Mirando el retrato de una Señora Gorda || Ginevra Weasley

Ginny está de vuelta desde hace unas semanas, al parecer. Es curioso, no me lo dijo. Lo escuché por casualidad. Tampoco es que la haya visto... Quizás está nivelándose con la profesora Macgonagall antes de poder entrar con el resto.

Con Maddy colgada de mi pecho como un canguro, me paseo al frente del retrato hasta que este comienza a mirarme feo.

"Cariño, a menos que quieras un autógrafo o dar la contraseña, es mejor que te muevas. No puedo pasar todo el día esperando aquí." Dice con voz aflautada. Le sonrío.

-Pero para eso fue pintada, para que esperara. Sino no la hubieran puesto en una silla.- Le respondo. Me mira con el ceño fruncido y un gesto de autosuficiencia, con la nariz un poco alzada.

"Una Ravenclaw, por supuesto. Se creen muy listos, ¿verdad? Adivinando acertijos en vez de intentar recordar las contraseñas, como debería ser..."

Continúa desvariando un rato, y yo la sigo mirando con ojos muy abiertos y sonrisa perdida; bastante divertida por el monólogo, la verdad.

Por fin habían terminado las pruebas, McGonagall se había desfogado conmigo. Con lo fácil que hubiera sido un "este año es imposible Weasley"; pero no, todos insistían en que me graduara ese año. Como si tuviera la cabeza en estos momentos para las clases...

Era temprano, lo suficiente como para que mi estómago empezara a refunfuñar. Me vestí, me recogí el pelo en una cola alta y bajé las escaleras de los dormitorios. Se suponía que Hermione también había regresado pero aún no me había cruzado con ella. ¿Estaría esquivándome?

La Sala Común se encontraba totalmente vacía, ni una sola alma que pudiera apiadarse de mi soledad; aunque en realidad no estaba segura de si era compañía lo que necesitaba a esas horas. Caminé hacia la salida y tiré de la puerta.

-¡Luna! -me avalancé hacia ella justo cuando pude ver otro par de ojos mirándome desde su pecho.

Un escalofrío recorrió mi columna vertebral. Luna siendo madre, ¿el mundo estaba loco? ¡Por Morgana, tan joven! Y... y... tan bonita.  Demasiado bonita. El olor que emanaba su piel despertaba las mismas ansias que el pequeño Ted creaba en mí. Esas ansias que no deberían aparecer en mí hasta dentro de muchísimos años; los suficientes como para encontrar a Potter, matarlo, y enamorarme de nuevo. En realidad el orden de esas tres cosas se podían alterar perfectamente, no había problema alguno.

-¿Esta es?-no pude evitar sonreír bobalicona mientra acercaba mi índice a su mejilla.

Esos sonidos tan adorables que hacía...¡Aquel era el sonido del demonio!

-Es esta.- Respondo al ver y escuchar a Ginny acercarse hasta nosotras. -Se llama Madison Rose. Maddy para los amigos.-

La señora gorda parece furiosa por la interrupción, pero antes que pueda seguir con su discurso de por qué ella era la mejor guardiana de la Torre Gryffindor de todos los tiempos, tomo la mano de Ginny y me voy alejando con ella. El cuadro grita un poco más al darse cuenta que su público la ignora, pero ya no me interesa mucho seguir escuchándola. -Así que volviste. Me hubiera gustado que me escribieras avisando.- No lo digo con reproche, sólo que me ha parecido curioso que no lo hiciera. -¿Que estuviste haciendo antes de volver?-

-Lo cierto es que no tenía pensado volver...-respondí.

Era totalmente cierto, acababa de terminar una guerra, ¡lo que menos quería hacer era regresar a ese castillo! Volver a sentir la impotencia... ¿Cómo se supone que ayudaría desde ahí? Si había tardado tanto en pisar ese suelo de piedra era precisamente porque no quería estar ahí.

-Perdona Luna, no se me ocurrió avisar ni nada.-la miré a los ojos con total sinceridad -Esperaba no tener que venir este año pero todos insistieron en que debía hacerlo. McGonagall se presentó en la Madriguera así que... -me encogí de hombros sin soltar su mano.

-He estado...-suspiré.-...ayudando con todo supongo. Desde que Fred... bueno todo ha estado demasiado movido. Harry ha vuelto a desaparecer, y ahora mi madre se hace cargo de Teddy. -al mencionar a Teddy mis ojos se posaron en Maddy.

Me quedé en silencio observándola. Era extraño, me la había imaginado como una versión de Luna en miniatura pero lo cierto es que ninguno de sus rasgos se parecían a los de la Ravenclaw.

-Ah, ya veo... Me alegra que estés aquí, sin embargo.- Le sonrío, a la vez que devuelvo el apretón de su mano con suavidad, para expresar mi apoyo en estos momentos.

-Así que Teddy está con ustedes. Vaya, eso es lindo. Harry había mencionado lo emocionado que se sentía con él, al ser su padrino. ¿Tienes idea de por qué ha desaparecido esta vez? Habíamos quedado en ir juntos al baile de Halloween, pero al final no apareció.-

Sonrío un poco más al verla mirar tanto a Maddy. -Jesse dice que tiene todos los rasgos de su madre, ¿sabes? A veces me pegunto que mirará con esos ojos tan abiertos.-