Give me novacaine || Ginevra M. Weasley

-¡ESTÚPIDO PSICÓLOGO! -y un portazo. Pansy Parkinson haciendo escenas en pleno San Mungo donde todo el mundo puede verla. Observo que todo el mundo se me ha quedando mirando con una ceja alzada; algunos me reconocen y no me miran con suspicacia y sorpresa, sino también con abierto desagrado. Respiro hondo y voy a sentarme a un rincón, después de todo aún tengo que esperar a que mi madre salga de allí.

¿A qué inteligente se le ocurrió mandarme con un psicólogo? Pista: no fue mi madre. Ella está convencida de que los trapos sucios se lavan en casa, pero como apoyé a los mortífagos abiertamente (por Draco, ¿qué no hice por él?), como mi padre está preso y es uno... bueno, consideran que lo mejor es mantenerme a raya. No saben lo equivocados que están. Es imposible que alguien adivine qué demonios estoy pensando, puedo fingir y ser la mejor actriz del mundo.

Me quedo sentada mirándome las uñas cuando poco a poco las miradas se dirigen hacia otro lado, se olvidan de qué estoy allí. Algunos aun voltean unas cuantas veces, pero les respondo con la mejor mirada asesina que tengo. Ay, Pansy Parkinson, como tu padre resultó mortífago, según ellos tú también tienes que serlo. Y a la mejor les das gusto... A la mejor. Pero mientras tanto, daría todo por algo que me bajara la furia con la que parezco vivir, un tranquilizante, lo que fuera.

Ya han pasado un par de semanas desde que las vacaciones oficialmente empezaran, aunque para mí nunca hubieran acabado. Mc Gonagall se pasó las últimas dos semanas encerrándome en su despacho, asegurándose de que podía recuperar el tiempo perdido y graduarme en mayo; no es que eso me preocupe exactamente. Por lo que sé Luna es madre, Granger se ha vuelto sexualmente abierta y Neville no piensa volver a Hogwarts. Al menos no vengo a San Mungo por el suicidio de Ronald, no me extrañaría nada que lo hiciera. ¿Quién podría adivinar que lo que a Hermione le excitaba se encontraba en cierta sala común verde?

Aún no había hablado con ella, no sabría muy bien qué decirle, su guerra y la mía fueron totalmente diferentes. Los sucesos nos cambian, ¿habría cambiado también su esencia? Debía poner mi vida en orden y al parecer mamá había decidido que ser su esclava personal era la mejor manera de hacerlo.

Ya había recogido los medicamentos que necesitaba; aproveché para subir y ver a los padres de Neville, están exactamente igual y no sé si eso es bueno o malo. Planta de Psicología, si volvía a aparecer en Corazón de Bruja  como la rompe corazones del héroe me plantearía seriamente el mudarme ahí, los bancos no parecen incómodos del todo. Me senté y opté por ignorar las miradas de las brujas adolescentes.

"Panda de estúpidas, dejad de hechizar vuestros estómagos y clavaros la varita en los ojos; o lo haré yo."

No estaba en mi peor día hasta que me percaté de que la pierna de cierta azabache rozaba la mía.

Taconeo un momento esperando a mi madre, pero no sale. Seguro acaba montándoselo con el psicólogo con tal de que... No, esperen, mi madre ES una persona decente. Ella intentó, de hecho, que yo fuera una persona decente, no lo que acabe siendo. Es extraño cuando lo pienso, que no vengo de una mala familia, sólo me torcí en el camino por las circunstancias. O no vengo de una mala madre, porque mi padre y los mortífagos... ese es otro asunto. Además de que mis conversaciones con el psicólogo con así.

"¿Has ido a visitar a tu padre?"
"No." En realidad sí, pero no le voy a contar qué le dije.
"¿Piensas hablar con él?"
"No."
"Hablar ayuda, ¿sabes?"
"No."

Toda la expresividad del mundo. Taconeo un rato más, ansiosa, necesito algo para quitarme la ansiedad y, aunque los magos no sepan fumar, estoy segura de qué no les parecerá bien que saque uno de los pocos que me quedan de Zabini y acabe fumándomelo. Hasta que alzo la cabeza y me topo con una pelirroja que conozco bien y no es la que destroza la sala común.

-Weasley... -forzo una sonrisa-. La rompe corazones del héroe... -acabo llamándola por el apodo que le han puesto en Corazón de bruja-. La última persona que quiero ver... digo, la penúltima, la última es tu amiga pelo de escoba.