Excusas para no estudiar [Damien]

Sus manos se sentían en toda mi espalda, desde mis caderas hasta mi cuello, lo que había empezado como una tarde de estudio normal se estaba convirtiendo en algo totalmente diferente, pero mucho mejor. Siento sus labios contra los míos, pero no me detengo a pensar en nada más.

Clavó un poco las manos en su espalda, parezco incapacitada para separarme de el, tengo esa necesidad de creerme mi propio sueño en ese momento. Una necesidad de sentir su piel contra la mía irremediable, irrefrenable. Lo sigo besando, sintiendo sus labios, con el presentimiento de que todo saldrá bien hasta que mis manos se abren paso por su espalda y llegan hasta su cuello, el nacimiento de su inmaculado cabello.

Es mejor que lo que uno imagino. Hundo las manos en su cabello, medio largo, completamente liso. Quiero decir muchas cosas, pero a la vez no quiero que ese instante se acabe, así que cuando nos separamos un momento recorro su mejilla con mis labios hasta llegar a la curva de su cuello.

No pude evitar emitir un sonido al notar sus labios rozar mi cuello; tomé aire, disfrutando del aroma de su roja cabellera que acariciaba  mi mentón. Definitivamente esto empezaba a escaparse de mis manos, noté cómo la sangre fluía con fuerza sobre mi pelvis. La miré con deseo, con ansias de devorarla al igual que ella lo estaba haciendo en ese mismo instante. Un segundo de lucidez surgió de una sinapsis inesperada, pensé en  tratar de controlar mis hormonas durante unos segundos..

-Belle...-posé la mano en su mejilla, trayendo su rostro junto al mío-...no hay por qué correr-no pude evitar besarla de nuevo, quizás mi riego hormonal en ese instante provocaba que cierta parte de mi cuerpo maldijera a mi cerebro, pero no quería darle una imagen errónea a la pelirroja.

Quizás ella simplemente buscaba el roce de mi piel, y de ser así, no iba a ser capaz de negárselo.

No. Tiene razón. Odio darle la razón en ese momento, pero la tiene. Hay una parte de mis instintos que desea otra cosa, pero se supone que esta vez quiero intentarlo seriamente, no quiero que sea una relación fugaz y marca Nott. No. No es lo que busco, pero en ese momento, como siempre que un chico increíblemente guapo te besa, el cerebro se apaga instantáneamente.

Y aun así, me volvió a besar.

—Tienes razón... —apartándome un poco—. Un poco de tranquilidad no nos haría mal...

Suspiro y vaya que me duele decir lo siguiente.

—Uhm... quiero intentarlo, lo juro... pero... ¿un paso a la vez?

Asentí mientras observaba sus encendidas mejillas; la imagen de sus salteadas pecas me sacó una sonrisa. ¿Cómo había tardado tanto en fijarme en Poulain?

Lo mejor no eran sus delicadas y perfectas curvas o esa forma en la que arrugaba la nariz como en aquel preciso instante, lo que más me atraía de aquella pelirroja era su maravilloso intelecto. Rara era la vez que no me encontraba embobado mientras la Slytherin machacaba los ingredientes de Pociones a diestro y siniestro, introduciéndolos en el caldero tal y como su instinto le mandaba; provocando que el volumen de estos mismos cabellos que me envolvían aumentara, dejándole un aspecto demasiado divertido como para no curvar los labios.

-Es tarde, y aunque deseo quedarme a tu lado, debo adiestrar a mi cuerpo antes-bajé las manos recorriendo su costado hasta llegar a su firme cintura.-Buenas noches Belle-volví a inclinarme a por otra degustación de su boca, una lo suficientemente intensa como para calmar mis ansias al menos en esa noche. Me separé entre pequeños jadeos, preguntándome si era totalmente necesario subir las escaleras hasta los dormitorios, si quizás no debía seguir disfrutando de aquella pelirroja que aguardaba mi respuesta expectante.

Isabelle Poulain era hermosa, de eso no había dudas; pero debía hacer las cosas bien y esa había sido la decisión.  Separé mis temblorosas manos de su piel antes de inclinar la cabeza a modo de despedida. Me dirigí a las habitaciones, por un momento estuve a punto de voltearme y rogar por un poco más de su piel, pero no, fui estúpido y subí cada escalón arrepintiéndome de mi ahora ilógica sentencia.

Cuando siento el último roce de su piel antes de que se aleje, no puedo evitar cerrar los ojos. De alguna manera todo ha empezado y de repente se ha visto interrumpido demasiado rápido. Pero un paso a la vez no está mal, un paso a la vez me salva de cometer errores estúpidos de los que luego quizá me arrepienta.

Lo veo alejarse, con su cabello medio largo, hasta donde nace el cuello, caminando de aquella manera tan aristocrática que lo caracterizaba a toda hora. No era la primera vez que fijaba en él, pero antes había tenido a Alyce pegada con una poción fijadora muy fuerte quizás, una de esas relaciones que no funcionaría tarde o temprano pero que habían hecho funcionar un buen tiempo.

"Debiste quedarte... Isabelle." Me reprocho mi elección, o quizá lo hacen mis instintos. Pero es lo mejor. Lo mejor, de momento. Un paso a la vez. No tenemos necesidad de ir corriendo.

Suspiro y vuelvo a sentarme, abriendo el libro de Aritmancia otra vez, pero tengo la idea de que no voy a ser capaz de concentrarme en un buen rato.