Cuando uno deja de ser un huron cobarde... // Hermione (+18)

Su cuerpo no dio más. Si en algún momento Draco dudaba si lo estaba haciendo bien pues en solo un segundo pudo demostrarle que realmente lo estaba haciendo mejor de lo que creía ya que la chica con ninguna experiencia en este campo.

Sintió como si su cuerpo deseara contraerse en torno a los dedos del Slytherin, apretándose, un escalofrío liberador recorriendo su espalda antes de por un momento ver estrellas, no había sangre en su cerebro, nada de sangre al llegar al primer orgasmo. Jamás le había pasado y su experiencia tampoco lo habría ameritado, por lo que prefería no pensar sobre quien estaba sentada o a quien había mordido el hombro para acallar el grito de disfrute o había clavado esas uñas pulcramente cortadas tratando de permanecer aquí, temerosa de todas la sensaciones que le rodeaban y una parte de ella deseaba más...

Deseaba la experiencia completa pero sabía que no estaba pensando, que no sabía lo que estaba ocurriendo cuando sus labios se posaron en el cuello de él, besándolo y succionando suavemente de forma casi instintiva, deseaba consumirlo, hacerlo parte de si misma...

Dejo escapar un leve jadeo cuando siento que me muerde el hombro, y clava sus uñas en mi piel. Sentí su cuerpo tensarse y contraerse en torno a mis dedos mojados por sus fluidos. Me sonreí, satisfecho, y aunque quería mas, no lo haría. Había sido el primero que le había causado esas sensaciones y con eso me conformaba por ahora. Sus labios en mi cuello me hacían estremecer y me costaba mantener el control.

Me puse de pie, con algo de esfuerzo mientras la sostenía para que no se cayera, y la senté contra la pared de uno de los cubículos, mientras tomaba su ropa comenzando a vestirla. Me temblaban las manos por la excitación contenida pero no iba a aprovecharme de ella en esta situación, y no quería que se arrepintiera luego.

-No estoy rechazándote, quiero aclararlo... Me gustas y me muero de ganas de probar tu piel... pero no quiero que te arrepientas por la mañana y luego me odies mas...-

Le digo en tono bajo, poniéndole la camisa, sin sostén. No quería tocarla mas de lo necesario o mi poco autocontrol desaparecería.

De todo eso lo único que entendió fue ‘que me odies más’. Pues en este momento realmente estaba frustrada, quería llorar, golpearlo y a su vez esa sensación entre sus piernas, en su bajo vientre que claramente deseaba más... y ese más no era precisamente un juego entre ropas, un frustrado intento de satisfacción.

"Maldita sea..." Susurró frustrada, tratando de poner orden a las ideas. Esto no podía estar bien, sabía que se ponía en riesgo, probablemente los Slytherins estarían susurrando sobre la puta sangre sucia de Gryffindor, pero eso no la iba a detener, se sentía en parte humillada y en parte deseosa, tratando de calibrar lo que deseaba con lo que sentía.

"No te cansas en decir que te gusto. ¿Por que haces esto? ¿Como puedo creerte?" Reclamó frustrada, poniéndose de pie con piernas temblorosas contra la pared antes de girarle, la camisa puesta pero aun abierta, el sostén sutil y práctico como todo en ella frotándose contra el pecho de él, sintiendo el bulto dentro de los boxer presionar contra su vientre y causando que se estremeciera al saber que ella había estallado, pero él la deseaba, allí estaba la prueba de esto.

"Dime... dime la verdad." Reclamó furiosa, frustrada, impaciente e insegura. ¿Quien podría desear a alguien que vio quebrarse como ella lo hizo? Tan dañada, tan herida... alguien a quien se había dedicado a torturar durante años. Y peor aun, ¿como podía ella desearle así? Tan débil y expuesto ante ella, delgado y algo consumido... que irónico que ella estuviera exactamente igual. ¿Alguno lo habría superado? Quizá era esto lo que les unía...

Las manos se posaron a ambos lados de su torso, mostrando dominio a pesar de que sabía que con un suave empujón podría deshacerse de ella, pero era mujer. Quizá era la primera vez que experimentaba su propia sexualidad, pero de tonta jamás la habían calificado, conocía las artimañas necesarias.

Suspiro, pasándome las manos por el cabello. ¿Como podía explicarlo? ¿Como poner en palabras lo que me pasaba cuando ni siquiera yo sabia como explicármelo a mi mismo? Me estremezco, dejando escapar un leve siseo, cuando siento su pecho frotándose contra el mio. Apreté las manos, que me temblaban con ansias de acariciar esa dulce y suave piel.

-Realmente lo hago por que me gustas... No puedes creerme... mis palabras no tienen valor, pero si lo tienen mis acciones. Y si te lo digo es por que realmente es así...-

La ansiedad comenzaba a minar mi voluntad. Mis dedos tocaron sus muslos, de manera temblorosa. Rozando su piel con las yemas de los dedos. Acerque mi rostro a su clavícula, respirando sobre su piel, antes de apenas apoyar mis labios en un beso. Pero me separe cuando pidió la verdad. Suspire, sabia que iba a hundirme profundo en un pozo del que no iba a poder salir.

-¿Quieres la verdad? La verdad es que me gustas... me gusta tu ingenio, me gusta tu lengua afilada, como te comportas como una fiera para proteger lo que quieres... me gusta tu cuerpo... - Me paso la mano por el cabello nuevamente - Me desespera verte tan indefensa... quiero protegerte... Pero en estos momentos quiero tenerte... Quiero que seas mía y no soporto la idea de que otro te toque... Te deseo con locura, como ya lo habrás notado... - Me estremezco al sentir sus manos, y dejo escapar un jadeo. Sentía que estallaría en cualquier momento. Mi entrepierna dolía, quería saciarme en ella hasta el hartazgo. Agarro su nuca acercando su rostro al mio - Y se que me odias por eso me detuve, no quiero que me odies... quiero que seas mía y de nadie mas... quiero que me quieras y me desees... que desees que sea el único que acaricie tu cuerpo... - Dejo caer mi mano, rozando su pecho al hacerlo. Suspiro nuevamente - Haces que pierda todo el dominio que tengo sobre mi ser...- Mi voz era un susurro, cargado de resignación y deseo contenido.

Creer o reventar. No había mayor momento, no había tanta frustración en su cuerpo hasta ese momento. Todo indicaba en ella que iba a estallar y no sabía si estaba preparada, solo... no quería que terminara porque cuando cruzara la puerta esta pequeña ilusión se acabaría.

¿Lo odiaba? ¿Realmente lo odiaba? Odiar era una palabra muy fuerte, no lo odiaba, pero durante tantos años había sentido miedo, asco, le había hecho sentir inferior desde el primer año y muy probable era que en este instante estuviera borracha de poder, sedienta de esas palabras de alabanza. Necesitaba más, necesitaba que él se hundiera con ella, que sintiera todo lo que le hizo sentir cuando apenas siendo una niña impresionable destruyó la idea de que encontraría su lugar en este colegio.

Sentía el calor recorrer sus venas como lava ardiente, y no, probablemente no tendría otro hombre en su vida, porque en este instante lo único que sentía era deseo de poseerlo a él. De hacerlo propio, de consumirlo... solo ellos dos en un rincón del castillo, las ironías de la vida aun no eran suficientes para expresar este instante. Probablemente cuando se diera cuenta una parte de ella se arrepentiría, pero... sabía que no, era Hermione Jane Granger, quizá él no daba suficiente fé en ello, pero si era capaz de guiar una profesora a una posible muerte, ¿que le hacía pensar que se arrepentiría de haberse enredado con él aunque fuera solo una vez?

¿Podría con la vergüenza si todas estas palabras lindas eran mentira?

La frustración de no saber esa respuesta es lo que le hizo actuar antes de pensar demasiado, tomando la cintura de los boxer y bajándolos al suelo, temerosa de ver el apéndice palpitante entre ellos pero con una resolución en la mirada que bastaría para reducir a toda la torre de Gryffindor a la sumisión.

"Siéntate." No fue un ofrecimiento, fue una orden en esa voz mandona tan característica de ella, indicando el inodoro, el cual como buena perfeccionista se inclinó en busca de la varita maldita de Bellatrix Lestrange que había sido arrojada vaya una a saber en que momento para limpiar la suciedad de desuso que tenía el cubil.

Parpadee confundido, mientras sentía la tela de mi ropa interior deslizarse al suelo. El aire frío hizo que un escalofrío recorriera todo mi ser, poniendo mi piel blanca de gallina. No había respuesta ante lo que yo le había dicho, sabia que hubiese sido mejor callarme la boca, pero ella había pedido la verdad y no iba a mentirle al respecto.

Me senté automáticamente ante su orden, sin siquiera cuestionarla. Siempre había usado ese tono con los demás, conmigo nunca. Y no sabia si me daba miedo o hacia que mis hormonas se revolucionaran. Me deje caer en el inodoro, de piernas abiertas, observándola completamente perplejo ante la respuesta que estaba teniendo. Pero no iba a negar que me causaba curiosidad el saber lo que estaba pasando por su cabeza en estos momentos, hasta que la veo buscar su varita y un escalofrío de cobardía me recorre. ¿Me atacaría con un hechizo?

-¿Hermione?-

"Sh." El sonido fue terminante, no aceptaba réplica, la varita pasando por el propio bajo vientre mientras susurraba un hechizo. No era lo ideal para anticoncepción, las pociones eran algo mucho más efectivo, pero cuando uno sabe que hará algo como esto por primera vez mejor prevenir que lamentar.

Tristemente había escuchado la historia de la Hufflepuff que cada tanto rondaba el castillo aún, realmente deseaba tener una carrera antes de siquiera considerar tener hijos, no sabía como podía haber sido tan tonta, aunque hoy día suponía que dado el caso primero escucharía su historia.

Así, con el murmullo arrojó la varita a un lado, avanzando decidida a él, aun camisa y sostén, sin embargo pateó a un lado la ropa interior, no la necesitaría, no de momento.

"Deja de hablar... solo repites lo mismo una y otra vez. ¡¿Como puedes?! ¡¿Como puedes hacerme esto?!" Exclamó molesta, tan molesta... no contra él, contra si misma, ¿como podía desearlo así? ¡Era imposible que sintiera algo por él! ¡No luego de todo lo que había hecho!

Pero el zumbido en su oído le decía que quizá, solo quizá, la idea no era tan descabellada. Claro, eso sería para razonar con calma en algún momento... LEJOS de Malfoy. Pero de momento no, no, solo... no, lo empujó para que se inclinara hacia atrás, sentándose a horcadas sobre él, la furia brillando en los ojos chocolate, una furia contra si misma, contra su deseo y la necesidad ardiente que corría por sus venas. Para opacar todo lo que ocurría en su cabeza simplemente... capturó sus labios.

No era un beso amable, era un beso de cruel necesidad y miedo, sabía lo que hacía, sabía lo que deseaba pero era la primera vez que se dejaba dominar instinto sobre razón.

"¿Vas a dejar de decirme que es lo que yo quiero o debo o lo que haré en el futuro de una vez?" Agregó sin aire en sus pulmones por su propio atrevimiento, no podía ser vergonzosa ahora. "Maldición, Malfoy, creo que puedo decidir por mi misma lo que quiero hacer, con quien lo quiero hacer sin miedo a arrepentirme!"

Parpadee confundido. ¿Me... me estaba echando la bronca por que quería cuidarla? En algún momento había perdido el hilo de todo esto. O tal vez me había lanzado un hechizo tan fuerte que debía estar inconsciente y desnudo en el baño. Si, seguramente eso era lo que había pasado por que de ser de otra manera no comprendía nada de lo que ocurría.

¿Hacerle que? Me mire unos instantes. Estaba sentado donde había dicho que estuviese. Clavo mis ojos en la varita, sin poder apartar la mirada de su piel. Relamiendome mientras mi cuerpo se tensaba ante la espera. Revoleo la varita y se acerco a mi, haciendo que me inclinara hacia atrás. La deje que me manejara, y aunque quisiera oponerme no tenia voluntad para hacerlo, amen de que tampoco quería.

Y sigo su beso, apoyando las manos en su cintura, por debajo de la camisa. Pegando su cuerpo al mio, cada centímetro de piel desnuda de ella contra la mía. Su calor hacia que la excitación en mi cuerpo creciera mas y mas. Me sonreí levemente ante lo ultimo. Al parecer estaba segura de lo que quería hacer conmigo, y si ella estaba segura yo no podía quejarme.

-Solo intentaba cuidarte... es cierto que eres una chica grande... pero no pensé que quisieras algo conmigo...-

No puedo evitar el tono sorprendido en mi voz, mientras mi mano se desliza nuevamente a su centro, tocando la piel caliente, húmeda y suave. Estimulándola nuevamente mientras mis labios se enterraban en su cuello, besándola y dándole leves toques con la lengua.

Here goes nothing...

Los dedos inexpertos, temblorosos y dudando sobre que hacer bajaron para sentir el miembro pulsar allí. ¿Quería algo con él? No, solo quería que se robara sus pesadillas... eso...

Ella no estaba realmente fantaseando que quizá no sería tan malo tener algo más que una relación física en este lugar. Eso, deliberaría lo que pasaba en otro momento al rodearlo con su mano, acariciándolo sin saber como funcionaba esto antes de levantarse suavemente, observándolo fijamente a los ojos para que entendiera lo que quería.

Estaba más que estimulada, no, era claro que ya no estaba para ser la buenita en esta película, estaba cansada de ser buena, estaba cansada de tratar de ayudar siempre y de salir herida la mitad de las veces, su mirada decía claramente ‘te quiero a ti, dentro, ahora.’, ni duda, ni titubeos.

"Tu ego desborda, Malfoy, si sigues así va a crecerte la cabeza tanto que no pasarás por la puerta." Murmuró con un suspiro al sentir sus labios en la piel afiebrada, un reto tan clásico de ella, una pelea constante, pero por alguna razón no sonaba con toda la saña con la que solía poner énfasis a sus peleas habituales.

El único miedo era el hecho de que... las chicas solían hablar de que la primera vez dolía, que era inevitable, y no lo dudaba, habitualmente cuando uno se lastima eso es lo que pasa, ¿no? Y por alguna razón, sintiendolo en su mano Malfoy no parecía ser... pequeño.

Me sonrío, esta vez con satisfacción. Su tono era distinto a pesar de que quería que las palabras fuesen hirientes. Iba a responderle pero todas las palabras se esfumaron de mi cabeza cuando sentí sus manos alrededor de mi miembro.

La sangre huyo de mi cuerpo para ser sustituida por el placer. Un jadeo ahogado salio de mis labios, mientras cerraba los ojos con placer. Mordí su hombro, jadeando agitado. Me costaba un poco coordinar lo que hacia.

Abrí los ojos, mirándola fijamente mientras hundía unos instantes mis dedos en su interior nuevamente, antes de guiar la punta de mi miembro hacia su entrada. Rozándola solamente pero sin entrar. Este era el ultimo momento que tenia para arrepentirse.

Apoyo mis labios en su clavícula, bajando por su piel hasta su pecho, pasandole la lengua por donde el sostén no la cubría. Baje un poco la tela para poder saborear su pecho sin nada que se interpusiera. Succionando sobre su pezón, antes de morderlo suavemente.

Me quede unos instantes así, frotándome contra ella y saboreando su pecho, antes de separarme y agarrar su nuca, para bajar su cabeza y besar sus labios. Un beso hambriento y cargado de deseo.

Había quienes decían que de golpe era mejor para poder superar el dolor lo más rápido posible, pero realmente cuando sintió el principio del desgarre el insulto suave de su mente incluía escregutos, ovejas inflables, faldas escocesas y bandas elásticas... y créanme, no desean saber a donde pueden derivar esas cuatro cosas juntas metidas en un insulto.

Una parte de ella agradecía haber quedado más insensible al dolor tras la tortura, pero era realmente una idiota creyendo que podría masticar lo que había mordido y una parte de ella se aterró en ese instante, esa misma parte aterrada estaba maldiciendo su espíritu de Gryffindor que le había puesto en esta posición y aunque no quisiera admitirlo, su lado Gryffindor era una puta regocijándose.

Si, se regocijaba y se reía de ella: ‘Esto era lo que querías, ¿no? Una probada del príncipe de Slytherin, ¿querías demostrar tu superioridad moral? ¿Quien está en la cima ahora? Que tu te sientes arriba no significa que tengas razón...’

Quizá era esa furia que hizo que ahogara el grito al forzar su posición, sintiendo como se hundía de todas las personas Malfoy en su interior, sabiendo que no había vuelta atrás tras este momento de debilidad. Y no se iba a arrepentir solo porque hubiera sido el maldito hurón con quien había perdido el último rastro de inocencia que quedaba en su mente y cuerpo.

Parte la furia personal contra su propia debilidad y parte esa decisión de hacer que todo funcione es que se mordió la lengua, sintiendo el beso de él y mordiendole el labio para no gritar, aun así la tensión cuando finalmente llegó a su barrera causó las lágrimas que brotaron de sus ojos por el pequeño shock. No era tan grave... no era tan grave como el cuchillo desgarrando su piel, una parte en lo profundo (esa misma ramera Gryffindor) recordandole que era natural a pesar de que no se estaba moviendo.

Era la primera vez que unía su cuerpo con el de alguien más y por primera vez recordaba de aquellos poemas que solía leer de pequeña creyendo que algún día tendría un príncipe azul...

¿Por que siempre era así? La mujer la primera vez que desea entregarse primero debe aceptar que le hagan daño.

Un jadeo se escapa de mis labios cuando siento que su humedad invade mi entrepierna. Estaba... apretado y caliente. Dolió unos instantes, mientras mi cuerpo se estremecía y se adaptaba a ella. No podía creer lo que estaba pasando. Esto... era real, y estaba tan mal. Iba a odiarme a mi mismo por cuando despertara al día siguiente por lo que había hecho.

Sentí un leve sabor a sangre cuando me mordió el labio, pero realmente no me importaba. Apoye las manos en sus mejillas, para limpiar sus lagrimas. Tenia entendido que para ellas la primera vez era mas dolorosa que para los hombres, pero realmente no sabia cuanto. Apoye mi frente en la de ella, respirando agitado. Me daba algo de vergüenza hablarle, por miedo a que se enfadara en este preciso momento, pero no podía evitarlo.

-¿Estas bien? - Susurre - ¿Te hice mucho daño...?-

Estúpido de mi querer ponerme tierno ahora. Pero... no quería hacerle mas daño del que ya le había hecho. Mis manos se deslizaron hacia su cintura, y la sostuve allí. Sin moverla, para que de a poco se acostumbrara a mi. Durante unos momentos, me quede así, antes de comenzar a moverla, despacio primero, observando su rostro por si veía alguna muestra de dolor.

La pregunta y el gesto la sorprendió, una sorpresa... agradable, que causó nuevas lágrimas, pero hizo que abriera los ojos para verle por quizá la primera vez desde que entraron en este baño, verle a los ojos, sin tratar de eludir l oque estaba pasando allí entre ellos. Estaba aterrada, aterrada de lo que sentiría luego, no solo ella, sino que él también... ¿se eludirían por los pasillos?

"Estaré bien... solo... no dejes que me arrepienta." Susurró sin poder evitar una leve sonrisa. Dolía, quería odiarlo, quería arrepentirse, pero por alguna razón presentía que realmente esto no iba a ser algo de lo que podría arrepentirse al menos de forma inmediata. Dolía y es que era natural, pero el suave movimiento en el que le estaba guiando lentamente había aflojado el músculo y volviendo a tensarse.

Tragó aire, apoyando la frente en la de él... debía admitir que hacía solo un momento se imaginaba esto como algo más... violento, devorador y demandante, pero ahora, con la respiración agitada y el cansancio en el cuerpo, los dedos enterrados en los hombros de él y la frente descansando contra la suya casi sentía regresar a su cuerpo la respiración, las rodillas buscando el borde del inodoro para poder apoyarse para tratar de ayudar en ese suave movimiento, al menos de momento, tratando de que esto no recayera solo en él.

Maldita moral que le decía que para bailar hacía falta dos.

No... No iba a dejar que se arrepintiera de esto. Me había entregado un regalo que a nadie se le hubiese ocurrido. Ella, la chica que me gustaba me había permitido ser el primero que la tocara y ser su primer hombre. La sostuve contra mi cuerpo, para confortarla, para que supiera que ahí estaba para ella en este momento.

Apoyo mis labios en sus mejillas, limpiando sus lagrimas suavemente. La sentía incomoda, intentando apoyarse donde yo le robaba espacio. Apoye mis manos debajo de sus nalgas, sosteniéndola y me puse de pie, apoyándola contra la pared del cubículo, para que pudiera rodearme la cintura con las piernas. Prefería que ella no hiciera demasiado esfuerzo. La sostuve bien apoyada contra la pared, con mi frente en la suya y mis ojos grises sobre los suyos marrones. Me quede así, quieto un momento, con mis manos aun apoyadas sobre sus muslos, antes de comenzar a retirarme de su interior y volver e embestir contra sus muslos cremosos, aunque a un ritmo tranquilo, no tan fuerte hasta que se acostumbrara.

Este cambio de posición era raro, no planeado. No necesariamente incómodo aunque le daba impresión y algo de vértigo. Y es que siempre había tenido un poco de miedo cuando sus pies estuvieron a más de 20 cm del suelo... como en este momento.

Las piernas se enredaron en él con fuerza, sosteniéndose como si de eso dependiera su vida, el corazón acelerado en la mezcla de vértigo, dolor y placer, los brazos rodeandole con más fuerza como el abrazo de la amante que aunque negara a aceptar se había convertido. Esto no era bueno, o si... quizá, porque su espalda agradecía el frío que se colaba a través de la camisa para aliviarla, tardó un momento en darse cuenta como funcionaba en esta posición... no podía evitar esta curiosidad, la curiosidad de sentir todo lo que traía esta nueva posición.

Tardó un momento en darse cuenta que él se había quedado quieto a la espera de que ella se adaptara, realmente tardó un momento, pero entre los nervios y el cosquilleo que recorría toda si piel, el hecho de que reclamara atención y no pudiera despegar sus ojos de los ojos grises de él, la piel contra piel ligeramente húmeda y caliente.

Soltó un ruego, aun no sabía si de placer o dolor, pero más valía que comenzara a moverse porque cada pequeño movimiento repartía electricidad por la piel sensibilizada.

"Muevete, Malfoy..." Odiaba sentirse así, escucharse hablar y más que sonar como la orgullosa Gryffindor que era sonaba como una niña a punto de hacer berrinche porque su juguete favorito se había roto, un sonido entre un gemido y y gruñido en el oido de la serpiente.

Deje escapar una risa, mezclada con un jadeo al oírla. Al parecer iba a tener que dejar de ser tan considerado con ella en estos momentos. Apreté sus muslos con fuerza, antes de cambiar completamente mi ritmo. Ya no era considerado o tierno. Ahora empujaba contra su interior con fuerza, sin control.

La observe unos instantes, antes de que mis labios bajaran a su clavícula. Besándola antes de succionar su piel. Marcándola en varios lados con mis besos. Su interior apretado y caliente hacia que fuese mas dificultoso moverse, pero era... placentero.

Embestí contra su cuerpo con fuerza, golpeando su espalda contra la pared a medida que me hundía y salia de su interior. Un jadeo se escapo de mis labios. Una de mis manos se dirigió a su espalda, haciendo que su pecho se pegara al mio mientras la otra aun la sostenía por el muslo. Cada embestida daba una nueva sensación de placer a mi cuerpo.

Al demonio los últimos pensamientos que tenía. Si antes creía que estaba perdida, en este momento no había explicación. Enredó sus dedos en los cabellos platinos, su cuerpo, jamás se sintió responder así a nada, por un momento creyó que gritaría (y probablemente lo hizo pero no se enteró) al sentir que estaba... ¿llena? ¿Había una forma de describir esa sensación cuando el cuerpo se siente completo?

Era una sensación que suponía nunca volvería a sentir, y por el otro lado, quería consumirlo, quería... quería hacer que la vida de él fuera propia, poder sentir esa vida que corría por las venas del Slytherin cada día, quizá una locura del momento, no lo sabría hasta que no tuvieran que enfrentar la despedida final, pero para entonces deseaba haberse sentido así... tan apretada por dentro, los estremecimientos, lamentándose estar en desventaja en este instante. Ella ya estaba demasiado sensible y el dolor hacía retrocedido, mezclándose con el placer, el mismo dolor despertando un nuevo estilo de placer desconocido.

No, no era masoquista, pero sentía la resistencia de su interior, la fricción de lso cuerpos, se estaba volviendo loca y más loca por pedir más, atrapando los labios de él en los suyos, dejandole sentir esa desesperación que le tenía en el límite de la cordura, ahogando sus gritos en rastros de saliva. Necesitaba saber que se sentía.

Por un momento se le escapó una sonrisa al recordar una burrada que podría decir en este momento, algo que nunca Hermione Granger diría, pero debía decir que ameritaba el grito que soltó de golpe al sentir que tocaba un punto que le hacía ver estrellas y no precisamente de dolor.

Gracias al cielo por los hechizos anticonceptivos, porque si no acababa Malfoy lo iba a agarrar a patadas.

Seguí su beso, apretando su cuerpo contra la pared del cubículo, sintiendo la piel afiebrada de su pecho contra el mio, la leve capa de sudor, su respiración agitada hacia que mi cabeza diera vueltas. Seguí empujando contra su interior, con fuerza, de manera implacable, mientras la mano que estaba en su espalda se digirió a su entrepierna.

Mis dedos se humedecieron cuando volví a acariciar aquel bultito sensible en su piel caliente. Todo aquel conjunto me hacia estremecer, la resistencia de su interior, la fricción, el calor. Todo mi cuerpo se estremeció mientras seguía hundiéndome en ella.

Mis labios se separaron de los suyos para poder enterrarse en la base de su cuello, mordisqueando su piel blanca mientras seguía hundiéndome en su interior. Mi cuerpo se tensaba a medida que el calor crecía entre ambos, pero quería lograr que ella volviera a alcanzar el orgasmo antes de llegar al mio.

Fue un momento, de repente el mundo volvió a perder color y eso lo había hecho con solo un roce en un punto del cuerpo que si no fuera por Anatomía no se hubiera enterado que estaba allí. Pero si, el cuerpo estalló en calor y colores, sin poder ahogar el grito.

Era uno de esos momentos en los que si no tenía razonamiento y todo se había convertido en éxtasis, dolor y su mente una maraña de pensamientos sin sentidos con ingeniosos insultos que no tenían trompa ni rabo. Se contrajo. Sabía que lo había hecho a propósito, casi podía sentir la sonrisa satisfecha cuando clavó los talones en sus gluteos, derramándose en él, el espasmo del cuerpo ante el roce que parecía ser lo único que necesitó para quebrarse por dentro nuevamente.

Era más fácil aferrarse a él, abrazarse al cuerpo del rubio como si de ello dependiera su vida. Y es que en este instante no sabía si no era así, podía sentir su propio cuerpo vibrar llamándolo, deseándolo aun ahora. Podía ser que realmente este fuera el fin, el destino de ambos. Solo por un momento se permitió creer, abrazándose, sintiendo el cabello sudado de él y el cuerpo húmedo de propio chocar piel contra piel.

Mi cuerpo se estremecía. Sentía como si me fuera a derretir de placer mientras seguía entrando en su interior una y otra vez. Fuerte. Dominante. Pude sentir el momento exacto donde el orgasmo inundo su cuerpo. Me sonreí con satisfacción mientras mis dedos húmedos seguían acariciándola para que esa sensación se extendiera lo mas posible por su cuerpo.

Aumente el ritmo, embistiendo contra su sensible entrepierna mientras ella se derramaba sobre mi. Sentía el corazón latir con fuerza. El sudor en mi cuerpo y el suyo. Su calidez y su humedad. Un estremecimiento recorrió mi columna en el momento en el que el orgasmo exploto en mi ser esta vez.

No era la mejor idea hacer lo que estábamos haciendo sin protección, pero no podía contenerme. Aferre su cuerpo contra el mio, golpeando mis caderas contra las suyas unos momentos mas hasta que la sensación se desvaneció. Solo dejando el calor y el sudor de su cuerpo y las respiraciones agitadas.

Me senté en el inodoro nuevamente con ella encima, estirando el pie para agarrar la capa que estaba ahí afuera y acercándola a mi. No quería moverla de donde estaba. Estire el brazo para tomar la capa y cubrir su cuerpo con ella, mientras la recostaba sobre mi pecho, para recuperar el aliento.

Costó volver en si, darse cuenta que ya no estaba contra la pared sino que estaba desnuda, solo un sostén manteniendo la distancia entre nosotros. No sabía donde voló la camisa que antes él le había colocado de regreso. Pero todo se resumió a esta posición, aun los cuerpos unidos, pero la violencia de la pasión agotada y dejando solo una sombra del placer mientras yacía entre sus brazos desgastada sin saber que decirle.

Estaba... ¿extasiada? Jamás usó esa palabra para referirse a si misma, pero no había forma de definir la sensación que aun recorría su piel. ¿Que podía decir para cortar el silencio? De fondo lo único que se escuchaba eran las respiraciones agitadas que trataban de acompasarse, de calmar el corazón desbocado que tenía en este momento, como si hubiera corrido una maratón entera.

Piel contra piel de sus vientres, el sudor, todo olía a... sexo. No era desagradable, solo era algo raro que aun no podía relacionar. Ella, Hermione Jane Granger acababa de tener un momento de sexo (por no decir sexo duro, caliente y húmedo) contra la pared del baño, con su enemigo y en este preciso instante no le importaba nada.

‘Hasta que Ron se entere... ahí se te viene la noche.’ Respondió su vocecilla interior haciendo que se sintiera mal. ‘A mucha honra, acabas de tener relaciones por primera vez con alguien y lo primero que piensas es en otro hombre...’

Mentalmente rodó los ojos. Pensaba en Ron porque era su amigo, no porque quisiera que fuera él... ugh, la sola idea le descomponía realmente. Es que por un momento se preocupó de que fuera a buscar a Draco si llegaba a enterarse. Aparte, ni sabía que era esto. No veía a nadie muy contento de que ‘Draco Malfoy & Hermione Granger’ de repente aparecieran melosos por el comedor... ¡ni siquiera sabía como podría funcionar algo así!

"Temo que si digo algo voy a arruinar el momento..." Admitió finalmente, efectivamente arruinando a medias el momento.

Me sonrío, apretándola contra mi cuerpo. En estos momentos, nada podia arruinar el momento, y nada de lo que ella dijera podía arruinarlo tampoco. Apoye mi mejilla sobre su cabeza, mientras mis dedos jugueteaban con unos mechones de cabello.

-No tienes que decir nada... y puedo asegurarte que nada podría arruinarlo... -

Le susurro. En cambio yo si debería decirle algo. Debería pedirle perdón de rodillas por haber tomado su cuerpo. Debería haber tenido mas autocontrol sobre mi cuerpo en vez de mancharla haciendo que este conmigo. La estreche fuerte nuevamente.

-Lo siento...-

El susurro era apenas audible. Seguia siendo cobarde como parar decirselo en la cara.

No le gustó escuchar ese 'Lo siento' ¿Que sentía? ¿El haberse acostado con ella? (Si tener relaciones contra una pared de un baño podría llamarse acostarse). Por suerte como era, atajó sus caballos antes de que tomaran velocidad, negando con la cabeza.

"Gasta donde yo sé, acabo de saltar tus huesos pidiendo por esto." Comentó a media voz, escondiéndose en su hombro, aprovechando ese cabello naturalmente rizado que se enmarañaba con facilidad para ocultar parte de su rostro, aunque era evidente que ninguno de los dos sabía como mirarse a la cara en este instante. "Aparte, no sé ni porque te disculpas... ni siquiera sé que fue esto." Soltó un suspiro placentero al sentir un escalofrío recorrerla, debiendo cerrar los ojos, apretarlos para no abandonarse a esa extraña y nueva sensación.

"Realmente..." ¿Realmente que? Sos una tarada y lo repitirías cien veces si fuera por ti, anda que jamás pensaste abrirte de piernas antes del matrimonio, no pensabas ni tener algo con un Slytherin y ahora mírate. Follando como conejos, ya te dirán tus padres... al menos dile la verdad. Pensar que lo único que sabías hasta ayer eran cosas negativas... "Espero no sea algo... ¿pasajero?"

Cierro los ojos, disfrutando del contacto de su piel cálida contra la mía. Me gustaba estar así con ella, sentirla contra mi cuerpo. Su aroma me embriagaba. Era cierto que ella había querido que pasara pero yo debía haberme comportado un poco mejor en vez de como un animal en celo.

-Se que ambos queríamos que pasara... pero... Siento haberlo hecho así... De verdad que quería estar así contigo... pero lo había imaginado de otra manera en mi cabeza... tal vez mas... ¿Romántico? No quería hacértelo como un animal en un baño... pero yo... - No me había podido contener. Mis hormonas habían estado tan revolucionadas que simplemente había necesitado sentirla. Apoye una de mis manos en su mentón, para que pudiera mirarme a los ojos. Una mirada determinada se fijo en los suyos - Esto no es pasajero... Te me gustas... yo... - "Te amo" Bien... no podía decir algo así de cursi - Yo quiero que de verdad estemos juntos... y quiero... que tu también me quieras....-

Mi tono era suave y cariñoso. No ocultaba lo que sentía con ella ahora que esto había pasado. De verdad que esperaba que funcionara.

"Me gustas." Admitió con cierta seriedad que no ameritaba la situación física de ambos. "Pero esto es muy... repentino." Y habló la empalada, dios, cada vez sonaba más absurda. Lo que quería decir era que podían intentar pero no sabía a donde llegarían porque no sabían donde estaban y probablemente si esto salía de estas cuatro paredes ella aparecería degollada colgada del sauce boxeador por sus amigos.

Se quedó así, abrazada, escondida contra él, los ojos sin embargo moviéndose en una lectura silenciosa, necesitaba ese sengudo para poder pensar y decidir algo sobre todo lo que le estaba pasando y lo que aun estaba por pasar.

"Supongo que nada volverá a ser como antes, ¿No? Debería dejar quizá de intentar volver a como era antes, solo estoy fallando cada vez que intento y esto... no sé, es diferente pero no se siente malo." Por primera vez no tenía respuestas, ni una real ni una inventada, solo era... pudin entre los brazos de alguien que hasta hacía un año, quizá dos años atrás jamás la hubiera tocado ni hablado de la forma en que ahora lo hacía.

"Puedo... podemos intentar, ¿no? ¿Que es lo peor que nos puede pasar?" Además de Ron y Harry tratando de asesinarnos y probablemente todo Slytherin con especial ahínco de las féminas de la casa.