Compras Navideñas (Abierto)

La navidad de acercaba y era hora de hacer las compras para este año, su mesada había llegado un poco mas gorda este mes lo cual era perfecto por que ahora debía comprar para alguien mas o eso pensaba, caminaba por las calles de Diagon Alley el cual estaba mas pintoresco que nunca después de los pasados malos meses y la guerra, guirnaldas de todos colores adornaban el lugar, a pesar de verse bastante navideño paresia como si estuviera detenido en los viejos tiempos, claro comparándolo con las ciudades y adornos muggles.

No estaba seguro del todo que compraría este año, quizá un caldero grabado para su padre, un nuevo diario de piel para su madre pero tenia un nuevo reto para este año, ¿que le compraría a Luna?, estaba bastante decaída a raíz de perder a Maddy y quien sabe si aun la invitacion de las fiestas navideñas en su casa sigan en pie, pero no puedo quedarme de brazos cruzados, aunque claramente enviar algo no seria precisamente la mejor navidad.

Meto las manos en los bolsillos del abrigo y hundo mi boca en mi bufanda azul y bronce, comenzaba a a hacer frió, era nostálgico, era como los años pasados en donde venia solo y compraba obsequios para sus padres que solo Merlin sabe en que parte del globo se encontraban en este preciso instante ohh Diablos sale de su boca ahogado por la bufanda del cual solo se despide el aliento de su voz

Obsequios, ¿por qué no? Después de todo, si me iba a quedar en Londres, tenía que seguirle la corriente a mi madre y, ¿qué mejor manera que fingir que todo era normal, que con regalos bajo el árbol, ponche, pastelillos y luces multicolores por toda la casa? Todo eso debía bastar para dar la impresión de que estaba la mar de contenta de haber dejado mi escuela y a mis amigos. Comenté con mi madre que quería reemplazar mi calderon y me dió un salvoconducto para retirar dinero en Gringotts— Brrr... —Me estremecí y cerré mi abrigo de inmediato. No sentí frío antes de salir de casa, pero el usar polvos flu para aparecerme en el banco, tenía sus ventajas. Sin embargo, fuera de el, no podía ir de chimenea en chimenea por el callejón, así que busqué dentro de mi bolsa unos guantes para protegerme las manos. Cuando los tuve en mi poder, me los puse a toda prisa, sonriendo por el regalo que pensaba darle a mi madre: un sapo. Sabía que los detestaba, pero no me rechazaría el regalo, sobre todo si pensaba que era de corazón. La sonrisa siguió en mis labios pero comenzó a desaparecer cuando vi que la calle se hacía más y más larga sin dar rastro de la tienda. Comenzaba a sentir que ya había caminado más de lo que las indicaciones de mis compañeras me habían previsto.

Me detuve cuando el camino se dividió en dos y deliberé qué rumbo tomar. Me giré para intentar orientarme, pero en ese lado de la calle los establecimientos estaban cerrados. Quizás por el clima frío, abrían más tarde. Estuve parada ahí por unos minutos que me parecieron interminables, recordando lo que habían dicho las otras, pero finalmente me di por vencida. Tuve que admitir que estaba pérdida.

A punto estuve de sacar mi varita e invocar una indicación, cuando de pronto un par de hombres al fondo de otra calle que colindaba con otro callejón (Knockturn), gritaron algo a mis espaldas. Giré mi rostro, aún sin entender lo que balbuceaban y vi que avanzaban en dirección a donde yo estaba. El temor se apoderó de mi y comencé a caminar rápidamente, sin percatarme de qué rumbo tomaba. Solo quería alejarme de ellos. En el camino me crucé con otros brujos y pensé en pedir ayuda a alguno de ellos, pero ocultaban su rostro bajo las capas por el intenso frío, asi que no podía simplemente detenerme a hablarles.

Podía escuchar la voz de los hombres cada vez más cerca, asi que tomé mi varita e intenté recordar alguno de los hechizos que mi madre me había enseñado. Mi mente estaba en blanco, no recordaba nada. Siempre me pasaba eso cuando los nervios me invadían, así que me paré en seco e intenté recordar de nuevo algún conjuro útil, pero la memoria me seguía traicionando. Guardé mi varita y caminé más de prisa, con la intención de perderlos de vista. Por un par de segundos caminé con la vista fija en el piso y el oído pendiente de lo cerca que estaban; alcancé a entender que mencionaban algo de la calidad de mi capa y que no se veían ropajes así a diario. Me maldije por no haber detenido a alguno de los magos con los que me crucé antes.

Las calles me parecían iguales o peor que las que ya había dejado atrás. No podía distinguir nada, una intensa ventisca caía un poco más fuerte. Estaba rodeada de tiendas cerradas. Uno de los hombres que me seguía se acercó lo suficiente como para que pudiera percibir su fétido aroma y comencé a mirar hacia todos lados sin dejar de caminar, buscando alguién que pudiera auxiliarme.

De pronto, los colores azul y bronce de una bufanda llamaron mi atención. Si mal no recordaba pertenecían a Ravenclaw, una de las casas de Hogwarts. Su dueño casi doblaba por un callejón y estaba a punto de perderse de mi vista. Sin saber cómo ni por qué, caminé con prisa, me colgué de su brazo haciendo que se detuviera y me abracé a alguién que no conocía pero que vi en ese momento como mi salvación— Aquí estás... te estaba buscando —Dije fuerte y claro, recargando mi cabeza en el pecho del extraño, girando el rostro para poder ver hacia los hombres que momentos antes me seguían. Éstos al ver que ahora estaba acompañada, pasaron de largo; pero me continuaron viendo ocasionalmente hasta que se perdieron en otra calle. Cuando me aseguré de que se habían ido, suspiré tranquila y fue hasta entonces que me percaté de que estaba abrazada a un perfecto desconocido en plena calle.

Lamento mi atrevimiento —Pronuncié con la voz modulada, pudiendo observar solo una parte de su rostro por la bufanda calada casi hasta las orejas— Unos hombres me seguían y vi los colores de tu bufanda. Son de una casa de Hogwarts, ¿no? —La tela de su bufanda me impedía ver su cara y averiguar si era alguien que había visto en el colegio, pero no por eso iba a ser descortés con un desconocido que -aún sin intención de hacerlo- me había ayudado— Gracias—Pronuncié en un correcto tono neutral, separándome de él.

Salia de Flourish & Blots despues de conseguir unos muy buenos ejemplares Desarrollo de hechizos avanzados por Mabel McFion y Pociones salvavidas por Augusto Tach a un precio muy razonable, después de todo tal vez pasara el invierno en Hogwarts y debía tener algo en que entretenerme y claro, el regalo de mamá un diario de campo de piel de Hébrido negro, unas buenas escamas y resistentes para sus viajes, los guarde en mi morral el cual ya comenzaba a pesar un poco.

Salí de la tienda y mire al rededor para orientarme un poco hacia donde quedaba el Boticario del Sr. Mulppeper, para ver los calderos y comprar el regalo de papa, siempre y cuando alguno me convenciera en calidad y precio, el clima comenzaba a empeorar, el frió calaba mas en los huesos y una ventisca se empezaba a hacer presente, me llevo mis manos forrados en guantes a la boca exhalando en ellos haciendo un intento por calentarlos un poco,sacudo mi abrigo y levanto mi bufanda para cubrirme del viento.

Camine varias calles en busca de mi destino, la nieve se acumulaba de poco en poco en mi cabeza y en mis hombros, cosa que siempre pasaba, y aun no se me ocurría que podría regalarle a Lovegood para levantarle los ánimos, Madame Malkin había pasado por mi mente, pero no se si algo que escogiera yo tuviera bien gusto, normalmente yo solo agarro lo primero que encuentro y eso uso, rara vez me había parado a ver detenidamente algún ropaje.

Parecía ser un día frió mas común y corriente , cuando doblaba en un callejón siento el tirón de mi brazo y una voz diciendo ridículamente en alto Aquí estás... te estaba buscando seguido de un abalase sobre mi pecho, me quedo inmóvil estupefacto ante el suceso, al verla solo se distingue una cabellera negra y una túnica que parece de muy buena calidad, trago saliva E... es... Esto... digo titubeante ante la escena.

Se aparte de mi y puedo observarla, se largo cabello negro y tu tez delicada y blanca, la túnica definitivamente si era de buena calidad, explica el por que de sus actos y suelto un suspiro Ohh ya veo, honestamente me espantaste, uno no espera que alguien actué tan cariñosamente de repente con uno, especialmente si no la conoces rio nerviosamente, su afirmación sobre la bufanda me deja algo confundido, quizá era una nueva estudiante o alguna de intercambio, aunque por como se veía no era una joven de 11 años de primer curso.

Si... es de Ravenclaw... eres nueva en... la ¿ciudad?¿sociedad mágica?¿escuela? no sabia precisamente que decir o preguntar Perdón, mis modales extiendo una mano Albert Percibal Hollow

Cuando la bufanda dejó ver su rostro, me era completamente desconocido. O por lo menos no recordaba haberlo visto antes y pensé que quizás no era alumno de Hogwarts. Lo miré de nuevo, un poco perspicaz por no ubicar su cara, porque el colegio no era tan grande como para no haberlo visto en los pasillos o en el gran comedor... pero después la lógica me hizo pensar que un mago no tenía por qué vestir una bufanda de una escuela a la que no asistía.

Hice ligeramente mi mano derecha hacia mi pecho y dudé un poco, fijando la mirada en su mano extendida; no lo hacía por temor, sino porque yo no le tendía la mano a cualquiera. Arrugué el ceño al darme cuenta que, aún queriendo cambiar, no podía dejar de pensar como una Lestrange— No, no. Discúlpe usted, los míos. Supongo que no es agradable recibir cariños de un completo desconocido, pero créame, fue por una situación extraordinaria —Queriendo romper el molde que me había auto-impuesto, extendi mi distra para saludarle, firme y delicadamente, al tiempo que levantaba mi vista y mi voz, sin querer, sonó más alto de lo normal al decirle mi nombre— Soy Circe... Lestrange —En el último momento, dudé solo un misero segundo en decir mi apellido, no sabía bien por qué, pero pensé que si sabía quién era, me trataría desde un principio como realmente su ideología lo consideraba adecuado. No era partidaria de perder el tiempo en juegos de al gato y al ratón, mucho menos cuando yo posiblemente fuera el ratón— Un gusto conocerle, señor Hollow —Lo observaba para saber si algún ademán indicaba que me conocía, pero por el momento su rostro era una máscara bien portada— Y soy culpable de todo lo que ha mencionado. Llegué hace una semana de Canadá y por lo visto no me he aprendido el mapa del centro tan bien como pensaba.

Le dirigí una enigmática sonrisa y pasé la mano por mi cabello, haciendo el ademán de que podríamos comenzar a caminar antes de que nos congelaramos en plena calle— ¿Sabe usted dónde está Borgin & Burkes? —Le cuestioné sin dejar de notar lo azul de sus ojos y estuve contemplándolos quizás un poco más de lo normal, pero cuando me di cuenta de esto, desvié la mirada hacia la calle solitaria— Realmente necesito ir a ese lugar... pero todo aquí es tan diferente a casa, que no se por dónde ir.

Si, si, lo pude notar, descuida digo, me explicaste la situación y todo, no simplemente lo hiciste y te fuiste, eso hubiera sido mas extraño

Mira mi mano tendida, dudosa, frunce el entrecejo y me tiende la mano firme pero suave, la cual sujeto cordialmente, me quedo perdido al escuchar su apellido que no dejo de subir y bajar la mano suavemente, ¿Lestrange? ¿había dicho Lestrange? eso.. eso no podría significar nada bueno normalmente, mi mirada se queda fija y pedida en ella, hasta que de golpe reacciono.

Ahh un placer señorita Lestrange... digo circe, digo... uno no debe cargar con la maldición del estereotipo de sus familiar o si? digo nerviosamente soltando su mano Una semana dices? eso explica por que no te e visto por el colegio ¿en que casa dices que estas? sonrió al escuchar como pensaba conocer esta maraña de calles en tan solo una semana, era sorprendente que no la hubieran intentado asaltar antes.

Es normal, en una semana no pueden conocer el lugar, menos con este clima, la nieve cambia algunas señas particulares para ubicarse y camuflagean otros tantos pasajes Me sonríe mientras recorre su cabello en un ademan coqueto y se me queda mirando, me mira a los ojos y me miro de regreso, que raro, nunca me había pasado algo así, nota que le regreso la mirada y la voltea hacia una calle vacía, desvió la mía también, cuando menciona ese lugar... una Lestrange en el callejón knockturn, una Lestrange buscando Borgin & Burkes... tan difícil de ignorar.

Comienzo a caminar indicándole que me siga para no acumular nieve en el cuerpo Si... en el bajo mundo del callejón... en el callejón Knockturn, donde se reúnen los magos obscuros, carroñeros y gente de mala calaña, probablemente los que te seguían provienen de ahí, segura que necesitas ir ahí? en que te metes Hollow... no, tal vez solo se equivoco de tienda, no juzgues Hollow, no juzgues Segura no es Flourish & Blots inquirí Realmente el callejón Knockturn no es un buen lugar par ir, especialmente sola y vestida así

El frió arrecia y hace que me vuelva a acomodar mi bufanda para tratar de mitigar un poco el frió Yo, necesito ir al Boticario del Sr. Mulppeper a conseguir un caldero nuevo para navidad, tal vez... hago una pausa, la idea no me gustaba mucho, aunque no es que no haya ido yo mismo alguna vez a ese lugar, ella era una Lestrange tan vez estaría bien, pero quien sabe, no puedo dejar que vaya sola, digo que clase de persona seria dejando ir a una mujer sola a un lugar como ese, ohh Merlin.

Después de eso pudiera acompañarte... si quieres, ya sabes, para evitar que te pase lo mismo en ese lugar... pero deberás traer tu varita a la mano, solo por si acaso