[Artisan du Chocolat] Marcas del Ayer § Ron Weasley

Por supuesto, el pelirrojo la estaba mirando con la expresión de troll de "Mi no entender" que ya varias veces le había criticado Hermione. Sin embargo, hizo un esfuerzo. Ahora estaba en la academia de Aurores, no en una clase del profesor Binns. Tenía que comenzar a prestar algo de atención a esos detalles, aún cuando ya había demostrado que no todo lo que le decían lo pasaba por alto. No tendría la memoria eidética de la castaña, pero ciertas cosas se quedaban grabadas.

-Ya... a ver, digamos por ejemplo, mi nombre.- En otra de las servilletas, anotó su nombre completo. Y bajo ellos anotó los números siguiendo las tablas.

RONALD BILIUS WEASLEY
965134 293931 5511357

Debió pasar un rato antes de haber podido sumar todos los números, las orejas algo enrojecidas por el hecho de tardar tanto tiempo en algo que seguramente Lynnea ya habría hecho en pocos segundos.

-Serían 28+27+27... ¿82?- Le miró interrogador. -¿Eso que significaría?-

"Eso es correcto, Ron." Asintió con una sonrisa sin siquiera fijarse en el rostro de él como para notar el tono particular de las orejas.

En realidad Aritmancia nunca había sido su materia favorita, si una de sus mejores materias, pero nunca la principal o la de mayor placer, ese lugar estaba reservado a Pociones ya que gracias a ellas estaba viva, su madre se había encargado desde pequeña a que aprendiera de ella, a amarla porque era la única forma que tendría de seguir caminando sobre esta tierra.

"Ahora debes simplificarlo para sacar el número personal: 82= 8 + 2 = 10 = 1 + 0 = 1" Sonrió divertida al ver el número. Quizá estaba más acertado de lo que creía.

"Signo de la creatividad, independencia, originalidad, sentido del yo y autosuficiencia. Naturaleza individualista y agresiva. Iniciadores de acciones, espíritu pionero, coraje, extraordinaria voluntad y determinación. Es símbolo del liderazgo, aquellos con capacidades y habilidades para el mando. Ambiciosos y dispuestos a asumir riesgos para llegar a la cima. Llamados a destacar en el trabajo y los negocios. A veces son excesivamente firmes o agresivos, dominadores, impulsivos, egocéntricos, presuntuosos y obstinados. Aunque de naturaleza son afectuosos y amables, les cuesta mostrar sus sentimientos, siendo en este punto introvertidos y bastante reservados." Era una cita textual del libro básico de lectura sobre Aritmancia o Numerología al cual había leído tanto en preparación cuando le dijeron que necesitaban profesor de esta materia que simplemente lo había casi memorizado el libro (admitía haber memorizado el significado individual de los números para tener una respuesta rápida ante cualquier duda sobre estos).

"Es un buen número, Ron. igual que todos... Yo soy un número 4... somos poco imaginativos, pero leales y de fuertes valores. Y por que no decirlo, demasiado testarudos como para rendirnos." Admitió con una sonrisa amplia y divertida.

No pudo disimular una sonrisa ni el brillo de orgullo mientras fue describiendo su personalidad, de vez en cuando alzando una ceja a modo de protesta, negándose a admitir algunos de los defectos de los cuales era bastante consciente.

-Me estás tomando el pelo, ¿cierto?- Respondió con mejillas encendidas, pero sin perder la sonrisa. -Suena bastante parecido a lo de la adivinación, con los signos del zodiaco y esas cosas. Aunque bastante que me he mareado con todas las formas que supuestamente me afectan las constelaciones según su posición con los planetas...-

Negó divertido con la cabeza, pero adelantó la mano para tomar la tabla. -¿No te importa si me la llevo?- Dijo, tratando de parecer casual.

La mujer rió de buena gana, asintiendo con la cabeza a la explicación de su acompañante.

"No es mi materia favorita, pero como ya dije, soy de lógica y la lógica de los números es ciertamente la más exacta e indiscutible por lo que tiendo a acercarme a ellos cuando puedo. La numerología sirve para múltiples cosas pero la principal es la adivinación... luego sirve para otras cosas como creación de hechizos... El nombre del hechizo y la conjuración debe ser compatible con la intensión detrás de él, así como los nombres dicen quien eres en realidad, lo mismo pasa con los hechizos. No es necesario u obligatorio, pero siempre ayudará si está hecho." Explicó tomando la tabla y girándola para anotar un par de formulas que se aplicaban a esta.

Letra x Letra = Número personal
Fecha de Nacimiento = Objetivo Personal
Vocales del Nombre = Vibración interna (Motivaciones Personales)
Consonantes del Nombre = Vibración Externa (Que impresion produces)

Y tras pensarlo, buscó en su cartera por un papel para escribirlo para él con una leve sonrisa en los labios, con la esperanza de que algo así de tonto le sirviera en el futuro. Estaba acostumbrada a dejar cartas por toda la casa para su hija para que recordara que no importaba el pasado era querida en ese lugar, su ‘madre’ siempre la querría allí donde estuviera.

Para Ron, Quizá lo único que conozca sean números, por lo que te ofrezco eso... para que recuerdes que si bien el destino no está escrito, este quizá tiene algo que ver con nuestras vidas. Los seres humanos regidos por el uno se rigen por la convicción, por unos códigos, por unas leyes, por la autoridad, teniendo gran capacidad para seguir las órdenes. Manifiestan integridad y fortaleza. Representa al hombre. El poder generador y su capacidad constructiva. En este número tenemos profesiones de gran importancia para la preservación de la vida y la cultura, policías, militares, bomberos, y todos aquellos que arriesgan la vida por la seguridad de las personas de su entorno. Lynnea Gammel

Finalmente extendió ambos papeles antes de robar un pedazo del muffin que le quedaba a Ron con expresión de completa inocencia, tratando de restar importancia a lo escrito.

Revisó la tabla y no pudo evitar poner una cara de circunstancias. Ya veía que no era tan fácil como había creído al principio. Al menos en la Academia de aurores no era algo que les pedían conocer, pero la manera en que ella lo había explicado le hacía sentir que era algo de lo que al menos debería entender un poco.

-Quizás no sea mala idea que entre a una de tus clases un día de estos.- Dijo, llevándose la mano a la nuca con una sonrisa como de disculpa. Leyó entonces la segunda nota, parpadeando un par de veces al leerla. Al levantar la mirada hacia ella, sin embargo, no parecía que hubiera alguna intención distinta a sólo compartir un poco de información con él. Después de todo, no tenía que haber un sentido oculto en ese gesto, ¿no? Se encogió de hombros, y puso un gesto entre divertido y falso enojo al verla comerse el resto del muffin. -¡Oye! ¡Al menos podrías haberme advertido que me cobrarías también las fórmulas!-

"No te estoy cobrando las formulas. Te estoy cobrando la seguridad de saber que estás en el camino correcto." Bromeó indicando la nota con una sonrisa amplia. "Serás uno de los mejores, Ronald Weasley, solo te falta algo de autoconfianza. Estoy segura de que podrás hacer cosas geniales y podrás crear ese instinto necesario para ser quizá el mejor entre los estrategas de la oficina... Posees la empatía y el conocimiento, te falta aprender los detalles legales del trabajo y quizá terminar de adaptar los reflejos. Tienes lo que se necesita para ser un auror... espero que nunca lo dudes."

Ofreció una de esas sonrisas brillantes aunque demasiado raras en la expresión de la mujer que en parte era un hada oscura, algo que se reflejaba entre los extraños rasgos que poseía, ojos grandes y plateados, pomulos altos y rostro liso y ovalado adornado en carnosos labios oscuros.

Aunque ante el reclamo, tomó un pedazo de chocolate puro y lo colocó en la boca del pelirrojo para que no siguiera quejandose aun antes de que pudiera hablar.

Era divertido, era agradable y se sentía como una chica normal por un rato, algo que podría agradecer una eternidad.

De nuevo se le enrojecieron las orejas por las palabras, sin poder evitar ese brillo que lo hacía sentirse importante; algo que pocas veces pasaba. Y antes de poder replicar nada, se encontró con el trozo de ponqué en la boca, que lo terminó por hacerle reírse a carcajadas; esto se convirtió en un ataque de tos al atragantarse con las migajas teniendo la boca seca. Hizo una seña para pedir un vaso de agua, tratando de reponerse, esta vez con el rostro completamente rojo.

-Gracias por poner tanta confianza en mi, Lynn.- Sonrió cuando pudo recuperar el habla. Un pequeño temor cruzó por su mente, ese que aparecía segundos antes de intentar hacer cualquier cosa, como su prueba de Quidditch, cada uno de los partidos... ¿Y si no lograba hacerlo? ¿Como podría mirar a aquella mujer a la cara si lo expulsaban de la Academia de Aurores, si no encontraba al acechador? ¿Como se atrevería a enfrentarse a su tumb...?

Se ensombreció, al recordar de nuevo sus palabras en el Ministerio, cayendo en cuenta que estaba ante alguien que había admitido su muerte inminente. Y una nueva decisión cruzó sus ojos rápidos: no sólo se aseguraría de atrapar a aquel hombre, sino que intentaría ser su amigo y confidente, y darle esos pequeños momentos donde reía con facilidad, algo que le parecía tan natural en ella aún cuando hasta ese momento no la había visto sonreír así.

No pudo evitar reír al notar que se sonrojaba y atragantaba con el chocolate, las mejillas tomando un poco de color ante los gestos de él cuando le trajeron el vaso de agua, apoyando ambas manos y antes de que necesitara más le extendió su taza de chocolate caliente para que pudiera beber y no morir por una travesura de la peliblanca.

Pero había que admitir que era gracioso, el pelirrojo era muy expresivo y eso lo hacía agradable, contrario a los estirados y siempre pulcros de su familia que parecían creer que comportarse como si tuvieran un palo en el trasero era lo mejor que podrían tener. Eso pasaba con Jared, con Mihail y a veces con Roderick también, era demasiado pulcro todo, demasiado perfecto debía ser...

Todos menos Lynnea, que había sido la chica perfecta por obligación la mayor parte de su vida hasta que adoptó a Oddie. Ahí las cosas cambiaban, Oddie era una niña con mucha energía, vital, que caminaba por las paredes y desafiaba la inteligencia de la mayoría de los adultos sin perder aliento alguno. Pero era una niña y los niños necesitaban jugar y correr y aun con su cuerpo desgastado, Lynnea trataba de darle lo que necesitaba, comían chocolates juntas en este mismo lugar, perseguían mariposas en el jardín de la mansión de Rusia donde siempre estas se pegaban a Lynnea instintivamente. Incluso se había sentado a leerle antes de dormir cuando apenas tenía 11 años pero se comportaba como si tuviera 7.

Ambas realmente habían tenido que aprender a convivir, no era fácil una madre primeriza que acababa de perder dos niños aprender a cuidar a una niña que probablemente podría sobrevivir en la calle mucho mejor que ella.

"No deberías avergonzarte... cada quien es bueno en algo. Por ejemplo... sé que soy buena tocando el Violín... admito que para la política soy un desastre, pero también puedo aprender de ella y mejorar. Soy mejor para pociones que para Aritmancia, pero sería incapaz de responderte que forma tiene la Osa Mayor y Encantamientos solo soy promedio. Defensa contra las Artes Oscuras también me cuesta, pero eso es porque con mi físico nunca pude entrenarme mucho en duelo así que siempre me faltó entrenamiento y la mitad de mi vida me la pasé protegida, realmente creo que lo único que aprendí fueron los hechizos de escudo... Artes Oscuras se me daba relativamente bien pero nunca me llamó la práctica y... pues entre todas esas cosas elegí seguir una carrera muggle que no tenía paralela en el mundo mágico." Explicó sonriendo para que entendiera sus fuertes y debilidades... era prácticamente lo opuesto a él en cuanto a habilidad e historia, pero por alguna razón sentía en este instante que complementaban bastante bien.

"Y tu eres bueno en lo que haces y si tienes dudas siempre puedes mejorar, porque se ve que es lo que quieres hacer y eso es más importante que cualquier cosa que las personas te puedan decir." Aclaró con ese brillo conocedor en los ojos. ¿Cuantos había visto en esa posición? Y allí solo triunfaban los que perseveraban aun en momentos de dificultad.

Pero vio el brillo de tristeza, debiendo alzar la cabeza para verle con una media sonrisa. Odiaba cuando recordaban que ella se estaba muriendo o lo que le había pasado... no sabía cual de las dos era pero podía verlo en la mirada.

"Soy más dura que una piedra, no me mires como si fuera a desaparecer de un momento a otro." No le gustaba hacer esos pedidos constantemente, pero era necesario que recordaran que ella no estaba para ser una mártir... aunque siempre acabara por serlo, no lo hacía con ese objetivo, la vida era demasiad dulce como para rendirse. Así que volvió a sonreír, con dedos bromistas gesticulando para que él también lo hiciera.

Las palabras y el encuentro entre sus miradas, además de la expresión que realizó le hizo recuperar la sonrisa, junto con una risa suave.

-Ya, de acuerdo. Digamos que al tener una hermana menor, y luego de haber sido llamado por todos los mayores como "Ronnie" y cosas así, tengo manía de sobreprotector.- Sacudió la cabeza divertido. -Yo me entiendo solo.- Terminó con una carcajada.

La mesa había quedado hecha un desastre entre trozos de chocolate y muffins, que incluso quedaron marcados en las mangas del sueter muggle de Ronald. -Además que vivir en climas helados, Londres debería parecerte un paraíso tropical. Pero es algo difícil.- Tomó el resto del muffin, que picó en dos y le ofreció uno, mientras hablaba y mascaba al mismo tiempo. -Lo de verte como una chica ruda. Pero te admiro. No te rias, en serio te admiro. No cualquiera se hubiera atrevido a confesar algo como lo has hecho tu, y menos frente a un grupo tan grande. Y aún así salir del Ministerio con la frente en alto, sin que te importe las miradas que puedan lanzarse. Eso es tener agallas...-

No pudo evitar unas risas que hasta para ella sonaban tontas y una mirada soñadora en dirección a la ventana, suspirando como la soñadora que era bajo todas esas capas de dureza y ángulos rectos.

"En realidad soy una galleta dulce o un cuadrado de chocolate... dura por fuera y blanda por dentro." Bromeó guiñándole un ojo con ese brillo divertido antes de regresar a inspeccionar las calles con esa ilusión que siempre había tenido. Siempre había soñado con tener lo que los demás tenían... una vida libre de preocupaciones, poder caminar en las calles oscuras sin miedo, poder creer que mañana sería un día brillante.

Y como sabía que eso no ocurriría en ningún momento pronto, simplemente se dedicó a soñar, por eso era una soñadora, no porque considerara que el mundo real era muy cruel o porque tuviera historias que contar. Soñaba porque era la única forma que tenía para seguir viviendo consigo misma, de poder aspirar a llegar a algún lado.

"Adopté una niña cuando cumplí los 18 años..." El hecho de que para ello debió contraer nupcias era un detalle menor considerando que era viuda. "Odette es su nombre. Y... se puede decir que yo lo hago por un sentido egoísta. Quiero seguir peleando allí fuera, quiero poder vivir y poder seguir creyendo que puedo pelear un poco más, que cuando me falle mi energía podré seguir por mi familia." Suspiró pero sonrió ampliamente. "A que suena dramático... no es un tema de mártir o algo así, es que yo quiero vivir. Hay mucho que la gente experimenta, que siente, que ocurre... y yo quiero lo mismo. Quizá enamorarme y poder casarme por amor y tener mis propios hijos así Odie no estará sola... o quizá viajar mucho y conocer tantos lugares como pueda... Y... no sé, quiero correr." Eso último era un deseo pecaminoso para ella.

Su cuerpo desgastado, sus huesos se quejaban y sus pulmones no daban más con solo un momento de trote ligero, el corazón bombeaba desesperado y al final podría tener un colapso, dependiendo que pasara primero, si le faltara aire o su corazón decidiera que no debía seguir y se detuviera.

Realmente era algo acongojante el no poder hacer algo tan simple. O mejor dicho... ella podía correr, podría resistir todo eso, pero para hacerlo debía tomar una batería de pociones como las que cargaba a diario, su sueño era no depender de ellas, poder vivir una vida normal, quizá tranquila y sin mucho esfuerzo, pero normal.

Se sorprendió al darse cuenta que se había quedado mirándola mientras ella observaba la ventana, y casi estaba seguro de haber notado un brillo y una emoción en sus ojos que expresaban todo al mismo tiempo. De nuevo se reafirmó la idea de querer regalarle aquellas cosas que estaba pidiendo con los labios y los ojos, si pudiera darle más minutos de vida...

-Oye... ¿Que dices si vamos a algún parque? Un parque cualquiera o... Ya sé. Mi casa es campo abierto por todos lados. ¿Te parece si escapamos de esta selva de cemento un rato? Si tienes tiempo... y quieres, claro.- Se le había ocurrido una idea tonta, pero quizás...

Se giró a verle, la expresión de sorpresa en su rostro, al darse cuenta que los minutos habían pasado y ella seguía allí, dispuesta a seguir hablando. Era agradable y no podía hacer asco a la compañía, realmente lo pasaba bien en este momento con el pelirrojo de acompañante y la amistad parecía casi natural aunque fuera poco profesional si lo pensaba: Víctima/Auror, Miembro del Wizengamot/Empleado...

Aunque lo que había visto en el Ministerio de Magia realmente era cualquier cosa menos profesional si debía confesar. En Europa del Este eran menos espontáneos, no de mala forma, pero eran más... más restringidos la verdad. Pero aquí no parecían preocupados realmente por los detalles de lo que eran las relaciones entre co-trabajadores.

La idea de ir a algún lugar fuera no parecía realmente una mala idea... Entre la charla, el frío de fuera al ser aun temprano y el chocolate caliente, realmente le gustaría ir a algún lugar donde se viera el sol y pudiera sentir el calor.

"Estupenda idea." Soltó de repente, sorprendiéndose aun a si misma que simplemente estaba nadando con la corriente. "Dos condiciones... Primero que sea un lugar con sol y segundo... que haya comida o compremos de camino. Fuera de la obligación a comer, a las 12.30 en punto me da hambre y sería capaz de sacarte un pedazo de mordisco." Aclaró con un leve sonrojo, dejando dinero en la mesa para pagar. Era parte broma, parte realidad, le era inevitable el prospecto de sentir hambre.

El donde lo dejó en manos de él para ver a donde la llevaría desde aquí.

-Pues nos tocará buscar comida entonces... ¿Has probado alguna vez el Seatk and Kidney Pie?- Dijo, poniéndose también en pie. Su conocimiento de Londres era muy pobre... excepto de los lugares de comida. Había veces que no podía simplemente aparecer en su casa y ver que había preparado su madre. Volvió a prepararse para enfrentar el clima de Londres, y volvió a pasar el brazo por la espalda de Lynnea, mientras recorrían las aceras. Activos los ojos y la nariz, intentaba cazar algún sitio de donde proviniera el olor de promesas deliciosas. Y no tardó mucho tiempo.

-Dos "Fish & Chips", un "S&K pie", una bolsa de "Yorkshire Curd Tart" y un "Strawberry Cream Cheese pie", para llevar...- Pidió en el local, sacando un montón de trozos de papel que no entendía. Volteó a ver a Lynn. -¿Bastará con esto?-

Sonrió al ver que sacaba libras y la miraba esperando la respuesta, lentamente se movió a él y tomó el dinero para depositar en una mano la cantidad exacta con una señal y volviendo a colocar en el bolsillo de él el resto cosa de que pareciera que había sido él el que había sacado el dinero para pagar sin problema alguno. Realmente no era mucho mejor que ella la primera vez en el mundo muggle y dentro de todo como le gustaban los hilados y las cuerdas de violín muggle conocía bastante bien lo que era caminar en sus calles...

Su hermano, en cambio, era un desastre con patas. No sabía ni por donde empezar a explicar lo que era, incluso una vez lo atrapó antes de que tratara de usar la maldición Imperio para controlar a un vendedor ya que precisamente no entendía el dinero.

Tras haber corregido el dinero se puso a su lado para poder ver lo que había pedido.

"Parece que será suficiente para un día de campo... que genial." Comentó mirando ilusionada entre la comida y el día fuera que parecía brillar. Estaba dispuesta a aprovechar tanto como se pudiera de esto. "¿Quien diría? Y yo que me había resignado a que hoy sería un día malo y triste. Parece que realmente la vida guarda extrañas sorpresas, ¿no?" Sonrió al aire, riendo para si misma. Sonaría egoísta, pero, en este momento a pesar de saber que morir era inevitable, no podía evitar desear que una de esas sorpresas fuera precisamente no tener que morir.

Se enrojeció un poco ante la familiaridad en que ella había guardado el dinero de nuevo en su bolsillo, escondiendo una risa nerviosa entre una tos forzada, mientras extendía los billetes de papel al hombre y recibía un par de bolsas humeantes. Volvió a pasar su brazo alrededor de la cintura de Lynn y con paso rápido se dirigió hasta alguno de los callejones solitarios. Miró a ambos lados y espantó a un gato antes de volver a sonreír.

-Me perdonarás la impaciencia, pero no tengo ganas de pasar dos horas en uno de esos cachibaches metálicos, y menos usar el Autobús Noctámbulo. Nunca más. Es en serio.- Sosteniendo la comida y a la chica con fuerza, sacó la varita. No estaba aún muy acostumbrado a "aparecer" en grupo, aún cuando varias veces les había tocado en el último año. El temor lo invadió un instante al pensar en la posibilidad de "despartición", y sintió una punzada en la herida de su brazo al recordarlo. Pero sacudió la idea de la cabeza. Pensó en un árbol a unos metros del patio de su casa, uno de los puntos que usaban como poste en las prácticas de Quidditch con sus hermanos. -Bueno, ahí vamos. Tres, dos...-

Vio que se enrojecía, guiñándole un ojo para que disimulara antes de ser llevada entre el refugio de su brazo a un callejón para transportarse ambos. sintiendo nuevamente el agarre en su cintura.

Y... se puso nerviosa, no sabía donde iban así que debió apretar los ojos con fuerza, enterrando el rostro en el brazo del pelirrojo para tratar de no asustarse en las apariciones que iban a realizar.

"Solo no pierdas la comida." Bromeó de buena gana tratando de relajarse y no causar que tuvieran una despartición conjunta por su culpa. La sola idea ya le resultaba dolorosa pero considerando que nunca pudo aparecerse sola por insistencia de su hermano, mejor no decía nada.

"No nos pongas más nerviosos, no estoy acostumbrada a aparecerme." Rezongó cuando Ron estiró el número dos.

La sintió esconder su rostro contra su brazo y sonrió un poco más.


-Allá vamos.- Pensó en el árbol, en la sombra que producía, en el frescor bajo sus ramas. Pensó en los cuerpos de ambos transportándose completos en aquel sitio, sinm herida alguna. Se concentró en visualizarse ambos allí, y movió la varita.

La sensación que producía aquel medio de transporte no duró mucho, y respiró aliviado al no sentir dolor en el cuerpo. Seguía apretando el menudo cuerpo de la mujer contra el suyo, pero esta vez el paisaje era distinto. Pudo distinguir las torres y el tejado de la Madriguera a través de los árboles. El olor a pinos lo envolvía todo, y agradables rayos de sol se abrían paso en aquel claro, donde podían verse las marcas que realizaban sobre la hierba y en los árboles para marcar los límites del campo improvisado. -Lynn, ya puedes mirar.-

Aparecerse siempre había sido algo que le dio miedo por las pocas veces que lo hizo, esta vez no fue muy diferente, su estomago se contrajo y el mundo le dio vueltas un momento cuando sintió que comprimían el aire de sus pulmones hasta que pudo abrir los ojos.

Aunque al abrirlos aun estaba pegada a él, comenzando a toser... una tos insistente y pesada, reseca, como si necesitara recuperar el aliento y no pudiera, no pudiera meter suficiente aire a sus pulmones. Odiaba aparecerse, definitivamente la próxima optaría por el autobus Noctámbulo, aunque la mitad de las veces acababa toda golpeada o simplemente asegurarse de tener una estación de Flú cercana como para tener un viaje más placentero. Pero de momento le hizo suave seña a Ron para que la soltara mientras se arrodillaba para recuperar el aliento y las nauseas que iban emparentadas con toser hasta que lo comido quiere volver a salir por donde entró.

No fue algo largo, quizá un minuto como mucho, pero había sido violento para el frágil cuerpo.

"No suele pasar, no te preocupes." Aclaró con voz ahogada antes de que él pudiera replicarle algo, tosiendo un par de veces más antes de poder respirar y ver lo que le rodeaba.

Los ojos plateados se abrieron de par en par, brillando con el sol, dando un toque verdoso a su mirada gracias al reflejo del pasto y a lo lejos podía ver una torre torcida con varias ventanas.Era... brillante, hermoso. Era extraño que para alguien que había nacido entre lujos pero criada tan pobremente debido a su enfermedad encontrara estos paisajes como maravillosos, o eso creía.

Todo se veía naturalmente armónico, incluso esa extraña torre a lo lejos que estaba torcida. Era la primera vez que veía el lugar y simplemente no se podía imaginar como sería el horizonte sin ella allí. Así que solo se quedó allí, arrodillada como flor que disfruta del cálido sol en un día de otoño. Era tan agradable y era algo que seguramente en su expresión de contento no se podía ocultar a pesar de las mejillas sonrojadas y los ojos llorosos a causa de la tos.

La primera reacción del pelirrojo fue de pánico, al verla caer de rodillas de esa manera. Incluso cuando entre el ataque de tos no escuchó inflección de dolor, se arrodilló el también a su lado, poniendo la comida contra el árbol y tratando de buscar si faltaba alguna parte en el cuerpo de la profesora.

-¿Estás segura?- Preguntó, cada vez un poco menos ansioso mientras comprobaba que no había manchas de sangre en ninguna parte. Incluso el largo del cabello blanco seguía siendo largo. Entonces fue cuando levantó la mirada a su rostro y pudo ver las emociones que se reflejaban en sus ojos. Eso lo hizo sonreír. -Bienvenida a Ottery St. Catchpole... bueno, a sus alrededores.- Señaló hacia la torre que se asomaba entre los árboles. -Esa es mi casa. La Madriguera Weasley.- Sonrió, y había en su sonrisa un toque de orgullo, muy a pesar de las veces que se había quejado de su casa, había algo que le hacía imposible imaginar viviendo en cualquier otro lugar.

No pudo evitar la risa, parecía que no paraba de reír cuando se trataba del pelirrojo. Sería que se sentía muy bien o que le hacía olvidar lo mal que se sentía solo momentos atrás, debiendo tomar bocanadas de aire cuando lo vio levantar su cabello para asegurarse que era del largo correcto y deteniéndolo con una mano, usándolo como apoyo para levantarse lentamente y poder ver mejor la torre que él llamaba ‘La Madriguera Weasley’.

"Supongo que el nombre se lo dieron por algo, ¿no?" Preguntó con cierta picardía, apenas viéndole de costado antes de regresar a ver ese asombroso paisaje. "Aunque nací y crecí entre magia aun me sorprende lo lejos que puede llegar. Las estructuras que es capaz de construir, las cosas que otras personas jamás serán capaces de ver y nosotros lo tenemos en la yema de los dedos." Meditó observando todo, avergonzándose un poco por haber soltado algo que posiblemente el pelirrojo encontrara ilógico, porque había también nacido así. Era posible que nunca hubiera tenido que pasar tiempo sin hacer magia.

"Lo sé, estoy loca, pero es que..." Sonrió mirando a todos lados para poder recoger las bolsas y así buscar lugar donde hacer picnic. "Mi vida ha sido rara, así que deberás lidiar conmigo como he salido... mi familia es... opulenta, pero siempre todos los lugares se ven tan fríos y distantes que acaba siendo triste vivir en las casas familiares." Quizá era que siempre había deseado vivir, que precisamente vivir había sido su objetivo y la vida era lo que la movía y motivaba... La Madriguera se veía habitada, cálida, aun algo de humo saliendo por una de las chimeneas, con colores cálidos aunque emparchada y algo torcida. El castillo Yúriev como le llamaba Mihail era frío, de paredes oscuras y humedad, los patios eran agradables durante la primavera y se encargaba de que el jardín estuviera cuidado, sin embargo para toda la riqueza era tan frío y se sentía sola y temerosa cuando estaba en su habitación.

"Algún día me gustaría vivir en una casa así." Admitió antes de cambiar de dirección la vista, tociendo algo para evitar que notara su vergüenza. Esperaba que Ron no se lo tomara como algo de que ella quería... bueno, ser parte de la familia. Morgana, no sabía como decir para que no se pensara cosas raras, es solo... Se sonrojó y optó por hacer como si no hubiera dicho nada.

El pelirrojo la observaba sin poder evitar una sonrisa de orgullo y que las orejas se le encendieran un poco.

-¿De verdad te gusta?- Preguntó, algo azorado. No podía evitarlo cuando alababan alguna cosa que fuera, de alguna forma, suya. Notó que la profesora parecía también sonrojada, y desvió entonces la mirada para intentar no incomodarla si se le quedaba mirando. -Fue ocurrencia de mis padres. Jamás se les ocurrió buscarse un lugar más apropiado para una familia grande; prefirieron ir agregando cuartos y torres dependiendo de las necesidades. Es amor a esta campiña, eso es seguro. Los Weasley hemos vivido aquí desde hace mucho.-

Tenía las manos en los bolsilos, y por unos segundos su mirada se paseó sobre el pasaje. Por fin se volvió hacia Lynn. -¿Quieres verla más de cerca?-

"Claro que me gusta. Es diferente, precisamente por eso me gusta... se puede decir que para todo lo mal que se me da en la magia con varita y la herbología, siempre he tenido un don para el diseño y la costura, me gusta la vanguardia y cosas más extrañas, casi te diría que fantasiosas como el Steampunk... luego te cuento que es si deseas." Aclaró ya que estaba tratando de explicar un punto, a veces se olvidaba que no todo el mundo sabe exactamente que era el Steampunk ya que si bien estaba relacionado con el estilo de vida que llevaban en el mundo mágico de Gran Bretaña por la falta de avance tecnológico y el hecho de que los mecanismos a vapor no eran intervenidos por la magia y la carga electromagnética que generaba, era también una raíz muggle lo que le había dado vida.

"Me encantaría verla de cerca. ¿Por dentro es igual? ¿Ha sido un lugar cómodo para crecer? Quiero decir, me has dicho que son muchos hermanos y probablemente requieran más espacio que otra familia. Hay lugares donde usan hechizos de expansión... los muggles no entran en esta zona, ¿verdad?" Miles de preguntas se agolpaban al ver la estructura, aun caminando y curiosa por lo que veía.

-¿Steam que?- Parpadeó curioso. Intentó pronunciar la palabra un par de veces, como si al repetirla le encontraría significado. Pero el único "steam" que se le ocurría era el que salía de la tetera a la hora de la merienda. -Steampunk... Intentaré recordarlo para preguntar.- Terminó, con media sonrisa. Mientras se iban acercando a través de los árboles, escuchaba sus preguntas con gesto divertido.

-Buf. De acuerdo, por partes. Si, por dentro es igual, incluso más enrevesado. Sería una especie de laberinto ascendente para quien no haya vivido en ella antes. Algunas habitaciones tienen expansiones, pero no todas.- Señaló la torre más alta. -Allí está mi cuarto, justo debajo del ático. A veces es algo frío aunque antes de invierno intentamos encontrar todas las posibles grietas. Y tenemos un fantasma que se cuela por las cañerías y hace ruidos muy molestos cuando se atasca. Por lo general, un desastre patas arriba. Ni que decir que ni tiempo hay para aburrirse.-

Llegaron al final de la zona boscosa, y ante ellos se abría el espacio campestre que rodeaba la Madriguera. Escogió un árbol, y se sentó a la sombra, colocando la comida junto a él mientras que indicaba a Lynn que hiciera otro tanto. -La carretera principal hacia la campiña no pasa cerca, pero de todas formas las casas de todos los magos que viven en la zona tienen protección anti-muggle; sólo por si se pierden en el camino, ya sabes. Intentos de acortar la vía, o viajeros de a pie.-

"Interesante..." Comentó recorriendo todo con curiosidad, tomando asiento junto a él, estirando la falda para no sentarse directamente contra la raíz del árbol, el abrigo siendo dejado de lado para no estar incómoda a pesar de que estaba fresco.

Pero si bien siempre se cuidaba por su delicada salud, no podía estar en un día de campo pareciendo un muñeco de nieve.

"¿No han considerado exorcizarlo o aunque sea encadenarlo a una habitación? Que por cierto, ¿como se atasca un espíritu en las cañerías?" Si, era un locura pero esa era la pregunta que le preocupaba. ¿Que clase de espíritus había en la Madriguera como para poder atascarse en un tubo de desagüe?

Esperó que se acomodaran, prefiriendo ponerse un poco de costado para que el sol le pegara y le diera calor ahora que no tenía el pesado abrigo puesto, cerrando los ojos un momento a la luz para poder relajarse.

"Que agradable... gracias por traerme."

-Al parecer el ectoplasma se congela.- Resumió en pocas palabras Ronald, intentando borrar la imagen que los gemelos le habían incrustado en la mente al pensar en aquel pobre espectro congelado entre la porquería que bajaba por el inodoro. -Pero parece muy a gusto en casa, y casi nunca se hace notar... excepto cuando quiere que sepamos que aún está rondando por allí. Una reina del drama, créeme.-

Le sonrió a la profesora. -Cuando quieras. No muchos tienen tan buena opinión de la casa familiar, así que todo el que la halague es bienvenido.- Se le quedó mirando unos instantes, con el sol filtrándose muy levemente entre las hojas, sin quemar la piel. Enrojeció al darse cuenta que se había quedado mudo, así que se apresuró a poner la comida frente a ellos. -No tendrás un mantel a cuadros en ese bolso tuyo, ¿no?-