[Mientras DCAO] Tu Recuerdo... (Autonarrado/Abierto)

Iba a clase, juraba que iba a clase, le había dicho a Niniel que allí estaría, sin embargo nuevamente había sido atrapada en este lugar, un recuerdo que no sabía que existía, no sabía quien era ese fantasma que le llamaba una y otra vez, y otra, atrapándola en incertidumbre y miedo como si su corazón estuviera siendo destrozado cada vez que caminaba este lugar, una mano posándose en su propio pecho para detener su corazón acelerado solo para tratar de matarlo y a veces incluso presentía que ese relicario que inocente descansaba entre sus pechos realizaba unos extraños destellos.

Ese relicario era muy importante para ella, pero el miedo irracional al segundo piso, a los pasillos...

Posó una mano en la pared, este era el lugar que le decía que saliera corriendo pero ella en su testarudez se negaba, se sostenía, resistía, insistía en pasar por allí aunque siempre acababa corriendo, era como un imán. Pero no podía, no entendía. Sabía que en una parte de su mente era otra cosa lo que le ocurría, era como si pudiera ver el futuro o el pasado... aunque esas cosas eran tonterías, ella no tenía ese tipo de dones, por eso nunca tomó adivinación... ¿verdad?

"Lo que quiero es que seas feliz, de la forma que prefieras, solo... solo que seas feliz, ¿si?" Murmuró una frase que había caído en sus labios aun antes de notarlo en un inglés casi perfecto, pero había más a esa frase, algo que no parecía haber sido mencionado nunca. Quizá era una historia de amor que se estaba inventando como tantas otras historias que se inventaba desde siempre. "Porque si no eres feliz ellos vendrán por ti... y te harán lo mismo que a mi y no deseo que sufras esto." Agregó al silencio, completando una imagen de una chica desesperada. Probablemente alta y... castaña, insegura y aterrada entre los brazos de alguien imposible.

No, no encajaba... mejor alguien platinada, pequeña y sonando infantil y caprichosa.

"¿Sabes porque peleábamos siempre? ¡Por ti! ¡No quería dejarnos solos, no quería que te dijera! ¡Porque yo creía que me podías ver! ¡Creía que realmente te importaba aunque fuera lejanamente! ¡Yo no creía que fueras capaz de fingir! ¡Pero no creo que quieras tomar el coraje para hacer nada tampoco! ¿Que hace falta para que entiendas? ¿Que hace falta, maldita sea?" Gritó al vacío del pasillo, las lagrimas de coraje ardiendo en sus ojos, siendo secadas con la yema de sus dedos lentamente, quizá se estaba metiendo demasiado en personaje, realmente debería dejar de hacer estas cosas, la imaginación es buena pero no en estas proporciones, gritarles a chicos imaginarios que le gustaba en medio de un pasillo de un colegio le iba a ganar un ticket sin retorno al manicomio.

Simplemente que a veces era demasiado tentador actuar en base a las escenas que iba imaginando de alguien muy diferente a ella, una chica rebelde pero que vivía tranquila en general, era divertida en un panorama mucho más sano y tranquila compartía su estilo de vida con sus amigos. Ella no era así, mientras esta chica sabía cantar pero era mala bailando ella adoraba bailar y la última vez que intentó cantar tenía 5 años.

Moría por investigar el misterio del fantasma de este pasillo, ¿acaso su amor la llevó a la muerte? ¿O acaso sería que nunca llegó a completarse la historia y por eso se había quedado como un fantasma flotando en el área?

Jesse me ha mirado con cara de pocos amigos al dejarle a Madison mientras voy a Defensas. Sé que no le gusta quedarse con ella mucho tiempo, pero no puedo llevarla a un aula donde es posible que muchas cosas vayan a salir volando. Quizás ella incluida. Y pienso que es sano que pase tiempo con su hija, en vez de estar obsesionado por las cosas que Alan le puede estar haciendo a Aria. Si tanto le molesta, que le pida a Aria que sea su novia y ya.

Peeves está haciendo desastres en el camino hacia el tercer piso. Por tanto hago un rodeo, teniendo que bajar al segundo piso para llegar al pasadizo que me dejará cerca de la clase y lejos de el poltergeist. Entonces noto a la rubia de Durmstrang, y la escucho gritar al pasillo.

-No estoy segura que la armadura te vaya a responder...- Le digo, acercándome a ella con sonrisa conciliadora. -Pero estuvo muy mal de su parte hacer que te ilusionaras de ella. Vaya, hasta las armaduras hombres son unas idiotas en expresar sus sentimientos.-

Se detuvo de repente con un sobresalto, los ojos celeste verdoso abriéndose de par en par en su repentino susto de que alguien le hubiera encontrado teniendo uno de sus ‘rayes de locura’, esos rayes en los que simplemente comenzaba a actuar por un impulso y ese impulso solo era demasiado raro porque era como si estuviera actuando una escena de telenovela.

Fue entonces que notó la armadura que estaba un poco más adelante la cual alzó una mano y la movió de forma mecánica en saludo como si quisiera indicarle que estaba bien.

"No, yo..." Momento, las armaduras se movían, quizá tenían recuerdos... Se llevó una mano al relicario en forma de corazón que descansaba entre sus senos de forma ausente, considerando todo lo que sin quererlo esa voz le dio.

Y así es como se giró con grandes ojos celeste verdosos a ver unos ojos celeste cielo que hicieron que su corazón se detuviera y comenzara cada bombeo de él a sonar como cristales rotos. Esto nunca antes le había pasado, en serio. Deseaba entender, pero era como si todas esas emociones que recién había expresado realmente fueran propias por un instante.

"Lo siento, es solo que hay un fantasma que me acosa en este pasillo y quería ver si sentía algo, nunca lo puedo ver..." Se secó las lágrimas con el dorso de su campera deportiva. "Louise Eisenberg, Bateadora de Durmstrang." Aclaró con una leve sonrisa en saludo. "Una pregunta, ¿las armaduras de aquí tienen memoria?"

-Luna Lovegood, la Lunática de Ravenclaw.- Digo de vuelta, devolviendo mi sonrisa a esa chica de grandes ojos tristes. Mis mejillas comienzan a sentirse algo calientes, quizás hay algún viento frío cerca...

-¿De verdad te acosa un fantasma? Vaya, no debe ser muy divertido. Estarte quitando los restos de ectoplasma...- Digo con curiosidad e interés, mirando a lo largo del pasillo. -¿Sientes algo ahora?-

En un gesto poco común me recojo un mechon de cabello detrás de la oreja, y reacomodo bien mi varita sobre mi oreja izquierda. -La verdad, no lo sé. Nunca se los he preguntado. Pero a veces las he escuchado tintinear de la risa. No sé si es por algo que recuerden o algo que suceda en el momento. ¿Quieres que le preguntemos?-

"No me pareces muy Lunática..." comentó curiosa mientras se quedaba pensando, aun llorosa, el corazón contraído en reclamo de algo que no sabía que era.

"No es ese tipo de fantasmas... yo. Me siento... me siento angustiada." Admitió finalmente, tapándose la boca para tratar de ahogar el sonido de congoja que nacía de su pecho y quería derramarse desde los ojos, negándose a hacerlo, ella no lloraba, Louise no lloraba... ¿por que no lo hacía? ¿Acaso tenía alguna razón para retener las lágrimas? ¿Por que sentía que no las merecía? Que ella... no merecía el alivio del llanto.

Los ojos llorosos se giraron a ver a la armadura nuevamente, el cuerpo como de una bailarina torciéndose levemente y cambiando la posición.

"Si, sería agradable, quizá sepan lo que le pasó al fantasma y porque me persigue así, es como si estuviera encerrado en este pasillo desde hace tiempo... o, no sé... la verdad que no sé. Hablé con un par de chicas del colegio y me dijeron que no sintieron nada, que no hay nada en este pasillo sin embargo."

-Oh, bueno, voy a tener que coincidir con las chicas. Hasta ahora no ha habido un fantasma conocido rondando este lugar. Pero puede ser un fantasma nuevo, de los que murieron en la Batalla de Hogwarts. ¿Conocías a alguno de los que murieron en esa batalla?-

Miro hacia la armadura que permanece impasible, aunque estoy muy segura que está escuchándonos con atención. -¿Como es que nos escuchan si no tienen orejas?- Pregunto curiosa, mientras tomo la mano de la chica para acercarnos a la armadura. Un escalofrío me recorre la punta de los dedos por el contacto de mi mano con la suya. Hm.

-¿Y por qué gritabas? Si no era a la armadura... parecía que le estuvieras reclamando algo a alguien.-

Suspiró tratando de relajarse, el corazón quemando en su pecho, sus dedos ardiendo al contacto con la mano ajena. Todo era demasiado, ardía, su mundo parecía estar prendido fuego mientras era guiada por la otra rubia a por la armadura antes de sacudir la cabeza, luchando contra la nebulosa que amenazaba con absorberla.

"Tenía un amigo, se llamaba Samuel... Era de Hogwarts... aunque me siento rara. Hay otro Samuel, también de Gryffindor, pero es más chico. Mi Samuel estaría en séptimo ahora... supongo que iba al mismo año que tu... era especial. El primero en enterarse de todo lo que me pasaba aunque no estuviéramos cerca, era... mi mejor amigo, él tuvo la idea de que me emancipara, originalmente íbamos a vivir juntos pero no se pudo." Explicó de forma relajada mientras tomaba riendas en la charla observando la armadura.

"No sé, son impulsos que tuve desde que llegué en el barco, es como si un espíritu quisiera hablarme o mostrarme algo, me hace comportarme de forma tonta, el otro día por ejemplo me hizo ir al baño de prefectos... me sentía muy rara allí, como si me faltara algo." Agregó tras un momento.

-Samuel... Creo recordarlo.- En clases, que miraba a Ginny de vez en cuando, pero parecía estar envuelto siempre en otra cosa. ¿Me sorprende que fuera un chico maduro para su edad, al punto de estar por establecer una relación seria con la chica de Durmstrang? No lo sé.

-Lo siento.- Le digo con sinceridad. -Seguro que aún te apoya, donde quiera que esté.- Aprieto su mano un poco más. La miro con algo más de curiosidad al escucharla hablar del baño de prefectos. -Eso si que es extraño. ¿Como entraste al baño sin saber la contraseña? ¿Conoces a otro de los prefectos? Yo soy la de séptimo de Ravenclaw, junto con Alan...-

'¡Alan!' El cuerpo se congeló en su lugar, los ojos perdiendo brillo, siendo una muñeca de papel con manos lánguidas entre las de la rubia. Solo una muñeca sin vida, algo luchando en su mente para apresar ese recuerdo rebelde donde su lengua acariciaba ese nombre como si fuera lija contra seda.

"Alan..." Repitió lentamente, como si probara el nombre, completamente ajena al mundo que le rodeaba, pero debió despertar con el fuerte latido del corazón contra su pecho que le reclamaba su atención, indicando que no debía pensar en hombres en este momento. Ni sabía quien era Alan, acaso era ¿Alan Thiago? Ese lo recordaba lejanamente... pero no le sonaba que fuera.

"Ah, ya veo. No, en realidad... no sé como lo hice. La verdad que no recuerdo, alguien debe haberme dejado la contraseña porque soy del equipo de Durmstrang." No recordaba pero... algo debía haber, ¿no?

-Ya, supongo que pudo ser eso.- Le digo con simpatía. -Bueno, intentemos descubrir que fantasma te acosa en este lugar.-

Doy unos toquecitos con mi varita a la armadura, que retumba hueca.

-Buenos días, señora armadura. ¿O es señor?- Inclino la cabeza algo curiosa, antes de sonreír. -¿Ha visto pasar a algún fantasma molesto en este pasillo?-

Espero, pero no hay ningún sonido. -Cierto, no tienen cuerdas vocales. Hum... ¿Sabe hacer mímica? Podría respondernos con mímica...-

No necesitó una gran traducción o siquiera una mímica real de parte de la armadura, la lenta negación le dijo todo lo que debía saber: No habían pasado fantasmas por allí. O al menos no uno que la acosara al parecer.

"No, no hay caso. Parece que debe ser otra cosa, no se me ocurre que, pero es posible que no encontremos respuesta aquí." Comentó dejandose guiar, aun algo curiosa sus ojos se desviaban a esas manos unidas de ellas. Había algo que sentía que debería saber, algo que no entendía pero que estaba allí, acosandola en su mente, susurrando por cosas imposibles y reclamando por algo...

Algo que no entendía en realidad.

"Yo... lo siento, seguiré investigando, en algún lugar debe estar la respuesta, ¿no?" Trató de hacerse la idea.

Suspiro con suavidad, puesto que la chica no ha descubierto aún lo que quiere saber. -Bueno, siempre quedan los cuadros. A veces sus habitantes andan de un lado a otro, ¿sabes? Se aburren de su pintura o van a visitar a los demás, o a contar los acontecimientos del castillo. ¿Quizás algunos de los personajes de cuadros te ha estado espiando.-

Balanceo un poco nuestras manos unidas, y no puedo evitar una sonrisa suave. Es como si fuéramos dos niñas tomadas de la mano, camino a un parque secreto. Un parque que solo nosotras dos conocemos, un secreto compartido... ¿secreto? No, no compartimos nada, puesto que apenas nos conocemos.

¿Por qué entonces he pensado en eso? -¿Conoces a Sir Cardogan?-

Las manos se balanceaban, ida y vuelta, ida y vuelta... ¿por que? ¿Que era esto que la unía a la rubia?

"No, no lo conozco, no he recorrido mucho el castillo a decir verdad... siempre voy a las clases y regreso al barco con Niniel así que no hablé con nada ni nadie fuera de ella y Jesse..." Admitió encogiéndose de hombros un tanto confundida y a su vez interesada por la interesante pregunta. Sir Cadogan, ¿sería un caballero de uno de los cuadros? ¿Una armadura? ¿Un hombre de traje que solía hacer reuniones de sociedad y así se enteraba de los rumores de todos?

"Aunque el otro día conocí a un chico que se llama Samuel... me confundió con otra chica." Que no creía él quisiera decirle a otros que la había confundido con su amiga muerta, no era algo que debiera sentarle bien el darse cuenta de la confusión, ¿verdad?

-¿Eres amiga de Jesse?- Pregunto, interesada. -Es el papá de Maddy, ¿sabes? Pero casi siempre está ocupado con otras cosas, por eso no lo veo mucho, excepto en las noches.- Me doy cuenta entonces que ella no sabe quién es Maddy. -Maddy es mi bebé... Bueno, soy su madre adoptiva.-

Comienzo a llevarla fuera del pasillo, intentando recordar donde fue la última vez que vi el cuadro de Sir Cardogan, puesto que siempre lo estaban cambiando de lugar debido a las quejas de los inquilinos de los otros cuadros. -Creo que he visto a un Samuel, aunque no mucho. Ha causado rumores por estar con Astoria, que se supone que es la novia de Draco... En fin, toda una historia muy larga y fastidiosa que seguramente no quieres oír.- Le indico entonces con una mano el cuadro de unos frailes que hay al final del pasillo. -Ellos deben saber donde esta Sir Cardogan, casi siempre viene a tomar algo de licor con ellos.-

Dudo un instante antes de soltar su mano. -Ya voy tarde para clases, así que puedo acompañarte un rato más, si quieres.-

Por un lado no le sorprendía, por el otro si. Jesse como padre, ¿como sería Jesse como padre? No parecía que fuera a ser mal padre, aunque eso dependía si daba paso a un poco de seriedad cuando estuviera criando a su hija. Maddy... le resultaba familiar el nombre...

Por alguna razón sintió una punzada en el pecho. Era como si desearan arrancarlo y cortarlo a la mitad para deshacerse de sus restos, solo querían quebrarla por dentro. Era todo parte de una gran cosa que no podía controlar o dirigir. Era mejor ignorarlo, si... siempre era mejor ignorar el dolor, el escozor. Por eso negó con la cabeza. Quería que se quedara, pero era mejor estar sola cuando dolía y en este momento podía sentir el dolor inundándola.

"No, está bien, ya te he hecho perder suficiente clases. Ve y yo buscaré, preguntaré a los cuadros a ver si alguien lo ha visto."

Le suelto la mano entonces, con una pequeña sonrisa.

-Está bien. Si necesitas algo... bueno, no es difícil encontrarme. Igual siempre puedes enviarme una lechuza.- Le digo, retrocediendo un par de pasos.

-¡Ha sido un placer, Louise Eisenberg!- Le saludo con la mano, antes de encaminarme hacia la siguiente clase. Espero, realmente espero, que encuentre lo que busca.

¡Adios!: