El amor es ciego (Luna)

It's not enough that I love you
There's all these things I have to prove to you
You use the sun to erase the past
But you think it only raises for you.

But I'm afraid of being hurt that's true
But not afraid of any physical pain
Just as I am always scared of water
But not afraid of standing out in the rain.

La maldita tarea de la clase de entretenimientos muggle consistía en elegir uno de los medios por los que los humanos se divertían e investigar al respecto. Fue así como fui a dar con esta canción que no dejaba de azotar mis turbulentos y poco claros pensamientos. La noche anterior me había dejado con más confusiones que certezas, siempre ocurría lo mismo cada vez que Hermione estaba lejos y su dominio sobre mí se debilitaba un poco, pero inclusive ahora que ella no estaba no podía evitar que mis pensamientos la rondaran y trataran de descifrar cuándo esta ilusión acabaría y nuestra "relación" se terminaría.
Me estaba obsesionando y eso nunca era bueno, pero ¿qué más podía hacer? Ya estaba perdido, lo sabía. Perdido y confundido, entregándole mi corazón a aquella a quien había visto sufrir de maneras atroces, a aquella que había despreciado por años.
Ni yo mismo podía entenderlo y sin embargo así era.
La gente pasaba junto a mí como si fueran fantasmas ¿o era al revés? Si tan solo pudiera poner algo de orden en mi cabeza.


Y mientras tanto la nieve caía sobre mí, sobre este pequeño y miserable pueblo, hundiéndome más en mi deseperación. Quizás debía asumir que no podía tener seguridades, que sí, quizás cuando Hermione volviera en sí se daría cuenta de que es como si yo la hubiera torturado, como si yo la hubiera amenazado, solo porque estaba con los mortífagos. Solo porque era mortífago. ¿De verdad? ¿De verdad podía ella hacer a un lado todo eso porque...? No sabía por qué.
Necesitaba un trago, entré en Las Tres Escobas y me senté solo en una mesa junto a la ventana. Me sentía solo, ¡Merlín! Necesitaba hablar con alguien o me volvería loco, lo sabía.

-Hola, desaparecido. ¿Esperas a una leona? ¿O te sirve una halcón?- Pregunto desde su costado, tomando asiento a su lado.

Han pasado algunas semanas desde la última vez que hablamos, incluso había llegado a pensar que me estaba esquivando. Así que cuando esa noche lo vi sentado en Las Tres Escobas, pensé que sería una buena oportunidad para saber que había pasado, por qué no había vuelto a contestar mis cartas, o si siquiera las había recibido.

-Una cerveza de mantequilla, por favor. ¿Le puede poner medio limón dentro? ¡Gracias!- Pido a la chica al otro lado del mostrador, y volteo a sonreír al platino. -Te extrañé, Draco.-

La miré como si ella fuera la respuesta a mis plegarias. No pudiendo evitarlo me levanté del asiento y la abracé con tal intensidad que por un momento creí que la había lastimado. -Luna, Luna, Luna -solo podía repetir hundiendo mi cara en su cabello plateado.
Me costó separarme -No eres la única que ha extrañado aquí -murmuré recobrando la compostura, Merlín, qué bien se sentía tener un amigo cerca. La invité a sentarse con un gesto y le di otro trago a mi cerveza de mantequilla -No estoy esperando a una leona, no, pero sí estoy pensando en ella, como siempre últimamente -repuse seriamente -Siempre eres bienvenida, ¿Dónde estabas? No te vi por el colegio...-pregunté, no quería que sonase como a un reclamo pero así sonó -Te necesitaba mucho, antes que nada quiero pedirte disculpas por desaparecer -le tomé la mano, qué suave se sentía, qué tierna... la solté, no quería ser invasivo. -Pero me vi obligado, nada hubiera querido más que volver al Colegio...

Le devuelvo el abrazo con cariño. No me había dado cuenta hasta que punto me había hecho falta hasta ese momento, cuando toma mi mano por unos instantes. Me suelta, sin embargo soy yo quién toma esta vez su mano entre las mías.

-Han pasado muchas cosas mientras no estabas...- Murmuro, haciendo círculos en la palma de su mano. -Una de ellas es que vuelvo pronto a casa, antes que empiecen las vacaciones. La profesora Macgonagall me ha dado permiso para ello.-

Niego suavemente. -Pero ya hablaremos de mi, luego. Por ahora, te aviso que estás invitado a venir a casa para Navidad y Año Nuevo. ¿Vendrás?- Le sonrío con suavidad. -¿Que hay de ti? Te ves delgado. Y tienes marcas bajo los ojos. ¿Has dormido bien?-

Aspiro el perfume de su cabello mientras me abraza, qué recuerdos, terribles recuerdos y sin embargo, en un rincón oscuro de mi negro corazón son dulces, para mi vergüenza completa.
-Qué bueno que puedas reunirte con tu padre tan pronto -declaré mirando sin cesar su mano sobre la mía, sentía el poderoso impulso de sacarla de allí pero me abstuve: necesitaba volver a acostumbrarme a las muestras de cariño. -Sí, claro que iré para las fiestas, te agradezco la invitación porque de solo pensar en ir a casa... -creo que mi expresión fue de pura angustia -No podría lidiar con ello.
Hice una pausa para tomar un sorbo de la bebida y seguí -No, no estoy durmiendo bien... -suspiré, ¿Cómo podría? ni siquiera sé si podré volver a hacerlo alguna vez. -Todavía estoy tratando de lidiar con todo lo ocurrido y con sus consecuencias -me pasé la mano por el cabello -Pareciera que hasta lo que me da algo de alegría debe estar manchado de gris -le di una mirada significativa -Y sí, me refiero a Hermione.

Off:

-¿Tan mal está todo, Draco?- Pregunto, apenada por él. No debe ser sencillo, nada sencillo. Pero al menos ni su familia ni él había terminado en Azkaban, lo que es algo bueno... ¿verdad?

-¿Es que ha ocurrido algo nuevo?- Lo miro con mis ojos muy abiertos, esa eterna expresión de sorpresa que incomoda a muchos. -... ¿Hermione está embarazada o algo así?-

Suelto su mano suavemente al ver llegar mi cerveza de mantequilla, a la que doy un sorbo. -He hablado con ella por cartas, me dice que están viviendo juntos en Londres. ¿No te lo ha comentado? Quiere que vaya para allá en algún momento de estas vacaciones, para pasear... Sería agradable.-

En un gesto dulce, paso mis dedos por su cabello platino, cambiándolo de dirección sobre su frente. -¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte, Draco? Aliviar tus cargas de alguna manera.-

Pueeees....:

Cuando dijo lo de Hermione embarazada casi me meo de la risa, estuve un largo rato así riéndome, tanto que me tuve que apoyar en la mesa. -Ay, mi Luna cómo podré pagarte este momento -dije mirándola a los ojos, hacía meses que no tenía un sentimiento genuino de diversión o alegría, esto era impagable para mí -No, Herm no está embarazada, te lo puedo asegurar -comenté para dejarla tranquila -Es que con ella siempre está el miedo de que de pronto caiga en la cuenta de quien fui y me deje, siempre temo que deje porque siento que no me la merezco -me sinceré, le di un trago a la cerveza -Y en verdad no me la merezco, por eso temo que de un momento al otro me sea arrebatada y yo vuelva a quedar vacío -volví mi mirada hacia mi compañera -Ella es lo único que tengo en este momento... -negué con la cabeza -Ella y tú. Ni siquiera mis padres son una fuente de consuelo, ellos son como extraños para mí, no logro perdonarles el que luego de todo esto, de todo cuando pasamos, sigan mantiendo algunos pensamientos puristas con respecto a la sangre -lo dije, finalmente lo dije y qué alivio sentía. -Y mi padre, está muy mal Luna, está muriendo, lo puedo ver, lo puedo sentir. Consumido por la locura y su pasado... Yo no quiero terminar como el... -fue lo único que pude confesar aunque miles de otros pensamientos pululaban en mi cabeza.
-¿Así que te dijo que estábamos viviendo juntos? -me sonreí de lado "Típico, maldición Herm". -En realidad la dejo vivir en mi departamento en Londres pero yo voy poco para allí, no quiero que ande como un perrito sin dueño de aquí para allá, ella es una bruja demasiado inteligente para rebajarse así.

Su risa es contagiosa, y río también con él, aliviada de verlo hacerlo. Intento recordar la última vez que lo había visto reír, reír de verdad. Honestamente... no lo recuerdo.

Me apoyo con un codo sobre la mesa y la palma de mi mano bajo la barbilla, escuchando sus palabras. -Quién fuiste no es quién eres ahora, Draco. La verdad, ese Draco estaba muy confundido, y era muy inmaduro.- Le sonrío con animación. Me parece verlo relajarse, respirar mejor. A veces lo mejor es tener a alguien a quién contar lo que sientes... -Siento lo de tu padre. Nunca se ganó mi cariño, o mi respeto, pero no es bueno desearle mal a nadie. Y sé, estoy segura, que no serás como él.-

Paso mi dedo por el borde de la cerveza de mantequilla. -Tu pasado... Bueno, nadie puede huir del pasado. Pero sobretodo, recordar que está en el pasado, y simplemente no se puede cambiar. Pensar en eso, torturarse por eso... No lo hagas, ¿de acuerdo? No hace bien. Yo te perdoné, Hermione también lo hará, si no lo ha hecho aún.-

Tomo un sorbo de cerveza. -Me alegra que hayas hecho eso por ella, ¿sabes? Ha estado muy deprimida estos meses, a veces en el castillo, a veces desaparecida. Creo que un sitio que pueda llamar propio es algo bueno, le dará el sentido de pertenencia que perdió cuando Hogwarts dejó de ser el lugar seguro que pensábamos de niños.-

No puedo disimular el completo alivio que experimento cuando escucho de su boca que no seré como mi padre, porque ese es uno de mis mayores miedos y mi expresión se extiende cuando me dice que me ha perdonado; sinceramente, no sé cómo lo ha hecho pero en este momento no quiero cuestionar aquello que me hace bien, solo lo acepto: el perdón y la alegría son demasiado efímeros en esta vida como para no aceptarlos cuando se presentan.
Asiento cuando me recomienda no torturarme con el pasado, sé a ciencia cierta que tiene razón y a pesar de ello estoy casi seguro de que no podré hacerlo, el pasado está muy fresco en mi presente como para dejarlo ir. Es más, me maravilla cómo ella lo ha conseguido, al menos en apariencia.
-Estoy hablando con la profesora Gammel sobre mi pasado, justamente para ver si puedo dejarlo ir de una vez por todas -le comento y me termino el vaso de un trago, inmediatamente me pido otra cerveza. -Y con respecto a Hermione, todo lo que pueda hacer por ella es poco, al principio pensé que lo mío con ella era puramente morboso pero creo... creo que estoy enamorado de ella, ¿sabes? -reconocí casi no dando crédito a mis palabras -Sufrió mucho durante la guerra como tú, pero como si eso no fuera poco ha sufrido luego de ella, inclusive recientemente, ¿Qué sabes de su pelea con Harry y Weasley? Ella no me ha querido comentar mucho sobre eso...

Le pongo mi mano en su hombro, mostrando una gran sonrisa.

-Me alegra saber que intentas buscar ayuda. ¿Ves? Eso no haría el viejo Draco; admitir que necesitabas ayuda no es una de las cosas que te caracterizaban.-

Aparto mi mano de su hombro en una caricia suave, volviendo a colocarla sobre la mesa. -No sé muy bien que ha pasado con ellos tres. Ella está confundida, eso es claro. Si alguna vez le gustó Ronald, ya está segura que no siente nada por él. Y Harry... Bueno, la guerra también lo ha cambiado. Quizás al haber desaparecido Voldemort, parte de él también desapareció, perdió sentido. Ellos tres han sufrido mucho, Draco. Mucho más que tú y yo.- Termino de admitir. -Necesitan ayuda, pero han estado tan solos en su lucha que no quieren dejarse ayudar. Lo mejor que puedes hacer es escucharla con paciencia. Quizás no estaría mal que le propusieras verse también con la profesora Gammel. No es descabellado, aunque seguramente no quiera en un principio.-

Dejo escapar un suspiro suave. -¿Te sientes mejor? ¿Más tranquilo?-

Ella creía que Potter y compañía había sufrido más que nosotros y quizás tenía razón, pero a pesar de ello yo no estaba listo para reconocerlo; bah, tal vez sí con Hermione. -Todos sufrimos a nuestra manera -deslicé testarudo, ¡Por dios había hecho cosas terribles, sufrido cosas terribles! El Señor Oscuro había perseguido a Harry, había matado a su familia, pero yo lo había tenido que soportar, ver su asquerosa cara y fingir una mínima lealtad y una máxima ineptitud con tal de no traicionarme a mí y a mi familia, tuve que lidiar con la maldad cara a cara, día a día, todo el tiempo temiendo el castigo por cualquiera de sus caprichosos desplantes o sus frustraciones, y tuve que sufrir su castigo cuando el trío dorado escapó de mi mansión... ¡Tuve que violar a Luna, por Merlín! Aparté mi vista de ella para guiarla fuera, al exterior helado e impávido. Tragué saliva -No sé si es bueno comparar...
Ya no siente nada por Ron, eso era un alivio. De todos modos, no era Ron el que me representaba una amenaza, era Potter y me servía de mucho que anduviera perdido y confundido. -Claro que la escucharé, ella y tú son unas de las pocas personas a las que les tengo paciencia y con las que disfruto conversar -la miré de reojo -Le diré que vea a Gammel pero primero quiero comprobar que sirve de algo -reconocí terminante -Ya sabes cómo es Hermione con la eficiencia -me reí por lo bajo -Sí, me siento más tranquilo, siempre logras tranquilizarme. Ahora cuéntame de ti.