Agridulce [Astoria]

Por esta vez había dejado abandonada mi guitarra en la habitación, cambiando el uniforme por algo más casual. Miro el reloj "digital" en mi muñeca, que no era más que un reloj de cuerda hechizado para tener apariencia de objeto muggle. Admito que estaba nervioso, apenas si había probado bocado durante el almuerzo. Y varias veces había intentado captar la mirada de Astoria al otro lado de la mesa de Slytherin, pero la chica no había llegado a voltear.

Un cuarto para las dos de la tarde. ¿Quizás llegué muy temprano? Quizás no venga... Pero entonces estaría tentándome a ver si podía cumplir mi amenaza. Sería divertido perseguirla con la guitarra, cantando canciones viejas e inventando nuevas tonadas...

No, tampoco es la idea. Terminaría desistiendo al ver que no le intereso y allí quedaría todo. Diablos, en serio espero que venga.

Me miré en el espejo antes de salir de mi habitación, suspiré una vez y abrí la puerta.
Había elegido un vestido de gasa verde esmeralda corto, unas manoletinas blancas y un pequeño bolso.
Me peiné y me arreglé un poco, ese día mis ojos, de un color entre el turquesa y el verde esmeralda, brillaban mucho más de lo normal.
Bajé las escaleras de la sala común, agradeciendo mentalmente que no hubiera nadie.

Debía de reconocer que estaba nerviosa, me crucé de brazos y caminé por el pasillo con dirección a la entrada.
Samuel era un caso, en poco más de media hora habíamos tenido una extraña conversación y me había "besado".
Enrojecí un poco al recordarlo...¿Por qué me había quedado quieta? Me había hecho parecer estúpida!
Samuel: 1 Astoria: 0
Sin embargo, yo también podía jugar a ese juego.

Llegué a la entrada y miré a mi alrededor, me di cuenta de que Samuel estaba de espaldas y me acerqué.

-Eh..¿Hola?-Dije

Reconocí la voz de inmediato, sonriendo. Era difícil olvidar esa voz cuando me repetía una y otra vez el momento es que se había subido a la mesa y había empezado a cantar con tanta emoción.

-¿Que tal, chic--? Woaow- No, no me lo esperaba para nada. Había supuesto que se pondría algo coqueta, e incluso creí que sería capaz de ponerse lo más feo que encontrara a ver si yo perdía el interés. Pero no, en vez de eso estaba vestida de tal manera que me sentía demasiado informal, jodidamente informal y desarreglado en comparación. Sonreí atontado, llevándome la mano a la cabeza en un tope intento de arreglar mi cabello. -Te ves.. en serio, me dejas sin palabras...-

Cuando logré salir de mi estupor, le ofrecí mi brazo. -Ya que aceptaste salir conmigo, vamos a hacerlo bien.-

-¿Debo tomar ese Wooou como un cumplido?-Dije sonriendo un poco-Pues gracias
Le observé durante unos instantes, era extraño verle vestido sin el uniforme, pero no estaba...nada mal.
-Tu también estás...-Busqué una palabra-Bien!...Quiero decir...estás muy guapo-Dije algo colorada.
Me agarró del brazo para caminar y alcé una ceja.
-Eh! Esto no es una cita, no te hagas ideas raras!-Sin embargo, no me solté de su brazo.
Caminamos hasta los carruajes y entramos en uno que estaba vacío, frente a frente.
-Y bueno...has planeado algo o vamos a improvisar?-Dije sonriendo un poco.

En ese momento me asaltó una duda, ¿Qué sabía Samuel de mi?
¿Acaso sabía quien era? Es decir...quien era mi familia y que...que estaba prometida.
Crucé las piernas y miré por una de las ventanas, el carruaje comenzó a moverse, dirección Hogsmeade.

La miré con una gran sonrisa.

-Bien, te voy a ser completamente sincero.... Es mi primera vez. En Hogsmeade, quiero decir.- Alcé una de las cejas, con sonrisa nerviosa, llevándome la mano detrás de la cabeza. -Así que lo que sé es lo que me han comentado. Eso quiere decir, que me vas a ver con cara de niño ilusionado mientras veo todo por primera vez.-

El paisaje que se pintaba desde los carruajes era sorprendente, pero yo no podía quitar la mirada de los ojos de Astoria. -Oye, pero eso no quiere decir que no pondré todo de mi parte por convertirme en tu mayor sueño o peor pesadilla.- Le hice un guiño. -¿Te parece si empezamos comprando unos dulces y hacemos desastres diabéticos mientras paseamos?-

Me quedé algo abstraída mirándole, con una pequeña sonrisa en la cara. Agité la cabeza y sonreí.
-La primera vez que estuve aquí, no podía apartar la mirada de cada tienda, era...algo muy nuevo!-Dije sonriendo-Así que...no te miraré raro!

Sonreí un par de veces.
-Yo también puedo ser una pesadilla, no me hagas ser mala contigo-Dije sonriendo y guiñando un ojo-Bien...ya que es tu primera vez-Reí un poco-Olvida eso...yo seré tu guía!-Dije sonriendo.
Miré a mi alrededor.
-¿Quieres empezar por Honeydukes?-Pregunté

-Me parece genial, te sigo.-

Ya me habían comentado de aquel "paraíso de los dulces", donde podías encontrar tanta variedad de caramelos, paletas y miles de otras confiterías, que era imposible no salir de allí sin tener las manos a rebosar. Intenté no parecer lo que, irremediablemente iba a parecer: un niño en una dulcería. Y no pude contener una carcajada al darme cuenta de la cara que debía estar poniendo en ese momento. Volví a mirar a Astoria, ofreciéndole de nuevo el brazo.

-A ver, déjame adivinar. ¿Paletas dulces con centro ácido? ¿O nubes de azúcar?-

No pude evitar sonreír, yo también me sentía con una alegría infantil al estar rodeada de azúcar.
Me abstraje en un mundo lleno de grajeas, caramelos, piruletas...
Me hice con un caramelo de limón ácido, nunca me había gustado el chocolate o las cosas demasiado dulces.
Compré un par de regalices largos y varias paletas de limón, además de una caja de grageas y una cajita de caramelos que cambiaban de color tu lengua, pagué y las guardé en mi bolsa. También compré una pequeña cajita que guardé misteriosamente en mi bolso.

Sam me tomó del brazo y sonreí.
-Un poco de todo, es una difícil decisión...-Reí-Has terminado? Podemos ir a otro lugar para comer todo esto-Sonreí y le metí un pequeño dulce de fresa en la boca.

Me sorprendió un poco el gesto de ella, pero no me negué al dulce que colocaba en mi boca con esos dedos tan pequeños y finos. No pude evitar una sonrisa algo socarrona. "Quizás no te molesto tanto como pensabas, chica S." Pensé.

-Sólo dame un segundo.- Dije, acercándonos de nuevo a una de las últimas vitrinas, donde llené a rebosar una bolsa de gusanos de goma ácidos y un puñado de caramelos que picaban, cosa nada fácil cuando los caramelos te pican la mano, literalmente. Pagué lo que debía y salimos fuera de aquel local.

-Bueno, eres la guía. ¿Dónde recomiendas que nos vayamos a devorar todo esto?- Y antes que pudiera responder le puse un gusano ácido en la boca aprovechando ese instante para pasar mis dedos sobre sus labios suaves.

Mastiqué el gusano, con una mueca en mi rostro por la acidez de la golosina. Fruncí los labios y sonreí un poco.
-Creo que me voy a quemar la lengua con eso-Sonreí y le saqué la lengua, burlona-Aunque, estaba rico!-Le robé otro gusano y me lo metí en la boca.

-Oh!-Sonreí-Podemos ir a un pequeño parque que está cerca de aquí-Dije-Nunca hay nadie ya que normalmente ir a una cafetería es mejor que sentarse en un banco helado rodeado de nieve, pero en primavera es mucho más agradable, hay muchos arboles y si están en flor...es precioso.
Sonreí y caminamos hasta la salida.
No pude evitar abrir mi bolsa y sacar una de las paletas de limón que había comprado, quizás este había sido uno de mis vicios cuando era pequeña. Recordaba momentos de verano con mi hermana, con los pies metidos en el agua del río cercano a la mansión, tumbadas en la hierva y con ninguna preocupación excepto la regañina que tendríamos que soportar al volver a casa de parte de nuestros padres por habernos manchado de barro la ropa.

-¿Vamos entonces?-Dije sonriendo.

El clima no estaba exactamente para parques, pero con tremenda compañía tampoco era que me molestara mucho donde pudiéramos estar.

-Adelante.- Le dije, y esta vez pasé mi brazo por su cintura mientras andábamos, viéndola comer la piruleta de limón con una sonrisa quizás un poco perversa, completamente divertido. No puedo evitarlo, es tan sensual ver a una chica chupar una paleta, un juego entre niña inocente y mujer con experiencia. ¿Cuál de las dos será la verdadera faceta de esta interesante Astoria Greengrass? Y el frío del otoño que se acerca me daba la excusa perfecta para tenerla muy cerquita de mi y darle calor.

-¿Prefieres entonces la primavera? Es curioso, imaginarte entre flores heladas me parece más de tu estilo. Una princesa de hielo con cabello negro...-

Le miré con una sonrisa en el rostro.

-¿Acaso me imaginas como Blancanieves? ¿Rojo, blanco y negro?-Reí un poco-Me gusta el invierno, pero el frío...¿No odias tener la nariz helada?-Reí-Me encantan las batallas de nieve, y luego sentarse al lado del fuego con una taza de té...-Agité la cabeza-Quizás tengas razón y lo mio sea el invierno.

No rechacé su mano en mi cintura, sentí un pequeño escalofrío que se revolvió en mi vientre, un manojo de nervios y felicidad que revoloteó dentro de mi. Me metí la paleta en la boca de nuevo, saboreando el limón ácido. Pensé entonces que quizás comer una paleta en esos momentos no era lo ideal, aunque tampoco me importó tanto la mirada socarrona de Sam, a la que respondí con un fugaz guiño y media sonrisa de mis labios.

-Te ofrecería, pero no creo que sea buena idea.-Dije sonriendo con cinismo.

Llegamos al parque y nos sentamos en un banco debajo de un antiguo sauce, que apenas tenía unas pocas hojas debido a la estación.
Apoyé mi cabeza en su hombro, observando el lugar.
-¿Sabes que apenas nos conocemos?-Dije-Conozco tu apellido porque lo oí en el gran comedor-Sonreí-Y que eres Canadiense...creo.

Lancé una carcajada a sus palabras, acercando mis labios a su mejilla. -¿Por qué no? No tengo bacterias, y dudo que salga algo malo de esa boquita tan chica.- Besé su mejilla cerca de la comisura de los labios, divertido por su actitud. Lo que me sorprendió en grande fue que se apoyara en mi hombro cuando tomamos asiento. ¿Dónde está la chica que me gritó por cantarle en los pasillos y que dijo que no me soportaba? Buen trabajo, Romeo, la conquistaste en menos de una salida. Y eso que Trix dijo que a Astoria le gustaban los chicos mayores...

A veces no es ser mayor, sino tener actitud. Bueno, es mejor de esta manera, se aprovecha mejor el tiempo antes que tenga que irme... Oh, demonios, que tengo que quedarme nueve meses en este castillo, ¿no?... Venga, que no será tan difícil estar en un mismo sitio tanto tiempo... digo yo.

-Pues sabes más de mi que lo que yo sé de ti, y tu nombre lo sé porque te lo saqué obligado.- Dejé caer mi cabeza suavemente sobre la suya, mientras veíamos la nieve. -Si, de Toronto, Canadá. Pero sólo viví allí un mes o algo así, antes de que mi madre comenzara a viajar por Estados Unidos conmigo a bordo. Me siento más americano que canadiense. ¿Y tú? ¿Inglesa de toda la vida o tienes mezcla de países en la sangre?-

Sonreí ante el beso, quizás algo colorada.
No debía haberme apoyado así en él...no era algo cómodo para los dos...ir rápido no es bue...¿Rápido? ¡Pero si no teníamos nada!

-No, de mi boca no sale nada malo...pero de la tuya al parecer si...¿sabes lo mucho que desafinaste la canción de los Beatles?-Dije bromeando.-¿Conoces la de Hey Jude?

Escuché sus palabras y me quedé algo anonatada...si había entendido bien...Sam viajaba mucho.
-Esto...¿Viajas mucho?-Dije tamborileando con mis dedos en el banco helado-Yo soy...Británica, aunque me suena tener ascendencia Francesa, vete tu a saber-Dije esbozando una sonrisa-Mis padres me han llevado de viaje por el mundo, pero siempre en la parte mágica. Del mundo Muggle solo conozco lo de las clases de EM y cotilleos que hay...las canciones...si las escucho, unos amigos me regalaron una radio hace un par de años y la tengo escondida en mi armario.

-¡Whoa! Me dejas sin palabras, muñeca. No creí que supieras quienes eran los Beatles.- Dije comenzando a reír levemente. -Me sé muchas canciones, tengo varias cintas viejas por si quieres ampliar tu oído musical. Y no desafiné, la acústica de ese pasillo es pésima, eso es todo.-

Con la mano que no estaba en su cintura tomé una de las paletas de su bolsa. -Viajaba mucho. Toda la vida, la verdad. Por ahora estoy estacionario.- No comento más, explicar el por qué estoy estacionario en este momento equivale a largas explicaciones que no tengo que darle. -Ya veremos cuando termine el año escolar. ¿Tú ya tienes pensado que harás cuando salgas del colegio?-

Me metí la paleta en la boca y al instante puse la cara de haber chupado un limón. Y es que, era exactamente como si hubiera chupado un limón. -¡Joder! ¿Cómo puedes comerte esto sin hacer ni una mueca?-

-Ya ya, la acústica-Dije riendo-Sería genial que me dejaras las cintas, gracias.

Ah, no es chico de echar raíces...miré al suelo y suspiré, una persona que no echa raíces es una persona que tampoco crea lazos duraderos con otras. No es algo dulce...oirlo.

-Pues...-Tomé aire-Estoy prometida con Draco Malfoy...en contra de nuestras voluntades...así que...
Le miré tristemente, con media sonrisa.
-Siempre me han gustado las cosas ácidas más que las dulces, por ejemplo no me gusta nada el chocolate.-Sonreí y mordí un poco mi piruleta-Soy extraña, supongo.

Tardé un minuto en procesar la información, metiéndome un caramelo en la boca con el ceño fruncido.

-Venga, que estás prometida...- Comencé, y con una sonrisa tomé su mano. -Pues yo no veo un anillo aquí.- Sostuve su mano en la mía, mirando sus dedos mientras jugueteaba con ellos. Ciertamente tenía que estar muy en contra de ese compromiso, si había aceptado salir conmigo y me dejaba acercarme de esta manera a ella. Si esa es su manera de rebelarse contra sus padres, bien por ella, y doblemente bien por mi, que resulté el elegido.

-No creo que seas extraña. Eres... exótica.- Terminé de decir con un guiño. -Y me alegra saber lo del chocolate, así no cometeré el error de enviarte bombones.-

Saqué otro dulce más que me metí en la boca. -A ver, si no tuvieras el compromiso: ¿Qué harías?-

Miré mi mano cuando la tomó y dijo que no veía anillo, pero no pude evitar sonreír.
La verdad es que era cierto, no tenía anillo de compromiso. Pero evidentemente, si un chico quiere casarse con una chica, el anillo es la demostración de que quiere casarse realmente, de su propia mano, no porque le obliguen a hacerlo.
Por ahora prefería no llevar el anillo de compromiso Malfoy en mi mano izquierda. Esperaba que a nuestros padres no se les ocurriera hacer una fiesta de pedida.

-¿Exótica?-Sonreí-Nunca me habían llamado eso, pero gracias-Pues si...si alguien me envía bombones, suelen quedar en el estómago de Khal.

Mordisqueé la punta de un regaliz, distraída, mirando los árboles llenos de nieve.

-¿Te refieres a que me gustaría estudiar o trabajar?-Pregunté-Supongo que me gustaría trabajar en el ministerio...o ser sanadora de San Mungo. ¿Y a ti?

-¿Quién es Khal, tu mascota?- Le pregunté divertido. Me gusta ese perfil pensativo de ella, le da un cierto aura de misterio, como si estuviera viendo alguna cosa que estuviera escondida más allá, lejos de las miradas de los simples mortales como yo. Quizás se está viendo en un futuro.

Sin embargo alcé una ceja con curiosidad. -¿En el ministerio, en serio? La verdad no te veo detrás de una mesa haciendo papeleos. Si me lo preguntas, te veo sobre un escenario con el cabello pintado de colores y una banda a tu espalda.- Le dije riendo. Saque un sickle de mi bolsillo, con el cual empecé a juguetear con mi mano libre, pasándolo entre mis dedos de un lado a otro. -Quiero viajar por el mundo con mi guitarra. Quizás como cantante famoso, o simplemente como mochilero. Y vivir de la música. Si, eso sería genial.-

Sonrío para mis adentros, aunque un brillo oscuro, como una chispa de fuego negro cruza mis ojos un segundo. Había cosas que debería hacer antes de dedicarme a esa vida de ensueño. Raídamente cambio el tema.

-Así que sanadora. Tendríamos que ver tus habilidades curativas, ¿no?- Me puse en pie, y luego de besar divertido su mejilla, escalé el árbol árbol detrás de nosotros. No fue muy difícil, y en segundos ya estaba arriba, sosteniéndome precariamente de las ramas más fuertes. -Si me rompo un hueso al caer del árbol, que harás?- Le dije, enderezándome y haciendo equilibrio entre ellas con los brazos extendidos a los lados.

Dejé la paleta de limón a un lado y le miré sonriente.
-Así es, Khal es mi lechuza. Es muy tonto, no le gusta la gente extraña que está a mi alrededor-Sonreí y agarré su bolsa para robarle uno de los gusanos ácidos, jugueteé con él en mis manos mientras pensaba en sus palabras.
-La verdad es que me gusta echar raíces, ya sabes, ser feliz en un sitio...no quiere decir que no me guste viajar, pero...quizás sea algo tradicional-Dije mirándole--Aunque me encantaría conocer el mundo alguna vez.
Pensé en lo que quería hacer él, era arriesgado y no creo que fuera conmigo, pero...tenía algo aventurero y genial...definitivamente era ideal para Sam.

Hablando del rey de roma, se había subido a un árbol y se balanceaba en las ramas, poniendo a prueba mis capacidades sanadoras, que no iban muy allá.
-¡Sam!-Me levanté de un salto y fui hacia él, temiendo por su seguridad y porque probablemente no podría curarle si se partía el cuello o la crisma-¡Bájate de ahí! ¡Te podrías caer!-Mordí mi labio inferior y miré como se movía entre las ramas.

Le hice un guiño, divertido. -¿Me cuidarías, chica S? Si termino con un brazo roto, o en silla de ruedas... ¿Serías mi sanadora particular?-

Mi pie dio un paso en falso y tuve que agarrarme de una de las ramas para no caer, soltando una risotada. Con cuidado, me senté en una de las ramas y me puse boca abajo, sosteniéndome de las piernas.

Spoiler:

Y antes de poder asegurar las piernas alrededor de las ramas, sentí mis manos resbalar en la nieve. "oh, mierda..."

Tuve suerte que no hubiera piedras debajo de aquel árbol, aunque el golpe en la espalda fue bastante contundente. Tenía un chillido en los oídos, parte del aturdimiento al sentir rebotar mi cabeza contra la hierba helada. Y segundos mas tarde la nieve acumulada sobre las ramas de árbol cayeron sobre mi, cubriéndome parcialmente. Allí quedaba mi dignidad como atleta...

El miembro 'Samuel Broddick' ha efectuado la acción siguiente: Tiradas

'd6' :

Todo ocurrió como en cámara lenta.
Sam resbaló de la rama y dio con sus huesos en el suelo en unos segundos. Y ahí estaba yo con cara de tonta y con la boca abierta viendo como él se quedaba inmóvil en el suelo.

Lo primero que pensé es que ojalá la nieve no se tiñera de rojo, lo segundo que ojalá no se hubiera matado y lo tercero que ya estaba tardando en correr a su lado.

-¡Sam!-Me moví entre la nieve y me arrodillé a su lado, aunque me estaba congelando las piernas por culpa de la helada nieve.-Dios mio, ¡¿Estás bien?!-Me quité los guantes de piel y retiré la nieve que había sobre su cuerpo con cuidado, rezando por que lo ocurrido no fuera demasiado grave.
Terminé de desenterrare y observé que no había sangre ni ningún hueso que asomaba por fuera de la piel, con profundo agradecimiento.

Me quité la bufanda y se la puse por debajo de la cabeza con cuidado. Luego tomé su rostro con mis heladas manos y le miré a los ojos.
-Sam, ¿Estás bien? ¿Me oyes?-No quería zarandearle ni moverse demasiado, pero su ropa estaba empapada por la nieve caída del árbol y no me hacía gracia que cogiera una hipotermia además del golpe, aunque si había entendido bien, el frío detenía el daño cerebral. Esperaba que no le hiciera falta.

Me quité el abrigo y se lo puse por encima.
Titubeé si ir a pedir ayuda, pero no quería dejarle solo, por lo que esperé que reaccionara antes de moverme.

Había cerrado los ojos para evitar que la nieve entrara en ellos, y aún los mantuve un momento más así escuchando a Astoria llamarme a través del zumbido. Dios, es tan tierna hasta cuando está preocupada... Cuando estuve seguro que pude mover al menos los brazos, llevé mi mano hasta la suya.

-Sería un cabrón si dejara que siguieras quitándote ropa...- Dije, antes de abrir un ojo. -...y no me desvistiera yo también. ¿No crees?-

Solté una carcajada suave, aunque se mezcló con un quejido de dolor. Coño, que no fue un golpe cualquiera. -Estoy bien, sólo dame un segundo para reorientarme.-

Abrí entonces ambos ojos, hasta que la figura de la Slytherin dejó de verse doble. -Aún no estoy seguro cual está más golpeado: mi culo o mi orgullo...-

No pude evitar sonreír ante su broma, e incluso sonrojarme un poco.

-Incluso cayéndote de un árbol, sigues siendo un bromista-Sonreí y le acaricié la mejilla, no sabía que cosa estaba más fría-Te ayudaré a levantarte ¿Vale?

Le tomé de los hombros e intenté incorporarle, pero la fuerza nunca ha sido mi mejor cualidad...la flexibilidad en cambio...

-Mmm...creo que necesito que pongas un poco de tu parte-Espera...¿Y si se había roto algo?-No hagas bromas ¿Vale? Y dime si te duele.

Puse mis manos en su pierna derecha y comencé a palpar en busca de alguna fractura o un signo de dolor en su rostro.
Continué con su otra pierna y sus brazos, sonriendo a cada comentario suyo.

-No se como golpeado estará tu orgullo, pero no te pienso tocar el culo a ver si te lo rompiste-Reí un poco y me froté las manos, ya que las tenía totalmente congeladas.