Madrugada {Alan}

Había terminado la primera semana de clases y me encontraba exhausta. Las marcas de mi brazo habían desaparecido por completo tal y como había dicho la señora Pomfrey. Entré en la sala común y no pude evitar sacar una enorme sonrisa.

Vacía, así es como estaba la sala, después de infinitos intentos por fin estaba vacía. Lo raro era no encontrarla así estando tan lejos de los exámenes, pero con la restauración todo el mundo había estado más sensible buscando consuelo. Era por eso por lo que estaba tan difícil encontrar un sitio donde permanecer tranquila y en silencio.

No me lo pensé dos veces, avancé hacia el sillón mientras lanzaba mis zapatos al suelo.

-Por fin...

Me desplomé y cerré los ojos sin percatarme de que en realidad no estaba sola.

¡Aria!-El alarido irlandés lo identificó antes de que la chica abriera los ojos, solo podría ser Alan, no había opción, la levantó en una muestra de fuerza hagridiesca y la estrujó en un abrazo, fuera de Michael, era la primera alumna que veía con la que había cursado desde primero.

¿Cómo es que no te vi en clases?-¿Realmente estaba tan distraído? Los cursos estaban más atestados ahora que todas las casas y años estaban juntos en las clases, pero no lo suficiente para perder la vista de los alumnos, posiblemente el susto que se había pegado en Pociones con Snape y la hiperactividad de Louise en el resto de las clases le había sacado algo de atención de los demás.

Realmente nunca había sido uno de los mejores amigos de la media veela, pero en los días que corrían, una cara conocida valía de mucho.

Noté como "algo" me estrujaba. Abrí los ojos y únicamente pude ver la sala moverse, al cabo de unos segundos pude verle la cara. Era Alan, hacía muchísimo que no le veía, desde... bueno, desde que todo era "normal".

-¿Alan?-sonreí sin preocuparme por no llevar los zapatos en la sala común o por el ridículo moño del que sobresalían la mayoría de mis cabellos.

Respondí al abrazo y me separé para mirarle. No es que no le hubiera visto en toda la semana de clases, es que sencillamente no le había reconocido. Estaba unos centímetros más alto, si eso era posible, y su cabello se encontraba considerablemente más largo, algo que le daba un toque despreocupado. Ya se podía ver alguna  que otra sombra de lo que en un futuro sería una poblada barba, definitivamente la testosterona estaba atacando su cuerpo de niño.

-No sabía que habías vuelto, me alegro muchísimo-sonreí apartándome un mechón de la boca.

De repente caí.

-Es tarde... ¿no puedes dormir?

No iba a preguntarle nada sobre su último año, si quería decir algo lo diría, no sería otra alumna monotemática.

Disculpa el apretujón, mira como te dejé el cabello, ¿O lo tenías así antes?-Dijo el chico después de apartarse y darle una buena mirada a su ex-compañera entre risas, ¿Porqué las veelas siempre tenían esa aura de improlijidad? Bueno, después de todo, el tenía la túnica negra de Hogwarts sin la corbata y la cara de haberse salido de la cama hace un rato.

Volví, volví, Michael también ha vuelto, pero creo que somos los únicos por ahora-Dijo tratando de que el ensombrecimiento no le opacara su vivo y alegre acento irlandés-Pues no, no podía dormir, hasta había pensado en ponerme a estudiar, es que todavía no me acostumbro a la hora del castillo, en casa me acostaba más tarde

El tiempo había pasado sí, Alan estaba un poco más grande, más hombre y menos niño, pero aparentemente seguía siendo el mismo Alan. Si es que había habido cambios, estos habían ocurrido en un nivel mucho más profundo que el que Aria podía ver en el chico despeinado y sonriente de Ravenclaw.

Se le está empezando a notar lo veela-Pensó el muchacho-Pero ella por lo menos no sufre el síndrome de arco iris con patas, con Trix y Lou tengo demasiado.

-¿Esto?-dije sujetando un mechón del flequillo--Baaaaah!-moví la mano en forma despreocupada.

-No es que suela ir muy bien peinada normalmente...-me solté el cabello y me encogí de hombros--¿Qué pensaría Astria si me viera?- reí mientras notaba los mechones despeinados pasar por mi espalda.

Hacía mucho tiempo que dejé de llamarla madre, no estaba segura de si en algún momento había hablado con Alan de eso. De hecho no recordaba haber tenido mucho trato con el irlandés. Recordaba que en segundo me interesó un poco más de lo normal, pero era más por el acento y su pelo ondulado que por otra cosa. Sonreí al acordarme de eso.

Noté que se extrañó al escuchar el nombre de mi madre. Definitivamente no habíamos llegado jamás a ese nivel de amistad.

-¡No sabía que Michael estaba aquí!-dije centrándome en el tema.

Al parecer había pasado toda la semana evadiendo al mundo.

-Sé que los representantes de colegio están apareciéndose en los hogares tratando de convencer a los padres, pero parece que no estásn consiguiendo mucho...-apreté los labios-Almenos ya empezaron las clases...

Eso era un indicio de que las cosas volverían a estar bien. Escuché lo que dijo sobre estudiar.

-Y que alguien diga que no eres un Ravenclaw...- bromeé mientras cruzaba mis pies  descalzos en el sofá.--¿Qué has estado haciendo esta semana?

No sabía si era por el calor que desprendía la leña, la oscuridad de la sala común o la tranquilidad que desprendía el irlandés pero me agradaba la idea de charlar.

¿Astria? ¿Quién era Astria? ¿La madre no se llamaba así?-Alan prefirió no indagar sobre el tema, sabía que muchas cosas podían estar sensibles y muchas heridas abiertas, y él no era quién para escarbar en esos cortes tan profundos, se limitó a contestar otra cosa.

Pues casi lo tienes tan desordenado y lindo como el mío-Se rió, hacía exactamente dos años que lo llevaba así, quizás se lo cortaría dentro de poco, algo más práctico, más corto....no sabía.

Sí, yo tampoco sabía hasta que me lo encontré, como no hubo inicio formal de clases no se sabia quién había vuelto y quién no, de seguro también otros volverán más avanzado el año, de cualquier forma este será un año algo...laxo, me resultó rarísimo eso de las clases conjuntas ¿A ti no?

El muchacho se quedó parado, estaba demasiado despierto para dejarse caer en el sofá, de modo que se paró de espaldas a la chimenea, con las manos por detrás. Siempre le había gustado el calorcillo del fuego de la Sala Común.

¿Verdad no? He estado asistiendo a todas las clases de la semana, ¡Lo creas o no! Quizás encontré.....¿Como le decía Flitwick? "Usted tiene que encontrar su potencial intelectual Sr Cromwell"-Dijo al final imitando la voz chillona y respetuosa del profesor de Encantamientos.

La perspectiva de ponerse a hablar con Aria en la Sala Común superaba toda expectativa desde que el insomnio le había atacado, hasta se podría haber puesto a hablar con Luna de sus criaturas imaginarias con tan de no agarrar un libro.

-Lo cierto es que sí...-dije frunciendo el ceño-No sé cómo pretenden evaluarnos si tanto los alumnos de sétimo como los de segundo tienen la misma tarea...

Era algo que no comprendía, en cuanto me enteré de ese nuevo "método" busqué a la profesora McGonagall pero lógicamente no paraba mucho en el colegio últimamente.

-Es algo que deberían habernos explicado, no sé... ¡una reunión como mínimo!-el tema me preocupaba bastante por lo que  inconscientemente me erguí poniéndo mis manos sobre el borde de la falda-Sé que ahora mismo tienen otras preocupaciones pero no quiero que una mala organización vaya a afectar a mi futuro.-asentí mientras mantenía mis manos tensas.

Vi cómo Alan se acercaba a la chimenea, tenía una silueta... ¿alargada?. Definitivamente esa palabra se acercaba a la realidad. La luz del fuego le daba calidez a sus brazos y un toque rojizo a su ondulado cabello.

Me extrañaba tanto no haberle visto en las clases, había asistido a todas igual que él.

-"Potencial intelectual"-repetí sus palabras en todo burlón-¿y cuál es? Si se puede saber...

Me relajé, me apetecía hablar del futuro, de los planes, de los estudios y deseos. Estaba segura de que en estos últimos siete días las paredes de Hogwarts habían llenado el cupo de penas.

Bueno, nos dan para hacer cosas diferentes -Respondió restándole importancia con un ademán de la mano, Pero sigue siendo un problema, de cualquier forma, es TU problema más que el mío Srta Prefecto de Ravenclaw.-Dijo el chico irlandés mientras se estiraba al agradable calor del fuego, tenía la postura relajada y los ojos entrecerrados, pero extrañamente despiertos, como alguien que lee en la cama.

A ver...mi potencial intelectual, buena pregunta Aria-Adoptó una postura pensadora, rascándose la barbilla-Quizás que soy mejor que tu en Transformaciones-Dijo al final sacándole la lengua-¡Y eso que no leí absolutamente una página del libro antes del exámen de cuarto!

Aria...Aria estaba algo diferente, pero seguía siendo Aria, ¿O no? Quizás el episodio con Eisenberg le había dejado algo trumado, esperaba que la linda chica que estaba tendida en el sillón de Sala Común siguiera siendo la persona que conocía hace dos años atrás.

Sonreí intentando que no se notara cuando escuché a Alan decir: " Srta Prefecto de Ravenclaw". Me encantaba oírlo en boca de los demás, era algo que no se solía decir en alto, únicamente cumplíamos nuestras obligaciones y ya. Todo se daba por sentado.

Desde que llegué a Hogwarts me centré en lo intelectual, por eso le pedí al sombrero que me metiera en Ravenclaw. Es cierto que era una niña y que ahora estaba segura de que habían alumnos muy inteligentes en todas las casas, pero en ese momento actué así. Me revolvía las entrañas el pensar que aquel lugar podía ser como los internados de veela, midiéndote por aquello que no te hacía una persona trabajadora e interesante, sin tener en cuenta tu esfuerzo, siempre y cuando ese esfuerzo no se realizara intentando atraer y manipular al sexo opuesto.  

Nunca entendería por qué les inculcaban eso a niñas pequeñas, si bien es cierto que la mayoría no eran niñas humanas, me era imposible pensar que sólo existieran para atraer y aprovecharse.  

Cuando cumplí los quince años, mi cuerpo empezó a cambiar bruscamente, empecé a parecerme más a Astria de lo que me gustaba admitir, las hormonas me atacaron sin ningún tipo de miramiento por lo que lo que decidí intentar disimularlo con mi pelo enmarañado.

De pronto me fijé en Alan y en cómo se rascaba la barbilla. En el momento en el que mencionó lo de Transformaciones salí de mi ensimismamiento. Iba a responder algo defendiéndome pero ¿a quién iba a engañar?

-Soy pésima...-reí mientras Alan sacaba su lengua-Lo intento de veras, pero...-me encogí de hombros mientras cruzaba las piernas y las subía al sofá.-Para el examen de cuarto estuve MESES estudiando, fue el que mejor me preparé, pero...-miré al suelo y luego a Alan de nuevo-No es lo mio..-negué con la cabeza provocando que mi cabello revoloteara.

Envidiaba a Alan por eso, bueno a Alan, a Isabelle y a todo aquel que consiguiera transfigurar completamente, por más que lo intentaba no conseguía completar más que un 80%.

Aria siempre había sido de las intelectuales, una raza muy arraigada en la casa de Ravenclaw, y en los años en los que los alumnos poblaban los pasillos y el Gran Comedor Alan prefería estar con gente más sociable, sea Michael Corner, sea Louise, sea quién sea, pero de alguna forma había dejado de lado a aquellos que "no eran cool" y ahora que muchos de ellos, amigos superficiales parecían tener otras agendas, o bien estaban fuera del colegio o tres metros bajo tierra, el chico irlandés comenzaba a poner las cosas un poco más en perspectiva.

Todos tenemos nuestras cosas-Dijo simplemente, no siguiendo con la broma-Yo creo que Snape me dejó inhabilitado para aprender Pociones por el resto de mi vida-Agregó volviendo a reírse fuerte, era de los que no les molestaba despertar a sus compañeros, o a la mitad del castillo. Después de todo la Prefecto estaba ahí, desvelada.

Ahora que vamos todos juntos es más fácil pedir ayuda a otros alumnos, hace un par de días estaba hablando con Hermione Granger, y creo que nunca nos habíamos dirigido la palabra-Hermione, Luna, y tantas y tantas personas con las que nunca se había hablado más que un cordial intercambio de palabras y saludos.

¿Porqué no te acercas al fuego, si tienes tanto frío?-Le dijo el muchacho señalando la tranquila hoguera de la Sala Común.

Escuché el estruendoso sonido de la risa de Alan y no pude evitar reir pensando en aquellos pobres alumos que sí estaban disfrutando de un plácido y ahora interrumpido sueño.

-Siempre le pido ayuda a Isabelle con Pociones-por fin estaba relajada con alguien más que mi soledad-No sé si la conoces, es una alumna de sétimo, de Slytherin... siempre vamos juntas.-estaba segura de que Alan jamás se había molestado en fijarse quién andaba con quién y menos en la rata de biblioteca que tenía por compañera en aquel entonces.

-Es muy muy buena en pociones, no sé cómo lo hace-levanté los hombros y las manos en modo de confusión-No sigue las pautas de los libros, introduce los ingredientes como le place... ¡Y siempre le sale perfecto!-reí pero en un tono mucho más bajo que el irlandés.

Pasé las manos por mis piernas, lo cierto es que las noches en Hogwarts son tan frías como las recordaba.

-Como has dicho "todos tenemos nuestras cosas"

Escuché lo que decía sobre pedirle ayuda a otros alumnos y asentí, lo cierto es que siempre le pedía ayuda a Isabelle. En el tema de las materias nos complementábamos muy bien, yo la ayudaba en Defensa, y ella a mi en Pociones.

-Es lógico ahora que somos pocos...

Demasiado pocos, lo cierto es que desde que volví a Hogwarts no había comido en el Gran Comedor, se me deshacía el cuerpo al ver tantos sitios vacíos, era más cómodo evitar el tema y aceptarlo poco a poco.

Escuché lo que decía Alan sobre el fuego. Cierto, ¿por qué seguía en aquel sofá si podía disfrutar del calor de las llamas y una buena conversación?

-Sí, sí...-asentí mientras me levantaba y me colocaba bien la falda, tras cuatro pasos me encontraba al lado de Alan. Di media vuelta apoyándo mi espalda en la pared, estirando mi mano derecha para acercarme a las llamas...si me descuidaba llegaban a quemar.

Lo cierto es que Alan tampoco era tan alto, almenos para mi, es cierto que al lado de otros alumnos parecía un hijo de Hagrid, pero al estar solos no lo notaba así.

-¿Sabes ya lo de la fiesta de disfraces?-movía mis dedos jugueteando con el calor, parte de mi cabello cubría mi rostro al inclinarme hacia las llamas.

Isabelle, Isabelle....no, definitivamente no, no entraba en su registro nadie de Slytherin más que los personajes más odiados, y si poca atención le había prestado a Aria, menos todavía a quién andaba con ella. Los Slytherin siempre habían sido una cosa aparte para él en Hogwarts, siempre tan arrogantes y despreciables. Casi había llorado de felicidad en cuarto, cuando habían ganado contra su casa y había tenido el placer de romperle un hombro a un cazador con un batazo cuidadosamente colocado.

Creo que la ubico, pero no sé, de todas formas, los Slytherin suelen ser buenos en Pociones-Y los Huffs en Herbología, los Griffindors en Transformaciones y los Raven en Encantamientos, todo aquel que pensaba que no había favoritismos era algo iluso en verdad-Si yo llegara a hacer eso podría envenenar a Snape y matarlo por doble-Si, humor negro, de vez en cuando venía bien, después de todo, Snape no parecía muy "afectado" por haberse convertido en una sábana ambulante.

Le dedicó una corta mirada a la semi veela mientras se levantaba, estaba MUY alta, y muy linda, lo segundo era entendible, pero lo primero la diferenciaba un poco más de Louise, le hizo gracia el contraste por unos segundos.

Yo estaba entre las que tuvieron la idea-Respondió riéndose al verse asaltado por una pregunta que involucraba a las otras veelas-Traté de convencerlas de que no fuera de disfraces, no me gustaba la idea

-¡Por fin alguien normal!-me coloqué el cabello tras la oreja mientras sonreía-A mi tampoco me gustaba la idea, pero teniendo en cuenta el ambiente del castillo, quizás un poco de risa no venga mal..

Estaba segura de que la mayoría irían con disfraces demasiado ligeros y poco preparados. Sonaba irónico pero la cercanía a la muerte y las hormonas alboratadas siempre iban de la mano.

-También me comentaron algo sobre... ¿animadoras?-apreté los labios y fruncí el ceño mientras negaba con la cabeza.

Me parecía tan ridícula la idea, otra excusa más para alborotar las hormonas. Si la idea fuera con hechizos luminosos sería la primera en involucrarse, pero bailes medio eróticos que más que ayudar distraigan y molesten a los jugadores...

Por un momento desvió la vista hacia el estrellado techo de la Sala Común imaginando qué vestiría él en una fiesta por el estilo, pero no encontró respuesta. Seguro lo charlaría con Michael en caso de que sucediera.

¿Y que se pondría Luna?-Mejor era no forzar tanto su capacidad de abstracción de modo que volvió a dedicarle la mirada y atención a Aria mientras mencionaba el tema de las animadoras. Alan tuvo que taparse la boca para no estallar de la risa y causar el levantamiento de fantasmas a diez kilómetros a la redonda.

Si, sí, son todas ideas de Trix, una chica que viene de Dumstrang, está aquí, en tercero-Explicó cuando pudo calmar sus ataques de risa extrema, era divertido explicar lo caótico que se volvía Hogwarts cuando se le daba libertad a alguien como Trix, más aún a la conservadora y correcta Aria.

En realidad...-Volvió a adoptar su posición con las manos hacia el fuego-Considerando que puedo llegar a quedar de capitán del equipo este año...no es tan mala idea... ¿Cómo te ves animando en los partidos Aria?

¿Trix? Me parecía una chica muy jovial y divertida, pero no había pensando en que podía haber sido ella. Mi primera opción fue la chica veela, cierto es que nunca habíamos coincidido, pero se me revolvían las entrañas cada vez que notaba su presencia.

Escuché lo que me dijo Alan sobre animar. Fruncí el ceño indignada.

-¿Es que acaso no suelo animar?-no sólo no me perdía ninguno de los partidos, sino que siempre acababa yendo a la enfermería a por un suero restauravoz.

No mucha gente sabía eso de mi, pero amaba el Quidditch; siempre robaba la antigua escoba de mi padre y huía a los jardines mientras soñaba con ser la nueva estrella de las Arpías de Holyhead. Hasta que Astria llegaba y me obligaba a asistir a mis clases de danza...

-Si piensas que para animar hace falta ir lige-ri-ta...-iba subiendo mi falda a cada sílaba que pronunciaba--y contonearse como si la supervivencia dependiera de ello..-movía las caderas mientras ponía ojitos...-¡¡Es que serás el peor de los capitanes que jamás ha conocido Ravenclaw!!-asentí con la cabeza mientras me cruzaba de brazos dejando que mi falda volviera a su largura natural.

La cuestión claro, era que muchas chicas se tomarían todo lo que dijera a la broma, conociéndole, era difícil considerar cualquier cosa que decía Alan como seria, pero él no conocía mucho a Aria, de modo que no sabía donde estaba su.."límite de bromas". En cualquier caso, al irlandés le importaba muy poco traspasarlo, o desgarrarlo completamente.

Pues claro, claro que vas a ver los partidos y tal, peeeeeeeero-Su apresurada y torpe disculpa se vio interrumpida por el movimiento de la falda y la necesidad interna de mantener su cara como la de un ser humano normal, por suerte la cosa duró un par de segundos y pudo responder sin dejar un charco de baba en el suelo.

Es cuestión de motivación Aria, ya lo agradecerás cuando traiga la Copa aquí-Dijo sonriendo y pensando porqué las veelas tenían que ser tan condenadamente seductoras y el tan condenadamente básico-Además... no me vengas como si nunca te hubieras baboseado con Roger Davies-Agregó con una mirada acusadora de ojos entrecerrados....sí....Roger había sido el galán de la casa y capitán por muchos años, pero él ya no estaba en Hogwarts.

-¿Qué tiene que ver Roger David con animar un partido?-estiré las manos en señal de confusión-No encuentro la relación... a no ser que Roger se quitara la camiseta para animarme con mi prueba de Pociones, cosa que no hizo, lo recordaría...-no me gustaba ir gritando a los cuatro vientos que las hormonas me atacaban, pero ante lo evidente no iba a hacer nada.

-En cualquier caso sigo pensando que los ánimos de las gradas son los más importante, ¡las chicas medio desnudas únicamente desconcentrarían a los jugadores!-veía como Alan hacía caso omiso a lo que decía-¿O me vas a decir que no echarías ni uuuunaa sola miradita?-Dije enseñándole un dedo y entrecerrando los ojos.

Teníamos la misma edad, y si bien mi cuerpo estaba cambiando al igual que mi temperatura en diversos momentos del día, a Alan debía estar pasándole multiplicado por 134,6 aproximadamente.

¿Qué tenía que ver Davies con animar partidos? Quizás que el carilindo era quién atraía a las fanáticas del equipo y no tanto el equipo, pero no haría semejantes declaraciones a una mujer. Ellas querían vivir en su mundo fantasioso en el que sus acciones no tenían el propósito de atrapar chicos. Ilusas.

Las chicas medio desnudas me darían una razón más para volar a los buscadores de sus escobas e irme rápido del campo, mientras tanto confío en mi autocontrol en el partido-Dijo sonriendo como si hubiera dicho lo más normal del universo.

Pero a ti te doy un permiso especial para animar con ropa Aria querida-Si hubiese sido Louise, ya estaría siendo golpeado, o la conversación habría....progresado...de otra manera, pero Aria distaba mucho de ser Louise, aún así tuviesen sangre de veelas.

-¿Autocontrol?-me parecía gracioso que un chico de dieciséis años hablara de autocontrol en cuanto al sexo opuesto se refería, ¡si se podía oler la testosterona desde donde yo estaba!

Normalmente me gustaba sentirme diferenciada del resto de alumnas, se suponía que yo era más centrada, y cuando de divagar se trataba huía de la sala común con Isabelle, tratando de que no nos vieran e investigando lo que nos apetecía.  Pero justo en ese momento, a esa hora, en aquella sala con el calor de la leña enrojeciéndome el brazo... no me gustaba.

Era la primera vez que me sentía así, ¿"permiso especial para bailar con ropa"?, sin duda culpaba a las hormonas de ese sentimiento que brotaba. No lo entendía, supuestamente lo que siempre había querido había sido eso, ser invisible, no importarle al sexo opuesto. Entonces, ¿qué es lo que pasaba? ¿Por qué me molestaba tanto que Alan hubiese pronunciado esas palabas? Definitivamente algo estaba cambiado bruscamente en mi, y no era sólo el contorno de mi busto.

-¿Y eso por? Quiero decir, ¿es que acaso no te gustaría verme...-el fuego provocaba que la mitad de su cara se escondiera en la sombra, di unos pasos para acercarme a él y ver bien su expresión-...sin ella?-había decidido preguntarlo directamente, era necesario saber el grado de invisibilidad que me había ganado durante estos años.

Sí, autocontrol mujer, que no ando detrás de las chicas como perro, tengo que mantener un mínimo de dignidad -Pero por supuesto nada de eso habría salido de su boca, ya que si bien no era un "Caballero Inglés" prefería mantener sus improperios y agresividad para los partidos de Quidditch y otras ocasiones socialmente aceptadas.

Sí, la conversación iba tal, hasta la próxima oración de los labios de la semi-veela, cosa que le hizo recordar cierta conversación que había sucedido unos días atrás, e igual que en aquella vez su cara pasó por todo el espectro de los rojos en un par de segundos.

Concéntrate Alan...le gustas potencialmente a todas las veelas de la escuela, pero CONCÉNTRATE DEMONIOS-Había una diferencia claro, y era que por veela que fuera, Aria no era Louise, no era tan brutalmente descarada, tan coqueta y menos todavía, no estaba embarazada. Era hermosa claro, y por alguna razón recién ahora se dignaba a verlo, y a escucharla.

Le acercó el cuerpo, y el no pudo evitar hacer lo mismo, sonriendo una vez que volvió a ganar control de sus acciones-Claro que sí, pero te dejo a ti la decisión-Eres un genio Alan

Era consciente de que esa última frase del irlandés había sido totalmente un comodín, pero aún así estaba conforme. Lo "incómodo" era tenerle tan cerca, podía contar perfectamente sus poros. Él se veía natural, como si estuviera acostumbrado a esa cercanía con el sexo opuesto, y si bien era cierto que yo tenía amistades masculinas, eso era antes de empezar a fijarme en sus brazos, espaldas o labios.

No me moví ni un milímetro puesto que si lo hacía me arriesgaba a entrar en contacto con su pecho, y aunque una extraña y nueva vocecita en mi interior me empujaba a hacerlo, preferí quedarme ahí trabajando en el control de mis nuevas enimigas: las hormonas.

-Gracias por otorgarme el honor de decidir sobre mi propia indumentaria Sr. Cromwell-dije con tono burlón-pero mi lugar está en las gradas, quedándome sin voz y lanzando hechizos luminosos esperando que mi equipo lo agradezca con puntos. Aunque esos puntos sean para estar cerca de las nuevas "animadoras"-me encogí de hombros y sonreí.

No se movió, y estaba bien, quizás se conocían desde hace muy poco, o quizás él ya estaba viendo cosas donde no estaban, de cualquier forma no volvió a acercarse y no pudo más que reír ante las palabras de Aria que parecía más ingeniosa y mordaz ahora que como él la recordaba.

Ya te dije que iba a traer la Copa, ¿Qué tanto quieres de mi Aria?-Preguntó sin sombra alguna de ser serio.

¿Podría? El reto lo emocionaba, ser capitán del equipo lo acercaría a una posibilidad de jugar Quidditch profesional, y por una vez jugar como él quería y no como Terry quería sería una cosa diferente. ¿Pero se podría? No creía que hubiese suficientes jugadores, pero tendría que consultar con la Directora.

Separé los labios, pero ninguna palabra salió de ellos, me moví involuntariamente unos milímetros provocando el tan esperado roce, volví a juntarlos formando una media sonrisa. Sabía perfectamente lo que quería en ese momento, pero no iba a decirlo, ésta había sido la conversación más larga que había mantenido en estos años con el irlandés. Además, podía ser una ilusión tonta causada por el sueño, volví a mirarle a los ojos.

-¿A qué te refieres?

No dudaba de que Alan pudiera conseguir la copa pero tampoco veía necesario decírselo directamente, se veía que al joven le sobraban ganas y ánimos.

Ella volvió a acercarse y se tocaron, el cuerpo de él caliente por la estancia al lado del fuego, algo tenso, pero no nervioso, no, anticipando algo quizás, con los vivos ojos azules de Alan ahora clavados en los de Aria.

Otra vez ahí....cerca, muy cerca, y los labios que se abrían y se cerraban sin querer decir nada, ¿Era una señal no? Después de todo, Aria nunca daría el primer paso, no, nunca siendo tan lejana antes y tan cercana ahora, entonces tendría que darlo él. Después de todo, el lema de Cromwell volvía a hacerse presente...¿Qué tienes que perder?

Adelantó un brazo y la tomó por la cintura despacio, pero seguro, y al final adelantó la cara y apoyó sus labios suavemente sobre los de ella, corto, fugaz, tanto como la relación que habían tenido hasta ahora, retrocedió unos centímetros, todavía sonriendo como siempre, con cara de haber hecho una travesura menor.

A eso...-Dijo sin más, como si fuera algo sobre lo que no había que pensar tanto, pero si sentir mucho.

Su cuerpo se acercaba de nuevo, bajé la mirada siguiendo el movimiento de su mano que terminaba en mi cintura, quemaba. Me incliné hacia él, esta vez siendo consciente de que nuestros cuerpos se rozarían. Volví a sentirle contra mí, ésta vez durante un periodo más largo de tiempo.

No era capaz de decir nada, parecía que el irlandés aún así me había entendido. Separé los labios a la vez que los suyos se acercaban; fugaz, cálido...¿breve?. Quizás demasiado para mi cuerpo hormonado, se separó unos centímetros sin apartar la mirada. No pensé en nada, lo único que resonaba en mi mente era la palabra que había pronunciado Alan: "eso".

-Sí...

Asentí mientras pasaba el dedo índice por mis labios y bajaba la mirada. Volví a subirla al instante, esta vez con decisión, no iba a quedarme con mal sabor de boca precisamente. Recorrí aquellos pocos centímetros de distancia que había ganado el irlandés segundos antes, asegurándome de que el roce esta vez no fuera tan breve. Me mojé los labios mientras le observaba cerca, segura, avisándole de lo que venía.

Puse mi mano en su pecho y la fui subiendo lentamente mientras le miraba a él, luego a su piel, otra vez a él. Finalmente mi mano llegó a su nuca: ardiente, un poco húmeda. Sonreí al notar que no se movía, levanté los talones del suelo consiguiendo estar a unos milímetros de sus labios. Envolviéndolos con los míos, esta vez más largo y complejo, más tenso y sensual.

No estaba muy segura de qué era lo que me impulsaba a hacerlo, pero dejarse llevar en una noche como esa no parecía malo.