[Escena con narración] Un resignado estudio (Susan Bones/Narración)

"Cabello casi blanco". Hay dos chicos que calzan con esa descripción... e incluso con todo lo demás. Observando a Dennis Creevey y a Draco Malfoy, me doy cuenta de que sus heridas van más allá de lo físico, y a pesar de lo diferentes que son, cada uno tiene sus propios demonios. No estoy segura de que a Niniel le haga bien pasar el tiempo con dos víctimas de la guerra, pero quizá la ayuda a mejorar, y Merlín sabe que le hace falta.

—Ya casi acabo —anuncio, copiando las últimas dos runas, una de las cuales es más elaborada que los demás. Las voy remarcando poco a poco—. Quizá el profesor Flitwick pueda descubrir que son... —me quedo perdida en los dibujos—. ¿Sabes? Luego puedo llevarte a Hogsmeade, para que conozcas algo más que el castillo.

Esta bien, si tu quieres...

Le respondo con un diminuto movimiento de hombros, aun aferrando mi mano al borde de la túnica para tocar con mis dedos el borde en donde deja mi espalda descubierta, ahí; como si intentase ahogar en eso, aquella esa sensación que me recorre por dentro. Estaba mejor ahora que respondía un poco, pero sentía aun algo de la presión; la sensación de mi corazón pulsando tras mi pecho y esa presión que aun me presiona un poco desde adentro, aun amenazándome con volver; como algo sema dormido que mi propio cuerpo teme, y que podria hacerme gritar en cualquier momento.

Aunque... ¿Que es? ¿Ese lugar?
No me harán nada malo ahí ¿Cierto?

La mano en mi hombro me tiembla, me giro para mirarla como puedo con mis ojos incluso; aun aunque mueva mi espalda y es que ¡¿Cuanto falta?! Pues esta vez va a parar ¿Cierto?, ¿Va a parar para que dejen de mirarme? Y es que yo quiero que pare, necesito que pare; no puede ser como allá de nuevo donde era tan largo, donde era tan largo...

-¿Hogsmeade? Es un pueblo, un pueblo enteramente mágico... -respondí, recordando la primera vez que había ido, con Hannah, Ernie y Justin. No nos cabían los ojos en las cuencas de todas las maravillas que nos parecían-. Hay todo tipo de cosas... -Entonces preguntó si no le pasaría nada malo ahí, lo que me hizo fruncir el ceño-. Por supuesto que no te pasará nada malo allí, verás que es un sitio agradable.

Terminé de dibujar las runas en el pergamino, el resultado era un poco penoso, pero todas se parecían. Dibujo no era uno de mis talentos, aunque no me había quedado mal.

-Ya terminé, Niniel, puedes volver a ponerte la túnica. -Le sonreí-. ¿Ves que no pasó nada? Aquí queremos ayudarte...

Ya terminé, Niniel;

No sé cómo pasa; pero mi cuerpo me libera de algo cuando escucho esas palabras, de pronto me doy cuenta de que estoy caliente entera, sintiendo como nunca los zumbidos en mi pecho que contrastan con todo. El aire me entra a bocanadas, suelto un poco el brazo de mi espalda y tras mirar por un instante con temor el pergamino que las contiene; es que me devuelvo donde esta mi túnica de antes, poniéndomela sobra la otra sin querer atreverme a sacármela; aun aunque me hubiese desvestido ante ella antes.

Yo... no quería que fuese así; pero es que me duele pensarlas,
demasiado....

Me quedo mirándola una vez la ropa pasa por mi cabeza, con unos ojos que aun me tiemblan un poco y un brazo cruzado sobre mi pecho como si lo protegiera de lo que me había apretado tanto cuando me las hacían; y es que tal vez necesitaba sentarme o algo.

...siento si fue una muñeca torpe.

Vuelvo a revisar las runas, y me parece que todo queda bien. Apenas si presto atención a sus palabras, pero ya he dejado de escandalizarme un poco por las reacciones de Niniel. Pienso que necesita tiempo y amabilidad, quizá eso pueda curarla.

—No hay nada de que disculparse, Niniel —le dijo y entonces salgo de detrás del biombo y miro al profesor Flitwick, que espera pacientemete—. Ya terminamos... —le enseño el pergamino—. Estás son todas las runas.

// Narración: Prof. Flitwick


El hombrecito salió de detrás de la puerta de entrada al salón, espiando por sobre una pila de libros y estirando su corto brazo.

"A ver, a ver... interesante. Creía que sería algo más peligroso, pero lo deberá ver el profesor de Runas cuando llegue... aja. Interesante. Si, que curiosa combinación de runas... no pensaba que sirvieran para estas cosas." Murmuraba mientras caminaba en busca de su escritorio, eludiendo varios libros de camino, algunos que daba la sensación si se descuidaba que llegarían a sus rodillas.

"¿Han tenido algún problema? ¿Son todas las runas?"

¡¿Para qué sirven?!

Tal vez debería a ver preguntado, pero no; no lo iba a hacer. Yo no quería saberlo, que eran; que me podían hacer, nunca quería mirarlas, pensarlas o intentar sentir lo que me hacían; era suficiente con recordar la forma en que me las hicieron, suficiente para mí con eso; por mucho que me enfriara.

Cuando siento su pregunta, yo estoy buscando un lugar donde sentarme; y es que lo necesitaba, mi cuerpo de muñeca lo necesitaba. Estaba ardiendo, me sentía a mi misma pulsar con cada golpe en mi pecho y mareada, creo que sobre todo estaba mareada, como si pensar todo eso realmente me fuese a llenar de arcadas.

Yo... No sé, no se pero no me gusto estar ahí; respondo desde ahí, mirando mas a la profesora que me había acompañado como mi cómplice que al pequeño hombre; ahí, con esos ojos que dejaba estupefactos desde que había entrado en la sala.

—Son todas, profesor Flitwick —respondo—. En el orden en el que aparecen en la espalda de Niniel…

Nunca había estudiado Runas, no las entendía, mucho menos sabía leerlas. No entendía lo que decían, pero la curiosidad me carcomía del todo. Así que, oyendo apenas las palabras de Niniel, me acerco un poco más al pequeño profesor y hago la pregunta que mis labios están conteniendo desde que empecé a copiarlas.

—¿Para qué sirven? —pregunto—. ¿Por qué pintarlas… en su espalda?

// Narración: Prof. Flitwick

"En si, en esta disposición no sirven para nada. Ni siquiera está terminado todo el recorrido y no tiene cierres las frases, aunque no creo que sea un tema que deseen discutir en este momento." El hombrecito bonachón sonrió indicando un juego de té escondido entre más libros por si querían quedarse a tomar algo, aunque la mirada que le dirigió a Susan claramente significaba que no podía hablar con Niniel presente.

Estaba sentada aun sin hacer mucho, pero igual descubro el juego de te señalado por el hombrecito; sintiendo como la profesora se acercaba a él para decirle algo.... Yo no sé si quiere que yo no escuche, pero de todos modos me paro, en silencio; caminando con pasos que tratan de no ser notados hacia los libros y las tasas, poniendo las palmas de mis dos manos sobre una; para después darme cuenta de que así no servía, despegando una para tomar la jarra con él te caliente y verterlo ahí dentro de esta.

Yo me sentía extraña, había pasado de sentirlo todo a no sentir nada; como si al a ver acabado, todo hubiese bajado por mi hasta irse a través mis pies y no; me insistía a mí misma en que era mejor no saber, al menos no ahora; y es que ya apretaba demasiado.... todo, todo lo demás.

Pensar en cómo tratar el juego de te era algo mejor ahora, algo simple incluso para una muñeca y que además me recordaba a ella, la mujer de cabello blanco donde me habían enviado para que estuviese mejor; aunque no sé si eso era cierto, pues le había llorado, con una tasa con esta en mis manos; pero solo para después seguir haciéndolo.

—¿Puede decirme... después? —le pregunto a Flitwick en voz muy baja cuando veo a Niniel alejarse y luego me doy cuenta de que se acerca al juego de té que señaló el profesor momentos antes.

Me acerco hacia ella quitando la preocupación que tiñe mi rostro, pues el hecho de que delante de Niniel no quiera decírmelo no augura nada bueno.

—¿Quieres tomar té? —le prgeunto a la chica. Lo mejor sería llevarla y volver después o dejarla marchar sola, pues cuando fuimos simplemente no parecía muy contenta con ese asunto.

//Narración: Prof. Flitwick

El pequeño hombre asintió a Susan Bones, caminando para subirse a un par de libros con el objetivo de alcanzar su escritorio y poder servir el té para las dos chicas.

Si, se siente mejor con él te; aunque... ¿Podre volver a mi lugar? Acabo pregunto a la profesora, ofreciéndole la tasa que tenía en mi mano con esta para después tomar otra y comenzar a verter el té en ella para el hombrecito que escuchaba subir por los libros. Creo que mi pequeño corazón de muñeca seguía latiendo con más fuerza de la que debería, siendo como un trazo de todo lo que me había dolido antes aquí; y es que después de todo era así como estaba siempre, con todo doliéndome; y es que después de todo ese tiempo allá como no iba estar así, resentida por dentro como si las heridas aun estuviesen sensibles, doliendo por cada paso o respiración que hacía.

Creo… que ya no me quieren mas aquí. No sabía si decir eso me hacía más triste o no, pero lo había percibido; y es que por un lado yo no quería estar mas aquí; pero tampoco quería sentir que me tiraban como tantas veces habían hecho allá, cuando era como luchar para no olvidar en la nada, lo que era hablar, estar con otro que no daña o saber cómo decir...

—No es necesario que sirvas el té, Niniel...

Tomó la taza y me la acercó a la nariz, apreciando los vapores que subían hasta mi nariz y la excelente calidad que aquel té denotaba sólo por su olor. Flitwick se acerca y realmente quiero saber que demonios pasa con las runas de Niniel.

—Si quieres puedes volver a los dormitorios de Hufflepuff —le digo.

En una parte, es para que se sienta más cómoda y mejor. Vi toda su tensión y hasta ese momento empieza a relajarse un poco, realmente. Le sonrío, esperando que me devuelva la sonrisa... algún día, porque por lo que acabamos de pasar, dudo que sea en este momento.

—Si es que eso te hace sentir más cómoda, claro. Prometo llevarte a conocer Hogsmeade un día de estos.

Esta bien, esta..., volverá su lugar....

Dejo la otra tasa que había servido en la mesa, mirando en silencio a aquel profesor cuando llega; abatida, apenas pudiendo  ser consciente de mis pensamientos; pero entumida, con mi cuerpo pesando como si de pronto lo sintiera demasiado; cubierto por mis ropas o tirado por el peso de mis propios brazos. Yo me alejo sin decir nada mas, mi corazón me hace mirarme el pecho; doy uno, otro y otro... paso hacia atrás sin mirar, no quiero mirar o notarme para que no decidan otra cosa para esta y me lleven; me siento llevada por lo que me hiso hablar la profesora al final aun; pero quiero poder ir, yo quiero poder ir....

.......

El me deja ahí, mi cuerpo pide contorsionarse pero no puedo; mi espalda deja de doler como si me quemaran la piel pero aun me raspa, eso no se me pasa y él me deja ahí; no sé como escucho sus pasos agrios alejarse mientras apenas puedo respirar, con mis brazos y piernas tirando hacia el suelo aplastada a la mesa. Intento no respirar, me aprieta en el pecho cuando lo hago, no aguanto; logro levantar mi frente para tomar aire, me golpeo al volver, me raspa, me duele, me ahoga pero no pasa….. Logro respirar suave para que no apriete, logro respirar suave para que no apriete....

Los pasos vuelven, mi cuerpo gime en mi garganta; algo tira mi muñeca, la cuerda me raspa; me aprieta mas por un instante para después quedar caída; y de ahí sigue, mi tobillo y el otro. Puedo respirar, puedo inflar mi pecho sin que me apriete pero me tiran, me tiran de la otra muñeca; no veo, mi rodilla golpea lo duro y mi codo; no me muevo pero igual me tira de la cuerda una vez más, me hace pararme para no ser arrastrada y seguirlo; sin poder pensar ya, apenas siendo consciente de la cuerda, de la obscuridad; de donde me deja de nuevo con las otras....

.......

Apenas camino, estaba apretada ahí de nuevo; como me dejaban después cuando llego a una ventana en el pasillo, poniéndome en su borde para mirar afuera y poder respirar, para intentar respirar; con mi rostro lleno de lágrimas y mis brazos apenas sosteniéndome al marco. Y es que ahogaba tanto, había ahogado tanto eso o lo que sentía cuando me palpaban para después entrar dentro de mi; y es que no, yo no sé, no sé porque... ¿Porque estuvo bien que me tuvieran así? ¿Porque no pude estar con alguien que solo estuviera ahí como aquel de la sala de recuerdos? ¿Porque tuve que estar ahí sin poder respirar?....

Y es que esta locura es cruel,
tengo miedo, tengo miedo solo al pensar de que seguirá,
de que no sobreviviré al final.

Off:

//Narración: Prof. Filius Flitwick

El profesor esperó a que se retirara la joven Lemuri antes de girarse a Susan, tratando de acomodarse sobre sus libros en la silla y con un movimiento de la mano comenzar a servir té para ambos.

"Las marcas son marcas de propiedad. Algunas con cualidades. Incluso tienes un arreglo de marcas que la hacen... suceptible a sugerencias, dudo que alguna vez pueda estar del todo bien con eso en el cuerpo." Admitió pensativo mientras observaba el trozo de pergamino que le había dado y trataba de dar orden a las marcas para poder entender exactamente el mensaje.

Me esperaba algo oscuro, pero no así. No en ese nivel. Las marcas de propiedad se suelen poner en objetos muy valiosos para que puedan ser rastreados, no en personas. Esas marcas implican que la pueden rastrear, si es que sus secuestradores originales siguen vivos y saben como hacerlo.

Suspiré.

—Supongo que será complicado que se recupere en su totalidad, ¿no? —Ni siquiera espero la respuesta, porque sé que será un milagro que Niniel se recupere del todo—. Bueno, realmente, sólo nos queda esperar lo mejor. Algún especialista en Runas podría verla, claro, pero no conozco a ninguno...

Suspiré y entonces se me ocurrió ver el reloj de la pared.

—¡Merlín! Se me hizo tardísimo, se suponía que había quedado de ayudar a Madame Pince a clasificar una tanda de libros nuevos que llegó está mañana directo de Flourish & Blotts. ¿No le importa que vuelva más tarde o mañana?

Dejo el té sobre la mesa antes de salir corriendo.