Alles verloren § Argine

El sonido del rap de Bushido con Todo está Perdido sonaba de fondo. La dama con la máscara de corazones giraba con una falda simple de color rojo y una camisa blanca, era normal verla así, especialmente porque la niña que tenía en una silla al lado de su cama estaba riendo, entretenida tocando la máscara que la separaba del rostro de su madre.

Aun así, con cuidado desabotonó su camisa, apartando el sostén hacia abajo, sintiendo la molestia del seno lleno y pesado, siempre era así cuando no le daba hambre con suficiente frecuencia. Eso solía preocuparle. Era como si la niña percibiera los ánimos de la madre y no quisiera alimentarse. Se veía flaquita aunque sana, las largas piernas que le hacía sonreír porque definitivamente heredaría la fuerza del bastardo de su padre.

Si tan solo estuviera vivo lo mataría solo para sacarse las ganas de cobrar venganza de lo que le había hecho. Si no fuera porque amaba a Madison ya hubiera renunciado a medio camino porque su cuerpo ya estaba completamente deformado por los experimentos y pronto salvo por Madison y Argine no habría nada que pudiera encadenarla a tierra. Sería cuestión de paciencia.

Necesitaba hablar con Argine.

Llegué con el traje completo. Observando a Judith amamantar a la niña, lentamente comenzando a quitar el traje de afuera hacia dentro. Primero la chaqueta y la parte superior de la falda. Luego el vestido, los ojos en el momento de union madre/hija. Siguió el corsette y armazon hasta solo quedar en enagua, joyas y tocado. El ultimo lo saque y lo acomode en el armario viejo que me correspondia donde conservaba lo poco que me pertenecía, las mascaras y los trajes.
Por eso cambie mi mascara por el antifaz simple para mantener mi rostro oculto pero mas comodo que la pesada mascara de ceramica.
Lentamente camine hasta Judith, arrodillandome delante para poder ver a la niña que parecia demasiado entretenida con su seno a la hora de la comida.
- Ya no duele?- Pregunto con curiosidad.

"No, ya no duele. No siempre duele. A ti tampoco te duele siempre, ¿verdad?" Preguntó curiosa, los ojos violeta opaco observando las reacciones tras el antifaz de la chica castaña. Era pura curiosidad lo que sentía cuando los ojos de la mujer que amamantaba descendieron por el costado de la chica de cabello recogido castaño, posandose en la única cicatriz visible del cuerpo, un corte estrellado y curvado que recordaba el cuchillo corto aunque dañino que ingresó allí.

Sobre el costado los mismos bulbos que se encontraban en su costado. Blandos para inyectar en la irrigación sanguínea y que no duela, eran como el acceso directo a su cuerpo, las drogas fluyendo demasiado lento a veces.

"Traeme las ampollas." Indicó señalando el estante donde se encontraban. Realmente no sabía de que se trataba o que eran, solo que estaban allí y eran para Argine.

En silencio me moví con pies descalzos. Caminé a esa estanteria, tomando un puñado de agujas. Ni siquiera me detuve a contarlas. Siempre son muchas. Siempre duelen cada una de ellas. No somos más que máquinas para causar daño. A otros y a nosotras mismas. No tenemos un sentido real aquí salvo por esta tortura lenta que viaja por mis poros, que se extiende por mi piel como una capa más en muestra de esa superioridad moral que no poseemos.
Tomo una caja de tubos. Esta es la que me toca a mi esta semana. Es mucho más grande que la de Judith lo cual me hace girarme a mirarla nuevamente. Primero a ella y luego a la bebé, mis labios se fruncen ante la idea. Se fruncen ante la idea de lo que podría pasarle a la niña.
-No deberias estar amamantando.- Le digo con un gesto desaprobador a pesar de saber que no tiene otra opción. Ella no tiene ingresos estables y yo tampoco y si quiero salir de Hogwarts de una vez debo comenzar a ahorrar. Ya con el pago por esto me alcanza para un pequeño departamento en Londres Muggle con unos meses de expensas.
Seria bueno si ella no tiene donde mas ir que pudieramos sumar su parte y comprar algo mas grande para las tres y la mujer que trabajaba como niñera.
Preparo los tubos con cuidado, uno por uno, antes de darle la espalda y dejar que la vea. Que sienta cada piedra bajo la piel antes de comenzar el proceso tan conocido.
El primero no es doloroso. No puedo decir del segundo o tercero. El cuarto comienza a sentirse como si mi piel se estuviera quemando. Ardo, duele... asi que me siento y me recuesto de costado en la cama.

No fui cuidadosa, realmente no necesitaba serlo, por eso es que les han colocado esas piedras bajo la piel para que no se dañaran de más cada vez que debían hacer este tipo de cosas. Realmente no estaba pensando mucho sobre lo que pasaba hasta que mencionó lo de amamantar.

Judith desvió la mirada hacia abajo, los labios arrugados mientras Argine se dejaba caer en la cama. No era como si realmente necesitara decir mucho más. Deseaba poder decirle algo pero sabía que tenía razón. Tristemente no había otra cosa que pudiera hacer. No había dinero como para comprar leche neonatal para la bebé aunque sabía que a pesar de la protección mágica algo de lo que rondaba en su cuerpo iría a ella, algo contra lo que no podría protegerse.

Suspiró, apretando a la niña contra si misma un poco más con la esperanza de borrar lo que había o estaba haciendo. Lo que les estaban haciendo a las tres allí dentro en realidad. Quizá es por eso que aceptaban, porque no sabían otro tipo de vida. Debía ser por eso... al punto de que ya les parecía normal.

"La crueldad deliberada puede ser anticipada..." Murmuró sabiendo que la otra chica podría escucharla perfectamente.

-Vamos a morir. - Solté definitivamente. Es un hecho doloroso, lo sé. Es un hecho de la vida, de lo que pasa, de lo que pasará allí fuera.
Nosotras nacimos para un destino tragico, sin gloria, sin pasion, sin amor. Nosotras nacimos para ser olvidadas porque no importa lo mucho que otros digan, cada dia que pasa un trozo nuestro va muriendo como las aves que en mis manos parecen vivas pero no son más que burdas ironias de vida. Somos un espejo de lo que vive afuera, solo que a través del espejo de Alicia en este lugar solo hay muerte y destrucción.
El ministerio nos desea muertos a todos, especialmente a nosotras porque no somos ni humanas ni criaturas o al menos ahora ya no se lo que somos cuando noto esas plumas que caen de la espalda de Judith. Está perdiendo sus alas. Estoy perdiendo mi astucia. No seremos humanas pero tampoco seremos criaturas. Solo somos algo entre medio. No merecemos el lugar donde estamos, no lo ameritamos tampoco, no hay donde escapar, donde ir o que hacer. Solo somos dos personas condenadas a una vida miserable entre estas pareles. Se siente raro regresar al mundo exterior a veces y darme cuenta que debo volver a actuar como siempre, destruir mi propia autoconfianza hasta poder crear una pantomima de lo que debo ser.
- Quiza Madison sobreviva... si no nos destruyen primero.

"No me atrevo a mirar... temo que si lo hago, lo que se acerca es demasiado grande y ninguna de las tres está preparada... Madison es apenas una bebé y no sé si no deberé enviarla con Ulrika pronto, es el único lugar donde creo puede estar segura. Pero es Inglesa así que... no habrá escapatoria, cuando los del ministerio se den cuenta que no pueden alcanzarnos se alzarán nuevamente y comenzará una nueva guerra..."

Las palabras resonaban lejanas, frías, una muestra de su inestabilidad del momento. Era prácticamente un juego de palabras todo. A veces tenía sentido, otras no tanto. En este momento en realidad nada tenía sentido. Todo se había convertido en una especie de juego sobre quien dominaba sobre quien y pronto habrían dos ataques...

Ambos ataques tendrían víctimas que ellas debían tratar de proteger mientras se deshacían de los mortífagos que quedaban.

La niña se había quedado dormida, pudo sentirlo cuando la succión se detuvo, debiendo estirarse por la toalla en su hombro para darle unas palmaditas para sacarle el aire mientras los ojos seguían enfocados en el otro antifaz.

"Si sobrevivieramos... ¿que harías?" Sabía la respuesta porque si bien Judith tenía algo aun por lo que vivir, Argine era como si nunca hubiera tenido nada por lo que tampoco tenía realmente razón para seguir viviendo.

-Ire por los que quedan y me dejaré consumir.- Respondo como si eso fuera más que evidente. Es natural de mi parte que no me quede nada más que esto. Soy lo que conocen como un vacío existencial. No soy nada, no quiero nada, no aspiro a nada. Solo llenaba el espacio con mi cuerpo hasta el momento en que me agregaron a la union de Wonderland.
Esto era para mi el pan de cada dia, aqui donde lentamente nos morimos. Soñando que quiza algun dia seremos rescatadas, quiza seamos redimibles.
Pero no tenemos ni alma ni corazon para redimirnos la verdad. Solo tenemos la hipocrecia que nos acompaña cada dia.
-Si no muero me asentare y tendre un par de hijos. Espero que ellos no tengan que ser registrados por tener una mama como yo.

"Casarse y tener hijos... no parece un mal plan." Susurró con una leve sonrisa. Sonaba una conversación de personas demasiado ancianas para realmente parecer real. Hablar de casarse a los 16 años sonaba a una locura... 16, 17, la gente comenzaba a considerar esas cosas cuando encontraban a la persona ideal y se sentían preparados para afrontar la idea de una familia, cuando creían que estaban preparados para ello, en cambio aquí dentro la adultez y la niñez se mezclaban.

La niña sacó el aire, lentamente siendo acunada contra el pecho de la madre que sabía, quizá esto fuera un ritual de despedida entre ellas ya que pronto no permitirían que una veela criara a la semi veela porque esta era parte humana.

"Creo que es el mejor plan de todos..." Ya que ella no podría hacer nunca más ninguna de esas dos cosas ya que su destino era vivir buscando eternamente sus conejos blancos... cuando no recuerdas, cuando no sabes, cuando estas obligada a hacer cosas que no crees y al final solo queda correr en busca de lo que debería hacer. "Creo que yo solo seguiré aquí... no tengo más por lo que vivir. La Liebre me dijo que considerara el matrimonio para protegerme de las leyes pero..."

Pero no se siente correcto.

-Juguetes. Somos juguetes. Si te consuela. Creo que Abeforth es mejor partidario. Al menos no te tratara mal. Podras vivir aqui. No creo que le intereses de la otra forma asi que estaras segura. Es un buen lugar para comenzar. Tiene 114 años despues de todo. Luego de que muera tendrias un lugar propio ya que no tiene hijos ni hermanos.
Las palabras son frias y sin emocion ante la idea de que se case con la Liebre. Era una idea legalmente aceptable buscar el respaldo y el refugio del apellido por un medio legal. Pero no la veo aqui para el resto de sus dias posando como la esposa de un hombre que supera el centenario. Sin amor ni compacion solo rondando este lugar con la esperanza de ser libre.
Como yo. Quiza algun dia sea libre.
Se que no se casara, pero tiende a hacer cosas por contradecirme solamente. Un casamiento sin amor, que bajo llegamos que es lo mas que podemos aspirar.

"Debes estar bromeando..." A pesar de que el tono encerraba cierta gracia sus labios ni se movieron en indicación de que realmente se sentía divertida por la idea.

¿Considerarlo? Claro que lo había considerado, pero esa no era su vida, no era la vida que quería para Madison. Ella quería una vida diferente, una vida que pudiera llamar propia. Quería volver a vivir si es que alguna vez lo había hecho, sentir el calor del sol en su rostro sin la máscara, correr por las calles luminosas en lugar de arrastrarse por el moribundo Knokturn Alley.

Deseaba salir de aquí. Deseaba vivir, recorrer nuevamente los cielos sobre algún caballo alado, volver a vivir sin cadenas como las viejas gitanas de rusia que frecuentaban a Mama. Quería llevarme a Argine lejos y demostrarle que no todo era malo aunque sé que de las dos la que más lo necesita soy yo, deseo enseñarles a ambas que el mundo fuera tiene más cosas que ese gris que constantemente me describe, un gris que nunca conocí o conoceré, porque los colores es precisamente lo que me da vida.

"¿Podrás seguir adelante con esto? ¿Podrás seguir olvidando? Eres humana... podrías haber pedido ser una de las picas, incluso un Jack. ¿Por que probar hasta donde llega tu cuerpo? ¿Por que convertirte en esto? No lo necesitabas, jamás necesitaste convertirte en otra cosa... pasabas desapercibida, no tenías nada para temer... no había absolutamente nada para temer pero no, te metiste en esto y no entiendo como... ¿por que lo haces? Yo no tengo donde más ir, no tengo esperanza... ¡Madison no tiene esperanza! Pero ¿Tu?" No comprendo... ¿quien entregaría por voluntad propia su vida? ¿quien sería capaz de renunciar a un futuro para estar en el infierno? Porque yo beberé el infierno purpura, pero me supongo que el fuego dorado no será tanto más diferente, solo causa lo opuesto.

-Quiero un lugar al que regresar donde pueda confiar en las personas que me esperan. En vos. En mi. No tengo mucho mas que esto. Todos esperan que tenga una exitosa carrera en el ministerio o como escritora. Donde ire cuando todo termine? No puedo desear nada. No puedo aspirar a nada. No tengo nada ni nadie me ofrecera salvacion. Aqui. Sin Argine no existe ni Judith ni Pallas ni Rachel.
Mis palabras son ausentes. No tenemos una razon real para usar este tipo de cosas. yo soy el resultado de lo que ha ocurrido en nuestras vidas. Naci asi como estoy. La diferencia es que cuando era pequeña se discimulaba un poco. No era tan evidente. La distancia y el rencor de mis hermanos me ha terminado de quebrar y durante la guerra me destruyeron, hilo por hilo descocieron mi rustico vestido que me protegia del mundo exterior. Mi padre observaba aprobando mi crecimiento y lo mucho que me retraia. El sabia que no estaba bien. Podia verlo. Se que podria verlo porque sino no señalaria como me pierdo en la lectura y lo perfecto que suena mi asento idish.
-No me quites esa salvacion. Estamos en el mismo barco y ese barco se va a hundir con ambas encima.

"Y ese barco se va a hundir..." Murmuró para si misma, un dedo acariciando la suave y perfecta mejilla de lo único puro que habría en este lugar.

A ella no la engañaban, si se casaba con la Liebre era porque algo sacarían de esa unión ambos y cuando ella lo único que poseía era su cuerpo y su hija, ambas cosas que no estaba dispuesta a entregar otra vez para ser abusados, entonces no habría más que pensar que eso solo sería una cosa más que le haría daño de una forma u otra.

"Quisiera poder salvarte, pero a veces recuerdo... recuerdo que tu estás más hundida. Que aun cuando yo sufro, el hecho de que sufra es quizá lo que me salva..." Las palabras eran un siseo sordo en el momento en que se puso de pie para irse, no quería seguir hablando, hablar con Argine era como hablar con una pared espejada... tan parecida y tan diferente que no se daba cuenta hasta que no era demasiado tarde.