[Clase] El Zaino sin Alas (Alumnos)

Un nuevo día se acercaba y con el atardecer tras el largo esfuerzo del día anterior junto a Trix llegó la siguiente clase de Cuidado de las Criaturas Mágicas.

La profesora seguía con una ropa bastante similar a la de la clase anterior, corssette reforzado bajo una camiseta, short, calzas y botas militares que habían visto mejores días. Aun así eso no quitaba que estuviera sobre la reja que separaba a los alumnos de lo que había dentro... nuevamente bajo una burbuja de contención cuatro zainos esperaban con ocho patas pegadas al suelo. Los cuerpos tanto más chicos que los Abraxan eran marrones y las crines largas hasta el suelo estaban cuidadosamente trenzadas para que no se arrastraran aunque daban para algunos una visión algo ridícula de viejos bárbaros.

Como extra, ninguno de los animales tenían alas.

-Buen día, profesooooo.. ¡Ohhhh!- Exclamo al acercarme poco a poco a la cerca que indica el punto de separación entre los estudiantes y las criaturas, los ojos algo más abiertos de lo usual.

Curiosamente, soy la primera en llegar. -Pensaba que ahora que la clase no la da Hagrid, los alumnos estarían más animados a venir. Después de todo, lo de los Abraxas no estuvo mal. Mucho, mucho mejor que los Escregutos de Cola Explosiva...-

Me apoyo a la cerca para mirar a las criaturas que avanzan entre sus múltiples patas, sin que parezca que fueran a tropezar en ningún momento entre ellas. -¿Como se sentirá tener control de tantos miembros del cuerpo?- Pregunto en mi suave voz adormilada.

Iba corriendo pues creía ir tarde a la clase, al acercarme un poco más noto que solo hay sólo hay una estudiante por lo cual aligero mi paso para dirigirme hacía la maestra. - Excelente día para la clase ¿no?, buen día maestra. - Esbozo una sonrisa y miro a las criaturas que allí se encontraban.

Luego me dirijo hacía la única estudiante a parte de mi que estaba allí. - Buen día... ¿cómo es tu nombre? - Pregunto expectante.

"Lo sé, Luna... me imagino que no es fácil para muchos, aunque tenía esperanza tras la primer clase que varios más aun permanecieran en la clase." Confesó la profesora de brillante cabello verde en esta ocasión, como si ella estuviera algo enferma al ver que no había podido lograr que los alumnos trataran de llegar a tiempo... o llegar siquiera se suponía.

Trix ni siquiera había venido y era la que le había ayudado con los caballos en primer lugar.

"Hola, ¿primer clase? Soy la profesora Ophelia Duncan." Aclaró saludando con un gesto a la nueva incorporación a la clase. "¿Esperamos un rato más a ver si llega alguien?"

Miro con curiosidad a la chica nueva. Hupplepuff por sus colores. Creo que la vi en otras clases, pero había llegado en momentos delicados, como cuando Draco estaba envenenado en el suelo.

-Hola. Soy Luna Lovegood, de Ravenclaw, Septimo año.- Le respondo con una sonrisa que tiene mucho de etérea. Levanto entonces la mirada a la profesora Ophelia, llevándome un dedo sobre los labios, pensativa. -No me importa esperar, profesora Duncan. Quizás solo se perdieron de camino acá, o se darán cuenta que debemos pasar con buenas notas.-

-Usted lo dijo maestra, es mi primera clase, y soy nueva en Howarts. - Respondo el gesto de la maestra. -Por mi no hay problema en esperar un poco más, pues creo que tampoco debemos dejar que la clase se atrase.


Ahora me ditijo hacía la única alumna a parte de mi allí presente. - Bueno siendo así, Hola Luna, Mi nombre es Elisabett, estoy en séptimo año y soy nueva en Howarts, Y creo que seremos compañeras en varias asignaturas. - Esbozo una sonrisa y elevo mi mano para un apretón cordial con ella.

Con unos saltitos llegaba la alumna fuera de lugar por completo. O más bien era el hecho de que era la única que no tenía puesta la túnica aunque esta vez decidió que era mejor no resaltar tan violentamente como solía hacerlo.

Giró cerca de la profesora que le frunció el ceño como la primera vez, interponiendo una mano entre ambas para que no se atreviera a besar su mejilla antes de danzar entre las otras dos alumnas presentes, observando extrañada.

"Juraría que debería haber al menos uno o dos alumnos masculinos..." Comentó, pero comenzó a saltar sobre sus talones al ver que ningún hombre se acercaba antes de liberar su cabello con un sonido de placer, los ojos brillando, pudiendo relajarse al estar entre mujeres, aunque era evidente que el exceso de energía habitual para ella seguía allí.

Liberar las muy largas ondulaciones que cubrían más de la mitad del cuerpo de la criatura de ojos color cielo era un trabajo, sería una lástima que un hombre apareciera y debiera volver a ese... apretado nudo, que era para tratar de no llamar la atención.

"¿Que toca hoy?" Preguntó a las dos presentes.

"Louise Eisenberg..." Presentó a la bola de energía a su nueva compañera con un gesto de la mano siendo que apostaba la platina veela ni se había enterado de que había alguien que podría no conocer. "Aethonan... son caballos voladores que no poseen alas. ¿Alguna prodría mencionarme las características físicas de uno?"

Bueno, no se podría quedar esperando toda una vida a ver que era lo que hacían o no hacían el resto. Tenía 3 alumnas y lo bueno era que la veela podría posar en todo su esplendor para alguien tan curioso y conocedor de criaturas mágicas como era ella misma. Realmente era una desgracia no poder estudiar otras criaturas más de cerca ya que era bastante curioso ver una veela moverse con libertad estando rodeada de humanos.

De una forma u otra, tenía una clase que presentar y necesitaría bastante suerte...

Contesto al apretón de Elisabeth con una sonrisa. -Eso es seguro, incluso cuando vuelvan a separar los cursos por años.-

La llegada de Louise es siempre llamativa, y de nuevo siento ese extraño calor en mis mejillas mientras la veo acercarse, como aquella vez en Hogsmeade. -Hola Louise.- Le digo con dulzura, con mi usual sonrisa perdida quizás un poco más amplia. Al escuchar a la profesora, miro a mis otras dos compañeras antes de alzar la mano.

-Se caracterizan por ser más pequeños y recios, con una musculatura que los hace ver más ancho que altos. Cuentan con cuatro patas delanteras y cuatro traseras, y sus crines pueden llegar a tocar el suelo. Con este las madres Aethonan cubren a sus crías contra los climas de Irlanda e Inglaterra, que es donde pueden ser encontrados más frecuentemente. Las hadas también acostumbran robar trozos de sus crines y sus colas para hacer sus nidos, e incluso algunas muy modosas se hacen largas cabelleras con ellas.- 

Entre sus corridas había saltado sobre Luna y la había abrazado, pegando sus mejillas en una muestra de cariño que le era agridulce entre la confusión de lo que eran sus emociones, lo que debía, lo que sabía y lo que era. Pero allí estaba Luna, la persona que la quería sin causar daño alguno. Aun no entendía como la gente había sido tan cruel con la rubia, pero al final, ella misma había sido abusada por sus compañeros en esos mismos pasillos por lo que ninguna explicación sería suficiente considerando todo.

"En realidad en Alemania también hay pero son muy tímidos y no se asoman sin permiso..." Aclaró alzando una mano antes de dejarse caer y comenzar a mover sus piernas impacientes por correr en alguna dirección sin sentido. El cabello rubio platino parecía haber cobrado vida propia en algún momento, allí sentada se arrastraba por el pasto cubriéndolo todo. Realmente debería cortarse el pelo... pero era algo que se repetía demasiado seguido y nunca hacía.

Era raro ver la veela en todo su esplendor, el cuerpo delgado pero diminuto estirándose en el pasto sin prestar mucha atención a la mirada de la profesora mientras observaba a los caballos sin alas de largas crines trenzadas.

"Igual, sospecho que es porque alguien los llevó y alguno se le debe haber escapado porque hace más frío allí que en irlanda. ¿Realmente usan su cabello para proteger las crías? ¿No es poco? Digo... si llueve no debe ser muy cómodo...."

Me acerque a Lou nada mas llegar y le di un beso a Lou y otro a Luna sonriendoles
Despues me dedique ha hacerles señas a todos los gatos, lechuzas, sapos y demas animalitos para que se quedasen detras a una distancia prudencial, lo que para ellos eran 3metros como muy lejos.
Bueno suficiente, mire a la profesora y me encoji de hombros señalandole todo el bicherio que me segia.

"Muy bien, Miss Lovegood... a ver si alguna sabe, ¿que clase de cuidados podríamos llegar a necesitar tener con uno de ellos? Recordemos, cabello muy largo, ocho patas y una buena velocidad... Teoricemos sobre ellos... ¿cual creen que es su peso? ¿Que cualidad mágica les hace volar? ¿Que leyendas aparecen?"

Era una adivinanza salvaje esto, a ver quien atinaría más rasgos sobre el animal que tenían de frente. Las crines doradas caían hasta el pasto y allí se arremolinaban aunque permanecían pulcramente trenzadas desde el día anterior que con Trix habían tratado con estos animales.

"Y no quiero adivinanzas azarosas, quiero saber que dirían ustedes y el porque de ello..."