Familiar Taste of Poison || Judith

Cuando llegué no sabía que esperar. Es normal en mi. Realmente. Es algo que tengo en las venas tras haber visto a Edward, a Celelia, a Solaranielle. No sé si quiero estar aquí. Por que todos dicen que Edward no me ama? O será que soy yo la confundida y realmente no lo hace y solo alargo mi propio sufrimiento. Será que soñar es mi placer y aferrarme a imposibles es lo que mejor hago.

A quien trato de engañar? Soy yo. Ellos me hicieron asi. Me usaron como un muñeco elástico. Me tiraban de un lugar al otro esperando que hubiera otros resultados. Pero era imposible. Nada podria borrar de mi memoria lo que hacían. Lucian y Victor. Mi sangre se había podrido en las venas de mis hermanos y me hizo notar que quizá. Quizá no soy tan diferente. Ninguna manzana cae demasiado lejos del árbol, solo unas tardan más en podridse que las otras, algunas son consumidas por los gusanos desde dentro. Mi familia quizá es mi propia oscuridad, tan preocupados por si mismos. Tan preocupados por ser los más fríos o calculadores, los que tuvieran la última carta en sus manos que nadie nunca notó al último eslavón. Ese que no quiere ser como ellos.

Pero cuando ves demasiada realidad todo se separa como en el mar rojo y queda un vacío, un camino. Ese camino es el limite. Cruzar la barrera y saltar al vacío. Y yo siempre tiento mi suerte, subiendo a lo más alto y observándolo. Cuanto cuesta dar un paso más y dejarme morir? No quiero, tengo a Edward ahora. Pero también temo que lo que me dicen los otros sea cierto. Sea verdad y entonces... estare sola y abandonada en el eterno gris que es todo lo que puedo ver desde hace años. Seré nuevamente la nada y me abrazaré a mi propia oscuridad, dañándome, hiriendome, matandome. No sería más fácil hacerlo ahora y olvidarme de eso?

Siento algo que me tira desde atrás. Me sostiene, el aliento que me deja en el borde, tan cerca del fin y a su vez tan lejos. Suspendida. No. Suspendida tampoco parece ser la palabra exacta cuando siento el filo atravesar mi ropa. El dolor no llega. Aun no lo registro cuando del cabello me arrojan al suelo. Que esta pasando? Que es esto? Siento metal sobresalir de mi. Siento el calor de mi sangre. Mi propia sangre y la vida escaparse. Este es realmente el final? Esto es realmente lo que se siente morir? Tengo miedo.

-Ayuda.- Susurro a la sombra que lentamente se cierne sobre mi. Es quien ha puesto fin a mi sufrimiento? Pero entonces. Por que no quiero morir? Por que tengo miedo? Realmente... me he convertido en un esqueleto? del placard de alguien mas? Son tantas las preguntas que me rondan que no se como alguien podria responderlas. Siempre papá dijo que era una habida buscadora de acertijos a los cuales nadie podia dar respuesta. Pues aqui esta uno. Si no quisiera vivir. Por que estaría luchando por sobrevivir?

Quien sea lo sabe. Lo puedo ver en esa mirada violeta tras la mascara de ceramica. El vestido es inmenso y no se como puede moverse en el. Pero seguro que puede hacerlo. No solo puede sino que lo hace, su guante rojo está manchado. Lo puedo ver cuando se agacha, una mano extendiendose para tomar la empuñadura del cuchillo pequeño y curvo que se ha clavado en mi lado como la garra de un animal salvaje.

No quiero morir...

"¿Ves? Siempre tan preocupada por morir o no morir... Tan encerrada en ti misma que no puedes ver a tus costados. Eres patética... tan débil y patética. ¿Acaso no recuerdas? ¿No recuerdas como te acurrucabas aterrada en ese rincón? ¿Como tus hermanos las torturaban? ¿Como mataban a los impuros para conseguir un segundo de satisfacción? Y ni notaban tu presencia o no querían notarla quizá. Quizá querían que lo veras, querían destruir las migajas de tu cordura y tu los dejaste." La voz es pesada, suave, encantadora, pero tétrica como augurio de muerte. Esto era Judith, un ave, la dama de corazones en el mazo de cartas.

"Necesitas motivación, te dejas abusar emocionalmente porque no comprendes lo que es estar bien y te dejas maltratar físicamente por mi que solo trata de hacer lo que deseas. Pero estoy parada mirándote a los ojos, viéndote rogarme para que te libere, no quieres morir, no quieres vivir... sé lo que quieres. Sé lo que anhelas más que nada." Murmuró sacando Dittany, retirando el cuchillo solo para humedecer abundante la herida antes de ponerse de pie, el vestido moviéndose como si hubiera un viento personal.

"Siempre observando y tu debilidad jamás te lo permitió. Apuesto que serás una linda dama de Tréboles... después de todo, lo único que deseas... es esa redención que te robaron de ente tus manos. ¿Recuerdas? ¿Recuerdas cada grito? ¿Como los veías?" Con cuidado, de la falda sacó una mascara, ocultando la expresión de dolor de la castaña, allí como una locura del momento, como si simplemente quisiera ver como le quedaba antes de pararse y alejarse lentamente con el objetivo de marcharse del lugar.

Eso es todo. Redención es lo que busco, que palabra tan absurda aun para mis oidos. Realmente es algo que no puedo evitar. Deseo redibujar todo, deseo volver a empezar. Podría haberlos defendido y no hice nada.
Es la culpa lo que me carcome, la ineludible culpa. Es el hecho de que estaba allí y mientras otros sufrían yo salí ilesa. O quizá es que mi enfermedad distorciono esa realidad y esa mentira que cree es lo que le vendi.
Conozco esos ojos, no seran de alguien amigo, no tengo amigos. Pero ella es tan diferente como yo. Ella sabe lo que se siente cuando me pongo de pie. Quizá cuando lo analice me de cuenta de que esto es absurdo, tan absurdo como caer por la madriguera de un conejo. Es llenar mi alma con algo que no merezco porque alguien me lo da y no puedo hacer más que aceptar.
Realmente había clavado un cuchillo en mi cuerpo. Es un detalle que es posible olvide convenientemente ya que me dio lo que pedia y no lo que necesitaba. Las consecuencias son estas.
He caído por la madriguera del conejo, no tengo escapatoria, todo lo que creía era mio de repente ya no lo es más. No tengo norte, no tengo sur y me converti solamente en uno de tantos bufones en un mazo de cartas maldito. Redención. Existe realmente eso? Puedo purgar pecados ajenos? Es doloroso solo pensar en todo el tiempo que debere vivir para volver a ver realmente la luz del dia. Y es que he negado tanto tiempo mi vida, he negado tanto tiempo lo que hice que peco de ignorante ante el dolor ajeno.
Como deshacer lo que hicieron mis hermanos? Puedo llegar a hacerlo? Puedo llegar a esa tosca iluminación que solo vislumbre en las puertas de la muerte?
Ellos me necesitan no porque sea alguien poderoso.
Me necesitan para que sea el alma.
Soy Argine, o Regina si alguien lo prefiere. La dama de tréboles de la baraja de Wonderland.