Only need the light when it's burning low [Luna Lovegood]

Me había enterado, así de simple. O quizá me habían contado la quinta versión distorsionada o un simple chisme que era una mentira y se había esparcido como pólvora por todo el colegio, pero allí estaba, en la enfermería, dispuesta a sacarle una sonrisa a Luna, o al menos para intentarlo, porque, de todos modos, no tenía ni idea de qué demos había pasado, sólo había oído rumores inconexos sobre una clase de pociones y sobre Morgan, frases dichas al aire y versiones de chismes que empezaban a perder credibilidad tan rápido como se esparcían. Lo único que tenía clase era que Luna estaba en la enfermería y si quería averiguar algo, tendría que ir a verla.

Entro a aquel lugar y todo me parece demasiado limpio y blanco. No la había pisado desde que la guerra había terminado y sin darme cuenta, había sido un lugar que había evitado demasiado celosamente. Era la primera vez desde Mayo que estaba en ese lugar que sólo me traía los recuerdos de las desgracias que habían acontecido en la batalla.

Me encamino hasta la cama donde descansa ella, un poco más al fondo, procurando no hacer mucho ruido porque no quiero que Madame Pomfrey me corra a la primera de cambio. Para ella sigo siendo una cría, una adolescente y no dudará en correr a cualquiera si con eso cree que mantendrá el orden y la tranquilidad para que sus pacientes puedan descansar tranquilos.

—Luna... —digo, para llamar la atención de la rubia.

Despierto.

Aún no entiendo. Me quedé dormida sin saberlo; quizás me desmayé. Al abrir los ojos, fue como si sólo hubiera pasado un segundo desde el momento que Jesse atravesó la puerta, desde el último instante en que vi los grandes ojos de Maddy envolverse en la oscuridad.

Siento pánico. Quiero pensar que ha sido una pesadilla, que al voltear veré a Maddy durmiendo sobre la almohada zumbante. Pero la realidad es tan cruda como las palabras de Jesse martilleando contra mi cabeza.

"No es tuya. Nunca fue tuya. No la mereces. Tu y tu novio..." Me llevo las manos a las orejas. "...harán que la maten."

Mi nombre llega a través de mis manos, provenientes de una voz familiar. Alzo la mirada demasiado rápido, una esperanza que se desvanece al reconocer a Susan, pero no lleva una bebé en brazos. Aún así, quizás...

-¿Está... está contigo?- Pregunto, bajando mis manos a las sábanas, arrugándolas sin apenas notarlo. -Maddy... Jesse te dio a Maddy. Di que la dejó contigo...- Voy murmurando cada vez con menos voz.