Reunión sorpresiva (Luna Lovegood)

Recordaba a Luna de años anteriores, ¿Cómo olvidarla? Siempre me había hecho sentir que no estaba tan fuera de lugar después de todo, ella y Lupin. Había recibido rumores, en ese entonces y ahora habían sido reconfirmados, de que era buena dando consejos y escuchando, algo que yo necesitaba bastante porque, por más que me lo propusiera, no lograba controlarme. Al contrario, parecía que cada vez era más y más difícil mantenerme a raya.
Le había enviado una lechuza para que me encontrara en los invernaderos a la hora del té, una lluvia serena pero persistente caía y hacía que el vidriado del lugar pareciera hecho de agua al tiempo que desdibujaba la realidad exterior. Había pedido un servicio de té para los dos que había dispuesto en una mesa de mármol flanqueada por dos sillas.
La verdad es que mi mensaje había sido poco elocuente y no estaba seguro de si me recordaba y si entendería para qué la estaba citando, aunque si no lo entendía al menos serviría para conocerla mejor, en el pasado había tenido pocas oportunidades de hablar con ella.
Tomé asiento a la expectativa, disfrutando de la soledad del momento, observando las lenguas de agua deslizarse por el techo abovedado y transparente.

Había recibido la carta, un poco extrañada de la cita. Pero no dudo en asistir, supongo que será algo importante.

Ahora, ¿de donde conozco a Luthien Flaneur? No recuerdo ningún Luthien en AD... Me asomo al invernadero con curiosidad, y al segundo siguiente...

-¡Achis!- Vaya, las plantas de pimienta han crecido más de lo debería. Se han descuidado un poco los invernaderos... Aunque también puede ser que esta pequeña lluvia me este empezando a resfriar. Espero que no, tendría que dejar a Maddy con Jesse hasta que se me pasara la gripe. Entonces veo la mesa, y a un hombre joven. -Hola. ¿Eres Luthien?- Pregunto con voz cantarina y sonrisa adormilada.

-¡Lovegood! -la saludo con una sonrisa -Salud -acoto luego de escuchar su estornudo, me acerco para presentarme -Sí, soy Luthien -le extiendo la mano -Te ruego me disculpes el atrevimiento que me tomé al escribirte, te agradezco el que hayas venido -le digo amistosamente, en verdad agradecía su buena disposición. -Por favor, toma asiento mientras te sirvo el té, que te sentará bien para calentarte un poco -le pido amablemente y le corro la silla para que se siente.
La muchacha tiene un je ne sais quoi que la hace interesante, ¿O será acaso el cabello blanco y la mirada soñadora? Parece una hija de la luna, quizás por eso su nombre, aunque a mi parecer me recordaba más a las hadas de los cuentos muggles.

Respondo con suavidad al apretón de su mano y me dejo guiar hasta la mesa, tomando asiento con curiosidad. Cruzo mis manos sobre mis piernas y lo miro con mi sonrisa perdida, mis grandes ojos curiosos estudiándolo y tratando de recordar. -No es primera vez que te veo.- Digo, al notar mejor sus facciones. -Slytherin, cierto. Oh, pero apenas si te vi, hace mucho. Creo que te graduaste cuando estaba en segundo.-

Observo el juego de te que hay en la mesa, y lo veo servir en silencio, notando su mirada. -Pero no sé como es que me recuerdas. ¿O no es que me recuerdas, sino que leíste mi nombre en los periódicos?- Pregunto interesada. -No vi ninguna razón para negarme a tu invitación, la verdad. Me agrada hablar con la gente. Es la gente la que no parece divertirse con hablar conmigo.-

-La verdad es que tengo fuentes entre los alumnos que me han dicho que eres buena con los consejos y escuchando, y eso es justamente lo que necesito ahora -expliqué sin rodeos -Quizás, si charlamos y nos conocemos un poco más no suene tan extravagante el que escuches mis problemas como me está sonando ahora -tercié y me reí un tanto -Y quizás yo pueda escucharte también -alcé las cejas.
Me siento en la silla frente a ella y miro la taza de té humeante -Empezaré por mí, es lo justo -balbuceé y mi mirada fue de la taza a ella un par de veces -Como ya sabes me llamo Luthien, fui alumno de la casa Slytherin cuando estuve en este colegio -comencé -Hace poco fui designado como el nuevo profesor de Pociones y es por ello que hoy me encuentro aquí de nuevo, ya que egresé hace algunos años de esta casa de estudios -proseguí -El meollo del asunto es que (y esto debe quedar absolutamente entre nosotros) mi naturaleza es semivampírica, ¿Conoces los rasgos característicos de mi especie, Luna?

Asiento y sonrío a sus palabras. Son lógicas, después de todo.

-No es necesario conocer toda la vida del otro para confiar sus cosas. Pero me agradará escucharte.- Le digo, interesada. Entre los muggles hay una especie de rito curioso donde se le habla a través de un cuarto de madera a otro muggle vestido de negro y le confiesan todas las cosas malas que han hecho en su vida, y luego salen más tranquilos. ¿Será eso lo que quiere hacer Luthien?

La naturaleza de su conversación no me defrauda.

-¿Un semivampiro? Oh, vaya. ¿De parte de madre o padre? No es muy común que los vampiros sean muy paternales, pero siempre puede haber sus excepciones, supongo.- Mis ojos se iluminan con interés. -Hum, bien. Puedes salir de día, aunque el sol te incomode y te puede causar alergia en la piel. Por suerte, Gran Bretaña está casi siempre nublado. Puedes comer cualquier cosa, pero de vez en cuando necesitas alimentarte de sangre, al menos un poco. El ajo no te afecta, pero da un terrible aliento. Eres más fuerte y rápido de lo normal, no puedes volar, ni volverte murciélago. A menos que seas animago. ¿También eres animago?-

Sonreí mientras asentía a su respuesta, realmente era una persona cálida y agradable, tal como me habían dicho. -Sí, todo eso es acertado aunque, personalmente, el ajo me da asco -repongo divertido, levanto la taza y me la llevo a los labios sintiendo un leve pinchazo producto del calor -Aunque olvidaste mencionar el encanto sobrenatural que utilizamos para manipular a nuestras víctimas, algunos le llaman el glamour -me reí dejando que mis colmillos apenas se vieran por entre mis labios -Y los colmillos retráctiles.
Soplé el té y tomé otro sorbo -Es cierto, los vampiros no son muy paternales y el que me procreó no fue la excepción a la regla -acoté con una mueca de tristeza y desdén -En fin, respondiendo a tu pregunta, no soy animago, a Merlín gracias; ya tengo bastante lidiando con mi naturaleza dual y freak como para agregarle algo más.
La lluvia afuera se torna más intensa y los relámpagos cruzan el cielo filtrándose por los vidrios, dibujando sombras fantasmales, iluminando su mirada celeste y su cabello hasta tornarlos casi blancos por un instante. Supongo que lo mismo me habrá pasado a mí con mi tez, que se habrá tornado aún más blanca y mis ojos aún más oscuros.
-Vaya, menuda tormenta eléctrica -suelto sonriendo de lado, luego vuelvo a nuestra conversación -Pero no solo te elegí como confidente por que tienes fama de ser talentosa escuchando a los demás -expliqué -Creo que tenemos más cosas en común de las que saltan a simple vista, Luna, ¿Puedo llamarte Luna? -pregunté  y crucé una pierna hacia un costado reclinándome en la silla -Ambos somos borders entre dos mundos y tratamos de aprender y sobrevivir con lo que nos ha tocado vivir.

-Cierto, lo del encanto sobrenatural... A veces lo olvido, ¿sabe? Ehm... no lo está usando en este momento, ¿o si?- Sonrío, sin poder dejar de admirar sus colmillos y su mirada oscura. La iluminación del rayo le dio un aspecto más sobrenatural aún, que resulta a la vez sobrecogedor y atractivo.

-Nos tendremos que quedar aquí encerrados un rato, supongo.- Digo al notar la fuerza de la tormenta que se desarrolla a nuestro alrededor. -Puede llamarme Luna, por supuesto. Aunque no sé si yo pueda llamarlo Luthien... o profesor Flaneur. ¿Profesor durante clases, pero Luthien en este momento?- Pregunto con curiosidad, dando vueltas a la cucharilla en mi taza de té. A sus palabras lo miro sin entender muy bien a lo que se refiere. -¿Borders? Lo siento, creo que no entiendo a que se refiere...-

Una sonrisa entre feroz y seductora emergió de mis labios -No, no lo estoy usando ahora -me reí elegantemente y me erguí un tanto en mi asiento -Por lo menos no concientemente, eso suelo reservarlo para mis víctimas -deslicé sonriendo de lado, atrevido, testeándola. A veces me gustaba jugar un poco al gato y al ratón. -Parece que sí estaremos encerrados aquí, ¿no te sientes incómoda verdad? -pregunté -Me haría sentir terrible el saber que te he incomodado, no debes temer ningún daño de mi parte, no soy una amenaza para ti -aclaré, por si no era obvio. Aunque sí era una amenaza, siempre lo sería para todos aquellos que no eran de mi raza (o media raza) pero ella no tenía por qué preocuparse ahora.
-Luthien está bien para momentos como este -asiento a su deducción, -¿alguna vez  te han dicho que tienes un hermoso nombre Luna? Y se ensambla idealmente con tus ojos, tu cabello y tu piel, una Venus nacida de los ciclos del astro nocturno -la halago, es una bella criatura, por dentro y por fuera, se nota en su mirada inocente, tan inocente que quisiera arrebatarle un poco de ese brillo para mí.
Me senté sobre un lado y junté mis manos sobre la mesa -Con border me refiero a que pareciera que estamos siempre en el límite entre dos mundos, perteneciendo a ambos y al mismo tiempo tratando de aprender y captar de ellos lo mejor para nosotros -esperaba que mi exposición fuera lo bastante clara.
Tomé un plato con masas dulces y se lo ofrecí -Y con respecto a nuestra vida entre mundos... Estoy teniendo problemas con ello en este momento, serios problemas -declaré con evidente preocupación.

-Mmm... no, no estoy incómoda. Que seas semi vampiro no quiere decir que me quieras como cena. Ahora, si fueras vampiro, seguro pensaría de otra forma.- Admito, aceptando una de las pastas.

-Oh, gracias por los halagos. No sé si hermoso, pero lo han encontrado curioso. Además, sacan muy buenos apodos.- Le doy un mordisco a la pasta dulce, escuchando su explicación. Supongo que tiene razón al considerarnos ambos borders, aunque el camina más entre dos mundos que yo.

-¿Problemas? Hm... ¿Como problemas entre encontrar un balance entre ambos, quizás?- Considero, pensativa, inclinándome un poco sobre la mesa al notar que la preocupación en su mirada es genuina. -Bueno, cuéntame de que se trata e intentaré aconsejarte... Si es lo que quieres, ¿no?-

-Exacto -esbocé una media sonrisa -Suelo tener un control bastante bueno de mí mismo pero desde que llegué aquí me cuesta mucho mantener a raya mi lado oscuro, por decirlo de alguna manera -expliqué -Pareciera que mi ansiedad de sangre aumenta y... mis impulsos son más fuertes, en todo sentido -... quizás le estoy contando demasiado. -Y me gusta mucho este trabajo, no quisiera perderlo por meterme donde no debo.
Suspiro y miro por la ventana, contrariado por mis propios pensamientos. ¿Qué hago con Louise? O mejor dicho, ¿cómo hago para que lo nuestro permanezca en secreto hasta fin de año? Todavía no sé porque no la puedo hacer a un lado como hice con las otras mujeres que pasaron por mi vida, aunque no quiero estar sin ella tampoco.
-Voy a confesarte algo muy personal y terrible -dije tomándome un minuto para mirarla a los ojos -Pero debes prometerme que lo mantendrás en secreto -pedí con seriedad; ¿de verdad iba a contarle eso? Sí, claro que sí. Eso mismo era lo que me hacía sentir tan mal.

-¿De verdad? ¿Te sucedía ya cuando estudiabas aquí, o es algo nuevo?- Pregunto tomando interés en su historia, realmente nada asustada de la parte de "ansia de sangre" y el hecho de que estuviera reunida con él, a solas, sin poder salir y sin que nadie supiera que yo estaba allí...

Cruzo mis manos bajo mi barbilla, inclinada levemente hacia él, al verlo ¿preocupado? ¿nervioso? Evidentemente, confundido. -Puedes confiar en mi, no diré nada.- Le sonrío, alargando una mano para darle una palmadita suave sobre sus dedos y espero pacientemente su pequeña confesión.

-Bueno... -me detengo, todos mis instintos me están gritando que permanezca callado, mas la necesidad de confesar es más profunda que mi instinto de supervivencia, el mismo que me confina al silencio sobre mí mismo la mayoría de las veces.
-El primer día que llegué aquí me crucé con una muchacha que luego resultó ser una alumna -comencé notando mi respiración más pausada, todo lo contrario de la intensa agitación interna que experimentaba en ese instante -Y su sangre tenía un perfume tan intenso y su actitud era tan coqueta que me fue imposible no hacerla mía, fue algo imperioso, acuciante, no tenía mucha sed de pero al percibirla me obsesioné con ella hasta que la tuve. Ella no recuerda nada, quizás lo tome como un sueño extraño, pero... hacía mucho que no hacía algo así, influir  en alguien para que ceda ante mí, por lo general busco seducir, no coaccionar... y por lo general tengo más autocontrol, no sé qué me pudo haber pasado.
La verdad es que no me lo terminaba de explicar. -Me siento terrible, cuando lo pienso una y otra vez cada vez me parece más incorrecto y perverso -hago un silencio, breve pero significativo -Como sabes los vampiros están inclinados naturalmente a la perversión, pensé que al ser mestizo no iba a sufrirlo tanto, aunque sí, hay una atracción hacia ello... A medida que me acerco a la madurez va in crescendo.-gesticulé elegantemente con la mano.

-Hum...- Murmuro pensativa, mirándolo fijamente con mis manos alrededor de la taza de té. -Dices que la tuviste... Asumo que te refieres en carácter sexual más que simplemente el hecho de alimentarte de ella, ¿no?-

Alcanzo una de las pastas con mis dedos. -Es decir, usaste la palabra "tener", no "beber" o "morder". Además que hace un minuto me has dicho que estos impulsos "perversos" son mas fuertes, e hiciste énfasis al decir "en todo sentido".-

Mi mirada no es acusadora, sino curiosa. -¿Es muy menor?- Pregunto, tomando un sorbo del té. -Eso más que todo pudiera afectar en la parte de los padres. Ya de por si hay escándalos por estudiantes acostándose por todo el castillo, embarazos prematuros... Agrega a eso que sea profesor/alumno, y seguramente cerrarían Hogwarts si pudieran. De nuevo, yo no pienso decir nada y es evidente que tú tampoco, y si esta alumna no recuerda, no hay de que preocuparse. Ahora, ¿usualmente tienes alguna manera de contener estos impulsos? Pudieras intentar mascar algo.-

-Sí, fue sexual también -admití sin tapujos -Pero no fue una violación, solo manipulé un poco la situación... si ella no me hubiera deseado yo no lo hubiera hecho  -aseguré, aunque no estaba totalmente seguro de hasta dónde hubiera usado mis poderes de persuación o de ilusión para manipularla.
Permanecí en silencio unos segundos antes de proseguir, procesando sus palabras -Mmmm, creo que tiene 16 o 17 años, ¡Merlín! Esto es un desastre... No debería haberlo hecho -me lamenté -Sé que las posibilidades de que esto se sepa son pocas, lo que me molesta es que no pude tener control de mí mismo -manifesté descorazonado.
-¿Mascar algo? -inquirí con una media sonrisa -¿Tienes algo en mente o lo dices por decir? -la propuesta me parecía jocosa, quizás resultara... -¿Te refieres a mascar chicle o fumar? -casi me reí. -Hay un impulso destructivo muy grande en mi interior motivado por una confianza desmedida en mí mismo y en mis poderes sobrehumanos... Imagina cómo serán de intensos estos impulsos en los vampiros que no son mestizos como yo -sostengo -Manipular los deseos de las personas, alimentarte de ellas impunemente o hasta matarlas -declaro -Quizás sea la percepción de que somos más poderosos o superiores, aunque no sea verdad... -suspiro. -Hay cierto prohibido encanto en saber que puedes obtener casi todo lo que deseas, aunque personalmente siempre simpaticé con la idea de ganármelo por mí mismo... Tener todo servido se me ocurre aburrido. Por eso es que me abruman estas sensaciones y no sé cómo manejarlas.