Reencuentro (Hermione)

La lechuza de Draco llegó hasta la ventana del cuarto de Hermione y esperó pacientemente revoloteando hasta verla para empezar a rascar el vidrio. Le entregó el siguiente mensaje a la Gryffindor:
"Ven al invernadero durante la cena, hay mucho que hablar y mucho más que explicar. No he dejado de pensar en ti. D.M.".

Había estado fuera tal vez más tiempo del que había planeado, la salud de mi padre empeoraba día a día, hora tras hora. Una parte de mí, la más consciente, anhelaba que se recuperara; la otra, la más escondida, deseaba en secreto su muerte, porque, vamos, al menos recuperaría algo de su dignidad, esa dignidad que el Señor Oscuro se había encargado de robarle a él y a nosotros con cada minuto de su asquerosa presencia en nuestras vidas.
Hasta había pensado en poner fin a su sufrimiento yo mismo, pero era una idea loca que provenía de una mente aún más loca. Sabía que no estaba en mis cabales últimamente.
Entre los delirios de Lucius y la devastación completa que experimentaba mi pobre madre mi estadía en esa casa, que ya de por sí odiaba por ser el punto neurálgico de mis peores recuerdos, se tornó una espiral descendente de la que no veía la hora de salir.
Casi no pude creer cuando mis pasos se alejaron de ella y se dirigieron nuevamente para Hogwarts, hacia Hogwarts y hacia Hermione, que no había abandonado mi mente ni por un segundo. No después de lo que experimentamos juntos. Necesitaba saber si era real... Pero claro que era real, ella no era una persona falsa, era transparente como el cristal y sus emociones eran casi tangibles, con esa fuerza y esa intensidad que solo ella podía darle. La había conocido como enemiga y como enemiga había empezado a amarla.
¿Escucharía mis explicaciones o ya estaba convencida de que la había usado, como ella temía en un principio, y era irrecuperable? ¿y si había vuelto con la comadreja? Ojalá que no, no quería tener que moler a golpes a Weasley por tocar lo que ahora es mío.
Me apoyé contra una mesa de mármol que tenía macetas con todo tipo de aromáticas y algunos especímenes curiosos, estaba destemplado aquí pero al menos no tan helado como fuera. La esperé ansioso, mientras veía los copos de nieve caer cansinamente a través de los vidrios levemente empañados del invernadero.
-Apúrate Granger -dejé escapar.

La caída por la madriguera fue lenta...

Primero una charla donde admitía su culpa ante Dennis, esa culpa que la había estado consumiendo, una culpa que corría por sus venas y la enceguecía dejándola a merced de cualquiera que deseara manipularla. Se había estado consumiendo y eso se había notado en su cuerpo, en ese cuerpo tan frágil que tantas veces se había preguntado como alguien podría llegar a desear, especialmente tras las cicatrices de la guerra.

Luego caminó por el pasillo oscuro donde había visto a la llamada Reina. Y eso la confundió. Fue tal eso que no podía relacionarlo, ¿como podía ser ella la Reina?

El adiestramiento que le siguió fue aun más confuso, Harry y Ron encontrándola en Grimmauld desmayada por el alcohol cuando trataba de conseguir algo de cordura y solo había conseguido un pendiente de serpiente, un baño largo y una resaca de varios días... además de perder la varita, perder la cordura, perderse a si misma y conseguir tener que drenar la maldición de su brazo todos los santos días porque aun no encontraba una solución, ya no ardía como antes ni corrompía tanto su sangre como al principio, pero no podía, no entendía, ¿por que no sabía? ¿Por que no encontraba la solución?

Y mientras más pensaba, la soledad le había hecho alguien desconfiada y retraída en el último tiempo, prefiriendo rodearse de serpientes ante el abandono de uno de sus amigos y la insistencia del otro de ‘cuidarla’ al punto que le había robado su varita que solía pertenecer a Bellatrix Lestrange y le había traído una varita que apenas y si funcionaba con ella.

Había despertado con el cansancio evidente de quien no conciliaba el sueño. Desde que se escapó de Grimmauld Place para hablar con Dennis no había podido conciliar el sueño. El tratamiento estaba en la mesa de luz, era muy diferente a las que le había mostrado de las damas enmascaradas. El de ella era simplemente para evitar el avance de la maldición por su cuerpo afortunadamente. La primera vez que había visto lo que hacía se había sentido aterrada. Con el tiempo la apatía le había ganado y finalmente había caído en una tediosa rutina, prácticamente pasando por Hogwarts por alguna clase pero prefiriendo encerrarse en la biblioteca cada vez que pudiera más que a las prácticas.

Esa mañana desde que abrió los ojos, había sido diferente, viendo la poción verde a su lado, tragando el contenido aun antes de sentarse, los ojos cambiando por un instante antes de caer de regreso en su tranquilo castaño chocolate, dejándose arrastrar por el sonido del vidrio siendo rasgado solo para notar que estaba una lechuza en la ventana de su habitación en la vieja casa de sus padres, donde solo le quedaba una semana antes de tener que abandonarla también.

Se paró como un felino perezoso y cual fue su curiosidad al notar el sello del pergamino que traía el ave entre sus patas. Malfoy... pero no cualquier Malfoy. Draco Malfoy.

Tomó el pergamino con manos temblorosas. Tantas cosas habían pasado, pero él... la había dejado a merced de sus propios pensamientos, era demasiado injusto, tan injusto, esto no era lo que quería, cuando dijo que le daría una oportunidad había sido sincera y al final acabó huyendo en cuanto Astoria le había recordado que estaba comprometido con ella.

Había estado dispuesta a ser abierta sobre su relación con él sin importar lo que dijeran Harry y Ron, y al final había acabado sola y haciendo el ridículo con sus amigos, partido el corazón de Ronald, se había acostado con su prometida en un intento de borrar su recuerdo y había acabado como una estúpida.

Y lo peor es que aun seguía deseando del veneno de Draco Malfoy, porque por alguna razón solo con probar no bastaba. Pero estaba tan enojada y herida que no sabía si quería asistir...

Pero se le hizo inevitable, como un masoquista caminando al calabozo, sabía que no era algo bueno pero deseaba ir, deseaba encontrarlo y pedirle como le pidió a Dennis: Mienteme.

Ese día casi no pudo hacer nada. No leyó, no fue al colegio, no hizo nada, solo... esperó los minutos y las horas que pasaban con mortal lentitud hasta enloquecerla, aun sin almorzar o desayunar, descendiendo por la escalera tras vestirse para ir a Hogwarts, ignorando su entorno, incluso a la novia de Ron que le quería decir algo sobre no asistir a clase y salió allí, al exterior, el frío de Diciembre golpeando su rostro en el momento que dio los primeros pasos, tan diferente al interior del invernadero.

"Draco Malfoy..." La voz por una vez sonó como la vieja Hermione, allí estaba, con el largo cabello alborotado por el viento y el abrigo que con varias capas de ropa cubría su cuerpo. Aun no nevaba pero pronto lo haría, se podía sentir en el aire. No sabía lo que quería, pero ya estaba aquí y no habría escapatoria de este enfrentamiento.

Sabía que todo el mundo estaría en el Gran Comedor cenando, por lo que en cuanto escuché la puerta del invernadero el corazón me empezó a latir descontroladamentey la respiración se me aceleró sin siquiera proponérmelo. Me alejé de la mesa y me detuve en pie, a mitad del pasillo, entre las sombras.
Un estremecimiento me recorrió al oír mi nombre en sus labios, la observé en la semipenumbra, su silueta apenas disimulada por el pesado abrigo, su cabello agitado por el viento, parecía una ninfa.
Me armé de valor, apreté los puños y luego abrí las manos para volver a relajarme. "Al diablo, basta de dar vueltas" me dije y crucé la distancia entre nosotros hasta que las facciones de su dulce rostro se me hicieron inconfundibles, tan inconfundibles como su voz -Hermione -susurré, el gris acero de mi mirada clavándose en la suya. Sí, tenía razón en tener esa cara de enojo o de reproche, no sabía bien de qué era, quizás de los dos. -Gracias por venir -mi voz era apenas un suspiro, mi impulsividad me empujaba a tomarle la mano, besarla, abrazarla. No sabía si era lo correcto, si me rechazaría. Sí, de seguro me abofetearía.
Finalmente, solo atiné a alzar la mano y tocarle un costado del rostro, luego mis dedos se dispersaron por un mechón de cabello para morir por último en su hombro y volver junto a mi cuerpo -Siento no haberte avisado de mi ausencia, las cosas en mi casa se complicaron... bastante.-musité en un intento (pobre) de justificarme -Solo quería que supieras que, como te dije en el mensaje, no hubo un día en que no pensara en ti y en lo que pasó entre nosotros.

Quería ser dura... quería ser tan dura como la habían hecho a ella, reclamarle por abandonarla, por dejarla en manos de los demonios que caminaban los pasillos de Hogwarts y no se habían detenido a preguntarle si estaba lista para este viaje que había emprendido sin él, sin Harry y sin Ron. ¿Estaba dispuesta a perdonar solo con un ‘Siento no haberte avisado’?

"¡¿En que estabas pensando?!" Le recriminó pero no se apartó de su mano, no podría hacerlo, al menos ya no sería capaz de simplemente dar la espalda y hacer como si nada hubiera pasado. Había pasado, había decidido entregarse a este completo imbécil sanguijuela... ¡Argh! Y encima regresaba, regresaba a él porque lo deseaba, porque SENTIA algo y no podía explicarse como sucedió ESO. ¡¿Como podía haber caído así?!

¿Acaso es que él sentía lo mismo? Una parte lógica le dijo que era posible, después de todo, él era una persona privada, no la mandaría a llamar solo porque no le interesara, le importaba en un nivel u otro, lo hacía pero eso no quería decir que ella estuviera lista para admitir que lo quería así... que había estado a punto de enfrentar a sus amigos.

Luego los tuvo que enfrentar de todas formas, pero de otra forma y por su propia culpa. ¿Que era lo que deseaba? ¿Por que esa caricia nuevamente se sintió como si recuperara la vida? ¿Como si hubiera recuperado algo importante?

"¿Por que no me dijiste nada? ¿Ni una lechuza? Creí... que habíamos superado esa etapa de ‘me da miedo hablarte’. Me besaste, nos... encontramos en el baño y luego te dije que te iba a dar una oportunidad y desapareces del mapa. ¿Acaso es verdad siquiera la mitad de lo que me has dicho o realmente debo comenzar a considerarme la puta de Slytherin, esperando que le hayas dicho algo a alguien?" Estaba siendo injusta, ella lo sabía, probablemente él supiera que ella lo sabía y el pensamiento no le dejaría descansar en otra noche de insomnio.

-No pude mandarte una lechuza, me fue imposible -Imposible porque si mi padre lo averiguaba, o mi madre, Merlín no quería saberlo... Estaba dispuesto a enfrentar las cosas, pero un paso a la vez. Sus palabras me enardecieron ¿la puta de Slytherin? ¿Había estado con alguien más? Mi semblante cambió totalmente, me debatía entre un dolor insoportable y la más profunda ira, pero luego aclara que sería porque...¿porque yo le he dicho a alguien? -Me ofendes Granger -digo entre dientes, tenso por la sola idea de que me considere tan ruin, nunca sería tan desconsiderado, por lo menos con ella. Apenas me puedo reponer de la miseria en la que me sumergió con solo pensar que estuvo con alguien más y eso me pone furioso. ¿Cuándo pasé a depender tanto de ella? Me tomo el puente de la nariz y luego me paso las manos por el cabello. -Hermione -la llamo por su nombre, tratando de calmarme. -Yo no podría ensuciarte, no ahora -expliqué -Quizás, en otro momento de mi vida, hubiera disfrutado humillándote, pero ahora... ¡Por Merlín! Estuvimos juntos -trato de llamarla a la razón. Veo que no me estoy explicando bien y maldigo por dentro ser tan bueno para denigrar pero tan malo para expresar lo que realmente me pasa -Tú eres importante para mí -digo, las palabras parecen atragantárseme.
La miro detenidamente, tan indefensa, tan insegura, ¿Cómo había caído así? La puta de Slytherin... me daba ganas de abofetearla hasta que recobrar la razón, hasta que recordara la inteligente y poderosa bruja que era, hasta que volviera a creer en ella misma y... en nosotros.
Pero, ¿y si no me daba otra oportunidad? Tenía que sentir sus labios de nuevo, una última vez. La tomé de la cintura y la aproximé contra mí bruscamente, la besé intensamente, hundiéndome en ella como si no hubiera mañana, recorrí con mi lengua sus dientes y la estreché aún más, posesivo, mientras colocaba mi otra mano sobre un lado de su rostro. Sí, necesitaba sentir ese sabor, ese éxtasis otra vez. Por un instante, mientras estaba con ella, todos mis dolores se terminaban, tenía paz y... el deseo por sentirla retornaba más vivo que nunca.

"¡Pues demuéstralo!" Espetó de golpe, su respiración entrecortándose por la cercanía. Tan cerca, tan pegados, estaba furiosa, enojada, con él y consigo misma porque deseaba esto en primer lugar. No estaba lista para aceptar que las cosas eran tan difíciles, no quería aceptarlo.

"¡¿Acaso sabes todo lo que pasó mientras no estabas?!" Todo lo que había sufrido, el miedo, las repentinas traiciones de personas que creía amigos y la loca idea de que estaba con alguien de confianza y no sabía donde mierda había fallado como para acabar fuera del colegio, sin título ni rendir los EXTASIS, corriendo como una estúpida gallina sin cabeza y con el plus de ser un agente de destrucción en manos de un grupo de terroristas organizados que usaban experimentación humana... ¡Yay!

Quería decir más, quería... quería gritarle, patalear, renegar y objetar pero todo se volvió a borrar, ¿como lo hacía? ¡Fue solo un momento! ¡Un segundo! ¡Todo había tenido sentido hacía un instante en el que le iba a decir que se hiciera cargo de sus propios asuntos y solo asistía por respeto a lo que pasó (mentiras... puras y blasfemas mentiras), pero sintió sus labios y era como volver a casa, era pecado, veneno y un deseo que no sabía... no recordaba o no deseaba recordar pero estaba allí, hormigueando en sus brazos.

Morgana sabría que esto era un momento de puro y pecaminoso éxtasis. ¿Sería capaz de resistir a la manzana de la discordia?

A pesar de estar enojada no hizo ningún intento por separarse de mí ni por terminar nuestro beso, que se dilató unos minutos más mientras mis manos recorrían despaciosamente su espalda y se enredaban en su cabello. No quería dejarla ir, no permitiría que se aleje... La necesitaba demasiado, mi vida era miserable sin la simple esperanza de verla, todo lo demás se había derrumbado pero esto nuevo que estaba sucediendo traía algo de luz a mi existencia, por más que ella y yo éramos una sombra de lo que fuimos todavía veía esa Hermione Granger que había aprendido a admirar en el brillo de sus ojos, en ese carácter indomable.
Me separé de ella con reticencia, tal vez ahora correría como un ciervo asustado, pero al ver que permanecía allí mi voz salió lo más suavemente que me fue posible -Lamento no haber estado allí para ti -mi mano sobre el costado de su rostro y mis ojos grises en los suyos color café, sé que si no quiere no me creerá pero ya no sé cómo demostrarle que hablo en serio. Si fuera tan bueno con las palabras como lo soy con los besos...
-Quiero que me cuentes lo que te ha ocurrido -le exigí, si alguien la había lastimado iba a pagarlo caro. Enseguida caí en la cuenta de que debía usar otro tono -Luego si quieres escucharme puedo contarte mi parte -repuse suavizando nuevamente mi voz.

Quería llorar, porque había extrañado esto, realmente quería que lo siguiera haciendo, que se sintiera así por siempre, no tener que desprenderse del todo de Malfoy. Casi le sonaba a pecado el beso, sin embargo, por un momento recordó que todas las cosas se habían mezclado hacía ¿cuanto? ¿dos meses? Las cosas no estaban bien, nunca lo estarían nuevamente. Ella había caído en lo profundo de la madriguera y no había salida.

"Antes que nada, ¿conoces alguna familia apellidada Lightwood?" Soltó de repente, quería saber si era un mortífago o quizá era algo peor...

"Cuando te fuiste las cosas decayeron rápido, empezaron las leyes de criaturas y muchos chicos fueron retirados del colegio... Yo estaba sola." Admitió, tragando pesado, apartándose para apoyarse en la mesa. "Un conocido me ofreció refugio, un lugar en su casa, él era aprendiz de auror... supuse que era buena idea. Tardó 3 días en notar que no había comido, pero mientras no tuvo mejor idea de ‘almorzar’ con Ron y Harry... aunque aun no entiendo como sabía sobre nosotros." Al decir eso se señaló entre ellos para indicar la relación que tuvieron.

"Dijo ser... premio anual el año pasado. Eso es lo que terminó de convencerme de que algo no estaba bien y acabé por escaparme al castillo y de allí a lo de Harry..." Tragó tratando de pensar como decir las cosas sin que suene mal. "¿Si te cuento algo no te enojarás?"

La acompaño hasta la mesa en donde se apoya, mientras me habla la veo tan cansada que se una parte de mí solo desea poder darle algo de solaz, quizás el escucharla la conforte.
-Lightwood? -pregunto para mí mismo -No me suena, pero investigaré por mi parte si te deja más tranquila, ¿Por qué lo preguntas? -inquiero alzando su mentón hacia mí, preocupado por las sombras que oscurecen su rostro y su mirada como un velo permanente -¿Acaso alguien osó hacerte un daño de algún tipo? Solo tienes que decirme su nombre y yo haré que se arrepientan... -digo dominado por una cólera rampante.
Pero mi discurso es cortado cuando escucho que ese aprendiz de auror sabía sobre nosotros ¿y encima se lo decía a cara rajada y a la comadreja? Vaya, debe ser alguien que me odia mucho o a Hermione. -¿Quién es él? -pregunto inspirando y espirando trabajosamente, tratando de calmarme. ¡Mierda! ¿Quién se cree la gente para andar contando detalles privados de otras personas?
Me quedo parado mirándola fijo, pobre Hermione, le ha pasado de todo. ¡Y tenía que ser cuando yo no estuviera ahí para ayudarla! Noto que mi rostro se pone rojo de la indignación -Seguro que Potter y Weasley te han echado la cantinela de la moral, ¿No es cierto? -pregunto mirándola de reojo y de repente tuve miedo ¿Se había arrepentido de nosotros? No, si se hubiera arrepentido no me hubiera echado en cara que la dejé sola. ¡Por Merlín! ¿Tenía que pasarle todo esto cuando yo no estaba ahí para ella?
-Cuéntame lo que quieras, quiero que confíes en mí -dije tomándole una mano, en verdad quería que confiara en mí pero no sabía si estaba preparado para escuchar lo que iba a decirme, algo me decía que no.

No pudo evitar la media sonrisa de ver a Draco, ‘su’ Draco, comportarse como hacía tiempo no lo hacía, de regreso estaba esa seguridad y orgullo, el deseo de amenazar a alguien por tratar de herir a una persona cercana. Era una bocanada de aire fresco que extrañaba y que abrazaba. Discutir con él, pasar tiempo juntos, aunque nadie lo viera como ella era realmente como volver a revivir esos viejos tiempos donde eran chiquillos inconscientes, que buscaban hacer las cosas bien pero cuando se juntaban comenzaban a saltar los fuegos artificiales, parecía que se matarían con la mirada, él arrogante y ella tan sobradora.

Pero eso le hacía bien, aunque nunca lo admitiría, realmente necesitaba eso, que alguien en este mundo desolado que la acuchillaba con nuevas culpas a cada paso fuera real, alguien en quien podría descargar sus culpas, que no temiera recibir daño ni a causarlo, poder absorber el dolor de él a cambio del suyo propio.

No, no estaba segura de que esto fuera perfecto, y si lo fuera suponía que no se sentiría tan real como deseaba, como esa vez en el baño donde todo había sido pasión y deseo, cada movimiento desmedido y había dejado que el fuego de él la consumiera. Pero ahora, había decidido darle un oportunidad, ¿podía hacerlo aún?

Suspiró al verlo a su lado, tomando una mano entre las suyas, atrayendola a su regazo en un gesto pensativo sobre que decir, como detallar lo que pasó, porque hasta para ella todo se sentía confuso, apretando su mano en un intento de aferrarse a lo que no fue entre ellos, pero ¿tenían otra oportunidad? ¿Por que lo deseaba tanto si ella era la que se resistía al principio? Una sonrisa se le dibujó de solo recordar ese momento en que la besó... y salió corriendo como un hurón cobarde tras tratar de consolar sus culpas.

"El colegio me estaba matando, la culpa me estaba matando..." comenzó nuevamente, suponía que le debía aunque sea eso, una larga charla de todo lo que pasó y no un resumen lamentable. "Había hablado con unos amigos, con familiares de las víctimas... y no podía conmigo misma. No lo soportaba, por poco muero cuando tuve que entrar en Hostoria y habían convertido el aula en un bosque o la primer clase de pociones y el profesor era el fantasma del Profesor Snape. Y eso no bastaba... la cicatriz de mi brazo está maldita, seguía usando la varita de... Lestrange." Por un momento estaba tentada a decir ‘Tu Tía’, pero suponía que eso era algo que estaba de más, era como recriminarle y aquí estaba tratando de negarlo.

"La cicatriz es una marca de corrupción, lentamente va envenenando mi sistema, el veneno me está haciendo cada vez más irracional y hacer cosas... que normalmente no haría." Hacía pausas, trataba de ordenar las ideas, de encontrar el como decir las cosas de forma correcta. Pero a veces no sabía como...

"Percival Lightwood al principio me encontró en la Casa de los Gritos, lo conocía del colegio, es de nuestro año, Ravenclaw. Nunca había hablado demasiado con él pero me parecía una persona al menos lógica. Y me ofreció irme con él a vivir lejos del colegio... No podía ir donde Harry, no podía ir donde Ron o donde mis padres, mis padres ni siquiera saben quien soy, así que la oportunidad de ir a otro lugar fue una bocanada de aliento fresco... O eso creía. Tres días allí, me consumió, no sabía que hacer y estaba sola, debí abrir 4 veces al día la cicatriz para drenar la maldición y apenas y si paraba para dormir mientras seguía investigando como detenerla, lo que fuera... Fue cuando me di cuenta lo que Percy me había dicho: Él había sido premio anual... el año que los mortífagos estuvieron al mando."

Apretó los puños pero se detuvo por un instante, necesitaba saber si él comprendía lo que le estaba diciendo. Estaba siendo consumida por una maldición y esa maldición ni siquiera sabía que haría, quizá la volviera loca o quizá acabaría por matarla a la larga... no la entendía en general así que no quería apostar por nada aun.

No pude evitar fruncir el ceño, ¿Por qué había ido a la casa de un extraño? ¿Bajo qué promesas? Una oleada violenta de celos me invadió -Hermione, quiero saber qué pasó allí con lujo de detalles, ¿Acaso ese tal Lightwood te hizo daño? ¿Eso tratas de decirme?- apreté los puños, sabía que tenía que ser paciente, sabía que no debía juzgarla pero las palabras salieron de mi boca sin que pudiera evitarlo -¿Cómo se te ocurre ir a la casa de un extraño? ¿No había nadie más a quien recurrir? ¿Longbotton? ¿Luna?- pregunté pasándome la mano por el cabello... y todo eso había pasado porque yo no había estado allí -Te fallé, Hermione. Yo debería haber estado allí para ti- dije acariciándole el cabello, ¿Por qué todo era tan difícil? -Lo siento, no debí juzgarte, sigue por favor.

Quiso agarrarse la cabeza a si misma y luego a Draco para que entendiera lo que deseaba decir... Lightwood fue un idiota, no dañino, no sabía que pasó pero realmente estaba mejor sin él en su vida, todos estaban mejor sin él en sus vidas en realidad, pero era algo que quedó en el aire y no terminaba de aceptar o comprender.

"No, Lightwood no hizo nada... era más idiota que mal intencionado, tardó 3 días en recordar que estaba hospedada con él y como extra al segundo día parece que mandó carta a Harry y Ron para hablarles sobre lo ‘mal que estaba’ yo... Se reunieron y, Ron y Harry no lo tomaron bien, primero con él, luego... cuando fui al castillo me encontré con Astoria." Admitió tras un momento, frotándose las manos solo para que luego tomaran su falda y se cerraran en puños, arrugando la tela gris y aburrida.

"Neville no aparece, se ha quedado con su abuela, con su edad no me extraña que tenga miedo de perder tiempo valioso a su lado. Y Luna... Luna es ella misma, me ha invitado... nos ha invitado a pasar las vacaciones con ella, pero con el drama que se ha formado a su alrededor y tu no estabas..." suspiró, frotándose el rostro en un intento de no gritar de frustración. Quería realmente gritarle, pero no tenía una verdadera razón para eso.

"Solo, no sé si tienes la culpa, realmente no creo que la tengas, me ha estado carcomiendo todo, estoy tratando de hacer las cosas bien, pero evidentemente no puedo, cada vez que intento... Ron me quitó la varita de Bellatrix, si ayudó no lo noto la verdad, pero aun tengo compulsión por ella."

No era que había perdido inteligencia, pero sus pensamientos se estiraban tratando de alcanzar todos los rincones y logrando poco y nada al final.

Estaba escuchando con atención sus palabras, lástima, hubiera sido bueno tener una excusa para moler a golpes a alguien... Aunque Potter y la comadreja estaban más que calificados. Fue cuando mencionó a Astoria que mi mente quedó en blanco, Astoria: esa piedra en mi zapato.
-¿Hablaste con ella? -pregunté temiendo la respuesta, conociendo a ambas eso habrá sido un pandemonium. Me había ido y todo se había desmadrado, ahora no me quedaba más remedio que tratar de juntar los pedazos de este rompecabezas. Pero mi pregunta quedó en el aire porque otros puntos álgidos aparecieron, Luna, mi amiga Luna, al parecer había desarrollado una afición a meterse en problemas con más frecuencia que la normal, otra nota mental: hablar con ella.
Cuando mencionó a mi tía di un respingo, todavía su nombre me causaba ira y amargura. Alcé la mano de Hermione que todavía tenía tomada entre las mías y le di un suave apretón -Tenemos que empezar de nuevo, Herm -dije, y la idea cruzó por mi mente como un rayo -Necesitamos dejar el pasado atrás, de a poco, curar nuestras heridas, los recuerdos nos están matando; yo sé... Siento aquí -me señalo el pecho -Que solo tú puedes ayudarme. Espero que sientas lo mismo, porque voy a ayudarte, lo juro, nunca más estarás sola.

Trató de no bufar. ¿Hablar con Astoria Greengrass? Si, habían hablado, solo no recordaba del todo como fue todo. En un momento hablaban, en otro ella le estaba diciendo a Astoria sobre que no tenía grandes pechos como la morena, de repente estaba con la camisa de Astoria y luego tenía a la chica entre sus piernas... ¿O era al revés?

Se llevó la mano libre a la frente tratando de recordar, pero el solo recordar la resaca del día siguiente hacía que le doliera la cabeza.

"Si, se puede decir... si a eso se le llama hablar..." Recordaba haber llegado con aretes opuestos, con la camisa casi sin cerrar y semi-desnuda a Grimmauld Place. Cuando todo falla solo queda pensar lo peor y lo peor era que se hubieran acostado, ¿o no? Quizá hubiera sido peor si no lo hubieran hecho y ella viviera con la idea de que era asexuada e indeseable ya que el único hombre con el que estuvo en su vida se había hecho humo en sus narices aun antes de que pasara nada más de un encuentro a oscuras en un baño.

Lo otro bueno es que al menos tenía seguro que las mujeres no son lo suyo, no le interesan realmente.

Las palabras de él de repente se tornaron serias, era quizá demasiado poético, nunca se había imaginado al ‘Gran Draco Malfoy’ hablar así, aunque una parte de ella en el fondo le decía que debería haberlo imaginado. Era él, siempre fue suave y fuertemente emocional, cuando se enojaba se notaba, su expresión podía hablar por él y era capaz de guardar rencores por años, ¿que le decía que no era igual en la parte amorosa?

Empezar de nuevo, sonaba tan dulce, ¿realmente podía?

Alzó una mano, pidiendo un momento para poder pensar, enterrando la cabeza en su mano de pronto. Volver a empezar, era todo lo que había querido desde el principio, pero no sabía como hacerlo. Deseaba intentarlo, luchar por esto, porque era una locura, pero una locura que se sentía real, que le había hecho sentir real cuando empezó y ahora.

"Soy Hermione Granger... no sé porque me cuesta tanto analizar las cosas últimamente. Voy a hundirme y será horrible." Admitió con un suspiro, apenas un susurro para si misma, alzando la cabeza para mirarlo, como si quisiera comprender como pasó esto: Dos enemigos convertidos en aliados que acabaron cediendo a sentimientos desconocidos para convertirse en amantes. "Parecemos una novela romántica." Admitió con una media sonrisa divertida ante la idea. Realmente parecían salidos de un libro como Romeo & Juliet, mientras más lo pensaba más gracia le causaba esto.

Lentamente soltó su mano de entre las de él, acariciándole la mejilla, el pulgar recorriendo el pómulo con cuidado pensativa.

"Me escapé del colegio, ahora ni tengo donde ir, Drake... Casi estoy tentada a rogar perdón a MacGonagall y regresar de rodillas." Y ella al igual que él era un ser orgulloso por lo que era decir mucho. "Vendí la casa de mis padres, estoy esperando a ver si logro juntar para comprar algo, pero sin terminar el colegio y aun sin entrar al ministerio estoy en la gran nada de momento. Empezar de cero, ¿Desde donde? Recién estoy enterándome que estoy viva..." Se sentía un poco tonta de tener esperanza de que él le diera la respuesta a su mal, pero esperaba que supiera, que tuviera idea por donde empezar a reconstruir una vida.

Ooh, our freedom is consuming itself
What we've become
Is contrary to what we want
Take a bow


"Parecemos una novela romántica." Qué frase tan endiabladamente Granger.
Creo que giré los ojos, como hacía de niño cuando ella decía algo cursi o solo para pelear. Me reí, algo de razón tenía.
Apoyé mi mano sobre un lado de su rostro, con mi pulgar delinee uno de sus pómulos perfectos, era increíble como ella lograba hacerme querer ser gentil y paciente, algo que el resto del universo siquiera podía esperar y el que alguien pudiera suscitar tales sentimientos y deseos en mí era ya de por sí algo maravilloso para un ser tan dañado como yo.
Una voz interna me decía “Ni se te ocurra” pero parecía ser la única solución posible. -Herm -susurré bajando la mirada a mi mano y su mano, que permanecían unidas -Mi padre está muriendo -solté ya sin poder ocultarlo más -Yo no puedo, no soporto vivir más en esa casa -alcé mis ojos no pudiendo ocultar el brillo nublado de mis pupilas -Por todo lo que representa, por todo lo que viví allí - “Vivimos”, me corregí mentalmente; era duro pasar por las habitaciones y recordar que allí la mujer que amaba había sido torturada.
-Le pediré a mi madre que me rente un apartamento, no viviré todo el tiempo allí ya que mientras duren las clases dormiré aquí -expliqué, -Puedes hacer uso de él en cuanto lo tenga -sugerí, aunque no estaba seguro de que la idea le fuera agradable.
La mano que reposaba en su pómulo voló hacia su cabello, ese cabello largo e indomable, como su dueña, que tanto me gustaba. Hundí mis dedos en su nuca y luego lo recorrí disfrutando de su textura, de su flexibilidad y de ese aroma a frambuesa que despedía; por Merlín Herm, qué shampoo de niña usas pensé sonriéndome.
La verdad es que la necesitaba y cada detalle suyo que mi memoria se esforzaba en retener me hacía arder más por ella. Además, era el único bálsamo que conocía para el dolor y en aquel momento estaba luchando con todas mis fuerzas para no desmoronarme, me sentía como un vaso quebrado cuyos pedazos se mantenían juntos por fuerzas misteriosas.
Cuando mi mano llegó a la punta de su cabello bajó hasta posarse en su espalda y la acerqué a mí todavía más, posesivamente. No pude evitar que mis labios se encontraran con los suyos fugazmente primero, luego más intensamente. Mientras más los probaba peor era.

Locura, era la única forma que podría definir esto, era la única forma que podría pensarlo realmente, en primer lugar. En cuestión de meses pasaron de enemigos a amantes, de amantes a desconocidos, y de desconocidos a... ¿Cual sería la definición de ‘vivimos en la misma casa’? Casi es como un compromiso formal y eso le hacía sentir levemente incómoda.

"La última vez que acepté un ‘puedes venir conmigo’ acabé en casa de un posible mortífago y un poco peor que como empecé." Respondió en broma, aunque estaba diciendo la verdad... la última vez fue Percy Lightwood, pero sabía que no sería igual. Podría discutir con Draco, podrían gritarse, maldecirse e incluso llegar a tener un duelo con él y aun así, estaba segura de cierto hecho: Draco Malfoy por todo lo que era podría encontrar cada paso de ella con uno propio, no era alguien que se asustaría con su inteligencia o que quebraría ante presión cuando las cosas se vieran mal, o quizá esa era una esperanza que tenía ella después de todo lo que habían pasado.

"¿Sabes que quizá sea un compromiso muy grande lo que me propones?" Murmuró, su cabeza lentamente moviéndose con la mano de él, buscando el tacto... él era frío, siempre le pareció que sería una piel fría la suya, quizá por lo blanco y en parte era cierto... lo que nunca esperó es que le agradara esa sensación cuando su piel ardía entre tantas capas de ropa para retener el calor de su cuerpo. Pero calor fue lo que menos necesitó en el momento que sus labios se encontraron la primera vez, suave, paciente, el primer encuentro fue un roce, como promesa perdida, pero necesitaba más, sabía que no era solo ella, era una necesidad...

No sabía si era sano que las relaciones nacieran de la necesidad, pero ella lo necesitaba por alguna razón, abriéndose a él, inclinándose un poco más, los brazos rodeándolo, esa misma posesión que sentía de él reflejándose. Era raro, insistía, muy raro... pero el hecho que Draco fuera suyo la exaltaba y quizá, la encandilaba al mismo tiempo.

Nos separamos del beso y me tomé unos segundos para responderle. Otra vez rolé mis ojos ante su ingenuidad, era encantadora y peligrosa, como una bella montaña que de pronto se convertía en un volcán.
-Bueno, si dices que sí esta vez acabarás en la casa de un ex-mortífago, no digo que sea peor que lo anterior... vas subiendo en la escala Granger -repuse irónico sonriendo de lado; era la primera vez que hacía una broma de ese tipo, una broma sobre esa época de nuestras vidas que parecía lejana, un mal sueño cuando estaba con ella, pero que sin embargo era brutalmente cercana en tiempo y memoria.
Bajé los ojos a sus manos -No te creas que te estoy proponiendo matrimonio, Herm -dije para restarle la importancia que ella le estaba dando, necesitaba que calmara su ansiedad y que no sacara conclusiones apresuradas, además el solo mencionarlo, aunque fuera para decir que no lo hacía, me ponía nervioso -O por lo menos no me lo figuré como tú lo estás exponiendo -volví a mirarla y me llevé la mano al mentón, soltando las suyas. La verdad es que no quería porque todavía, todavía tenía miedo de que saliera corriendo de mí como el cervatillo asustadizo que parecía a veces -Como te dije, seguiré viviendo aquí en mi habitación del Colegio e iré al apartamento a lo sumo una vez por semana -me encogí de hombros -Es lo que puedo ofrecerte por ahora, pero tampoco quiero que estés incómoda o que sientas que me debes algo, te lo ofrezco porque quiero -me meto las manos en el bolsillo -O podría acompañarte a hablar con MacGonagall, no se me ocurre más nada -apostillé rascándome la cabeza.
La verdad es que tenía unas ganas insoportables de estar con ella -¿Quieres pasar por mi habitación a tomar algo? Te necesito... Necesito sentirte -deslicé pasándole un mechón de cabello castaño rojizo por detrás de la oreja y acercando mis labios a su oído.

"Actualmente no estaba pensando en matrimonio, pero si que me estabas pidiendo que viviéramos juntos." Mencionó tirando atrás la cabeza al sentir las manos en su cabello, un poco perdida en su mente pero disfrutando de esta intimidad que compartían, extrañaba esto, extrañaba esa tranquilidad que apenas habían podido compartir. "Los muggles no siempre piensan en casarse, ¿sabes?" Mencionó con una leve sonrisa, buscando picarlo un poco, solo, quizá, una pequeña, diminuta venganza por dejarla sola durante tanto tiempo cuando recién comenzaba esta extraña relación. "Muchos eligen no hacerlo o hacerlo cuando tienen hijos para que tengan la protección legal de ambos. No estoy de cacería por papeles legales, aparte... ¿Hermione Malfoy? ¿En serio?" Bromeó tratando de no caer en el deseo impreso de su cuerpo, distrayendo su mente para poder pensar en otras cosas, no pensar en deseos o necesidades.

Lo cierto es que no sonaba tan mal... pero no era de las personas que saltaban al matrimonio ante la idea de este. Necesitaba pensarlo, recién comenzaba todo, ¿que le decía que esto realmente funcionaría? Para saberlo solo el tiempo lo sabría, necesitaba pruebas, aunque...

Estaba hablando de Draco Malfoy, ya todo ERA una locura de por si, por mucho que lo analizara no encontraba ni pies ni cabeza a esta relación salvo por el hecho de que se sentía bien.

"Creo que aceptaré la oferta..." Asintió más segura, recordando por un segundo a la chiquilla de 11 años que había gritado porque Harry no cayera en el juego del chico rubio de Slytherin aunque no consiguió nada, la misma chica que podía responder con plena seguridad en las clases las preguntas de los profesores. Aunque la voz de él...

Se quedó sin aliento, sin poder evitar recordar ese instante en que se había quedado sin aliento, esos instantes que le habían dejado desesperada y ardida al punto de tomar la iniciativa, de reclamar por él, de exigir su atención, como sus labios, sus dedos se habían sentido en sus partes más íntimas, lugares donde nunca había sido tocada y de repente todo parecía arder en su mente.

Tragó y asintió, un sonrojo suave que demostraba su memoria claramente apareciendo en sus mejillas, casi no podía respirar y eso era solo con la idea de estar a solas... en un lugar mucho más cómodo que el frío baño habitado por la fantasma Myrtle.

"Vamos..." No quería sonar a ruego, pero realmente había extrañado su presencia y deseaba un poco de esta en su vida nuevamente. Aunque... no pudo apartarse para moverse, diablos, lo había extrañado, incluso sus modismos egocéntricos y sobradores.