Patrullando [Melody-Libre]

Era una fría noche de invierno. Últimamente, el ministerio había estado insistiendo en que teníamos que controlar más el Callejón Knockturn, donde generalmente no entraba un alma honesta a menos que quisiera acabar mal, y habían estado mandando aurores allí a poner un poco de orden cada muy poco tiempo, así que era cuestión de tiempo que me tocara a mí, y por tanto cuando, aquella tarde lluviosa, mi superior me había encargado hacer mi redada nocturna allí, tampoco me había sorprendido demasiado.

Entré en el Callejón Knockturn con paso firme y desafiante, no dispuesto a dejarme amedrentar, pero de incógnito, pues tampoco había que tentar a la suerte e ir por el callejón gritando "eh, soy auror" sería totalmente irresponsable por mi parte. Prefería jugar con ventaja. Caminé lentamente por el callejón y miré fijamente a cada individuo/a que se cruzó por mi lado, hasta que, llegado a cierto punto, decidí que iba a continuar mi redada por un callejón donde había oído que había varios juegos sucios, pero en el que, al entrar, estaba desierto. No me importaba, sabía que tenía que inspeccionarlo, y así lo hice, pasando de largo de cualquier individuo que se me acercara con cara rara.

Decidido a no terminar ahí, me adentré cada vez más en el callejón, hasta que detecté a una figura de aspecto sospechoso -bueno, más sospechoso quiero decir- y me decidí a seguirla a través de algunos callejones, hasta que entramos en uno sin salida. Entonces alcé la varita.

—¡Descúbrete! —le ordené a la figura encapuchada.

"Yo no me apuraría, niño." Susurró una voz detrás, un suave Finite Incatatem siendo murmurado desde atrás de él por una voz femenina, lenta, como un suave ronroneo. No era de las mujeres más deseadas dentro de los pasillos de su ala solo por divagar y ser bonita de rostro. Ciertamente eso era algo que explotaba a cada posibilidad que tenía, era natural caminar contoneando, esa mirada afilada y leve sonrisa en los labios color de las fresas que tanto le gustaban.

Ese día había sido como la mayoría, aburrido. Y cuando decía aburrido se refería a que nuevamente Gringotts era atacado por alguien que era apresado por los Goblins, los aurores normales trataban de negociar el status de estos, mandaban aprendices de Aurores a hacer el trabajo de agentes entrenados. Claro, también cabía decir que el 50% de los aurores de todas formas estaban muertos, así que si no le daban responsabilidad a los novatos realmente estarían muy mal.

Fue por eso que lo detectó como ese pulgar golpeado que no importa que hagas, sabes que está allí. Esa firmeza de paso no era de alguien que pertenecía aquí, de hecho, ella y los chulos eran los que tenían ese tipo de paso confiado, nadie en su sano juicio entraba en Knokturn Alley sin miedo, sin pasos cortos y temerosos, sin la paranoia rondando porque las ratas de la calle huían de los tiburones del asfalto pero para eso se devoraban a todo lo que hubiera en medio.

No miraba a los que tenía a sus lados por mucho tiempo, realmente si se lo propusiera sería tan fácil robarle que apostaba ni lo notaba. La única razón por la que no lo habían abordado aun era porque las viejas del pasadizo simplemente sabían de la presencia de la hitwitch en la zona, por lo que mejor era no demostrar que estaban siguiendo con la mirada al hombre. Casi hubiera sido mejor que entrara con las túnicas de Auror así sabrían al menos a que se enfrentaba.

Sonrió, esas sonrisas que tantos dirían inocentes pero la realidad era que simplemente carecían de una función más que decorativa ya que no portaban ninguna emoción entre sus pliegues, solo para sacar la varita, murmurando bajo su aliento unas palabras: Corpusculum Caerulea.

No era un gran hechizo, era algo más práctico que otra cosa, pero claramente pudo ver que funcionaba mientras caminaba detrás con su relajado paso de siempre, viendo como seguía el cuerpo de sombras por los callejones hasta por si solo encerrarse. Estos novatos, se nota que era nuevo, otro podría haber notado quizá la ilusión o aunque sea desconfiar de esta.

Así fue como quedaron dos solitarios en un callejón, la platina a su espalda en su clásico conjunto de corssette de cuero y short negro bajo túnicas rojas de auror con vivos violeta que marcaban su status como bruja de asalto. La mirada clara buscando en el muchacho con cierto aburrimiento sobre el pequeño juego del gato y el ratón que había jugado sola apostando cuanto tardaría en notar su entorno.

Hasta que notó que fue ella quien debió deshacer la ilusión, no quería al chico gritando en medio de Knockturn a algo inexistente.

"No deberías estar aquí... Este lado de Knockturn no es para aprendices."

Me volví contemplando a la rubia y asomó en mis labios una pequeña sonrisa. Melody Winmüller, ya había oído hablar mucho de ella, pero no me asustaba lo más mínimo. Estaba bien tener miedo, pero el mío tras la batalla se había vuelto más ira y adrenalina que temerosidad a algo. Había luchado, y había sobrevivido, y pensaba recordárselo a cualquier mortífago, hasta que estuvieran todos encerrados en Azkaban, donde tenían que estar.

Contemplé a Winmüller fijamente, con rabia, sin importarme que estuviéramos en el Callejón Knockturn, porque sabía que en cuanto tardara en volver a la oficina, mandarían refuerzos y sabían donde estaba.

—Vosotros y vuestra manera de subestimar a los jóvenes. Creo recordar que la primera vez que Potter casi asesinó a Volvemort fue con un año —comenté y no pude evitar reírme—. El mago tenebroso más poderoso de todos los tiempos no ha podido con un adolescente ni una de las veces que lo ha intentado... ¿qué te hace pensar que tienes alguna oportunidad conmigo? —dije encogiéndome de hombros contemplándola.

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"Haces sonar un niño al que intentaron asesinar y tuvo mucha suerte como un héroe que levanto una espada y se defendió cuando tan solo tenía un año. Realmente deberías revisar to percepción de las cosas, hasta donde sé Potter destruyó el cuerpo del mago oscuro gracias a una magia fuera de su control." Replicó con esa sonrisa relajada que le caracterizaba, realmente no parecía importarle lo que haría Percival, de hecho, tras el juego era evidente que este chico era aburrido. Realmente no estaba pensando, y cuando el contrincante no pensaba solo se hacía aburrido porque solían meter el pie en su boca.

Lo dejó expresar su furia o lo que fuera que llamaran a esa emoción que se veía en su rostro con una sonrisa divertida.

"Hay varias razones por las que podría ganarte considerando todo. Pero quizá deje que lo averigües tu solo..."


Tiro iniciativa, Aunque supere, Melody no actuará aunque tenga iniciativa.

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Reí y asentí levemente metiéndome las manos en los bolsillos y contemplándola. No debía olvidar una de las cosas que enseñaban en la Academia de Aurores, que cada mortífago es una persona normal que no tiene ningún reparo para hacer cosas terriblemente malas, igual que un auror era un persona completamente normal sin ningún reparo en hacer lo necesario por acabar con un mortífago. Estaba claro cual había que temer.

—Tú eres la que no entiende... verás. Winmüller, sabía que había algo oscuro detrás de esa aurora tan simpática, y sé muchas cosas que tú ignoras, como Harry ignoraba su poder, pero no ignoro que yo soy mucho más de lo que tú crees. Y mientras esperes menos de mí de lo que soy en verdad, juego con ventaja, mientras que yo a ti... ya sé que esperar de ti, siempre he sospechado de ti —comenté y miré las estrellas en el cielo como si estuviera hablando con cualquiera. No pensaba dejar que una gota de miedo entrara en mis venas y me paralizara, estaba listo para cualquier cosa. Finalmente, miré a Winmüller de nuevo—. Por supuesto que podrías ganarme. De hecho, espero que estés cien por cien segura de tus posibilidades, porque nada más salga de aquí, voy a delatarte. Y voy a contarle a todo ser viviente quién eres en verdad, y vas a tener que huir del ministerio o quedarte y morir —comenté tranquilamente, manteniendo la calma, a medida que los minutos pasaban.

Chasqueó la lengua con diversión, llevando las manos a su espalda, enredando sus propios dedos detrás y solo quedandose mirando como si se tratara de un nene haciendo berrinche. Que de hecho, no estaba muy lejos de la realidad. Hablaba de cosas como si el ministerio no la conociera a fondo y hubiera hecho búsqueda exhaustiva de cada uno de sus orificios en busca de... bueno, suponía que eso no era en busca de nada.

"Ajas..." Se encogió de hombros sin siquiera escucharlo, observando la varita en la mano de él como si esto fuera un juguete que le estaba mostrando, inclinando la cabeza curiosa sobre que cosa ingeniosa se le ocurriría hacer este chico. ¿Sería de los que ruegan o de los que venden su alma a cambio de libertad? ¿Acaso realmente creia que le importaba lo que decía o que nadie sabía quien era ella?

Ah, cierto, creía que era una aurora... novatos.

Ni siquiera se daba cuenta que ya le había ganado.

Sonrió relajada, tomando su varita aunque no se encontraba en pose de duelo ni mucho menos, simplemente la estaba girando en el aire lista para hacer un hechizo.

La miré atentamente un tiempo, callado, contando los segundos. Ni sabía qué era lo que se suponía que estábamos haciendo, pero no importaba, no gran cosa realmente. Así que suspiré, asentí para mí mismo, sonriendo y sumido en mis pensamientos y contemplé mis zapatos en silencio en lo que esperaba algo. La chica estaba allí quieta, y no parecía estar interesada en charlar ni tener nada más que hace conmigo, por lo que me preguntaba, qué me impedía seguir con mis rondas tan tranquilamente. Sí era cierto que las vibraciones que tenía no eran exactamente agradables, que no me agradaba estar en compañía de Winmüller y tenía esa sensación constante de intranquilidad. Quizá por eso sospechaba tanto que no era de fiar, intuición o llamarle como fuera. Así que la miré y di un par de pasos hacia el final del callejón.

—A menos que tengas nada para mí, Winmüller, seguiré con mi trabajo. Y como no me fío de usted, seguiré investigando, y seguiré ambicioso de pillar tantos mortífagos como pueda, y si usted resulta ser una, lo descubriré, y yo mismo la pondré entre rejas así que rece por ser tan de confianza como todo auror debería ser —comenté tranquilamente, frente a ella, a punto de pasar por su lado—. Y sé que usted es mi jefa, pero eso, verdaderamente, no me importa gran cosa. Sabe, tengo intuición, todo el mundo la tiene, y me puedo oler a diez metros que usted no es alguien de quien me pueda fiar, y voy a averiguar el por qué porque hice un juramento para meter a las malas personas en Azkaban, incluso si eso resulta en apresar a mis superiores. Mi intuición no suele fallar, Winmüller —sonreí contemplándola.

"Tonto..." Suspiró, aun girando la varita para aparecer un Patronum. Un patronum que irónicamente era tan seductor y dañino como su creadora, una serpiente de unos 3 metros sin lugar a dudas que se quedó sentada extrañamente al lado de su dueña demostrando el control mágico de esta antes de que un hilo plateado fuera transferido de la mente de ella al animal que se dirigió a gran velocidad en dirección al cielo.

"¿Te das cuenta de que acabas de amenazar a una Hitwitch en su territorio? ¿Un lugar donde no tienes ningún aliado y solo hostiles? Y acabas de amenazar a la única persona que le interesa que cruces de regreso el maldito callejón con vida... ¿Sabes que? Allá tu. Si eres tan grande y valiente como para soltar amenazas y acusaciones, también eres lo suficientemente valiente como para lidiar con las criaturas y los habitantes del callejón incluyendo a los vampiros de la casa de al lado..." Le recordó con una sonrisa socarrona, encogiéndose de hombros y girándose para ir camino a la zona principal sin importarle realmente darle la espalda o que no le siguiera.

Las acusaciones eran lo que menos le importaba... de hecho, tampoco le importaría ir a Azkaban, pero no era tan idiota como para decir intenciones o deseos y mucho menos de amenazar a un posible aliado en un territorio desconocido y peligroso.

"Jum... tanta guerra y aun ni aprenden las leyes, que tonto..." Se encogió de hombros con un suspiro.