Cuando uno deja de ser un huron cobarde... // Hermione (+18)

Observe que no hubiese nadie en los pasillos, antes de abrir la puerta y colarme en el baño de las chicas que estaba clausurado. Hacia bastante tiempo que no aparecía por ahí, pero Myrtle era una de las pocas que me había escuchado mientras estaba en aquella época oscura. Cuando mas aterrado estaba.

Suspire al ver el baño vacío e igual que siempre. Iba a ser agradable volver a tener una charla con ella. Cualquier persona que se acercara a Myrtle siempre tenia una buena respuesta ya que no tenia demasiadas visitas.

-¿Myrtle?-

Me apoye en uno de los lavatorios, aguardando a que aquel fantasma apareciera. Si no estaba aquí seguramente estaba rondando por alguno de los otros baños como solía hacer generalmente. Esperaba que pronto volviera.

No, no fue Myrtle lo que se escuchó, sino alguien que inspiró con tal fuerza que resonó en todo el baño, un golpe de metal, algo que se caía y rodaba seguido de un grito corto de dolor y un improperio lanzado al aire que era digno de un marinero en un terrible día. ¿Cuales eran sus suertes?

Anda, hay que ser sinceros, las cosas no eran fáciles pero alguien parecía empecinado en hacerlas especialmente difíciles para Hermione Jane Granger. Estaba experimentando... había recibido una nota de Luna invitándola a una reunión de un grupo secreto de pociones que había pasado por alto, no quería socializar, no se sentía realmente preparada para hacerlo, especialmente con cada experimento, cada intento para sanarse que había fallado de una forma más escandalosa que la siguiente, ahora la cicatriz en su cuello en lugar de ser blanquecina había regresado a un color rosa violento y si bien ahora no tenía puesto, en clases debió usar pañuelo en el cuello para ocultarla, cada vez Mudblood se veía más ofensivo en su brazo especialmente luego de reabrir la herida y tratar de drenar la maldición.

Realmente no había notado cuando alguien entró allí. Lo juraba, simplemente estaba muy concentrada tratando de preparar este ungüento para calmar el daño y la molestia que se había causado en sus repetidos intentos por arreglar esto.

Es por eso que al escuchar el llamado por Myrtle del otro lado golpeó con su brazo haciendo rodar el caldero, metiendo la mano en el fuego y quemando su muslo con la poción sin terminar, dando un escandaloso grito por el susto más que por el dolor al notar el desastre que hizo y la presencia de alguien más.

Me sobresalte, sacando la varita al ir el escandalo. Sin duda había alguien mas allí que no era precisamente Myrtle. Eso había sido ¿Ruido a caldero? ¿Alguien estaba haciendo una poción? Di unos pasos al frente, inclinándome levemente para poder ver cual de los cubículos estaba ocupado.

Allí, podía ver unos pies, el caldero chorreado. No sabia quien estaba ahí. Si era alguna alumna podría acusarme con algún prefecto, no es que hubiese demasiado, y no es que me importara mucho tampoco.

-¿Quien esta ahí?-


Me acerque al cubículo, para quedar frente a la puerta cerrada, aun con la varita levantada. Quien quisiera que fuera que estaba ahí no debía estar haciendo nada bueno con un caldero y alguna poción extraña, en especial en ese baño que estaba clausurado.

Tomó aire al escuchar los pasos y más el llamado al otro lado de la puerta, debiendo mover la varita rápido y murmurar algo para desaparecer el líquido, no quería que nadie viera lo que estaba haciendo, mucho menos la clase de poción que intentaba hacer. Era simple, necesitaba hacer algo y ese algo era salir fuera y enfrentar a la persona...

Respiró profundo, apartó el caldero y abrió la puerta...

Con tan mala suerte que su balance falló. Realmente estaba demasiado torpe, necesitaba descansar más, más que esta poción debería estar haciendo para dormir sin soñar. Porque al verlo allí su aliento se atragantó, la puerta se aflojó, las rodillas chocaron con el retrete y sentada sobre la tapa de este quedó, empujando más atrás el caldero.

Debía hacer las cosas bien, o eso se decía siempre pero solo había logrado hacer el ridículo ante Malfoy y ahora no podía ni ocultar que algo había estado haciendo.

"Malfoy..." Saludó tratando de recobrar la compostura, alzando la mirada para verle de frente y sentir el color subir a su rostro. ¿Como podía haber olvidado ese beso? Esto estaba fatal, no sabía que decirle para arreglar la situación actual de ambos si tenia en cuenta que... bueno, estaba en el horno, no se le ocurría mejor descripción.

Levante una ceja al ver a la persona que estaba allí adentro intentar salir para ocultar lo que hacia. Había fallado de manera estrepitosa. Pero al verla sentada en el retrete me quedo sin habla. Allí estaba Hermione, intentando ocultar un caldero.

La varita que tenia en la mano resbalo de la misma cayendo al piso. No podía creer que la estaba viendo nuevamente después de la ESTUPIDEZ que había cometido en el lago. El beso ese aun daba vueltas en mi cabeza, pero mi cobardía me había impedido que hablara con ella en repetidas ocasiones.

Simplemente me quede allí, observándola. Mis mejillas se tiñeron de rosa. Mientras carraspeaba para quitarme la incomodidad. Mi nombre en sus labios ahora me causa un escalofrío.

-Hermione...-

Le digo suave, en un susurro. Conteniendo las ganas de huir.

"Yo..." Comenzó a decir, apartando los ojos pero sin mover el rostro y es que no sabía si huir o buscar respuestas. Todo estaba más confuso de lo que recordaba... ¿desde cuando Malfoy la llamaba por su nombre? ¿Por que estaba tan incómoda? ¿Por que él se sonrojaba? Oh, Merlin, ¿acaso iban a jugar al ‘nada pasó por aquí’?

Claro, también decían que los gryffindor eran valientes realmente, sin embargo en el último mes se sentía realmente una cobarde, no tenía fuerzas ni para asistir a clases y mucho menos para lidiar con confusiones amorosas, pero es que había cosas que no tenía en claro. ¿Por que? ¿Por que ella?

"Quiero saber si lo del otro día... fue una broma, ¿no? Yo no te... te... lo que sea, mira, Malfoy." comenzó tratando de parecer valiente como todos en su casa, pero el titubeo indeciso sobre las palabras a utilizar la delataban, se estaba enfrentando a no sabía que y no sabía como arreglarlo. Ese beso no fue desagradable, pero no se lo había esperado en absoluto y ahora no sabía que pensar sobre esto, sobre Draco, sobre Ron y sobre Harry que esperaba que ella se casara con Ron y tuviera hijos, probablemente con nombres tan tontos como Rose y Hugo. Esto estaba mal en tantas medidas diferentes...

Aquello era demasiado. Doy unos pasos hacia atrás, chocando contra la pared de entrada de uno de los cubículos. Estaba allí, atrapado con ella y solamente quería huir. ¿Por que me tenia que haber preguntado acerca de eso? ¿Una broma? De ninguna manera.

-¿Una broma? - Le pregunto serio, aunque mis piernas temblaban levemente - No... no lo fue... - Respire profundo y me acerque a ella, con paso lento y temeroso, antes de hincar una rodilla en el suelo, quedando solo a unos pasos - Quiero que escuches con atención, y espero ser muy claro con esto... tu me GUSTAS... - Le remarco las palabras - No fue una broma, lo hice por que tal vez nunca iba a tener la oportunidad contra Weasley. Si fui un estúpido, hice cosas estúpidas y seguiré haciéndolas por que así soy, un idiota. Pero estaba muy consciente de ese beso que te di. Algo en mi se rompió hace unos años y se me cayo la venda que tenia en los ojos... - Apoyo la mano en su mejilla, con suavidad, acariciándosela - Tu me gustas... y yo... quiero quedarme con tu corazón...-

Le digo en un susurro lo ultimo.

La respiración se le atragantó, cada respiración eran bocanadas que trataban de hacer funcionar su cerebro, algo no estaba bien, esto no estaba bien. Esto se suponía que no debía pasar pero su corazón si bien no estaba con él se sentía cálido ante la declaración. ¿A que chica no le agradaba que le dijeran que le gustaba a alguien? Pero esto no podía ser... era... Draco Malfoy, el príncipe de Slytherin, el que tenía a las chicas a sus pies y tenía todo por hacer... por vivir... no le podía faltar nada.

El acelere de su corazón se sentía doloroso, intranquila, los ojos como lechuza, abiertos de par en par, buscando una mentira en la mirada, ¿Él temblaba? Ella se sentía una hoja en el viento...

"Yo... gracias... solo... no sé que... ¿como pasó esto? Jamás pensé..."

Exacto, jamás pensó... ella no pensaba, porque si pensaba era peor y ahora? ¿Que tenía para decir a su enemigo declarado después de que había hecho 6 años de colegio infernales? Dioses... esto era terrible...

Esos ojos grises le llamaban poderosamente la atención, pero no sabía, ¿como?

Me sonrío levemente, era entendible. Durante tantos años yo me había comportado tan mal, de manera tan cretina que era entendible que no me creyera. Ni siquiera yo me lo creía. La realidad es que durante tanto tiempo había creído aquella mentira de que la sangre era lo mejor, lo primero y lo mas importante, pero cuando me convertí en un mortifago y vi de primera todo lo que los "leales" a la sangre podían hacer me había repugnado. Era desagradable, bajo y terrible.

Cuando ellos habían caído en mi casa, había sentido el miedo de ver lo que les podían hacer. Inclusive de verlo a Potter. Pero lo peor llego cuando la vi a ella gritando y llorando mientras mi tía la marcaba. Yo quería hacer algo. Quería tomarla en mis brazos y protegerla. Me acerco un poco mas a ella. Mi respiración estaba agitada. Mi corazón golpeaba en mi pecho con fuerza. Tenia miedo de su reacción, pero ella no había rechazado mi caricia. ¿Acaso... podía ser que sintiera algo parecido? ¿Podía ser que tuviese una oportunidad de ganarme su corazón?

-No se como paso... Solo se... que tu me gustas... que... quiero cuidarte y protegerte... Quiero que seas mía...-

Le susurro de manera suave, antes de acercarme aun mas a ella. Mi mano se mantuvo en su mejilla, mientras mis labios rozaban los suyos, antes de volver a besarla. Esta vez de manera mas exigente, mas firme. Volcando mis sentimientos por ella en ese beso.

La mente de Hermione funciona de formas impredecibles...

La primer cosa a destacar es la Amabilidad y Consideración con el resto:
‘Oh, dios... Ron lo va a matar.’.

La siempre presente precaución:
‘Harry me va a matar después de lo que le dije...’

Y por supuesto, la capacidad para actuar antes de pensar... y el fallo estaba en algún momento de esta última cuando al sentir el calor demandante su corazón dio un vuelto, las manos de dedos largos como si tuvieran vida propia enredándose en el cabello de él y atrayendole con fuerza y demanda, no había forma de saber que estaba pensando, de hecho, no estaba pensando... realmente no le gustaba Draco Malfoy, apenas lo conocía y lo poco que conocía de él eran cosas malas, pero ese calor, esa demanda le hacía sentir viva nuevamente. ¿Sería esto lo que necesitaba? Estaba siendo total y completamente estúpida por una vez en la vida...

Total, completa e irremediablemente estúpida. Pero ante la gente eran enemigos y no planeaba cambiarlo, no podía cambiarlo, quizá solo un momento, solo un rato donde él no fuera Malfoy y ella no fuera la Sangre Sucia Granger. Estúpido, total y completamente estúpido además de inapropiado, pero por una vez parecía que él era el que tenía el espíritu que ella había perdido en algún lugar.

Separó los labios, pidiendo que se acercara más... luego quizá buscaría un asilo psiquiátrico, realmente se estaba besando con su enemigo acérrimo...

El beso se torno exigente. Caluroso. Mi mano se deslizo hacia su nuca, mientras apretaba su cuerpo contra el mio. La cabeza me daba vueltas. ¡Estaba siguiendo mi beso! No podía creerlo. Era algo que jamas me hubiese esperado.

Aferre su cabello, impidiéndole escapar de mi. Mi otra mano aferro su cintura. Quería sentir su calidez. Acerque su cuerpo, pegando su pecho al mio. Por mi sangre corría lava liquida, sentía calor. Estaba agitado. Mi corazón latía desbocado dentro de mi pecho.

Apoyo la frente en la suya. Separando apenas mis labios, respirando mas agitado que antes. Cerré los ojos. Dándole un beso suave en los labios volviendo a quedarme así separado.

-Yo... te necesito...-

Susurro.

No había mente que lograra abarcar en lo más mínimo lo que se sentía esto... la culpa le estaba comiendo, pero... pero allí estaba, su corazón latía desbocado, tratando de acompasarse con la respiración, el aliento que no tenía. No era un acto de amor ni de devoción lo de ella, era una necesidad primitiva que esta persona, su enemigo declarado, sin saberlo se había ofrecido a satisfacer.

Sabía que era como caer en decadencia, ¿en que se estaba convirtiendo? ¿Por que hacía esto? ¿Podía confiar en él?

Tragó pesado, tratando de hundir el nudo en su pecho que no le permitía respirar, apenas escuchando esas dos palabras para girarlos. No sabía que estaba haciendo, no sabía como hacerlo, pero suponía que el chico tendría experiencia cuando en clara respuesta tiró de la camisa de él para sacarla de los pantalones, las manos heladas buscando su vientre y desabotonando los pequeños botoncillos a una velocidad que jamás supo era capaz a pesar de haberse quitado una camisa similar durante 7 años de su vida.

Solo se le ocurrió callarle con sus labios, si hablaba pensaría y si pensaría se arrepentiría, bastante miedo tenía por la estúpida urgencia que sentía en este instante.

Sus manos suaves hicieron que un escalofrío recorriera por todo mi cuerpo cuando sacaron la camisa de mis pantalones. Mi piel se puso de gallina cuando toco mi vientre y comenzó a desabotonar mi camisa.

No podía pensar. Deje escapar un jadeo agitado, mientras la sigo besando. Mi mano bajo de su cabello hasta su cintura. Aferrándola con fuerza. Seguí besándola, mientras la sentaba a horcajadas sobre mi. Recorrí su camisa desabrochando sus botones. Quería sentir su piel contra la mía. No me importaba mas nada.

Su piel era suave. Tersa. Invitadora. Solamente podía dejarme llevar. Deslice mis labios por su mejilla, con suavidad. Besando el lóbulo de su oreja antes de bajar a su cuello. Mis manos subían por su abdomen hasta detenerse debajo del sujetador. Me moría por probar su piel. Mordí levemente su cuello, antes de darle un suave toque con la lengua.

Mi cuerpo temblaba. No podía soportarlo mas. Volví a tomarla de la cintura antes de acostarla sobre el piso. Separando sus piernas con mi cuerpo, mientras mis labios recorrían su cuello hasta bajar por su clavícula, disfrutando de su piel

¿Cuando habían cambiado la posición? Se había perdido en algún momento en su propia mente cuando el cuerpo se arqueó al sentir el frío recorrer su piel, pegándose más a él, la piel desnuda de su vientre chocando con él, sintiendo el cuero del cinto helado contra su piel que comenzaba a arder... y aun así.

Se sorprendió al sentir lo cálido que era él, esa piel perfecta que tantos destacaban en Malfoy, en cualquiera de los Malfoy de hecho, siempre había esperado que fuera frío, distante, sentir la piel como si de un muerto se tratara, era la primera vez que estaba cerca, realmente cerca, tanto que podía sentir cada uno de sus músculos flexionarse cuando se estiraba, la lengua dejando un rastro húmedo en su piel mientras tragaba, inexperta tratando de evitar los sonidos pero sin poder contenerlos.

El deseo carnal era algo nuevo, pero ahora entendía lo que Parvati y Lavender murmuraban por las noches cuando su cuerpo se tensó suavemente, deseando estar más cerca, aun más, las piernas enredandose con las de él y sus brazos tomando vida propia, había demasiado entre ambos, trataba de atraerle pero la falda y el pantalón molestaban, también los zapatos y de hecho, hasta la ropa interior se sentía inquietantemente molesta, cosa que nunca admitiría.

Oh, no... ella era Hermione Granger, siempre tenía el control, esto era demasiado superfluo como para admitir que no tenía control de nada cuando sus manos encontraron el camino al cinto del platino y logró abrirlo. Bueno, no tenía idea de que estaba haciendo, esperaba que al menos uno de los dos supiera.

Un leve gemido se escapo de mis labios al sentir sus manos en mi cinto. Necesitaba mas. Quería mas. Iba a tener mas. Mordí el hueso de su clavícula, mientras mi cuerpo irradiaba calor. Mis manos ansiosas se despojaron del cinto. La hebilla fría hacia que mis manos dolieran por la diferencia de temperaturas.

Me sonreí levemente mientras tomaba sus manos. Besando sus dedos, antes de que mi lengua recorriera aquella cicatriz que había destrozado mi mundo. Junte sus manos, antes de atarlas con el cinto, poniéndolas sobre su cabeza. No iba a permitir que escapara. Yo necesitaba su cuerpo, su calor. Volví a besar su clavícula, con suavidad pero el calor y el deseo comenzaban a tomar control de mi cuerpo.

Mis manos ansiosas bajaron por sus brazos, acariciando su piel. Jadee, mientras seguían su camino por su clavícula. Me detuve, algo dubitativo en el borde del sostén. Me separe un poco de su cuerpo, para poder observarla. Mis ojos brillaban por el deseo, deje escapar un jadeo, mientras mis manos se posaban sobre sus pechos. Llenaban mis manos. Se sentían calientes, duros. Apreté su piel, viendo como levemente se marcaban mis dedos en ella. Baje la cabeza, y mis besos húmedos comenzaron a recorrer su piel en el borde del sostén. Quería destrozar su ropa interior. Poder tocarla directamente. Mi lengua recorría su piel, mordiéndola suavemente para marcarla. Metí las manos por dentro de su ropa interior para poder apretar sus pechos a flor de piel. Jadeando y mordiéndola un poco mas fuerte, recorriéndola con la lengua y con los labios.

El cuerpo tembló como una hoja al viento, realmente había creído que podría controlarse, que podría tener control sobre su cuerpo, era vago y tonto creer que realmente tenía control sobre algo de lo que estaba ocurriendo aquí cuando sintió su vientre contraerse, tensarse entre el deseo y la ansiedad de lo que iba a pasar, de lo que inevitablemente ocurriría cuando notó el cinto que afirmaba las muñecas, debiendo levantar los brazos para estar cómoda y poder verle.

También deseaba probar su piel, ¿era tan frágil la piel de los Malfoys como se veía? ¿Realmente podría dejar su marca allí?

¿Por que querría dejar su marca en él...? Los ojos por un momento se agrandaron en miedo al sentir el roce de los labios de él contra las cicatrices, cicatrices que habían sido abiertas repetidas veces y vueltas a cerrar tratando de quitar la maldición que evitaba pudiera borrar las cicatrices incluyendo aquella que recorría su cuello, sintiendo la piel sensible estremecerse.

"Malfoy..." Le reclamó impaciente, era plana necesidad en ella, daría lo que fuera porque le permitiera... oh, cielos, deseaba su piel con tanta fuerza, no tenía sentido. Y el aliento no le alcanzaba para decir más que eso, solo, solo deseaba más, lo deseaba todo quería que él...

Tragó tratando de conservar la poca dignidad que le quedaba, la cual se estaba derritiendo porque iba a hacer combustión en cualquier momento.

Me detuve cuando oí mi nombre en sus labios. ¿Estaría molestándola esto? Un leve atisbo de cordura asomo entre el mar de hormonas. ¿Que demonios estaba haciendo? Levante la vista, observando la expresión de su rostro antes de seguir.

Sus mejillas estaban sonrojadas y su respiración estaba agitada como la mía. En sus ojos también podía ver el mismo deseo que corroía mis entrañas. Solté sus manos, dejando el cinto tirado a un costado. Mis manos volvieron a bajar impacientes por su cuerpo. Deslizandolas mas allá de su abdomen, arrastrando levemente la pollera hacia abajo para dejar a la vista mas de su cremosa piel.

Apoye mis labios bajo el sostén, besándola y descendiendo por su pecho, por su abdomen hasta el borde de aquella prenda que se interponía entre lo que yo quería probar. Deje escapar un bufido, tomándola de los muslos para atraerla hacia mi.

Sentía calor, excitación. El deseo carnal en el estado mas puro que podía tener en ese momento. Y solo quería saborearla, quería poseerla como nadie lo había hecho antes. Estaba ansioso. Continué besando su cadera, mientras mis manos se deslizaban por sus muslos, subiendo para quedar escondidas bajo su pollera.

Las manos me temblaban levemente al tocar el borde de su ropa interior. Me moría por probarla pero no sabia si ella lo aceptaría. Disfrutaría primero un poco mas de su piel antes de devorarla completamente. Deje escapar un jadeo sobre su cadera, antes de que mis dedos se deslizaran sobre la tela de su húmeda ropa interior, acariciándola suavemente mientras sentía mi cuerpo a punto de estallar por la excitación.

La sensación era nueva, sentirse libre no ayudaba en absoluto, ya que recordaba la ansiedad, las manos intranquilas, temblando, con fuerza antes de quedar tomada del hombro de él, su cuerpo sintiendo como si fuera una leve convulsión recorrerle antes de patear al aire, el peso de su cuerpo empujando casi sentada, cambiando la posición para estar sobre él, tratando de controlar la respiración, las pupilas dilatadas en una sobreexitación, estaba sentada sobre él, podía sentirlo, caliente y palpitante a través de la ropa.

Ese fue el punto de quiebre, o quizá ya había quebrado antes y esta era solo una escusa, quitándose el sostén, dejandolo recostado, observándolo desde lo alto. No, no sentía eso que él decía, pero algo pasaba, algo había detonado en ella, quizá era la necesidad de que alguien la viera como mujer, alguien que no fueran sus amigos o tuviera un compromiso real con él, la necesidad de sentirse deseada mientras se quitaba por completo el sostén, parándose, por un momento dando la sensación que simplemente se iría, sin embargo tomó el borde de la falda y lo desabrochó.

Tenía varias cicatrices, no muy notorias ni tan cruentas, pero Bella había jugado con ese cuchillo un poco antes de gravar la palabra maldita en su brazo. Había podido aceptar casi todas, no eran molestas, salvo la del brazo.

Se sentía expuesta y estúpida, pero este era precisamente el momento para este tipo de cosas, probablemente al día siguiente se siguieran saludando como desconocidos.

Esperó a que la viera, podía rechazarla ahora, era el único momento ya que solo había una prenda en su cuerpo algo descuidado en el último año antes de enfocarse en él, arrodillándose y observándolo antes de indicar para sacarle los zapatos y comenzar a ascender, acariciando las piernas de él, arrodillándose entre las rodillas para poder llegar a la piel de su vientre, deseaba satisfacer su curiosidad, necesitaba saber si la piel de él era tan caliente como lo había sentido recién...

No comprendía muy bien que había pasado. En un momento estaba acariciando su centro húmedo y caliente y al momento siguiente ella estaba sobre mi. Iba a quejarme cuando la veo quitarse el sostén.

Todo pensamiento racional desapareció de mi cerebro. Solo quedaba ese deseo crudo y visceral que tenia pleno control sobre todo mi ser. Mis ojos recorrieron con avidez los montes que habían quedado al descubierto cuando aquella prenda interior desapareció. Me relamí. Mi ser se tenso con expectación.

Y entonces se puso de pie, quitándose la pollera. Un jadeo prácticamente animal se escapo de mi garganta. Ella era hermosa y su cuerpo semi desnudo estaba haciendo estragos en mi frágil autocontrol.

Observe las cicatrices que mi tía le había dejado. Y yo solamente quería saborearlas, pasar mi lengua sobre ellas. Sentir sus muslos cremosos y marcados contra los mios mientras me hundía en su ser.

Mientras la observaba, lleve los dedos que la habían estado tocando hacia mis labios y les pase la lengua. Saboreando el gusto de su ser en ellos. Era adictiva como la miel. Los zapatos desaparecen, ni siquiera caía en la cuenta de aquello, cuando siento sus manos en mis piernas.

Un escalofrío recorre mi columna y un siseo escapa de mis labios. Me arrodillo, mirándola fijamente mientras me desabrocho el botón del pantalón, bajándomelo hasta las rodillas para luego quitármelo. Solamente el bóxer había quedado en mi cuerpo delgado, demasiado tal vez. No tenia cicatrices, pero era demasiado pálido y estaba bastante consumido desde el ultimo año, aunque ahora había recuperado un poco mas de cuerpo. La tomo de la cintura, antes de sentarme contra la pared de uno de los cubículos y dejarla sentada a horcajadas sobre mi. Una de mis manos se dirigió hacia su pecho izquierdo. Mientras la otra volvía a acariciar su húmeda ropa interior.

Nueva posición, casi la agradecía, sintiendo la espalda helada expuesta, el pecho entrando en calor al contacto con la piel de él y la caricia, Merlín...

No sabía que estaba haciendo con su cuerpo, pero se sentía vibrar con nueva vida, era imposible describirlo para alguien que se había sentido prácticamente muerta durante el último año, sutiles pero importantes alegrías en el camino, tan escasas que podía contarlas con una mano y le sobrarían dedos de esta. Por alguna razón la serpiente no era tan cobarde y la leona no era tan valiente, escondiéndose en un baño si bien no clausurado fuera de uso cortesía del llanto de una fantasma.

Apoyó la frente contra el hombro, acobardada, en esta posición estaban uno frente al otro y no se atrevía a verlo, si lo hacía el poco valor y autocontrol que le quedaba para no salir corriendo desaparecería, aun en ese momento en que un escalofrío la recorrió, un suave temblor placentero que nacía desde su centro y ascendía ante cada roce que la mano de él le proporcionaba, sin poder ahogar más el sonido cuando un gemido audible escapó entre sus labios seguido de todos los que había tratado de ahogar hasta el momento, una mezcla de jadeos y quejidos, sabiendo que debía escapar, esto se había salido de sus manos, odiaba no tener el control y por alguna razón Malfoy de todas las personas le estaba haciendo perderlo.

Suspire cuando ella apoyo su frente en mi hombro. Mis dedos resbalaron dentro de las costuras de su ropa interior para tocar su centro húmedo a flor de piel. Mi otra mano se dirigió desde su pecho a su nuca, apretando levemente su cabello. Dioses, quería sentirla. Disfrutarla. Pero inclusive así no podía hacerlo.

Uno de mis dedos se hundió en su interior cálido, apretado y mojado, mientras que los otros acariciaban aquel pequeño centro de placer. Había oído acerca de esto, pero jamas lo había puesto en practica con ninguna mujer y no sabia si lo estaba haciendo bien o mal. Simplemente me dejaba llevar por instinto.

Sentía el cuerpo de ella tensarse y apretarse, mientras su humedad y excitación cubrían los dedos que estaban dentro de su ropa interior. Me costaba controlar la mía propia. Mi respiración estaba agitada y la mano con la que tenia aferrado su cabello en la nuca temblaba levemente mientras disfrutaba dándole placer.

Era algo que no había sentido nunca antes, el escalofrío se convirtió en temblores suaves, constantes, cada caricia prohibida se tornaba en un agridulce momento en que ya nada parecía tener sentido, realmente estaba allí, y... y deseaba más de esto, aunque no sabía que era, sabía que si lo aceptaba era...

Era terrible.

Era terrible porque mientras su espalda se arqueaba ante la nueva sensación, un sonido desesperado en los labios, sabía que esto podría llegar a ser adictivo y era solo una muestra de lo que podría haber llegado a ser. Si todo fuera normal, si no fueran enemigos naturales, quizá, solo quizá, realmente podría haber estado con Draco, ¿no? No era tan tonto como muchos lo pintaban, su mayor fallo era que escuchaba demasiado la opinión de otros.... como sus padres.

Quizá no fuera tan malo, dejarse...

Gimió, sintiendo el roce de él en un lugar donde comenzaba a subir la tensión de su cuerpo, debiendo abrazarse a él, no quería despegar de la tierra que la sostenía allí, ¿que pasaba? Realmente se estaba volviendo loca, realmente había perdido la cabeza en esa tortura, nadie en su sano juicio escapa de Gringotts montando un dragón.

Demasiado calor. Demasiada humedad... demasiada excitación. Me costaba coordinar mis pensamientos. Mi respiración se agitaba cada vez mas a medida que mis dedos continuaban mojándose con sus fluidos cálidos. Su interior apretado era una promesa de un placer que no podía tomar.

Mi mano se deslizo de su pecho, hasta su cintura, rodeándola mientras ella se abrazaba a mi. Mis dedos se clavaron en su carne cuando la escuche gemir. Sentía su cuerpo tensarse en cada caricia, mientras seguía estimulándola. Su respiración agitada y sus leves gemidos hacían que mi poco autocontrol desapareciera completamente. La mano que tenia sobre su piel me temblaba por la excitación contenida. No sabia cuanto mas iba a poder aguantar así.

El movimiento se volvió acompasado, deseando sentir más, la fricción de la piel le perdía, especialmente en esa posición que de alguna forma pasó de devoradora y desesperada a apasionada y protectora.

¿Cuando había dejado la desesperación para abrazarse a él y gemir contra su oido? ¿Cuando comenzó a rogar por lo bajo, jadear, sintiendo como el cuerpo se contraía en suaves pulzaciones que la dejaban sin aliento? ¿Que pasó? ¿Como llegó aquí?

Solo recordaba los ojos grises como la tormenta, el cuerpo caliente y una sensación rara, como si toda su sangre hubiera abandonado su cerebro solo para esparcirse en oleadas de calor, humedad y...

Estaba a punto de deshacerse, no había salvación para ella, iba a morir en este instante sin saber si era el cielo o el infierno, separando los labios para hablar pero solo un jadeo escapando, ¿que podía decirle a su enemigo, esta persona que le hacía sentir así de repente? Sin escusas, sin razones o medias verdades.

Apoye mis labios sobre su cuello, mordiendo su piel suavemente a pesar de que tenia ganas de desgarrarla. Esto se había convertido en una tortura. No sabia cuando tiempo mas podía aguantar así. Hundí un dedo mas en su interior apretado, mientras mi palma la rozaba para estimularla aun mas. ¿Lo estaría haciendo bien? Esperaba que sus quejidos no fueran por que estaba incomoda o algo extraño. La duda surgió en mi interior, pero imaginaba que si a ella no le gustaba me lo diría, o me quitaría la mano, o algo... ¿Verdad...?

Quería decirle algo, pero no había nada que decir. Yo estaba dejando mis sentimientos al descubierto, aunque estaba seguro de que ella no me correspondía en ellos. Me moría de ganas de poseerla pero no iba a hacerlo hasta que ella quisiera, simplemente me limite a seguir tocándola, hundiendo y sacando mis dedos de su interior, mientras seguía rozándola con la palma húmeda de mi mano.