocturna!-Río y me siento a su lado.Observo la página que lee.
-Mmm...poción para relajarse?¿Mucho estrés?-Río-Pues tienes suerte-me levanto de golpe con una sonrisa y hago una reverencia-Theodore Nott, experto en pociones y seductor empedernido.

Siento que alguien me agarra de los brazos, y un gruñido gutural brota de mi garganta. Lo veo sentarse mientras doy un paso para atrás. Tenia la varita en la mano. Los ojos ámbar brillaban con intensidad. Los colmillos estaban a la vista y una de mis manos estaba convertida en garra. Se pone de pie, presentándose. Toda la escena dura apenas unos instantes. Todo mi cuerpo estaba en alerta y en tensión. Parpadeo mientras mi cuerpo vuelve a la normalidad.

-¡Esas cosas no se hacen! - Le digo en tono cortante, guardando la varita nuevamente en la cintura de mis pantalones escoceses. Suspiro - Solaranielle Lych... Solar... experta en pociones y mujer-lobo...-

Me presento de la misma manera que el, con una leve sonrisa sarcástica en mi rostro. Estaba rogando por ver la sorpresa en la cara del chico bonito.

Sonrío abiertamente cuando me dice que es mujer lobo
-Wao! ¡Eso es genial! ¡Te puedes rascar la espalda con tus propias patas! ¡Puedes tener un rabo y limpiar el suelo con él! ¡Puedes...!-Digo riendo, veo su cara y pienso que se esperaba otra reacción.-¿Qué?

Vuelvo a sentarme a su lado y miro el libro.
-¿Entonces quieres preparar matalobos verdad? ¿O una poción tranquilizante para no estar tan afectada?-Digo sonriendo-Soy un cotilla empedernido, pero sobre todo soy demasiado bueno en pociones.-Le arrebato el libro-Deja a los profesionales-Digo con una sonrisa-Bonitos pantalones, por cierto.

Veamos, paso las páginas del libro con rapidez.
-Demonios, odio estos libros llenos de polvo-Sonrío-No quiero decir que no me gusten los polvos...pero ya sabes-Digo guiñando un ojo.
-¿Te ayudo a preparar las pociones?-Digo sonriendo-Luego podemos preparar un afrodisíaco...aunque...claro, a mi no me hace falta.-Le guiño un ojo.

Una de mis cejas se arquea cuando comienza a mencionar lo que podría hacer siendo un lobo. ¿Realmente me estaba diciendo aquello? Sin mencionar que hablaba demasiado acelerado. Parpadee varias veces, mientras seguía hablando sin parar. ¿Poción matalobos? Ya tenia de esas no necesitaba prepararlas.

Me miro los pantalones y me llevo una mano a la frente, como si tuviese una jaqueca extrema, la cual seguramente iba a aparecer si el seguía hablando de esa manera.

No pude evitar sentirme indignada cuando dijo que dejara a un profesional ¿Quien demonios se creía que era? Fruncí el ceño y abrí la boca para contestarle y me quede callada, sonrojandome con lo que estaba diciendo. ¿Polvos y afrodisíaco? No era algo que quisiera escuchar en la misma frase.

-¡YA CÁLLATE!- Mis ojos vuelven a destellar a ámbar y luego a azul-grisáceo cuando le hablo en un gruñido molesto, sacandole el libro de la mano - No necesito de tu ayuda "profesional", pudo arreglármelas... ¿Siempre hablas de esa manera? Y luego era yo la que necesitaba relajarse. Aparte... ¿Para que has venido aquí? ¿Puedo ayudarte en algo o solo planeas estorbarme?-

Me hago el ofendido cuando me dice que me calle.

-Oye! Yo solo quiero ayudar!-Dije con una sonrisa-Bueno, puedo hablar de todas las formas que tu quieras-Digo alzando una ceja-Puedo hablar para seducirte-Digo poniendo una vez misteriosa y atrayente-Puedo hablar como si fuera francés-Digo con un exagerado acento francés-Puedo....-Por su rostro, quiere matarme, así que paro.
-Pues verás, estaba dando un tranquilo paseo por el pasillo a oscuras cuando un elefante en una cacharrería me ha llamado la atención.
Sonrío y le señalo el libro.
-Si no quisiera ayudarte, no estaría aquí. Así que vas a tener que aguantarme aunque no quieras mi ayuda!-Digo sonriendo.

Levanto una ceja, ante su expresión de "ofendido"Mi rostro cambia a medida que sigue hablando. ¿Por que demonios no se callaba? Podía aceptar que quisiese ayudar pero... ¿Seducirme? Mis mejillas se sonrojaron y mi mano fue automáticamente a la cintura de mi pantalón. Escuchar su falso acento francés era como oír uñas en una pizarra. Mi expresión se vuelve fría. ¿Elefante en una cacharreria? ¡Ya quisiera el que fuera así! Sabia muy bien el poco ruido que hacia al caminar, seguramente me había oído cuando estornude por la maldita capa de polvo que había en este lugar.

-¿Aunque yo no quiera tu ayuda? Vaya que eres insistente... Primero que nada no me interesa que me seduzcas ni tu falso acento francés, tampoco todo lo que puedas intentar hacer. Segundo no estoy haciendo poción matalobos, no la necesito. Prefiero no controlarme y cargarme a la gente que me estorba, y tercero... hablas demasiado ¿Has bebido café en exceso para estar tan acelerado?-

Me estiro en el asiento con una sonrisa.

-Si no te seduzco con mi acento...explícame por qué te has puesto roja, lobita-La miro y le guiño un ojo-Y digas lo que digas, mi acento francés es fantástico, deberías oírme poner el ruso.

No puedo evitar reírme de su comentario, esta chica estaba casi tan loca como Belle en sus días del mes.
-Suerte que yo no soy esa gente que tes estorba verdad?-Digo riendo.-Yo no hablo demasiado! Es solo que soy demasiado simpático para algunas personas! Y no, no he bebido café! Que yo sepa, la que quiere preparar poción para relajarse eres tu, lobita-¡La miro sonriendo y vuelvo a coger el libro-Como me aburro, te voy a ayudar si o si!

Me levanto y comienzo a tomar los ingredientes de las estanterías, silbando alegremente.
-Si las miradas mataran, yo ya estaría enterrado bajo tierra, lobita-Río y me giro con varios ingredientes en la mano-Suerte que estoy yo aquí para levantarte la moral-Le lanzo un frasco de cristal con unas hierbas dentro-Se rápida, lobita!

Vuelvo a sonrojarme cuando menciona lo de seducir. No me seducía, no iba a negar que era un chico lindo, pero mi sonrojo era por mi falta de costumbre con los hombres mas que por que me sentía seducida.

-No te hagas ideas extrañas, no me seduce tu acento ni tu triste intento de hacerte el latin lover...- Lo observo levantando una ceja - Nooo claro... tu no estorbas a la gente... - Mi tono es irónico y no puedo evitar revolear los ojos cuando lo digo - Por supuesto, simpático... - "insufrible" - Y a propósito, deja de decirme Lobita... ¿Nadie te ha dicho que te tomas demasiada confianza con la gente? - "Estarías enterrado bajo tierra si ahora sacara las garras y las pasara por tu cuello" - ¿Levantarme la moral? Y... ¿Quien dice que necesito que me levantes la moral?-

Agarro el frasco, con demasiada brusquedad, haciendo que se resquebraje un poco el cristal mientras sigo mirándolo fijo, de manera asesina.

-Me alagas, lobita-Digo con una sonrisa-Es la primera vez que me llaman latin lover-Me acerco a ella con los ingredientes y los dejo sobre la mesa, observo que casi rompe el bote y sonrío-Cuidado lobita, no queremos que te cortes la patita.

Vuelvo a sentarme a su lado y sonrío.
-Soy totalmente soportable, solo que aun no lo sabes. Ya te acostumbrarás-Río un poco-Soy símpatico, inteligente, sexy, guapo, con cuerpazo...¿Qué mas puedes pedir?-Sonrío-Así mañana podrás decir "He pasado la noche con Theodore Nott"
Miro su cara y no puedo evitar una carcajada.
-Me tomo confianzas con la gente simplemente porque me da totalmente igual lo que me digan-Sonrío-Y si, tienes cara de necesitar que alguien te entretenga, y a un experto en pociones!
Leo por encima los ingredientes y sonrío.
-Pan comido ¿No?-Digo

Me había quedado con la boca abierta por todo su discurso ¡Que tipo mas odioso! ¡Presumido! ¡Engreído! Un gruñido broto de mi garganta, molesto y asqueado por su descripción de si mismo, se tenia demasiada estima para mi gusto.

-¿No seras un poco presumido? Yo creo que podría describirte como insufrible, insoportable, con completo de elefante cuando no eres mas que un ratón, desgarbado y hablador... - Mi tono era de asco - No me interesa pasar la noche contigo, y menos andar diciéndolo, seria algo de lo que avergonzarse mas que regodearse...- Me sonrojo levemente cuando dice que necesito alguien que me entretenga. Mocoso presumido - En caso de necesitar a alguien que me entretenga no entrarías en esa lista.... y ya te dije que no te necesito para la poción...-

Tomo los ingredientes y el libro, alejándome de el para poder dedicarme a cortar las raíces y verter los mismos en el caldero, sin tener su presencia cerca.

La miré con un ápice de sorpresa.
-¿Y se supone que yo soy una serpiente? Lanzas puro veneno por esa boquita.-Dije-No es que sea un egocéntrico, simplemente me gusta responder a mis propias preguntas, nadie me conoce mejor que yo...es más, yo soy el primero que reconoce que soy un cabrón.
Le sonreí, sabía que su repulsión hacia mi era más que fundada, pero desde luego no iba a minar mi sonrisa.
-De acuerdo, no te ayudaré con la poción, pero no puedes obligarme a marcharme-Dije, me volví a sentar a su lado, apoyando la cabeza en la mesa.
-Evidentemente por tu cara, necesitas que alguien te entretenga, ¿Has visto que cara tienes? Necesitas algo de color en esas mejillas-Dije-Simplemente puedo quedarme aquí para ver como trabajas o puedo contarte mi vida.

-No te confundas, no es veneno, es realidad... - Levante una ceja cuando reconoció que era un cabrón. ¡Bien! Era un avance - ¿Si sabes que eres una cabrón por que te esfuerzas en serlo mas aun?- Leí la receta y comencé a revolver el caldero - ¿Mi cara? ¿Que tiene mi cara? - Pero estaba muy consciente de mis ojeras, la palidez, y el cansancio que se reflejaba en mi rostro. Tampoco era que me importara demasiado - El color lo puedo tomar si me tiro un poco al sol. Siempre fui bastante pálida.... - 

¿Contarme su vida? Parecía el típico chico al que todo le había salido bien. Preferí no responder a esas ultimas preguntas y me limite a seguir revolviendo el caldero. No me importaba si se quedaba ahí, mientras se mantuviera lejos mio, antes de que mi poca paciencia desapareciera y decidiera que el podía ser mi cena.

-Tsk-Murmuré-La realidad es veneno, pero el veneno no es realidad, lobita-Dije sonriendo.

Di palmaditas en la mesa, observando como hacia la poción, dispuesto a cantarle el primer fallo que observara.

-¿Qué tiene tu cara?-Dije riendo-Nada, aparte de que estás paliducha, tienes ojeras, no hay rastro de sonrisas y tienes cara de querer matarme inmediatamente-Dije sonriendo.

-¿Qué tal te va por el colegio? No tienes que machacar la raíz, tienes que cortarla-Dije observando como preparaba la poción-Muy extresada...¿Estás en tus días?-La cara que me lanzó era totalmente asesina, así que me escondí debajo de la mesa, aguantando la risa.

Revolee los ojos con su mención del veneno y la realidad. Seguramente había aspirado polvo de gusanos antes de venir y por eso estaba así.

-Pues si, tengo ganas de matarte, generalmente me pasa con la gente demasiado cargosa... - Digo en tono seco, aunque era cierto lo de las ojeras, la palidez y la falta de sonrisas. Estaba demasiado agotada como para eso, y tampoco iba a sonreirle a el. Abrí la boca para responderle y me quede en silencio cuando pregunto lo siguiente antes de reaccionar. -¿QUE? ¿¡COMO TE ATREVES A PREGUNTARME ALGO ASÍ!?-

Le digo clavando el cuchillo sobre la superficie de la mesa, furiosa.

Oh-oh
El cuchillo se clava la mesa a escaso centímetros de mi y no puedo evitar tragar saliva, estaba demasiado guapo para ser la merienda de una loba extresada y cuya habilidad para hacer pociones dejaba mucho que desear.
-Definitivamente, está en sus días-Murmuré por lo bajo, aguantando la risa-Oye, es algo muy natural! ¿Sabes que me sé el calendario hormonal de la mitad de las chicas de Slytherin?

Huí de debajo de la mesa, hasta al final de la clase, montado un estropicio por la clase al correr.
-Si me hubieras dejado ayudarte, esto no habría pasado-Negué con la cabeza-Tsk Tsk...es todo culpa tuya, Solar. Y de tu calendario hormonal.

-¿QUE?-

¿Calendario hormonal? ¡Como se atrevía a decirme algo así! Saque el cuchillo de la mesa agarrándolo con fuerza. Sentía unas ganas increíbles de acuchillarlo en estos momentos. No me importaba que el fuese un puto y conociera a todas las chicas de Slytherin íntimamente, no iba a dejarlo hablar así.

-¡NO ME IMPORTA QUE TE CONOZCAS EL CALENDARIO HORMONAL DE TODAS LAS PUTAS DE INGLATERRA! ¡NO ESTOY EN MIS DÍAS PERO TU... TU ESTAS EN EL ULTIMO TUYO!-

Mis ojos se volvieron de color ámbar brillante. Mientras los colmillos se extendieron y se mostraron de abajo de mis labios. Las orejas salieron de mi cabello, al igual que la cola se asomaba agitándose desde atrás mio. La mano que aferraba al cuchillo se extendió, finalizando en garras que resultaban igual de amenazantes que el cuchillo en mi mano. Avance unos pasos antes de arrojarle el cuchillo con fuerza, con la intención de que le rozara la mejilla, para darle la primera advertencia.