Reunión entre los muertos anhelados (Andromeda Tonks)

Que el pasado muerto entierre sus muertos.

Henry Longfellow Wadsworth

Nota: Mikes esta usando poción multijugos, su apariencia es de un joven veinteañero de cabello color negro ondulado con ese toque de corte inglés victoriano un poco desordenado. Rostro hexagonado y pómulos marcados, nariz recta y algo alargada de ojos azules, teniendo los rasgos de raza aria.De estatura media tendiente a metro sesenta y seis. Este alter ego es Heinz Gotrreaux, un mago que se dedico a la infiltración y al robo estando en servicio a la Orden del Fénix.

Incluso tres meses tras los acontecimientos de la guerra contra Voldemort
y más aun últimas muertes que acontecieron en aquel lugar. Solo Harry
junto a sus amigos vieron por última vez a Severus Snape como también
a los otros magos que perecieron a manos de la cruel Nagini. Como también
bajo las Artes prohibidas que esgrimió "él que no puede ser nombrado".

Han pasado tres meses y Mikes por primera vez se da el valor de ir a conocer el lugar
donde murió él único mago que decidió tenderle una mano para poder comprender
su funcionamiento psicológico como también cual es su personalidad. Es invierno
y la nieve de una forma u otra ha logrado ocultar todas las manchas de sangre
como también los pequeños restos de tejido humano que dejaron en su momento
aquellos muertos capaces de poder dar un testimonio de lo acontecido en la casa de los gritos,
como también de sus terrores y cada una de sus culpas.

Mikes había elegido este lugar con justa razón porque no sólo es signficativo para él
sino también para Andromeda Tonks, debido a que en su momento fue el refugio que permitió
contener en secreto la licantropia de Regulus Lupin. En si, este lugar alberga muchos significados
asociados a los recuerdos, a la nostalgia y a la muerte, en ocasiones llegando a creer que pudieron haberse
evitado de una manera u otra. Ese es uno de los secretos del ex-Durmstrang, que podría haber
salvado a quien fue él único capaz de tenderle una mano en tiempo de necesidad. A pesar
de que ambos a primera vista estuviesen en bandos diferentes y en cierto modo, gracias
a las conversaciones que tuvo con Severus, pudo reunir el valor para unirse a la Orden del Fénix
y también replantearse varias preguntas sobre su existencia, su procedencia y elaborar
de manera reflexiva los preceptos asociados a la Madre Araña.

Pudo sortear el árbol boxeador sin problemas, usando esas características ropas de color azul marino
y runas plateadas además de esa segunda túnica de corte más inglés  de un tono blanco un tanto descuidado. Encapuchado y llevando en su mano derecha un ramo de Lirios  Sterling Star,
de una tonalidad muy opaca., decidió rendir un respeto hacia quien ahora esta muerto,
negando por ahora los sentimientos que están generando en él aquella situación .

Transcurrieron un par de minutos, bajo las escalinatas en el interior de la casa,
observando el lugar donde dicen que se vio a Severus por última vez,
sin depositar aun el ramo de Lirios y a la espera de la llegada de Andromeda
para poder entrar a conversar algunos de los asuntos post- guerra.

Contrario a las maniobras demasiado complejas del hombre como entrar en los terrenos del colegio bajo las incontables protecciones que poseía y deslizarse por un mohoso túnel hasta una casa destruida...

Simplemente caminó hasta el borde del pueblo de Hogsmeade, abrió la cerca y entró por la puerta principal. Su túnica era larga y de un tono negro con cinto marrón que contrastaba en tonalidad, algo poco habitual de verle vestir ya que había en general adoptado la vida de muggle de su esposo, Edward Tonks, el cual había muerto hacía unos cinco meses tratando de protegerle mientras escapaban de la casa donde su hija había nacido solo para morir aquí, uno o dos kilómetros más adelante, cruzando el lago negro... en el castillo murió la última de la familia Tonks y solo había quedado Andromeda Black, la hija de en medio de Druella Rosier y Cygnus Black.

Era toda una linea de sangre pura lo que le respaldaba y aun así era lo que le había condenado. Había sido borrada del árbol genealógico de los Black en el momento en que decidió compartir su vida con alguien de ‘raza inferior’. En la actualidad lo único que era o deseaba ser era Drómeda, la abuela de Teddy Lupin, el cual pronto cumpliría un año y ya había mostrado capacidades idénticas a las de su madre y abuela.

La mujer poseía en este momento el cabello de un tono negro tan oscuro que parecía morado como las ciruelas, el clásico tono que poseía junto con el color gris que era famoso en su familia, sus rasgos naturalmente aristocráticos.

Y es que no había mucho que decir realmente, no sabía por que había sido convocada a este lugar y poco le importaba, tenía cosas más importantes que hacer como atender a su nieto.

Observó el lugar, un poco desgastada, sabiendo que aquí su yerno Remus Lupin había pasado las transformaciones, esas garras en las paredes eran de él... que curioso.

Se arrodilla en aquel lugar, observando aquellos restos de nieve que en algún momento deberán de derretirse por completo. Dando a conocer esa sonrisa vacía a primera vista,
capaz de ocultar ese sentimiento confuso para él que es la tristeza  por la perdida de alguien quien en vida fue importante para él. Frunciendo el entrecejo, como gesto que evidencia la confusión experimentada por esa emoción completamente desconocida para él, apretando ambos puños como un gesto inconsciente.

Entregaste demasiado...no te culpo, pero..pero podría haber hablado una vez más contigo.

Baja un poco la cabeza, controlando más su respiración,
mientras siente como el frío se va apoderando poco a poco de su cuerpo, como si fuese un abrazo de la Muerte quien susurra en su mente con una voz femenina, terciopelada, seductora y venenosa. Una voz que trasciende la Muerte, la cual ha escuchado desde que era un niño, la voz proveniente de sus pesadillas y terrores que han tomado la forma humanoide de una mujer araña.

El te entendía porque de una manera u otra comprendió su lugar como instrumento del destino...a pesar de tener sentimientos, fue capaz de seguir el deber. Un simple pura raza y tu que eres más que eso, no tienes derecho a cuestionar ni mucho menos a sentir.

Esa voz se repite, con palabras crueles pero que resultan equivalente a una caricia materna, de una amante, una amiga, una verdugo dominatrix, de una hermana, una esposa, una anciana venerable. Entrecerrando los ojos y sintiendo que sus manos se van relajando, poco a poco experimentando ese distanciamiento de la rabia reprimida que es ahogada lentamente en el poso negro del abismo que ha construido en su mente por medio de la esencia de su alma.

La luz de la luna emerge, es una llena y se asoma en ese lugar, donde las sombras comienzan a proyectarse con fuerza. Notando la presencia de una pequeña tarántula en el lugar, a la que observa con curiosidad mientras deposita cerca de esta el ramo de Lirios.

-Lo tomare como una señal-.

Susurra para si miso, para poder calmar su espíritu, 
para fortalecer más los principios del dogma que ha jurado seguir porque esta completamente en su naturaleza.

Espíritus, dogmas, creencias y fallidos intentos de salvar las almas pútridas de esta guerra. Y vaya quien lo estaba pensando y analizando, realmente, no le encontraba sentido. Era monótono ir a este lugar, realmente podría estar haciendo tanto más...

Los pasos retumbaron en las maderas de forma desapasionada, esperando que alguien respondiera la molestia de citarla allí.

Al escuchar aquellos pasos , Heinz rápidamente levanta su mentón y observa con cierta alerta, incorporándose del suelo para estar preparado a actuar con todo el abanico de posibilidades de quien pudiese estar también dentro de la casa.

-¿Quien anda ahí?-.

Dice en un elegante acento británico, mientras intenta relajar sus hombros y manos, empuñando y soltando sus dedos para  poder calmar esa ansiedad que es actuada, porque en teoría esa es la lógica y postura que tomaría Heinz. Clásico de un pícaro que debe estar atento a todo para intervenir o escapar.

"La única persona que te gastaste en citar supondría, Hanz..." Comentó la cansada y desapacionada voz de la última de los Black si no se tenía en cuenta a su hermana menor, pero Narcisa era más una Malfoy que una Black cualquier día.

La morena se acercó, cruzando los brazos mientras veía como el hombre depositaba flores en nombre del pocionista que había dado los recursos para destruir todo en el colegio y destrozar tantas vidas, aquel que sabía de boca de su hermana había visto como una de sus amigas era deborada por una pitón antes de asumir el puesto de director...

Uno no puede evitar respetar y odiar en igual medida al viejo Slytherin mestizo.

"¿Por que me has citado?" Preguntó directa la aristocrática mujer a la espera de respuestas.

-La única a quien pude ubicar sin problemas-.

Comenta con ese acento inglés, mientras se termina de reincorporar del suelo. La observa con cierta amargura en sus ojos, a pesar que mantuviera esa sonrisa optimista de la que es conocido por todos los miembros de la Orden; después de todo, en ese tiempo todos lo conocía como el bribón que daba ánimos cuando todos estaban caídos en moralidad dentro de la Orden. Sólo Dumbledor conocía su identidad, solo él conocía su verdadero aspecto, o por lo menos eso prefiere creer.

-Agradezco que hayas venido, sabiendo que tu tiempo es escaso señora Andromeda-.

Comenta mientras avanza en dirección donde se encuentra ella, frotándose ambos antebrazos por unos segundos, dejando escapar ese vapor helado de su boca, de esos labios partidos falsamente por las bajas temperaturas.

-Necesitaba saber como te encontrabas y si había algo en que pudiese ayudarla...ese es mi interés principal de haberla citado-.

Debía de ser directo, evitar de a momento las cortesías porque sabe que trata con una mujer que a primera vista y en su suspicacia cree que es difícil. Considerando que el estrés post traumático generado por la guerra debe de estar haciendo estragos emocionales como también falta de paciencia diplomática en cada uno de los involucrados.

"Cualquiera diría que Minerva es esa persona, después de todo ES la directora de Hogwarts... o a Kingsley, aunque él si dudaría si puedes contactarle, ser ministro es una responsabilidad 24/7" Respondió dando unos pasos más antes de observar una mesa desgastada, moviendo la mano para quitar el polvo con un solplido mágico antes de dar un corto salto y sentarse con las piernas cruzadas, un ligero crujido de la madera bajo su peso.

"No sé para que deseas ayudar... hay mucho para ayudar, tanto para trabajar... quizá debas ir a los orfanatos a investigar que ha sido de nuestros niños, tantos padres muertos, tíos, esposos... quizá hubiera sido mejor si simplemente ibas directo allí, la Orden está desintegrada momentáneamente. O mejor dicho, cuando se terminó nadie se ha gastado en regresar, el ministerio aun no se da cuenta el hecho de que hay tantos mortífagos sueltos y desorganizados que en cualquier momento podrán regresar a atacar desde cualquier lugar... necesitamos ayuda para hacer algo sobre esto. ¿Realmente deseas que yo te pida ayuda con algo? Creo a esta altura que con no morir cuando todo esto estalle estaría bastante bien." Comentó con un ligero bufido incrédulo. Había tanto para hacer, tan poco tiempo y tanto que planificar ya que los mortífagos seguramente harían algo estúpido ahora que no tenían un líder astuto para guiarles...

Y es que no importaba cuanto mal había causado, negar la astucia de Lord Voldermort era como negar el sol que les solía alumbrar, imposible.

Una de las características de Heinz que podían resultar irritantes para los miembros de la Orden, era su postura aparentemente pasiva y su falta de iniciativa en poder llevar a cabo acciones. A pesar de ser un bribón mágico, llegaba a ser alguien que sobrepensaba demasiado las situaciones al punto de perder el tiempo y quedarse en una suerte de laureles.

-Sabe que no esta en mis fuertes ser proactivo sin la orden de otro, es algo que me ha costado acostumbrar y desarrollar como capacidad. Y nota, que estoy consciente de ello-.

Se acerca en pasos tranquilos , cruzándose de brazos, posando el codo izquierdo sobre la muñeca derecha, dejando posar el dedo pulgar y el índice flexionado mientras medita las propuestas que ha dado a conocer Andromeda.

-Puedo ayudar a buscar a personas desaparecidos, después de todo se me da bien eso de buscar información-.

Muestra esa sonrisa astuta y un brillo evidente en los ojos caucásicos.

-Oh, especialmente de rastrear mortífagos dispersados. Es increíble que fuese tan idiota por no haber pensado en ello-.

Cambia de postura, depositando el peso de su cuerpo mientras lleva sus manos atrás y levanta la punta de los pies en una manera bastante infantil.

-Además, debemos prevenir que dentro del caos se alce otro líder tan peligroso como Voldemort...e incluso más-.

"Si... si..." Si bien la mujer siempre fue característica por ser proactiva, todo lo contrario se veía en esta mujer apagada frente a los ojos del hombre, los ojos grises habían perdido la mayor parte de su brillo y vida y ahora no expresaban más que aburrimiento ante el parloteo del bufón de la Orden del Fénix.

Todo tenía su tiempo pero esta reunión rozaba lo absurdo, siendo citada en un lugar aislado por un hombre que parecía no poder seguir sus propios hilos de pensamiento, especialmente cuando ella misma no era un miembro muy importante de la Orden.

"Hay realmente una razón por la que me has mandado a llamar?" Preguntó esperando que él terminara de hablar, cruzando sus piernas colgadas.

Mantente en tu papel...mantente en tu papel.

Piensa para si mismo con cierta tranquilidad a pesar de que debiese de interpretar a un personaje bufonesco, después de todo, era predecible el comportamiento malgastante en energía de Heinz por su falta de proactividad y que al final pareciese ser un niño desamparado que busca sentirse contenido.

-Es todo-.

Dice de manera tímida y un tanto apenado, aparentando esa actitud de temer recibir alguna reprimenda por parte de Andromeda. Más ante esa pregunta que se escucha con cierto toque de desencantamiento.

-Perdóneme si tome de su tiempo de manera imprudente-.

Lo importante es apegarte al personaje.

"Hanz..." Comenzó de manera cortante, casi amenazante que recordaba a la familia a la que pertenecía, tan parecida a Bellatrix, su hermana mayor que era aterradora en el mejor de los casos.

Se bajó de la mesa y comenzó a caminar a la puerta, claramente molesta.

"La próxima vez que quieras charlar con alguien llama a alguien que esté menos ocupado, no me interesa quien seas o para que estés aquí, no me llames." Le cortó directamente. Lo absurdo de esta reunión le sobrellevaba, dándola por concluida rápidamente para irse. Este hombre no solo no tenía un tema de conversación real sino que además era... desagradable.

No responde ante la reprimenda de Andromeda, solo actuando como es de acuerdo a su personaje esa mirada culposa que debe poseer Heinz.  Y por un buen tiempo será una máscara a guardar debido al costo que implica usar una poción de multijugos.

Para sus adentros, la verdadera imagen, un ser de piel oscura como un ónix y rasgos parecidos a los de un hada, una mirada vacía como también una sonrisa de dientes afilados muestra una evidente conformidad. Pero esto solo es una construcción imaginativa porque la real debe apegarse al papel de quien intenta interpretar.

Heinz había desaparecido hace mucho tiempo,  y poco a poco se dejo la búsqueda de ese mago dedicado a la colección de objetos antiguos. Apenas puede recordar cuanto tiempo estuvo estudiando a aquella víctima,  y cuanto debió de tolerar sus torpezas antes de hacer "su truco de magia con él".

Ahora Mikes tiene más información y dentro de sus habilidades, puede que su mejor opción en este momento sea ir a la caza de los Mortífagos.  Y eso implicará el gasto de algunos recursos como también armarse de cierta paciencia; además de pensar cuando deberá de desaparecer Andrei y por cuanto tiempo. A pesar de todo, este último resultaba más funcional que Heinz.