¿Llamas a eso una poción? // Alumnos

La mazmorra estaba fría como siempre, las corrientes de aire eran ahora mas notorias por la reparación del castillo. Una finísima capa de polvo cubría las mesas y el escritorio. Una gota caía de la pileta de piedra donde se podían lavar las manos.

Frente al escritorio una figura neblinosa flotaba. Alguien a quien todos creían que estaba muerto se encontraba nuevamente ocupando el puesto que había llevado demasiado tiempo.

Su rostro de piel cetrina estaba serio. Su cabello aun se veía grasoso aunque estaba muerto. La túnica flotaba a su alrededor haciendo un Frufrú ahogado.

Estaba esperando a que los alumnos entraran a la clase para llevarse la sorpresa. Una mueca de intento de sonrisa estiro su piel.

Salí temprano de la sala común de Slytherin, en parte porque tenía ganas de llegar a mi clase favorita y porque no tenía ganas de verle la cara a nadie de Slytherin aquella mañana ni siquiera a Astoria. Me puse el uniforme del colegio y salí rumbo al salón en las mazmorras que siempre tenía un penetrante olor a la pociones que allí se preparaban. Ciertamente me preocupaba quien daría la clase de Pociones aquella año, pues se había rumorado que Slughorn se había ido por las buenas. La verdad es que era un alivio, porque siempre me había gustado más Snape, que Slughorn que siempre andaba tras Harry Potter.

Entré al aula, que siempre me había producido una tranquilidad que no había sentido en ninguna otra parte. Los calderos, los vapores, y el hecho de no tener que agitar la varita en ningún momento. Sin embargo, solté un respingo al notar quien estaba al frente.

—¡Profesor Snape! —exclamé. Al final tendríamos un buen profesor de pociones, aunque fuera uno malhumorado por la vida—. Buenos días.

Fui, con todo mi material, a buscarme un lugar entre los de en medio, al lado del pasillo, para poder ir de un lado a otro con facilidad si necesitaba material y me puse a acomodar mis cosas, esperando a que los demás empezaran a llegar.

Llegaba emocionada a la primer clase de pociones del año.

Realmente era algo maravilloso el inicio de las clases, pocos podrían apreciar ese tipo de cosas, ella que en realidad no debería estar aquí lo estaba y encima estaba estudiando, era una experiencia maravillosa en si misma, era ver que realmente el mundo no se había acabado finalmente.

Y fue cuando vio quien estaba al frente de la clase, cosa que le puso un poco nerviosa... los fantasmas no detectaban cambios, ¿no? Era... normal, Binns no se acordaba ni de los nombres de sus alumnos, ¿verdad?

Se sentó en un rincón como una ardilla a la cual le habían castigado, solo faltaban los pucheros, pero si fuera un perro las orejas estarían contra el cráneo y probablemente haría explotar la poción por los nervios por lo que no se atrevía a tocar los ingredientes sobre su mesa.

Pociones. Tengo que sacar una E en ese TIMO para seguirla cursando y, aunque la materia no me entusiasma demasiado, sé que son útiles y muy peligrosas, aunque la mayoría no se encarga de estudiarlas a fondo. Muy poca gente conoce todas sus propiedades y es por eso precisamente que lo mejor es que siga estudiando sobre ellas. El inicio de las clases me ha dado una excusa para no pensar en todas las tonterías que pasan por mi cabeza, lo cual es un alivio.

Entro al aula, determinado a estudiar y mi boca se abre en una gran O cuando me doy cuenta de quien está al frente. Nada más y nada menos que el mismísimo Severus Snape. Me quedo sin palabras un momento y creo que el lo nota pero me da igual. Ahora lo veneran como héroe de guerra y a mí me consta que no era mal profesor, pero sigue sin gustarme. Con suerte, no será tan parcial con sus propios estudiantes. Me dirigo a la esquina donde ya hay una chica rubia sentada y me siento. Noto que ya hay una chica pelirroja sentada por allí, en el centro, pero si me lo preguntan, prefiero las esquinas, donde nadie nota lo que estoy haciendo.

—Hola... —le digo en voz baja a la rubia, que si no mal recuerdo, es de Hufflepuff.

Una segundo lugar así, una segundo lugar así; creo no me habían dejado más de una noche, antes de hacerme ir al segundo lugar así y es que se me hacia demasiado; yo era siempre la misma, pero las emociones que me atacaban en esos momentos eran demasiadas, demasiadas como para pensarlas todas a mi ritmo de muñeca. Pociones me habían dicho que era y la verdad eso no me gustaba, me hacía pensar; pensar en ello, en las cosas que ella me hacían tomar para dañarme, retorciéndome entera mientras no podía detenerlo.

Y además, a medida que me iba acercando lo notaba, ese lugar; ese lugar era frio y su frio se mesclaba con el de mi cuerpo para entumirme entera, ahí; en esos pasillos obscuros que ya me hacían andar con mi mano empuñada en el pecho mirando hacia cada esquina por si había alguien que me quisiese tomar. Llego a la puerta, bajo mi mano; me tomo la otra como siempre bajo mis ropas y entro; entro para ver a un ser blanco, no del todo visible; un hombre que parecía desvanecerse así mismo en el frio.

Al verlo no hago nada aparte de estrujar un poco mas aquella mano que me tomaba; no sabía lo que era o quién era, pero me hace algo y tan rápido como lo miro; solo quito esa vacía mirada mía para mirarlos a ellos en la sala, a la chica que había acompañado en la noche de mi pieza y a él; a ese el que esta muñeca sentía como un cálido cercano a sus hilos.

Me acerco a donde están ellos sin decir nada, poniéndome al otro lado de el,  silenciosa; como si quisiese que nadie me viera; aferrando mis manos ahí entorno a mi torso como un abrazo en el cual me aprieto por un momento debido el frio que de pronto sentía por todo, por ese lugar, el miedo o ser una muñeca.

Avanzo por las mazmorras tranquilamente. Admito que esas paredes, de alguna forma me recuerda a mi encierro bajo la casa de los Malfoy, pero incluso en un lugar tan tenebroso hice una amistad inesperada. Hay que ver siempre lo positivo.

Y creo que no pude evitar sonreír al ver al fondo de la clase la imagen de aquel profesor. De alguna forma, resulta reconfortante no ver tantos fantasmas en el castillo. Es la manera de ver que aquellos que se fueron lo hicieron con ganas, seguros de haber cumplido con su parte en este mundo. Si el profesor estaba allí, es que quizás sintiera que era su lugar, una deuda pendiente. Quién sabe, pero me alegra que sea así.

-Buen día, profesor.- Saludo, antes de ponerme junto a Isabelle, sacando mis libros que coloco junto al caldero.

Para Alan, un alejado de las materias largas y detallistas como Pociones, la ida de Snape y la ocupación de su puesto por el profesor Slughorn había sido un alivio, también para el contador de su casa ya acostumbrado al "diez puntos menos para Ravenclaw Cromwell, cállese". Sin embargo había lamentado la muerte del profesor como la de cualquier ser humano, pues para él, ajeno al ED, la muerte de Snape había ocurrido en circunstancias no muy esclarecidas.

Su vida escolar también había comenzado tranquilamente hasta que tomó el pomo y abrió la puerta, se vio imposibilitado de moverse por los próximos diez segundos haciendo que el alumno que venía detrás de él no pudiera pasar.

¡POR MERLÍN!-La voz se le quebró en su acento irlandés y ahí se quedó con la boca abierta hasta que consiguió mover las piernas que ahora se sentían de plomo hasta uno de los bancos de la mazmorra. Snape...fantasma....Severus Snape....fantasma, y ahora seguramente eterno profesor de Hogwarts.

Entre en clase ya habia un monton de alumnas el chico de criaturas amgicas y Alan.
Que genial dar las clase todos los cursos juntos
-Ups, perdon, buenos dias -solte una risita por lo bajo, habia tropeazado con un pupitre por ir pensando en ..... en el de siempre claro. Asi que no pude contener una risita pensando en lo estupida que pareceria
Me puse lo mas cerca posible de Louise y volvi a reir, le susurre -que torpe soy, si no fuese pensando en mmmmm bueno cosas ya sabes.
Luego salude a Luna con un efusivo movimiento de mano y una sonrisa gigante
¿Nos pondria por parejas? ¿solos? si era por parejas seria por cursos o que? bueno daba igual. Que bueno tenemos un profe fantasma, buf con una cara de malas pulgas impresionante, mejor meto la cabeza en el libro y me callo

"Hola!" Sonrió exclamando al ver a Dennis en clase. Era la primera vez que compartía clase con él ya que eran de diferentes años, pero estaba tan emocionada como en cualquier momento...

Claro, al menos hasta que descubrió en que clase estaba... y ahí ya no le gustó tanto. De hecho, tras el pequeño gritito se tapó la boca y bajó la cabeza esperando el ‘10 puntos menos para Hufflepuff’ que parecía acompañarle siempre en Pociones... lo bueno, al menos no era Transfiguraciones, ahí era en el mejor de los casos 20 puntos menos y detención por ‘no estudiar’... pero ella estudiaba, solo la transfiguración le resultaba demasiado antinatural para sus ideas personales.

Vaya genial un profesor fantasma, esperaba que las clases fueran "normales" habian tenido una vez un profesor fantasma en pociones y el profesor tenia la costumbre de aparecer en el caldero metiendose por debajo, para comprobar la consistencia de la pocion, lo que solia provocar algunos desastres por asustar a los alumnos y hechas gotas de mas, o todo un frasco de algun elemento.
En fin casi ni miro a sus compañeros porque llegaba justo de hora y la verdad aun no le habia dado tiempo a conocer a nadie

Pociones, realmente deseaba ese NEWT para poder entrar a la academia de Aurores... no que lo necesitara realmente y cuando no, muchos ya conocían su genio como para poder pasar sin necesidad de esta clase en primer lugar. Pero estar en Hogwarts aunque todos creyeran que se veía más consumida le alegraba en cierta medida...

En cierta medida que al entrar al aula de pociones no pudo recordar ya que nada más abrir la puerta su corazón se aceleró y comenzó a retroceder. No podía ser, no se suponía que regresara de entre los muertos aunque hubiera muerto como un héroe, simplemente... no, no... diablos.

Hasta ahora no había llorado nunca, pero suavemente se alejó de la puerta, emprendiendo una loca carrera lejos del aula de pociones.

Llego a la clase, poco entusiasmada realmente. Los últimos reemplazos que habíamos tenido fueron un fiasco. Era una de las mejores materias que teníamos y no había nadie que la diera como la gente.

Veo a Hermione salir corriendo de clases. ¿Otra vez iba a escapar? La miro con el ceño fruncido, realmente le estaba costando demasiado el ultimo año de clases. Entro al aula y veo a varios de mis compañeros pero antes de avanzar me detengo observando a quien estaba en el frente.

No podía ser...

Una sonrisa ilumina mi rostro al ver a ese profesor. Aunque fuese una forma de fantasma era Él quien volvía a dar las clases de pociones.

-Buenos días Profesor...-

Le digo sonriéndome aun, antes de tomar asiento detrás de Isabelle. El día comenzaba bien con una buena clase de pociones.

Esta vez me había propuesto llegar a tiempo. Me encontraba justo en la puerta de las Mazmorras, caminé hacia el aula y entré sin miramientos.

Enseguida vi el cabello rojo de Isabelle, andaba de un lado a otro tomando ingredientes y puliendo su caldero. Se notaba que era una de sus asignaturas favoritas, me senté y la saludé.

En ese preciso momento vi como una neblina, me giré y enmudecí. No podía ser, me habían contado tantas historias, tantas mentiras o verdades, y ahí estaba: Severus Snape.

Llegaba sobre la hora a la clase de Pociones. La realidad es que no quería ir y encontrarme con algún idiota dando clases como los últimos que habíamos tenido. Esperaba que Slughorn no hubiese vuelto a la escuela para retomar el puesto que había quedado vacante.

Abro la puerta y me detengo en la misma al ver al profesor. Vaya sorpresa de ver al profesor Snape al frente aun como fantasma. Sin duda iba a tener que hablar con el luego... Hago una inclinación con la cabeza antes de tomar asiento por el medio, serio y en silencio.

Los observo entrar, con expresiones sorprendidas. "Si... soy un bastardo afortunado" pienso irónicamente al estar nuevamente frente a esta panda de ineptos que me tocaban como alumnos. Pero puedo reconocer a aquellos que realmente se esforzaban en mi materia. La mayoría de Slytherin, aunque ahí estaba la chica lobo de Gryffindor. Una leve mueca similar a una sonrisa de satisfacción surca mi rostro.

Llegaban todos bastante puntuales, lo que era bueno, ya que eso quería decir que habían aprendido bien a respetar los inicios de las clases. Entrecierro los ojos al ver a Granger irse, si... huye. Seguramente esto era un shock para ella. Me descruzo de brazos al ver al ultimo en entrar. Vaya vaya... Malfoy... Floto un poco hacia adelante, para posarme cerca de los primeros asientos.

-No tolerare llegadas tarde a la clase.... quiero puntualidad... Se que todos están ocupados con la reconstrucción pero eso no va a impedir que dejen de ser unos burros y aprendan... Durante el primer trimestre nos vamos a dedicar a pociones sanadoras... ¿Es la única forma de curar a alguien?-

Gruño la ultima parte antes de flotar nuevamente al frente.

Escuché lo que decía el profesor mientras se acercaba.Levanté la mano esperando una señal.

-Lo cierto es que no profesor-tomé aire- la piedra bezoar por ejemplo es un buenísimo antídoto y existen hechizos como "Episkey" que intervienen en la sanación.

Me fijé en el entrecejo grisáceo del profesor el cual se arrugaba.

-Aunque no son tan potentes como las pociones sanadoras, es por ello por lo que son tan importantes y complicadas de realizar-tragué saliva esperando una respuesta de la nebulosa andante.

((No sé para qué hablas Aria...))

Acabé de ordenar todo mi material justo cuando Snape comenzó a hablar. Saludé a Aria cuando la vi entrar y me dispuse a poner atención. Del regreso de Snape había dos reacciones: sonrisas pequeñas, satisfechas, como la de la chica lobo, Solar, que a pesar de estar en Gryffindor siempre había sido una admiradora ferviente del profesor, o decepciones como la de Louise que se había ido a recluir al fondo del aula. Realmente, Snape podía ser duro, pero era un experto en pociones. Cuando Aria terminó de hablar, alcé la mano, a ver si podía ayudarla un poco...

—Ehm... profesor —empecé—. Me parece que, aunque las pociones curativas son siempre más específicas y mucho más confiables, un hechizo, en una situación desesperada puede salvarle la vida a alguien, o detener una hemorragia. Al menos, hasta que se le pueda administrar una poción o esta este lista... —Me quedó pensando un momento, al menos como terminar esa parrafada—. Podría decirse que tanto los hechizos curativos como las pociones van de la mano.

Me quedo callada. A ver si no la embarré más.

Escucho las respuestas, con mi mano también alzada. Aunque no creo que pueda agregar alguna otra cosa a esas respuestas. Hum... Al profesor no le gustaba mucho que yo interviniera en vida. ¿Será igual ahora que es un fantasma?

-La verdad, no hay mucho más que agregar. Hechizos y encantamientos para heridas leves y detener hemorragias, pero para reparar huesos, por ejemplo, o curar heridas graves internas, lo mejor es una poción. ¡Ah! Y también hay algunas criaturas mágicas con propiedades milagrosas en cuanto a curar heridas, como con su canto, o usando la lengua para limpiar la herida. Pero eso no cuenta ni como poción, o hechizo...- Me quedo pensativa, ¿un canto se puede considerar como ingrediente de una poción o como el elemento verbal de un hechizo? -¿Profesor, si pronunciamos alguna palabra con la varita mientras hacemos una poción, no interviene también un hechizo?-

Sí había alguna duda de que era, o fue, Snape lo que estaba flotando en frente del Salón, entonces se disipó completamente al abrirse la boca de este y proferir las usuales indicaciones respecto a la ineptitud general en su materia, de modo que Alan trató de adoptar la posición común para las clases del ahora eterno profesor: Callarse, y poner cara de que estaba entendiendo lo que le decían.

Era difícil, ver a Snape ahí, hecho fantasma, pero sería peor para aquellos que sangraban por dentro, un eterno recordatorio de las victimas de la guerra. Y ahora que lo pensaba ¿Qué carajos había pasado con Snape? ¿No estuvo con los Mortífagos? ¿Entonces porqué volvía?

No eran preguntas que uno podía hacerle a Snape, o a los profesores, ¿Quizás a Hermione? Pero ella había quedado tan sorprendida que no había podido entrar al aula....algo muy extraño había por allí.

casi en un susurro, sin intencion de que me oyeran, mas pensando en alto que diciendolo para la clase añadi -Vulnera sanentum que coincide que es suyo profesor
Segui atenta a la clase. No queria perderme nada, aunqu eno era una de las asignaturas en las que necesitaba mejor nota siempre me habia parecido interesante.

Hola...

Le escucho decir a la chica que me acompaño anoche en mi lugar, sintiendo algo que me recorre hasta alcanzar mis mejillas, casi como si me hubiese hecho algo el que ella le hubiese hablado a el. Pienso que no quiero mirar, que solo quiero quedarme ahí deseando que nadie me vea; pero creo que me engaño, pues lo termino haciendo, moviendo mi cabeza para mirarlos a ellos dos un instante, viendo como aquella princesa ahora no se ve tan bien...

¿Puedo estar aquí?... Le pregunta el cuando vuelvo a mirar hacia ningún lado; tal vez sintiéndome mal por el simple hecho de haberme puesto cerca de ellos, yo... alguien que tal vez no debería estar interrumpiendo a los que no son como yo.

El hombre de frio habla, es presionarte, invasivo; siento que podría querer fijarse en mi y hacerme algo; me molesta y es que yo; ya no quiero nada de eso, no quiero.... Otras lo interrumpen, lo interrumpen con sus palabras ¿Explicaciones?...

Tal vez, pero lo cierto es que me hacen liberar un suspiro, un pequeño suspiro de alivio...

Era cierto lo que decía Isabelle. Ambas iban de la mano, aunque las pociones que ya estaban hechas eran fáciles de administrar, en cambio los hechizos de curación no siempre salían bien. Había que tener cuidado al momento de administrarlos. Recordaba como Lockhart le había sacado todos los huesos del brazo a Harry en nuestro segundo año y el había comentado que hacerlos crecer había sido desagradable y doloroso. Levante la mano levemente.

-Si bien los hechizos se aplican en el momento, quien los hace debe tener un buen conocimiento del mismo conjuro. Una palabra mal dicha o un mal movimiento podría generar mas consecuencias que soluciones a la persona que se intenta curar. Si bien hay hechizos simples que no requieren de mucha practica, siempre es preferible la poción antes que la varita...-

Esperaba que no le hubiese pifiado con lo que había dicho.

Al parecer había ansiedad de respuestas. Muchas de las chicas estaban deseosas de responder bien a las preguntas de Snape. Yo simplemente me quede en silencio. No podía hablar, inclusive me costaba mirarlo. El había muerto por haber eliminado a Dumbledore cuando esa había sido mi tarea, y yo como cobarde no la había podido cumplir.

Cerré los ojos unos instantes y apreté los puños, No podía hablar, ni podía moverme. Simplemente me quede ahí en silencio, escuchando el parloteo de las mujeres que intentaban complacer al profesor con sus respuestas.

"Claro, Niniel, ven." Indicó a su otro lado para que Niniel se sentara con ellos aprovechando los bancos largos de 3 personas mientras trataba de prestar atención al frente, aunque entre que miraba al frente y pensaba la pregunta ciertamente tenía unas 4 dudas más que no rondaban en absoluto el tema de Pociones...

¿Como había muerto Snape?
¿Por que regresó como fantasma, que había dejado inconcluso?
¿Por que estaba enseñando pociones y no defensa contra las Artes Oscuras?

Esto último era principalmente curioso para ella, porque ciertamente no sabía como iba a demostrar las pociones...

De hecho, tampoco podría demostrar los hechizos, así que más bien hubiera sido útil para Historia de la Magia o Estudios Muggles.

¿Que se sentía estar muerto? ¿Era feo, curioso, no se sentía nada? Quizá debía prestar atención al frente...

Yo la miro a ella cuando me recibe, y creo que lo hago algo aliviada en realidad; aliviada de no estar molestando tanto e incluso llegando a hacer alguna mueca de alivio con mis labios. Me quedo temblorosa, el no me habla; pero yo estoy ahí a su lado y de pronto no se qué hacer; siendo aquel pensamiento inquietante el que se me viene a la cabeza de pronto; el de que ella me peinaría en algún momento como deje que se aceptara en aquella noche donde no podía dormir.

¿Porque él esta así? ¿Le han hecho algo? Acabo preguntando tímida y con voz baja hacia el lado, tal vez a él o tal vez a ella; pero refiriéndome a la figura fría del frente; aquella que intimidada y hacia algo.