[Artisan du Chocolat] Marcas del Ayer § Ron Weasley

Hacía frío. Frío era un entendimiento considerando que en Londres nunca hacía realmente calor para empezar. El sol estaba tapado por las nubes como siempre, el viento azotaba con fuerza dejando sus mejillas con un tono rojizo por tomar frío, las manos en los bolsillos del tapado.

Finalmente los primeros fríos golpeaban y el viento la despeinaba en su camino, su paseo siendo silencioso la primer parte, tratando de acomodarse. Por suerte no dolían las rodillas ni el resto del cuerpo aunque el no tener el encorsetado hacía que se sintiera extraña cada tanto. La segunda parte se caracterizó por una charla amena sobre la vida. ¿Que hacía en Hogwarts? ¿Que hay sobre tener novia? ¿Tenia hermanos? Porque ella tenía uno y andaba con el mejor amigo de ambos lo cual le daba dolor de cabeza a veces porque aun no aprendía a tocar la puerta y más de una vez los había agarrado desnudos (por suerte desnudos no incluía posiciones incómodas aun)

Caminaron por Birmingham, le pidió ir por allí para ir al lugar que buscaba. Finalmente vio la chocolateria. Quizá muy moderna para cualquier mago que poco y nada tenían que ver con el mundo muggle, pero realmente tenían el mejor chocolate que conocía.

"Yo invito, recompensa por tener tanto estómago." Comentó con algo de gracia, indicando que entraran al lugar para pedir una taza caliente.

Artisan du Chocolat:

Se había apretujado más a su chaqueta de segunda mano, dando dos vueltas enteras a su bufanda chillona de naranja y negro que lo hacía destacar inevitablemente, si no lo hacía ya por su altura y su cabello pelirrojo, sin contar la compañía de Lynnea, quién también destacaba de por si a pesar de ser un poco más afín al mundo muggle.

Se mantuvo muy cerca de ella, como si con ello se asegurara que la pálida mujer de cabello claro no pasara frío extra, quizás creyendo que su tamaño ayudaba a bloquear los remolinos helados de aquel clima indomable. Habló poco al principio, pero no tardó en tomar confianza, aún cuando no tuvo el valor suficiente para hablar de los gemelos. No aún. A sus palabras estuvo a punto de contradecirla con pagar él, pero se dio cuenta a tiempo que a) sería descortes y machista de su parte hacerlo, y b) se entendía muy mal con el dinero muggle. Así que sólo asintió, aunque le mantuvo la puerta abierta para que pasara primero. El sitio rebosaba con olor a chocolate, que hizo que el estómago de Ron rugiera, haciendo que sus orejas se colorearan. Definitivamente su estómago se había recuperado rápido de lo que había visto en el ministerio.

-Estooo... ¿podemos agregar un par de pasteles junto con el chocolate?- Dijo en tono avergonzado.

No pudo evitar reír de buena gana ante el sonido.

"Claro que habrá pasteles, aunque serán de chocolate o con chips, adivina de que..." Comentó entre risas.

Era más fuerte que ella misma ese aspecto. Simplemente no podía evitarlo dada la circunstancia. Y es que disfrutaba de ver a la gente comer. Quizá ella no podía comer la mitad de las cosas (aunque a veces lo hiciera igual) pero ese momento en que podía cocinar y ver a su hermano Mihail con Roderick y con Odette comiendo los cuatro juntos, eso era algo que no podía evitar disfrutar a su forma. Ver las expresiones de felicidad cuando algo les gustaba o la ligera arruga del entrecejo de Odette cuando le hacía comer su verdura.

Cuando comían un chocolate o cuando simplemente se olvidaban de todo y tomaban un vaso con leche tibia y vainilla. El apetito que ella no poseía era algo que disfrutaba y apreciaba en el resto sin lugar a dudas.

"Pero es agradable siempre un lugar como estos..." Sonrió apreciativa, abrazando la normalidad de dos personas que iban a tomar algo, agradeciendo el gesto de sostener su puerta para que pasara y adentrándose al calor de la tienda, las mejillas recobrando el pálido color habitual mientras buscaba una mesa desde la que se veía el exterior.

"Cuéntame, ya que poco sé de ti fuera de que diste una controversial charla en la primer clase de Defensa. ¿Entrenando para ser Auror?" Preguntó curiosa.

Se sentó frente a ella en la mesa que le indicara, suponiendo que irían a atenderlos y no que tendrían que pedir en la barra. Se desanudó la bufanda y se desembarazó de la chaqueta temporalmente, ante el ambiente más cálido del lugar. Rió divertido.

-Vaya, ¿así que escuchaste de eso?- Dijo, llevándose la mano a la cabeza. -La verdad fue idea de Hermione Granger, yo no estaba muy seguro de qué podía enseñar en conjunto a todo el grupo de estudiantes de distintos niveles. Pero resultó bastante educativo para todos, y ayudó a aclarar algunas dudas generales sobre lo que sucedió el último año.-

Cruzó las manos sobre la mesa. -Si, ha sido el sueño de toda la vida. Ese, y ser jugador profesional de Quidditch, pero el miedo escénico pudo conmigo. No puedo evitarlo, pero me paralizo cada vez que va a empezar un partido, y no me calmo hasta detener la quaffle por primera vez.- Se encogió de hombros, divertido. -Tampoco que sea una eminencia en el tema de hechizos, pero me defiendo bastante bien.-

Se inclinó algo más sobre la mesa. -¿Qué hay de ti?... Quiero decir, obviando el tema que trataste hoy... ¿Estudiaste en Beauxbatons? No, espera, por ubicación sería más lógico Durmstrang... ¿Cierto?-

Asintió con la cabeza mientras aceptaba la carta que una mesera les ofrecía para poder ver que tomar, chocolate caliente y unos chocolates esperaba que no fuera demasiado para ella pero realmente apreciaría el dulce... y la caloría.

"Durmstrang, así es. El colegio no es algo que me haya agradado mucho, hubiera preferido ir a Hogwarts o incluso a Beauxbatons especialmente porque nos agarró justo el Torneo de los Tres Magos, no sé si me recuerdas, pero era una de tantos que acompañó a Viktor Krum a dejar su nombre. Bueno, en realidad mi hermano lo acompañó y yo iba detrás." Admitió tras recordar ese día.

Realmente era uno de esos días raros, había ido a Hogwarts por el torneo siendo de 6to año y por ende estando habilitada para participar si lo deseaba pero el director Karkaroff ya había indicado a Viktor como su campeón así que fueron en grupo para mostrar apoyo a los que dejarían su nombre en la copa, a ella su hermano le había prohibido siquiera considerarlo, cosa que realmente le importó poco, después de todo, con lo que le costaba vivir no iba a desperdiciar sus esfuerzos muriendo en un torneo suicida.

"Siempre fui muy blanda... teníamos clases de cosas como artes oscuras y duelos obligatorios, realmente no me agradaba mucho, si mi hermano no hubiera sido parte del colegio realmente yo creo que no hubiera ido. Antes de salir incluso me anoté en la universidad de Moscú para la carrera de psicología Muggle. De allí hice 3 años ya que empecé con el último año de estudio pero nunca pude recibirme ya que decidí venir para aquí." Agregó tras un momento arrugando la nariz.

"Pues, lo poco que pude verte jugando en el campo del colegio a mi me pareciste muy bueno realmente. Que lástima que no te hubieras dedicado a eso." Comentó con una sonrisa recordando en aquel entonces cuando el campo no era usado ya casi 4 años atrás que lo había visto de pasada. "A mi me da envidia, la verdad que nunca pude aprender a volar correctamente. Puede que algún día lo haga para darme el gusto... y que sepa si has ingresado a la practica de aurores es que eres bueno con los hechizos, quizá no sea de los hechizos estándares pero seguro que algo bueno debes tener, aparte, para ser Auror hace falta espíritu primero que nada, porque ahora estás aprendiendo, pero cuando te toque ir allí fuera mi historia será un paseo por el parque en comparación a lo que puedes llegar a encontrar."

Se pidió lo mismo, agregando un par de muffins antes de asegurarse con una mirada que no estaba abusando de la hospitalidad que le estaba brindando Lynnea. Intentó hacer memoria de esos días en que estuvieron rodeados de tantos alumnos. Sin embargo, sólo podía recordar estar babeando por Fleur, tener un rencor por Harry, admiración por Krum que luego se volvió en odio inusitado. Sabía que había notado por encima a los seguidores de Krum, mayormente muchachos de estatura y porte marcial, e intentó inutilmente pensar en la cabellera blanca de Lyn. Nada.

-Vale, digamos que en esa época tenía la cabeza muy llena de otras tonterías como para notar a otras personas...- Admitió por fin. La escuchó hablar de su colegio con interés, y sobre sus estudios en una Universidad Muggle. Aquello era algo que admiraba de muchos magos, él realmente no se veía adaptándose a la vida muggle con tanta sencillez. Las orejas se le enrojecieron al descubrir que aquella mujer lo había visto volar con anterioridad. -Vaya, gracias. Volar es genial, puedo prestarte mi escoba un día si quieres.- Le sonrió, sorprendido de lo facil que se le hacía hablar con ella. Quizás tenía que ver con lo de haber estudiado psicología, o con que en menos de media hora había descubierto de ella cosas que nadie más sabía ni quería saber. Saber que encontraría casos más terribles que los de ella le ponían algo enfermo, pero ya ella se lo había advertido: la vida de un auror es cruda. -Espero que tengas razón, no quiero terminar limpiando suelos en San Mungos o en el Ministerio. Aunque si me va pésimamente, siempre puedo trabajar con George en la tienda. Seguro aprovechará para explotarme con mucho trabajo y poca paga.- Sonrió, aunque como siempre un deje de tristeza aparecía al pensar en el gemelo sobreviviente. -¿Tu hermano también está aquí? ¿Trabaja en el Ministerio?-

"Más que prestarme la escoba deberás llevarme de paseo, que cuando digo que no aprendí me refiero a que realmente temo tocar una escoba y que estalle. A esta altura creo que me daría miedo montarme a una escoba sola." Admitió con una sonrisa relajada, esperando a que la mesera trajera las cosas. De hecho, pidió una porción de pastel de chocolate especial, pidiendo que trajeran dos tenedores para compartirla.

"Espero no te moleste, pero si bien adoro ese pastel nunca pude terminarlo sola y apuesto que te gustará." Comentó con una sonrisa mientras se acomodaba un poco, decidiendo sacarse otra capa de ropa además del sobretodo para quedar con lo que parecía un pulover fino de color crema y su falda marrón.

Ante la mención del hermano sin embargo el ceño se frunció, había mucho que decir al respecto.

"Mi hermano ha tomado muchas decisiones equivocadas, no hay forma de negarlas, pero no. En este momento está en Rusia con su pareja y mi hija adoptiva." Realmente no sabía porque tenía la necesidad de aclarar que Odette era adoptada, ni siquiera de porque explicar, era como si tratara de excusarse ante el pelirrojo sobre alguna falla personal que tenía, pero Odette no era una falla, era una niña, alguien que había necesitado su ayuda y ella se la brindó.

"De hecho, es inglesa, la conocí cuando vine a Hogwarts para el torneo. Ella quería aprender a tocar el violín así que le enseñaba mientras tanto. Sus padres fueron asesinados por mortífagos al principio del año siguiente y sin familia que se hiciera cargo debimos ser un poco... manipuladores para conseguir la tutoría de ella ya que yo aun era menor y finalmente hace un año logré tener la custodia permanente." El hecho de que fue la principal razón para adelantar el matrimonio que le había arreglado su hermano fue un detalle menor. El hecho de que su hermano y su difunto esposo eran mortífagos era mejor omitirlo, era una historia larga y demasiado dolorosa de a ratos.

"Pero ha comenzado a enfermar y no me pareció buena idea traerla con el castillo aun reconstruyéndose así que se quedó con mi hermano que va y viene constantemente para visitarme pero no se queda aquí." Se quedó un segundo en silencio al notar que habían llegado sus cosas, los ojos iluminandose al ver el pastel que para una persona normal no sería tan grande pero para el cuerpo de ella realmente comerlo todo era imposible.

"Cake estilo volcán con baño de chocolate caliente encima." Lo presentó con gran orgullo al ponerlo entre ambos, los muffins y unos chocolates del lado de él y unos chocolates nada más del de ella. "Pruebalo, realmente vale la pena."

Fudge:

-Decidido entonces; cuando quieras te doy una vuelta en escoba.- Le dijo con esa confianza que tienen aquellos que pueden hacer una promesa que saben que cumplirán. Tuvo que resistirse las ganas de reír cuando le pidió disculpas por pedir más comida; él por su parte estaba pensando en intentar mantener una actitud decente cuando apareciera lo que habían pedido. Nadie le creería si lo contara: él, Ronald Weasley, Troll hambriento por excelencia, intentando parecer educado ante una chica, cuando en los banquetes de Hogwarts su cara y sus manos tenían más comida que su estómago.

Con mirada atenta de quién quiere aprenderlo todo bien, o más bien de quién tiene usualmente problemas de atención y quiere asegurarse de estar entendiendo a su interlocutora, el pelirrojo fue escuchando la historia que le contara Lynnea. -Eres muy joven para interesarte por la maternidad... Luego, eres muy joven para muchas cosas que te han pasado en la vida, así que tiene sentido... Y yo soy un capullo y mejor me callo antes de tener que meterme el zapato en la boca.- Dijo al final, sonriendo con las orejas enrojecidas. En ese momento apareció el "volcán" y los ojos de Ron se abrieron al mismo tiempo que el estómago volvía a rugir. Casi como un niño, extendió el cubierto hacia el pastel, sin saber que tanto podía agarrar de aquello.

"Vale, adios al Ronald civilizado" fue su pensamiento final al probar aquello. -Está... bueno.- Logró articular sin que le saltaran migajas de pastel sobre la chica pálida. Se contuvo de agarrar otra porción esperando que Lynnea comenzara a comerlo, y por no prestar atención se terminó quemando la lengua con el chocolate. -¡Mier...!- Se calló a tiempo, empezando a reír.

"Soy muy joven para muchas cosas, Ron. Digamos que viví al doble de velocidad de una persona. Aparte, en mi situación, uno considera cosas que otras personas de su edad no pueden llegar siquiera a imaginar. La maternidad es una de ellas... Odette me necesitaba. Y a decir verdad yo la necesitaba a ella. Aunque tengo un hermano y he vivido con mis tíos hasta la mayoría de edad la vida ha sido solitaria entre hospitales y especialistas desde que era chica. Odette es... un respiro de aire fresco. Alguien que me necesita a mi y no a la inversa para variar. Es una niña alegre aunque demasiado astuta para mi gusto pero siempre obediente." Trató de explicar.

Ella había necesitado a Odette tanto como Odette a ella al punto que habían creado un tipo de simbiosis de subsistencia. Odie necesitaba el cariño que no le habían dado nunca en su casa y Lynnea necesitaba el mismo cariño, la compañía, algo que llamara propio y que hiciera sentir que su alma tenía un ancla, alguien de quien cuidar y mimar.

Al notar que se atropellaba para pedir disculpas no pudo más que soltar unas risas restándole importancia. "Como dije, soy muy joven para muchas cosas, así que aprendí a tomarlo todo como viene para no amargarme." agregó.

A medida que lo vio observar el pastel no pudo más que sonreír y comenzar a reír, encantada de que lo disfrutara, tomando un trozo más pequeño y colocándolo en la boca antes de empujar el plato a él para que supiera que podía comer. La porción era grande y aun tenían muffins de por medio. Si se quedaba con hambre siempre podría sacarle un trozo que si bien eran muy ricos, no eran tan... chocolatozos.

Al notar que se había quemado por torpe no pudo más que reir de buena gana y extenderle una servilleta.

"Hace mucho no reía tanto." Admitió secandose una lágrima de risa con la mano libre. "Come tranquilo. Te cambio por medio muffin."

Se llevó la servilleta a los labios, aún riendo.

-Oye, ¿pues que te parece? Además de un caballero andante te has conseguido un payaso real. No irás a decir que no te he salido todo una ganga, ¿eh?- Tomó algo más de pastel, esta vez con un poco de helado de vainilla. -La cereza es tuya, por cierto.-

Se metió el nuevo bocado, luego tomó la pequeña fruta roja, la remojó en el fudge de chocolate y se lo puso a nivel de los labios a Lyn, para que se la comiera.

-Odette... No me suena el nombre. ¿Estaba en primer año cuando la conociste? Porque supongo que sería bastante pequeña en ese entonces, si aún ahora la consideras una niña...-

Los labios de ella se abrieron, atrapando la fruta y desprendiéndola del tallo, algo de chocolate quedando en los labios, mientras la lengua trataba de limpiar los restos.

"Pues si, una ganga. Hace tiempo que no salgo a tomar chocolate con nadie, pero puedes ponerle la firma que en cualquier momento recibirás cartas invitándote nuevamente." Aunque pareciera broma, realmente lo pensaba cuando tuviera tiempo volver a invitarlo. Y es que uno aprende a apreciar los momentos alegres o al menos aquellos momentos en los que se siente libre y en este momento, entre risas y juegos tontos y algo infantiles se sentía realmente bien, alegre, realmente en su piel y como si realmente tuviera esos 20 años que decían sus documentos, su pasaporte. A veces sentía que estaba viviendo una y otra vez algo tenebroso.

"Si, estaba en primer año. Fue un año duro para muchos ese con el torneo de los tres magos con cuatro magos y bueno... ella llegó al colegio esperando una cosa y no fue exactamente lo que encontró. Pero cuéntame más de tu familia, ¿si? O de tu empleo... debe haber sido lindo ir a Hogwarts, ¿no?" Preguntó tratando de desviar un poco la charla y que no se centrara solo en ella, se sentía demasiado egocéntrica hablando exclusivamente de si misma.

-Estaré atento al cielo entonces.- Le dijo sonriendo. Partió uno de los muffins por la mitad, poniéndole algo de helado y se lo pasó a Lynnea, mientras comenzaba a dar cuenta de lo que había allí. Segundos más tarde se notaba que había olvidado lo que se llamaba "modales".

-Bueno, pues soy el menor de los varones en una familia de siete hijos, pero tengo una hermana menor. En mi familia siempre hemos sido muchos, haya o no haya el dinero para mantenerlos a todos. Por suerte mi padre tiene un buen trabajo en el Ministerio, y cada vez que uno de los mayores empezó a trabajar, comenzó a mandar ayudas a la familia. Supongo que ahora que sólo quedamos Ginny y yo en casa, mamá buscará la manera de que Bill y Fleur se vengan a vivir una temporada con nosotros, y seguramente intentará cazar al resto a ver si le llenan de niños la casa otra vez.- Se rió, antes de meterse un nuevo bocado del pastel que desaparecía muy rápidamente. -Yo aún no termino de "volar" del nido, como dice George. Y como aún soy aprendiz de auror, no entro aún en la nómina del Ministerio. Así que lo que hago es ayudar a George en la tienda de Trucos que tiene en el Callejón Diagon y así gano algunos galeones extra. Creo que desde la... bueno, la muerte de Fred, George es algo más compasivo en cuanto me pagará. Antes me habían amenazado con hacerme trabajar por un sickle la hora, porque igual mamá me hace las comidas y me lava la ropa.-

La expresión del pelirrojo, con los labios manchados de chocolate, se hace nostálgica. Carraspeó un poco, y tomó más chocolate, esta vez soplándolo primero. -Y bueno, en Hogwarts, crecí siendo el mejor amigo de Harry Potter, así que fueron unos años de altibajos, locos y donde anualmente estuvimos a punto de morir los tres. Me refiero a Harry, Hermione y yo, claro.-

"Interesante. A mi me hubiera gustado tener más hermanos, prácticamente adoptamos a nuestro amigo como uno más. Mis padres murieron cuando era chica y fuimos a vivir con mis tíos, tanto mis padres como mis tíos tenían mansiones e incluso un castillo pero como yo me la pasaba enferma podía hacer muy poco realmente. Creo que nunca llegué a conocer ninguna de las casas completamente... Y si mi hermano salía yo estaba muy sola." Admitió con una leve sonrisa soñadora. ¿Que pasaría si en la casa tuviera más gente? Más hermanos que podría discutir o no pero que estarían allí para alejar la soledad que sentía cuando no tenía nadie con quien hablar, nadie a quien contarle lo que había leído o como le había ido en las lecciones de violín.

A veces deseaba haber podido apreciar esa clase de cosas cuando aun tenía tiempo. Siempre fue enfermiza y frágil, por eso no podía jugar y ahora ya era tarde para regresar a ver el lugar y redescubrirlo. Quizá si sobrevivía podría regresar a esos lugares de antaño...

"Debió ser duro lo de ser amigo de Harry Potter. Pero estoy segura de que agradece un amigo leal y valiente." Sonrió tratando de evitar decir el ‘como tu’ no porque no lo pensara, sino que no quería que creyera que era una aduladora. Había que enfrentarse a lo que se había enfrentado Harry Potter y salir vivo y estaba segura que los amigos del chico no debieron pasarlo mucho mejor. Había que ser valiente sabiendo que un amigo podría morir, tener la posibilidad de huir pero quedarte firme junto a él.

-No puedo imaginar como debió haber sido.- Contestó el pelirrojo, y casi inconciente extendió su mano hasta la de ella. Sólo había pasado algunos meses en completa soledad, cuando toda su vida había estado siempre rodeado al menos de dos o tres hermanos haciéndose la vida imposible los unos a los otros; y aquellos meses habían sido terribles. Se había sentido perdido, estúpido al haberse dejado llevar por los sentimientos intensificados por el medallón, pero más que todo, había sido esa soledad lo que lo había llevado a incluso beber.

-Quizás nuestra casa te gustaría. Se fue construyendo mientras ibamos naciendo, de alguna forma, así que le fueron haciendo más escaleras, y más cuartos... Al final me tocó el que estaba casi en el ático. Hay un fantasma al que le gusta dar lata en las cañerías, y es raro que no haya ningún ruido en las noches.- En ese momento fue que bajó la mirada hasta donde tenía posada la mano, y volvió a retirarla, enrojeciendo un poco y volviendo a apoderarse del cubierto. -Es mi mejor amigo. Más allá de ser Harry Potter, fue el primer amigo que hice, no me juzgó a pesar de venir de una familia de pocos recursos y exceso de hermanos. Es decir, pudo haberme ignorado si hubiera querido y buscar otro amigo como Dean o Seamus.- Se encogió de hombros.

-Entonces... bueno, supongo que te "aparecerás" de vez en cuando en tu casa cuando no estás en Hogwarts. ¿Pero no tienes... amigos?-

La mujer observó la mano del pelirrojo en la suya un momento hasta que la retiró pero antes de que lo hiciera la apretó suavemente en agradecimiento mientras se imaginaba lo que debió ser esa casa y lo divertido que debía ser convivir con una familia así. Ser tantos y las peleas, las alianzas, los momentos de tensión, siempre tener con quien hablar de lo que te guste o deja de gustar.

Tener una familia de por si hubiera sido maravilloso en los días difíciles.

"Ah. Si... cada tanto regreso para verlos, a veces paso los fines de semana, pero entre el ministerio, las clases y las sesiones de psicología no tengo mucho tiempo para ir a casa por mucho tiempo. Pero me traje un espejo de comunicación de tamaño grande, así mientras trabajo en otras cosas puedo hablar con Odie y los chicos." Comentó pensativa antes de hacer algo parecido a un puchero y apoyarse en su mano pensativa. "Fui a Durmstrang... ¿realmente quieres saber quienes eran mis posibles amigos? Aparte, no hace tanto que estoy aquí, bueno... pero me la pasé con el papeleo para asumir el asiento del Wizengamont y validar las materias. No he podido conocer mucha gente y en cuanto arrancó el colegio en Agosto antes de las clases yo ya estaba allí para ayudar con los que necesitaban apoyo psicológico. Ugh, ahora que lo digo, es cierto, no tengo amigos. En mi defensa, cuando era chica me la pasaba en cama, así que mis amigos era mi hermano y su amigo."

No pudo evitar pasarse una mano por el cabello color plata tratando de borrar ese vergonzoso pensamiento de darse cuenta que realmente si le pasaba algo no tenía a nadie realmente en Gran Bretaña.

"Oh, lo estás haciendo perfecto, Ron." Pensó el pelirrojo, llevándose la mano a la frente un segundo. Se suponía que habían salido para distraerse un poco del tétrico ambiente en el Ministerio y ahora le estaba haciendo pensar en cosas desagradables.

-Ehm... Bueno, pues ya tienes a uno. Cuando quieras te llevo a casa a conocer a mi madre, o al Callejón Diagón para presentarte a George. Te agradarán... Todos ellos tienen carisma. Bueno, excepto Percy que es un capullo, pero ya nos estamos encargando de bajarle los humos.- Sonrió Ron, e inmediatamente se llenó la boca con más pastel mientras se le ocurría algún tema para cambiar la conversación antes de seguir deprimiendo a Lynnea. -¿Entonces eres más de ciudad? Yo admito que me llama la atención Londres, pero prefiero la vida de campo, por así decirlo. Más pacífico, menos coches alrededor. Y más sencillo pretender que "no existimos".- Ahora que lo pensaba, no estaban siendo muy discretos con su conversación en ese lugar, pero dudaba que alguien les estuviera escuchando con atención.

"¿De ciudad? No sé... ya sabes, vivo en una casa remota en los bosques Rusos y ahora en un castillo perdido en Escocia, no sé cuanto resistiría en una ciudad... se puede decir que amo la idea de la ciudad. Es agradable por un par de días pero no sé si resistiría la velocidad que tiene por mucho tiempo, más bien creo que es un tema de disfrutar de algo que no se tiene." Admitió encogiéndose de hombros.

"Sería agradable conocerlos..." Al decir eso sintió algo humedo entre los dedos. Grande fue su sorpresa al notar que ni había registrado el medio muffin con helado en su mano entre la interesante conversación y los recuerdos que le acosaban cada tanto. No eran recuerdos malos, simplemente no sabía como tomarlos, esos de su hermano protegiendola por ejemplo. La cuidaba, pero... él era de los malos.

Y así, entre palabra y palabra el helado se derritió entre sus dedos, debiendo apurarse a lamerlos y morder el muffin para sacar restos antes de hacer un desastre aun mayor. Esto le pasaba por andarse de distraída, debía realmente comenzar a prestar atención que el helado le había quedado hecho una crema sobre la masa dulce del muffin. Trató de comer tanto como pudo de un par de bocados pero no había caso y por mucho que limpió sus dedos con la lengua ahora estaban pegajosos y la boca llena a más no poder, tratando de masticar para poder tragar, lo cual evitaba que pudiera hablar irónicamente.

Ronald la vio comenzar a intentar comer el muffin con tal prisa y terror en la mirada, que hizo un gran esfuerzo para no comenzar a reír. Pero no duró mucho tiempo, cuando tuvo que esconder la risa mal disimulada entre toses, hasta que le sacaron un par de lágrimas.

-Lo... lo siento...- Se disculpó de tener la cara roja del esfuerzo para no reírse más fuerte aún. -No creí que fuera a verte intentando ganarme en falta de modales en una cita.- Y esta vez no pudo contener la carcajada, teniendo que esconder la cara entre los brazos sobre la mesa, pero los hombros dejaban en evidencia la risa que lo estaba sacudiendo. Y es que todo en Lynnea era tan elegante y pulcro que verla así era una escena completamente inesperada y única.

-Ya, en serio. Lo siento.- Logró decir cuando se recuperó. -Si quieres ve al aseo, te prometo no tomarme tu chocolate mientras no estás.-

Entrecerró los ojos en un gesto divertido de molestia mientras trataba de tragar sin mucho éxito, debiendo masticar, tragar, seguir masticando y volviendo a tragar hasta que se llevó una servilleta a los labios y se limpio mientras seguía el proceso de no atorarse con el dichoso medio muffin.

Y es que había sido grande y se había derretido.

"Ah, Weasley, es que no comprendes las delicadas cualidades de una dama que no solo debe saber comportarse en una mesa bajo presión sino que además debe aprender a comer todo lo posible en solo un instante antes de que una niña enferma grite por ella, o tratando de comer entre clases mientras evitas los duelos de los pasillos. Seré una dama, pero la comida no se desperdicia." Replicó en un tono estirado de autosuficiencia que sonaba más bien gracioso como si solo estuviera intentando ocultar lo vergonzoso del asunto en un chiste rápido.

"Pero como es lugar publico... no lo volvamos a mencionar y pasame una servilleta." Agregó tratando de no reír demasiado al sentir aun migajas atravesadas en posiciones muy raras en su garganta y limpiando los dedos con los labios y la lengua en un duro intento de borrar lo pegajoso de ellos. "Aparte, que sepa no es una cita y no sé si confiarte mi chocolate." Agregó en tono bromista.

-Tienes mucha razón, Gammel. Pero no por ello dejará de ser la imagen con la que pienso redimirme cuando alguien me grite por ser un troll en la mesa.- Le dijo el pelirrojo con un guiño, alcanzando una de las servilletas a la mujer.

-Yo tampoco me confiaría el chocolate, para ser sincero.- Dejó escapar una carcajada. -Aún cuando eso casi causó mi muerte una vez. Por glotón, y no hay mejor palabra que esa, acabé con una caja de bombones rellenas de poción de amor. Técnicamente, la caja no era mía, sino de Harry. De forma corta, una vez desvanecido el efecto de la poción, intentando subirme el ánimo por el bajón me dieron una copa de licor, que desgraciadamente tenía veneno. De no ser por Harry, que se le ocurrió hacerme tragar un beozar, no estaría aquí hablando contigo.-

Se encogió de hombros. Habían sido unos días algo extraños, pero lo que más le agradaba de aquella experiencia fue que les permitió a Hermione y a él reconciliarse. -No creas, sigo comiendo chocolate a montones después de eso, aunque ahora reviso mejor las cajas de regalo que encuentro sobre mi cama.-

Dejó la servilleta sucia y arrugada a un lado, aceptando la nueva entre risas, tomándose el tiempo de limpiarse las manos, dedo por dedo, lentamente envolviendo la servilleta y frotándola hasta que estuvieran limpios cada uno de ellos, aun las risas ahogadas se podían escuchar antes de tomar la taza y llevarla a sus labios para tratar de limpiar de su garganta las migajas que insistían en hacerle cosquillas allí.

Tras tragar un poco de ese chocolate caliente suspiró aliviada de que el momento embarazoso acabara antes de volver a prestar atención o más bien mirando horrorizada a Ron por lo que contaba.

"¿Filtros amorosos? Si hubiera sido Durmstrang esa chica ya hubiera sido expulsada. Los filtros son ilegales en casi todo Europa, dominan la mente sin ser como el Imperio porque te permiten encontrar razonamientos por muy ilógicos que sean, pero en serio, ¿a esa persona no la pusieron en Azkaban? ¿Y el veneno? ¿Como mínimo no los amenazaron con Numengard o algo así?" ¿Realmente pasaban esas cosas en el colegio? Dioses, sus padres o tíos la hubieran sacado de inmediato en cuanto hubieran tenido noticias de algo así.

Y es que era total y completamente ilógico.

"Que bueno que ese momento no haya disminuido tu gusto por el chocolate, yo sin él no sé que haría." Admitió con una gran sonrisa una vez limpia de todo resto.

-Digamos que el suceso pasó desapercibido debido a lo del veneno, que no fue la misma chica, oye.- Dijo, aún entre risas. -El veneno estaba en una botella que un tio idiota llamado Draco Malfoy, seguro sabes quién, pasó al profesor Slughorn cuando estaba intentando envenenar al profesor Dumbledore bajo las órdenes de Vold...- Se detuvo un instante. Con Harry había tardado casi seis años en aprender a decir su nombre sin temor; no sabía si a Lynnea le molestaría escuchar el nombre. -Quién-tu.sabes. El profesor de pociones pensaba dárselo de regalo al director, pero al ver el estado deplorable en el que quedé al despertar del "sueño de amor", lo abrió. Es posible que hubieramos muerto los tres envenenados si yo no me hubiera apresurado a beber la primera copa antes que ellos.-

Se encogió de hombros; era algo que ya había pasado, lo importante era haber sobrevivido. -Ya sé entonces que el chocolate es tu debilidad... Jo, pero ya no soy estudiante. No te voy a poder sobornar a base de chocolate. Además que posiblemente me termine comiendo el soborno...- Se rió.

"¿Draco Malfoy? No parecía tener una tendencia a la violencia o a los homicidios..." Comentó pensativa, tratando de recordar como era el chico rubio. Entre los números le había tocado dificultades amorosas, dificultades de familia, pobre control de la ira, pobre control de su vida y mucha determinación pero maniático homicida no parecía ser uno de esos temas.

Si bien con el tiempo se acostumbró en los últimos meses al asunto de Voldemort y que su nombre se dijera con libertad la verdad que aun no le resultaba cómodo escucharlo de forma tan directa, agradecía el hecho de que hubiera sido considerado. Tanto tiempo escuchando en la casa sobre el Lord Oscuro que el nombre le daba aun escalofríos aun cuando con dificultad podría mencionarlo.

"Pues, tengo varios gustos... me gusta el chocolate, las fresas, mandarinas, en general los dulces o la comida." Admitió entre sonrisas divertidas que a decir verdad escondían el hecho de que no siempre podía comer lo que quería porque no siempre el cuerpo lo resistía era un tema aparte. Pero irónicamente era el comer como comía que la mantenía con vida en parte, evitando la desnutrición natural de su cuerpo.

"Quizá puedas sobornarme a cambio de ayuda, ¿no? No estoy por sobre dar unas clases extras a cambio de chocolate." Comentó con expresión de falsa inocencia.

-No la tiene, es demasiado cobarde.- Dijo el pelirrojo con sorna. -Es de los que amenaza con palabras o con avisar a su padre, pero para los trabajos sucios envia a su par de matones. Pero ese año lo volvieron mortífago y lo mandaron a matar al profesor Dumbledore. Intentó con un collar con una maldición, la botella de licor con veneno y luego metió mortífagos al castillo. Pero ni aún así mató a Dumbledore, lo hizo el profesor Snape.- Removió el chocolate de su tazo algo distraído. Había muchas cosas de esa historia que le había costado comprender al principio, cuando Harry por fin pudo explicarles todo. Luego la escuchó cambiar el tema hacia gustos, y sonrió.

-Tomo nota.- Dijo, haciéndole un guiño. Miró hacia el plato, del helado no quedaba nada, y sólo quedaba una cucharada de aquel pastel con baño de chocolate.

-Podemos empezar ahora. Te doy lo último del pastel y tu... ehm... me enseñas lo suficiente sobre Aritmancia para dejar en ridículo a una amiga que le gusta demostrar que lo sabe todo.- Dijo con una carcajada, alzando la cucharada de pastel hacia ella.

No necesitó decirlo dos veces antes de que los carnosos labios del tono de las guindas rodearan la cuchara y robaran los restos de pastel, almacenando la información sobre Draco Malfoy en el fondo de su mente antes de concluir que el chico no estaría mucho mejor que el otro 60% del colegio.

"Pues. Aritmancia en realidad es muy sencilla si conoces una tablita muy mona y sencilla." Comenzó a hablar aun mientras saboreaba el pastel, tomando un lápiz y una servilleta de papel antes de poner los números del 1 al 9 en la parte de arriba en horizontal y dividirlos hacia abajo en una tabla. "Del 1 al 9 comienzas uno por uno a colocar las letras y vas descendiendo hasta tener todas. Con eso le asignas a las letras números y finalmente usas eso para crear el numero personal... no te olvides de usar el nombre completo, incluyendo si tuvieras un segundo nombre, pero sin títulos, únicamente nombres... en eso se basa la numerología..."

"Luego es simplemente sumar todos los números que te puede dar un número de dos o incluso 3 cifras. Estos dijitos se vuelven a sumar... y no me pongas caras que estoy hablando de sumar 2 más 1 más 6 más 4... por ejemplo." Aclaró adivinando que probablemente pensara que estaba explicando locuras.