Los viejos tiempos [Ophelia]

Era extraño el ambiente. Llevaba meses sin disfrutar una buena cerveza de mantequilla sin Hannah, y a pesar de todas las cartas que le había enviado, seguía sin recibir una respuesta concreta sobre si volvería a Hogwarts o no. Pero además, la última decía algo como «pero ya no será lo mismo, Sue, ahora eres profesora». Eso lo notaba en la forma que me trataban todos, incluso mis antiguos compañeros. Tenía problemas para acostumbrarme a mi nuevo estatus, era extraño haber salido de Hogwarts el año anterior como estudiante y regresar convertida en la profesora de Estudios Muggles.

Además de que ese año no estaba siendo fácil, por lo que parecía. El castillo estaba casi reconstruido y las clases poco a poco volvían a la normalidad, pero yo seguía con ese sentimiento extraño, sin lograr acostumbrarme a la habitación que tenía, al desapacho y a no estar en la sala común de Hufflepuff. Aquella mañana había bajado a Hogsmeade porque no tenía nada que atender, supuestamente. Me apetecía recordar un poco los viejos tiempos, en los que Hannah y yo íbamos a las Tres Escobas y me contaba todo sobre los chicos que le gustaban y yo hacía lo mismo, y de allí íbamos de tienda en tienda, aunque no tuviéramos demasiados galeones para gastar.

—¿Me pones una cerveza de mantequilla? —pedí, cuando llegué a la barra y le sonreí a Madame Rosmerta. Me la sirvió enseguida, porque ese día no estaba abarrotado de estudiantes.

Cuando la tuve entre las manos fui a buscar una mesa para sentarme no demasiado apartada, pero tampoco cercana a la puerta. Parecía, como si en cualquier momento esperase ver a mis amigos allí. Pero no habían vuelto, yo ya no era una estudiante y ¡por Merlín! No dejaba de sentirse extraño.

—Por los viejos tiempos... —murmuré, sin mirar a nadie en particular. Pero no me quitaba esa imagen de la cabeza, en la que sólo estaba en Hufflepuff, era estudiante y no tenía nada más de que preocuparme.

¿Cuando fue la última vez que estuvo aquí? Fue antes del cambio, el primer acto fallido de la boda. Habían quedado con Jhonny en encontrarse para ver la casa que sería de ambos tras el casamiento que todos parecían disfrutar en oponerse. Y él no se había presentado... no se había presentado por tres horas que le había dejado en la lluvia, un día nefasto, estaba sensible, había tenido otro lapso de memoria, no recordaba lo que había desayunado siquiera, no recordaba cuando fue la última vez que Jonathan había ido a verla o que había pasado en medio.

Había sido tonto de su parte, pero había estallado, pasó dos horas aquí, hablando con un completo desconocido hasta finalmente tratar de pararse, el exceso de Wiskey haciéndola tambalear y debiendo ser escoltada al castillo a la rastra. Había sido cargada en brazos del desconocido hasta las puertas del castillo donde fue recibida por Hagrid, tal vez como consecuencia de esto es que Jonathan había decidido cambiar de profesión, de Auror a Profesor, era como si ambos hubieran cedido un poco tras el escándalo, el miedo y la inseguridad que había expresado ella. Había tenido miedo de él, sabía que solía ser mujeriego y hoy día, 7 años después aun no se hacía la idea de que fuera otra cosa más que una idea que vagaba en su mente. Que tarde o temprano se daría cuenta de que esa pequeña mujer que adoraba la vida al aire libre, la aventura y los riesgos no era lo que él quería y prefiriera regresar a las andanzas.

Aquí estaba sin embargo, meses después, viendo de frente el mismo lugar donde había llegado empapada y molesta solo para llorar desconsolada, su cabello tomando un brillante color azul eléctrico y los ojos de ese lila tan sutil que parecían grises. Era esto, la misma cerveza de mantequilla que Madame Rosmerta puso en su mano mientras se giraba sonriente, buscando donde sentarse en un lugar casi vacío pero notando a alguien solitario en un rincón, ni muy delante ni muy detrás, que reconocería en cualquier lado gracias a su cabello rojo natural que no llegaba al tono zanahoria de los Weasleys.

"Susan, no te había visto. No sabía que hoy vendrías." Comentó, indicando el asiento frente a ella como si preguntara si podía sentarse.

—Hola, Ophe —respondo cuando notó la presencia de la profesora de Cuidado de Criaturas mágicas. Como la mayoría de los profesores es nueva y eso me ayuda a no sentirme como si fuera la única novata en el asunto. El problema, por supuesto, es que todos son mayores que yo. Debo ser la profesora de Hogwarts más joven de la historia—. Siéntate.

Le doy un trago a la cerveza de mantequilla y me alegro de que alguien haya aparecido, para variar, y no estar sola. Llevo varias semanas yendo a mi ritmo en Hogwarts, pero en todos los muros, las entradas e incluso las caras de mis alumnos puedo notar que ya no es lo mismo, al menos para mí, y me está costando un poco el cambio.

—¿Has tenido mucho trabajo? —pregunto, esperando que le haya ido mucho mejor que a mí. Mi trabajo ha conseguido en dar clase en un salón patéticamente vacío, velar por la única chica de mi casa, hasta el momento, y escoltar a un grupo de locos al Callejón Diagon, cosa que no sé si quiero repetir o no—. Porque me parecen unas semanas demasiado tranquilas.

En exceso tranquilas.

Era una buena pregunta... ¿había tenido mucho trabajo?

"Son pocos alumnos pero si, he tenido bastante trabajo." Admitió con una sonrisa llevando la cerveza a los labios tratando de recordar todo lo que debía hacer a cada día. "La clase de criaturas es bastante pesada porque debo conseguir las criaturas, tuve que contactar con unos amigos de cuando corría con Aethonan para que me trajeran unos cuantos para poder mostrarlos durante la clase próxima. también tuve que comenzar a hacer contactos para el próximo bimestre, que deberíamos ver Aves. Estaba considerando hacer un alto si llegaba a conseguir una Arpía, pero dudo que alguien quiera conseguir una para exponer en clase. Por suerte Hagrid parece más que feliz en ayudarme." Explicó con ese gesto tranquilo en la mirada.

"También debo pensar en la boda ahora que Jonathan está trabajando también en el colegio pero en si las clases están tranquilas. Cada tanto debo ir de regreso a Rumania para poder ayudar con los dragones allí por lo que las cosas no se ponen aburridas nunca. Me dijeron que de momento estás como asistente, ¿ya has pensado si te especializarás en esto? O quizá quieras estudiar algo diferente... Casi ni nos conocemos, cuando yo salí del colegio tu recién entrabas, ¿no?"

Sonrío. Realmente, si ha tenido más trabajo que yo, aunque yo me he pasado noches planeando las clases para que o se quejen de que son aburridas o cosas parecidas. Sonrío.

—Bueno, encargar criaturas parece complicado... —tengo entendido que se necesitan licencias especiales, aunque no dudo que Hagrid está encantando ayudándole con todos los bichos peligrosos. Siendo sincera: esa nunca fue mi materia, aunque era entretenida. Menos ni hablábamos de escregutos, eso era terrible—. Seguro que a Hagrid le encanta todo eso. Yo he estado planeando las clases, pero tengo un grupo demasiado reducido de alumnos...

La verdad, no me acaba de gustar, pero tampoco puedo obligarlos a que se apunten. Estudios Muggles no es la vocación de todos. De hecho, es la de muy pocos.

—Probablemente me especialice, siempre me ha gustado la materia y ahora estoy haciendo el trabajo de un titular, porque no hay nadie más —respondo, lo he estado pensando, y realmente es un trabajo que me gusta hacer, aunque sea raro con alumnos casi de mi edad—. Enhorabuena por la boda... —la felicitó, el la primera vez que oigo la confirmación de que dos profesores se casan—. Y sí... creo que tú estabas en séptimo cuantro entré o ya habías salido...

"Seguramente a mi padre le hubiera agarrado un ataque si yo hubiera optado por Estudios Muggles." Comentó con una risa baja. "No era de los puristas extremistas que causaron la guerra, pero está demasiado orgulloso de ser un mago como para admitir que nos debemos mezclar con muggles tarde o temprano  así fuera para comprar ropa o similar." Se encogió de hombros al recordar lo estricto de Gregori.

"Por eso debe ser que me suena tu rostro pero no creo que hayamos hablado nunca... debimos habernos cruzado en algún lugar, aparte que yo pertenecía a Slytherin, no muchos de otras casas suelen hablarnos." El ceño se frunció levemente al recordar todo lo que le habían dicho sobre los siete años entre que había salido de Hogwarts que eran los siete años que el niño que vivió había cursado precisamente. Unos años que fuera de haber sido malditos con la guerra también habían estado marcados con las injusticias internas del colegio considerando los beneficios que había en pos de Harry Potter si lo pensaba a fondo.

No era tonta, sabía que el profesor Albus Dumbledore no era del todo justo con las casas nunca, demasiado evidente que era un Gryffindor... también demasiado evidente que el profesor Snape era una serpiente, beneficiando a su casa sin que el director pudiera decir nada por el simple hecho de que hacía lo mismo.

"¿No pensaste darles actividades? Quiero decir... aprovechar que son pocos, la mayoría los he visto tratando de pasar desapercibidos entre muggles... y la verdad es que son aterradores. Ha habido magos como Albus Dumbledore con pantalones verdes y camisas naranja brillante sin idea de combinar y he visto a uno de los Weasley preguntar a los muggles que pasan sobre patitos de goma y maquinas de café... estoy segura de que se beneficiarian de alguna practica. Aunque supongo que puede ser trabajoso, ¿no?"

Bueno, en este momento su idea de practica era ponerles ropa en una habitación y ver como salían vestidos, seguramente sería muy divertido ver como salían... recordaba que en su tiempo de rebeldía cuando había decidido tomar la clase le había tocado con Charlie Weasley... era increíble que el pelirrojo hubiera logrado entender el funcionamiento de las bermudas hawaianas... lastima que en invierno y con una camisa de vestir.

—Mis abuelos maternos eran muggles y nosotros vivíamos en un barrio muggle, sólo a cinco minutos del suyo. Pasé allí casi toda mi infancia, así que… bueno, en mi casa nunca hubo demasiados prejuicios —sonrío, pensando que me tocó la suerte en ese aspecto. Claro que cuando empecé a cursar Estudios Muggles no tenía ni idea de que sería mi mejor materia ni que acabaría dando clases—. Ahora estoy pensando en mandar algo para tomar clases un poco más especializadas. Se momento me conformo con dar clases, pero después me gustaría hacer algo en el ministerio…

«Falta demasiado trabajo que hacer allí», pienso. Que la guerra haya terminado no significa que el caos lo haya hecho, definitivamente.

—Hufflepuff, respondo… Siempre andaba con un grupo de lunáticos…

Sí, esa es la mejor forma de describir a Hannah, a Ernie, a Justin y a Zacharias. Una retorciéndose las trenzas con esa voz nerviosa, Justin con cara de «soy el único cuerdo», Ernie con sus modales extraños y Zacharias con su humor amargado.

—Quizá mi cara te suene por mi tía… —sugiero, no es la primera vez que alguien me reconoce por eso—. Era Amelia Bones. Del Winzengamot.

Sugiere que les de clases más prácticas, y la verdad es que es lo que he estado pensando, y planeando. La primera clase fue introductoria, pero no puedo dejar que sigan así por la vida. No conocen las películas, la ropa, la forma de vestirse, costumbres, ni si quiera lo más básico.

—Sí, he estado pensando en eso, además de la excursión al Londres Muggle que se hace y ya tenía varias cosas pensadas. No quiero llevarlos al cine está vez, porque ya fuimos hace unos años y las actividades tienden a repetirse. La mayoría son mayores, así que tengo que inventarles cosas nuevas… Por lo pronto, estaba pensando que pueden aprender algún deporte muggle y descubrir que no es necesario estar sobre una escoba para divertirse. —Sonrío—. La idea de la ropa siempre es una buena opción, aunque mi grupo de ahora ha tenido contactos cercanos con los muggles, quizá sí sepan usar ropa…

Aunque lo dudo de algunos. La verdad.

"Lástima que Jhonny esté demasiado ocupado, pero él ha trabajado mucho tiempo para los Aurores... quizá él te puede ayudar con el tema del ministerio. Durante el reinado de Tu-Ya-Sabes había un departamento de registro de nacidos muggles que ahora sé no está funcionando, pero quizá hagan una división para tratar con muggles ya que el escuadrón para borrar la memoria deben ser expertos en la materia para crear escusas creíbles."

Anda, la mayoría debían ser o hijos de muggles o mestizos para poder mezclarse sin llamar la atención y crear historias sobre los eventos que habían pasado entre el cambio de memoria que no parecieran salidos de un cuento de ficción. Allí donde ella había aprendido a aplicar tan bien esos hechizos de memoria, recordando la cantidad de recuerdos suprimidos que había en su mente y sin embargo sin acceso a ninguno de ellos.

"Es posible, que nos hayamos cruzado hace unos años. Jonathan era de Hufflepuff, pero un año encima del mío. Trabajó como auror bajo el mando de tu tía si no me equivoco o quizá la mencionó en algún momento porque puede nos hayamos cruzado... ¿usaba un monóculo?" Preguntó tratando de hacer memoria sobre la gente que conocía con esas facciones y ese nombre. No eran tantos, pero al menos sabría si estaba en el camino correcto.

"Ey, si por casualidad los llevas al Lazer shot avísame... hace mucho que no voy a uno de esos, la última vez me había escapado de la casa de mi padre para ir, al menos unos 8 años atrás." Comentó con una gran sonrisa remisente, riendose sola al recordar esas citas furtivas con Jhonny, a su padre si que le caía mal su prometido. O sea, era un ex HUFFLEPUFF! Impensable para él.

Sé que le seguiré dando la vuelta a lo del Ministerio, pero esperaré hasta después de Halloween. Sobre todo porque las cosas en el colegio se van a poner un poco ajetreadas y con la poca cantidad de profesores deberé estar allí.

—No estaría mal, realmente, seguro que necesitan a un montón de gente que lidie con los muggles ahora. Aunque seguro que los desmemorizadores no dieron abasto un tiempo... —y así seguirá, como siempre. Siempre hay algo que los muggles ven o de lo que se dan cuenta.

Realmente no recuerdo el nombre de Jonathan Tyler, ni soy capaz de asociarlo a ninguna cara en particular, pero quizá eso porque soy distraída y no porque lo haya visto nunca.

—Bueno, mi tía murió hace dos años, y casi nunca me llevaba al ministerio. Me contaba muchas cosas del trabajo, así que creo que debió de haberlo mencionado... ¿Monóculo? Entonces era ella, definitivamente.

Sonrío, recordando el monóculo de mi tía. Aparece sin él en la foto que tengo, pero era uno de sus signos distintivos.

—¿Lazer shot? No suena a mala idea. Ya te avisare, espero abrir la convocatoria pronto... —aunque como se anoten muchos me voy a arrepentir.

"Es una lástima saber de tu tía. Debió ser terrible." Admitió con un gesto algo amargado. "Yo estaba en Rumania, aunque no se crea allí también tuvimos problemas con seguidores de Voldemort, pero es porque querían llevarse dragones de la reserva. No fue tan grave como aquí, no me puedo imaginar lo que fue, nosotros teníamos la ventaja de que esos dragones que se querían llevar fueron criados de pequeños por nosotros y no podían acercarse sin correr riesgos. La piel de dragon es muy resistente como sabrás."

Era como el entrenador de un tigre de bengala o un león, las criaturas comienzan a confiar en sus criadores, pero eso no los hace menos peligrosos, por eso las dificultades que siempre tenían... sin contar que el pesaje de un tigre no se comparaba con el pesaje de un Dragón que fácilmente alcanzaba a un elefante. Nadie en su sano juicio quería enfrentarse a un miembro de la reserva de dragones dentro de la reserva, ni con el dragón que le ha sido asignado desde que era solo un huevo... sino había que preguntarle a...

¿A quien había que preguntarle? Recordaba, un vago recuerdo de un hombre, había algo en esa memoria perdida que no sabía. Estaba allí en ausente sin sonido ni color, como si su mente se negara a colaborar.

"Claro, si necesitas ayuda solo avísame, que quizá mis padres son de lineas de sangre, pero he aprendido bien mi curso de estudios muggles y a Jhonny realmente le gusta pasear por allí, así que si necesitas mi habitación está en planta baja o dile a alguno de los elfos que me avise."

—Aquí hubo muchos problemas, fueron dos años demasiado largos para mi gusto...

Muy muy largos. Todo el tiempo nublado en todas partes, asesinatos todos los días, accidentes en el mundo muggle que resultaban demasiado sospechosos hasta para el muggle más escéptico, secuestros al por mayor... Viendo en retrospectiva se puede decir que tuve suerte, no la mejor, pero tuve suerte.

—Al menos ya acabaron y todo vuelve a la normalidad —esbozo una pequeña sonrisa—. Y lo tomaré en cuenta, lo de la excursión... De todos modos, aun queda tiempo, pero si no lo organizo ahora de repente me encontrare con que ya es navidad...

"Me imagino que no habrá sido un paseo en el parque precisamente." Comentó con una leve sonrisa antes de observar que todo parecía tener un orden para ambas... o quizá es que a pesar de la diferencia de edades ambas estaban en cierta medida aterradas de los alumnos y que harían o dirían.

No importaba la edad, ciertamente para Ophelia esta era la primer experiencia como profesora y teniendo que afrontar a todos los alumnos en un momento u otro. Era inevitable, claro, la inexperiencia como trato social era algo ineludible. Era algo que estaba dispuesta a afrontar, por supuesto, no había nada como regresar a casa tras que los psicólogos de la reserva le indicaran que por el trauma vivido lo mejor era alejarse del lugar una temporada por temor a que algo le pasara si no era lo suficientemente rápida para controlar a los dragones que tenía a su cuidado.

"Bueno, ya sabes donde encontrarme... si es posible veré si Jhonny quiere sumarse, pero anda un poco ocupado considerando que iba a aceptar que le ofrecieron un trabajo en el ministerio de forma permanente nuevamente con los Aurores... lo que no sé es quien será el nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras... Pero ya. Se hace tarde. Será mejor que regresemos o los alumnos coparán también el carruaje que nos corresponde a los profesores..." Se paró de repente, recordando también que prometió cocinar algo rico para Jhonny en el departamento de este para así tener un poco de privacidad para los dos.

—Parece que tu prometido tiene vida atareada —sonrío—. ¿Es auror, no?

En realidad no lo sé, pero me parece que sí y si no, ella me acaba de confirmar que, por lo menos, tiene algo que ver. Suspiro, porque se me ha acabado el tiempo de relajarme, tengo que volver a colegio a planear clases y eso es algo que, de todos modos, me pone nerviosa. Pensar que la arruinaré en alguna clase o algo parecido.

—Pues sí... vamos antes de que los carruajes se llenen... Avisaré de la excursión. De hecho, por si se me olvida, lo pondré en el tablón de anuncios.