Forever is longer than expected... [Lynnea Gammel]

Una botella del mejor hidromiel de Las Tres Escobas, una caja de ranas de chocolates y otra de pasteles de calabaza. Armado como estaba, dirigió sus pasos al castillo para pasar la última noche del año con la mujer que había aceptado darle una oportunidad, que lo hacía querer ser un mejor hombre de lo que en verdad creía ser.

Iba distraído, con su mejor sonrisa cargada de ansiedad y nervios, mientras atravesaba aquellos pasillos solitarios, escuchando las risas que provenían de los habitantes de los cuadros, ya ebrios desde hacía un par de horas. Se cruzó con algún que otro fantasma, y esquivó el intento de Peeves de cubrirlo de tinta, sin que nada pareciera ponerlo de mal humor. No era como hubiera esperado pasar el fin de año hacía seis meses atrás. En aquel momento había querido hacer algo especial con Harry y Hermione, recordando como en ese momento él estaba lejos, sin saber como regresar hasta ellos. Ahora, sin embargo, no podía imaginar una noche distinta.

Por eso le tomó por sorpresa encontrar a Odette al otro lado de la habitación, abriéndole la puerta. La mirada turbada de la joven borró al instante la sonrisa del pelirrojo, olvidando lo que tenía en sus manos cuando la niña le franqueó la puerta y se acercó, temeroso, a la cama de dosal. El sonido de la botella al romperse en el suelo, de las cajas que quedaron atravesadas en la entrada del despacho, apenas si llegaron a los oídos de Ron, quien se acercó hasta la cama donde la figura pálida de la profesora de Aritmancia parecía dormir.

-Lynn... Lynnea...- Murmuró, tomando su mano, temiendo...

// Odette Edwards

"Mamá no va a despertar por media hora más... le di una poción para dormir." Aclaró mientras entraba tras él desde el aula al despacho y de este a la habitación. "Creí que te había dado la contraseña... No le dirás a nadie que estoy aquí, ¿no?" Preguntó la chica entre los nervios y algo de desconfianza como si ella también estuviera en un estado vulnerable al estar la semi banshee inconsciente en su cama, girando por la cama para acostarse también, con un brazo sobre el pecho de la mujer de cabello plateado, dejándolo que tomara la mano de esta sin hacer escándalo.

"Sus riñones estuvieron a punto de colapsar, pudo avisar a tiempo y tomar una poción para mantenerse hasta que pudiera venir y traer a Pomfrey. Yo solo me quedo hasta que despierte. Tu... ¿Te quedarás?" Preguntó indecisa sobre si preguntarle pero haciéndolo para saber si debería preocuparse. Aun desde allí en la cama lo seguía mirando como un desafío, como si aun tuviera algo que demostrarle pero no supiera como juzgarlo aun. Quizá era esto... aun nunca había visto a Lynnea en su estado más vulnerable, tenía miedo de lo que diría si supiera o dijera algo, la mujer podía salir herida.

"Está bien por ahora, y estará bien cuando despierte... solo hay que asegurarse que tome esa poción todos los días." Indicó la mesa de luz donde como siempre todo un juego de pociones adornaba el espacio hasta casi hacerlo desaparecer, ahora había una poción más.

El pelirrojo se obligó a mirar a la niña que le hablaba, a la vez que una gran cantidad de sentimientos se agolpaban en su mente. Desde Halloween los días con Lynnea habían sido increibles. Despertaba casi todos los días a su lado, excepto aquellas noches que pasaba rondando el castillo, alerta, en busca del infiltrado que había destrozado la vida de la profesora. Aún cuando la veía a ciertas horas tomar una gota de esto o aquello, la manera tan relajada de hacerlo, y sus propias bromas al respecto les hacía olvidar que una fuerza mayor a ellos les estaba robando gota a gota el tiempo que les quedaba juntos. Y ahora... Era demasiado real, simplemente demasiado real.

-No diré nada.- Murmuró para tranquilizar a la niña, mientras la veía abrazarse con cuidado a su madre. Tragó fuerte al saber lo que había ocurrido, y que él no había estado allí en ese momento. Si Lynn no se hubiera dado cuenta a tiempo, si no hubiera tenido la poción a la mano, si Odett no hubiera llegado...

¿Habría encontrado muerta a Lynn? La simple idea lo hizo palidecer. -Me quedaré aquí. No iré a ninguna parte...- Miró hacia la mesa llena de botellinas, sus ojos fijos en el nuevo vial de cristal. -¿Cada cuanto debe tomarla? ¿Y las otras? ¿Tiene... un itinerario? Merlín...- Murmuró, perdido, pero al mismo tiempo decidido a no moverse de allí.

// Odette Edwards

Alzó la vista aun desconfiada antes de posar los ojos de regreso en la mesa de luz y nuevamente en el reloj, mordiendose los labios en un gesto más característico de Lynnea que de la niña Odette cuando se ponía nerviosa.

"Mi tío no sabe que estoy aquí..." Eso significaba que debería regresar con urgencia sin lugar a dudas y no podría quedarse tanto como quería, pero al menos se quedaría para explicarle las pociones para que supiera que hacer en caso de emergencia. "La de los riñones es una cucharada antes del desayuno, almuerzo y cena. Si siente molestias son dos gotas nada más. La del hígado es solo a la mañana después del desayuno. Tiene una cardíaca que es solo una gota los miércoles y sábados antes de dormir, es para estabilizar la presión. La de los pulmones es solo si siente molestias. La naranja en realidad es un estabilizador, en caso de emergencia debe tenerla a mano, deja el cuerpo en éxtasis para tener tiempo de que llegue ayuda." Explicó indicando cada una de ellas desde su lugar en la cama para que él supiera.

"De todas formas están etiquetadas, así que no te preocupes por recordarlas todas..." Admitió mientras miraba el gran espejo de pie en la habitación que no parecía reflejarla sino que mostrar una habitación completamente diferente y nuevamente el reloj.

"¿Seguro que te quedas? Yo... creo que debo irme antes de que mi tío se entere que salí sin permiso y no le avisé."

Asintió a las palabras nerviosas de la chica, antes de escuchar las instrucciones de las medicinas. Ya cuando comenzó a ennumerar la segunda se había olvidado de la primera. Iba a tener que anotarlo todo, o no podría recordarlo. Por suerte, la chica le dijo que no hacía falta, sólo debía leer las botellas.

-Riñones, hígado, corazón, pulmones... Entendido.- Terminó por decir, volviendo a mirar las botellas, aunque se aseguraría de revisarlas nuevamente varias veces apenas tuviera oportunidad. Quizás no fuera el mejor para estudiar, pero podía recordar las cosas que le importaban, o al menos si eran dichas por alguien que le importara...

-Me quedaré. Es una promesa.- Dijo, con una seriedad muy poco usual en él, sus ojos claros con un brillo parecido al fuego. -A ti, y a ella.- Posó su mirada en el rostro dormido de Lynnea, y sintió el estómago encogerse. Su cuerpo estaba fallando de forma irremediable; toda ella era demasiado frágil... Incluso si lograba dar con el hijo de perra que había abusado de ella, no podría salvarla. No, no, tenía que haber una manera, tenía que haberla...

La joven chica lo miró un instante, asintiendo aunque mirándolo con desconfianza antes de caminar al espejo de pie, un espejo de fáciles dos metros de alto aunque apenas cuarenta de ancho, y sacar su varita, tocando una serie de runas en un orden específico a través del marco hasta que el vidrio que recubría el espejo se volvió acuoso y la imagen cambiando para verse otra habitación al otro lado, rápidamente Odette cruzando antes de que la imagen del otro lado desapareciera y la habitación volviera a la normalidad salvo por la pálida figura que aun permanecía inmóvil entre las sábanas.

El movimiento o quizá la falta de la presencia de Oddie hizo sin embargo que los ojos de pálida plata se abrieran levemente y buscara con la mirada, su mano fría, pálida y sudorosa moviéndose apenas, amenazando con hacer algún gesto solo para volver a descansar sobre la sábana que le cubría antes de seguir buscando con los ojos aun algo desorientada, los labios se le sentían resecos y partidos, probablemente se los había mordido a la espera de ayuda, pero no había como asegurar nada en este instante.

Solo quería un poco de paz, paz en su mente y en su cuerpo que parecía constantemente batallar contra si mismo.