Helada para calmar la rabia {Ron Weasley}

La pelirroja y bajita muchacha caminaba con rapidez entre las calles de Hogsmeade. Se paró ante el luminoso local, pensando en entrar o no, pudiendo vislumbrar desde fuera el poco ajetreo nada común  de aquel lugar. Fruncía el ceño en busca de algo o más bien "alguien" en particular. Empujó la puerta dejando caer un suspiro.

-Hola Aria

Le dedicó una sonrisa a la Ravenclaw, la cual observaba a la menor de los Weasley boquiabierta, soprendida al verla de regreso. Se rumoreaba que iba a cursar su último año, pero el comienzo de las clases y la ausencia de la pelirroja produjo la disipación de los mismos.

-¿Podrías servirme una cerveza de mantequilla bieeen helada?

Ginny seguía con el ceño fruncido, no iba a relajarse hasta que le viera. Hechó un vistazo por todo el local pero ninguna cabellera rojiza llamó su atención así que optó por buscar un sitio cómodo donde pudiera hablar con su hermano sin que oídos curiosos se acercaran. Al cabo de unos segundos optó por la tercera mesa a su izquierda, estaba pegada a la pared, sin ningún ventanal, con la única decoración que el fundador de aquel local; un señor llamado Anthony Jhimrlas del que jamás había oído hablar, de hecho, la Gryffindor juraría que el año pasado ese cuadro no se encontraba en aquel lugar.

Se entretuvo observando a su compañera, viendo cómo atendía a los pocos clientes y cómo tardaba en traerle su tan anhelada cerveza. En un par de minutos la posó sobre su mesa.

-Muchas gracias, hablamos después, ¿si?.

Volvió a sonreir abiertamente a Aria mientras la dejaba con la palabra en boca. La campanilla sonó, la pelirroja levantó rápidamente la mirada, ahí estaba: Ronald Bilius Weasley.

-Ya era hora...

Se había distraído más de lo necesario y ahora se estaba retrasando para llegar a Las Tres Escobas. El tono de Ginny había sido bastante claro, tanto, que se sorprendió que no le hubiera enviado un vociferador. Aunque había podido imaginarse las palabras y su voz sin mucho esfuerzo. La mirada que le lanzó desde la mesa al cruzar la puerta le sacó una sonrisa culpable.

-¿Te he dicho ya que cada día te pareces más a mamá?- Le dijo, tomando asiento frente a ella. Sin embargo, la sonrisa no duró mucho. -¿Está todo bien en casa? No te explicaste muy bien en la carta.-

La pelirroja dio un gran sorbo a su helada bebida mientras escuchaba el comentario que Ronald hacía sobre su aspecto; fulminó con la mirada a su hermano antes de responder.

-¿Tú qué crees?

Apoyó los codos en la mesa mientras seguía con el ceño fruncido. Estaba enojada, enojada no, enfurecida. Sí, enfurecida se acercaba más al sentimiento que albergaba la Gryffindor, cuyos ojos marrones empezaban a enrojecer por momentos.

-Desapareces tras el entierro, no escribes, no apareces por la casa; ¡las únicas noticias que hemos tenido de ti han sido por el Profeta!- volvió a beber su cerveza de mantequilla dejando caer el vaso desahogándose un poco con el choque del vidrio y la madera.-¡He tenido que convencer a mamá de dónde estabas o qué hacías cuando en realidad no tenía ni la más remota idea!

Fleur seguía en la casa ayudando a Molly, por lo que aunque aún triste, la madre de los Weasley no estaba tan afectada por la falta de información de su hijo menor. Quien realmente estaba inquieta por las pocas noticias era la misma Ginny, la pérdida de Fred le había afectado más de lo que dejaba ver, y el hecho de estar un año más sin saber qué, cómo o dónde estaría Ronald la irritaba mucho más de lo que le gustaba admitir.

Su expresión se hizo ligeramente agria y un poco más culpable, mientras intentaba esquivar la mirada de su hermana.

-No creo que haga falta mi presencia allí, Ginny. Percy, "el hijo pródigo" ya está de regreso, ¿no?- Siempre había sido así: Bill el mayor, Charlie el experto en dragones, Percy el prefecto perfecto, George y F... Suspiró. Incluso Ginny, por ser la única chica. -Además, he visitado a George en la tienda, y le he ofrecido ayudarle de vez en cuando. Así que no estoy tan desconectado como parece.-

¿Para que recordarse diariamente que Fred estaba muerto? ¿Ver a su madre llorando todo el día? Si hubiera sido él... Quizás hubiera sido distinto. -Harry estuvo aquí hace unos días.- Dijo al final, intentando cambiar el tema.

Y se encendió la mecha. Ronald acababa de proncunciar la palabra que llevaba resonando en la cabeza de Ginny durante semanas: Harry.

En parte el enojo que traía con su hermano era culpa de Potter. Eran uña y carne, sabía que donde se encontrara uno estaría el otro, el problema surgía cuando la pelirroja no tenía ni remota idea de dónde se habían metido ninguno de los dos.

-No lo sabía...-apartó la mirada de los ojos de su hermano.

Era consciente de que lo importante ahora era que labraran su futuro, pero ella volvería otro año a Hogwarts, apartada de ellos, de la verdadera actividad, como siempre... Ya no era una niña y si bien creía que Harry había llegado de una vez por todas a esa conclusión, o al menos en algunos aspectos, estaba segura de que para Ronald siempre lo sería.

-No estaría de más que me escribieras más seguido, me preocupo Ron...-levantó la vista mirando a su hermano, dejando de fruncir el ceño de una vez-Ya no estamos en guerra, no hay peligro si interceptan una lechuza ni si te apareces...-juntó los labios durante un segundo-Mamá se preocupa, se pasa el día delante del reloj asegurándose de que nuestras manecillas no apunten a...

Se quedó en silencio durante un periodo más largo de tiempo.

-Deberías pasarte por casa.-sentenció.

-Sabes que no me gusta escribir, Ginny. Y siempre te quejas que mi letra parece garabatos de un gonmo.- En ese momento vio reflejado en los ojos de su hermana la preocupación. Suspiró, mientras se acercaba a ella y le pasaba el brazo sobre los hombros. -De acuerdo, prometo aparecer más en casa, ¿está bien? Además, posiblemente te vea más seguido, ¿no? Me han dicho que volverás a Hogwarts.-

Hizo una señal a una de las chicas que ayudaba a Madame Rosmerta a atender. -También estaré por aquí, al menos fines de semana o cuando no tenga curso de Auror. ¿Puedes creer que Mcgonagall me pidió que diera la primera clase de Defensa contra las Artes Oscuras? Sólo hasta que apareciera el profesor nuevo. Es majo, aunque creo que es el profesor más joven que ha estado en ese puesto... Si no me cuentan a mi, claro.-

El pelirrojo se rió ante las palabras de incredulidad de su hermana. En otro tiempo quizás se hubiera enojado, se le hubieran puesto las orejas rojas y le habría sacado en cara que nadie en su familia confiaba en él, por no ser tan bueno como sus hermanos mayores. Pero al menos en eso ya no era tan terco, quizás una de las pocas cosas que había aprendido en el tiempo que estuvo sólo era a admitir cuando estaba superando sus verdaderas capacidades.

-¿Plan? Creo que el mismo de siempre: pedir ayuda a Hermione.- Volvió a reír, aunque se le apagó poco a poco. -Bueno, al menos ese era mi plan inicial. Me siento de nuevo como en tercer año, cuando peleábamos debido a Crookshanks y ella estaba hasta el tope de clases.-

Desvió la mirada hacia la castaña que le dejó la cerveza de mantequilla, apurando un trago. -En fin, que no será por mucho tiempo, así que tampoco tengo que ponerme a planear mucho, sólo intentar salir de las clases sin intentar asesinar a Malfoy en el proceso. Ni siquiera me están dejando quitar puntos porque no han reparado los relojes de arena, y no creo que me permitan dar detenciones tampoco, así que no será tan divertido.-

No tenía que hablar del tema, y no iba a hablar del tema. Menos con su hermana, que seguramente se pondría a intentar sonsacarlo como había hecho Harry hacía unos días. O quizás intentaría defender a Hermione. Claro, las chicas siempre poniéndose de parte de ellas contra los chicos. Se agarró entonces al otro tema rápidamente.

-Eso si, la profesora Macgonagall usó la excusa de darme la oportunidad por ser un aprendíz de Auror, pero teniendo en cuenta que no usaré ninguno de mis conocimientos para la clase, realmente no le veo mucho sentido. Que se yo, quizás está viendo si logro crear algún sentido de autoridad ante el resto de los grupos, a ver si en algún lado tengo madera de liderazgo. Si es eso, se equivocó de pelirrojo.- Volvió a reír, tomando otro trago largo de la cerveza de mantequilla, pensando seriamente en que la iba a cambiar por hidromiel de un momento a otro.

Definitivamente Ronald no quería hablar sobre la castaña; no pensaba insistir en el tema, preferí más bien centrarme en su futuro.

-Bueno, piensa que todo sirve para aumentar la experiencia; quizás cree que podrías durar en ese puesto más de un curso sin morir, sufrir un desmembramiento, o ser secuestrado durante meses. -le dediqué una sonrisa cómplice y volví a hundir mis labios en aquel líquido helado.

"Está bien, Ronald pasará algo de tiempo en el castillo, Hermione terminará su último año y...
Y no tengo ni una minúscula noticia de Harry."

No separé el borde de mi boca de la cerveza, bebiendo lo suficientemente rápido como para que aquellos pensamientos se congelaran desvaneciéndose de mi mente.

-Gracias por el apoyo, Ginny- Dijo el muchacho algo sarcástico por las palabras de su hermana, de repente comenzando a ponerse un poco pálido. Bueno, no era profesor realmente, así que nada de eso podría pasarle.... ¿verdad? ... ¡¿Verdad?!

No pudo evitar soltar una risa nerviosa, queriendo restarle importancia a aquello pero con muy poco éxito. Terminó la cerveza de un trago, y se quedó pensativo, sin saber si pedir otra.

-Bueno, ¿que dices si te ayudo a instalarte de nuevo en el Castillo? Al menos hasta la Sala Común, que creo que las reglas de "no chicos en las habitaciones de las chicas" sigue estando en pie...-