Désenchantée § Samuel Broddick

Quien podría pararme
Alguien que entienda mi problema
Porque he tocado el suelo
Quien viene a mi
Quien tal vez cree
Que lo lograremos con su fuerza

Era una tarde más, una tarde más en la que Louise entraba y salía de existencia, sus ojos mirando un futuro demasiado incierto donde todos acababan por dañarse entre si y ella no tenía ya la fuerza para seguir peleando, porque estaba segura, pronto las pocas fuerzas que le quedaban se desvanecerían.

Y cuando Louise no pudiera pelear más le tocaría descansar y dejar el puesto a alguien que tuviera más fuerza, más deseo, más razones. Por eso es que había decidido que simplemente, quería disfrutar de esto, de extender su mirada al cielo y capturar el extraño rayo de sol que le golpeaba mientras pensaba en cosas banales. El violeta de las drogas que experimentaron hacía dos días solo habían dejado un tono ligeramente violacio en sus pupilas y una falta de energía como quien sufre de alguna enfermedad cancerígena.

Pero en general, volvía a ser ella misma, con su alegría habitual y esa sonrisa alegre que iluminaría cualquier rincón de ese castillo, incluso las frías y húmedas mazmorras.

Y hoy venía con un objetivo claro...

Luna aun no sabía, ella necesitaba pareja para el baile y si bien pensaba que quizá era otra la persona con la que quería ir (lástima que no recordaba QUIEN era esa persona), ir con un amigo sonaba a buena idea...

La última vez que lo vio estaba por aquí... no recordaba donde, así que se sentó en medio del enorme campo de Quidditch, en el pasto, piernas cruzadas, mejillas hinchadas y puchero en los labios a pensar: ¿Donde estaría Broddick?

Desde el momento que la "direc" había dicho respecto al equipo de Quidditch para jugar internacionalmente, había comenzado a escapar en mis horas libres, o temprano en la mañana para practicar mi vuelo en el campo. Llevaba sobre mi hombro la escoba, mi viejo bate de baseball y una vieja pelota, aunque no era lo mismo que las amenazantes bludger del otro día.

Y hablando del otro día...

-¡Eh, Lou!- Dije verdaderamente animado, y extrañado de ver a la rubia sentada en mitad del campo como si esperara que algo sucediera. Con medio trote me acerqué a donde estaba. -¿Que diablos haces en el suelo?-

Estiró los brazos, el cuerpo y rió al escuchar la voz de él acercarse. Era tonto pensar nuevamente que se parecía demasiado a él como para ser coincidencia. Realmente no era que tuviera mucho que decir respecto al pasado, su Samuel era así, alegre, algo ridículo, con aires de arrogancia a veces y a su vez con esa sonrisa que podría iluminar cualquier habitación y una alegría inusual...

A veces podría compararla con la suya propia, la alegría de alguien que está aterrado por alguna razón pero no planea dejar que sus miedos controlen su vida. Eso quizá era lo que más le hacía afín, aunque probablemente nunca averiguaría que era lo que le molestaba a él si tanto pavor realmente le causaba.

"Actualmente te esperaba a ti." Aclaró con un tono infantil que se le había pegado al paladar desde que comenzaron a experimentar con el Infierno Púrpura. Y es que se sentía sola y chiquita mientras lo experimentaba, a veces, le habían dicho Argine y la Liebre, rogaba por su mamá, porque su mamá la sostuviera mientras sentía el dolor recorrerle... la misma mamá que la había desheredado.

"Preguntaba si Astoria ya te había invitado al baile." Sonrió con inocencia, riendo por lo bajo al recordar cuando aun portaba el color amarillo y negro y Astoria Greengrass se había parado de su mesa a cantarle una canción (Y bailar!) frente a todo el colegio. Ciertamente ese reto fue la guinda del helado.

Una sonrisa socarrona se me pintó en el rostro mientras alzaba una ceja. ¿Esperándome a mi? Pero la sonrisa se borró un poco cuando hizo mención de Astoria. Pero fue un segundo antes de volver a sonreír con lo que llamaba "la mirada burlona", porque ya me habían dicho que tenía sonrisa de "lobo hambriento", pero hago oído sordos a eso.

-¿Por qué, te daría celos si así fuera?- Le dije, antes de soltar una carcajada. -Ha sido yo quién ha intentado convencerla; hasta ahora llevo dos "nini": ni si, ni no. Que "está pensando", dice. Pero que se decida rápido, porque yo no ruego.-

Un tercer intento ya sería estúpido. O triplemente estúpido, puesto que ya todos vieron mi primer intento y seguro que ya le ha contado a todo el que le pregunta sobre quién le envió la cantidad absurda de paletas de limón. -Hablando en serio, ¿por qué me esperabas?-

en un movimiento que trataba de ser intimidante pero era solo el cuerpo arqueándose hacia atrás para pararse sin el uso de las manos hasta finalmente ponerse erguida y sacudir sus ropas de forma distraída.

"Que lástima... pensaba que si no tenías pareja te iba a invitar, ya sabes... como amigos. Pero si deseas ir con Greengrass..." Sonrió de lado divertida. Una broma más en la cartera de la desquiciada veela.

Es que si lo veían, seguramente sería como la guinda del helado que era este momento, así como la broma de Astoria el día que Samuel y Aaron llegaron al colegio. Era uno de esos momentos especiales que si bien parecían completamente inocentes presentía que en el futuro significaría algo... ¿que era ese algo? Pues... no tenía idea.

"Con quien quiero ir..." Se encogió de hombros, frunciendo levemente el ceño. La persona con la que quería ir primero que nada... no tenía idea de quien era, solo que estaba allí en el colegio siendo un estudiante promedio. "Había considerado decirle a una persona pero tenía un compromiso previo y si voy a ir, no desearía hacerlo sola. Así que... ¿que dices? Tu, yo... un tango quebrado porque probablemente te pise tres veces antes de que comience la primer frase." Sonrió divertida, consciente de que muy probablemente eso fuera exactamente lo que pasara.

Levanté la ceja, sin poder creérmelo. Recuerdo que la primera vez que vi a Louise me había quedado idiotizado, antes de llegar a la conclusión que este colegio estaba lleno de bellezas, desde las profesoras hasta las alumnas. Y su manera de ser me había agradado bastante, aún cuando ya le tenía puesto los ojos a la Slytherin. Pero Astoria me había rechazado ya dos veces seguidas, sin que pareciera haber interés de su parte en ser convencida.

-¿Entonces soy tu segunda opción? Tsk, tsk, no me gusta ser plato de segunda mesa... Dije, negando con la cabeza, pero al instante le estaba sonriendo de nuevo. -¿Te soy sincero? Me gusta la idea.- No lo pensaba con la idea de herir el ego de Astoria; pero si ella no había querido en un principio sería por alguna razón. Y si prefería darme negativas en vez de hablar conmigo y explicarme el por qué, querría decir que no confiaba tanto en mi como me había hecho entender en nuestra salida a Hogsmeade. -Con una condición: no me vas a obligar a usar alas para ir a la par contigo... Y ni se te ocurra decirme que me disfrace de lobo. ¿De acuerdo?-

En clara broma abrió mucho los ojos, llevándose una mano al pecho como si le hubiera ofendido de forma personal ante la idea de Alas y Lobos.

"Mon Ami!" Se quejó en francés sin perder aliento siquiera en buscar las palabras, su segundo idioma fluyendo de forma natural entre sus labios. "¿Como osas pensar que te haré vestir de lobo feroz? No tengo falda roja para ser su caperucita." Comentó con una exagerada gesticulación melodramática donde apoyaba el dorso de su mano contra la frente y se dejaba caer en el pasto entre risas divertidas.

"Lo siento, no tengo mucho dinero para trajes nuevos y los que tengo son contados... Reina de las Nieves, Reina de fuego que creo tengo aún el de Emma por algún lado, Reina Blanca de Alicia en el País de las Maravillas y un traje veneciano tengo disponible pero me parece demasiado... tu sabes, pomposo. Creo que tengo uno de policía sexy, ¿cuenta?" Se giró para verle con ese brillo de bromista que le había caracterizado la mitad de su vida. "Tengo un vestido blanco y si me pongo alas puedo ser un ángel... aunque puedo usar las mías y ya... y... no sé. Me han regalado un vestido que tiene una cola que parece de pavo ¿sirve?" Siguió riendo de buena gana.

"No sé... nadie dijo que tuviéramos que hacer juego, ponte lo que te guste y ya veremos como encajamos... solo asegúrate de tener zapatos reforzados y poder bailar."

Me llevéla mano a la cabeza. supongo que puedo vestirme de roquero, algo debo tener entre mis ropas muggles que pueda servir.

-Vale, te advierto que lo más probable es que no cuadremos para nada en vestuario. Y ya que tendré que resignarme a pasar la noche recibiendo pisotones, es posible que me ponga zapatos muy grandes y acolchados.- Sonreí con un guiño. Por su tamaño y su peso, dudaba que realmente fuera a destrozarme los pies como amenazaba. -Pues prefiero que sea ropa sorpresa, así podrás darte el lujo de verme con la boca abierta por más de cinco minutos... y posiblemente babeando como idiota.-

Comenzaba a sospechar que eso es lo que pasaría en toda la fiesta, que las tias no tenían pinta de ir muy recatadas...

"Perfecto... por cierto, tocabas la guitarra, ¿verdad?" Preguntó pensativa tras un momento. "Con Solar pensábamos tocar en la banda del colegio para la fiesta pero no creo que ella esté ahora disponible para Sanhaim, pero quería hacer algo con el coro del colegio... ¿Que te parece? ¿Te animas? Digo... a dar un poco de color al lugar, la última vez tocaron The Weird Sisters, pero no sé si este año van a tocar toda la noche... De última si necesitas una segunda guitarra sé acordes básicos y si me indicas la canción puedo practicarlos... No sé, es una idea."

Bueno, es que no se veía toda la noche parada sobre los pies de él para tratar de bailar (o que él baile y la arrastre con él en realidad, porque ya se veía como ente pigmeo incapaz de dos pasos sin morir en el intento.

Era una buena idea si lo analizaba bien. No era malo el hecho de tratar de hacer algo diferente, algo que no se hubiera hecho antes... quizá un dúo de guitarras y voces le resultara interesante al profesor Flitwick que tenía a su favor el resto del coro de Hogwarts con sus músicos clásicos o de estilo clásico casi.

Pero eso era algo que debía ver de primera mano Louise y no se quería adelantar a la respuesta de Samuel... quien sabe, quizá si se les daba bien podría servir a la larga.

La miré alzando una ceja y mostrando media sonrisa.

-Si, claro, sé tocar.- Quizás ella no se hubiera enterado del concierto a medio pasillo que le había hecho a Astoria... o la invitación al baile sobre la mesa del comedor. -No sé si será del estilo de la escuela, pero te aseguro que será la ostia, nena.- Le hice un guiño divertido, al pensar en tocar en vivo. Guay.

Rió divertida, encantada ante la propuesta, guiñándole de regreso el ojo.

"¿No el estilo de Hogwarts? Podremos marcarle el ritmo a Hogwarts como se nos antoje... Tengo un par de canciones que creo serán más que adecuadas. Y nos hará falta un poco de Rock... espero que no te importe que haya algunas que no estén en inglés, siempre dije, sé tres idiomas y ninguno de ellos es inglés" Sacó la lengua divertida. Y es que había que admitir que el idioma siempre le costó. Aunque se acostumbró con el tiempo por muchos años debió usar hechizos, hoy día tenía activado uno de traducción, no lo usaba siempre pero cada tanto había palabras que no reconocía.

Mamá Ulrika era alemana, Mamá Mylenka rusa, y había estudiado francés para ir a Beauxbatons... pero con el inglés aun a veces no se entendía.

-Vale, pues en esas tendrás que cantar tú, porque lo máximo que puedo hacer es machacarte el inglés al puro estilo ghetto.- Respondí soltando una risotada. -Pero no tengo problemas en improvisar un buen solo. Será una lástima no poder usar un amplificador para la guitarra... Bah, acústico sonará genial, ya verás.- Terminé por reafirmar.

-¿Te parece si hacemos una lista a ver cuales me conozco? Si quieres vamos a por mi guitarra y buscamos un sitio donde podamos ensayar.-

"Genial, claro... Aunque simplemente podemos regresar a las gradas para estar cómodos. ¿No prefieres usar el hechizo accio?. Creo que en la sala común aun está la guitarra de Samantha, pero debo afinarla... y bueno, la verdad que apesto... Me imagino que tu puedes hacerlo." Comentó tras un rato pensativa, buscando entre su ropa la varilla quizá demasiado larga para su tamaño, una varita demasiado temperamental como buen foco de magia con cabello de veela.

Era gracioso ya que el cabello que daba vida a su varita no era propio ni de su hermana sino que de Mamá Mylenka, quien había dado para la suya mientras que Mamá Ulrika había prestado para Emma.

"Ah... si... esto..." Se quedó pensando un momento, por un segundo su mente se había hecho una nevulosa que le dejó confusa antes de hacer un movimiento con la varita, girandola al aire como si llamara algo. "Accio Guitarra." Exclamó al aire, concentrandose fuertemente en ese instrumento abandonado en un rincón de lo que antes de ser expulsada había sido su habitación, pensando en la ventana de esta y en como podría hacer el recorrido para rodear el castillo.

"Tardará un momento, no está muy cerca." Agregó tras un momento para luego guardar la varita. "¿Satisfaction? ¿It’s my Life de Bon Jovi?"

Intenté no golpearme la frente por no habérseme ocurrido esa idea. ¿No lo había hecho justamente la vez pasada para llamar a mi escoba hasta el lugar? Sin embargo, la idea de tener una guitarra distinta y poder afinarla me emocionaba. Era una de mis pequeñas fascinaciones, no sólo con las guitarras, sino con cualquier instrumento musical que cayera en mis manos.

Hice un gesto con la mano para indicarle que no tenía prisa, mientras avanzaba con ella hasta las gradas. Le sonreí con la ceja alzada. -¿Bon Jovi, de veras? No me malinterpretes, me conozco las canciones, pero jamás se me ocurrió que lo conocieras. Son buena opción.- Me rasqué la barbilla, pensativo. -¿Que te parece "I Put a Spell on You"? ¿"Superstition"? Dime vieja escuela, pero igual podemos tocar una del rey... Elvis Presley, ya sabes. ¿ Y que tal "Sympathy for the Devil"?-

"Soy más del estilo de Silbermonde pero dudo que sepas quienes son, o Luxüslarm. O quizá Bushido... soy del hip y del hop y del... bueno, no importa." Mencionó con una sonrisa entre avergonzada y divertida, sin notar que la guitarra había encontrado un camino mucho más directo a ellos de lo que pensaba (había atropellado un par de alumnos y salido por la puerta principal de alguna forma cuando alguien salió de la sala común.

Y luego si no fuera por los reflejos de Louise que la atrapó, hubieran acabado con nuevo corte de cabello seguro porque les rajaba las cabezas en un segundo esa guitarra loca. Claro que apenas la atrapó se la pasó a Sam y lo dejó que él se hiciera cargo de todo.

Era una Fender, vieja de color negro. La madera se veía desgastada y en varios lugares rayada, pero el sonido era bueno y seguía sirviendo para lo que estaba.

"Genial... ¿Diamonds & Rust? Fleurs du Mal siempre quise tratar de cantarla, a mamá siempre le sale lindo, pero no sé si podré con eso... A ver... Si, algo de Elvis, algo de Aerosmith, ¿Crazy quizá? Sino, ¿como se llama la nueva? ¿I Don't Want to Miss a Thing?" Comenzó a nombrar esperando su opinión.

Casi me caigo de las gradas al ver como la guitarra llegaba a nosotros casi como una bludger. ¡Qué reflejos tiene esta tía! Pero el susto se me borra al tomar la fender.

-Dioses...- Dije sin poder contenerme, pasando mis dedos con suavidad sobre la superficie de la guitarra, sus cuerdas tensadas. Cerré los ojos al primer acorde. Algo desentonada, pero nada que un par de vueltas no pueda arreglar. -Guay.-

Mas que guay. ¡Es la ostia! Voy asintiendo a sus palabras, y sonrío tocando las primeras notas de esa nueva canción.

-"I could stay awake just to hear you breathing,
Watch you smile while you are sleeping,
While you're far away and dreaming..."-

No tengo la voz chillona de Steve Taylor, así que salió un poco distinto, pero no sonó tan mal. -Tengo también un par de canciones propias... No lo sé, quizás este pueda ser mi lanzamiento como artista. ¿Qué dices, me lanzo al agua a ver si me ahogo?-

Asintió con la cabeza y una ligera sonrisa acomodándose en sus labios.

"Me parece genial, sería bueno que se tocara algo nuevo para no quedarnos atrapados en lo tradicional." Escuchó como cantaba pensativa. "Deberemos agregar un piano y será perfecto."

Estaba emocionada, poder trabajar algo entre amigos. Era agradable tener nuevamente esta complicidad, lo abrazaría si no fuera porque apenas lo conocía en realidad. Estaba por una vez feliz de hacer algo.

La acompañé junto con la guitarra y la voz. Sonaba genial. Más que genial, Louise tiene una voz impresionante. Recordé que me había hablado de las sirenas y sonreí mientras me encargaba de hacerle en fondo de voz.

-Wow.- Terminé diciendo, una vez que nos quedamos en silencio. -Con unas cuantas canciones así, hasta podremos conseguir contratos... ¿No sabes si invitarán un cazador de talentos por casualidad?- Bromeé, rasgando las cuerdas de las guitarras para agregar algunas notas disonantes. Tengo que admitirlo, esto me agrada. -Jamás había cantado en dueto.-

La risa alocada salió de los labios de la rubia, inclinándose hacia atrás y dejándose caer contra las gradas nuevamente, de hecho, estirándose tanto que su cabeza estaba en una mucho más arriba y los pies en otra tanto más abajo, expandiéndose al sol.

"Es agradable, si... espero que lo haya, sería todo un descubrimiento el hecho de que pueda cantar, pero es natural considerando que SOY un ave superdesarrollada." Comentó divertida aun. "La verdad que yo tampoco, como mucho tengo algunos cantos tradicionales de esos que hipnotizan que cantamos o aprendemos de a grupo, pero es todo... es raro que cante para empezar."

La miré con incredulidad, antes de comenzar a sonreír.

-¿Una sirena que no cante? ¡Inaudito! ¡Imposible! ¿En que clase de horrible mundo viviríamos?- Dije con tono burlón, sacándole la lengua. -Me alegra que decidieras intentarlo y vieras que no lo haces tan mal.-

Saqué un par de notas más a la guitarra, notas distantes y dulces. -Creo que mamá sabía que yo querría ser artista. Después de todo, los artistas, sobretodo los cantantes, están siempre en movimiento, en una nueva gira, en un concierto. Para el tipo de vida que llevábamos, era perfecto. Ahora voy a tener que aprender un poco a ser sedentario... Pero siempre seré un bardo nómada.- Le hice un guiño, entonando una nueva pieza.

No pudo evitar soltar una ligera sonrisa despreocupada y asintió.

"Descendemos de Sirenas, no somos precisamente Sirenas... pero si, es un poco extraño que una de nosotras no cante. Yo y mi hermana salimos raras... todas somos rubias, pero mi hermana es pelirroja. Y en mi caso, soy un poco torpe, el ritmo para mi me sale... bueno, no puedo bailar ni aunque de ello dependiera mi vida." Admitió encogiéndose de hombros.

De hecho, como una excelente muestra de su natural descoordinación, se balanceó al ‘ritmo’ de la canción en lugar de acompañarle cantando y si bien no estaba ‘mal’, parecía una nena de 4 años que había encontrado una canción que le gustaba, con la misma energía y felicidad pero... bueno, solo no se podría uno imaginar a un adulto o adolescente bailando así.

Alcé una ceja, mirándola con una sonrisa de curiosidad.

-Eres la criatura más desconcertante y confusa que he conocido... Hace unos días me decías que te dedicabas al arte callejero, ¿malabares, no? ¿No necesitas un tipo de ritmo para eso? Y por otro lado, con lo increíble que cantas...- Negué con la cabeza, como si no terminara de encajar. -Creo que realmente si puedes hacerlo y mucho mejor que cualquiera, pero no lo has intentado con verdaderas ganas.-

Coloqué la guitarra con cuidado en las gradas. -A ver, dame tu mano. Tampoco soy buen bailarín. Pero prometo no pisarte.-

"Quieres vender tu alma al diablo o que?" Bromeó lentamente parándose tratando de pensar alguna canción pero no se le daba bien pensar mucho en inglés aunque... anda, la mayoría de las canciones eran en inglés para empezar.

Así que se paró esperando que él supiera que hacer. Eligiendo una canción ni muy rápido ni muy lenta para poder así no sentirse incómodos. No que le molestara bailar pegada a otras personas mientras supieran que eso no significaba que deseaba hacer algo con ellos o era una declaración de amor.

A medida que pasaba el tiempo con Samuel se sentía más cómoda. Sabía que no era SU Samuel, pero era alguien que parecía pensar algo parecido a él. Ambos Gryffindor, ambos liberales y de su propia vida. Eran personas individualistas pero a su vez que tomaban muy en serio la amistad, cada quien a su forma, porque no veía a Samuel aceptando compartir cama solo porque le habían dejado fuera de la sala común de Hufflepuff... aunque, ¿quien sabe? No lo conocía hace tanto y no habían compartido tantas cosas como su otro amigo.

Con algo de timidez comenzó a cantar sin música de fondo, solo a capella.

Traducción:

Con un carraspeo suave, puse mis manos en su cintura. Ni muy abajo para no ser abofeteado, ni muy arriba para parecer que bailo con mi hermana. Comencé a moverme lentamente, de un lado a otro, tropezando de vez en cuando con alguna de las tablas de madera al ser un espacio algo pequeño y definitivamente incómodo para intentar vueltas o efectismos, pero que resultaba perfecto para bailar muy de cerca.

Aún a pesar de llevar un nuevo estilo de ropa, no pude evitar sonreír al notar la diferencia de tamaños entre nosotros dos, teniendo que inclinar la cabeza para mirarla a los ojos. Su voz me llegaba en buena intensidad, aunque no entendía ni una palabra. Apoyé levemente mi mejilla a su sien y cerré los ojos, apretándola un poco más contra mi. -¿Estás mirándote los pies para intentar no pisarme, cierto?- Dije conteniéndome la risa, intentando imaginar su expresión de concentración.

Sonrió cuando le vio a los ojos, riendo por lo bajo aunque tratando de no cortar la canción en ningún momento ya que había momentos en los que debía levantar la voz...

Estaba bien, una mano en el hombro, la otra mano en la de él, suave pero firme siempre le decía su Mamá. Por eso se dejó guiar, balanceándose al ritmo de él, cerrando los ojos un momento para luego abrirlos, observando los pies moverse apenas, casi ni se levantaban de sus lugares, incluso pudiendo apoyarse con suavidad en el hombro de él, el ceño ligeramente fruncido en concentración, incluso la punta de su lengua apareciendo de entre sus labios pensativa hasta que escuchó sus palabras y debió dejar de cantar para poder reír.

"He sido descubierta... solo por eso aun no te piso, creo." Admitió solo un poco avergonzada. Después de todo: Ella le había advertido que así era ella bailando.

Pero eso no quitó que se recargara un poco en él, la mejilla en su cabeza tranquilizándole en seña de que estaba todo bien, relajándose a pesar de sentir el cuerpo tan cercano de su amigo. Era raro, pero... realmente parecían encajar como viejas piezas de un rompecabezas, no sabía que clase de rompecabezas, eso el tiempo lo diría... quizá un rompecabezas caótico que trataba de destruirlos a todos. Quizá serían amigos para siempre o eso que llamaban amistad... pero ambos tenían 16 años, no podrían saber que deparaba el futuro para ellos.