Un pequeño paseo y reencuentros (Susan)

Zaida salió del Gran Comedor algo atareada, había demasiada gente ¿Cómo es que no mueren asfixiados? Necesitaba aire, aún no era tan tarde para el toque de queda, así que suponía que no habría problemas al querer ir a dar un paseo por los terrenos, ¿no?

Apenas dio un paso fuera del castillo, sintió como un peso se le quitaba de encima. Nunca fue de estar entre multitudes, prefería la cómoda y tranquila soledad.

Vio a lo lejos y divisó el atardecer que ya estaba formado. Éste tipo de cosas la tranquiliza. Una pequeña sonrisa se escapó de sus labios. Le hacía olvidar todo lo que sucedía y podría suceder. Caminó lento por el verde pasto disfrutando de la pequeña ráfaga de viento.

¿A dónde podría ir? ¿Al Lago Negro? No, seguramente que cuando apenas llegue, ya se habrá oscurecido y tendría que volver al castillo. En casos como éste se lamentaba de no ser prefecta, pero eso de la responsabilidad extrema no le iba, para nada.

Se decidió de quedarse por ahí, aprovechando el poco tiempo que le quedaba. Se dio un par de vueltas por aquí y por allá. Un poco más tarde vio a lo lejos una cabellera pelirroja que se le hacía conocida. Achino los ojos y puso su mano derecha cubriendo sus ojos del poco sol que quedaba y trató de distinguirla.

¿Podría ser? Se había ido del colegio hace uno o dos años, ahora que lo pensaba, había escuchado que estaba trabajando de profesora, pero nunca se le ocurrió que pudiera se aquí.

Se le formó una gran sonrisa, ahora sí estaba completamente segura de que era ella - ¡Susan! - Gritó esperando a que la viera y agitando los brazos.

Faltaba un poco para el toque de queda y realmente quería dar ese paseo, relajarme un poco, distraerme de los temas de las clases que había estado preparando todo aquel semestre a pesar de los pocos alumnos que seguía teniendo mi materia, así que me había retirado antes de la mesa alta del Gran Comedor, a la que aun no me acostumbraba del todo. Era extraño reconocerme como profesora debido a mi juventud, pero no era la única. La psicopedagoga o el nuevo de pociones estaban casi en mi situación, pero no tenían mi juventud. Por supuesto, no era la profesora titular, aunque cumplía las funciones de uno porque simplemente no había un titular en Estudios Muggles. Había muy pocos expertos en la materia o gente que si quiera los hubiera cursado como ÉXTASIS, lo cual había sido mi caso. Tenía una calificación perfecta en aquella materia, pero eso no lo era todo en la vida. Había muchas cosas que meterles en la cabeza a mis estudiantes.

Aunque, por un momento, pensé, viéndome los pies mientras caminaba, quería olvidarme de todo aquello. Cerrar los ojos y fingir que aun era una estudiante sin responsabilidades además de los deberes. Habíamos pasado cosas muy duras en el castillo y todo aquello simplemente estaba empezando a cambiar, aunque afuera, en el mundo mágico, las heridas de la guerra seguían latentes. De todos modos, sólo un momento, sólo cinco minutos. Sonreí, perdida en mis pensamientos, cuando oí una voz que conocía y busqué con la mirada a la dueña.

¡No podía ser! Realmente había dejado de verla cuando había dejado de ser estudiante, igual que a muchos otros, pero no pude evitar sonreír cuando me llamó por mi nombre. Muchos, por formalidad, me decían "profesora Bones" y yo seguía sintiendo que todo aquel título me venía excesivamente grande. Sonreí y me acerqué un poco, aunque menos efusiva que la chica pelirroja que me estaba haciendo señas. ¡Por supuesto que la reconocía! Era años menores, pero compartir sala común es algo que, por lo general, nunca se olvida.

—¿Zaida? —pregungo, ya más cerca, cuando puedo verla, y sonrío abiertamente—. ¡Eres tú, Zaida... ¿Hyde?! ¿No es cierto? Oh, es que a veces olvido los nombres... —no puedo evitar disculparme—. ¡Me alegra verte por aquí!

¡Oh por Merlín! ¡Sí es ella! No la había visto desde que salió de Hogwarts - ¡Su! - le dio un pequeño abrazo - Sabía que estabas de profesora en algo, ¡pero no aquí! - Aún la recordaba de una vez que la ayudó en un proyecto para Estudios Muggles, y aunque ya no tomaba esa materia se le era divertida en esos tiempos.

Por un momento toda la angustia había desaparecido, hablar con la gente siempre la había tranquilizado en cierta forma, en general Zaida era alguien bastante sociable, pero habían veces en que le asustaba encariñarse con las personas. Ese sentimiento cuando te enteras de que la gente que aprecias van a morir, no es nada agradable. No se lo deseo a nadie, este tipo de poderes no deberían de existir. La gente siempre a relacionado a la muerte como algo natural, que puede pasar de un momento a otro, y de cualquier manera. Así debería de ser siempre, pero para gente como Zaida, la muerte no es más que algo horriblemente predecible.

Cerró sus ojos con fuerza tratando de apartar esos pensamientos, hablar con la gente también la hacían pensar de más - ¿Y qué enseñas? Al final te decidiste por Estudios Muggles, ¿no es así? - Empezó diciendo antes de que se formara un incómodo silencio del que sería difícil de escapar.

—Si... profesora de Hogwarts... —respondo con una sonrisa medio nerviosa. Aun no me acostumbro a serlo, realmente fue todo demasiado sorpresivo cuando McGonagall me envió la carta diciendoq ue no conocía más especialistas en la materia y que gracias el Extraordinario en mi ÉXTASIS estaba calificada para ser profesora auxiliar. Al menos, hasta que consiguieran a alguien más, pero eso no parecía pasar nunca.

Me cuesta entanblar una relación más profesional con los alumnhos, en especial con aquello que conozco de la sala común o del ED. Es... simplemente es complicado, de alguna manera. Sin embargo, creo que al menos eso anima a algunos a acercarse.

—Sí, Estudios Muggles, siempre se me dio bien —respondo—. Nunca creí que acabaría de profesora tan pronto claro. ¿Y tú? Has vuelto para graduarte, ¿no?

Zaida sonrió melancólicamente, esto le recordaba las veces en que hablaban en la sala común, nunca creyó que se iban a volver a encontrar desde entonces, ¡y menos a ella como profesora! era genial tenerla aquí, obviamente, pero se sentía extraño - Sí, recuerdo que cuando tomaba Estudios Muggles tu siempre me ayudabas con las tareas -.

Sabía que Susan aún no se acostumbraba al cargo de Profesor, pero nadie lo haría, según yo. Excepto quizá Ronald, quien era mi profesor de Defensas. - Sip - dijo recalcando la "p" -, pero aún tengo que terminar este y séptimo. Estoy algo angustiada ya que aún no estoy segura de qué hacer cuando salga de aquí - dijo pensando un rato mirando el paisaje de los terrenos, pensando en lo que sería de su vida cuando saliera. Y pensó en su papá.

- Creo que seré Auror, como mi papá, y de paso seguir su búsqueda - le dijo con una leve sonrisa, Susan era de las pocas personas que llegó a saber cuando su papá desapareció. Ella la consoló los primeros días, fue un gran soporte en esos días.

- Y, ¿cómo llevas todo esto de ser una "autoridad" en el colegio? - dijo divertida, eliminando el otro pensamiento.

Estudios Muggles siempre se me dio excepcionalmente, ayudaba a todo el mundo. Ayudaba que viniera de una familia mestiza, pues con abuelos muggles más o menos sabía que esperar en las clases. Además que siempre habíamos vivido en un barrio muggle y conocíamos algunas costumbres. —Sí, siempre se me dio bien... —acabo diciendo, medio sonrojándome.

—Bueno, aun tienes tiempo para pensar —le sonrío, intentando darle ánimos—. No tienes que decidir ya, ya... —Yo realmente ni siquiera había decidido, cuando me había llegado la carta con la propuesta me había dado cuenta de que ser profesora podía ser algo bueno y allí estaba plantada—. ¿Auror? Es una carrera pesada, claro, pero seguro te irá bien. No eras mala en Defensa, creo recordar... —Por supuesto, tiene que ver con su padre. Me contó lo que pasó hace tiempo, casi en secreto, porque casi nadie lo sabe.

¿Ser una autoridad del colegio? Realmente dudo mucho que los alumnos me vean como una, de todos modos no me acostumbro para nada aun. —Es extraño... digo, doy clases, y todo, pero muchos alumnos que repiten año tienen mi edad... con muchos compartí clases.

Sabía que no era necesario que tenga que escoge desde ya su carrera, pero con todo lo de los TIMOS y EXTASIS la tenían nerviosa, claro que aprobó los TIMOS, pero se estaba preparando ya para los EXTASIS, aunque suene imposible quería tener la nota máxima.

- ¿Sabes? algunos me dicen que debería de haber sido escogida a Ravenclaw por que siempre me preocupo mucho de ese tipo de cosas, pero te diré algo - le dijo haciendo como si le iba a contar un gran secreto - el Sombrero me dijo que tenía las aptitudes, pero al final me hizo escoger entre Gryffindor y Hufflepuff, anda a saber tú por qué, pero algo me impulsó a la casa de los tejones, y  nunca podré de estar más orgullosa - Dijo al final con una gran sonrisa. Y eso era cierto. Nunca le gustó pensar de ella misma como alguien reconocida por cosas como la inteligencia, o por tener el valor para enfrentarse a cosas terribles, eso lo podría tener cualquiera, quiso ser reconocida por alguien a quien se le reconociese su trabajo duro del día a día.

Por supuesto que ella sabía que la carrera de Auror era una de las más pesadas, pero no le importaba quería tener la sensación que su padre este orgulloso de ella - Lo sé, será algo difícil, no hay duda - dijo riendo un poco - pero da igual, de todos modos, a los tejones nos gusta el trabajo pesado ¿no? - dijo esta vez juguetonamente.

Pensó en ella misma dando clases, como Susan. Y no pudo evitar pensar en lo raro que sería - Debe de ser... ¿horriblemente vergonzoso? - No, no era vergonzoso, sino algo como - ¿Extraño? - trató de expresarse haciendo gestos extraños con las manos y algunas muecas. No duró ni diez segundos en estallar en una carcajada.

Sonrío cuando me cuenta lo del sombrero. Conozco muy poca gente a la que le haya dado a escoger entre dos casas y yo no fui el caso. A mí me mando a Hufflepuff de cabeza, diciendo que tenía todas las características de un buen Hufflepuff: trabajaría duro para lograr lo que quería, sería leal como nadie y siempre tendría una sonrisa para aquel que lo necesitara.

—Muchos habían elegido Gryffindor... —acabo por decir, correspondiéndole la sonrisa—, pero la verdad es que en Hufflepuff también somos valientes, como ellos. —Alguien una vez me dijo que los inteligentes podían ser los Ravenclaw, pero que si querías los apuntes completos, sólo tenías que buscar a un Hufflepuff lo suficientemente aplicado—. A mí el sombrero no me dio a elegir —confieso—. Soy Hufflepuff completa... —acabo por encogerme de hombros.

Conozco a muchos aurores o que son aprendices, la guerra dejó mucha gente con ganas de demostrar que son valientes y pelear contra los magos, pero no me cabe duda de que Zaida será una buena. Quizá a primera vista no le pegue demasiado la carrera, pero estoy segura de que alguien como ella hace falta en esas oficinas, alguien tan sonriente y amable.

—Te deseo mucha suerte si quieres seguir con esa carrera —le sonrío—, y sí, es trabajo duro, pero los tejones estamos para eso... —Luego me pregunta si no es terriblemente vergonzoso dar clases a gente de mi edad, pero yo no lo podría así. No, vergonsoso definitivamente no... Aunque se corrige unos segundos después y no tengo que decir nada de nada—. Sí, muy extraño. Le doy clase a Malfoy... a mi mejor amiga... y a un par de desconocidos, lo cual se agradece.

OFF ROL:

Definitivamente, nunca me arrepentiré de haber escogido Hufflepuff. Ya que es la casa, a mi parecer, perfecta. Es en donde haces verdaderos amigos, los que se te acercan por como eres, no por tu tipo de Sangre ni la casa electa. Ese era uno de los "beneficios" de pertenecer a los Tejones, ya que es una de las casas más menospreciadas del colegio. Valla estupidez.

Sonreí a lo que dijo Susan, sí es cierto, muchos habrían querido escoger la casa de los Valientes, como el famosisimo Harry Potter, y blah, blah blah. - La verdad es que la casa de los Leones no me llamaba tanto como a otros - Dije encogiéndome de hombros -, para mí las mejores cualidades son las de los Tejones, ya que la lealtad es el valor más importante, al igual que la honestidad - Dije con los ojos brillosos y llenos de orgullo.

Le sonreí con gratitud al escuchar sus palabras de aliento. Al menos estaba segura que ella me apoyaría en ese camino, a mi madre por ejemplo, no le agradaba mucho la idea. Pero desde pequeña había añorado con ser algo grande de mayor. Algo con lo que pueda ayudar a las personas, cueste lo que cueste. Reí un poco a su explicación de las clases que imparte, definitivamente darle clases a tus compañeros, sería algo extraño.

- Pero al fin y al cabo lograste obtener un puesto, que aunque no lo esperabas, te gustaba. Es algo - Dije encogiéndome de hombros. Y me imagine si me hubiera inscrito en las clases de Estudios Muggles este año - ¿Te imaginas si me hubiese inscrito a clase de Estudios Muggles este año? Eso si sería algo extraño, no estaría acostumbrada a decirte "Profesora", o "Señorita Bones" o algo por el estilo - Dije riendo al tiempo en que hacía unas muescas burlescas - Aunque hay que admitir que sería divertido.