Al Final del Agujero [Dennis]

No le pareció extraño que el lugar al que atravesara fuera precisamente allí, bajo el árbol de siempre, a orillas del Lago.

¿Cuántas veces no había intentado fotografiar al calamar, o se había sentado junto a su hermano a contemplar la oscura superficie? Parecían recuerdos de otra vida distinta, al recordar el reflejo de la sonrisa de ambos sobre el agua.

Oteaba al horizonte, con una mano en el bolsillo y la otra sobre su cámara, que fiel a él, parecía también haber sido capaz de cruzar la barrera entre vivos y muertos. Cualquiera que viniera desde el castillo notaría aquella figura semi cubierta por la sombra de aquel árbol, sería difícil distinguir si era real o una simple ilusión.

-Vendrá.- Se repitió mentalmente. Debía estar cerca, no sabía que clase de reacción podría ocasionar en Denn, pero no podría descansar hasta estar seguro que estaba bien. Para callar esa imagen que seguía gritando su nombre a través de sus recuerdos.

El lago siempre me aclara el pensamiento, sobre todo cuando estoy tan confundido con la realidad y la mentira, con la ilusión y no sé qué pasó, porque en realidad... Nadie la recuerda. Nadie. Pero yo sé que estuvo allí y que se paseó por los pasillos con la túnica de Hufflepuff y que tuvo amigos y una hija y todo el mundo asegura que murió hace mucho. Mucho... ¿cuánto es mucho? ¿Un año? ¿Seis meses? ¿Dos semanas? De repente se esfumó y todo el mundo asegura que murió la noche de la batalla. Curioso.

Sé que podré meditar en el lago y bajo, saltándome las clases y quizá doce normas, pero no me importa. McGonagall me lo perdona porque conoce mi situación, pero si me conociera de verdad no me perdonaría ni una sola. Bajo casi corriendo hasta que distingo una figura en el lago, confuso por haber creído ver algo, me acerco un poco más y descubro que conozco el cabello que me da la espalda, y esa manera de pararse y todo...

¿Estoy alucinando? Me acerco un poco más. Un paso más, otro más, convencido de que tarde o temprano desaparecerá, pero no lo hace. Se queda allí hasta que me paro al lado de él y descubro que pese a todo sigue siendo sólo un poco más alto.

—Colin...

Es una alucinación. TIENE que serlo.

-¿Aún buscando consejos del viejo calamar, little brother?- Dijo el rubio con una sonrisa suave, aunque mantuvo la mirada fija en el Lago. -¿O me vas a decir que ya estás muy grande para eso?-

No volteó. Era mejor no hacerlo por ahora, que no lo mirara a los ojos. Porque entonces quizás se perdería el estado de realidad o ficción que había en ese momento; porque sólo en ese momento sería evidente que sus ojos azules no eran ojos sin vidas, perdidos. Muertos. Si lo miraba en ese momento, sería real.

Y, al menos por ahora, el una vez fotógrafo amateur, quería mantener en la joven mente de su hermano la fantasía de su muerte. Sólo por ahora. Después, quizás...

—Consejos... —me encojo de hombros, aferrándome a que todo eso es un sueño o una alucinación, porque no puede ser otra cosa. Pero no es la primera vez que veo a alguien regresar de la muerte pero... Colin, no, no puede—. Quizá. A veces me paro a pensar aquí. Todavía lo hago.

"Y quizá nunca sea capaz de dejar de hacerlo". Soy el sombrerero loco, sólo una manera de llamar al monstruo que un día me convertí, esa máscara de indiferencia con la que veo el mundo que me rodea. No tengo nada más, absolutamente nada más.

—¿Alguno que quieras darme? Porque el calamar gigante aun no habla, ¿sabes?

El rubio soltó una franca carcajada.

-Quizás. Pero, ¿harías caso a ello si lo dijera, little brother? Tal vez prefieras enseñar al calamar a hablar.- Separó la mano un instante de la cámara con la intención de colocarla sobre el hombro de su hermano, pero cambió de opinión, dejando caer el brazo a su lado. Lo miró de reojo. -Tomaste un camino difícil, Dennis. Lo sabes tan bien como yo. Un camino en picada sin cuerda de seguridad. Y me pregunto, ¿vale la pena?-

Por fin, se giro un poco hacia él, volviendo a apoyar su mano sobre la cámara para cuando llegara el momento. -Tampoco creas que estoy aquí para hacer de Pepito Grillo, que tú no eres un niño de madera. Pero veo que te ha empezado a crecer la nariz.- Se tocó la punta de la nariz con su dedo índice, aún sonriendo.

—No sé si le haría caso a alguien —acabo por responder después de pensarlo un poco, intentar aclararlo. He llegado al punto en el que veo a mi hermano muerto a la orilla del lago como una alucinación que no lo parece—. Más bien me aventé al vacío. Sin cuerda de seguridad. Sin nada. Si no vale la pena haré que lo valga, total, ya caí

Entonces, todo se queda congelado un momento, cuando se da la vuelta y me encara y parece tan entero como siempre. Mi boca se abre, pero es incapaz de decir algo, si quiera una palabra. Parece tan entero y sin embargo... vi su cadáver, fui a despedirme de él, vi como lo enterraban dos metros bajo tierra y aquí está, enfrente de mí.

—¿No eres... sólo... una alucinación? —preguntó sacudiendo la cabeza. Dice que me ha empezado a crecer la nariz, pero eso hasta yo lo sé. La cantidad de mentiras que digo en un día explotaría cualquier detector.

-Bien, harás que valga la pena... ¿Cómo lo piensas hacer?-

Retrocedió medio paso, en parte para poder verlo mejor y al mismo tiempo queriendo evitar el contacto que terminaría con la creencia de la alucinación.

-Quizás... ¿Comiste algo dañado en el almuerzo? ¿Un tentáculo de calamar?- Era muy pronto para desaparecer. Mientras más tiempo pasaba allí, más contundente se hacía la realidad de su existencia. Quizás un minuto más, sólo uno más. -No es importante. Lo importante ahora son los gritos. No es fácil el "descanso eterno" cuando tu hermano menor no deja de llamarte...- Dijo en tono bromista, sus dedos sobre el botón del flash. "Dime algo, que valga la pena escuchar".

—Alicia —respondo simplemente—. Ella lo vale. O lo valdrá...

No lo sé. Tengo que hacer que lo valga porque habré perdido todo sentido cuando no logre lo que quiero. Empecé por Colin, pero un día empecé a cuestionarme qué pensaría él de toda esa mierda y todo se fue bien lejos. ¿Vale la pena? No lo sé. ¿Seguiré haciendolo? Sí. Sin dudarlo. Ya estoy demasiado adentro de la madriguera como para salirme corriendo de ella. Ni siquiera deseo salirme.

Sólo deseo una cosa. Sí, tiene que ver con Niniel.

—Estoy seguro de que los elfos no hacen nada dañado... —respondo, pero la voz no suena tan segura. Quiero creer que es una alucinación—. ¿Los gritos? Te fuiste como si nada, ni siquiera dijiste algo como... adios... —me encojo de hombros—. Eras mi confidente. El calamar no responde tan bien como tú —respondo simplemente y luego intento buscar en sus ojos, pero no se puede ver claro. ¿Es o no es una alucinación?—. ¿Qué hubieras hecho tú?

-No estaba preparado para decirte adiós, little brother.- Contestó el muchacho, con una nota de tristeza. -Estaba convencido que sería un "hasta luego".-

Y así era. Había sido sólo un hasta luego, puesto que ahora estaba allí, de nuevo parte de todo. Y al mismo tiempo parte de nada. Negó con la cabeza. -¿Yo? No habría sobrevivido. Después de mamá y papá, sólo quedabas tú como razón para ser fuerte, y optimista.- Dennis estaba siendo mucho más fuerte de lo que habría sido él. -¿Quién es Alicia?-

—Eras la única razón para mantenerme cuerdo —le respondo, medio ácidamente, ante sus palabras—. Encontrarte muerto fue un golpe bajo... —espetó. Realmente era eso, la única razón por la que realmente me mantenía cuerdo, por la que tenía esperanza. Él se había encargado de que yo tuviera esperanza y al final la había perdido toda.

Pero toda. Y había acabado tan hondo en la madriguera que ya ni siquiera había modo de salir.

—Alicia es... una chica. Está rota... o algo así —respondo—. Creo que fueron los mortífagos los que le jodieron la vida. Se la jodieron pero bien.

-Ya veo. Me odias por morir. ¿Es eso?- Su tono resultó un poco burlón, pero no se rió. No era divertido, ni para Colin, ni para él.

Se apoyó de espaldas al árbol, flexionando una rodilla y poniendo el pie contra la corteza, mientras observaba el obturador de la cámara. -Una chica...- Giró la manilla para dar vuelta al carrete y posicionar una nueva diapositiva. -Los mortífagos jodieron muchas vidas, little brother. Sólo míranos.-

Colocó ambas manos sobre la cámara, apuntando hacia el horizonte donde empezaba a ocultarse el sol. -Si esta Alicia es tu bote salvavidas, no la dejes ir.- Le hizo un guiño. -Podrías presentármela un día de estos...-

Me encojo de hombros y desvío la mirada hacia el lago, que mi silencio conteste por mi, al menos de momento, porque no estoy seguro de si lo odio por morir o no. Simplemente, no sé que decir de momento y el agua no me devuelve la respuesta, aunque desearía que lo hiciera. Maldición. —No. Sí... No lo sé, Colin. Odio que me abandonaras... —murmuro, finalmente.

Lo veo moverse, ¿es o no es una jugada de mi cabeza? ¿Me estoy volviendo loco? Muchas preguntas que ni siquiera quiero responder. Así que me quedo con la vista en el lago, dandome cuenta de que sí, la guerra acabó con la vida como la conocía y me volvió lo que sea que soy ahora.

—Completamente jodidos. Tú muerto y yo... bueno... yo. Y Alicia... podría salvarme, pero ni siquiera se puede salvar a sí mismo... —hago una mueca—. ¿Cómo salvas a alguien que no quiere ser salvado, Colin?

-Esa es la pregunta universal, Dennis.- Contestó Colin dando un pequeño suspiro. -La que nos lleva a dudar si vale la pena realmente ser salvados.-

Se acercó de nuevo. -¿Es eso lo que deseas? ¿Salvarla a ella? ¿Qué ella quiera ser salva?-

Le miró de perfil un momento, antes de darle la vuelta para dejarlo frente a él, colocando sus manos sobre sus hombros y mirándolo a los ojos. -Piensa bien lo que deseas, little brother. Puede hacerse realidad.-