He doesn't see me [Solar]

Esperaba en la mesa. Nunca pudo mostrarle el lugar donde vivía ni a Trix ni a Solar... ni a nadie si tenía en cuenta todo. Con cuidado se recargó en el respaldo de la silla de madera, sonriendo al ver a Madame Rosmerta traerle una sillita alta y hacer caras a la alegre niña que comenzaba a sacudir las manos y reir tratando de alcanzar lo que el rostro de la mujer y soltando gritos alegre al notar lo divertido que era jugar.

Aunque Rosmerta era amable con Madison sabía que le miraría a ella con desaprobación. No era de extrañar, era muy fácil asumir lo que le tocaba hacer o debería hacer, creer que sabían su historia como si esto fuera por ella, como si ella hubiera elegido no cuidarse y por error hubiera tenido un embarazo... nadie entendía que no había sido un error, solo no habían considerado pedirle permiso a ella misma primero.

Le pasó unas monedas para pagar su cerveza y el hecho de calentar la leche del biberón tratando de evitar tener que ver esos ojos acusadores nuevamente sobre su cuerpo, odiaba sentirse débil y juzgada, pero no le daría el gusto de mostrar debilidad, venía aquí a ver a su amiga, no hablar con la dueña del lugar.

Había quedado con Lou, para encontrarnos en las tres escobas. Llevaba en mi mano derecha tres bolsas con peluches distintos para Mad. Uno tenia un Dragón, otra una Oveja y el otro un Muñeco de nieve, y en la otra mano tenia varias bolsas mas pequeñas con conjuntitos de ropa, zapatitos, medias, gorros y mantas.

Sabia que tal vez no le gustara a Lou que llevara todo eso, y no era por que ella no pudiese pagarlo, sino por que al ser su madrina era mi trabajo y mi deber malcriar a mi pequeña ahijada. Tampoco me había olvidado de mi amiga, ya que la bolsa mas grande que colgaba de mi mano izquierda era para ella, con una chaqueta de cuero y un vestido a juego, todo cortesía de mis padres. Les había enviado una fotografía de la pequeña y de Lou, ya que nos las conocían. Solo conocían a Lou de nombre por que yo les había contado de ella en algunas cartas.

Al entrar en las tres escobas, observo a todos a mi alrededor con expresión hosca, hasta localizar a las dos sentadas en una mesa. Acercándome con paso apresurado, dejo escapar un gruñido bajo al ver a la dueña Rosmerta demasiado cerca de Mad. Me molestaba. Una vez que se va, una sonrisa ilumina mi rostro, mientras levanto a la pequeña en brazos, sacudiéndola por sobre mi cabeza.

-¡Aquí esta mi pequeña loba! ¿Quien es la princesa mas linda de la madrina? ¡Así es! ¡Tu eres la mas linda!- Mi tono sonaba extremadamente empalagoso y baboso, mientras sacudía a la niña antes de dejarla en su lugar y acercarme a Lou, para abrazarla. - Te ves guapa, cansada pero guapa al fin... ¿Que tal todo?-

Le pregunto mientras tomo asiento y le doy las bolsas con la ropa de Mad y voy desenvolviendo los peluches para la niña así se entretenía mientras nosotras hablábamos.

-Antes de que comiences a ponerme mala cara o retarme, esto es para ti... La ropa es todo cortesía de mi madre, que se quedo enamorada de mi ahijada y lo otro es por que finalmente pudo conocerte, ya que nunca le había enviado fotografías...-

Efectivamente el ceño de Louise se frunció levemente al ver todos los regalos, pero prefirió cerrar la boca. No quería admitir que los necesitaba, que su trabajo ni era legal ni estaba bien visto y mucho menos era redituable con los gastos de un departamento y las necesidades básicas de una bebé.

Se sentía claramente en desventaja aquí. Como no vivían esta vida todos podían afrontar gastos porque los padres les dejaban el dinero a ellos, no eran como las otras personas allí fuera cuyos padres les ayudaban a dar el primer empujón pero luego tenían que apañarselas, Louise estaba usando los ahorros para ir a la universidad y si bien era suficiente como para vivir era poco en comparación a lo que tenía entre manos otros chicos que de momento seguían en el colegio. Pero Maddy era demasiado pequeña como para pasar necesidad alguna, así que la madre proveía... rezando no tener que caer en los rincones más oscuros de la vida para poder sacar a flote a su hija.

"¿Cansada? Realmente estoy hecha una maravilla... una maravilla..." No se lo creía ni ella misma, pero trataba. Entre preocuparse por Trix, lidiar con sus propios celos y tratando de tragar esa bestia que le corroía por dentro lentamente no estaba de ánimo para lidiar con todo esto, afrontar que se estaba equivocando por donde podía. No quería herir a nadie pero estaba en ese momento en que la única persona que podía herir era a si misma. "Maddy ya extrañaba a su madrina." Comentó con una sonrisa cariñosa, rodeándola con sus brazos, apretando fuerte con agua en los ojos.

Era inevitable. Aunque se hubieran hecho amigas tras el ataque de Sol cuando esta tenía 13 años y Lou 12, fueron 6 años de constancia, donde ambas estuvieron allí aunque fuera a la distancia, sabiendo que había alguien del otro lado del cerco. Ahora simplemente se sentía un poco sola lidiando con las dificultades del mundo real.

Pude leer lo que estaba pensando con solo su ceño fruncido. Conocía demasiado bien a esta mujer como para que ella pudiera engañarme con lo que me decía. Lo que aun me costaba comprender es por que me mentía cuando sabia que yo podía saber que no era así. Ruedo los ojos, tocando la nariz de Mad con la punta de mi dedo.

-Si ya... claro... Ahora cuéntame uno de lobos ¿De acuerdo? - Le digo dándole a entender que no le creo -  Mira se lo que piensas acerca de los regalos. Mis padres no usan dinero mágico hace años. La fortuna que había acumulado esta a mi disposición y solo la uso para comprar poción matalobos y ropa... Y ese dinero es mio ahora... - Tomo su mano, apretándola con fuerza - Se que no es fácil, pero ahora no estoy aquí para protegerte todo el tiempo... Se que no lo necesitas, te puedes valer por ti misma... Pero yo tengo que protegerte igual... Por que Mad y tu son lo que mas me importa  ademas de mis padres... Entonces ya que no puedo protegerte ni tenerte a la vista seguido, déjame ayudarte con lo que pueda...-

Mi voz es sincera, y preocupada. Realmente la situación me superaba. Lo demostraban las leves ojeras debajo de mis ojos, y mis hombros cansados. Estaba todo el día pensando en ellas, preocupada de si estarían bien, a salvo, de si necesitarían algo y yo no estaba allí para ellas. Dejo una bolsita sobre la mesa, algo pesada. Estaba segura de que ella sabría que estaba llena de galeons.

-Tómalo como un préstamo... Quiero que lo tengas, para usarlo en un caso extremo si quieres... Tómalo como mi mesada para los gastos de mi ahijada. Se que puedes mantenerte sola, y puedes mantenerla a ella, pero es mi necesidad ayudarlas...- Hago una seña a Rosmerta para que me trajera algo de beber antes de volver a mirarla - Ahora, deja de mentirme y cuéntame que te ocurre...-

"Si quieres te cuento Caperucita y el Lobo." Comentó agrandando su sonrisa para poder obligarse a si misma a estar bien. No, no estaba hecha una maravilla, no había nada bien, nada tenía un orden, su mente estaba perdida y no sabía porque mentía, porque esa mentira cualquiera la descubriría y ni tenía que saber el trasfondo.

Anda, madre a los 16 de una niña semi veela tras un parto complicado y la niña apenas teniendo el peso necesario, cargando a cuestas lo justo para vivir y esforzándose cada día para poder ayudar.

Odiaba pedir ayuda, odiaba que se la dieran, siempre fue ella la protectora, bueno, al menos en lo que importaba. Sabía que sus amigos eran celosos pero los adoraba exactamente como eran, aunque ya no estuvieran, Jesse siempre sería su alma gemela, Samuel su explosiva mitad y Sol que estaba a su lado siempre su contraparte buena. Louise no existe o no existiría sin los recuerdos que compartió a lo largo de su vida con sus personas amadas. Jesse y Samuel no eran los primeros que morían de sus allegados, aunque si eran los primeros de morir de una forma heroica, les debía la vida a ellos principalmente.

"Es... es Alan. Solo estoy confundida y él está con una chica. Trix lo encontró en la sala común." Suspiró desanimada, mirando hacia afuera. Se sentía estúpida por enamorarse de alguien cuando había cosas más importantes como Madison. El peso de los últimos 6 meses cayendo sobre sus hombros con terror. Gaspard queriendo tener hijos porque podía no sobrevivir, el rito de Beltane, el embarazo solitario, la perdida de sus amigos y ella como una idiota enamorada de un chico que nunca le prestaría atención por todo lo que pasó.

Una parte de ella se sentía violada y encima acusada por actos impuros. Aunque aun tenía alguien que la adoraba y ella adoraba de regreso, solo que no deseaba hacerla sufrir, Luna se merecía alguien que tuviera toda su atención en ella.

Lo más gracioso es que... decía esto y una parte creía que aun no pasaba o quizá pasaría, Louise simplemente vive a 4 tiempos, ese es su secreto para estar perdida siempre. Siempre los cuatro tiempos se mezclaban y la enfermaban: Lo que fue, lo que es, lo que será y lo que puede ser.

Alan... maldita sea.

"Aceptaré el prestamo y los regalos para Maddy, pero no te excedas. Si veo que te pasas no lo aceptaré." Declaró cambiando el tema y regresando a Sol, el ceño fruncido para que sepa que va en serio. No iba a negarle comodidades a Maddy, pero no quería que Solar se sobrepasara, Madison era su responsabilidad y se estaba esforzando por hacer lo mejor para ella en todo momento.

Revoleo los ojos cuando dice del cuento. Lo cual significaba que tenia razón en que me estaba mintiendo. No era la mejor descubriendo cosas, pero algunas mentiras se hacían demasiado obvias en su rostro. 

Asiento a Rosmerta cuando me trae la cerveza y le doy un trago. No había nada mejor que aquella cerveza de manteca que hacían en este lugar. Pero cuando ella menciona a Alan y que esta confundida la miro por sobre el vaso que quedo apoyado en mis labios sin volcar su contenido dentro. Lo bajo, con suavidad unos instantes, apoyándolo en la mesa con cuidado.

-¿Estas confundida? - Yo sabia que para Trix debía haber sido un golpe duro. Ella me había contado que el le gustaba y a nadie le gusta ver a esa persona con otra - El... ¿Te gusta... o te ha insinuado algo?-

Mi tono era tranquilo y suave. Pero mis ojos ardían de furia. Si el se había atrevido a que ella se pusiera mal iba a cortarle las pelotas. Agradecí el cambio de tema para poder calmarme. No iba a excederme, pero sabia que no debía estar pasándola fácil.

-No lo haré, y se que no te gusta que te ayuden, pero por que lo hagas no te hace ni mejor ni peor madre.... Se que estas esforzándote y me siento orgullosa del sacrificio que estas haciendo, pero te quiero y eres la hermana que nunca tuve... Se que puedes sostener a tu familia, y yo voy a sostenerte a ti, y es un equilibrio perfecto...-

Le digo seria, pero divertida a la vez.

"Si, estoy confundida. Alan... solo... a veces me parece que quiere algo y luego retrocede. ¿Retrocede él o retrocedo yo? No puedo seguir así, esto es una maldición, no sé en que momento estoy viviendo o donde debería vivir. Y él es amable conmigo... me está matando esto. Quiero decir... Él no tiene la culpa de que me guste desde que teníamos trece años. Nunca creí llegar a estar lo suficientemente cerca como para admitir que me gustaba y ahora... ahora, creo que lo sabe. No lo negué. Pero tampoco le pude poner palabras, tengo a Maddy y estoy desesperada, ella necesita otra cosa y yo soy una maldita adolescente enamorada de alguien que no puede tener. O quizá si, todo es muy confuso y ni siquiera tengo alguien a quien reclamar. Solo... Vergessen Zu Vergessen." Lo último lo dijo con ese tono dolido, Olvidé Olvidar, era lo que constantemente estaba pasando por su cabeza en este tiempo, simplemente sabía, sabía que tenía que olvidar pero no podía.

En el momento que tuvo a Maddy en sus brazos supo que su pasado debía ser borrado, debía hacerse de una nueva vida que fuera digna de la niña, digna del pequeño ángel al que había dado vida. No podía detenerse en juegos, no tenía que ser así. Debía dejar de pensarse como mujer y comenzar a aceptar que la parte maternal que ahora dominaba todo en su vida. Vivía por su hija y no iba a arrastrar a nadie más a lo profundo consigo, solo... deseaba hacer lo correcto pero ya no sabía QUE era lo correcto.

Lo suficiente como para ignorar convenientemente las palabras sobre la ayuda de Solar. No quería ir a los detalles, pero era imposible esconder la sonrisa. Solar también era como su hermana, aun más que Emma a veces, desde el secuestro las cosas habían sido demasiado diferentes, no encajaban como antes.

"Espero poder ser como mis mamás... serán todo lo que quieran pero se hicieron cargo de mi y de Emma y nos cuidaron tan bien que aunque Mamá Ulrika de momento no me quiere con ella sin ella no hubiera sido nada." Comentó con una gran sonrisa. Realmente creía que podía aunque a veces perdía la esperanza.

Me quedo mirándola sorprendida. No esperaba que largara todo el rollo con facilidad. Si bien podíamos hablar de cualquier cosa, generalmente costaba un poco mas sacarle las cosas. Se notaba que realmente la afectaba toda la situación. Mi rostro cambio de expresiones pasando desde la sorpresa, a la perplejidad, a la ira, a la furia hasta quedar neutral. Aunque por dentro la bestia estaba pidiendo sangre.

Iba a matarlo... por el simple hecho de que ella estuviese mal por el.... Lo mataría....

Me dolía verla así, enamorada de un idiota que se había pasado de la raya. Podía sentir lo confundida que estaba en estos momentos. Tome su mano y la apreté con fuerza, sonriendole.

-Escúchame Louise... No esta mal que el te guste, tampoco puedes culparte. Eres joven y Mad ha venido en un momento inoportuno, pero eso no quita que tu no puedas seguir la vida. Que te hayas convertido en madre, no hace que seas un robot sin sentimientos. Puede ser que ahora sea un idiota, pero tal vez cambie. Es un adolescente y no todos han madurado lo que deben. Si realmente lo quieres, deberías intentar quedarte con el, luchar. Ninguna mujer es mas bella que tu, y me importa un cuerno quien de todas las alumnas sea, puedo desfigurarla por ti... Y si realmente el no te presta atención es por que es demasiado idiota y no te merece....- Le sonrío con cariño. Me gustaba verla así. Se la veía tan fuerte y vulnerable a la vez. Había momentos donde tenia ganas de acogotarla por no cuidarse, también había momentos donde yo me preocupaba en extremo, pero viéndola así, sola y luchadora no podía evitar hacerlo. Siempre habíamos estado juntas desde que nos conocimos - Seras mejor que tus madres. Ninguna nace sabiendo como serlo, lo aprendes con la practica. Y vas a cometer errores como todas, lo importante es que aprendas bien, Yo se que seras mejor que Mama Ulrika y Mama Mylenka... y si ahora no te quieren con ellas, pues se lo pierden... mas de ustedes para mi...-

Movió la naricilla ¿que sería de ella sin solar? ¿Donde estaría ahora? Estaría perdida, horriblemente perdida, no tendría donde ir o que hacer, no podría hacer nada sin ella. Más desde la muerte de sus otros amigos.

Volvió a mover la naricita, tratando de evitar el ardor en los ojos. Pero no podía, estaba relativamente feliz con su nueva vida, le estaba costando y estaba aterrada, pero el recuerdo de Samuel y Jesse protegiendola era más que suficiente como para hacerle saber que debía seguir luchando, no iba a dejar que el sacrificio de sus amigos fuera menospreciado. Y Sol siempre estaba acá para sostenerle, a ella y a Maddy.

"Me siento una tonta, extraño a los chicos." Replicó, respirando profundo para contener las lágrimas. "Si ellos estuvieran aquí no tendría este dilema."

Al decirlo no pudo evitar reírse de buena gana, sabiendo que no lo tendría porque como siempre Jesse le tenía prohibido enamorarse, no le hubiera dejado ni acercarse a Alan para tratar de evitar que sintiera más que deseo sexual. Samuel no era tan extremista, aunque siempre había apoyado que Louise le diera sus favores a Stanley de Beauxbatons, aun años después cuando ni se hablaba con el antiguo Beaux. Suponía a veces que era por lo mismo que Jesse le había declarado la eterna soltera.

"¡Nos tienes al completo, Solaranielle! Si ni siquiera tienes con quien compartir salvo cuando Trix se vuelve aplanadora." Comentó divertida, borrando las lágrimas aunque los ojos quedando llorosos ante tal emoción, debiendo pararse para abrazar a Solar. Necesitaba este abrazo así que no dudó en buscarlo cuando se trataba de ella, enterrando la cabeza en el hombro de la otra rubia.

Me sonrío cuando menciona a los chicos. Eran adorables y los odiaba con toda mi alma. Sus celos irracionales para no compartirla. Recordaba cada una de las maldades que Jesse hacia para ninguno de nosotros compartiera tiempo con Lou, y luego el se iba dejándola sola.

-Si ellos estuvieran aquí, estarían demasiado histéricos y tendría que atarlos a una silla y dejarlos abandonados en la casa de los gritos... - Le digo meneando la cabeza. - Yo también los extraño... a veces...-

No iba a negar que la mayor parte del tiempo había tenido ganas de acogotarlos. Una sonrisa curva mis labios cuando dice que las tengo por completo. Si fuese realmente así, estarían dentro de una caja de cristal donde nada pudiera tocarlas. Observo sorprendida cuando se pone de pie y me abraza. Devolviendole el gesto la siento en mis piernas, abrazándola con fuerza. Me hacia mal verla tan vulnerable.

-Me hace mal verte así... puedo dejar el ultimo año y quedarme contigo y Mad si quieres...-

Le susurro en el oído, solo para que ella pudiera oir eso. No me gustaba estar tan lejos de ambas cuando sabia que ella podía necesitarme en cualquier momento.

No pudo evitar el enredarse en Solar. Siempre había sido mimosa, era sabido que para encontrarle a ella había que buscar entre el amasijo de brazos y piernas que se encontraba junto al sauce boxeador o en el suelo del patio entre los brazos de uno de sus amigos o saltando sentada en el regazo de Solar.

Bueno, cualquiera que conociera a Louise sabía que si algo con ella no faltaba eran las muestras espontaneas de cariño, los abrazos y besos que aunque muchos parecían no ser tan inocentes (especialmente los que compartía con ‘sus chicos’) en realidad eran en esencia una muestra de cariño y lealtad, una muestra de amor puro que tenía para las personas que le rodeaban. Nadie lograba entenderlo realmente, porque todo lo que hacía parecía poseer un tono tan íntimo que allí, pegada, escondida contra el cuello de Solar solo parecía una pequeña muñeca de porcelana buscando consuelo.

Un consuelo que no podía tener, porque realmente esa porcelana se había resquebrajado tanto que estaba luchando por mantenerse unida con las pocas fuerzas que le quedaban, unas fuerzas que ya no quedaban para sostenerle, para mantenerle, el pegamento que la retenía se estaba escapando de entre sus dedos y solo había dos razones para seguir. Esas razones eran Solar y Madison, las cuales en este momento no sabían lo que realmente necesitaban porque este era el límite de su resistencia. No podía ser Louise, tampoco podía ser Emma, entonces ¿quien era ella?

"Mi... mi nombre es Judit." Susurró para si misma y para Solar. Sabía que sonaba a una locura, pero Solar si bien no entendería el porque era la más capaz de aceptar el cambio. Este cambio que había iniciado y del que se podría haber salvado... quizá en otro universo pero no en este. "Y debo ser fuerte porque mi amiga me necesita, mi hija me necesita y tengo una chica esperando por mi que me quiere. Y debo hacer las cosas bien, debo ser fuerte porque si no soy fuerte los naipes me tragarán y solo seré una carta más en el mazo de cartas."

Mi mano acaricio su sedoso y platino cabello, mientras la otra la sujetaba por la cintura para que no se cayera. Una caricia de consuelo, de compañerismo y de familia. Ella al igual que su hija lo eran todo para mi. Esta mujer que ahora parecía frágil y pequeña, pero que en el fondo tenia un fuego que hervía y arrasaba todo a su alrededor.

Mi ceño se frunció cuando dijo aquello. ¿Judit? Era extraño sin duda, y espontaneo. Pero a veces las cosas salían así entre nosotras. Recordaba con claridad el día que le había mostrado mi espalda. Las lagrimas caían por mi rostro y el terror me agarrotaba el cuerpo. "El me violo y me marco para siempre..." Le había dicho y en vez de recibir una expresión de asco o desprecio ella me había abrazado como tantas otras veces, ese día yo había aceptado que ella era de mi familia y que arrasaría con cualquiera que intentara dañarla.

-Bueno pues, es un nombre lindo... y sigue quedando bien con el mio que es largo...-

Le digo con suavidad, aun acariciando su cabello y aferrándola con fuerza contra mi.

"Aunque me llamara Roberta pegaría con tu nombre." Respondió con unas acuosas risas que daban a entender que estaba tratando sinceramente de recuperar la compostura a pesar de que en este instante lo único que quería era acurrucarse y llorar como si de eso dependiera su vida.

"¿Nos quedamos un ratito más? Creo que Maddy se durmió." Murmuró enredándose aun más en Solar, probablemente ya todos a su alrededor le hubieran encontrado como una loca de remate (si no estuvieran acostumbrados a esto con la rubia) casi no había espacio entre ambas, esa forma tan única que tenía Louise de expresarse donde los ignorantes consideraban sus gestos como la confesión de los amantes, para Lou simplemente... era una persona táctil. Necesitaba tocar, sentir, abrazar, besar. No importaba si era en los labios, la cabeza, la nuca... Pobre Maddy se pasaba el día en brazos si fuera por la madre.

Aun recordaba ese día, las confesiones compartidas, ver la piel dañada de Sol, el dolor de ella la había hecho llorar también, tratando de ayudar, sin saber como. Y es que tantas veelas a lo largo de la vida han sido violadas, tantas manoseadas, tantas destruidas psicológicamente por lo que eran, por la envidia y por el deseo que ese siempre perfecto cuerpo les traía.
Y no sabía como ayudarla, por eso la llevó consigo a ver a Mamá Ulrika y Mamá Mylenka, dos mujeres que no parecían superar la treintena de edad y que trabajaban con las comunidades contra el abuso. No era una solución perfecta, pero al menos había esperado que Solar hubiera encontrado un lugar entre los grupos feministas. Había grupos desde los más sencillos y amables de apoyo psicológico hasta los más violentos y extremistas. Veelas y mujeres humanas conviviendo por un mal que salia de control.

¿No había sido su propia primera vez violenta? No violación, no quería pensarlo así, no hubo daño, sino un consentimiento de mala gana a cambio de que liberaran a una semi veela. No la mejor primer experiencia, pero estaba bien, podía vivir con ello porque hubo una razón más fuerte, pero por lo general su raza sufrían ese tipo de ataques.

Seguía acariciando su cabeza con suavidad. Cerrando los ojos para disfrutar del cariño y la paz que ella me brindaba. Solo estas dos criaturitas podían calmar a la bestia que rugía en mi interior con ferocidad.

-Claro que podemos quedarnos... Para ustedes tengo todo el tiempo del mundo... - Le susurro apretándola con fuerza contra mi - Sabes... No te he contado algo que me ocurrió... ¿Recuerdas a Aaron... verdad? - Estaba segura que recordaba el beso que le había dado al chico nuevo y como lo habíamos tomado para la broma - Bueno pues... Me gusta... - Digo apenas audible - Y yo... le gusto también... y el otro día me... me beso... - Mi voz era un susurro avergonzado - Y me pregunto si me molestaría que el demostrara que estábamos juntos... en publico...-

Me sentía feliz de lo que había ocurrido con el, aunque me daba miedo después de todo lo que había pasado. Pero en algún momento sabia que tendría que enfrentar la situación de estar con alguien.

La apretó un poquito, se enredó un poquito más para ocultar su rostro en posición fetal contra el cuello de Solar, con una sonrisa amargada antes de tratar de relajarse. Varias cosas rondaban en su cabeza, una era espantar al hombre que se llevaba a su amiga, su única amiga, aquella amiga que era todo lo que tenía, su único consuelo, su única compañía, aquella que amaba por sobre todo.

Pensamiento que descartó con dolor. Jesse le había hecho eso miles de veces, incluso con Stanley ¡Y tenían 13 y 15 años entonces! Es más, sabía que nunca más podría ver a Stanley posiblemente. De hecho, luego de tercer año no lo volvió a ver. Pero simplemente amaba demasiado espantar al chico y alejarlo de Lou aun cuando ambos eran casi inocentes. Ella había sufrido mucho ese año, que por fin se había fijado en Alan pero Jesse simplemente la había convencido de que como veela debía ser protegida porque los hombres solamente querían follársela y abandonarla.

Por el otro lado, eran los celos que le carcomían y le hacían lagrimear. ¿Por que lo suyo no puede ser así de sencillo ‘me gusta alguien, me cuesta expresarlo, lo expreso como puedo, me quiere también’. También quería algo fácil, una cosa fácil aunque sea. Criar a Madison sola, trabajar, estudiar, pasar tiempo con la gente que quería, tratar de tener trato con su madre Mylenka en secreto para que no se enojara Mamá Ulrika. Nada era sencillo, y no hablaba de la parte romántica porque si lo hiciera probablemente sería peor. Una parte decía ‘quiero alguien que me quiera por quien soy’ mientras la otra le recordaba que eso era tonto porque aunque la quisieran ella no podía entregarles nada en este momento.

Pero finalmente optó por la tercera, esa que si bien le apretaba el corazón y se sentía raro, no podía evitar estar contenta por su amiga. Tras tanto sufrimiento finalmente alguien estaba dispuesto a ver más allá de sus humores a veces repentinamente feos y puede que del hecho de su problema peludo, así que lloró entre risas, se abrazó más (si es posible) y le dio un beso en los labios, cortito, un piquito de cariño, emocionada ante el prospecto de que su amiga tuviera a alguien que la cuidara y consintiera en el colegio ahora que ella no estaba.

"Prometo no amenazarlo salvo que te haga sufrir mucho." Respondió aun riendo, sin poder mover los brazos de lo enredados que estaban.

Me sonrío ante su promesa y su demostración de cariño estrechándola con mas fuerza contra mi cuerpo. Esta mujer, tan dulce y tan importante para mi. Agradecía el haberla cruzado en mi vida y el aun mantenerla conmigo.

Sabia por que decía lo de la amenaza. Un millón de veces había oído a Jesse decir las estupideces de que si se acercaban a los hombres iban a follarla y dejarla tirada por ahi. El y sus ideas idiotas cuando era el primero en conseguir un follamigo nuevo y dejar tirados a los demás.

-Descuida... esta loba tiene garras para ponerlo en su lugar si se porta mal... - Le digo con una sonrisa - Pero que a mi me guste alguien no significa que esto se pierda. Tu y Mad son lo mas importante que tengo... así que tu y ella siempre serán mi prioridad numero uno, sin importar nada, y no creo que a el le moleste... Lo prometo por todo lo que es sagrado que nunca dejaran de ser mi prioridad... -Mi tono era serio ahora y le extiendo el meñique de la mano izquierda - Lo juro por la garrita...-

Si me gustaba Aaron, pero el había aparecido ahora en mi vida y eso no iba a desplazar a estas personas tan importantes que tenia.

La visión que siguió fue divertida realmente, ya que Louise parecía la Louise inhibida del colegio la cual la dejaba algo atontada e infantil, por lo general exagerado por si misma para poder hacer que la gente la ignore más rápido.

Había creado su propio comportamiento como si hubiera sido un titiritero de la mente, había hecho todo en base a Emma y Emma había respondido de igual forma convirtiéndose en la matona que Louise solía ser. Era la forma que tenían de sobrevivir separadas. Era algo que sabía Solar podía haber visto ya que en Inglaterra lejos de su familia era otra la rubia que encontraba cuando se iba a Alemania.

Louise era una matoncita de medio pelo que ayudaba a las mestizas que tenían que saliral mundo desde temprana edad. Su principal inspiración siempre fue Mamá Ulrika a quien sinceramente admiraba por su fuerza de mantener un grupo tan grande de veelas y poder otorgarles la protección no solo física sino que psicológica también que necesitaban, un respaldo social que con otras personas no habrían tenido.

Pero aquí estaba, acurrucada como una bebé, solo separandose para inspeccionar el dedito extendido a ella con sus enormes ojos celestes antes de estirar el suyo propio y enredarlo también, sacudiendo las manos con los deditos con el ceño fruncido en testarudez. "Es una promesa... así que... ¿cuando conoceré a Aaron como novio oficial?" Preguntó con esa sonrisa inocente que claramente demostraba habría preguntas incómodas en modalidad ‘padre de familia’.

"¡Oh! ¡Oooooh!!! Me olvidé! No te mostré!" Saltó de repente buscando su bolsa pero negándose a bajarse de Solar al hacerlo, causando una escena graciosa porque se movía para todos lados mientras hablaba. "A las dos semanas se le cayeron las plumitas a Madison! Mira, te traje dos." Aclaró mientras le mostraba pequeñas plumitas blancas que parecían de un pichón de paloma blanca más bien.

Pluma:

Me sonrío cuando ella entrelaza su dedo con el mio. Era una promesa que no planeaba romper. Durante toda mi vida había intentado no hacer demasiadas promesas mas que a mi misma. Pero las que había hecho nunca las había roto.

-No es mi novio.... nunca hablamos de noviazgo solo de que nos atraemos... No se si yo pueda soportar un novio... No se si estoy preparada para eso... - Le digo riéndome. Estaba segura de que no estaba preparada para algo así, pero iba a intentarlo igual. Mire con curiosidad lo que tenia para mostrarme. Mi rostro se ilumina cuando veo las plumas - ¡Ya se le cayeron! ¡No puedo creerlo! - Las acaricio con delicadeza, disfrutando de su suavidad, mientras mis ojos se llenan de lagrimas, antes de abrazar a Lou con fuerza - Gracias por el regalo... y por ser ustedes parte de ese regalo...-

Susurro dándole un beso en la mejilla, pero aun manteniendola aferrada con fuerza.

Lo que siguió en el salto fue finalmente el desparramo de brazos y piernas cuando la silla de Sol se inclinó hacia atrás entre las risas de Louise y el grito de Madame Rosmerta que ya había visto esta escena suficientes veces como para resultarle predecible el hecho de que la rubiecilla riera sin la más mínima intención de levantarse de su posición por al menos 5 minutos.

Spoiler:

Off: Sipis! La cierro ya.