Marcas que deberían desaparecer (Autonarrado/Abierto)

La puerta suena fuerte contra el marco de madera en el cubículo, el lugar me encierra, una fría letrina es lo único que está ahí y el cajón de madera donde me meto es mi encierro, mi nuevo encierro. La pared del cubículo suena fuerte cuando me dejo caer sobre ella, semi desnuda, con un poleron aferrado sobre mi pecho, aferrado sobre mi pecho con mis dos brazos mientras arrastro mi espalda descubierta por la madera.

Tiemblo, mis piernas tiemblan, mis hombros tiemblan, los brazos con los que me estrujo tiemblan; me duele, mis piernas me duelen, mis rodillas, mis muslos duelen; siento que mi vientre va a votar mis entrañas, estrujo mis pechos, me araño los hombros; apenas respiro, me arrastro por la pared, y es que por qué a mí; porque a mí me las tenían que poner así. Me quejo, de pronto me quejo por lo que me hicieron y también grito, grito por dentro nublaba en la obscuridad de ese lugar; aun sintiendo a mi cuerpo ser apretado contra la mesa, el dolor de mis brazos al ser tirados por las cuerdas hacia el piso para mantenerme ahí y mi cabeza, mi asfixiado rostro que no podía levantar, el rose de la mesa lastimando mi frente y mi cuello quebrándose para intentar moverme aunque sea un poco, aunque sea un poco; todo mientras él, mientras él me ponía esa máquina que punzaba y dolía sin parar en mi espalda, lento en mi espalda, impregnando esa tinta en mi piel como si fuese de verdad un papel en el que escribir.

El poleron está manchado con lágrimas, veo las manchas formarse por cada una de esas lagrimas que siento salir de mis parpados como un algo que duele de la misma forma que una astilla al salir de la piel, recorren mi rostro y caen, recorrer mi rostro y manchan, manchan solo manchan. Me dejo caer en la letrina, mis piernas no pueden más, y es que yo no puedo más; ya no quiero nada, nada; solo que me dejen en paz, que me dejen en paz aunque sea un momento; eso es todo lo que pido, que me dejen estar sola con migo misma al menos un momento, sin pensar en nada, sin ver las marcas para recordarme que me tuvieron; ¡sin ser su muñeca que lo siente todo!...

Mi lámpara probablemente estaba quebrada en el piso de mi habitación y es que había sido su culpa, había sido su culpa que las viera; que viera las marcas de mi espalda reflejadas en el vidrio cuando ilumine y es que había sido una idiota, siempre tenía que hacerlo a obscuras, siempre tenía que cambiar mis ropas a obscuras o sencillamente no hacerlo, era la única forma, la única forma para esta muñeca.

Y es que ahora me lastimaban, las odiaba, las odiaba, me las quería arrancar, me las quería arrancar aunque tuviese que arrancarme la piel. De pronto, tozo; aprieto tanto mi garganta llorando que comienzo a toser, no me puedo detener; aprieto aún más mi pecho, me araño la espalda con mis manos y si no grito es porque no quiero que nadie me encuentre, que nadie me encuentre ahora, ahora ni nunca.

................

No sé cuánto tiempo paso ahí, pero de pronto salgo; no aguanto más ahí adentro y salgo; salgo apenas respirando, temblando, manchándome entera con mis acidas lágrimas y todo para mirarme en el espejo; para mirarme paralizada en el espejo, de lado, mirándolas en lo que alcanzo a ver de mi espalda; ahí, apretándome como si de pronto no hubiese soportado tenerlas sin mirarlas, saber que las tengo sin mirarlas.

Y mirarme, mirarme ahí casi desnuda lo hacía peor, me veía en ese lugar, sentía las herramientas de dolor que con las que me perforaron, sus manos recorriéndome, a sus manos recorriéndome así mientras todos ellos me miraban cuando no me podía mover, cuando lloraba por dentro y a veces por fuera, rogando para que pararan al comienzo o simplemente porque mi cuerpo reaccionaba así después, porque simplemente reaccionaba así a todo lo que le hacían; cuando lo torturaban, cuando me tocaban o cuando me violaban.

Abro la llave del agua, me dejo caer; apenas respiro, hundo mi cabeza en la lavatorio como creyendo que ahí podría respirar mejor; dejando que un poco del agua pase por mi cabello y mi frente, sintiendo ese contraste helado entre su frio y la irritación causada por mis lágrimas, esa misma irritación que siempre tenía en la pieza obscura donde me dejaban, en esa caja para la muñeca que eran los barrotes para mantener mi vida ahí, siempre ahí; durante todo eso mientras solo estaba ahí, llorando por como todo había desaparecido hasta que llegaban para sacarme de mi caja de muñeca y usarme otra vez más, una y otra a vez, una y otra vez...

...

De pronto escucho un paso, unos pasos lejanos que se pierden en los pasillos. Al comienzo me dan lo mismo, están lejos, no importan y yo no quiero moverme más, nunca más; eso es lo que quiero por un instante ahí tirada en ese lavatorio; pero se vuelven a sentir y de pronto despierto, de pronto mi corazón me aflige, sin pensamientos, solo afligido porque alguien me fuera a ver, porque alguien fuera a ver a esta muñeca tirada en ese estado ahí toda rota.

Me meto de nuevo en el cubículo, cierro la puerta; me siento en la letrina, sigo llorando; escucho la llave que deje abierta y maldición, sigo llorando por todo, por todo lo que me hicieron y lo que me hice a mí misma; por esa marca que me lleva doliendo desde el comienzo tras mi hombro, sangrando desde que con un cuchillo había tratado, desde que había arrancado un pedazo de mi intentando borrarlas…

Acababa de salir de la enfermería, por fin me habían quitado las vendas y me acababa de dar cuenta de que mi cuerpo necesitaba eliminar líquidos con más rapidez de la que pensaba. Bajé las escaleras lo más rápido que mi vejiga me permitía.

((Estabas en la enfermería, ¿qué te hubiera costado ir en un momentito?))

Pero no, no sé por qué pero mi cuerpo se "llenó" sin aviso, me alegré más que nunca cuando vi la sala de las escaleras, fui a bajar cuando, cómo no, las escaleras decidieron que era más divertido llevarme a otro lugar. Crucé las piernas mientras sonreía forzosamente a tres alumnos de Slytherin que pasaban a mi lado.

((Tienes que estar dando una imagen maravillosa Aria...))

Contaba los segundos hasta que se pusiera de nuevo en marcha las escaleras, seguro se lo estaban pasando genial viéndome sufrir, al cabo de 17 segundos y medio volvieron a activarse. Corrí como threseal que lleva a la muerte y abrí la puerta de los servicios de golpe. No miré hacia ningún lado, sabía cuál era mi destino y estaba segura de cumplirlo.

Casi lloro al ver el reluciente WC, tan blanco y brillante... Jamás me había dado cuenta de la forma tan hermosa que tenía, si bien su función era un tando desagradable, aunque no para mi en ese momento, las curvas de sus bordes me parecían hasta excitantes en ese instante.

No recordaba haber disfrutado tanto de eliminar líquidos de mi cuerpo. Estaba tan concentrada en esa sensación de placer que ni me percaté de que alguien estaba experimentando todo lo contrario en aquel mismo momento.

-¿Hola?-dije aún desde dentro, el llanto no cesaba.

Me quedé unos segundos más ahí dentro, dando el tiempo suficiente por si la chica que estaba ahí quería irse sin que la atosigaran con las típicas preguntas, pero parecía que a aquella alumna no le importaba que la escucharan. Decidí salir, asomé mi cabeza por la puerta y la vi: tirada, llorando, sangrando...

No supe cómo reaccionar, no parecía real, supongo que la primera impresión de todo el mundo sería pedir auxilio, pero yo no era así. Me acerqué lentamente a aquella chica rubia que no levantaba la mirada.

-Hola...-pude ver el cuchillo en su mano y la profundidad de sus cortes.

-Coño menuda mierda de tinta -me habia manchado por completo con un tintero que estaba mal cerrado.
Alli estaba Aria petrificada mirando algo -Hola Aria -dije sonriendo mientras me acercaba y comenze a preguntar -¿Que estas mira......
saue la varita y sin pensarlo Episkey
diriji la varita hacia la chica rubia, no sabia su nombre pero la recordaba de alguna clase le puse una mano en el hombro para llamar la atencion y dije -Aria por favor atranca la puerta y vuelve aqui ¿Si?
Pense otra vez no, no otra vez no puede pasar.
Deje la mochila en el suelo y me acerque a la chica rubia.
Aparte su pelo de la cara dejandolo sujeto tras una de sus orejas con una dulce caricia.
-Me llamo Trix, creo que conincidimos en algunas clases¿Como te llamas?
Pensaba en Lynnea, necesitaba su ayuda, pero ahora mismo no, ahora habia que calmar a la chica y quitarle, joder, quitarle el cuchillo
Poco a poco acerque mi mano y con suavidad procure que soltase el cuchillo.

*Episkey es un hechizo de curación que cura heridas o fracturas relativamente menores,

Mi mano sangraba y mi rodilla también. Había corrido desde la cabaña de Hagrid hasta el castillo para patinar en un pequeño charco de lodo cerca de la entrada. Me dirigí al baño, dispuesta a limpiarme aquellos cortes que me había hecho al caer.

Al entrar escucho el leve jaleo. La voz de Trix y de Aria. Las reconozco por las charlas que había tenido con ambas. Frunciendo el ceño, me acerco a ellas para ver que ocurría. Allí en el piso, estaba la chica deprimida de Hufflepuff. Semi desnuda y con un cuchillo en la mano. Sangrando.

-¿Que demonios ocurrió aquí...?-

Digo en un gruñido, muy similar al de un lobo. ¿Se había cortado ella misma? No creía que Aria o Trix pudieran hacer algo así. La pregunta real era que fue lo que la había motivado a hacer algo semejante. Me quite la túnica y me agache frente a ella. No tenia miedo a su cuchillo.

Intentando ser suave la agarre de los brazos y la incorpore un poco para cubrirla con la túnica. Sabia lo que era tener una marca y no querer que los demás la vieran. Después de envolverla la deje apoyada contra el borde del cubículo antes de ponerme de pie y aguardar a que respondieran.

Escocia, mi espalda me ardía y yo lloro, maldición como lloro apretada, apretada por todo, simplemente por todo; me aprieto pero no puedo parar, hundo el rostro en mis brazos, el poleron queda arrugado en mi vientre. Duele, la herida duele, sentir todo lo que hicieron con migo duele, duele y duele; arruga mi rostro, mescla todo, nubla mi vista y me tira, simplemente me deja tirada sin querer hacer nada más, sin querer vivir nada más, nada nunca más….

¿Hola?...

Una voz me saca todo, al comienzo no la escucho, no la tomo; pero me saca todo y me paraliza, y es que había alguien, alguien me había escuchado; yo quería que solo me pudiesen dejar sola un momento, sola sin nada aunque sea por un momento; pero no, ni siquiera eso podían darme, ni siquiera eso…

Déjame, por favor no mires y solo déjame… Le suplico a esa persona que se asoma sin siquiera querer levantar la cabeza de mis brazos, apretando desganada el cuchillo que ella ve entre los dedos de mi mano. Es lo único que me queda ya; suplicar y suplicar para que me dejen, pero sé que no lo hará, pues por más veces que lo hice allá nunca me dejaron por hacerlo…

Aria…

Hay otra voz, otra voz más; pero no la quiero, no quiero a ninguna, esta muñeca no quiere a ninguna. Ella se aparece violenta en mi lugar, la miro, mi cuerpo se tensa y...

¡¡Nooo!!

Veo la luz, la luz que me tuerce, que me mueve, que se metía en mi piel; no lo permito, me abalanzo, trato de agarrar la puerta, de cerrarme en el cubículo; no la escucho, trato de expulsarla, agito el cuchillo y es que no, no tenían que verme, solo tenían que dejarme, ¡Que dejarme sola!

Golpeo mi pie, tropiezo, caigo, caigo sobre la puerta, caigo sobre la puerta de mi caja de muñeca y a ahora quedo afuera, afuera y tirada, afuera y tirada.

No me muevo más, no quiero más; creo que me duele menos, pero no quiero más; apoyo mis manos en el suelo, sollozo; ellas ven mis marcas, lo que ellos escribieron en mi como un papel y es que no quiero, no quiero recordarlo más de nuevo, no quiero y no quiero.

Creo que llega otra, ni la miro, solo me quedo ahí hasta que me toma, ya rendida; solo dejándome mover como quiere hasta que me envuelve un poco con algo, callada, sollozando; sollozando esa muñeca rota que era.

Trix entró en la habitación y actúo rapidamente. Las hemorragias de aquella chica cesaron. El cuchillo seguía en su mano.

Justo cuando Trix se acercaba a quitárselo aparecío Solaranielle y le cubrió unas extrañas marcas que ocupaban su espalda. Nunca había visto unas señales así, pero la juventud se hacía cosas peores en aquellos días.

La chica seguía llorando, las lágrimas no paraban de brotar de sus ojos. Me sentía mal viéndola ahí, estaba segura de que nuestra presencia no la estaba ayudando. Metí la mano en mi bolsa y saqué una pequeña botellita con Zumo de Calabaza, la puse a su lado.

No quería agobiarla, ya eramos tres personas en la sala. Fui hacia la puerta y la cerré asegurándome de que no hubieran más observadores.

-Hechizala Aria.Usa un Ferma* para que nadie mas entre.
Me aparte de la chica para darle espacio
-Tranquila, ya ha pasado. Tranquila, miranos.
Me arrodille en el suelo y sonrei lo mas dulce que pude por si ella decidia alzar la mirada hacia nosotras.Coji la mano de Solar y tire de ella para que tambien se arrodillase a mi lado, mientras la chica aun no nos miraba le hice señas a Solar con la cabeza, diciendo que no y me encoji de hombros para darle a entender que no sabia que habia pasado.
-¿Como te llamas? volvi a preguntarle suavemente y despues mire a Solar y a Aria por si ellas sabian el nombre de la chica.
Esperaria, no me importaba llegar tarde a clase, pero estaba claro que no podiamos dejar sola a la chica, no asi, no ahora.No sin al menos calmarla, no sin al menos...... ¿Al menos que? ¿Volver a pegar su alma?¿Su espirtu?¿su mente?¿que? a saber lo que habia pasado, ha saber lo que habia sufrido.
Mire la botella de zumo de calabaza que Aria habia dejado a su lado y pense que era un gesto muy dulce por su parte aunque no creia que la chica supiera ni que la botella esta hay.Quizas no supiera ni que nosotras estabamos ahi.
Esperaba paciente a que al menos se calmase un poco.


*Ferma hechizo que cierra magicamente cosas.

Entrecierro los ojos al verla. Las marcas, la reacción. Todo era similar. ¿Ella había pasado por lo mismo? Me temblaban las manos después de ponerle la túnica. Un escalofrío me recorrió la espalda. ¿Yo me había visto igual que ella en ese momento? Observe la negativa de Trix y me acuclille frente a la chica, dándole un poco de espacio. ¿Habría sido ahora y por eso estaba con el cuchillo? La sangre era reciente pero las marcas no lo parecían.

-¿Niña... que fue lo que ocurrió?-

Le pregunto en tono bajo, tal vez algo amenazador. Si esto había sido ahora, había algún maldito al que cazar sin duda, y si había sido anterior pues tendríamos que saberlo. Acerque la mano lentamente a ella para que no se viera amenazada y agarre el cuchillo por el filo. En su estado podía lastimar a cualquiera con el arma o a ella misma mas de lo que estaba. Tironee del mismo para quitárselo de la mano, sentía la sangre cálida caer por mi palma y muñeca pero no me importa, no mientras aguardaba a su respuesta.

Ya no quería nada, ya no quería nada; ya no quería nada…

Me dejo mover, trato de no levantar mi vista; ellas ya las habían visto, no puedo parar de llorar; ciento las lágrimas mezclarse con mis manos en el piso y duele, todo duele; y es que no me dejarían, esta muñeca nada podría hacer para que la dejaran, nunca podría hacer que la dejaran de usar….. Me acomodan y me cubren con algo, y eso se siente un poco más cálido, aunque sea un poco más cálido. Tal vez respiro más lenta, pero solo un poco; creo que ponen algo junto a mí, pero no me importa, ni lo miro, ni levanto mi vista; … hasta que me hablan…

No importa, no importa…
Solo déjenme, solo déjenme; no me miren y por favor solo déjenme…
Se los suplico….. Es todo lo que pido….

Suplico, suplico como las primeras veces allá; cuando roge y roge para que no me usaran, para que me dejaran, para que no me tomaran, para que no me recorrieran con sus manos, para que no se metieran dentro de mí… Me aprieto, apenas me apoyo en mis manos, dejo al cuchillo ir, no me resisto, no tengo con que hacerlo, no tengo con que hacerlo….. Pero es que lastima, me hace daño estar ahí; en la pieza obscura, con sus herramientas en mi piel, flácida en sus manos, ahí en sus manos…..

Me aprieto en el piso, no lo puedo dejar de sentir, me acurruco encorvada en el piso; las siento bajar hasta a mí pero no quiero, no quiero… Tiemblo, me llevo las manos a la cabeza y tiemblo; tiemblo entera mientras intento desaparecer, mientras solo intento eso; desaparecer como una muñeca que ya está demasiado cansada…

No lo hagan, por favor no me elijan a mí,
no me elijan a mí...

Susurro para mí, susurro para mí como allá…

Estaba traumatizada desde luego, no sabia porque pero era seguro que habia sido algo muy malo.
-He oye no tienes que hacer nada que no quieras, miranos, miranos estas a salvo ya no estas alli.Estas en Hogwarts a salvo de ellos.
No sabia de lo que le estaba hablando pero por desgracia, los sintomas era familiares.
Despues de la guerra mucha gente se habia quedado tocada por no poder hacer frente a lo que habia vivido.
La deje u ninstante para darle algo as de espacio, no con todo el mundo funcionaba la presion, el animo o el sentirse acompañado, no eramos iguales. Pero ella tambien era una persona, ¿como podia alguien llegar a estar tan roto por dentro como parecia estar esta chica?

Después de cerrar la puerta me acerqué a las chicas.

-Tranquila... ya está todo bien...

Saqué mi bunfanda y la coloqué en mi mano izquierda, tomé mi varita.

-¡Aguamenti!-la bufanda absorbió el agua que salía de mi varita, la estrujé un poco y empecé a pasársela por el rostro.

-Estás a salvo...

No sabía qué le había podido pasar a esa chica, pero las marcas de su espalda no se me iban de la mente. No era capaz ni de imaginar por lo que habría pasado para llegar a ese estado. Miré a Trix preocupada.

Me pongo de pie, una vez que le saco el cuchillo. Apretando el filo con la palma. Me temblaban las manos de furia. Conocía esa reacción, yo también había suplicado aunque Él solo se había reído de mi al hacerlo. Me aleje unos pasos, caminando de un lado hacia otro como un animal enjaulado, antes de clavar el cuchillo en el marco de la puerta del baño que estaba detrás mio con fuerza y mirar a la joven.

-¿Están aquí...?-

Le pregunte en tono amenazador. Si estaban en la escuela habia que ir a buscarlos y seguramente iban a aparecer muertos por la mañana. Y si estaban afuera, sin duda la chica necesitaba ayuda. Tal vez llamar a Mcgonagall o a Lynnea para que alguna le diera algo de apoyo.

Me acerque a Solar y sin tocarla le susurre -Ahora no, no te enfades ahora, o al menos no lo muestres, solo tranqilidad ¿Vale? luego ya veremos con quien tenemos que arreglar cuentas. Ven -le ofreci la mano y una leve sonrisa para volver a donde estaba la chica y espera a que ella decidiera levantarse.
Volvi a arrodillarme cerca de ella, pero no lo suficiente para molestarla y espere.

Mi cabeza siente el piso, esta frio, húmedo, acido; el liquido de mis ojos se mescla con sus pestañas; me las humedece, las dobla... Me aprieto con mis manos, no quiero sentir nada, no quiero sentir nada; mi corazón sigue latiendo; el ardor, los golpes no me importan, ya me dejaran en algún momento para sentirlos; pero no ahora, no ahora que me van a tomar, que me van tomar y me van a tomar. Mi piel se entume, no se si se tensa o se pone flácida, pero me molesta; me hace algo, me molesta; ya casi puedo sentir sus manos en mi; una voz escucho, van a venir, van a venir....
...............

No sé cuanto tiempo pasa, realmente no sé; pero no pasa, no quieren tomarme aun; mi corazón me sigue golpeando, quiero mirar; no me atrevo, pero desesperada quiero mirar para ver si siguen ahí. Comienzo a sentir más mi cara mojada, la presión de mi pulso, las ropas; y de pronto lo hago, con un movimiento me giro y muestro un ojo para ver, para verlas.

Apenas puedo entender lo que hacen, pues no me tocan, no me torturan; solo están ahí, y me hablan, me hablan. Una de ellas se acerca a mí, yo reacciono descubriendo mi rostro cuando creo que me va a tocar, pero no lo hace; solo lo hace con algo húmedo, algo húmedo que yo dejo que me pasen; temblando pero dejo que me pase. Y me quejo, maldición como me dan ganas de quejarme, por todo lo que tenía que sentir; por todo lo que ellas ahora tenían que ver en mi, en esta muñeca toda maltrecha.

La otra golpea con mi cuchillo la puerta y me pregunta, con fuerza me presiona para preguntarme por ellos; y es que da miedo, su mirada da miedo también. ¡No!, por favor que no estén a aquí; fue hace tiempo, fue hace tiempo... no pueden estar aquí. Le respondo temblando, levanto un poco mi cabeza; pero soy incapaz de mirarlas, incapaz de hacerlo por la vergüenza de lo que era y lo que dolía, lo mucho que se sentía.

Trix tenia razón en lo que me decía, pero no podía controlar la furia que recorría mi ser como lava liquida. No podía esperar para saber si ellos estaban o no aquí. Me temblaban las manos. Apreté los puños mientras controlaba mi sed de cacería. Sentía mi puño cálido por la sangre que manaba del corte. Gruño por lo bajo y saco mi varita, señalando a mi mano.

-Episkey...-

Susurro para ver la herida curarse. Guardo la varita. Y entonces responde que fue hace tiempo y que no están aquí. Respiro profundo, limpiándome la palma en la pollera antes de acuclillarme frente a ella. Sentía como parte de esa sed de sangre se disipaba. Respiro profundo nuevamente. Antes de apoyar mis palmas en sus mejillas, haciendo que levante la cabeza para pudiera verme a los ojos.

-Escúchame... - Le digo en un tono tan bajo que solamente ella podía oírme - Nadie va a dañarte, ninguna de nosotras. Se como te sientes... yo... pase algo similar... - Intentaba por todos los medios mostrarme un poco mas tranquila para que ella no tuviera miedo. Mi mirada era un poco mas cálida, aunque mi rostro era una mascara de determinación. - Necesitamos saber que paso... - Ahora mi tono volvía a ser normal - ¿Crees que puedes contarnos por que estabas con el cuchillo?-

Escuché las palabras de la chica y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Aunque intentara no admitirlo, hacía tres meses estábamos en guerra, hacía 90 días que miles de magos morían y que otros cientos... otros cientos eran torturados y marcados de por vida.

No sabía qué decir, durante este tiempo había preferido no pensar en el tema. Creía que si lo omitía sería mejor pero una cosa así no se podía ignorar durante mucho tiempo.

No era capaz de imaginar por lo que había pasado, parecía destruida por dentro, agotada de vivir. Miré el cuchillo y las zonas donde antes habían estado sus heridas. Suspiré.

-Ya ha pasado...-le sonreí mientras me acercaba a mirarla -ahora estás con nosotras y no te va a pasar nada.-asentí tratando de ser lo más suave y agradable posible.

De pronto ella se acerca a mí, veo como acerca sus manos a mi rostro y yo me muevo hacia atrás empujándome, sacudo mi cabeza, y es que no; un maldito impulso me mueve desde mi pecho cuando veo a esas manos querer tocarme. Me había alejado un poco de ella, pero aun así la miraba, temblando, agitada; y aterrada, aterrada por lo que podrían ser, por lo que podrían hacerme si querían usarme.

Me susurra, yo tiemblo pero la escucho; hasta que...

No, no podía ser, la garganta se me aprieta; y tiemblo mas, tiemblo mas hasta no poder parar. ¿Ella también? ¿Era una de las otras? ¿En la pieza obscura? Uno de esos rostros de muñeca que como yo no se atrevían a hablar, ¡Que ni eso hacíamos porque no servía! ¡Porque no queríamos! ¡Porque no queríamos nada! Las lágrimas se me salen de nuevo, no puedo pararlas y se me salen de solo pensarlo, de verme ahí tirada de nuevo y de ahora además verla a ella igual que mi. Y es que era solo estar ahí, estar ahí para ellos porque nunca acababa, porque nunca acababa; porque ahí no había nada, no había nada aparte de solo estar y estar ahí hasta que ellos te eligieran para arrastrarte.

Yo... Comienzo tratando, tratando de decirle; Yo me las quise sacar, solo quería arrancarme sus marcas, y es que... No quería verlas más, no quería recordarlo más, no quería sentirlos más en mi; recorriéndome, apretándome o marcándome, a mi; una de sus muñecas.

Estaba sentada cerca de ella y la escuchaba atentamente pero no creia que fuera buena idea interrumpirala ahora que habia comenzado a hablar.
Prefiera dejarla par ver si era capaz de continuar por ella misma.
Siempre era bueno soltar las piedras que lastraban nuestra alma, aunque era algo muy dificil.
Si una vez que habais comenzado te paraban era casi imposible que volvieses ha abrirte asi que solo me mantenia en silencio.

Escuché las palabras de aquella chica aterrada y no pude evitar que mis ojos se humedecieran. Intenté mantener el semblante, pero millones de gritos furiosos resonaban en mi cabeza.

Debía existir una manera de borrar esas marcas, teniendo en cuenta lo que quería hacer la joven, debíamos informarnos sobre métodos menos ortodoxos y mortales.

La solté, al notar que se ponía algo incomoda. Pero me quede acuclillada frente a ella mientras hablaba. Comprendía a la perfección a lo que se refería. Esas marcas de las que uno se avergüenza y que no quiere que nadie mas las vea. Apreté los puños mientras decía aquellas palabras que seguro le estaban costando.

-Tal vez... deberíamos llevarte a la enfermería para que te vean... - No había prestado atención a sus marcas, había preferido cubrirla y quitarle el arma que la hacia potencialmente peligrosa a fijarme lo que realmente se quiso sacar... - No se que tipo de marcas son... pero tal vez en la enfermería puedan ayudarte... a quitarlas o curarlas... Pero a veces... no todas las marcas pueden quitarse y curarse... a veces tenemos que aprender a vivir con ellas para siempre...-

Mi tono era neutral. Intentaba que ninguna de mis emociones saliera a flote. ¿La habrían marcado los carroñeros bajo las ordenes de Él? ¿Quienes habían sido? ¿Que le habían hecho?-

No... No puedo, niego con mi cabeza; No puede ser que tenga que verlas siempre,
y es que, que mas quieren que haga esta muñeca para dejarla en paz...
Para dejarla en paz...

Yo la miro mientras habla, mantengo mis ojos demasiado abiertos para lo que me arden los parpados, empujo mis manos contra el piso; y le suplico, con labios temblorosos es como si le fuese a suplicar que me diga que, que mas debía hacer para al menos poder olvidarme de todo; y es ya no importaba, ya no me importaba ser la muñeca de alguien si es que hacían que se me olvidara todo, todo, todo aquello.....

¿Tu sabes cómo era? ¿Tú eras una las otras? ¿De las otras muñecas a las que tenían en la pieza obscura?.....
¿O solo me estas mintiendo? Pues si es eso solo tómenme de una vez; no me quejare, ya no me importa y no me quejare.

Bajo mis ojos, miro por un instante a la que tiene los ojos y el pelo marrón sentada cerca de mi; pero los quito, y es que quería llorar, solo quería eso, que me dejaran llorar y llorar un rato mas. Y es que tenía tanta vergüenza de que supieran lo que era, y rabia, una maldita desesperación por que me estuviesen observando como si fuese una sorpresa, con esas caras que me hacían querer quemarme por ser lo que a mí me quitaron haciéndome vivir tirada ahí, por ser lo que hubiese sido si no me hubieran tirado ahí.

¿Por qué me miran en vez de hacerlo? ¿Por qué me miran si no importa? Si no importa y no importa…

La observo fijamente. Estaba segura que por lo que decía algo similar a mi le había ocurrido. Por un instante volví a ver aquel cuarto mohoso y sucio donde estaba Él y no pude evitar estremecerme ante el recuerdo.

-Tranquila... ninguna de nosotras va a dañarte... estas a salvo... - No comprendía por que se llamaba a si misma una muñeca - No eres una muñeca... eres una persona... viva... - Mire de reojo a Trix y a Aria antes de volver a mirar a la joven - Yo no se que cuarto me hablas.... no creo haber estado ahí... pero yo también tengo marcas... - Me levanto la pollera para mostrarle la marca del muslo - Y hay dos mas... que también me gustaría ocultar y que desaparecieran... pero no lo harán... Se que no estuve donde estuviste tu, ni pase lo mismo... pero estoy segura de que ambas pasamos algo similar... por que puedo ver tus reacciones en las que yo tuve cuando paso... Y ninguna de nosotras va a tomarte, ni a tocarte ni a dañarte.... No volverán a hacerlo de esa manera... nunca mas... - Le digo mirándola fijo y seria - Estas a salvo con nosotras...-

Le susurro.

Pero que mierdas pasaba en este puto coleguio.
Comence a controlar la respiracion, preferia no hablar en ese momento, tantee la batira que llevaba sujeta a la pierna, siempre en la cartuchera iba que la abuela me habia hecho para ir a nadar.
Me habia a costumbrado a tenerla siempre cerca y no estaba segura de que ahora no necesitase usarla, pensaba en que deberia haber algun hechizo calmante, pero si lo habia ahora mismo no lo recordaba.
Preferia no hablarle y dejarle tiempo, para que viese que seguiamos ahi pero que no ibamos ha hacerle daño, que no estabamos alli para dañarla, solo para ayudarla.

Las palabras de la Hufflepuff resonaban en mi cabeza. Era consciente de las barbaridades que se hacían durante la guerra, pero una cosa era saberlo y otra muy diferente ver con mis propios ojos lo real que era. No se trataban de datos que anotar en un libro sino de sufrimiento causado a miles de personas, dolor que podía ver  ahora mismo a través de sus ojos vacíos.

No sabía qué hacer, qué decir; no creía que pudiera hacerle sentir mejor. La única que parecía entender por lo que estaba pasando la joven era Solar, se acercó a intentar calmarla pero algo de lo que dijo me paralizó. ¿Solar había pasado por algo parecido?

Definitivamente la guerra había dejado muchas más marcas que las que había leído.

Si me moría no me importaba, si me tomaban como ellos tampoco; es más, dejar de sentirlo todo en ese momento sonaba como algo que podía querer, al igual que dejar llorar por todo lo que intentaba y no podía hacer siendo esta muñeca en la cual me habían tornado. Y las dudas, las malditas dudas también debían acabarse, insistían, insistían e insistían en que no eran como ellos, pero como podía creerles; el mundo y ellos me quitaron tanto que ahora no puedo, simplemente no puedo querer algo de afuera; no siendo lo que soy.

No sé que voy a hacer, ¿Golpearme la cabeza contra el suelo hasta que acabe? ¿Correr de ahí a cortarme con algo en la habitación? ¿Esperar hasta que simplemente lo hagan con migo o me dejen? Y es que quiero, estoy a punto de acabarlo; me tenso entera, sollozo sin control; pero de pronto ella....

.........

Ella me muestra eso, su marca. Cuando la veo es como si hubiesen destapado algo en mi pecho, mis ojos se abren en su totalidad y mis latidos siguen y siguen pulsando mientras algo llena cada fibra de mi; estiro una mano como un ademan de tocarla pero como un instinto la quito, recordando lo mucho que les odiaría si me las tocaran a mí.

Pero, pero.... ¡¿Y qué se hace?! ¿Qué hace una después de estar viviendo tanto tiempo así? Pues yo no sé, no sé; lo único que se ser ahora es una muñeca como ellos quisieron todo ese tiempo;  me siento tan mal intentando ser cualquier otra cosa para no saber siquiera como, tan mal sintiendo el dolor de cuando me marcaron....

Me llevo una mano temblante a mi espalda, sentándome sobre mis piernas esta vez; tal vez con mis mejillas un poco mas secas, pero suplicando con mis ojos, suplicando solo por un pequeño consuelo esta vez. Y es que si, tal vez era un grito de ayuda, un estúpido grito de ayuda lo que emitía la muñeca esta vez; pero es que ella me había forzado, me había forzado a llorar por algo que quitara un poco todo esto que dolía, todo el abuso y abandono que guardo a presion dentro de mí....