Buscando libros [Libre]

La reconstrucción de Hogwarts avanzaba a tirones, poco a poco, y no tenía demasiado tiempo libre desde que había llegado allí, pues me dedicaba ayudar casi todo el tiempo. Así que, en el primer momento que pude, escape a la biblioteca. Pronto estaría dando clases, inclusive a algunos chicos de mi edad y tenía el ligero temor de olvidarlo todo antes de la primera clase.

La biblioteca, como siempre, estaba demasiado vacía. Todos tenían otras ocupaciones, como ayudar a volver a poner piedra sobre piedra en ese castillo, y, después de todo, sospechaba que lo iba a pasar mal intentando encontrar algo de Estudios muggles allí. Seguramente los dos Carrow o Snape se habían encargado de desaparecer todo lo que habían podido. ¡Si hasta habían asesinado a la profesora!

"Algo habrá", pensé, cuando entré en la biblioteca. Estaba bien cuidada y sin polvo, pero con pocos libros y mucho más solitaria que de costumbre. Me acerqué a la estantería, en una esquina algo escondida, que la bibliotecaria siempre le había dedicado a la materia que ahora enseñaría y no me sorprendió nada encontrarla saqueada y casi vacía.

—Esto será complicado...

1, 2, 3...Voy contando los grupos de escombros que encuentro por el pasillo principal, es triste ver como un lugar, en otro tiempo tan hermoso, se haya transformado en una especie de escombrera sombría llena de polvo, que con la menor pisada se levanta creando una polvareda que no tendría nada que envidiar al desierto del Sáhara. 4, 5, 6...Diablos, ¿Donde se ha metido todo el mundo? La sala común de Ravenclaw estaba vacía, aparte de que no eramos muchos ese año ya que bastantes padres habían sacado del colegio a sus hijos. Suspiré y me paré en medio del pasillo, jugueteando con un mechón de mi cabello, en ese instante, mi vista se posó sobre un montón de hojas y cuero arrugado, que yacía bajo un trozo de capitel roto. Me dirigí hacia ahí y con no poco esfuerzo, levanté el pesado trozo de roca y saqué el libro, soplando con fuerza para eliminar el polvo.
-"Muggles que se dan cuenta"-Leí de la portada, por suerte el libro no estaba en un mal estado. Evidentemente pertenecía a la biblioteca, así que decidí llevarlo a su hogar. Caminé por el pasillo con el libro bajo el brazo, hasta llegar a la enorme sala que tanto había amado durante esos años. No había mucha gente, es más, había demasiado poca. Suspiré y me encaminé hacia la sección de estudios muggles. Cual sería mi sorpresa al ver a una chica no mucho mayor que yo mirando con desaprobación la vacía estantería.
-Va a ser complicado encontrarlos, con todo el desastre y el odio que tenían los Carrow hacia estos libros...-Sonreí un poco y alargué mi mano-Katherine Athena Starr, de Ravenclaw, pero puedes llamarme Kath-Le ofrecí el libro que había en mis manos-Lo encontré bajo los escombros, creo que este es su lugar...¿Tu eres...?
Miré la estantería y observé la cara de decepción de la chica.
-Eh, oye...no tengo nada que hacer y creo que encontrar los libros es algo importante...¿Puedo ayudarte?-Dije con una sonrisa.

Estaba allí, yo, mirando con desaprobación la vacía estantería, preguntándome por qué demonios los Carrow se habían metido con ¡libros! Pero claro, para ellos todo lo que dijera muggle en la portada era malo. De repente, una voz me sacó de mis pensamientos y me di la vuelta. Una chica morena me tendía un libro mientras me hacía un comentario. Casi quise saltar de gusto cuando me fije en el título. ¡«Muggles que se dan cuenta»! Entonces no estaban todos destruidos, tenía un poco de esperanza con aquel asunto.

Casi ni oí el nombre de la chica, que no recordaba haber visto por ninguna parte. Al parecer se llamaba Katherine y sí, efectivamente nunca habíamos cruzado palabra.

—Susan Bones, de Hufflepuff… —me callé al recordar mi puesto—. Bueno, de hecho… —empecé de nuevo, llevándome la mano al cabello—, ahora soy profesora auxiliar de Estudios Muggles. Como los mortífagos mataron a la antigua profesora…

Tomé el libro que me ofrecía y abrí un poco sus páginas, fijándome en que, a pesar de estar maltratado, seguía en buen estado para hacer uso de él en la clase. Ese año esperaban tener unos pocos alumnos más en Estudios Muggles que los años anteriores y no estaría mal poder ofrecer buen material, además de darle una buena repasada a todos los temas que no recordaba especialmente.

Katherine, la chica que acababa de presentarse, se ofreció a ayudarme a poner en orden aquello, buscando libros. No estaría nada mal, ya que la mayoría de las brigadas de reconstrucción se concentraban en los lugares más dañados estructuralmente, pero no estaría nada mal darle una pasada a la biblioteca para que quedara un poco más presentable.

—¡Oh! Muchas gracias —respondí—. Sólo buscaba lo que quedara de Estudios Muggles, pero todo esto es un desastre total…

Rayos...¿es una profesora? Enrojecí ligeramente, la había tuteado y no sabía si se habría molestado. Por el tono de su voz vi que no le había importado y me tranquilicé.
-Oh! ¿A sí que eres profesora?-Sonreí-Pareces muy joven, espero que se te haga sencillo, por lo que recuerdo nadie se tomaba muy enserio estudios muggles...aunque este año algo habrá cambiado-

Miré a mi alrededor, ella tenía razón. La biblioteca se había dejado como algo en segundo plano a pesar de ser una de las salas más importantes en las que se guardaban secretos que posiblemente nunca se descubran. Ciertamente era importante reconstruir las habitaciones, clases y demás...pero este lugar era especial; especial y descuidado. Si no fuera por esta sala, no creo que mucha gente hubiera aprobado algún examen.

-Es cierto, esto es un desastre en mayúsculas, me he fijado en que algunas estanterías están destrozadas, y falta un buen número de libros...Quizás podríamos pedirle a la bibliotecaria la lista de libros que hay e ir tachando los que estén, para saber que buscar-Sonreí un poco, algo divertida-Aunque viendo lo que hay a nuestro alrededor...nos llevará semanas-Sonreí

Mirando la estantería vacía, recordé algo importante que había ocurrido antes de la batalla.
-Oh! Casi lo olvido! Algunos alumnos de Ravenclaw nos llevamos ejemplares antiguos o valiosos a una de las habitaciones de nuestra casa...temíamos que se perdieran para siempre...-Sonreí-Podemos ir después, si quieres, aunque entiendo que sería mejor que buscáramos los de Estudios Muggles primero.

Vi como enrojeció cuando le dije que era profesora. Lo cual era normal ya que, si me fijaba bien, la chica solo debería de ir uno o dos cursos por debajo de mí. Iba a tener muchos problemas dando clases, sobre todo porque seguro me tocaba darle clases a chicos de mi propia casa con los que había compartido curso y amistad. Siguió tuteándome, y no me importó demasiado, de hecho, me hubiera parecido muy extraño si me hablara de «usted» o algo más formal. Seguro que los niños de once años sí que lo iban a hacer, pero para que llegaran aún faltaba tiempo.

—Acabo de salir de Hogwarts —sonreí—. McGonagall me ofreció el puesto porque al parecer no hay mucha gente especializada en esa rama —expliqué.

Era de entenderse que la biblioteca no fuera algo prioritario en todos los sentidos, pues muchas veces los días se pasaban arreglando muros caídos y todo aquello que amenazaba, de por sí, la estructura del castillo. Seguro que cuando los problemas más urgentes hubieran desaparecido, alguien volteaba la vista hacia allá. «Apuesto a que será Granger», pensé.

Pero no estaría mal adelantar un poco el trabajo, así que me acerqué a la estantería y revisé los pocos libros que quedaban. Algunos muy anticuados o desfasados, pero todo era mejor que nada. Lástima que esos estuvieran muy maltratados. No estaba mal, para empezar, ¿pero donde estarían los libros con los que había estudiado Estudios Muggles mis siete años en Hogwarts?

—¿Resguardaron algunos libros? —pregunté—. ¡Oh, qué bien! Sé que en Hufflepuff hicieron algo así, pero no lograron salvar muchos… —hice una mueca de decepción mientras decía aquello.

Tomé otro libro, uno que no se veía demasiado maltratado y me sorprendí al ver que era un tratado muy antiguo sobre la inferioridad de los muggles. ¡Con razón seguía allí! No estaba mal que se estudiara para evaluar los prejuicios de los magos, pero definitivamente, no era un manual a seguir.

—Bueno, no estaría mal ir con la señora Pince —admití, aunque era mujer siempre me había dado miedo—. Si quiera por la lista de los de Estudios Muggles… o elaborar nosotras una lista de lo que falta para pedirlo a Flourish & Blotts.

Asentí con una sonrisa, adelantar trabajo para el futuro seguro que ayudaría a los estudiantes. Aunque si nosotras lo empezábamos, el que lo terminara se llevaría el merito...en fin, lo importante es ayudar.

-Si te parece, iré a mi sala común y traeré la lista de libros que tenemos allí guardados...¡no creo que pueda cargarlos todos de una vez!-La chica parecía estar segura de si misma, y ya que era de Hufflepuff, podría hacer lo mismo-Si te parece bien, puedes ir a tu casa y ver los que tenéis, así elaboramos la lista.

Ya que estábamos, tomé prestado una pluma y un pergamino y escribí todas las secciones que había en la biblioteca.

-Veamos, empezaremos por Estudios Muggles ¿Verdad? Luego iremos hacia pociones y después...-Me quedé callada trazando el mejor plan de "rescate" que podía pensar.-Espero que podamos encontrarlos todos, aunque no tengo muchas esperanzas-Suspiré y coloqué mi cabello, clavando mi mirada en Susan.

Me apetecía, para variar,  hacer un trabajo menos pesado que el de siempre. Aunque la idea original era ir a ver qué tal estaba en mis conocimientos, tampoco me importaba poner un poco de orden por allí.

—Me parece bien si me dices que libros tienen por allí —respondí—. Seguro salvaron bastantes. En Hufflepuff sólo salvamos poco más de diez. ¡Aunque para cargarlos sí que son muchos!

Empezó a planear el orden y todo, y la deje hacer, no me molestaba que tuviera esas ideas. La verdad no planeaba hacer un rescate de biblioteca, pero tenía tanto tiempo libro que sonaba como buena idea.

—Pues sí, empecemos con Estudios Muggles, que debe ser la sección más saqueada de todas… —suspiré. No tenía demasiadas esperanzas en encontrar muchos libros de esa estantería—. Las demás no creo que hayan acabado tan mal.

Pero torcí un poco la boca porque aquel paisaje sí que era lamentable.

-Genial!-Sonreí-Espérame un segundo y vuelvo en un momento!

Salí de la biblioteca y fui a mi sala común, el águila de la entrada dijo el acertijo de acceso,
-¿Que es lo que aun no ha sido, que debe de ser, pero cuando lo sea, ya no lo sera?
-El día de mañana-Dije sin inmutarme, la puerta se abrió y entré en la sala común. Cada vez que veía la sala me impresionaba más, sus colores, elementos y sorpresas...
Corrí por las escaleras y entré en el cuarto donde habíamos guardado los libros, algunos en baules, otros debajo de las camas, otros metidos entre las sábanas...
Saqué la pluma y el pergamino que había llevado conmigo y comencé a escribir títulos.

Poco después volví a bajar a la biblioteca y le entregué la lista a Susan.

-Estos son los que tenemos en nuestro poder:-

"Gente del Agua: Costumbres y Lengua"
"Especies de Dragones en Inglaterra e Irlanda"
"Monologo de un Vampiro"
"Mil hierbas mágicas y hongos"
"La búsqueda de la quintaesencia"
"Libro de hechizos Carpe Retractum"
"Encantaciones extremas"
"Teoría de la defensa mágica"
"Enfréntate a lo desconocido"
"Historia del mal"
"Secretos de las artes más oscuras"
"Antología de los encantamientos del siglo XVIII"
"Encantamientos y embrujos antiguos caídos en el olvido"
"Auge y caída de las artes oscuras"
"La nobleza de la naturaleza: una genealogía mágica"

La lista era larga, mas o menos unos 40 libros se habían salvado.

-Espero que con estos se baje la lista de busqueda un poco.

Me dirigí a la sala común rápidamente y toqué de memoria en el barril la melodía que hacía que me dejara pasar. Revisé los libros que teníamos desperdigados por el lugar y apenas eran quince, o quizá menos. A la mejor algunos chicos habían devuelto los demás a su lugar de origen, pero lo dudaba. Hice una lista, pues teníamos tres de pociones, cinco de transformaciones, un par de Estudios Muggles que no había visto antes y siete reglamentarios de Encantamientos, que no era demasiado. Volví con la lista a la Biblioteca, antes de que Kath volviera.

Cuando llegó, me enseñó una lista de libros bastante más larga que la mía.

—¡Es bastante! —le dije, viendo todos los libros—. Nosotros solo tenemos estos...

Le pasé la lista que había hecho.

—No son muchos, pero algo hicimos.