Conociendo la nueva casa (Libre)

Habían pasado tiempos des de que se había ido, luego de conocer la escuela se dirigió al salón donde podía pasar horas jugando cartas apartado de todos o simplemente leyendo. Pero las personas con las que había compartido ya no se encontraban en la escuela y tan solo el echo de ser poco sociable iba a ser complicado en este nuevo año.

- Luego de de llevar acabo la debida contraseña en los barriles se dispuso a entrar... Muchas caras eran nuevas otras con las que solo había topado por momentos, muchos se quedaban mirando los coles de los ojos del joven que acababa de entrar, otros murmuraban... En fin saco un libro de su mochila y se dispuso a leer mientras disimuladamente pasaba la mirada por los presentes.

La sala en realidad estaba vacía, en este lugar donde me pusieron no había casi nadie y la única persona a la que la muñeca se acerco tras escuchar por incontables noches sus pasos en las habitaciones, se había ido; simplemente tras una noche, esa princesa que estuvo con migo desapareció. Yo no estaba en el lugar que me tenían para dormir esa vez, si no que en la sala grande después de la puerta, subida sobre un mueble para mirar por una de las ventanas grandes hacia el exterior.

Y es que esa era la única forma de aliviarme a veces, si es que siquiera eso llegaba a funcionar; pues es que ya había estado recordando en mi cabeza, sintiendo en mi piel y temiendo en mi pecho; ya había estado ahí de nuevo, en la pieza obscura donde me tuvieron tirada durante todo eso que me hicieron vivir desde que me desaparecieron de lo de antes, temiendo de espalda contra la pared del fondo a que ellos vinieran y me eligieran a mí, a que ellos vinieran para tomarme, lastimarme y abusarme como hacían una, una y otra vez; a mí y a las demás.

No, nunca podía dormir, siempre mi conciencia me devolvía a ese lugar donde me convirtieron en una muñeca durante las noches; haciéndome llorar, llorar y sentir todo hasta que simplemente mis ojos no daban mas. La puerta suena, eso no lo espero, y es que debía estar sola, por eso estaba aquí; por eso no me quede escondida bajo las sabanas. Escucho pasos, alguien entra; yo me salgo de la ventana, pegándome a la pared para volverme invisible en aquella esquina obscura; veo a alguien, un hombre que no conozco, mi pecho se altera; él no era de aquí, no venia antes; y no, podía ser que me viniese a llevar de nuevo.

El se pone en una mesa apartada, saca un libro, mira el lugar; y podría verme. Apenas puedo moverme, me bajo con un salto que termina casi en caída de mi mueble, Aaaa. Suena; yo lo miro, lo miro tan aterrada como paralizada tendiendo un paso hacia atrás, ahí; sabiendo que me escucho.

-Al percatarse del lugar, el silencio es algo que le encantaba aunque desconocía los sucesos de por que la casa se encontraba así, pero no le disgustaba no había razones para investigar mas afondo sin embargo quedaba la incógnita de el ¿por que?.

-Pero algo me saco de los pensamientos y la lectura un estruendo que había cortado firmemente el silencio del lugar haciendo resonar en toda la estancia. Al cual Edward dejando botado todas sus cosas en aquella mesa. - Mierda he dejado la varita botada en la mesa, bueno ya no hay tiempo para quejas - Luego de acercase y ver una joven pequeña tan pálida al parecer se había caído quizás en una jugarreta ?.

-Pero algo andaba mal, su mirada expresaba temor su rostro a pesar del golpe tenia algo mas miedo quizás, se acerco ligeramente hacia ella por ser un desconocido no la ayudo de inmediato pues podía reaccionar de mala manera pues no la había visto antes por la escuela.

-¿Te encuentras bien, te ha sucedido algo? Soy de 7mo año en la escuela pero no te había visto antes... Como te llamas?

Mi pierna me duele raspada tras la caída; el me vio, se acerca; yo retrocedo un paso, toco en mi espalda la pared, lo miro estupefacta y es que me hundo, siento como me hundo con cada paso que da metiéndome de nuevo en ese lugar obscuro, en esa pieza donde no quería estar. Y es que no, mi cuello me empieza apretar, mis ojos arder; y no quiero, no quiero que me ponga las manos de nuevo o que me tire como ahí.

¡No!... No me veas, no me veas; no me tomes te lo imploro.

Corro, no quiero y corro; escalera arriba hacia el lugar donde duermo subo ruidosa, por la larga habitación de las camas vacías después, hasta la pared del fondo; quiero que no me siga, que no vea, que no me tome. Me pongo de espaldas ahí, miro hacia la escalera y es que quiero saber, si va a venir por mi quiero saberlo.

Y es que si, estaba arrebata; mas que siempre, más que siempre; y es que era igual, las torturas de mi mente, el abuso, el lugar sin luz, un hombre detrás mi; y es que no, no quería que la obscuridad de esta esquina y él se convirtieran en todo lo sentiría durante tanto tiempo de nuevo.

- Al ver aquella joven tan atemorizada le recordó a su hermana en los momentos justos que había llegado la guerra y como podía adivinarse, el momento en que perdieron a su madre dejando a su padre viudo. Pero había algo diferente en ella pues miedo era lo que se veía en su rostro...¿Como una Huffle podria estar así?.

- O acaso era otra persona pues el lugar se encontraba completamente solo, al ver su rodilla y el modo en que la apoyaba mientras huía, vio que se encontraba herida. Luego de que ella se fue regreso a su mesa y tomo su varita, aquella joven se veía inofensiva pero de todas maneras después de la guerra todo era de esperarse.

-Subió despacio, buscando no alterarla mas de lo que estaba momento antes de entrar a la habitación donde habían dejado sus cosas, era mas que obvio que si fuera Huffle la asignarían ahí, justo antes de pasar la puerta saco su varita...

- Expecto Patronum! - Luego de eso aprecio aquel Lince blanco hermoso y protector a simple vista comenzaba a pasearse por la habitación saltando con suma sutileza por entre las camas... Luego de unos minutos desapareció haciendo acto seguido de la entrada de Ed. se sentó en una de las camas la cual tenia junto a ella su equipaje. - ¿Te encuentras bien?, no te are daño he sido asignado acá supongo que debemos cuidarnos entre los que quedamos... Como te llamas?

Viene, escucho los pasos; mi cuerpo se tuerce, mi piel se tensa, me ahogo; y es que de pronto es como si mis entrañas quisieran salirse, siento como si fuese a vomitarlo todo cuando me cuerpo se contorsiona. Y es que era lo mismo que allá, cuando sentía sus pasos subir por la escalera, venir a nuestra puerta mientras yo me encogía hasta no poder más contra la pared del fondo…  

Que no me elija a mí, que no me elija a mí; suplicaba, suplicaba siempre para que se llevaran a otra; no a mí, a una de las otras, y es que no; lo sentía de nuevo en mi piel, como me arrastraban, lo que podia ser dolor… sus manos recorriéndome, la magia que me metían para que no me pudiese mover y eso… las veces en que se metían dentro de mí; y ahora, que; mi liberaban para ahora tomarme de nuevo y es que por favor, que no fuera como ellos, que fuera otra cosa; pero no como ellos… no ahora.

Creo que una lagrima se me había escapado en mi ojo derecho cuando lo veo, la luz blanca; aquel animal blanco de cuatro patas, casi como un gato grande que sale de la escalera en vez de él; andando por mi pieza… andando por mi pieza. Mi pecho zumba, zumba y zumba; pero lo que aprieta mi garganta deja a la muñeca un poco mientras mira apaciguada….

……

Desaparece, de ahí sigue él; yo me voy lenta a la esquina, el se sienta en una de las camas; me dejo caer arrastrada contra la pared mientras encojo las piernas contra mi pecho, rodeando mis rodillas con las manos y dejando caer mi frente sobre estas. No, no estoy bien; pero no importa, con migo no importa… Solo, solo te pido que no me hagas nada, que no me hagas nada y me dejes…. Si es que puedo pedir algo siquiera.

- Al escuchar como se arrastra hacia una de las esquinas no se levanta de donde se ha sentado pues no quiere alterarla parece bastante aterrada y no recuerda a ver echo nada malo antes de encontrarse con ella..


- Posa su su varita en el suelo pateándola suavemente, la varita  recorre por debajo de las camas, quedando junto a la pequeña - Mira no voy a hacerte daño, si quieres puedo ayudarte pues parece que te has proporcionado un buen golpe. dice con suma tranquilidad y sin acercarse a ella pero su lugar esta en el paso que ella debería recorrer si fuese a salir de la habitación.

- ¿En que año estas? - suelta una leve risa y termina sonriendo ante las palabras de ella  - Vamos, pero mira mis cosas acá no pensaras dejarme dormir afuera en esta época del año .

Escucho un ruido como de algo que se arrastra por el piso, de pronto sintiendo un pequeño toque en uno de mis pies; levantando mi cabeza escondida para mirar la varita que habían lanzado hacia a mí con un único ojo. Y no, no sabía porque hacia eso; yo odiaba las varitas, normalmente solo ver una con su luz cerca de mi me hacia retorcerme como si fuera la que ellos usaron tanto para quitarme los movimientos o hacer que me doliera...

Y es que no hago nada, la muñeca la deja ahí mientras gira un poco de vuelta por el rebote; apenas dedicándole un instante para no recordar mas eso y esconder mi cabeza de nuevo contra mis rodillas; hasta que me vuelve hablar,  haciendo a mi piel chirriar, entumirme mientras levanto mi cabeza, mirándolo sin pestañar con ojos que tiemblan.

¿Que quieres de mi? Si quieres llevarme al menos dímelo, que acaso no me pueden dar ni eso... y si no... esta la pieza de la otra escalera; esta vacía. Suspiro cansada tras responder, llevándome una mano a la pierna que me raspa al mismo tiempo que trato esconderla de él; tal vez tirada, tremendamente aterrada por cualquier cosa que me pudiese devolver a allá de nuevo; pero al menos no desesperada... aun con aquel animal blanco en mis ojos.

- Al ver aquella joven no podía evitar pensar en los momentos que su hermana había estado así, gracias a la muerte y partida de su madre, pero sabia que en ocasiones hasta con Isa debía dejarla estar a solas... Pues no había mejor forma de aclarar las cosas que el silencio.

-Valla, lio ... Vale, si gustas hablar me encontrare en la otra habitación, al fin de cuentas tendrás que pasar por ahí para salir de acá - Dice con una sonrisa bastante amable.


- ¿Antes de irme me alcanzarías mi varita?

Yo aun tenia puesta la túnica de la escuela, quedando como un velo que cubría un poco mis piernas al poner las manos entorno a mis rodillas; con mis cabellos castaños pero claros cayendo a sus lados en esa pose donde apoyo mi cabeza sobre estas; tal vez notándose cuando estuve parada que era más baja que alta, un poco pálida de piel y con esos ojos verdes que siempre sentía tan tristes y decaídos al mirar.

Esta bien... Le digo con una voz no sé si aterrada o carente de emoción, descubriendo aquel ojo temeroso que había sacado antes para mirar la varita y empujarla devuelta con mi pie; dándome cuenta de había sido muy débil como para que llegara, acercándome abrupta a esta tras darle una mirada a él para empujarla de nuevo, notándose que hacerlo me tenia mal, tal vez demasiado mal.

Y es que me hacían temblar, pensar en tener una cerca o tocarla me hacía sentir ese algo en mi piel de la luz de allá que no quería, que me hacía sentir tan tirada que no quería. Yo... no sé si quiera hablar, aunque...

.......

- Al tomar la varita giro de una patada, no le da importancia la recoge y la guarda. Pues aparentemente tan solo la presencia de la varita es algo incomodo para ella.
La toma - Vale, estaré acá al lado por si me necesitas - Dice con un gesto y una sonrisa pues de alguna manera lo perturbada que pueda estar la joven debe ser por razones desconocidas para el.

- Luego de que se levanta y sale lentamente hacia la puerta escucha unas palabras de aquella esquina donde se encuentra la joven... se detiene justo en el marco recostándose levemente contra el - ¿Aun que?, vamos ya te has dado cuenta que no pienso hacerte daño hasta mi uniforme es similar al tuyo.

Me animo a levantar mi cabeza cuando menciona aquello de nuestros uniformes, mirando perdida el mío, después el suyo y finalmente el mío de nuevo; y es que de alguna forma eso era verdad, eran parecidos al menos; y es que aunque no me lo preguntaba directamente, lo sentía; esa sensación perdida en la cual tenía una inquietud, la duda de quién era realmente él en mi silencio de muñeca, ¿Alguien como yo acaso? ¿Lo habían tirado aquí por eso también? Aunque no, tampoco podía ser eso; el... no mira como lo hago yo, o como lo hacían las demás allá.

Antes había otra persona aquí, ella... me hacia escucharla a veces y eso;... me ayudaba a dormir. Ella se fue... y ahora; casi nunca puedo hacerlo, dormir. Le comienzo a contar mirando hacia el suelo, con mis labios apretados contra mis brazos mientras trato de no llorar cuando pienso en ella y en lo abandonada que estaba ahora de nuevo, en como en esa noche me había aliviado un poco de lo que los recuerdos traían de nuevo a mi piel, en como lo había dejado al menos esa noche.

Aunque ahora pediría si me puedes dejar sola, yo… tal vez, tal vez necesite ayuda para dormir en alguna noche.

- luego de escuchar aquellas palabras, no pudo evitar sentir esa emoción de querer cuidarla y ponerla bajo su manto pues era ella de aquellas personas que le hacían sentir esa razón por la cual existe. Pero no podía llegar así como así a ocupar el puesto de una persona ala que ella le tenia tanta confianza - No, dudo que era una persona la cual cuido de ti muy bien, ojala puedas llegar a confiar así en mi en algún momento.


- luego se deja de recostar en el marco de la puerta y deja una palabras en la habitación antes de salir - No, dudes buscarme en la noche y hablamos un rato pero algún día confiaras en mi dice mientras deja una sonrisa.