Estudiando a los mensajeros de la muerte (Niniel)

¿Cruel? ¿Algo cruel? Esa palabra; cruel, ¿Cruel fue la forma en que me tomaron? Aun, aunque había levantado un poco mi cabeza, es que yo muevo mi mirada hacia otro lado cuando lo escucho y es que no sé, no sé realmente si aquellas palabras me hacen bien, se sienten extrañas; como si me correspondieran por lo que me habían hecho, pero dolorosas al sentir que por más cruel que haya sido, yo estaba sumida a vivir eso como la muñeca sin derecho a queja que era.

Y el de pronto habla distinto, de otra realidad; me permite mirarlo de nuevo y veo en sus ojos tristeza, una tristeza mas débil que la de los míos pero tristeza después de todo; tristeza y algo mas, algo mas... El continua, me habla de libertad, de liberarlos a ellos y de la fantasía que son para los otros; y es que de alguna forma me daban ganas de preguntarlo, de saberlo; ¿Si lo que habían hecho con migo había sido crear una fantasía también, una fantasía real a costa de mi?

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Pero no lo pregunto, simplemente no puedo preguntar eso y solo lo escucho, tal vez con aquel pensamiento carcomiéndome pero aguantando, aguantando hasta que la distracción de sus dedos creo que me genera algo de paz, algo de paz que me hace levantar mi cabeza como queriendo sentir el frio y bajar un poco mis manos ahí en mis piernas dobladas. ¿Importante que este bien? ¿Disfrutar la conversación? Eso no lo asimilo del todo, no me puedo convencer de algo así, dudo y aun si lo sigo escuchando hasta que... hasta que me hace aquella pregunta.

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Mis ojos se abren totalmente al escucharla, no se mueven, no pestañean; solo se quedan ahí como existiendo, pero estando sin mirar algo realmente. ¿Que deseaba? ¿Yo...? ¿Una muñeca? Yo no podía saber eso, no importaba;....

En mi mente lo escuchaba, el que yo no deseara, el que no debía hacerlo y a ahogarlo si lo llegaba a hacer pues solo dolería mas al no poder hacer nada por ello; pero mi cuerpo, casi que había algo en el que de pronto me hacía sentir extraña, como si me faltara algo, algo que quería; aunque allá, allá no me dejaran ni hablar, ni pensar en mis deseos como aquí.

No sé, lo siento pero no sé cómo responder a eso. Aunque...

Aunque tal vez estaría mejor aquí, porque me siento mas cómoda....

¿Dejar de sentir? Dejar de llorar por dentro, sentir abusos y dolor. ¿Sería justo que pidiera eso, aunque nunca lo fuese a dejar de sentir?

-Entonces puedo entender que deseas estar tranquila y acogida en un lugar-.

Observa el bosque con atención y a la vez dando a conocer un grado de tristeza que no se aparta del deseo de transmitir contención como calidez a la pequeña estudiante.

-Los bosques son lugares increíbles, al ser un lugar tan neutral y evocador nos permite poder apreciar si somos capaces de integrar los afectos positivos y negativos-.

Luego la observa mientras algunas hojas se ciernen sobre la corona de su cabeza, como también en sus hombros, mano izquierda y región femoral de ambas piernas.

-La paz con uno mismo es algo que todos buscamos..¿sabes?-.

Dice mientras mantiene la sonrisa frente a ella. De repente, abre su morral con su mano derecha y con la izquierda saca una hogaza de pan envuelto en lino.

-Esto sirve para abrigar un poco el cuerpo y para calmar el hambre. Es pan dulce-.

Lo parte a la mitad y extiende con la mano izquierda frente a ella.

-¿Quieres?-.

Supongo..., es lo que acabo respondiendo a sus primeras palabras, tal vez no pensándolas mucho en realidad, pero sintiendo algo con ellas; tal vez un poco de calidez, algo que trepa por mi desde mi vientre hasta tocar mis mejillas o simplemente es el hecho de que no me hablan de lo que me paso. Me quedo mirándolo, veo sus ojos; noto ese algo de nuevo, esa tristeza que de pronto muestran como los míos; pero también ese algo más que no entiendo, pero que no me hace sentir tan torturada de haber sido tomada por él en ese lugar.

Mis cabellos se pegan a mi rostro desde un costado por el viento, algunas hojas caen en mi que yo trato de sacar tímida con mis manos, acomodándome un poco mas como inconscientemente por los movimientos; estiro un poco una pierna, la vuelvo a doblar después, hago lo mismo con la otra, lenta hasta que acabo sentada sobre mis talones con las piernas dobladas bajo mi, tal vez un poco mas cómoda al estar sobre mis piernas; que aunque frías y de muñeca, eran mas cálidas que aquel húmedo suelo.

Me habla sobre algo que se busca y me agrega un ¿Sabes? Palabras ante las cuales yo solo hago un distraído movimiento de hombros; hasta que me ofrece un poco de pan para calentarme un poco.

Está bien, si tú quieres que coma. Respondo desconfiada, balanceándome un poco sobre mis piernas para tenderme hacia adelante y tomar lo que me ofrece, alimento que tras mirarlo un poco junto con él, empiezo a morder para comenzar a comerlo, tal vez sintiéndome realmente un poco mas cálida cuando el dulce sabor entra por mí.

¿Quieres que haga algo aquí? ¿Porque nos quedamos? Le pregunto en ese momento, sin entenderme; tal vez como una muñeca perdida que no sabe como continuar; o como alguien que realmente quera saber por ¿curiosidad?

Vaya pregunta que ha hecho esta chica, realmente es una buena pregunta.

Da un mordisco a aquel pan dulce observándola detenidamente mientras apoya el codo derecho en la rodilla del mismo lado, dando mascadas y manteniendo esa actitud pensativa.

-Oh, en realidad con tu presencia se generó un cambio de planes respecto a mi investigación sobre los Thestrales-.

Luego de relajar la muñeca de la mano que sostiene el pedazo de pan dulce. 

-Bueno, podríamos hacer la prueba para verificar si puedes verlos o si gustas puedo acompañarte hasta la cabaña de Hagrid-.

Muestra una sonrisa de lado a lado, que es capaz de evocar cierto toque paternalista.

-Después de todo, hasta cierta hora es prudente estar deambulando en el bosque-.

La observa aun dando otras tres mascadas al pedazo de pan, atento a la respuesta que ella dará a conocer al albino y quien se muestra receptivo en acatar la demanda que Niniel dará a conocer.

Me comienzo a sentir realmente cálida comiendo un poco más de aquel pan que sabe dulce, su sabor se mescla un poco con mis labios y cuando lo trago es como si me calentara un poco desde adentro, expandiéndose aquella sensación desde mi vientre hasta alcanzar incluso mi cuello. Yo me quedo mirándolo a él como hace con migo, encogiéndome de hombros tal vez y lamiéndome temerosa esos labios míos que ahora eran dulces, con esa sensación mía, de como si alguien me los hubiera untado en miel por días con tal de dejarlos así, dulces.

El me pregunta, de ahí me vuelve a preguntar a mí, esta vez sobre ¿El que quería hacer?; entendiendo tal vez lo que quería cuando bajo mis hombros; y es que era eso ¿o no?, el quería a alguien a quien preguntar, alguien a quien hacer hablar con el tal vez; aun aunque el pudiese hacer lo que quisiera con migo. Y me había tomado a mí, cosa que en realidad no me aquejaba tanto; pues después de todo no era tan malo así.

Veamos si puedo verlos, respondo poniendo las manos sobre mis muslos con lo quedaba de mi pan. Solo no me lastimes si no puedo hacerlo, no demasiado. Pido de pronto para mí, temiendo ser una muñeca mala si no poder hacia; pero queriendo intentarlo, queriendo intentarlo porque...

Eso algo de lo que quieres de mí, cierto.

-Sólo si no resta de tu tiempo-.

Habrán pasado varios minutos, probablemente una hora pudo de transcurrir perfectamente debido a la conversación sostenida por ambos. Al terminar de comer el pedazo de pan dulce, se levanta del suelo y inclinando un poco su espalda hacia delante, comienza a sacudir los restos de hojas, pastos y algo de tierra húmeda de su túnica. Gesto realizado con mucha tranquilidad mientras mantiene sus ojos clavados en la tierra por unos segundos.

Al terminar de arreglarse un poco, flexiona sus rodillas y inclina un poco su hombro derecho de manera descendente, extendiendo el brazo para coger su morral. Luego de cerrarlo observa a Niniel, extiende su mano izquierda como gesto para poder ayudarla a levantarse.

-Puede que te asuste su apariencia al principio pero créeme, son criaturas muy nobles-.

Comenta a la espera de que ella tome su mano y así la ayude a incorporarse por completo.

-Por cierto, mi nombre es Andrei...¿puedo saber cual es tu nombre?-.

-Sólo si no resta de tu tiempo-.

Yo solo respondo a aquello moviendo un poco mi cabeza, sin decir nada o expresarlo. Eso no significaba mucho para mí, el paso del tiempo; tal vez había pasado mucho o tal vez no, pero hace mucho que casi lo había dejado de sentir o contar, pues allá, en la pieza obscura no importaba, al final simplemente no importaba pues siempre era igual. Apenas podía ver si estaba el sol o no por las rendijas de mi ventana entablada, y los días, semanas, meses o años simplemente eran lo mismo, iguales, siempre eran iguales en ese lugar en donde ellos tenían a sus muñecas.

A veces sentía como el frio se pegaba más a la piel de una y como después se iba para volver una vez más en otro tiempo; o como la lluvia golpeaba el techo por largos parpadeos que solo hacían todo más aciago en ese lugar donde estábamos, estábamos y estábamos hasta que ellos nos usaran.

..............

No me había dado cuenta y ya me había ido en mis pensamientos de nuevo; encontrándome de pronto con el ante mi ofreciéndome una mano. Yo apoyo las mías sobre mis piernas durante un instante para pararme sin usar la que me ofrece; sin querer tocarlo o parecer una muñeca que no se podía dar cuerda a sí misma.

Niniel, a mí me llaman como Niniel. Respondo casi silenciosa una vez me levanto, solo mirando su mano extendida para negar aletargada con mi cabeza y voltearme esperando a que el me guiara a donde me había ofrecido a seguirlo.

Bueno, la desconfianza no es algo a sancionar ni cuestionar luego de una post guerra. Pero con el tiempo, puede que conozca la historia de Niniel.

Mantiene esa sonrisa acogedora y baja su mano,  entrecerrando los ojos por unos segundos mientras resaltan más sus pómulos. Lo importante es mantener el respeto de límites con ella en todos los sentidos, es algo que Mikes ya se ha percatado completamente.

-Encantado de conocerte Niniel, tienes un nombre bastante curioso-.

Dice con cierta tranquilidad mientras observa el bosque, mientras se encamina de a dos pasos de distancia de ella en dirección donde se encuentran los Thestrales. Luego de cerrar completamente su morral y cruzarse de brazos como gesto reflejo ante el sutil descenso de temperatura.

-Bueno, veamos si la suerte nos acompaña. En caso de que no llegasen a estar, lo mejor será volver cuanto antes a Hogwartz-.

Comenta mientras sigue avanzando, separado ahora entre dos razones que alimentan su curiosidad. Por un lado están los corceles de la muerte y por otro lado una jovencita de comportamiento perturbador que al parecer vive su historia con un grado de culpa y terror. 

Definitivamente te has topado con dos criaturas curiosas este día Mikes.

¿Curioso? ¿Un nombre curioso?

Cuando estoy parada comienzo a caminar detrás del, ahí; con pasos cortos pero algo rápidos, aunque siempre manteniéndome a cierta distancia; cosa en la cual el parece ayudarme. Meto mis brazos bajo mis túnicas, cruzando uno de ellos para tomarme una muñeca con la otra mano; apretándome un poco con migo misma por el frio y es que ahora este se me colaba entumiéndome, metiéndose por mi cuello o pies como algo que pincha y bañando mi rostro como un algo helado que me hace sentirlo menos.

Esta bien...

Es todo lo que le respondo mientras voy detrás del, volviéndome de pronto consiente de casi cada rama o piedrilla que piso como algo que quería sentir más; sentir mas eso que cualquier otra cosa que pudiese pensar; por mucho que en ese momento pareciera no venir, siguiendo a ese hombre que me había tomado alejándolo todo.

Me había encontrado, me había atrapado en este lugar, lo cual me hace estar asustada y temerosa; pero al menos parecía una ensoñación, un transe en cual me sentía un poco más liviana haciendo lo que el quería de mi hasta ahora; "hablar" y “verlos”.

Se pudo escuchar un rechinar fuerte, 
como también el sonido de cascos impactar contra el suelo,
el viento cambiando de tal manera que parece más tranquilo
a diferencia de aquel que envolvió el cuerpo del mago 
y la pequeña bruja. Sin embargo, el frío resulta más calador
al punto de parecer perforar los huesos como una suerte
de pequeños pedazos de cristal que van clavándose en la piel
suavemente. Una sensación similar a la de caminar sobre la nieve con los pies descalzos.

Mikes hace una señal con la mano derecha 
para poder detener la avanzada de ella y así asegurar
que la alteración del ambiente no llegue a ser tan brusca
como pudo resultar ser en un principio.

Bien...

Dice mientras señala con sutileza a través del dedo indice
a la hembra que esta acariciando con su hocico la pequeña
cabeza del retoño. Los magos y los Thestrales se encuentran separados a doce pasos de distancia.

-Esos corceles alados que ves ahí son Thestrales, ante nosotros se encuentran la madre y un retoño-.

Baja la mano  y lleva ambas a sostener el cordel de su morral, mostrando una evidente sonrisa en su rostro y a la vez cierto respeto. Consciente de que no debe acercarse más, debido a que si no ha reaccionado de manera defensiva la madre, probablemente ha dado a entender que no se ha transgredido del todo el límite de espacio privado. Y no se arriesgaría más para ver si pudiese ser acortado , aunque sea un poco.

El está delante de mí, se mantiene ahí como si estuviese midiendo en cada segundo la distancia que toma de mi; hasta que de pronto levanta una mano, levanta su mano ante lo cual yo simplemente no doy el siguiente paso, no moviendo aquella pieza mía que me servía para caminar. Siento mi rostro cada vez mas helado, mas insensible; casi como si los labios me empezasen a doler de lo poco que los sentía; y aun así, me quedo ahí; mirando sin moverme como aquella muñeca que debe esperar a que se decidan a darle un poco mas de cuerda; pues era así como se sentía ahora, como si fuera mas una muñeca de cuerda bien tratada que una que es solo torcida para verla.

Pero....
...............

El señala, señala un lugar y me habla de lo que debería a ver; pero yo no veo nada. Mi corazón hace sentir, contrasta con el frio y no sé; no puedo ver lo debería ver, miro, tales desganada pero miro y no veo lo debería a ver. Y eso era malo, era malo para esta muñeca; no podía hacer lo que el quería, eso para lo cual este amo que me hacía sentir mejor me quería y eso era malo, simplemente malo.

Yo... No puedo, comienzo mirando hacia abajo con voz baja. No los veo, esta muñeca no los ve. Tal vez podía decir que ese lugar me daba una sensación, una sensación que tensa mi piel; pero no los veo, y es que para mí no están.

Suspiro....

Los caballos están, invisibles para quienes no han tenido un fuerte contacto con su esencia que es la Muerte,  y eso que muchos vieron morir a sus seres queridos como también a quienes fueron las causas de emociones tan femeninas como la venganza o disociadoras como la ira.

-No te preocupes-.

La observa con atención, a un paso de distancia de ella, manteniendo esa expresión cálida en su rostro, llevando sus manos hacia atrás y entrelazando sus dedos. Escuchando el rechinar de tales criaturas, con la impresión de que están por retirarse de aquel lugar.

¿Muñeca?...

-Hay distintos tiempos para poder contemplarlos, como también es una experiencia relativa en esta vida-.

La observa con cierta atención y esa media sonrisa tímida en su rostro.

-¿Es un apodo que te han dado?-.

Creo que es lo único que soy ahora, no me gusta...
Pues a las muñecas nos hacen desesperar cuando nos usan,  y después solo nos abandonan para que anhelemos...
No, no me gusta; pero creo que es lo único que se ser ahora.

No sé porque doy esa respuesta, me sorprende que de pronto se lo diga de esa forma tan sensible a alguien; pero a la vez lo siento, es que lo siento demasiado en mi, en cada partícula de lo que soy lo siento; eso, todo lo que acabo de decirle. De pronto estoy mirando el piso, moviendo lentamente uno de mis pies en ese suelo que esta húmedo; fijándome en mis hombros con aquellos ojos míos que parecen estar perdidos, en mi vientre, en mis piernas y en todo; casi como reconociendo en mi misma que era lo que le acaba de decir.

Ya no sabía porque se lo decía, es cierto que ahora podría decidir tomarme como tal; pero de alguna forma ya no me importaba, en ese momento ya no me importaba; pues en esos minutos había estado mejor, un poco mejor que en todo lo de antes.

¿Que te gustaría que hiciese esta muñeca ahora?...

Es una pregunta bastante curiosa, perversa y extraña en muchos aspectos.

Poco a poco los Thestrales parecen convertirse en una imagen ensoñada,  como si los hubiese visto en una pesadilla capaz de contener esas pocas emociones que no resultan del todo ajenas para él. Capaz de crear barreras que permitan aislarlo completamente de esas emociones desconocidas y amenazantes para su credo. Por lo menos eso desea creer.

-Has dado un paso importante ¿sabes?-.

La observa con cierta atención y sus ojos expresan cierto toque de calidez más paternal hacia ella.

-Y es que a pesar de ser una muñeca, eres capaz de ver más allá de ti misma. No todas las muñecas cuestionan-.

Entrecierra los ojos y entreabre los labios con una sonrisa.

-Y si te dijera que me interesa saber lo que deseas realmente, y esa es mi petición hacia ti-.

..........  .....
.....

¿Saber que deseo? Yo deseo.... ¿Que deseo? No, eso no importa, eso no importa; pero su petición a la muñeca es saberlo, ¿Porque? Desear para una como yo es malo, lo hago, puede que sí, seguro que si; no puedo evitarlo, antes era otra cosa, mucho de eso se anhela, siempre; pero duele, desear para solo anhelar duele. Y no, ¿Porque lo quiere...? ¿Una burla para hacerme llorar? ¿Recalcarme lo que soy? No, debo dejar de pensar; pero él quiere saber lo que deseo, ¿Que puede ser? Muchas cosas, ninguna porque soy una muñeca, tal vez algunas porque recuerdo haber sido otra cosa antes o solo un no sé.

El viento se me pasa, aun no respondo; no sé cuanto a pasado, yo no cuento el tiempo; la muñeca esquiva, no quiere mirarlo a los ojos, ya no sabe; ¿El será mejor porque me pregunta mi deseo? ¿O será peor al saber con qué anhelo torturarme? Debo hacerlo, hacer algo; debo responder, es una necesidad; pero una necesidad que me hace dudar; es una pregunta maldita que debo responder, una pregunta que tuerce mis piezas sin tocarlas como ellos, solo con anhelos.

¿Que anhelo?....
¿No haber estado nunca ahí? ¿No haber sido usada nunca como una muñeca?
¿O serlo del todo para que no tener que anhelar o desear más....?
¿O no serlo porque eso solo es porque duele? ¿Ser como los demás entonces?
¿Por eso los miro?....

No sé, no se...... No sé,

O puede ser, ¿Pero que le digo a él? Me cansa, me duele; debo decirle la verdad pero eso me haría pensar en ella y dolería, dolería pensar en lo que realmente fui antes y todo lo que sentí mientras hicieron lo que hicieron con migo, si es que hasta ya se me escapa una lagrima de solo traer de nuevo el cómo se sintió allá.....

Y es que eso, que no me pregunten mas, deseo que no me pregunten; que solo estén con migo, que me tomen si quieren como su muñeca; pero que no me pregunten mas, que no me pregunten mas porque soy así o lo que fue de mi antes.....

Eso duele, dolió mucho y una muñeca a la que le duele no hace bien las cosas.....

Si tuvieses sentimientos sinceros, sentiría  que su corazón se encoge  al punto de desear contenerla, decirle con toda la torpeza e imprudencia del mundo que su situación mejorará e imponer soluciones tras otra. Pero Mikes no piensa de esa manera al no ser un humano, va más allá de esos sentimientos y expresiones nodistas; ahora puede entender cual es la lógica de Niniel  y como ella opera realmente su percepción de realidad.

Lamentablemente, Andrei es una máscara más de las tantas que posee, tal vez él habría cometido esa torpeza promedio que sólo conllevaría a empeorar la situación emocional de Niniel. Pero para buena suerte, no es ese mago que aparenta ser frente a ella; y sin embargo, un sentimiento extraño, aterradoramente desconocido empieza a emerger de él sin darse cuenta de ello.

-No tengo que tomarte para poder acompañarte y eso ya lo sabes-.

La observa atentamente a la vez que escucha como los thestrales van haciendo ese sonido que da a conocer su salida de escena.

-No te preguntaré por tu pasado, y te haré compañía si ese es tu deseo-.

Entrecierra los ojos y mira con cierta altivez ida ahora cada uno de los árboles.

-Pero si deseo pedirte algo a cambio, que podría ayudarte...sería importante para mi que lo tomes en cuenta ¿vale?-.

Escucharlo por fin me detiene, sintiendo de pronto un poco de calidez cuando dejo esa pregunta que me molesta, como si algo dentro de mi decantara hasta irse por mis pies; dejándome con esa sensación enardecida que se va de entre los huesos que me arman y la piel de muñeca que me adorna. Si él se daba cuenta de mis descanso iba a ser por mis ojos, pues ya no miraban de un lado a otro ocultando su confusión; si no que los podía dejar quietos, algo decaídos pero quietos mientras lo miraba a la altura de sus piernas.

¿Qué es? Pregunto mientras me enfrió, y es que me pasaba, siempre me pasaba; aunque en mi conciencia quería aceptar que tenía que ser así; algo en mi, en mi cuerpo temblaba y gritaba ante lo que pudiera ser; era siempre igual, como un grito desesperado ante lo que nunca acababa.

Esta muñeca no se qué quejara; aunque... por favor, has que no duela tanto; eso es todo lo que pide...
si sirve de algo.

Ya no sabía cuántas veces pedía eso, yo una muñeca lo hacía; pero es que dolía tanto, mucho por fuera pero más por dentro, allá había dolido mucho por dentro; cuando me quedaba sola en la pieza obscura, con las tocaciones de sus manos en mi piel, las heridas de sus flagelaciones o la presión de cuando se metían dentro de mí como único recuerdo; llorando, llorando lagrimas o solo gritos en mi interior.

Oh...no te dolerá, en absoluto

Comenta mientras la observa con esa misma tranquilidad y calidez, sin demostrar perturbación alguna en el comportamiento de angustia acompañado de va y benes anímicos capaces de desencadenar a una bestia oscura, cruel y despiadada con ausencia de emociones producto del ensimismamiento asociado a un trauma masoquista.

-Quiero que cada cierto tiempo visites a un amigo en el Diagon. Será en un día y hora específica...-.

La observa sonriendo con cierta torpeza mientras lleva la mano izquierda a la altura de la nuca, depositando los dedos para rascar dicha región con una calma que termina brindando un toque de niñez a su apariencia.

-Creo que puedes ayudarlo y él puede brindarte lo que deseas, y eso es alguien que pueda escucharte y estar ahí para ti-.

La observa con un tinte de seriedad que da a entender de ese carácter protocolar, de alguien comprometido y que cumple sus acuerdos.

-¿Te parece bien?-.

Me llevo una mano abierta al corazón cuando me dice que no va a doler, apretando mi garganta por un instante como si fuese a votar algo que me envenena; viendo en el esa tranquilidad y calidez que no había cambiado en todo este encuentro y es que eso estaba bien; pocos eran asi, pocos eran los que no mostraban temor, tristeza o desconcierto ante mis ojos de muñeca; y al menos el no lo hacía, el no me miraba como un objeto que desconcertaba.

Su petición me deja en silencio, pues no se parece a lo que ellos me hacían hacer con sus caras de disfrute; él no estaba obligando a mi cuerpo para que se pusiera como quisiese, no me estaba obligando a tirar mis manos hacia abajo porque quiere ver cómo me doblo, no me estaba obligando a gatear para burlarse, no me estaba obligando a estar inmóvil para poder recorrerme y apretar; no, el quería que fuese a ver a alguien a un lugar, algo distinto; algo que es no es parte de las tareas que me torturaban como muñeca.

Si, está bien....

Respondo tras un instante de duda, pues es que por eso mismo dudaba de poder hacerlo, no era una petición como las que tanto habían a usado para torturar mi cuerpo; era algo nuevo, algo que no sabía bien como iba a hacer para llevarlo a cabo, pues no sabía. ¿Me dejarían salir para ir allá? ¿Lo podre encontrar en el lugar? ¿Podre medir los días y las horas para saber el momento?... Me hacía pensar, no como ellos que solo me convertían algo que usar; y dudaba, dudaba en silencio, pero igual lo prometía... Porque soy una muñeca obediente o porque me llena de alguna emoción ¿Acaso?, una emoción buena al no tener que hacer una sumisión mas.

Iré, siempre iré....

-Fantástico, me alegra que puedas ayudarlo-.

Comenta manteniendo esa sonrisa encantadora y ese brillo cálido en sus ojos. Esta vez entrelazando los dedos de sus manos, como gesto que da a conocer el sentirse complacido.

-Solo hay una pequeña advertencia que debo darte respecto de él-.

Tuerce un poco el lado derecho de su labio, dejando escapar un pequeño suspiro meditativo.

-Es un hombre poco demostrativo emocionalmente, prácticamente un mimo es más expresivo que él. Por eso mismo no te asustes, es parte de su..."esencia"-.

 De repente da vuelta sus ojos para observar el cielo, como caen cada una de esas hojas que habían emergido de aquellos árboles de aspecto grueso, deforme y escalofriante como una maraña psicótica perteneciente a las pesadillas.

-Lo verás todos los viernes, en la tarde...a eso de las dieciocho horas en Cabeza de Puerco-.

Vuelve a observarla con esa misma tranquilidad.

-Lo reconocerás fácilmente, es él único que estará vestido de negro  y estará usando lentes de sol...-.

Podría preguntarle cómo. ¿Qué me haría hacer el otro para ayudarlo? Pero no, ya me había dicho que no me iba a doler, ya sabía que era una petición diferente para la muñeca y eso era suficiente. Si, sentía esa presión de la duda en mí, ese pensamiento que probablemente me perseguiría tiempo entero en el cual todo era un engaño para poseerme de nuevo; pero no, me apretaba; pero ya no debía preguntar más, no en este momento.

Está bien, lo intentare....
Aunque, ¿Qué tendré que hacer ahora? No lo se sentir muy bien, pero creo que el tiempo pasa...

Mi mano seguía a la altura de mi corazón, posada placida sobre mi pecho; y es que salir un poco de la tensión me había devuelto ese frio que como una segunda piel me enfría la mía, con mis cabellos meneándose por viento a los lados de mi rostro, delante en mis hombros y más bajo atras en mi espalda. El frio me hacía estar incomoda aunque no me moviera, pero ver mi cabello bajo el viento se me hacía... agradable; agradable porque en la pieza obscura nunca pasaba, pues ahi no corría ningún viento que lo moviera.

-Puedes llegar con media hora o cuarenta minutos de retraso. Si el tiempo llega a ser un dilema para ti-.

Un viento helado y fuerte se hace presente, moviendo muchas hojas al punto de llevar a Andrei a proteger su cabeza luego de colocarse aquella capucha. Dejando escapar un bufido de frío mientras se abraza así mismo con cierta torpeza, frotando sus antebrazos un par de veces-.

Ya no me sentía segura, si es que en algún momento la muñeca lo había estado; había dicho hacerlo, pero ahora que me hablaba del tiempo, del lugar y de que recuerde dudaba; lo debía hacer pero dudaba de poder... y es que era tan torpe a veces. Lo veo ponerse su capucha y liberar un pequeño sonido que contrasta con mi quietud en el frio, dándome cuenta de que yo no tenía nada como eso, solo mi uniforme de la escuela con la marca del tejón en mi pecho.

Esta, bien... Iba a decir de nuevo como única respuesta; pero no lo hago porque ya lo había hecho demasiado. Me doy vuelta y comienzo a caminar de regreso tras el, cruzando de nuevo un brazo por mi cintura para tomar mi otra muñeca bajo la túnica y apretarme un poco en un intento de sentir menos aquel frio que me incomoda.

.................

Caminamos, pasa un momento y unos pocos pasos. ¿Te preocupa que me dé frio? Le pregunto en algún momento, necesitada; como si en aquella pregunta la muñeca quisiese atisbar un poco de como la tratarían.

En ese momento el personaje deja entrever con cierta sutileza un quiebre, no de papeles y lo que haría realmente Mikes o Andrei, sino que en él mismo actor de aquellas dos caras parece experimentar un nuevo sentimiento. Posiblemente un nuevo rol.

Dando media vuelta para mirarla con expresión seria, quitándose la capa luego de apartar la capucha de su cabeza. Los pasos rápidos cortan la distancia presente entre ambos y con ambas manos extiende aquella capa de color oscura forrada en pelaje de lobo.

-Lo había pasado por alto...esta capa te podrá abrigar hasta que lleguemos a la cabaña de Hagrid-.

Dice en un tono cálido, manteniendo esa sonrisa tan característica en su rostro , tan característica en Andrei pero que resulta completamente ajena para Mikes.

Un espasmo me recorre entera cuando él me pone su capa, y es que cuando se acercaba mi corazón pareció querer pararse por la presión; sintiendo en mi cara el agobio de alguien que no se puede mover por más que quiera en ese instante, por mucho que esta vez si hubiese podido hacerlo a diferencia de cuando me usaban allá. No me toca, al menos no me toca; solo estoy con esa capa cuando retrocedo un par de pasos.

Yo... no era necesario, podía seguir. Respondo cuando vuelvo a respirar tranquila, sintiendo como ese frio que se mezclaba con migo se convertía lentamente en algo más cálido, que molesta menos aun con las palabras que la muñeca le había dicho a el. Y es que yo no quería pedirle abrigo, no me hubiese atrevido; y es que no, yo solo quería saber cómo me trataría.

¿Quieres que siga? Pregunto y propongo dando un tímido paso de regreso encontra de los que habia retrocedido antes y es que siempre estaba en lo mismo, sintiendo y quitando esa sensación que tira de mi piel como si estuviese tejida por hilos o recorrida por las manos que me manchaban.

¿Quien era el?.....