día nublado (libre)

Ya hacia un tiempo que me venia sintiendo encerrada, cosa que no me gusta para nada, detesto la sensación de estar cautiva o atrapada por algo, pero después de todo tenia sentido, yo nunca había vivido en un lugar, quiero decir, cuatro paredes y un techo y mucho menos con tantas personas a mi alrededor y mucho menos con tantos magos a mi alrededor.
Las nubes tapaban el sol y quise aprovechar eso para poder salir un rato, no sabia cuando seria la ultima vez que podría salir del castillo sin llevar protección de algún tipo, de cualquier forma llevaba un poco de ella, por si las dudas.
Usualmente, saldría de noche que es más seguro, pero el día estaba nublado y sombrío , un helado aire corría a gran velocidad y una tormenta parecía acercarse a lo lejos, amaba ese paisaje y si tuviera sangre en las venas de seguro me estaría hirviendo. Por eso me puse a correr a gran velocidad, no es como si fuera a cansarme, pero me gustaba la sensación de esforzar mi cuerpo.

Hay que pensar muchas cosas cuando tienes una personita más a quién cuidar. Por tanto he cubierto a Maddy con chaqueta y suéter por si llueve, y le he puesto un encantamiento para que el agua le rebote antes de tocarla. Parece una gran pelotita color rosa y azul, mi preciosa bebita.

La llevaré a conocer el Bosque. No nos adentraremos mucho, pero si lo suficiente. Después de todo, en su sangre está el amor a la naturaleza por parte de madre... biológica y de préstamo. A mitad de camino, una figura rubia pasa por mi lado, tan rápido que debo detenerme un segundo. Debe ser nueva, no me parece haberla visto antes. Y parece dirigirse al bosque. -¡Hola!-

¿Me habrá escuchado? Avanzo tras ella llevando a Maddy en un bolso-canguro. -No debes entrar al Bosque sola, es peligroso si no lo conoces. Espérame un poco y voy contigo.- Le ofrezco. Después de todo, iremos al mismo sitio.

Tengo suerte, mucha mucha suerte, principalmente de no haber estado corriendo a ninguna velocidad que un humano muy atlético no pudiera alcanzar, aun estaba solo calentando de hecho y digo esto porque podría haber jurado que no había nadie alrededor y que podría estar a mis anchas.... me emocione demasiado, nuevamente, las emociones demostraron ser un peligro para mi.
Me detuve apenas oí la voz de la otra chica.
-Oh... Hola-
Me acerco un poco más a ella, no soy la persona más sociable del mundo es cierto, pero quiero parecer normal.
-Ah...gracias... es que no eh tenido oportunidad de salir desde que llegue, me empezaba a asfixiar-
Al hablar notaba bastante fuerte mi acento bielorusso, no conseguía quitármelo.

-Sé lo que se siente. No importa que tan amplios sean los salones, y que tan curiosamente alto sea el techo del Gran Comedor: a veces parece muy pequeño.- Le respondo con una sonrisa, y extiendo mi mano hacia ella. -Soy Luna, Lovegood.-

Señalo a la bebé que sostengo con el bolso-canguro. -Ella es Maddy. Quería mostrarle las hadas, si es que no intentan comernos esta vez.- Vuelvo a andar hacia el Bosque junto a ella. -¿En que año estás? ¿Vienes de transferencia? ¿Eres realmente de Durmstrang pero te has puesto uniforme de Hogwarts para infiltrarte y conocer las tácticas de vuelo de los alumnos y ganarnos así en el Torneo de Quidditch?-

-Si, es verdad- Esa parte era cierta después de todo, yo realmente me sentía atrapada ahí adentro con tantos ojos a mi alrededor -Ekaterina Petrova- Respondí dándole la mano.
Sonreí a la bebe, si, aunque no parezca yo puedo sonreír; me alise la coleta del cabello un poco la sentía despeinada aunque aun así mi cabello casi siempre esta muy lacio.
-Vaya... -acompañe de una risita- Estoy en 6to año y no, no vengo de transferencia, por lo que no soy una espía ni nada por el estilo.
Je... bueno, dentro de lo que se puede decir, no es como si estuviera siendo la persona más sincera en este momento.

-Oh, de acuerdo. Es primera vez que te veo.- Sonrío. -Estás un poco fría, ¿quieres que te preste un abrigo? Tengo muchos, de Maddy, pero creo que con hechizo de engrandecer podría quedarte.-

Busco en el pequeño bolso de pañales de Madison, y saco un abrigo pequeño en color rojo. Tomo mi varita de la oreja y la apunto a la tela. -¡Engorgio!-

El abrigo crece un poco más, quizás un poco más de lo que esperaba. -Oh, vaya... Pruebalo si quieres, pero quizás sirva más para Madame Maxime que para ti.. o lo puedes usar de vestido, si lo entallas un poco...-

No pude evitar soltar una risita medio nerviosa, por un lado me daba algo de gracia ver al pequeño abrigo crecer pero por otro lado no consigo quedarme tranquila al ver a un mago con su varita en mano, no puedo, realmente eh visto muchos magos con varitas y todas y cada una de esas veces me eh puesto a la defensiva o nerviosa o titubeando. No tengo porque hacerlo, necesito relajarme un poco, no es como si ellos pudieran hacer algo que yo no.
-En realidad no tenia frió pero.... gracias de todas formas-
Intento ponerme el abrigo que aunque me queda enorme aun me sirve un poco.

-¿De verdad? Vale, pues entonces hay algo raro con tu temperatura.- Termino de decir encogiéndome de hombros, volviendo a avanzar hacia el bosque. Coloco de nuevo mi varita sobre la oreja izquierda, acunando a Maddy con mis brazos, aunque está muy despierta, curiosa a todo lo que nos rodea.

-¿Empezaste este año? Si no es así, perdona que no te recuerde de antes. Casi no me relaciono con la gente, dicen que estoy un poco loca.- Parpadeo dos veces, con mi expresión de sorpresa eterna. -Y el último año ha sido muy agitado como para poder conocer gente.-

-Vengo de un lugar muy frío quizás sea por eso...-
Es bastante difícil sentir frío una vez que has nacido y criadote en Bielorrusia donde invierno es la única estación del año prácticamente y en mi "casa" no habían muchas estufas que digamos.
-Si, empece este año... llegue hace poco tiempo, aun no conozco a mucha gente, yo tampoco soy muy sociable así que casi nadie me conoce.
El cielo gris no parecía querer despejarse y una oscura nube se situaba muy lejos entre las copas de los arboles, tendríamos un tiempo todavia. Aspire fuerte el olor del bosque, la tierra, las plantas, la humedad y el viento fuerte salvaje, sintiéndome un poco más en casa.

-Ya. Bueno, ya socialmente conoces a una.- Le digo refiriéndome a mi. Miro a Maddy. -Bueno, digamos una y media.-

Llegamos por fin a los linderos del bosque. -Ven, tomemos este camino. Hagrid, el guardabosques, es muy amistoso, pero se empeñará en no dejarnos entrar si nos ve, sin una buena excusa.- Tomo el lado contrario al que lleva hacia la cabaña, internándome entre los primeros árboles, posando mi mano sobre cada uno de ellos mientras avanzo. Me gusta la sensación de la corteza en mis dedos, esas caricias rugosas y frescas. Me detengo un momento junto a un arbusto de cerezas silvestres.

-Esta es otra de las razones por las que me gusta venir por aquí: así no necesito traer algún aperitivo para cuando me de hambre. Prueba una.- Le sonrío, mientras comienzo a coger las pocas que aún no han sufrido las marcas del invierno. Aunque las cerezas heladas también son deliciosas.

Debo admitir que desde que llegue a este castillo nunca me había sentido totalmente comoda, pero ahora me sentia un poco más en casa, un poco más yo, claro que yo no soy este paseo pasivo esperaba poder hacer otra cosa, quiza hasta cazar algo, pero igualmente funciona. Tomo una de las cerezas que Luna me indica, sintiendo la escarcha en mis dedos y el fuerte olor a fruta, al provarla la encuentro bastante sabrosa, cosa rara porque no suelen gustarme las comidas humanas.
-Uhm... sabe bastante bien y eso que no suelo comer mucha fruta

-Deberías, es buena para la salud.- Le contesto con los labios manchados del jugo de las cerezas, que me he metido unas cuatro o cinco a la boca. Muerdo una por la mitad y apoyo la parte jugosa en los labios de Maddy, que empieza a reír y a pasarse la lengua por los labios.

-¿Entonces vienes de muy lejos? ¿Donde estudiabas antes?- Pregunto después de recoger en mis bolsillos algunas más de esa fruta roja, y retomo el camino. -Oye, si tropiezas con algo que no puedas ver, es posible que sea un thestral. Hay una manada amaestrada completa en este bosque. No muchos creen que pueden ser domesticados, pero Hagrid ha probado que es posible.-

Reprimi una risita cuando un poco del jugo de las cerezas quiso escapar de mi boca y lo ataje con mi mano.

-Si... soy de Bielorrusia, estudiaba en casa, es mi primera vez en una escuela.

Al escuchar sus palabras no pude evitar retener en mi mente la palabra "domesticado" ¿Qué tiene de bueno domesticar a una criatura? Mi semblante se volvio naturalmente más serio, es eso lo que me alienta a dejar la escuela, admitir que mi busqueda es inútil y volver a Bielorrusia, vivír aquí me hace sentír así... domesticada. O tal vez es que este mundo tan nuevo y diferente del mio consigue eso con las criaturas ser más mansas... o pacificas... no lo sé, yo solo sé que no soy yo misma para nada aquí.

-Si, lo sé, pude ver un par de ellos en otra ocasión... pero no sabía que estaban domesticados.

-Ah, ¿a quién viste fallecer?- Le pegunto, al escucharla mencionar que ha visto los thestrales. -Bueno, es la única forma en que los dejen permanecer aquí en terrenos escolares. Un thestral que no sepa de humanos podría intentar atacar a uno de los niños. O eso es lo que teme el Ministerio. La verdad, son las criaturas más dóciles del mundo, e incluso son muy afectuosas.-

Llegamos a un claro pequeño, bastante más oscuro. -A partir de aquí hay que ser más cautelosos. A veces hay arañas gigantes. Son las hijas de una Acromántula que vivió en los terrenos muchos años, pero no son muy amistosas.-

Me siento en un viejo tocón cubierto de musgo, apoyando a Maddy en mis rodillas. -Bielorrusia es muy lejos. ¿Por qué Hogwarts? ¿Durmstrang no hubiera estado más cerca?-

Su primera pregunta me saco totalmente de contexto, en la vida me hubiera imaginado que me iba a preguntar algo así.
Se escapo una risa nerviosa.
-Bueno... es una historia complicada- Tenia diez años, se habian llebado a mis padres hace poco y tenia muchisima habre- Cuando era niña, una vez, me fui al bosque sola... me interne mucho en él y me encontre con un cazador herido -fue la primera vez que tuve que beber de alguien vivo- intente ayudarlo... -hubiera sobrevivido si lo hubiera hecho- pero no pude hacer nada...-Me lo comi... tenia tanta hambre, tenia que hacerlo y vivo no lo podia dejar.
Apartir de esa vez fue una tras otra.

- ¿En serio? Vaya... este bosque esta más repleto de criaturas de lo que parece....-

Me recuesto contra un arbol cerca de ella, sintiendo la sensación de la madera contra mi piel.

-Mis padres obtuvieron un trabajo aquí... no querían que fuera a la escuela, pero no pudieron encontrar profesor...-

-Vaya. Es una lástima que hubieras tenido que presenciar algo así. Pero al menos no fue un familiar.- Le digo con una sonrisa.

-Si te soy sincera, no sé cuantas más criaturas pudiera haber en este lugar. Los centauros impiden el paso a partir de cierto punto, y a veces puedes encontrar Lazo de Diablo que intentará atraparte si no tienes cuidado. Aún no he escuchado del primer alumno que haya desaparecido dentro del Bosque, al menos no desde que Hagrid está cuidándolo. Pero siempre el director, o en este caso la directora este año, advierten los peligros que pueden haber aquí.-

Miro hacia el techo de hojas sobre nuestras cabezas, donde apenas se puede distinguir el cielo gris. -¿Y qué te parece Inglaterra hasta ahora? ¿En que trabajan tus padres?-

Si hubiera tenido sangre que mi corazón repartiera a mi cuerpo estoy segura que este estaría a mil, porque esa pregunta me pareció difícil por más, pero ella no pareció sentir nada extraño o por lo menos no me lo demostró, deje salir un suspiro cansado, intentando relajarme un poco y escondiéndome detrás de mi inexpresivo rostro una vez más.

-Vaya... este bosque resulta más interesante de lo que pensé, si sigues hablando de eso no consegiran sacarme de aquí-Dije con un ligero tono de broma que me pareció algo raro.

-Bueno... eh....- Buscaba la forma de salir limpia de otra pregunta complicada acerca de mis padres ¿Por qué a todo el mundo aquí le fascina tanto hacer preguntas? Estaba elaborando a la velocidad de la luz una excusa perfecta para ello, cuando mis instintos decidieron despertar y hacerme notar que esa relajada charla con una bruja me distraía de lo que habría notado en otra ocasión... algo cerca nuestro, siempre podía ser una de las criaturas que ella menciono las cuales ¿Pero seria peligrosa o no? Aspire hondo, no olía nada raro, sea lo que sea o se oculta bien o no esta tan cerca, entonces un pequeño ruido, un crujido, una mala pisada. Me quede en silencio unos segundos.
Estaba por dar por sentado que no era nada cuando una serie de pisadas llegaron a mis oidos - ¿Oíste eso...?-Susurro a Luna

Alzo un poco las cejas al verla de pronto inquieta, mirando hacia los lados. Yo, en cambio, no siento nada. O al menos, nada fuera de lo común a lo que he encontrado en este bosque antes.

Su susurro me hace elevar una ceja con curiosidad. -No he escuchado nada.- Susurro yo también. De todas formas, llevo mi mano de forma distraída hasta mi varita, pasando mi brazo sobre el cuerpo de Maddy en caso que tuviera que correr. Intento prestar más atención a nuestro alrededor, sin dejar de lanzar miradas curiosas a la chica.

Esta vez, sin embargo, puedo escucharlo, casi a la misma velocidad de mi respiración. ¿Pasos? ¿Humanos o de algún otro ser?

-Son unas pisadas muy discretas-Susurro a ella, mientras recorro silenciosa y casualmente a nuestro alrededor -¿Tienes alguna de idea de algo que pueda caminar por aquí?

No creía que la clase de cosa que intentaría matarnos estuviera aquí mismo, de cualquier forma no debería de ser un problema, aun con una niña Luna puede lanzar hechizos y a un vampiro no hay muchas cosas que se le puedan enfrentar, a no ser que fuera una de esas arañas gigantes o algo igual de extraño; mire rápidamente hacía arriba seguía nublado y mientras el clima se mantuviera así todo estaría bien.
Volví a oír un par de ruidos cerca de nosotros.

-Ahí esta de nuevo...

-Podrían ser centauros.- Le susurro, aunque poco convencida. Estamos algo lejos de su territorio, y los centauros son de los que se apresuran en dejarse ver, ya sea mostrando su presencia o lanzando una flecha de advertencia. Ni uno ni otro ha sucedido. Y ese sonido es más bien de algo que acecha.

-¿Sabes que podría ser? Un vampiro.- Digo, entrecerrando mis ojos. -No que haya visto muchos, pero con el día como está hoy, así de oscuro, no sería extraño que estuviera alguno de los vampiros que sobrevivieron de la Batalla de Hogwarts y se adentraron en los bosques. Sólo espero que no se estén alimentando de los unicornios, son una especie en extinción.-

Una ráfaga fría me recorrió el cuerpo cuando la escuche pronunciar la palabra vampiro ¿Vampiros hay vampiros en los bosques de Hogwarts? Nunca antes me había adentrado tanto en ellos pero... ¿Qué clase de vampiro viviría en los bosques de un colegio para magos? Uno que no tiene escrúpulos en beber de niños todos los días, carajo si Luna tenia razón me terminaría enfrentándome a un psicópata ¿Por qué no tienen las agallas de beber de un hombre hecho y derecho que pueda defenderse? Cerre mis ojos unos segundos.

-Descuida no se alimentan de unicornios... se alimentan de ti-Digo en un tono más frío del que me abría gustado-Espera un segundo...-

Vuelvo sobre mis pasos muy despacio si era un vampiro no quería involucrarla, seria una bruja (yo no le tengo gran simpatía a la comunidad de magos y brujas) pero era solo una chica y llevaba una bebe enzima, además si lanzaba un hechizo de sol o algo similar no habría solo un vampiro afectado.
No abría caminado más de seis o siete pasos cuando lo escuche... un jadeo, un hombre vampiro de unos cuarenta apariencia andrajosa y cara de estar desesperado, el muy idiota estaba tan sediento que ni había notado que era una de los suyos. Pero debo proteger a los más necesitados y no es este idiota ahora, sobrevivir era su problema y eligió la forma más deshonrosa; así que solo me lanzo sobre el con toda mi fuerza...

- ¡Hijo de...!-El muy maldito me había mordido el brazo, pero yo seguía intentando doblar su cuello

-Buen punto.- Respondo a sus palabras, antes de verla desaparecer, con curiosidad. ¿Tenía que estar asustada? Supongo. Pero no por mi, sino por Maddy. No quería que ningún vampiro la tuviera de aperitivo. Bien pensado, creo que debo dar por terminado este paseo. Saco un trozo de pergamino y pluma, anoto una pequeña nota para Ekaterina diciéndole que tuve que irme y que tuviera cuidado, tomo mi varita y me voy regresando sobre mis pasos, intentando ignorar los sonidos a mi alrededor que parecen siseos de ataques silencioso.

Salgo ^^: