Breath of Life || Percival Lightwood

Mi cuerpo fue sacudido por las escaleras, mis ojos abiertos de par en par tratando de percibir que es lo que pasa a mi alrededor y sin comprender absolutamente nada ya que al girar la cabeza me mareo y debo cerrar los ojos y esconder mi rostro en el pecho calido para tratar de detener las nauseas de esta peripecia.
Se que apenas llegamos la enfermera me hechizo para que descansara en una de las camas, el vidrio del frasco que contiene la pocion para ayudarme contra mis labios aun antes de poder siquiera intentar articular mi siempre presente "estoy bien". Aun todo era colores y formas que se movian demasiado rapido para mi percepcion unos minutos mas tarde cuando Madame Pomfrey me indico que me quedara quieta y no me moviera de la cama.
Ya conocia esta cama. Tarde tres meses en recuperar más o menos mi escucha y solo un segundo de debilidad en perderlo de nuevo y volver a fase uno. Y hacia ya dos semanas seguían sensibles, seguian dañandose con cada vibración. No importaba lo que hiciera.
Realmente intentaba solo que se sentia... extraña.
Y de momento estaba allí. Busque con la mirada a quien me había traido hasta aqui. quien era?

Tomé a Lorelaine entre mis brazos y me encaminé hacia el castillo. Tan rápido como pude, ascendí las escaleras y recorrí los pasillos necesarios para llegar a la enfermería, que estaba en una de las plantas más altas del colegio. Llamé a la enfermera mientras dejaba a la Ravenclaw en una cama y ésta vino a ver lo que pasaba, y me echó mientras la atendía. La siguiente vez que me llamó fue para informarme de que se pondría bien y que todo había salido bien, que sólo era un daño en el oído debido a una explosión en la guerra, lo cual me alivió bastante.

Entré en la enfermería y caminé hasta la cama donde la joven ya estaba bien acomodada y tapada con una sábana y, sin duda, tenía mucho mejor aspecto. Acerqué una silla de madera a la cama y me senté allí, pensando si debería llamar a algún novio o algo, alguna persona que fuera importante para la chica tener a su lado aquí, pero como apenas la conocía, eran cosas de las que no tenía ni idea, por lo que me quedé allí esperando.

Entonces la vi abrir los ojos y la miré.

—¿Cómo te sientes? —pregunté ligeramente preocupado, pues las noticias de la enfermera Pomfrey me habían aliviado mucho mis preocupaciones.

Mis ojos gris azulados pasaron de las sabanas al techo antes de incorporarme nuevamente buscando a quien me trajo. Entonces lo note allí, mirandome preocupado por un momento. Preguntaba mi bienestar e indagaba por esta.
Me encontre observandolo un momento. Aun el sonido tenia un ligero retumbe, un eco interior que me daba a entender que nuevamente debería entrar en tratamiento. Nuevamente deberia pasar tiempo en la enfermeria y dejar que la enfermera me hiciera hechizo tras hechizo para subsanar un oido ya demasiado dañado como para recuperarse por completo.
Pero estaba bien. Todo estaria bien. Yo me encargaria y si no lo podia lograr sabia que Judith me ayudaria, siempre me ayudaba cuando lo necesitaba. Era algo inevitable, cuando se sangra junto a alguien es una union demasiado grande, el dolor que compartimo dia a dia es algo que solo nosotras entenderiamos al final del día.
- Estoy bien. - Miento como siempre. No estoy bien, dudo que alguien estuviera bien en mi lugar asi que no es necesario indicar algo tan evidente pero a su vez. - Lo siento. Lo siento. Realmente queria terminar la cancion. - Murmuro apenada, apartando la mirada al darme cuenta que por poco le miro directamente. Aun debo ocultar mi alma o la ausencia de esta. Supongo que me lo merezco. El Karma siempre ha sido allí y yo sigo teniendo que pagar cada fallo que he cometido en mis vidas anteriores si es que realmente existen.
Se ve una persona agradable. Seguro que tiene muchos amigos y una familia amorosa. Espero que no le duela...
Trato de ver el paisaje gris que es para mi el horizonte de Hogwarts, mirar a cualquiera salvo al ex Ravenclaw.
- Gracias. - Balbuceo al notar que me habia traido a la enfermeria aunque hubiera deseado seguir en el lago. Lo hizo por mi bien. Debo agradecer y ser educada a la amabilidad.

Contemplé a Lorelaine mientras se espabilaba, e intenté hablar lo más delicadamente y a susurros que pude para no fastidiar más su oído malo y que su oído bueno no tuviera que cargar con mucho él solo. Me dolió en el alma verla psicológicamente así de mal, recordándome a cada segundo que habíamos pasado una batalla y Hermione Granger no era la única afectada.

—No tienes que disculparte conmigo, Lori, ¿te importa si te llamo Lori? —le dije amablemente y le dirigí una pequeña sonrisa—. Yo también estuve en esa batalla, sé que dejó consecuencias detestables y dolorosas, pero no tenemos otra que superarlo. Mi hermano Kenneth murió en esa batalla —confesé a modo de probar que entendía lo que era un mal rato—. Terminarás esa canción. No hoy, no mañana, pero en algún momento lo harás. Y por cierto, fui al lago a traerte esto de vuelta mientras dormías, pero tienes prohibido tocarlo —dije señalando con la cabeza el chelo de la chica, que estaba en una esquina apoyado contra la pared y que mientras la chica dormía había ido a rescatar de entre los matorrales—. Y no tienes que agradecerme nada, para eso estamos.

Escucho las palabras. Tienen sentido y a su vez no. La guerra. Hace mucho que no la pienso salvo cuando Luke me escribe para ponerme al dia sobre su estado. No. La guerra no es un problema. Al menos para mi. Supongo que nunca pude ver el color del mundo salvo por los ojos de Luke y sin él estoy absolutamente perdida sobre por donde comenzar.
-No debes preocuparte. Estoy bien. De verdad estoy bien. - Insisto en mi mentira, sonriendo levemente por lo bajo. Aun no hay tratamiento real para mi problema o sera que mi alma ha sido maldecida con este oscuro vacio en el que me encuentro desde hace tantos años que no tengo palabras para explicar exactamente lo que puede llegar a encontrarse en el centro de mi pecho. Que hace uno cuando no tiene capacidad para sentir más que ese miedo, esa soledad?
Nadie me ve y cuando me ven... quiza me da miedo. Tengo miedo que me mire porque quiza llegue a ver que en realidad por dentro no tengo nada. No debo tener nada. Logre convencerme de que soy yo, que soy mala y por eso no merezco la atencion que otros chicos de mi edad. Nunca la merecere y no permitire que simplemente destrocen este refugio, un escudo rustico para poder sobrevivir dia a dia.
Solo no quiero morir.
- Puedes llamarme como gustes. Esta bien.- Me gire para ver mi instruimento alli, tan silencioso, tan solitario. Quiza es como yo. Quiza yo soy como un violonchelo abandonado. Las cuerdas rusticas ya inservibles para volver a sonar. -Gracias de todas formas.

Asentí contemplando a la ravenclaw sin creerme una palabra de las suyas. Uno nunca estaba bien, siempre lo decía porque a la gente parecía molestarle cuando estabas mal, cuando llevabas mucho tiempo sin sonreír, en lugar de enfocarse en apoyarte, se enfocaban en juzgarte, y el mundo era terriblemente injusto. Pero aquí estaba yo, preocupándome por todos los destrozados, lidiando con mis propios destrozos y con los de otros porque esa era mi forma de ser y ser de otra manera me parecería absolutamente antinatural y fuera de lugar.

—No, no estás bien, Lorelaine. —dije con seriedad y me levanté un poco la camisa para mostrar una venda blanca, a la altura de mi hígado—. Esta es sólo una de muchas, pero fue de las más graves, y tenía tanta adrenalina cuando me la hice, que sólo me di cuenta cuando llegué a mi casa tras la batalla y comenzó a sangrar mientras mi hermana pequeña me lloraba encima porque nuestro hermano mayor había muerto y yo acababa de comunicárselo. Me la hizo un cristal de una ventana en una explosión, me desmayé y mientras dormía me la medio cerraron y llevaron a una sala junto al Gran Comedor. Cuando desperté, Voldemort y Harry Potter batallaban en el Gran Comedor y era tanta mi adrenalina que ni me di cuenta de mis heridas —le expliqué y volví a ponerme bien la camisa y cerrarme la chaqueta del traje, para volver a centrar mi mirada en los ojos de la joven—. Tú no estás bien. Y no lo estoy yo, y por Merlín que nadie lo está, pero todos se hacen los duros pensando que sí. No hay una sola persona que estuviera en la batalla que duerma tranquilo por las noches, que no tenga pesadillas, que no llore varias veces por semana, incluso gente que ni estuvo allí lo pasa mal. Y está muy mal que descuides tu oído, no puedes tocar Lorelaine, y soy músico, sé que duele, pero más te dolerá perder tu oído para siempre, así que tienes que dejarlo, por una temporada, y ponerte bien, tanto como puedas, físicamente y después arreglarte psicológicamente. Y no puedes rendirte.

Aparte la mirada neuvamente tratando de ver a otro lado. Cualquier lugar salvo a quien me habla. Necesito distraerme, necesito seguir negando porque si acepto entonces significa que soy debil. La guerra, la guerra, todos parecen recordar la guerra y no lo que pasaba antes entre nuestros pasillos o lo que nos hacian o nos obligaban a hacer. Lo unico que me salvo a mi es mi familia y el hecho de ser invisible para incluso los mortifagos.
- Igual estare bien. - Me retraigo. Trato de resguardarme. De guardar los restos de mi cordura en la mejor forma que sé y es cerrándome y negandome a entregarme a mis propios sentimientos. No hay lagrimas para mi, nunca hubo lagrimas para mi, solo una cruda realidad en la que naci y creci. Es solo cuestion de aceptar que no siempre las cosas salen bien. Puedo ser quien deseen que sea solo porque no soy nadie y asi esta bien. Pero no se como explicarle que realmente esta bien cuando me mira tratando de explicar lo que le pasa al mundo y aun asi no puedo sentir empatia porque no poseo esa capacidad. Ni siquiera soy digna de que alguien me dedique ese tipo de miradas.
- No tocare mas si asi crees estara bien. - Respondí con un ambiguo convencimiento. No importaba las razones. Solo dijo que no debia tocar aunque mis dedos tiemblan, marcados por las cuerdas del cello. enrojecidos de tantas veces que habia tocado casi sorda. Cuantas veces habia recargado el instrumento en mi cuerpo para reconocer vibraciones cuando no podia escuchar.
- Aunque no entienda lo que me dices. Supongo que seria mejor que buscaras a alguien que necesita ayuda. No deberias preocuparte por alguien como yo. La guerra debe haber herido a muchos. Ellos necesitan más ayuda. Yo solo sigo luchando esta guerra interna.
Quiza seria más agradable ver a la gente alegre. Verdad? O quizá si tan solo pudiera prestar mas atencion.
- Yo estoy bien. Estoy bien porque nada ha cambiado para mi. Hay que pensar aquellos a los que su mundo cambio.
Realmente mi mente esta fallando. Esta fallando como la de ella. A veces desearia entregarme a la promesa de locura y seguridad.

—Tocarás cuando recuperes tu oído al cien por cien. Pomfrey me dijo que en un par de semanas lo tendrías curado del todo, que había encontrado la forma de que estuviera bien sin volver a explotarte otro día —expliqué intentando ser un poco más amable y intenté pensar más a fondo como seguir la conversación antes de hacerlo, sin mirarla directamente a la cara—. Lo que digo, Lorelaine... es que sé que es duro. Yo dejé Hogwarts en navidad, porque soy mestizo y tenía que cuidar de mi hermana y ponerla a salvo, pero sé que en Hogwarts estaban pasando cosas malas. Sé que ha sido un año asqueroso. Sé que te ha tocado aguantar mucho. Lo que digo, Lorelaine... —miré mi reloj y me levanté, pero no me moví, me quedé mirándola fijamente a los ojos—. Es que aquí estoy. Percival Lightwood, puedes preguntar por mí en el ministerio, puedes pedirle a Susan Bones que contacte conmigo por ti, puedes escribirme, lo que sea. Estoy aquí. Pero ahora tengo que ir a trabajar —comenté y comencé a salir de la habitación—. Espero que te acuerdes de contar conmigo. Vendré otro día, que te mejores, cuídate —me despedí mirándola última vez y me fui.

Lo observe retirarse con mis ojos ciegos.
Si. Él podia entender a los alumnos que pasaron por el terror de la guerra. Los que sobrevivieron y fueron torturados por los mortifagos. No podria comprender sin embargo esta enfermedad que me consume, esto con lo que naci, un alma sin cuerpo o un cuerpo sin alma.
Extraño el té de la Liebre y la compañia del As. Es dificil vivir sin la mascara para proteger mi alma oscura sin sentidos de realidad. Quiza hubiera sido agradable haberlo conocido en otras circunstancias. Quiza cuando la Reina no me hubiera coronado.
Lentamente giré mis piernas al costado de la cama, asintiendo levemente con la cabeza en indicación de que lo habia escuchado. Aunque no. No entendia.
No entendia porque creía que yo me recuperaría y seria como antes. Que antes era mejor o estaba cuerda o siquiera conozco lo que es ser feliz o alegre como minimo.No. Jamas fui feliz porque naci con la ausencia del corazon. Yo me quede con la mente y Luke con el alma y mientras estamos separados, mientras mas separados estemos solo menos me siento una persona y mas una marioneta del destino.


Fin Escena